LA VIDA DEVOCIONAL "Separados de mí, nada podréis

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La Vida
Devocional
LA VIDA DEVOCIONAL
<< Separados de mí, nada podréis hacer >> Juan 15:5
¿Qué es un <<devocional>>? ¿Y una <<vida devocional>>? ¿Son acaso términos
sinónimos? En la mayoría de los casos, ambos términos son utilizados de modo indiferente,
como si significaran lo mismo, pero en realidad, no lo son. Un devocional es un momento,
un tiempo determinado en mi día, en el que de un modo especial, me dedico a mi cuidado
espiritual y comunión con Dios, por medio de la adoración, alabanza y oración a Dios. El
segundo término es diferente, ya que habla, no de un momento determinado en el día, sino
que habla de una <<vida>>, caracterizada por la devoción a Dios, por estar en <<la
presencia de Jehová>>, por conducirse en la voluntad de Dios, tomando las decisiones de
nuestra vida según sus designios.
¿Hasta qué punto es necesaria o beneficiosa la comunión con Dios? Creo que para
cualquier ser humano, que ha sido rescatado de las llamas del Infierno, esta pregunta, está
fuera de lugar, por la obviedad de la respuesta. ¿Hasta qué punto el hombre necesita el aire
para vivir? ¿Cuánto tiempo puede el hombre vivir sin aire? Apenas unos segundos o pocos
minutos. De similar forma, el hombre espiritual, el hombre que ha sido salvado por Cristo,
no puede <<optar>> por la comunión con Dios, ya que es el <<medio ambiente>> en el
cual se desarrolla. Chafer dijo: <<Pasar 30 segundos fuera de la comunión con Dios es
demasiado>>. El hombre natural no puede elegir entre vivir en el aire o no, y el cristiano no
puede elegir entre vivir en la comunión con Dios o no.
No hemos de limitar o definir <<la vida devocional>> con leer la Palabra de Dios. Es
reducir el término al más completo raquitismo. Por supuesto que <<implica>> la lectura y
estudio reverente de la Palabra pero <<vida devocional>> es estar en la presencia del Señor,
es tener una comunión y una relación íntima con el Salvador, y eso no un momento en el
día, sino una vida. Es una profunda y confiada amistad. Todos nosotros tenemos amigos, y
estos pueden ser mejores, o peores, pero con todos tenemos algo en común, y es que la
amistad no se produce sola, no es el resultado del azar... piensa en tus amigos y te darás
cuenta de algo, y es que con todos has tenido que <<invertir tiempo>> para conocerle,
escucharle, animarle, consolarle, ayudarle. Amistad a veces es sinónimo de un profundo
<<gastarse>> a sí mismo para ayudar y conocer al otro, y claro, para eso hace falta una
cosa... ¡tiempo! No se hacen amistades profundas en un minuto; de hecho, las amistades
más profundas son aquellas que perduran con el tiempo y a través de las dificultades. Nadie
que pretenda tener una íntima comunión con el Señor podrá conseguirlo con 5 minutos de
oración al día antes de acostarse, o <<leyendo la hojita>>, como dicen muchos,
refiriéndose a esos calendarios de taco con un mensaje bíblico. El Señor no desea 5 minutos
al día, lo quiere TODO.
Hasta ahora todas las personas que conozco que espiritualmente no marchan muy
bien, precisamente son personas que descuidan sus tiempos con el Señor y su comunión con
El. Por el contrario, hombres espiritualmente fuertes y sólidos, suelen ser cristianos curtidos
en las batallas vividas en íntima comunión con Dios.
Alguien que disfruta de plena comunión con Dios, dice al levantarse: <<Dios, Dios mío
eres tú, de madrugada te buscaré>> Salmos 63:1; y al acostarse: <<Tu guardarás en
completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado>>
Isaías 26:3; <<En paz me acostaré y asimismo dormiré, porque sólo tú, oh Jehová, me
haces vivir confiado>> Salmos 4:8. En definitiva, es alguien que estima en gran valía la
amistad y comunión con Dios, de modo que su primer y último pensamiento es siempre el
mismo: DIOS, El es el todo para el hombre de fe.
