Cuadernos d - Estudios del Trabajo

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Estudios del Trabajo n° 16
Serie Estudios
Agosto de 2009
Estudios del Trabajo n° 16
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Agosto de 2009
Status y clase, heterogeneidad y homogeneidad en la estructura de clases. El caso
de la clase trabajadora minera en Chile hoy.
Santiago Aguiar
Licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad Nacional de Quilmes,
Argentina
7 de junio de 2009
Existen nuevos fenómenos sociales en la estructura de clases en el Chile de hoy. Entre
ellos, el incremento de su heterogeneización, que es motivo de intenso debate en las
Ciencias Sociales.
Al interior de la clase trabajadora, tal como aquí la definiremos más adelante, este
fenómeno ha cobrado especial relieve. La figura que mejor ha expresado históricamente –
al menos desde la década de 1960- esta heterogeneización, ha sido la del trabajo
informal.
Los cambios en la organización de la producción, del trabajo y de la empresa –desde la
década de 1980 y acelerados en la de 1990-, han dado por resultado una nueva figura
laboral, la del trabajador precario. Con diferentes formas específicas, entre ellas y con
especial importancia, la del trabajo subcontratado.
Si el trabajo informal representaba una figura específica y diferenciada de la clase
trabajadora, el trabajo precario caracteriza en la actualidad a gran parte –como más abajo
mostraremos- de lo que ha sido tradicionalmente el núcleo estable de la clase trabajadora,
base de sus organizaciones sindicales y políticas, figura propia de su homogeneidad.
Con esta heterogeneización de la estructura de clases chilena, y en especial de la clase
trabajadora, con su segmentación, se sostiene el fin de la necesidad del análisis de clase:
“el análisis de clase simplifica las categorías analíticas y deja de lado la
segmentación que emerge de la nueva era económica de la globalización.
Como se señaló antes, existen cambios dentro de sectores y dentro de las
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ocupaciones que conllevan a una mayor heterogeneidad intraclase y
resultan en una debilidad creciente de representación y poder de
reivindicación”1.
El fenómeno de la subcontratación se ha extendido a casi toda la estructura productiva de
Chile. En la minería, que es el corazón de su economía, esta nueva forma de organización
del trabajo tiene especial fuerza.
Y la importancia de esta segmentación es notoria. Puede observarse al ponerse en
movimiento, por así decir, la segmentada estratificación intraclase de esta fracción de la
clase trabajadora: con las huelgas de los trabajadores subcontratistas de 2006, 2007 y
2008.
En ninguna de estas huelgas de los trabajadores subcontratistas, los trabajadores de
planta solidarizaron con sus demandas. Es más: se opusieron activamente.
El status diferente de unos y otros, parecía levantarse como una muralla china entre
ambos.
Es aquí que podemos preguntarnos: ¿la categoría de status, permite una mejor
comprensión de la estructura social, dando cuenta de su composición más compleja, y
anulando la validez (¿y la realidad?) de la categoría de clase social?
Con las huelgas de los subcontratados mineros de esos años, se superpuso al final de ese
período, en 2008, una situación que modificaría ese escenario: el anuncio de la venta de
parte de Codelco (el yacimiento Gaby) a China. Aquí, la respuesta fue otra: subcontratistas
y permanentes respondieron unidos rechazando esa decisión.
La hipótesis que aquí proponemos, considerando ambas situaciones, es que la efectiva
heterogeneización de la clase trabajadora minera, que genera diferencias de status
profundas, estratificando y segmentando a la clase trabajadora, no anula la categoría de
clase que es la que determina la estructura de clases en Chile.
1
Tokman, Victor (2004). Una voz en el camino. Empleo y equidad en América Latina: 40 años de búsqueda:
p. 82. FCE. Chile.
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Comenzaremos entonces en primer lugar repasando las discusiones sociológicas
alrededor de la noción de status. En segundo lugar, propondremos una definición de las
nociones de status y clase trabajadora, especificando nuestro estudio. En tercer lugar,
presentaremos los resultados de nuestro estudio del caso de los trabajadores mineros de
Codelco en Chile hoy. Por último, presentaremos algunas conclusiones.
La noción de status: discusiones sociológicas
La noción de status en la sociología ha recorrido un largo camino, asumiendo diferentes
formulaciones desde la definición canónica dada por Max Weber. Aquí haremos un
apretado recorrido por este largo camino, para concluir con una definición de status que
nos permita acceder a la comprensión de nuestro problema de estudio.
Aunque estrechamente relacionada a la noción de clase2, la noción de status en Weber
refiere fundamentalmente a la estimación social específica –positiva o negativa- del honor
adscrito, y que se expresa en un modo de vida determinado 3, proponiéndose como una
alternativa al estudio de la formación de grupos sociales, más específicamente, de
comunidades, dentro de su preocupación general por el problema del poder4.
2
“Este honor puede también relacionarse con una situación de clase: las diferencias de clase pueden
combinarse con las más diversas diferencias estamentales y, tal como hemos observado, la posesión de
bienes en cuanto tal no es siempre suficiente, pero con extraordinaria frecuencia llega a tener a la larga
importancia para el estamento. En una asociación de vecinos ocurre con gran frecuencia que el hombre más
rico acaba por ser el ‘cabecilla’, lo que muchas veces significa una preeminencia honorífica”. (WEBER, Max.
1992. p. 687).
3
“En oposición a la ‘situación de clase’ condicionada por motivos puramente económicos, llamaremos
‘situación estamental’ a todo componente típico del destino vital humano condicionado por una estimación
social específica –positiva o negativa- del ‘honor’ adscrito a alguna cualidad común a muchas personas (…)
En cuanto a su contenido, el honor correspondiente al estamento encuentra normalmente su expresión ante
todo en la exigencia de un modo de vida determinado a todo el que quiera pertenecer a su círculo”.
(WEBER, Max. 1992. p. 687/688).
4
“Ahora bien, los fenómenos de la distribución del poder dentro de una comunidad están representados por
las ‘clases’, los ‘estamentos’ y los ‘partidos’.”. (WEBER, Max. 1992. p. 683).
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Más que en el problema de la estratificación social, Weber está interesado en el problema
de lo político. Aunque hay una larga discusión si es que Weber discute con Marx 5, en una
sociología de la sociología de Weber, se propone que éste tenía especial preocupación
por el avance de Alemania a potencia industrial, y era tema central de sus estudios los
obstáculos que lo impedían6. Es en este marco que se pueden comprender mejor sus
nociones de clase, status y partido: hace falta, para ese desarrollo, un liderazgo político, y
los Junkers, con Bismarck, ya se han convertido en burguesía agraria –podemos decir
nosotros aca, para nuestros fines: en clase económica- y es su dominio tradicional lo que
obstaculiza el avance de Alemania a potencia industrial, sumado a esto la herencia de
Bismarck (la burocracia y la falta de liderazgo), se concluye fácilmente que no basta ni
alcanza con la constitución de la clase económica, que es necesario introducir otras
nociones para la comprensión, y para la acción, del fenómeno del poder, de lo político más
en general.
Y aunque con esta especificación del contenido de estas nociones en Weber, es necesario
resaltar que es en el terreno de las nociones concernientes a la estratificación social
donde se desarrollan.
A partir de aquí, se ha recalcado que el aporte específico de Weber a esta área de la
sociología, es la pluralización del análisis de la estructura de clases. Es desde este sentido
general que nosotros lo integramos a nuestros estudios7. Y la noción de status ha
5
Que no habría en Weber una discusión con Marx es lo que propone, entre otros autores, Göran Therborn
(THERBORN, Göran. 1980). Que sí, aunque no únicamente, es lo que propone, también entre varios otros
autores. Anthony Giddens (GIDDENS, Anthony. 1997).
6
“El análisis de Max Weber de la estructura política de Alemania se ocupa de la interrelación entre tres
elementos principales: la posición de los terratenientes ‘feudales’ Junkers de raigambre tradicional; la
tendencia hacia un ‘dominio burocrático incontrolado’ por el cuerpo de funcionarios del Estado; y la carencia
de liderazgo político, unida a estos dos factores”. “GIDDENS, Anthony. 1972. p. 57).
