Documento 253169

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Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
TIEMPO VIVIDO, TIEMPO SENTIDO
Dice un cuento que había un hombre que peregrinaba por el mundo fijándose en
todo aquello que se encontraba, lo hacía con los ojos de un buscador. Un buscador
es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra. Un día, llegó a la
ciudad de Kammir; antes de entrar, vio un bello caminito recubierto de árboles y
flores. Cogió aquel desvío, y llegó a una valla de madera, con una puerta de bronce
entreabierta, como invitándole a entrar.
El hombre traspasó el umbral y empezó a andar lentamente entre unas piedras
blancas que estaban distribuídas entre los árboles como por azar. Era un
cementerio. Se agachó para mirar una inscripción y leyó: Abdul Tareg, vivió 8 años,
6 meses, 2 semanas y 3 días. El buscador sintió pena por el niño muerto tan joven,
y con curiosidad, siguió leyendo el resto de lápidas de alrededor. Cual no fue su
sorpresa al darse cuenta de que, de entre las personas allí enterradas, quien había
vivido más tiempo sobrepasaba apenas los 11 años. Terriblemente abatido, se
sentó en un extremo del lugar, y comenzó a llorar; no entendía qué terrible suceso
o desgracia podía ser la causa de la muerte de tantos niños. Un viejo, encargado
del cuidado de tan especial lugar, vio cómo lloraba y se acercó a él, preguntándole
qué le pasaba. El buscador, conmocionado, preguntó:
-
¿Qué terrible maldición tenéis en este pueblo? ¿Por qué tantos niños
enterrados en este lugar?
-
Serénese buen hombre, dijo el viejo-. No hay maldición alguna en este lugar.
Lo que sucede es que nuestra cultura tenemos un bella tradición; cuando un
joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta como esta que yo
llevo. A partir de esa edad, cuando alguien vive y disfruta algo muy
intensamente, vamos anotando en la misma, a la izquierda eso que ha vivido
tan intensamente, y a la derecha cuánto tiempo duró lo disfrutado.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
Se enamoró de su primer amor, ¿Cuánto duro esa embriagadora sensación, esa
emoción incontenible? ¿Una semana, un mes, un año? Y el placer del primer beso,
la intensidad de esa sensación … ¿cuánto duró, unos minutos, unas horas, días
quizá?
Y cuando se casaron y nació su primer hijo … ¿Cuánto duro la exaltación de la
llegada de ese nuevo ser a sus vidas?
¿Cuánto duró todo eso?
-
Así lo vamos haciendo todos, y cuando morimos, se suma el tiempo vivido en
plenitud, sentido en conciencia por esa persona, y lo anotamos en la lápida,
ya que ese, realmente, el único y verdadero tiempo vivido.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
LA VISITA DE TU VIDA
Había una vez un hombre que estaba haciendo una gira turística por Europa. Al
llegar al Reino Unido, compró una guía de los castillos de las islas. El más llamativo
era el que se presentaba como “La visita de tu vida”.Intrigado por la propuesta, el
hombre llamó desde su hotel esa misma tarde, y acordó un horario de visita. El
turista llegó al castillo 10 minutos más tarde de la hora pactada. Se presentó ante
el un hombre vestido con falda de cuadros, que lo esperaba y le dio la bienvenida.
Le explicó brevemente la historia del castillo, y le mencionó algunas cosas sobre las
que debía prestar atención durante la visita. Dicho esto, le dio una cuchara y le
pidió que la sostuviera.
-
Nosotros no cobramos un derecho de visita -le indicó el hombre con falda de
cuadros. Para evaluar el coste de su paseo, recurrimos a este mecanismo.
Cada visitante lleva una cuchara como ésta, llena hasta el borde de arena
fina. Aquí caben exactamente 100 gramos. Después de recorrer el castillo
pesamos la arena que ha quedado en la cuchara, y le cobramos una libra por
cada granos que haya perdido … -explicó.