¡Cuántas veces he leído u orado de un modo mecánico y no con ferviente amor,
buscando lo principal: Comunión y amistad con Dios! Uno de los grandes enemigos del que
desea prosperar en la vida espiritual es la continua lucha contra la rutina, el orar o leer casi
por puro compromiso, por eso de que <<el buen cristiano tiene que comenzar el día leyendo
su Biblia>>... Por el puro <<cumplimiento>>, de modo que al final <<cumplo>> y
<<miento>>. ¿Verdad que en una relación de amor como el noviazgo o el matrimonio no
podemos decir siempre las mismas palabras o expresiones? La primera vez caen muy bien,
luego se convierte en pura mecánica que un loro podría repetirlo. El Señor no busca
<<loros>> redimidos, desea hombres que se postran ante su presencia para derramar el
alma ante su Hacedor. Todos aquellos que estuvieron ante la presencia del Señor, quedaron
postrados, piensa en Isaías en el capítulo 6... ¡Cuidado también en cómo pretendemos
presentarnos ante Dios! ¿Tengo que recordarte el desgraciado incidente de Nadab y Abiú?
Ellos cometieron 2 errores:
1.Presentarse De Cualquier Manera. Se presentaron ante el Señor de un modo impropio,
ebrios Levíticos 10:1,9-10. Habían bebido, y por ello, se presentaron ante Jehová de un
modo inadecuado, sin discernimiento. No es bueno presentarse de cualquier manera,
pretendiendo orar por cronómetro los cinco minutos de rigor, con prisas y sin
discernimiento, perdiendo el norte, y no siendo conscientes de que nos dirigimos y estamos
ante la presencia de Aquel que todo lo llena en todo. Nadab y Abiú se presentaron de
cualquier manera, y cometieron el segundo error...
2.Ofrecer Cualquier Cosa. Levíticos 10:1. Fuego extraño. Todo fuego que no proceda del
Altar del Incienso Levíticos 16:12, de la completa devoción y adoración a Dios, es fuego
extraño que no es grato a Jehová.
¡Qué bendito pasaje el de Génesis 5:22! Enoc caminaba con Dios, recorrían el camino
juntos. Es una bella imagen de lo que es la vida devocional, siempre que pienso en este
pasaje me imagino la escena, Enoc, comenzando el día, entrando en la presencia del Señor,
y el Señor yendo a visitar a Enoc, y así cada día, hasta que parece que el Señor mismo
lamenta no tener continuamente a Enoc consigo, y Enoc también, de modo que un día,
caminando juntos, el Señor le dice: <<Oye Enoc, ya está bien de tanto arriba y abajo, hoy
mismo te vienes a casa conmigo y se acabó, caminaremos juntos eternamente en el hogar
celestial>>, y se lo llevó Dios... ¡Qué hermoso! Esto sucedió porque Enoc era un hombre
que <<vivía>> con y para Dios, como leemos en Hebreos 11:5 <<tuvo testimonio de haber
agradado a Dios>>.
Es cuando se camina con Dios, cuando no se teme aunque ruja la tormenta, aunque
parezca que no se ve el final del túnel, la luz del final, ¿y sabes por qué? porque la bendita
comunión con Dios nos es suficiente para estar confiados en Su Soberanía. En la vida de
devoción, yendo a su encuentro cada mañana, encontraremos todo lo que necesitamos para
nuestros quehaceres diarios, enfrentarnos al <<enemigo>> de afuera, y a veces, ¡cómo no!