7
Aunque disentimos de la imagen construida de un Marx simplón que solo ve dos clases. No nos
introduciremos aquí en este largo debate, baste señalar que la imagen de “dos Marx”, uno reduccionista de
“El Capital” o “Salario, precio y ganancia”, y otro más complejo (aunque (des)calificado como “militante”
(mal)entendido como opuesto a “científico”) de “El 18 Brumario de Luis Napoleón Bonaparte”, se rehúsa a
analizar profundamente la estructura del pensamiento de alguien que, aún con todo y pesar de todo, siguen
discutiendo. ¿”De te fabula narratur”?
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recorrido un largo camino, aunque siempre alrededor de este eje, muy alejado del sentido
original dado por Weber. La más clara distancia se encuentra en que directamente se ha
localizado la noción de status en el terreno de la estratificación social8. Ver Tabla 1.
En un apretado recorrido, no de carácter cronológico sino alrededor de ejes conceptuales,
veremos a continuación los usos de la noción de status. Ver Tabla 1.
En la sociología de Estados Unidos en la postguerra, el principal uso de la noción de
status, fue el de impugnar la noción de clase9. Y, partiendo por diferenciar las sociedades
8
“El problema de la determinación del efecto de la movilidad social sobre la conducta de individuos y grupos
parece menos dificultoso. Ciertos elementos básicos inherentes a todas las sociedades estratificadas
facilitan el análisis. Como, entre otros, sugirió Weber, debe entenderse que el sistema de
estratificación contiene diversas jerarquías que difieren con cada variación y combinación de los
factores básicos de la estratificación: status, clase y autoridad. En toda sociedad la movilidad social
puede conducir a discrepancias entre las diferentes posiciones que tiene posibilidades de ocupar
una persona en cada una de esas jerarquías. Al prosperar un hombre en su posición económica, puede
hallarse excluido de ciertos grupos sociales a causa de su ‘humilde’ origen social o de su procedencia étnica.
También es posible que personas con elevado origen social se vean en la incapacidad de obtener ingresos
proporcionados. Toda sociedad industrial tiene muchas diferentes jerarquías de ingreso (o de riqueza) y de
prestigio social, en cada una de las cuales la posición de un individuo está determinada por un factor
diferente: antecedentes de familia, servicios prestados, pautas de consumo, educación, etc. Cada una de
estas jerarquías puede diferenciarse aún más de acuerdo a la afiliación religiosa, el origen étnico, la
pertenencia a asociaciones, etc. Los individuos o los grupos sólo raramente ocupan posiciones del ‘mismo’
prestigio en todas las jerarquías a las que pertenecen”. (LIPSET, Seymour Martin, BENDIX, Reinhard. 1969.
p. 286 / todas las negritas no son del texto original, salvo indicación contraria).
9
“En el uso de los términos interrelacionados de clase y status, con preferencia a todos los demás que
integran en vocabulario de la teoría de la estratificación, es donde se discierne con más facilidad un enfoque
específicamente norteamericano, que no reconoce un nítido paralelismo en la teoría europea. Esa
especificidad se tradujo claramente en el debate de la inmediata posguerra acerca de si se podía afirmar la
existencia de clases; esto es, si se las podía considerar entidades reales, como eran la familia o la Iglesia, o
si eran productos del capricho estadístico. En los partidarios de este último enfoque influía el hecho de que
en la sociedad norteamericana la distribución de recompensas parecía seguir un continuum más o menos
ininterrumpido de la base a la cima, de modo que cualquier decisión de imponer deslindes que separaran
una clase o capa superior de otra inferior parecía un procedimiento arbitrario y carente de sentido, arbitrario
porque a falta de cortes naturales en el gradiente se podía trazar una línea artificial casi en cualquier parte;
carente de sentido, porque las clases resultantes no corresponderían a agrupamientos sociales auténticos,
que supusieran una pertenencia compartida y reconocida”. (PARKIN, Frank. 1988. p. 683).
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avanzadas y modernas por contraste con las sociedades anteriores, más que la
desigualdad estructural, se estudiaba la jerarquía flexible de individuos o de conjuntos de
individuos10; tanto desde el punto de vista del individuo, como del sistema social11.
10
“La defensa teórica de los Estados Unidos como sociedad sin clases se basaba no sólo en la
indiscernibilidad de toda segmentación social, sino en la afirmación, asociada a aquella, de que los criterios
con que se podía clasificar individuos y grupos en la jerarquía de recompensas eran demasiado
numerosos y diversos para que de allí surgiera una pauta de clase coherente. Se sostenía que estratos
nítidamente definidos sólo aparecían en sociedades en que los criterios de rango estaban estrictamente
delimitados, como en el caso de los sistemas feudales, donde el derecho de portar armas o poseer tierras se
contaban entre los pocos principios que regían la distribución de privilegios. En las sociedades avanzadas
entraban en el cuadro muchos otros factores, que incluían educación, ingresos, ocupación, religión,
etnicidad, etc. Como estos criterios de rango eran independientes unos de otros, individuos que ocupaban
rango alto en cierta dimensión podían tenerlo bajo en otras, lo cual impedía hablar en absoluto de un sistema
coherente de estratificación. En vez de un modelo de desigualdad estructurada, surgía el cuadro de un
orden social sumamente fragmentado y rudimentario, compuesto por conjuntos flexibles de
individuos que nada tenían en común, salvo un puntaje similar en la medición de índices de rango.
Cada individuo era concebido así como sumación de status altos y bajos”. (PARKIN, Frank. 1988. p. 684).
11
“La tercera y última dimensión de la asignación descrita por Parsons es la de ‘recompensas’. Aquí el tiene
en mente, ante todo, un tipo especial de recompensa, el elemento simbólico del prestigio. Toda actividad, rol
y logro en la sociedad es evaluado en términos de prestigio; por ello, se puede decir que el prestigio es
‘asignado’ y que se recurre a criterios sistemáticos (…) En el sentido de Parsons, el prestigio es el
elemento interno y voluntario que concilia o aliena a la gente de los procesos de asignación más
objetivos relacionados con las disponibilidades y el personal.”. (ALEXANDER, Jeffrey. 2000. p. 52).
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Tabla 1. El recorrido de la noción de status y sus usos.
Frente a la noción de clase
Localización
Actores
grupos
Ejes teóricos
Alternativa a la noción de
Fenómeno
Los
clase
distribución del
sociales,
de vida.
(Weber)
poder;
la
Alternativa a la noción
lo político
comunidad
de clase (Giddens)
(la
Honor adscrito; estilos
acción
comunitaria)
Sustitución de la noción de
Estratificación
El individuo;
Continuum.
clase
social
El
Prestigio
(análisis
clásico
sistema
ocupacional
(funcionalismo);
social
estratificación social EEUU y
reconocimiento
funcionalismo)
(Fairchild);
configuración
comportamientos
status
(estudios
sobre
el
consumo)
Complemento
articulado:
predominante/subordinado/
interrelacionado
Estratificación
Los grupos;
Grupos discretos.
social
Las
Movilidad
clases
sociales
(Kerbo);
social
jerarquía
(visiones críticas sociología
(Lipset, Bendix);
EEUU)
evaluaciones
interpersonales
/
estilos de vida (K. B.
Mayer);
legitimidad/conflicto
(Rex);
diversidad
complejidad
y
(Parkin,
Rex, Burris); variantes
al conflicto de clase
(Birnbaum);
prestigio
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(Giddens);
monopolio
de
grupo
(Sembler)
Con esta deriva teórica, se conformaron –aquí proponemos- tres usos de la noción de
status: como una alternativa a la noción de clase12, como una sustitución de la noción de
clase, como un complemento a la noción de clase. Ver Tabla 1.