-
¿Y si no pierdo ningún gramo?
-
Ah, mi querido señor, entonces su visita al castillo será gratuita.
Entre divertido y sorprendido, el hombre comenzó su viaje. Confiado en su pulso,
subió las escaleras muy despacio y con la vista fija en su cuchara. Prefirió no entrar
en la sala de armaduras por que le pareció que el aire que corría haría volar la
arena. Al pasar junto al salón que exhibía las máquinas de guerra, debajo de la
escalera, se dio cuenta de que para verlas con detenimiento era necesario
inclinarse forzadamente sobre la barandilla, lo que implicaba la casi certeza de
derramar algo del contenido de su cuchara; así que las miró desde lejos. Por el
pasillo de regreso al punto de partida, caminó contento hacia el hombre de la falda
escocesa, que lo aguardaba con una balanza. Vació el contenido de la cuchara, y
esperó el dictamen.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
-
Asombroso, ha perdido menos de medio gramo; le felicito, esta visita le ha
salido gratis. ¿Ha disfrutado de la visita?
El turista dudó, pero decidió ser sincero.
-
La verdad es que no mucho. Estaba tan ocupado tratando de cuidar la arena,
que no tuve la oportunidad de mirar el castillo.
-
¡Qué barbaridad!, respondió el guía. Mire, haré una excepción. Le voy a llenar
otra vez la cuchara, pero ahora olvídese de cuánto derrama; faltan 12
minutos para que llegue el próximo visitante. Vaya y regrese antes de que él
llegue.
El hombre tomó la cuchara y corrió hacia el altillo; al llegar allí, dio una rápida
mirada a lo que había y bajó mas que corriendo hacia las mazmorras, llenando las
escaleras de arena. Al inclinarse para pasar por un pasaje, se le cayó la cuchara, y
derramó todo su contenido. Corrió hasta el hombre de la entrada, a quien entregó
la cuchara vacía.
-
Bueno, esta vez vacía … pero no se preocupe, tenemos un trato. ¿Disfrutó de
la visita?
Otra vez, el visitante dudó unos segundos.
-
La verdad es que no, reconoció. Estuve tan ocupado en llegar antes que el
otro, que perdí toda la arena y no disfruté nada.
El hombre de la falda respondió entonces:
-
Hay quienes recorren el castillo de su vida tratando que no les cueste nada, y
no lo pueden disfrutar. Hay otros tan apresurados en llegar pronto, que lo
pierden todo, o no lo perciben ni tampoco lo disfrutan. Unos pocos aprenden
esta lección, y se toman su tiempo para cada recorrido. Descubren y disfrutan
cada rincón, cada paso. Saben que no será gratuito, pero entienden que los
costes de vivir valen la pena.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
El GENERAL HO
Los soldados del General Ho se encontraban ubicados en una colina de un valle del
Japón oriental; habían elegido ese sitio para ver pasar y de paso inspeccionar al
ejército enemigo, ya que sabían que en pocas horas pasarían por la zona. Según
pudieron ver, las tropas enemigas eran más numerosas y potentes de lo que creían
inicialmente, incluso, podría decirse que les superaban dos veces en número.
Llevaban la bandera con orgullo cual mástil de poderoso navío, con sus telares y
armaduras.
Los hombres del General Ho, soldados curtidos y duros, quedaron impresionados
del
poderío
que
emanaban
las
fuerzas
enemigas,
y
parecían
resignarse
atemorizados: “Nunca les podremos vencer”, “Son demasiados”, “Es una locura”, se
decían entre sí nerviosos.
En aquel instante el General Ho, salió de su campamento con su atavío de samurai
incluido, y al ver a sus hombres tan nerviosos, les dijo lo siguiente: “ Soy
consciente del temor que sentís, sin lugar a duda, la situación es dura. Por eso la
batalla de hoy la consultaremos con los dioses”.