las torpezas también de <<adentro>>; para fortalecernos y confiar exclusivamente en Aquel
que derramó hasta la última gota de su inmaculada sangre para salvarnos del <<presente
siglo malo>>. En nuestro caminar con Dios hallaremos el consuelo, la enseñanza, la
sabiduría, la reprensión y el amor que tan imprescindible nos es para vivir victoriosamente
en este mundo, y nos ayudará a madurar para el otro. Según el grado de amor hacia el
Salvador que hayas demostrado en este mundo, según el deseo que hayas tenido de conocer
más íntimamente al Señor, según tu celo y diligencia por hacer crecer la amistad con el
Señor, según hayas derramado tu alma y corazón en absoluta confianza ante la presencia del
Salvador, así también será tu comunión con Él en el Cielo; no olvides que hay diferentes
grados de gloria y recompensa. ¡Cómo lamentaremos el habernos dejado <<despistar>> por
los quehaceres, por muy legítimos que estos hayan sido!
¿Quieres experimentar el viejo poder victorioso que hallaron los grandes hombres de fe
que nos precedieron?... ¡Practica la vieja vida de devoción de ellos! Proverbios 22:28;
23:10.
COMO HACER UN DEVOCIONAL DIARIO
Bueno, ya hemos visto algo en cuanto a la <<preparación>> espiritual e incluso mental
para entrar en la presencia del Señor; no lo podemos hacer de cualquier manera, ni tampoco
ofrecer cualquier cosa. Hemos de entrar con temor y temblor, al mismo tiempo que con
indecible gozo, sabiendo que Aquel que nos ama está a nuestro lado. Es bueno reservar un
tiempo a solas, cuando nadie nos pueda molestar o distraer, y al mismo tiempo sin prisas y
sin mirar el reloj (eso no significa que estemos todo el día), lo que quiero decir es sin
<<limitar>> la bendición que Dios me quiere dar de 6:30 de la mañana a 6:45... ¿entiendes?
A veces te puede llevar más tiempo, a veces menos; en gran medida dependerá de tu estado
espiritual y de la necesidad que tengas de aferrarte al Señor (dificultades, problemas).
Bien, ahora que ya tenemos el sitio, el tiempo, la disposición adecuada y hemos tirado el
reloj al contenedor de la basura, podemos empezar. Necesitaremos solamente 3 cosas, una
Biblia, un cuaderno y un bolígrafo. ¡Qué barato resulta ser bendecido inmensamente!
Comenzaremos con una oración, consagrada y buscando el rostro de Dios, su Ser, su
Persona, Cualidades, pidiendo su bendición en la lectura de la Palabra.
Comenzaremos con el texto (aquí cada cual tome el libro que desee, pero eso sí,
siguiendo un orden progresivo y secuencial ). Algunas personas se deleitan considerando un
solo versículo por día, otros dos, tres, cuatro, cinco... Mi consejo: que cada cual camine al
ritmo que le sea beneficioso; dependiendo del lugar donde te encuentres, quizá en un
versículo halles tantos mensajes, tantas bendiciones y en definitiva, tanta bendición que no
necesites avanzar más, otras, sin embargo (pienso en narraciones o genealogías), pues
quizá, sólo quizá, debas avanzar unos cuantos versos.
Una vez leído el pasaje, hemos de hacer una cosa... leerlo, leerlo, leerlo, leerlo, leerlo, y
cuando hayas acabado de leerlo, lo vuelves a leer... No olvides que solamente es un
versículo o pocos, de modo que una lectura de 5 o 10 veces no estará de más, ni te llevará
mucho tiempo. El arte de la repetición está en peligro de extinción en nuestros días,
queremos las cosas de un modo rápido y al grano, vivimos en la época de los <<relojes>>,
de los aviones, de los <<Mega-Herzios>>, y cuanto más rápido mejor... Eso no funciona
con las cosas espirituales. Lutero decía: <<Hoy tengo tantísimas cosas que hacer y tomar
decisiones tan importantes, que antes de hacer nada, al menos necesitaré tres horas en
oración delante del Señor>>. No nos convertiremos en cristianos victoriosos ni cristianos
fuertes en el Señor en unos días o minutos, sino en la experiencia cotidiana del caminar
codo con codo con el Señor durante años. Piensa en Moisés, después de ser educado
durante 40 años en la más selecta escuela del mundo, la corte egipcia, le fue necesario
aprender durante otros 40 en la escuela que el Señor le tenía reservada: la del desierto, en
soledad e íntima comunión con Dios (dicho sea de paso, de poco valen para las cosas
espirituales, los conocimientos que este mundo te pueden ofrecer). Semejante historia es la
de Elías, procedía de Galaad, de una zona de desiertos; y es que para triunfar gloriosamente
en el Mar Rojo, o en el Monte Carmelo, primero hay que pasar por la experiencia de la
diaria comunión con Dios en el desierto; como reza la canción:
Dios, Dios mío eres Tú, de madrugada te buscaré. Mi alma tiene sed de Ti y mi
carne te anhela, en tierra seca y árida donde aguas no hay.