A la noción de status como sustitución de la noción de clase, que se configura en la
sociología norteamericana en la postguerra con los estudios antropológicos de Lloyd
Warner en pequeñas comunidades de Estados Unidos en la década de los cuarenta y
12
“Weber insiste en que se debe establecer una clara distinción entre clase ‘en sí’ y clase ‘para sí’: ‘clase’,
en su terminología, se refiere siempre a los intereses de mercado, que existen con independencia de que los
hombres sean concientes de ellos. La clase es así una característica ‘objetiva’ que influye en las
oportunidades vitales de los hombres. Pero sólo bajo ciertas condiciones los que comparten una situación de
clase común toman conciencia de ello y actúan de acuerdo con sus mutuos intereses económicos. Al
subrayar este aspecto, Weber, sin duda, intenta distinguir su posición de la adoptada por muchos marxistas
que llevan a cabo lo que denomina una ‘operación pseudocientífica’ en virtud de la cual los lazos entre clase
y conciencia de clase se consideran como directos e inmediatos. Dicha reflexión evidentemente subyace
también en el énfasis que pone en los ‘grupos de status’ en contraposición con las clases. La oposición entre
clase y grupo de status, sin embargo, no es como parece suponerse a menudo, sólo, ni quizá siquiera
fundamentalmente, una distinción entre aspectos de diferenciación subjetivos y objetivos. Mientras que la
clase se basa en diferencias en los intereses económicos en las relaciones de mercado, Weber, en ningún
momento niega que, en ciertas circunstancias determinadas una clase puede ser una ‘comunidad’
subjetivamente conciente. La importancia de los grupos de status –que son normalmente comunidades en
este sentido- se deriva de que se basan sobre criterios de agrupamiento diferentes de los que se derivan de
las situaciones de mercado. El contraste entre clases y grupos de status es descrito por él, en ocasiones,
como una oposición entre lo objetivo y lo subjetivo; pero también entre producción y consumo. En tanto la
clase expresa relaciones implicadas en la producción, los grupos de status expresan relaciones implicadas
en el consumo, en forma de ‘estilos de vida’ concretos (…) El argumento del análisis de Weber no es que
la clase y el status constituyan dos ‘dimensiones’ de la estratificación, sino que las clases y las
comunidades de status representan dos formas posibles y competitivas de formación de grupos
respecto a la distribución del poder en la sociedad.”. (GIDDENS, Anthony. 1991. p. 47/48).
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cincuenta, se le opondría años más tarde como un complemento, una dimensión, de la
noción de clase13.
En este vaivén, se desarrollarían nuevos usos de la noción de status. Y unos de sus fines
y/o resultados, sería pasar de la idea de antagonismo de intereses, a “la mera
diferenciación social” (PARKIN, Frank. 1988). Detallemos un poco más.
La idea de jerarquía, rango, o posición de un individuo sería predominante14. La
construcción de escalas de prestigio ocupacional serían características de esta
13
“La familiaridad de Warner con la obra de Weber bien pudo haber engendrado la creencia de que su
propio estudio sobre los grupos de status formaba parte de esa misma tradición, de manera muy similar a lo
que para sí pretendían los partidarios del enfoque multidimensional. La diferencia clave era, por supuesto,
que Weber entendía en general los grupos de status como formaciones sociales que surgían dentro
de amplias categorías de clase; nunca los consideró equivalentes a clases por derecho propio. En los
estudios de Warner, los grupos de status son construidos en un perfecto vacío de clases, de modo que, en
vez de ser tratados como un refinamiento del análisis de clases, terminan siendo un sustituto de él. Las
observaciones que acabamos de hacer parecen indicar que algunas ideas fundamentales de Weber han
experimentado una extraña metamorfosis al ser incorporadas a la teoría norteamericana de la estratificación.
En el Weber que surge de esta teoría apenas se reconoce al autor de Economía y Sociedad, desfiguración
debida principalmente a que se lo invoca como principal portaestandarte del movimiento contra el
materialismo o determinismo económico o contra la interpretación monocausal de la clase social, o cualquier
otro término equivalente de lo que pasaba por marxismo durante este período. Es un Weber que ha sido
minuciosamente desmarxificado y a quien, de ese modo, se lo ha acondicionado para asumir tareas de
paladín ideológico de la sociedad sin clases del capitalismo norteamericano. Por eso uno busca en vano, en
estas diversas propuestas, algún rastro del interés weberiano en la propiedad, la burocracia estatal, los
antagonismos de clase o el cambio estructural; o la mención siquiera de que Weber nunca consideró a las
‘dimensiones’ de la estratificación como agregados de atributos individuales, sino como ‘fenómenos de la
distribución del poder’”. (PARKIN, Frank. 1988. p. 686).
14
“Status” social. Posición en un grupo social o en la sociedad. Posición relativa, rango o reputación.
Lugar que un individuo ocupa o grupo ocupa en la escala social. Dentro de los límites prescritos por el status
de un individuo en la sociedad en general, puede ocupar status diferentes en diversos grupos o instituciones.
La asignación de los status y la determinación de sus deberes y recompensas aparecen cristalizados en los
usos sociales y en las costumbres y sancionados por unos y otras. Por consiguiente, los individuos situados
en un status social elevado tienen un interés creado en mantener los rasgos culturales que aseguran la
permanencia de sus status. Las personas que ocupan status sociales en los que son instrumentos de la
acción del grupo, de la política, del ritual o del liderazgo, se denominan funcionarios sociales. Algunos de los
criterios por los que se juzga el status son: el liderazgo, la dominación, la capacidad, el éxito, la profesión u
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perspectiva15. Presentando su uso de la noción de status, queda dicho, como una
sustitución de la noción de clase. Y la visión funcionalista resaltaría, con esta idea, la de
integración social. Tal vez la clave esté en la idea de continuum 16. Más actualmente, la
sustitución de la noción de clase viene dada por la afirmación de la primacía de los estilos
otros medios de reconocimiento designados por el título, grado, cualidad de
miembro, vestido,
comportamiento u otros signos para conseguir que la atención de los demás quede fijada”. (FAIRCHILD,
Henry Pratt. 1992. p. 285).
15
“una breve observación sobre cómo se realizan los estudios de movilidad. Primero es importante
reconocer que la mayoría de los estudios sobre movilidad y logro se basan sobre todo en medidas de
prestigio ocupacional (…) debemos recordar que el prestigio ocupacional se basa en el supuesto (de las
teorías funcionales de la estratificación social) de que la dimensión clave de la clase es el status
ocupacional. Siguiendo los estudios sobre prestigio ocupacional se ordenaron diferentes ocupaciones de
arriba abajo conforme al grado de status asociado a cada una de ellas. Los estudios sobre el logro de status
(que analizaremos más adelante) usan una variante directa de la ordenación de las ocupaciones conforme al
status, mientras los estudios de la movilidad emplean tradicionalmente ordenaciones más toscas como la de
alta no manual, baja no manual, alta manual, etc (o profesionales, directivos, oficinistas, operarios y
trabajadores de servicios)”. (KERBO, Harold. 1998. p. 173).
16
“Los sistemas de estratificación, sin duda, difieren grandemente respecto del primer problema, esto es, el
de la importancia relativa de un ‘continuum general de prestigio’ estrechamente integrado, Así, durante la
Edad Media europea, parece habérsele concedido gran importancia al mantenimiento de la superioridad de
la nobleza sobre cualesquiera clases ‘burguesas’, y las de éstas, a su vez, sobre el campesinado. En
nuestro sistema, en cambio, es mucho más difícil determinar si hay algún grupo de elite específico que se
ubique inequívocamente en la cima: ¿se trata de la elite empresaria, las ‘mejores familias’, los profesionales
destacados o los rangos cumbres del gobierno? Aparentemente, la respuesta más significativa que pueda
darse es que no existen estándares inequívocos por los cuales pueda concedérsele el primer lugar a uno u
otro de ellos, como los que existían en la Edad Media y, aún más claramente, en el caso de la supremacía
brahmánica en la India”. (PARSONS, Talcott. 1967. p. 351). “En suma, particularmente tal como se lo ve en
una perspectiva comparativa, uno de los rasgos más notables del sistema de estratificación norteamericano
es su relativa indeterminación, la ausencia de una neta jerarquía de prestigio, excepto en un sentido muy
amplio, la ausencia de una elite superior o clase dirigente inequívoca; la fluidez de las transiciones así como
también la movilidad entre los grupos y, a pesar de las consecuencias de prestigio que tiene la meta
generalizada del éxito, la relativa tolerancia de diversas vías de acceso a ella. De ningún modo se trata de
una ‘sociedad sin clases’, pero, entre las sociedades de clase, constituye un tipo especial”. (Idem., p. 371).