Seguidamente extrajo una reluciente moneda oro de entre sus dedos, y la dirigió
con ceremonia hacia los dioses, elevando su brazo, y dijo lo siguiente: “Si nos
devuelve la cara de la moneda, venceremos; y si nos devuelve la cruz de la
moneda seremos vencidos, perderemos”
El General Ho lanzó la moneda, y mientras todas las miradas expectantes se
dirigían hacia la misma, finalmente acabó por caer al suelo.
“¡Cara!” gritaron todos llenos de júbilo, “Tenemos el apoyo y reconocimiento de los
Dioses”, “¡Les venceremos, sin duda alguna!” se decían unos a otros exaltados. Así,
seguros y confiados en la victoria, se dirigieron al encuentro del ejército enemigo. Y
aunque les superaban en número con creces, lucharon con fuerza e ímpetu durante
varias horas. Y, finalmente, lograron vencer.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
Al regresar se mostraban exhaustos, pero radiantes de alegría y satisfacción. Uno
de los capitanes se dirigió al General Ho, y exclamó: “¡Hemos vencido! Esto nos
demuestra que es totalmente imposible influir sobre los deseos de los Dioses”.
“¿Tú crees?” preguntó el General Ho con cierta ironía; en ese instante extrajo de
sus dedos la reluciente moneda de oro que anteriormente había utilizado. La giró
sobre sus dos partes, y tal y como pudo ver el capitán, la moneda era exactamente
igual por ambos lados; tenía “dos caras”.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
EL TESORO ENTERRADO
En la ciudad de Cracovia había un anciano llamado Izy. Durante varias noches, Izy
soñó que viajaba a Praga, y llegaba hasta un puente sobre un río. Soñó que a un
lado del río, y debajo de un puente, se hallaba un frondoso árbol y que sacaba un
tesoro que le traía bienestar y tranquilidad para toda la vida.
Cuando el sueño se repitió durante varias semanas, Izy interpretó que era un
mensaje que no podía desoír. Así que, fiel a su intuición, cargó su mula y partió
hacia Praga.
El anciano llegó a Praga y buscó el puente sobre el río. No había muchos ríos ni
muchos puentes, así que rápidamente encontró el lugar que buscaba. Todo era
igual que en su sueño, pero el puente estaba custodiado por un soldado de la
guardia imperial.
Izy no se atrevía a cavar mientras el soldado estuviera allí, así que acampó cerca
del puente y esperó. La segunda noche, el soldado comenzó a sospechar algo
extraño de aquel hombre, así que se aproximó para interrogarle. Izy no encontró
razón para mentirle. Le contó que había llegado desde una ciudad lejana por que
había soñado que en Praga, bajo un puente como aquél, había un tesoro enterrado.
El guardia comenzó a reírse a carcajadas.
-
Has viajado mucho por una estupidez- le dijo. Desde hace 3 años, yo sueño
cada noche que en la ciudad de Cracovia, en la cocina de un viejo loco
llamado Izy, hay un tesoro. ¡Ja, ja, ja!. ¿Crees que yo debería de ir a Cracovia
a buscarlo? ¡Ja, ja, ja!.
Izy dio amablemente las gracias al guardia y regresó a su casa. Al llegar, cavó un
pozo bajo su cocina y encontró el tesoro que siempre había estado allí enterrado.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
SALIR A LA VIDA
Mi mamá era hija de una pareja de Entre Ríos. Nació y creció en el campo y entre
animales, pájaros y flores. Ella nos contó que una mañana, mientras paseaba por el
bosque recogiendo ramas caídas para encender el fuego del horno, vio un capullo
de gusano -para ser una futura mariposa- colgando de un tallo quebrado. Pensó
que sería más seguro para la pobre larva llevarla a casa y adoptarla a su cuidado.
