Jaime Pardo Leal, constructor de la Unión Patriótica colombiana

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Jaime Pardo Leal, constructor de la Unión Patriótica colombiana
Después de un recorrido de seis meses por 130 parroquias, la Generala regresa a la Basílica
de Zapopan, en la tradicional romería de cada 12 de octubre Foto: DE REGRESO /
ARTURO CAMPOS CEDILLO
La Unión Patriótica, organización política de izquierda surgida en 1984 como producto de
las conversaciones de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
y el gobierno de Belisario Betancur Cuartas (1982-1986), ha sido víctima del genocidio. Más
de 5 mil simpatizantes, militantes y dirigentes de esa organización fueron asesinados
durante los últimos 23 años, entre ellos dos candidatos a la Presidencia: Jaime Pardo Leal,
en octubre de 1987, y Bernardo Jaramillo Ossa, en marzo de 1990.
Jaime Pardo Leal fue asesinado hace 20 años, el 11 de octubre de 1987, cuando viajaba
desde La Mesa, ciudad del departamento de Cundinamarca, hacia Bogotá, la capital del país
suramericano, que este año es invitado a la Feria Internacional del Libro Guadalajara,
México, a partir del próximo 24 de noviembre.
Al recordar la fecha del sacrificio de Pardo Leal, un amplio sector de colombianos exigimos
el cese del terrorismo de Estado, que mantiene vigente desde hace tres décadas una política
de intimidación y exterminio contra los sectores de izquierda, dirigentes sindicales,
promotores de derechos humanos, ecologistas y quienes se opongan al sistema de
explotación que ha sometido a Colombia a vivir en guerra desde 1948.
Jaime Pardo Leal, nacido en la población cundinamarquesa de Ubaque, tenía siete años de
edad cuando mataron a Jorge Eliécer Gaitán Cortés y se desataron los acontecimientos
conocidos históricamente como El Bogotazo. Durante su niñez, adolescencia y juventud,
escuchó hablar de las injusticias sociales y económicas, algunas de las cuales también
padeció.
Hombre de principios, Jaime Pardo, desde joven, estudió y trabajó con pasión. Se enamoró
de las leyes. Soñó una Colombia donde se respetara el Derecho. En 1959 ingresó a la
Universidad Nacional. Simpatizó con las ideas socialistas y abrazó la causa de la Juventud
Comunista. Por su participación como activista, fue expulsado en 1962. Poco tiempo
después regresó y concluyó la carrera para convertirse en abogado en 1966.
Para entonces se había casado con Gloria Florez, el amor de su vida. Trabajó en el Juzgado
Tercero Penal Municipal. En ese lugar conoció los salarios modestos y los horarios largos.
Se apasionó por su trabajo, mientras continuaba en actividades políticas dentro del Partido
Comunista Colombiano.
Jaime hizo muchos amigos en los juzgados por su buen carácter y conocimiento. Era buen
conversador, orador fogoso y abogado distinguido. Por esas cualidades llegó a ser líder
sindical, fundador de la Asonal Judicial, organismo donde se agruparon los trabajadores del
Poder Judicial. Se desempeñó como juez penal en Duitama, municipio de Cundinamarca,
juez superior durante 16 años y magistrado del Tribunal Superior de Bogotá.
En 1984 la Unión Patriótica lo escogió como su candidato a la Presidencia de la República.
Jaime fue de los constructores de esa colectividad que proyectaba el avance de la izquierda
y la posibilidad de llegar al poder a través de elecciones y luchas políticas legales. Reconocía
también la validez de la lucha armada en un país donde la justicia se aplica injustamente
para favorecer a los privilegiados y castigar a la mayoría de la población.
La Coordinadora Nacional de Víctimas y Familiares del Genocidio contra la Unión
Patriótica ha establecido el 11 de octubre como Día Nacional para la Dignidad de las
Víctimas del Genocidio contra la Unión Patriótica, para dignificar la memoria de las miles y
miles de personas que han sido asesinadas, desaparecidas, desplazadas, exiliadas o
torturadas por defender un sueño y una convicción política.
Durante este fin de semana se realiza en la Plaza Simón Bolívar de Bogotá la exposición
denominada Memoria Viva en la Plaza, donde se exhiben objetos personales de las víctimas,
que familiares y amigos han conservado. Ahora son mostrados en la búsqueda por
dignificar la memoria.
En las ciudades de Armenia, Barranquilla, Cúcuta, Duitama y Florencia, miles de voces
colombianas exigen al gobierno de Alvaro Uribe Vélez cesar sus crímenes contra
pobladores indefensos. Más voces se unen a favor de un acuerdo humanitario que permita
la liberación de nuestros compañeros presos políticos, así como la entrega o canje de
rehenes en poder de las FARC.
Romper el silencio y vencer el miedo en una Colombia secuestrada por la narcoparapolítica,
intervenida desde siempre por los gobiernos de Estados Unidos, donde un gobierno pelele,
el de Uribe Vélez, sigue arrodillado ante el imperio, mientras amenaza a la población que
desea paz y justicia social.
http://www.lajornadajalisco.com.mx/2007/10/13/index.php?section=opinion&article=00
2a1pol
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