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Hilfsmittel: Einsprachiges Wörterbuch des Spanischen
Blanca nunca pudo explicar a su madre las razones por las cuales había aceptado a
casarse, porque ni ella misma las sabía. Analizando el pasado, cuando ya era una mujer
madura, llegó a la conclusión de que la causa principal fue el miedo que sentía por su padre.
Desde que era una criatura de pecho había conocido la fuerza irracional de su ira y estaba
acostumbrada a obedecerle. Su embarazo y la noticia de que Pedro Tercero estaba muerto
terminaron por decidirla; sin embargo, se propuso desde el momento que aceptó el enlace con
Jean de Satigny que jamás consumaría el matrimonio. Iba a inventar toda suerte de
argumentos para postergar la unión, pretextando al comienzo los malestares propios de su
estado y después buscaría otros, segura de que sería mucho más fácil manejar a un marido
como el conde, que usaba calzado de cabritilla, se ponía barniz en las uñas y estaba dispuesto
a casarse con una mujer preñada por otro, que oponerse a un padre como Esteban Trueba. De
dos males, eligió el que le pareció menor. Se dio cuenta que entre su padre y el conde francés
había un arreglo comercial en el que ella no tenía nada que decir. A cambio de un apellido
para su nieto, Trueba dio a Jean de Satigny una dote suculenta y la promesa de que algún día
recibiría una herencia. Blanca se prestó para la negociación, pero no estaba dispuesta a
entregar a su marido ni su amor ni su intimidad, porque seguía amando a Pedro Tercero
García, más por la fuerza del hábito, que por la esperanza de volverlo a ver.
Blanca y su flamante marido pasaron la primera noche de casados en la cámara
nupcial del mejor hotel de la capital [...]. Para su sorpresa, Blanca no tuvo necesidad de fingir
una jaqueca, porque una vez que se encontraron solos, Jean abandonó el papel de novio que le
daba besitos en el cuello y elegía los mejores langostinos para dárselos en la boca, y pareció
olvidar por completo sus seductores modales de galán del cine mudo, para transformarse en el
hermano que había sido para ella en los paseos del campo [...]. Jean entró al baño, donde se
demoró tanto, que cuando reapareció en la habitación Blanca estaba media dormida. Creyó
estar soñando al ver que su marido se había cambiado el traje de matrimonio por un pijama de
seda negra y un batín de terciopelo pompeyano, se había puesto una red para sujetar el
impecable ondulado de su peinado y olía intensamente a colonia inglesa. No parecía tener
ninguna impaciencia amatoria. Se sentó a su lado [...] y [...] procedió a explicar, en su
relamido español desprovisto de erres, que no tenía ninguna inclinación especial por el
matrimonio, puesto que era un hombre enamorado solamente de las artes, las letras y las
curiosidades científicas, y que, por lo tanto, no intentaba molestarla con requerimientos de
marido, de modo que podrían vivir juntos, pero no revueltos, en perfecta armonía y buena
educación. Aliviada, Blanca le tiró los brazos al cuello y lo besó en ambas mejillas.
- ¡Gracias, Jean! - exclamó.
- No hay de qué - replicó él córtesmente.
[...]
- ¿No te interesa saber quién es el padre de mi hijo? - preguntó Blanca.
- Yo lo soy - respondió Jean besándola en la frente.
[...]
Al día siguiente Jean fue al banco a cambiar un cheque de su suegro y pasó casi todo el día
recorriendo las tiendas del centro para comprarse el ajuar de novio que consideró apropiado
para su nueva posición económica. Entretanto, Blanca, aburrida de aguardarlo en el hall del
hotel, decidió ir a visitar a su madre. Se colocó su mejor sombrero de mañana y partió en un
coche de alquiler a la gran casa de la esquina, donde el resto de su familia estaba almorzando
en silencio, todavía rencorosos y cansados por los sobresaltos de la boda y la resaca de las
últimas peleas. Al verla entrar al comedor, su padre dio un grito de horror.
- ¡Qué hace aquí, hija! - rugió.
- Nada...vengo a verlos... - murmuró Blanca aterrada.
- ¡Está loca! ¿No se da cuenta que si alguien la ve, van a decir que su marido la devolvió en
plena luna de miel? ¡Van a decir que no era virgen!
Es que no lo era, papá.
Isabel Allende, La Casa de los Espíritus
Conteste a las siguientes preguntas, por favor:
1. Haga un breve resumen del texto.
2. Explique las razones por las cuales Blanca acepta a casarse con Jean.
3. ¿Por qué Jean se casa con Blanca aunque él no tiene "ninguna inclinación
especial por el matrimonio"?
4. Comente el papel de la mujer en la sociedad descrita en el texto.
Dé su opinion sobre el concepto de honor que tiene Esteban Trueba.
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