Cuando llegó, la colocó bajo una lámpara para que le diera calor y la arrimó a la
ventana para que no le faltara el aire. Durante las siguientes horas, mi madre
permaneció junto a su protegida esperando el gran momento. Después de una
larga espera, que no terminó hasta la mañana siguiente, la jovencita vio cómo el
capullo se rasgaba y una patita pequeña y velluda comenzaba a asomarse desde
dentro, queriendo salir hacia fuera.
Todo era mágico, y mamá nos contaba que tenía la sensación de estar
presenciando un milagro. Pero de repente el milagro tornaba a oscurecerse. Parecía
que la pequeña mariposa no tenía la suficiente fuerza para romper y rasgar del
todo el tejido de la cápsula que la envolvía. Por más fuerza que hacía, no lograba
salir por la pequeña perforación de su efímera casita.
Mi mamá no podía quedarse sin hace nada. Corrió hasta el cuarto de las
herramientas, y regresó con un par de pinzas delicadas y una tijera larga, fina y
afilada que mi abuela usaba en el bordado. Con sumo cuidado, para no tocar el
insecto, fue cortando un pequeña ventana en el capullo para permitir que la
mariposa saliera de su encierro.
Después de unos minutos de angustia, la pobre mariposa logró dejar atrás su
cárcel, y caminó dando tumbos hacia la luz, procedente de la ventana.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
Cuenta mi madre que, llena de emoción, abrió la ventana para despedir a la recién
llegada, en el que sería su primer vuelo inaugural. Sin embargo, la mariposa no
salía volando; ni siquiera cuando la punta de las pinzas la rozaba suavemente.
Pensó que estaría asustada por su presencia, y la dejó, junto a la ventana abierta,
segura de que cuando regresara ya no la encontraría al volver.
Después de jugar toda la tarde, mi madre entró de nuevo en su cuarto, y encontró
junto a la ventana a la mariposa inmóvil, las alitas pegadas al cuerpo, y las patitas
tiesas hacia el techo. Mi mamá siempre nos contaba con qué angustia fue a llevar el
pobre insecto a s padre, y contarle todo lo sucedido, preguntándole qué más podía
haber hecho para ayudarla. Mi abuelo, su padre, hombre casi analfabeto, pero a su
vez, sabio sobre la vida y el mundo, le acarició la cabeza con dulzura y le dijo que
nada más podía haber hecho; que, en realidad, la buena ayuda hubiera sido hacer
menos y no más.
Las mariposas necesitan pasar y superar ese terrible esfuerzo que le significa
romper su prisión para poder vivir; esto es así -explicaba mi abuelo- por que
mientras están haciendo esa presión hacia fuera para salir, su corazón está
bombeando la sangre con muchísima fuerza, de forma que va impregnando sus
alas y su primitivo sistema circulatorio con toda esa sangre; de esta forma sus alas
se expanden y ello les capacita para volar.
La mariposa que fuera ayudada a salir de su caparazón nunca pudo expandir sus
alas, por que mi mamá no la había dejado luchar por su vida. Mi mamá siempre nos
decía que, muchas veces, le hubiera gustado aliviarnos nuestro camino, pero
entonces recordaba a su mariposa, y prefería dejarnos inyectar nuestras alas con la
fuerza de nuestro propio corazón.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
UNA de RANAS
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un
hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando
vieron cuan hondo este era, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos
prácticos, se debían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los
comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas
sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serian inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió,
se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de
sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenía sentido seguir
luchando. Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró
salir del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le dijeron: "Nos alegra que hayas
logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos". La rana les explicó que era sorda, y
que pensó que las demás gesticulaban tanto porque le estaban animando a
esforzarse más y salir del hoyo.
Moralejas
1)
La palabra tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento compartida
con alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarle al finalizar el
día.
2)
2) Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado
puede ser le que acabe por destruir. Tengamos cuidado con lo que decimos.
3)
3) Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros. En la
NASA,
hay
un
póster
muy
simpático
de
una
abeja,
que
dice
así:
"Aerodinámicamente el cuerpo de una abeja no está hecho para volar, lo
bueno es que la abeja no lo sabe".