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de vida (con las nociones de consumo o cultura) sobre la configuración de los
comportamientos17.
Al enfoque predominante, se le opondría una visión crítica dentro de la sociología
norteamericana, uno de los autores de la sociología del conflicto acentuaría, por contraste,
la idea de segregación, trabajando con los conceptos de prestigio/legitimidad/conflicto18.
Dentro de esta corriente de la sociología del conflicto, también se ha resaltado que aquel
uso de la noción de status deja de lado otros importantes factores, además del conflicto,
como la autoridad y la propiedad19. Y su uso de la noción de status representa aquí un
complemento a la noción de clase20.
17
“Así, se afirma que, debido al aumento de los niveles de vida, son más importantes las cuestiones
relacionadas con el consumo que las concernientes a la producción; y que los ‘estilos de vida’, más que las
‘clases’, representan un papel cada vez más relevante en la configuración de toda una serie de actitudes y
comportamientos”. (CROMPTON, Rosemary. 1994. p. 205).
18
“(…) la noción de ‘legitimidad’ y su negación es importante para la comprensión de la manera en que se
desarrolla el conflicto. Debemos pasar ahora a una esfera en la que esta noción es aún más importante, a
saber, la de los sistemas de status. Afirmaremos que tales sistemas sólo pueden ser comprendidos
adecuadamente en términos de las pretensiones de autoridad legítima y de su rechazo por algunos
miembros de la sociedad. Una vez más, será conveniente comenzar con la definición de situación de status
de Weber: ‘En contraste con la ‘situación de clase’, determinada de manera puramente económica,
llamamos ‘situación de status’ a todo componente típico de la vida de los hombres que esté determinado por
una estimación específica del prestigio social, positiva o negativa. Este prestigio puede estar vinculado con
cualquier cualidad compartida por una pluralidad de personas’. Ahora bien, a primera vista parecería que
la diferente asignación de prestigio es una característica obvia de cualquier sociedad o grupo, y no
guarda una relación necesaria con un sistema de clases económicas; cabría esperar que la conquista
de tal prestigio fuera una de las recompensas o sanciones que estimulan el desempeño de roles y
que, por lo tanto, refuerzan la estructura social. Pero la concepción generalizada de un sistema de
status implica algo más y algo diferente: no sólo la asignación de prestigio en el desempeño de un
rol específico, sino también la de un prestigio generalizado que sirve para segregar un grupo de otro
y para facilitar el desarrollo de diferentes modos de vida. Las cuestiones que plantea, pues, la existencia
de sistemas de status son tres: 1) cuáles son las características cuya posesión hace que se goce de alto o
bajo prestigio; 2) cómo debe explicarse la tendencia a asignar prestigio de esta manera; 3) quién otorga el
prestigio”. (REX, John. 1985. p.178/179).
19
Pero como dijimos en el Capítulo 5, esta ordenación de status plantea problemas para comprender
adecuadamente la estratificación social de las sociedades industriales. Señalamos que, por un lado, el status
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La visión crítica, no descansa sólo en la idea de conflicto social, también se trabaja la
noción más clásicamente weberiana, por decir así, de estilo de vida, unida a la idea de
prestigio y jerarquía21. Y también, asociada con éstas, la idea de monopolio de grupo22.
de una ocupación puede ser menos importante para determinar quién obtiene qué en la sociedad que el
nivel de cualificación, la complejidad y la capacidad de mercado de la cualificación ocupacional. La idea de la
ordenación conforme al status no contempla la naturaleza conflictiva de la estructura ocupacional, ni las
restricciones a la libre competencia en la estructura ocupacional. Por otro lado, además de la importancia de
las divisiones en la estructura ocupacional hemos mostrado la de las divisiones con respecto a la autoridad y
la propiedad. Estas divisiones no siempre se miden correctamente en los estudios actuales sobre la
movilidad social y el logro de status”. (KERBO, Harold. 1998. p. 174).
20
“Valiosas conclusiones pueden obtenerse de la referencia a la investigación clásica del marxismo,
recientemente revigorizada, acerca de un ‘modo de producción asiático’. La extensión dada por Wittfogel a
esta idea fue totalmente exagerada, pero la noción de Estado como agente propietario y explotador en sí
mismo tiene la virtud de recordarnos que las formas que asumen el conflicto de clase son, históricamente, en
extremo variables. En esto residió, si lo he leído correctamente, el peso de la sociología comparada de Max
Weber. Su intención no fue demostrar que el marxismo era falso (el marxismo que él enfocó fue, a menudo,
el positivismo evolutivo de la Socialdemocracia alemana), ni aún que la estratificación descansaba sobre el
status más que sobre las consideraciones de mercado, sino que la predominancia del mercado en el marco
del capitalismo fue solo una variante histórica del conflicto de clase”. (BIRNBAUM, Norman. 1974. p. 104).
21
“las diferencias en la distribución de ingresos, salud y posibilidades de vida, que dividen nuestra sociedad
en varias clases, se reflejan en diferencias de prestigio para los individuos y las familias que componen esos
estratos. Aunque, la jerarquía de status está sobrepuesta, sin ser idéntica, al orden social. La jerarquía de
prestigio se basa en evaluaciones interpersonales, según criterios relacionados con factores
objetivos; como ingreso, fortuna, poder, ocupación y educación o atributos culturales y formas
características de conducta en las que se expresan esos factores. Las demandas de prestigio se
fundamentan entonces no sólo en la cantidad de dinero y posesiones individuales sino también en la forma
en que son usadas, en el estilo de vida y la cantidad de tiempo en que cada familia ha mantenido cierto
ritmo de vida, o, en palabras cotidianas, en su ‘linaje’ y su ‘rango’ (…) se dirigen hacia personas que
muestran similares características culturales, las que son valoradas por la población local en
términos de prestigio, tendiendo de esa manera a constituir una jerarquía (…) diferencias que en la
forma de atributos culturales y estilos de vida caracterizan a distintos grupos de status y son la base de
las jerarquías de prestigio locales”. (MAYER, 1961. p. 89/90).
22
“Sin embargo, como ya se mencionaba, Weber también considera otro mecanismo de diferenciación social
que se relaciona con la distribución del prestigio u honor en una comunidad, lo que daría origen a los grupos
estamentales, entendidos como agrupaciones que se configuran en torno a un determinado estilo o modo de
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Agosto de 2009
En este enfoque de la noción de status como complemento a la noción de clase, unos se
inclinan por remarcar el carácter prioritario de la noción de status 23, para otros tiene un
carácter subordinado24, mientras que para otros más, tiene un necesario carácter
interrelacionado25.
Una definición de status y clase para el estudio de la heterogeneidad y la
homogeneidad en la estructura de clases, considerando el caso de la clase
trabajadora minera en Chile hoy
Este apretado recorrido por la discusión sociológica alrededor de la noción de status, nos
permite proponer ahora una definición propia para nuestro estudio.
vida reconocido como particular o propio, y que por ende les permite cierta identificación y reconocimiento
simbólico. Los grupos estamentales, entonces, se caracterizan por el monopolio sobre determinados
bienes (materiales y simbólicos) que les permiten adquirir un modo de vida específico, al cual sólo se
puede acceder cumpliendo con ciertas ‘convenciones’ o ‘acreditaciones’.”. (SEMBLER, Camilo. 2006.
p. 14).
23
“Marx sostiene una concepción unidimensional de la estratificación y las divisiones sociales, donde las
relaciones de clase son capitales, mientras que Weber sostiene una concepción multidimensional en la que
las relaciones de clase se entrecruzan con otras bases (no clasistas) de asociación, señaladamente el status
y el partido, que a menudo tienen primacía sobre ellas”. (BURRIS, Val. 1993. p. 4).