Una vez leído y releído el pasaje, lo someteremos a 7 preguntas muy sencillas, buscando
siempre 2 cosas, a saber, (1) Si la pregunta tiene respuesta en el pasaje, y, (2) Cómo puedo
aplicar lo aprendido a mi vida cotidiana.
Las 7 preguntas básicas del devocional diario son:
1.¿Hay algún pecado que confesar y apartar de mi vida?
2.¿Hay alguna promesa para creer y alentarme?
3.¿Hay buen ejemplo para imitar?
4.¿Hay mandamientos a obedecer?
5.¿Hay mal ejemplo, tropiezo o error del cual guardarme?
6.¿Hay alguna oración que repetir e imitar?
7.¿Hay pensamiento sobre Dios para apreciar?
Lo que tienes que hacer ahora es tomar tu bolígrafo, cuaderno, Biblia y escribir,
responder a las preguntas, que por cierto, no siempre hallarás respuesta a todas, es más, rara
vez podrás contestar las siete; presta atención de nunca forzar o torcer el texto para que al
final puedas contestarlas todas. Es mucho más sencillo que eso, deja que el Señor te hable
por el texto, y somete el pasaje al escueto pero directo escrutinio de estas preguntas. No
sólo les des respuesta, sino procura examinar tu vida y conformarla al pasaje que lees. No
olvides que no buscas responder a 7 preguntas, responder a las preguntas no es un fin en sí
mismo, es simplemente una ayuda para poder extraer verdades del pasaje, y fijar nuestra
atención en él, en definitiva es algo así como sacar agua del pozo.
Una vez contestadas las preguntas, repasa tus respuestas, y medita el pasaje que has
leído, sí, sí, medita, y no pienses que eso es algo semi-místico que hacen los misioneros o
los ancianos de la iglesia... piensa, dalo vueltas, pregúntate qué dice, por qué lo dice, qué
quiere Dios que aprendas con ese pasaje... En definitiva, repasa lo que has obtenido en
oración y dependencia de Dios, y piensa en cómo aplicar eso a tu vida, busca una verdad del
pasaje en concreto para aplicarlo hoy, y en lo cual estés atento y pienses a lo largo del día;
solamente de ese modo te asegurarás de no adquirir datos como una máquina, sino que
estarás aplicando la sin igual Palabra de Dios en tu vida.
Finalmente, reserva un tiempo para orar, adorándole por lo que has leído en el pasaje, lo
que has aprendido, o bien, pidiéndole fuerzas para obedecer lo que has leído, o para
guardarte de lo malo o, por qué no, ¡por todo! Y, agárrate... ¡No puedes ni imaginar lo que
Dios puede hacer en la vida de aquel que se pone en sus manos y quiere aplicar Su Palabra,
dejando que el <<Maestro Alfarero>> moldee su vida, alma y corazón!
Es Su Palabra, con la cual El labra las vidas a la imagen de su Hijo, quien medite en
sus letras con calma, sentirá que en el seno de su alma, se derraman raudales de luz. ¡Oh
cuán bella es la historia bendita! En sus letras con fuerza palpita, la existencia real de Cristo
Jesús; Él es tema central de su historia, y nos habla de lucha y victoria en la escena cruel de
la cruz.
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