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
El CIRCULO del 99
Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente que, como todo sirviente de
rey, era muy feliz. Todas las mañanas le llevaba el desayuno, y despertaba al rey
cantando alegres canciones de juglares. Una sonrisa se dibujaba en su cara
relajada, y su actitud ante la vida siempre era alegre y serena. Un día el rey le
llamó:
-
Paje -le dijo-, ¿cuál es tu secreto?
-
¿Qué secreto, majestad?
-
¿Cuál es el secreto de tu alegría?
-
No hay ningún secreto, alteza.
-
No me mientas, paje; he hecho cortar cabezas por ofensas menores que una
mentira.
-
No miento alteza, no guardo ningún secreto.
-
¿Por qué estás siempre alegre y feliz? ¿Eh? ¿Por qué?
-
Majestad, no tengo razones para estar triste. Me habéis honrado permitiendo
que os sirva; tengo esposa e hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha
asignado, tenemos casa y alimentos, e incluso, en ocasiones vuestra alteza
nos premia con alguna de las monedas que nos da, permitiéndonos algunos
caprichos. ¿Cómo no he de estar alegre y feliz?
-
Si no me das ahora mismo el secreto te haré decapitar … -dijo el rey- nadie
puede ser feliz sólo por las razones que me has dado.
-
Pero majestad, no hay secreto ni nada que esconder …
-
¡Vete antes de que llame al verdugo!
El sirviente salió de la habitación haciendo una reverencia. El rey estaba como loco.
No conseguía explicarse cómo el paje era feliz viviendo en un lugar prestado,
llevando ropa usada y alimentándose con las sobras de los cortesanos. Después de
un rato en el que consiguió calmarse, hizo llamar al sabio más sabio de sus
asesores y le contó la conversación de la mañana.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
-
¿Por qué él es feliz?
-
Ah, majestad, lo que sucede es que está fuera del círculo.
-
¿Fuera del círculo?
-
Así es.
-
¿Y eso es lo que le hace feliz?
-
No majestad, eso es lo que no le hace infeliz.
-
A ver si lo entiendo: estar en el círculo es lo que te hace infeliz.
-
Así es.
-
¿Y qué círculo es ese?
-
El círculo del 99.
-
Verdaderamente, no lo entiendo -dijo el rey.
-
La única manera de que lo entendáis es mostrándolo con hechos.
-
¿Cómo?
-
Haciendo entrar a su paje en el círculo.
-
Eso, obliguémosle a entrar en él.
-
No alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo, si le damos la
oportunidad, entrará solo.
-
¿Pero, no se dará cuenta de que eso causará su infelicidad? -preguntó
entonces el rey?
-
Sí, se dará cuenta.
-
Entonces, no entrará … -determinó el rey.
-
No lo podrá evitar -concluyó el sabio.
-
¿Dices que él se dará cuenta de su infelicidad por entrar en ese círculo ridículo
y que aún así, no podrá salir de él?
-
Así es, majestad. ¿Está dispuesto a perder un excelente sirviente para poder
entender cuál es la estructura del círculo?
-
Sí, estoy dispuesto.
-
Entonces, esta noche lo vendré a buscar. Debe tener preparada una bolsa con
99 monedas de oro, ni una más, ni una menos.
-
¿Qué más?
-
Nada más, majestad. ¡Hasta esta noche, pues!.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
Aquella noche el sabio fue a buscar al rey, y se dirigieron a casa del paje. Llamaron
a la puerta y el sabio dejó la bolsa con 99 monedas ante la puerta del paje,
conjuntamente con una nota que decía: “Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser
un buen hombre. ¡Disfrútalo y no expliques a nadie dónde lo has encontrado!”.