24
“Cualquier observador que permanezca en una comunidad norteamericana tomará conciencia
rápidamente de la proliferación de grupos informales y de camarillas. El hecho de que sus actividades sean
muy interesantes y de que sean fácilmente discernibles, ha animado a muchos estudios norteamericanos a
considerarlos como el principal criterio para identificar a las clases sociales. De todos modos, este es un
procedimiento inadecuado ya que confunde clases con grupos de status y oscurece la distinción entre los
hechos básicos y los de importancia secundaria. Para un integrante de las clases superiores puede tener
gran significación emocional saber quién es ‘socialmente aceptable’ y quién visita a quién, que son aspectos
del reconocimiento de status, pero para la gran mayoría del pueblo las posibilidades de vida que están
determinadas por la propia pertenencia a una clase tienen una importancia mucho mayor que las cuestiones
de etiqueta”. (MAYER, Kurt. 1961. p. 93).
25
“el análisis de la clase social que, en lugar de intentar distanciarse del concepto de status, habrán de
basarse en la interrelación de los económico y lo ‘social’.”. (CROMPTON, Rosemary. 1994. p. 165).
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Aquí entenderemos el status como un modo de distinción, y así enormemente eficaz en la
constitución de grupos sociales, con base (es decir, articulada jerárquicamente) en la clase
encarnada en la estructura ocupacional, y delimitados por un sentido de pertenencia que
expresa un carácter de privilegios y exclusividad relativos, cuya principal dimensión es el
estilo de vida basado en sus condiciones materiales de existencia, y que se caracteriza
por el nivel de lo particular frente al nivel de lo general de la noción de clase.
Si proponemos que la noción de status, así definida, está articulada jerárquicamente con
la noción de clase, y si nuestro estudio se centrará en una fracción de la clase trabajadora,
los trabajadores mineros de Codelco en el Chile actual, debemos también definir la noción
de clase trabajadora.
Esta definición es si se quiere, aún más compleja, involucra largos debates, muchas
definiciones, fuertes tradiciones teóricas de la sociología (predominando en los estudios
empíricos la corriente neoweberiana de Goldthorpe y la neomarxista de E.O. Wright),
envuelve también –legítimamente- disputas y prejuicios ideológicos. En consecuencia,
aquí la proponemos en términos provisionales, generales, y para los fines de nuestros
estudios.
Se puede comenzar por una definición “por exclusión”: no se definirá en base a la
distinción manual/ no manual (los asalariados de empresas de servicios no manuales, por
ejemplo los de Call Center, vendedoras de servicios de salud, bancarios, es difícil
ubicarlos en los “sectores medios”, por sueldos y condiciones de trabajo, más allá de la
autopercepción); no se define por nivel de ingresos (abundan entre estos mismos
sectores, y en el trabajo en el sector público, los bajos salarios y malas condiciones de
trabajo); no se define por nivel educacional (abundan los estudios sobre la educación
como nuevo filtro más que como trampolín de la movilidad social; y estos mismos sectores
aquí mencionados tienen mayores niveles educativos).
Ahora, para una primera definición, puede proponerse: constituyen la clase trabajadora
todos los asalariados del sector público y privado, de las ramas industria, minería,
servicios y comercio, excluyendo aquellos que cumplen funciones de administrar los
intereses de la clase propietaria (o dirección estatal), que puede estratificarse
internamente (en fracciones, sectores y también grupos de status) según tipos de contrato
(permanentes o externalizados) como el gran criterio diferenciador contemporáneo (y al
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que se asocia nivel de ingresos, nivel educacional, status), y con diferentes pesos relativos
de acuerdo a las ramas y sectores estratégicos en la economía nacional (por ejemplo, en
Chile, la fracción minera es apenas el 1,2% de la clase trabajadora a nivel nacional, pero
una huelga de esta fracción puede afectar gravemente toda la economía nacional, así
como a todo el movimiento sindical). El principal factor de diferenciación, tipos de contrato,
se introduce artificialmente, es decir, en forma no orgánica, por los propietarios de los
medios de producción (en Chile parte en dictadura con la ley que permite la
externalización de todos los procesos productivos o relacionados, anulando otra ley que lo
limitaba sólo a las funciones que no hacían al “core business” de la época del Gobierno de
Frei Montalva en la década de 1960), y va creciendo regularmente hasta llegar al día de
hoy con un 33% de trabajadores del sector privado externalizado (y en el Estado, aunque
hay una ley que establece que el 80% debe ser de planta, es exactamente al revés: el
80% es ”a honorarios” o figuras equivalentes).
Es decir: una definición que se asienta en las relaciones de propiedad estableciendo sus
fronteras externas, por así decir, sin perder su complejidad y heterogeneidad internas, con
la introducción de la dimensión de tipos de contrato.
Podemos ahora entonces especificar nuestra pregunta: ¿por qué al interior de una fracción
de la clase trabajadora, los trabajadores mineros de Codelco en el Chile actual, con
iguales trabajos, se constituye un subgrupo de status, los “trabajadores de primera” que
contrastan con los “trabajadores de segunda”?
Y entonces especificar nuestra hipótesis general: la constitución de grupos de status
dentro de los trabajadores mineros de Codelco en el Chile actual, con base histórica, se
reformula y consolida con la aparición de un sector de trabajadores subcontratados,
“trabajadores de segunda”, heterogeneizando la clase trabajadora, pero sin llegar a
disolverla, ni afectar entonces al análisis de clase, ni a los “fundamentos de clase de la
sociedad"
(TORCHE,
Florencia,
WORMALD,
Guillermo.
2007),
consolidando
la
conformación de un grupo de “trabajadores de primera” como subgrupo de status
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caracterizado por sus privilegios, y por contraste, la de los “trabajadores de segunda” por
sus carencias26.
Y nuestra hipótesis específica: la constitución de este grupo de status es resultado de la
subdivisión en sectores (permanentes/ externos, de planta/ subcontratados) por parte de la
empresa, lo que llamaremos una división artificial y no orgánica. Considerando ésto, la
conformación de este subgrupo de status es una respuesta defensiva del sector
privilegiado en pos de sus privilegios otorgados, pero en cuanto se ven amenazados ya no
en sus privilegios particulares, sino en sus intereses generales, en su existencia misma
como clase, se disuelve la distinción de status subordinándose a la homogeneidad de
clase.
El caso de los trabajadores mineros de Codelco en Chile hoy
Unas palabras metodológicas. Se trata de una indagación exploratoria que busca aunar la
extensa discusión sociológica sobre las nociones de status y clase, y su relación, con su
aplicación al caso de la fracción minera de la clase trabajadora, específicamente los
trabajadores de Codelco. Esto mediante cinco entrevistas para acceder a una primera
comprensión del problema que permita profundizar en esta línea de estudio hacia futuras
investigaciones: entrevistas semiestructuradas a tres dirigentes sindicales: uno de los
trabajadores de planta, y dos de los trabajadores subcontratados de la División El
Teniente; y un cuestionario electrónico que replica las dimensiones principales de las
entrevistas a los dirigentes sindicales a un Prevencionista de Riesgo de Chuquicamata,
División Norte, y a una administradora de una empresa subcontratista que presta servicios
en la División Norte. Junto con ésto, una aproximación documental.
26
Resaltamos la idea de Weber de que la estimación puede ser tanto positiva como negativa: “En oposición
a la ‘situación de clase’ condicionada por motivos puramente económicos, llamaremos ‘situación estamental’
a todo componente típico del destino vital humano condicionado por una estimación social específica –
positiva o negativa- del ‘honor’ adscrito a alguna cualidad común a muchas personas”. (WEBER, Max. 1992.
p. 687).
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En un ir y venir entre el sumergirse en la teoría sociológica y el estudio empírico, para
nuestro estudio, hemos identificado 4 dimensiones, una de ellas subdividida en dos, y 15
variables-indicadores, que resumimos a continuación en el cuadro 1, y será desarrollada
en lo que sigue.
Cuadro 1. Dimensiones y variables para el estudio de la constitución de grupos de status en nuestro
estudio.
