El Misterio de la Cripta Embrujada Eduardo Mendoza Editorial Planeta

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El Misterio de la
Cripta Embrujada
Eduardo Mendoza
Editorial Planeta
Autor:
Eduardo Mendoza nació en Barcelona en 1943, publicó su primera novela en 1975: La verdad sobre el caso
Savolta, y con ella obtuvo el premio de la crítica. Trataba de la Barcelona de Primeros de siglo.
Nueva York supuso para el escritor una parte importante de su vida (nueve años), así como de su bibliografía
ya que escribió tres novelas allí. Estas fueron: El misterio de la cripta embrujada y El laberinto de las
aceitunas, en 1979 y 1982 respectivamente, además de la antes mencionada La verdad sobre el caso Savolta.
Tanto en El misterio de la cripta embrujada como en El laberinto de las aceitunas se parodia el genero gótico
y se ven claras relaciones con la literatura picaresca.
En 1986 publicó La ciudad de los prodigios, desarrollada también en Barcelona, solo que esta vez está
ambientada en los últimos años del siglo pasado, y los primeros de este.
El estilo de Mendoza es informal e incluso en ocasiones humorístico, como puede ser en el caso de Sin
noticias de Gurb, que escribió en 1990, y en la cual el autor utiliza la sátira como ingrediente principal para
dar forma a la historia, al igual que en El misterio de la cripta embrujada.
La Obra:
Dentro del genero de la épica, El misterio de la cripta embrujada es una novela que podríamos considerar
picaresca, de corte social. Pongo en este orden las palabras "policiaco" y "social" porque es así como se
presentan en el libro las intenciones del autor respecto a lo que va a ser la obra; es decir: lo primero que parece
la obra es una típica historia en la que se investiga la desaparición de una niña; pero según se va avanzando, el
protagonista recorre junto al lector los distintos barrios y los alrededores de Barcelona: "...bajé lentamente por
las Ramblas (...) los alegres bares del barrio Chino (...) el último tren para la Pobla de l'Escorpí salía dentro de
veinte minutos", dando una visión general de lo que es la sociedad de hoy en día no solo en Barcelona, sino en
todo el mundo. Remarca sobre todo las diferencias económicas entre las clases sociales.
El argumento de la obra es relativamente simple, y comienza cuando un comisario de policía, junto con una
monja y un psiquiatra proponen al protagonista que les ayude a resolver un caso a cambio de devolverle la
libertad, ya que este hombre está encerrado en un manicomio y es paciente del propio psiquiatra que en ese
momento se encuentra junto a él. Como detalle importante cabe destacar que a pesar de que los nombres del
comisario Flores y del doctor Sugrañes son mencionados con relativa frecuencia, el nombre del protagonista
no es conocido para el lector.
El asunto del que se encarga el protagonista es la desaparición de una niña de un internado de monjas. Pero lo
que tiene de especial esta desaparición es: ...el extraño suceso que aconteció hace ahora seis años en el colegio
de las madres lazaristas de San Gervasio. Lo que había sucedido seis años antes era una desaparición
prácticamente igual, salvo por la protagonista del misterio.
Una vez informado de los detalles, el personaje principal comienza su investigación, interrogando a diversas
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personas; entre otras a Mercedes Negrer: la que había sido la mejor amiga de la desaparecida seis años antes,
y que por lo visto sabía más de lo debido y había sido desterrada de Barcelona por los padres de Isabel
Peraplana (la primera desaparecida). A cambio de permanecer fuera de Barcelona el resto de su vida, los
Peraplana le habían asignado una pensión y le habían conseguido un chalet y un empleo en la Pobla de
l'Escorpí: un pueblecito de las afueras.
Ella le explica cómo Isabel Peraplana se levantó una noche de su cama cuando un hombre vino a buscarla.
Mercedes la siguió a través del internado hasta la capilla. Allí vio como el desconocido levantaba una de las
losas que sellaban las tumbas que había, y desaparecía dentro de ella con Isabel de la mano. Cuando les
siguió, se encontró con un laberinto, en el que, por amor a su amiga se aventuró. En poco tiempo se sintió
mareada y confusa y, cuando menos se lo esperaba, se encontró de frente con Isabel, y a su lado no vio otra
cosa que los pies del hombre que la había acompañado hasta allí, tendido en el suelo con aspecto de estar
muerto. Como es lógico, Mercedes se asustó al ver a su amiga convertida en una asesina, y pensó en escapar
de allí inmediatamente, pero el mareo y la sensación de languidez pudieron con ella, haciéndole caer al suelo
justo después de Isabel, a la que le había pasado lo mismo.