El sirviente abrió la puerta, vió la bolsa, leyó la nota y se metió en casa; mientras el
rey y el sabio espiaban por la ventana lo que hacía el paje. La bolsa estaba abierta
y había una montaña de monedas de oro sobre la mesa. El paje, tocaba y apilaba
todas la monedas, las juntaba, las separaba … así jugando, comenzó a hacer
montones de 10, e iba sumando: 10, 20 ,30 , 40 …hasta llegar al último montón y
… ¡9 monedas! Su mirada recorrió la mesa buscando la moneda que faltaba, no la
encontraba, miró al suelo, dentro de la bolsa … y no había rastro de ella. “No puede
ser”, pensó.
-
“¡Me han robado!” -gritó, - “¡Malditos!
Una vez más buscó la moneda por todos los lados, pero no la encontró. Sobre la
mesa, como burlándose de él, una montaña resplandeciente le recordaba que había
99 monedas ¡sólo 99 monedas!. Intentaba tranquilizarse, “es mucho dinero”,
pensaba; “pero me falta una para llegar a 100”. Noventa y nueve no es un número
completo, cien es un número mejor.
El rey y el sabio seguían mirando por la ventana. La cara del paje se había
transformado, su frente estaba arrugada, los rasgos de su cara tensos, con los ojos
pequeños y la boca con una expresión horrible … El sirviente guardó las monedas
en la bolsa, mirando alrededor para asegurarse de que nadie lo veía, y escondió la
bolsa entre la leña. Entonces se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo debería de
ahorrar para poder comprar la moneda 100? Estaba dispuesto a trabajar duro para
conseguirla. Quizá si trabajaba y ahorraba todo su salario, y añadía algún dinero
extra en doce o trece años tendría lo suficiente para comprar la moneda de oro que
le faltaba. Tal vez podría pedir a su esposa que encontrara un segundo trabajo en
el pueblo y, tal vez, cuando él acabara el trabajo en el palacio también podría
trabajar en otro lugar … Entonces, sólo necesitaría … siete años. ¡Pero siete años
era mucho tiempo! Quizá podría vender algo, o … El paje calculaba enloquecido.
¡Había entrado en el círculo del 99!
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
El rey y el sabio volvieron al palacio. Durante los meses siguientes, el sirviente
comenzó a seguir sus planes. Una mañana el paje entró al dormitorio real dando un
portazo y protestando en voz baja.
-
¿Qué te pasa? -dijo el rey amablemente.
-
No me pasa nada, nada de nada.
-
Antes, no hace mucho, estabas contento, reías y cantabas todo el rato.
-
Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué quiere majestad, que además de paje, haga
también de bufón y de juglar?
Al cabo de un tiempo, el rey despidió al sirviente. No era nada agradable tener un
paje que siempre estaba de mal humor.
Siempre nos falta algo para sentirnos completos, y sólo estando completos nos
permitimos ser felices. Y cómo siempre nos falta algo, siempre tendremos motivos
de infelicidad.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
La GALLINA y los PATOS
Había una vez una pata que había puesto 4 huevos; mientras los empollaba, un
zorro atacó al nido y la mato finalmente. No obstante, por algún extraño motivo no
llegó a comerse los huevos antes de salir y los huevos quedaron allí en el nido
abandonado.
Una gallina clueca que pasaba por allí, cuando vio el nido descuidado y
seguramente guiada por su instinto decidió sentarse y continuar empollando los
huevos del nido huérfano. Poco después finalmente nacieron los polluelos y como
era de esperar, los patitos recién nacidos tomaron a la gallina por su madre, de
forma que caminaban en fila tras ella. La gallina por su parte les cuidaba como si
fueran sus polluelos: polluelos de gallina.
La gallina, orgullosa y contenta con sus crías, las llevó a la granja y todas las
mañanas, después del canto del gallo, las llevaba al prado y picoteaba el suelo en
busca de comida para su familia. Como los patitos con su pico chato no lograban
arrancar ni un mísero gusano, mamá gallina proveía a sus crías de comida
directamente a sus picos; partía cada lombriz en pedazos y repartía éstos entre sus
crías.