Dimensiones
Variables- indicadores
Dimensión constitutiva
Contrato de trabajo
Dimensión material
Participación proceso de producción
Sueldos
Seguridad
Casinos
Dimensión estilos de vida:
Comida
a) Dentro del lugar de trabajo
Buses
Trato
Casas de cambio
Espacios de colación
Educación
Dimensión estilos de vida:
Vivienda
b) Fuera del lugar de trabajo
Vacaciones
Positiva
Percepciones
-
Negativa
La constitución de grupos de status en la fracción minera de la clase
trabajadora: permanencias y cambios
La externalización de trabajadores (sea bajo la forma de la subcontratación, predominante,
o del suministro) es un fenómeno masivo que ilumina la conformación de grupos de status,
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tal como aquí los hemos definido, dentro de la clase trabajadora. Esta conformación de
grupos de status, ganó sanción social al caracterizar a los trabajadores subcontratados
como “trabajadores de segunda”, a raíz de las huelgas de los trabajadores subcontratados
de Codelco, iniciadas en 2006, y que inauguraron un ciclo con tres años seguidos de
huelgas: 2006, 2007, 2008, y que dieron origen a la llamada “Ley de subcontratación” (Ley
n° 20.123). De este modo se puede observar el carácter crítico de la realidad de la
subcontratación en este sector estratégico de la economía chilena.
Estos dos aspectos: el carácter crítico de la subcontratación, y el carácter estratégico
determinó la selección de la fracción minera de la clase trabajadora, y dentro de ésta el
sector de trabajadores de Codelco, para nuestro estudio. Porque a pesar de que el empleo
minero es minoritario (1,4% del total27), la minería en Chile representa el 24,4% de la
estructura del PIB 2007 (www.sofofa.cl), y es la principal fuente de divisas con 43.680,9
millones de dólares en 2007 (www.sonami.cl).
Emergió así, con la externalización de trabajadores, la conformación de dos grupos de
status definidos y separados entre sí: un grupo de status definido por la carencia, los
“trabajadores de segunda”; y un grupo de status, caracterizado por sus privilegios
relativos, que, por contraste, podrían denominarse “trabajadores de primera”.
Los privilegios relativos de los trabajadores mineros de Codelco son históricos:
“Y siempre lo hemos dicho, y siempre nos han dicho que somos intocables
como trabajadores, pero nosotros tenemos una historia sindical de sobre
100 años en Codelco, que fueron las minas que hubieron cuando llegaron
los gringos, los dueños de estas mineras antes de la nacionalización del
cobre, y ha sido una gran riqueza para este país, después que se murió el
salitre”. (DSP1).
27
Estructura total del empleo por rama de actividad: Agricultura 12.3% / Minería 1.4% / Industria 13.3% /
Servicio Doméstico 4.6% / Construcción 8.4% / Comercio 19.6% / Transporte 8.1% / Servicios financieros
8.6% / Serv. sociales y personales 27.6%. (REINECKE, G., VELASCO J., 2007).
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“Es que Codelco siempre ha estado sumido en un clasismo desde los
años de la Braden Cooper cuando estaba administrada por los gringos,
siempre ha habido clasismo al interior, de hecho sus inicios estaba el
sector de Sewell, donde dormían los obreros y los empleados… siempre
han existido esas diferencias”. (DSC2).
Pero esta referencia histórica debe ser especificada, pues la actual constitución de grupos
de status es diferente a la que se conoce históricamente.
En primer lugar, la referencia a los privilegios de los trabajadores mineros de Codelco se
refería a la totalidad de los mismos por contraste con los trabajadores de otras ramas de la
producción. Ahora, en cambio, se ha traslado al interior de la misma fracción de
trabajadores mineros.
Este cambio es de gran importancia. Porque contribuye a incrementar la heterogeneidad
de la clase trabajadora. Si en la década del período llamado, para abreviar, de “sustitución
de importaciones” que va entre los años de la década de 1940 a principios de la de 1970,
se identificaba claramente una clase trabajadora homogénea y estable, con una “periferia”
heterogénea e inestable (que podrían identificarse con los trabajadores informales), este
fenómeno de la subcontratación afectó ese sector homogéneo y estable de la clase
trabajadora, incrementando su heterogeneización, su segmentación.
En segundo lugar, la conformación de grupos de status, tenía un carácter estructural,
orgánico por así decir, que residía en las características de enclave de la explotación
minera28, y que favorecía una política activa de la empresa para disciplinar y domesticar a
28
Aunque referido a otro objeto de estudio, las relaciones de género en los trabajadores mineros y sus
luchas, sirva de ilustración la incidencia de la característica de enclave: “El corazón de sus vidas cotidianas
en el enclave minero fue la presencia constante de la compañía y la importancia de la mina para su
sobrevivencia. Esta presencia dominante de mina y empresa dio a la comunidad una férrea unidad basada
en intereses y experiencias compartidas. La estructura del enclave, así como el mismo proceso de
proletarización, creó una fuerte solidaridad entre los mineros y sus esposas. En el enclave, las
reivindicaciones de los trabajadores incluyeron mejores escuelas, parques, jardines infantiles, comida y
vivienda, todas áreas dominadas por la empresa. Y en el sistema de relaciones entre sexos vigente en El
Teniente, estas demandas cayeron en la esfera de actividad de la mujer. De este modo, dada la estructura
del enclave y el sistema de relaciones de género, la mujer, al igual que el hombre, dependía totalmente de la
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los primeros trabajadores mineros de principios del siglo XX mediante una serie de
concesiones que iban constituyendo privilegios relativos. Ahora, en cambio, la política ha
sido la constitución de un sector de “trabajadores de segunda” mediante la
subcontratación. Esto tiene implicancias de largo alcance: si ayer se constituía en un
grupo que podía nuclear una clase trabajadora homogénea y estable, hoy tiene el efecto
de segmentar y heterogeneizar. Para dimensionarlo, debemos ver rápidamente algunos
elementos del fenómeno de la subcontratación en Chile y en la minería del cobre.
-
El fenómeno actual de la subcontratación
El proceso de creciente externalización de trabajadores, con la subcontratación y el
suministro como sus principales figuras, se inició tras el golpe de Estado de 1973, como
parte de una entera re-estructuración productiva, que reformuló la relación capital- trabajo,
y que fue acompañada de una nueva política laboral, que cobró forma con el llamado Plan
Laboral de 1979 y después el Código del Trabajo. Específicamente, lo que impulsaría el
proceso de externalización sería el Decreto n° 16.757 de 1979, que ampliaba la
subcontratación a todas las áreas de las empresas, poniendo fin a las restricciones
existente (que la limitaban a las tareas que no correspondían a la producción principal y
permanentes de la empresa), expresadas en la Ley n° 1.263 de 1975. Aparecía entonces
la figura del trabajador subcontratado.
compañía y compartía con el hombre intereses fundamentales y un enemigo común: la misma empresa. De
hecho, la estrategia de la compañía de crear una comunidad de familias estables, fracasó. Mientras más
mujeres se quedaban en los campamentos y asumían el papel de dueñas de casa, y mientras más hombres
se quedaban trabajando y formaban familias en el mineral, en mayor medida se lograba el objetivo de la
empresa, en cuanto a formar una fuerza laboral que satisficiera sus necesidades. Sin embargo, esta
comunidad gozaba de una tremenda unidad con fuertes vínculos. La estrechez de la vida que compartían a
la sombra de la mina estableció las bases de una solidaridad que prestó una gran fortaleza a los
trabajadores en sus conflictos con la compañía”. (KLUBOCK, Thomas. 1992. p. 50).
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La medición del trabajo externalizado, y de la subcontratación en particular, es
complicado, y de hecho, no hay una medición clara del fenómeno 29. Como cifra
aproximada, se considera poco más de un 30% de la fuerza de trabajo total: más de
1.200.000 trabajadores (AGENDA LABORAL, Ministerio de Trabajo, 2006).