Al día siguiente de estos sucesos el comisario Flores había interrogado a las dos niñas y, sin demasiado
interés, afirmó que Mercedes había sido la responsable de la muerte de ese hombre, probablemente debido a la
posición social de los Peraplana; mucho más importante que la de los Negrer.
Tras realizar todos los interrogatorios que considera necesarios, el protagonista decide ponerse a comprobar
los hechos. Para empezar, sigue al señor Peraplana a través de las calles de Barcelona para ir a parar al portal
de un edificio de donde ...dos hombres salían del portal acarreando con delicadeza un bulto envuelto en una
sábana blanca...el tamaño del bulto y su forma correspondían a una persona no muy grande, con certeza una
niña.
Ayudándose de una guía telefónica y mediante un engaño telefónico consigue averiguar en que piso viven los
padres de la niña, y decide entrar a hablar con ellos.
Ellos le explican que el señor Peraplana había venido días antes para proponerle el siguiente trato: me dijo que
podía ayudarme...me dijo que la nena no sufriría ningún perjuicio...Hace dos noches trajo a casa a la nena:
estaba muy pálida y parecía muerta, pero el señor nos aseguró que no le pasaba nada, que había tenido que
administrarle un sedante como parte de su plan.
Tras marcharse del apartamento, el protagonista decide que ya es hora de entrar en acción, y esa noche entra
en el colegio de las madres lazaristas de San Gervasio. Guiándose por las indicaciones que Mercedes le había
dado, consigue llegar a la cripta secreta, donde pronto se deja vencer por la confusión que en el provocan las
galerías laberínticas, cuyas paredes están impregnadas en éter. Cuando esta a punto de caer inconsciente, llega
a una especie de sala principal, donde, para su mayor confusión, ve el cadáver de un hombre. Ante la
impotencia por no poder salir, y el miedo a sufrir el mismo destino que ese hombre, se abandona a la
inconsciencia, y no vuelve a abrir los ojos hasta que el comisario Flores le despierta. Empiezan a investigar
por los alrededores de la cripta y encuentran una casa que, según deducen, el señor Peraplana utilizaba para el
contrabando de droga. El papel de las niñas era el de parecer responsables de los asesinatos que Peraplana
había tenido que cometer.
El protagonista
Este hombre cuyo nombre no se menciona en todo el libro, es un personaje muy interesante. Cuando empieza
a investigar el caso, le sacan del psiquiátrico en el que estaba ingresado desde seis años antes.
Físicamente es un auténtico esperpento: ...sin separar mucho los brazos del cuerpo para que no se expandiera
por el ambiente el acre hedor de mis axilas o ...para evitar que se viera el orificio que un colmillo ausente
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había dejado en mi boca.
Pese a su locura el personaje es muy inteligente, ya que es capaz de inventarse cualquier patraña para
conseguir la información que necesita. Por ejemplo, utiliza nombre falso siempre que quiere saber algo. Lo
curioso de esto, además, es que siempre utiliza el nombre Sugrañes: Soy de la joyería Sugrañes del..., Le habla
Rodrigo Sugrañes, director..., etc.
También llama la atención el que a pesar de ser un individuo de una clase social muy baja, que no ha recibido
ninguna educación y que, para colmo, está loco, el protagonista de la obra habla con un vocabulario muy
culto, rico y preciso, lo cual recuerda a las églogas: Una vez a salvo, recapitulé: La entrevista con Isabel
Peraplana podía tacharse sin ambages de fracaso y los peligros por ella arrostrados, de desmedidos en relación
con el beneficio redituado.
Eduardo Mendoza se sirve de este personaje para hacer una crítica y una sátira social. En primer lugar, el
protagonista no tiene nombre, lo que ayuda al lector a despersonalizarle. Sabemos que ha nacido y crecido en
el seno de una familia de una clase social bastante baja. Posiblemente lo que el autor quiere es que nos demos
cuenta de que tratamos a esa clase social como hace el comisario Flores con el protagonista: de forma
despectiva, y siempre a cierta distancia. Otro ejemplo del trato que reciben los de esta condición social es lo
que le dice el dentista: No tienen ustedes de que preocuparse: ni mandan a sus hijos a la escuela ni los llevan
al medico ni les dan de comer: los sueltan desnudos a la calle y allá te compongas()pueden destinar todo su
dinero a degradarse()Si el dinero no les basta, hacen huelga y esperan a que el gobierno les saque las castañas
del fuego.()Y, mientras tanto, ¿quién permite el desarrollo?()nosotros, señor mío...