Un día, al igual que otros, la mamá gallina salió a pasear con su nidada por los
alrededores de la granja. Los polluelos, disciplinadamente acostumbraban seguir a
su madre en fila tras ella, allá donde fuera. En un momento en el que pasaban
junto al lago, los patitos sintieron la llamada de su instinto, y se zambulleron
alegres y con naturalidad en el agua. La gallina por su parte, les cacareaba
desesperadamente pidiéndoles que salieran inmediatamente del agua; temía que se
ahogaran por no saber moverse o sacar la cabeza del agua cuando se sumergían.
Los polluelos nadaban alegres, chapoteando en el agua, y la mamá lloraba
desesperada pensando que acabarían por ahogarse. El gallo, tras presenciar la
escena se acercó a la madre y sentenció majestuoso: “No se puede confiar en los
jóvenes: son unos inconscientes y unos imprudentes”. Uno de los patitos,
escuchando las palabras del gallo, se acercó a la orilla e increpando al gallo afirmó:
“Vosotros no debéis culparnos a nosotros de vuestras propias limitaciones”.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
No pensemos que la gallina estaba equivocada, ni juzguemos indebidamente al
gallo; tampoco culpemos a los patitos prepotentes y desafiantes. Ninguno de estos
personajes esta equivocado. Lo que sucede es que cada uno ve la realidad desde
posiciones distintas. El único error, casi siempre, es que cada uno cree que su
posición la única desde la cual se divisa la única verdad. Y es que el sordo siempre
piensa que quienes bailan están locos.
Bizitza Osoan Zeharreko Ikaskuntza
Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
UNA de SAPOS
Un día de verano cierto sapo le dijo a un compañero: “Mucho me temo que la gente
que vive en esta vivienda cercana esté molesta por nuestro canto”. Y el compañero
contestó: “¿Qué importa?¿Acaso no nos molestan ellos con su cháchara durante
nuestro silencio diurno?”. Y el primer sapo dijo: “No olvides que a veces cantamos
sin para durante toda la noche”. Y el segundo sapo contestó: “Tampoco olvidemos
que ellos hablan y gritan mucho más durante el día”.
Entonces el primer sapo dijo: “¿Qué pasa con el sapo que molesta constantemente
a todo el vecindario con su croar interminable?”. Y el otro contestó: “¿Y qué me
dices tú del sacerdote, el político o el científico que vienen hasta aquí para llenar el
aire de ruidos y sonidos inarmónicos?”.
Entonces el primero propuso: “De acuerdo, pero demostremos que somos mejores
que los humanos; callemos por una noche, y guardemos nuestro canto en el
corazón, aunque la luna nos pida nuestra ritmo y las estrellas nuestra rima.
Callemos al menos por una noche, o dos mejor; incluso por tres noches”. Y el
segundo sapo contestó: “De acuerdo, veamos a dónde nos lleva a parar tu
generoso corazón”.
Esa noche los sapos se callaron y estuvieron silenciosos la noche siguiente y la
tercera noche.
Y aunque resulte difícil de creer, la habladora mujer que vivía en la casa junto a la
laguna, al tercer día le gritó a su marido para bajar para el desayuno: “No he
podido dormir estos tres días. Me sentía segura con el croar de los sapos en mis
oídos. Algo terrible debe haber ocurrido, por que no han cantado hace tres noches,
y estoy a punto de enloquecer por falta de sueño”.
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Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida
Al oír esto el sapo, volviéndose hacia su compañero, le dijo guiñando un ojo: “¡Y
nosotros casi enloquecemos por nuestro silencio!”. Y el compañero respondió: “Sí,
el silencio de la noche pesaba sobre nosotros; ahora comprendo que no debemos
de dejar de cantar para bienestar de aquellos que necesitan llenar su vacío con
ruido”.
Y esa noche, la luna no pidió en vano sus ritmos, ni las estrellas sus rimas.
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