Al interior de la fracción minera de la clase trabajadora, se puede establecer que “en 1982,
año en que aparecen los primeros subcontratados en la minería chilena, existían 187
trabajadores de planta por cada tercerizado; mientras que en 2006 existían casi 2
tercerizados por cada trabajador de planta. De acuerdo a datos proporcionados por la
Sonami en julio 2007, el guarismo actual es de 2,1 subcontratados por cada trabajador de
planta” (SILVA, C., 2007).
El fenómeno es impresionante, pasa del 4% en 1982, al 61% en 2004:
Número de trabajadores de empresas mandantes y contratistas en la minería, 1975 a 2004
Año
Contratistas
Mandantes
Total
1975
0
74.782
74.782
1976
0
75.535
75.535
1977
0
72.967
72.967
1978
0
67.369
67.369
1979
0
64.746
64.746
1981
0
59.777
59.777
1982
290
54.206
54.496
1983
450
54.006
54.456
1984
1.869
61.311
63.180
1985
3.174
63.926
67.100
1986
4.119
65.976
70.095
1987
5.489
74.239
79.728
1988
6.819
70.931
77.750
1989
9.075
74.492
83.567
1990
10.751
74.508
85.259
29
“Por otra parte, las clasificaciones de actividades económicas utilizadas por el INE, la Encuesta CASEN de
Mideplan, el Servicio de Impuestos Internos y otras instituciones, no registran este tipo de actividad, aún
cuando existe un ítem un tanto vago, identificado como ‘prestación de servicios’, pero no se especifica de
qué tipo de servicios se está hablando ni hacia qué sectores va dirigido. En las CIUU vigentes no existe el
rubro ‘contratistas’.”. (ECHEVERRIA TORTELLO, M.. 2006. p. 37)
Estudios del Trabajo n° 16
Serie Estudios
Agosto de 2009
1991
11.706
70.038
81.744
1992
10.391
65.719
76.110
1993
17.294
38.090
55.384
1994
22.118
53.123
75.241
1995
27.300
54.938
82.238
1996
34.737
51.166
85.903
1997
41.976
51.284
93.260
1998
47.738
48.839
96.577
1999
38.031
46.186
84.217
2000
39.476
46.621
86.097
2001
48.418
44.794
93.212
2002
54.633
45.056
99.689
2003
57.437
42.457
99.894
2004
68.120
44.341
112.461
Fuente: Elaboración Departamento de Estudios, Dirección del Trabajo, a partir
de Anuarios de la Minería en Chile.
Particularmente en Codelco, las cifras de trabajo subcontratado son claras: Para el 2008,
mientras que los trabajadores de planta suman 19.300, el total de trabajadores
subcontratados se eleva hasta los 38.798, más del doble.
Empleo directo (al 31 de diciembre 2008)
2004
2005
2006
2007
2008
Personal propio
16.778
17.880
17.936
18.211
19.300
Contratistas de operación y servicio
19.929
24.951
24.028
26.210
23.171
8.683
12.601
8.620
17.079
15.627
Contratistas de inversión
Específicamente en la División El Teniente, a la que pertenecen los dirigentes sindicales
entrevistados, se distribuye del siguiente modo: mientras que en la década de 1970, llegó
a tener 14.000 trabajadores de planta, hoy cuentan con un poco más de 10.000
trabajadores, 4.500 propios y el resto trabajadores contratistas, invirtiendo la relación.
-
La constitución de grupos de status y la diferenciación de la fracción minera
de la clase trabajadora
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En la literatura, el tratamiento de la noción de status refiere a la constitución de grupos,
distinguiéndose según una serie dada de factores. Aquí, queremos dar cuenta de su doble
dimensión en tanto constitución de grupos de status, y a la vez de diferenciación, de
distinción, heterogeneizando y segmentando la clase.
En este apartado podremos ver:
-
La base formal, legal, de la diferenciación, de la distinción, entre trabajadores
subcontratados y trabajadores de planta, nuevo punto de partida en la constitución
de grupos de status: los “trabajadores de primera” y los “trabajadores de segunda”.
-
Aunque al mismo tiempo podremos observar las tareas que se realizan en El
Teniente y la distribución de tareas entre ambos grupos de trabajadores. La
diferenciación contractual, es subsumida en la unidad en la producción,
constituyendo la unidad de clase sobre la que se constituye la diferenciación según
grupos de status.
-
Sobre esta base, las bases materiales de las distinciones entre ambos grupos de
status.
-
Siguiendo con las dimensiones más propiamente de “estilos de vida”, ligados a la
situación de trabajo, que asientan la diferenciación según grupos de status.
-
Por último, las autopercepciones que consagran esa diferenciación según grupos
de status.
Hay una disputa alrededor de la cuestión de si los trabajadores subcontratados de
Codelco pueden considerarse trabajadores de esta empresa.
Legalmente no es así: tienen contratos precisamente con las empresas contratistas que
prestan servicios a Codelco. Y así es que la empresa afirma también que no pueden
considerarse sus trabajadores30.
30
“La legislación define el trabajo en régimen de subcontratación como “aquél realizado en virtud de un
contrato de trabajo por un trabajador para un empleador, denominado contratista o subcontratista, cuando
éste, en razón de un acuerdo contractual, se encarga de ejecutar obras o servicios, por su cuenta y riesgo y
con trabajadores bajo su dependencia, para una tercera persona natural o jurídica dueña de la obra,
empresa o faena, denominada la empresa principal, en la que se desarrollan los servicios o ejecutan las
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Del mismo modo lo marcan los trabajadores de planta. Y aquí está la base formal, legal,
de la distinción que los constituye como grupo de status, diferenciando trabajadores de
primera y trabajadores de segunda, según líneas contractuales:
“Te cuento, los subcontratados son de empresas que prestan servicios a
Codelco (…) y hoy día el status de ellos no es sentir el orgullo de ser de
Codelco aunque muchos de ellos sí han pasado a Codelco, pero siguen
siendo de un empresario privado que presta servicios a Codelco, que
ahora dentro de sus licitaciones pone cierto nivel de rentas que no podrían
bajarse, o sea hay una protección mucho más digna para el trabajador
subcontratado” (DSP1).
Pero es clara la ambigüedad de la situación productiva y laboral, que se refleja en asumir
una serie de responsabilidades que sólo corresponderían a la empresa con la que el
trabajador tiene una relación contractual, siguiendo los mismos argumentos:
“Además, junto con las empresas contratistas se materializaron programas
de capacitación social para los trabajadores de estas últimas empresas y/o
sus respectivos grupos familiares, utilizando para su financiamiento parte
de los excedentes Sence a los que tiene derecho Codelco”. (CODELCO
(b). p. 77).
Pero hay una disputa aún mayor, de mayor importancia, de mayor alcance, en torno a una
pregunta decisiva: ¿realizan los trabajadores subcontratados trabajo de producción,
obras contratadas (…) En tal sentido, la Corporación ha definido un modelo de gestión en el que Codelco
realiza directamente actividades asociadas a su conocimiento y externaliza a empresas contratistas
especialistas –a través de contratos civiles o comerciales- la prestación de servicios, como alimentación,
transporte y seguridad, entre otros. Las empresas contratistas que prestan servicios a Codelco son
responsables exclusivas de las relaciones laborales de cada una de ellas con sus respectivos trabajadores”.
(CODELCO (b). p. 76).
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pueden ser considerados parte de la fracción minera de la clase trabajadora,
constituyendo un grupo de status, desmejorado, de la misma fracción de clase?
Aquella ambigüedad y esta disputa mayor, requirió la intervención de la Dirección del
Trabajo, a través de una resolución que alentó aún más esta disputa: tras la sanción de la
Ley de Subcontratación, se dictaminó la obligación de internalización (pase a planta) de un
gran número de trabajadores subcontratados. Se reconocía así que los trabajadores
subcontratados realizaban tareas esenciales a la producción y bajo el mando directo de la
empresa mandante.