Este discurso que suelta el padre de la niña en un momento de desesperación es el más significativo y claro de
todo el libro, y expresa claramente las ideas del autor mediante la ironía.
Mercedes Negrer
El segundo personaje resaltable es Mercedes Negrer, y es otro claro ejemplo de cómo hoy en día, según el
autor, quien tiene el dinero tiene el poder.
Esto queda demostrado cuando Mercedes cuenta cómo los Peraplana le habían convertido en la culpable de la
muerte de un hombre con tal de eximir de toda responsabilidad a su querida hija y, sobre todo, a su preciada
reputación.
Cuando Mercedes habla con el protagonista por primera vez, parece resignada al destino que le ha tocado, y
no muestra más que un rencor oculto por lo que le había sucedido. Pero prefiere olvidar todo y no pensar en
ello para no tener más ese sentimiento de impotencia que le atormenta desde dentro.
Pero cuando se resuelve el caso y se demuestra que el culpable de todo es el señor Peraplana, se enciende una
luz en el futuro de todas las Mercedes que existen en la sociedad, oprimidas por los ricos poderosos.
El resto de los personajes no son importantes individualmente, sino que todos juntos forman un personaje
colectivo que es la sociedad. Aquí podríamos incluir a la hermana del protagonista, que es prostituta; a las
criadas del señor Peraplana; al padre de la niña desaparecida, de fuertes ideas franquistas, y extremadamente
conservador, etc.
Respecto a la época en que se desarrolla la acción, el autor no dice nada concreto, pero de lo que sucede en la
obra se deduce que se desarrolla entre finales de los setenta y principios de los ochenta. Podemos saber que es
más o menos ahí por lo que dice el dentista: No creo, por lo demás, que los cambios que recientemente han
sobrevenido a nuestra sociedad sean duraderos. Tarde o temprano, los militares harán que todo vuelva a la
normalidad.
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Juicio sobre la obra
En primer lugar el título corresponde claramente al contenido. Los diferentes títulos que se me ocurren pueden
ser: Muerte en la cripta, o El misterio de la niña desaparecida.
Lo que más me ha gustado y que mejor escrito creo que está es la forma de hablar del protagonista: su
vocabulario es muy rico y utiliza palabras muy precisas para cada ocasión, pero sin llegar a resultar demasiado
rimbombante en ningún momento.
Hay un texto en el libro que llama la atención por el cambio en la forma de expresarse del protagonista.
Mientras que en el resto de la obra utiliza un tono tranquilizador (o incluso cómico en algunas situaciones),
aquí utiliza su rico vocabulario para crear tensión y expresar el pavor que siente cuando se despierta en casa
de Mercedes Negrer envuelto en un sudor frío. Por esto último podríamos titular el texto como Sudores Fríos:
Me despertó un ruido. No sabía donde estaba ni que hacía allí: los tentáculos del miedo () el negro vacío de la
existencia.
El Misterio de la Cripta Embrujada es un libro muy entretenido y fácil de leer, a pesar del vocabulario en
ocasiones complicado que utiliza el autor.
Bibliografía
− MENDOZA, Eduardo, El misterio de la cripta embrujada, 1979, Ed. Planeta, Barcelona, 1ª ed, 1985, ISBN:
84−320−8614−2
MENDOZA, Eduardo, El misterio de la cripta embrujada, 1979, Ed. Planeta, Barcelona, 1ª ed, 1985, ISBN:
84−320−8614−2, pág, 29 y 83
Op. Cit. Pág. 18
Op. Cit. Pág. 136
Op. Cit. Pág. 144
Op. Cit. Pág. 16
Op. Cit. Pág. 18
Op. Cit. Pág. 73
Op. Cit. Pág. 81
Op. Cit. Pág. 79
Op. Cit. Pág. 146
Op. Cit. Pág. 142
Op. Cit. Pág. 103
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