Pero la definición de esta disputa es esencial para la diferenciación de un grupo de status
con privilegios relativos, los trabajadores de primera, por eso hay especial preocupación
en acentuar este punto:
“El de Codelco produce cobre, nosotros producimos cobre, Codelco
compra servicios para esta producción, o sea, Codelco produce cobre, por
ende el cobre es principal producto para efecto de todas nuestras cosas. Y
los contratistas producen servicios, para que Codelco pueda generar el
cobre y todas esas cosas. Codelco contrata la alimentación, contrata la
movilización, contrata un lote de servicios que son necesarios al interior de
Codelco pero no producen cobre, el cobre no lo han producido”. (DSP1).
Aunque resulta casi imposible lograr determinar en forma detallada las funciones que
realizan trabajadores de planta y trabajadores subcontratados, si es posible establecer en
general que tantos unos como otros, son parte esencial del proceso de producción de
cobre (aunque sólo los trabajadores subcontratados hagan tareas de servicios). Veamos
en qué consiste éste:
Procesos productivos del cobre que se realizan en la División El Teniente:
Estudios del Trabajo n° 16
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Extracción: Operaciones: movimiento de material en la mina (perforación, tronadura,
carguío y transporte) / Mantención: vela por la disponibilidad electromecánica de todos los
equipos (perforadoras, palas, camiones, equipos auxiliares) / Construcción de los niveles
(para las labores subterráneas pueden ser horizontales (túneles o galerías), verticales
(piques) o inclinadas (rampas) y se ubican en los diferentes niveles que permiten
fragmentar, cargar y transportar el mineral desde el interior de la mina hasta la planta,
generalmente situada en la superficie): se construyen mediante explosivos que se colocan
en perforaciones efectuadas en la roca, después, proceden las tareas de fortificación.
Producción: Incluye los niveles de transporte, producción, hundimiento y ventilación,
piques de traspaso y carguío de mineral.
Servicios e infraestructura: talleres de mantención, piques de transporte de personal,
accesos principales, redes de agua y electricidad, drenajes, redes de incendios, oficinas,
comedores, baños, policlínicos, bodegas, etc.
Aquí, el trabajador subcontratado afirma ser parte de este proceso de producción:
“No las tareas en algunas faenas de las minas son muy similares. De
hecho hay empresas contratistas que preparan las faenas de la mina para
los tenientinos. Lo que es del tema de producción y desarrollo. De hecho
hay trabajadores que operan jumbos, palas, lo mismo equipos que operan
los trabajadores tenientitos”. (DSC2).
Y estas tareas de producción, incluyen las tareas más riesgosas:
“(…) o sea, el sector más malo es para el trabajador contratista, los
mayores riesgos los asumen siempre los trabajadores contratistas.
¿El sector quiere decir una zona de la mina?
Una zona determinada... Siempre es como que tiran a los leones a los
trabajadores contratistas.
¿Cual sería más riesgosa, más riesgosa por qué?
Por los sectores de desarrollo, de producción, donde están implementando
nuevos piques, nuevas chimeneas, todo ese tipo de tareas son
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sumamente riesgosas, y no la hacen los viejos de El Teniente. Siempre se
la dan al trabajador contratista.
¿Me podrías describir, porque yo no sé, qué tareas hacen?
Cómo decirte... Hay trabajadores contratistas en empresas como [B.], [E.]
(…) que empiezan a desarrollar los sectores, que empiezan a crear las
condiciones para que después esos sectores después sean lugares de
producción. Entonces ellos empiezan a hacer el túnel, a romper, empiezan
a hacer los piques, las zanjas, empiezan a encaminar la cosa, como quien
dice, preparar la carretera para que después pasen los vehículos”.
(DSC2).
Las divisiones contractuales según tareas, a la hora de sacar adelante la producción de
cobre, se funden en un solo proceso, como lo menciona indirectamente y desde el punto
de vista de la seguridad en el trabajo, nuestro Prevencionista de Riesgo:
“En Codelco se trabaja por contratos. Si una Empresa Colaboradora está
a cargo de un trabajo riesgoso, debe tomar todas las medidas necesarias
para evitar cualquier tipo de incidente, ya sea a personas o medio
ambiente (…) se trabaja por Contratos. Por ejemplo: contrato de
lubricación de bombas (empresa FT Ltda.), contrato de limpieza de
cañerías (empresa S), contrato de disolución de sulfhidrato de sodio
(empresa F S.A.). Como puedes apreciar, son distintos riesgos en cada
actividad pero depende de qué empresa realice el trabajo. Codelco
también cuenta con personal propio el cual se maneja por área, y se
encargan de apoyar a Contratistas o a realizar actividades que no están
bajo contratos con Empresas Colaboradoras”. (PR).
Aún siendo parte ambos grupos, los “tenientinos” y los “trabajadores de segunda”, las
distinciones de bases formales, contractuales, que los constituyen como grupos de status,
se desplegarán asentando las bases materiales de esta diferenciación.
En primer lugar, se observa en el sueldo. Y es una percepción generalizada:
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“Por segundo año consecutivo se aplica la pregunta: ¿Cuánto cree usted
que ganan en miles de pesos? Los resultados muestran el grado de
privilegio con que son percibidos los trabajadores mineros, al mismo
tiempo que muestran la pérdida de ingreso percibida en todos los
trabajadores a excepción de los trabajadores contratados de la minería. La
crisis económica tiene como efecto una alta percepción de pérdida de
ingreso en el país, aumentando así la brecha de privilegios entre los
trabajadores de la minería con todos los otros. Los trabajadores de
Codelco son percibidos como los mejores pagados del país, y además
como los que menos redujeron su ingreso con la crisis (…) En todos los
otros grupos de trabajadores medidos la percepción de ingresos es
altísima, disminuyendo el ingreso promedio de los chilenos en $141.000
de $473.000 a $332.000 (entre 2008 y 2009), sin considerar a los
trabajadores mineros. Al mismo tiempo, el ingreso promedio de los
trabajadores contratados de la minería baja en un total de $24.000 de
$873.000 a $849.000 en el mismo periodo. La brecha entre los
trabajadores de la minería y los trabajadores del país aumenta de
$400.000 a $517.000 como producto de la crisis económica entre el 2008
y 2009”. (MORI, PUC. 2009).
Es claro que al referirse a los trabajadores mineros, lo hace a los “trabajadores de
primera”. Y así lo perciben todos los trabajadores que participan en la producción del
cobre:
“Y es un orgullo. Nos sentimos orgullosos. Yo llevo la camiseta de Codelco
en mi corazón. Son trabajadores que se les paga muy decentemente, muy
decentemente, dicen que somos privilegiados, y es un privilegio trabajar
en Codelco, es un privilegio. Nosotros creemos que es un privilegio. Y
siempre lo hemos dicho”. (DSP1).
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“Y ahí las diferencias son abismantes, un trabajador de planta puede
operar las palas, LHD que ellos denominan y que ganan alrededor de
1.500.000, 1.700.000, mientras que un trabajador contratista en una
empresa “X” no te supera los 400.000 haciendo la misma función”.
(DSC2).
Esta base material de la diferenciación, se extiende a los estilos de vida, que, a
nuestro modo de ver, tienen que ver tanto con la vida fuera del trabajo como con la
vida dentro del trabajo. Con la vida dentro del trabajo, es lo que tradicionalmente
se estudia como condiciones de trabajo, pero que, dada las diferenciaciones
existentes, hace a dos estilos de vida distintivos tanto de los “trabajadores de
primera” como de los “trabajadores de segunda”. ¿Por qué? Porque hace al trato
al trabajador en su lugar de trabajo: la despreocupación por la seguridad, la
alimentación peor, el peor trato entre trabajadores, las peores instalaciones, todo
refleja el destrato, una “estimación social específica … negativa”.
La desprotección desde el punto de vista de la seguridad es tema de preocupación
evidente:
“Ahora lo otro en cuanto a seguridad, se ha visto, y lo hemos detectado
nosotros con el tiempo, como ser de repente, hay explosiones de roca,
tronaduras que le llaman, las explosiones internas, y los primeros que
entran adentro, a tragarse los gases tóxicos, son los trabajadores
contratistas. De hecho, hay empresas contratistas que, pese a las normas
que existen por el tema de las partículas por millón, igual a veces están
infringiendo las normas y mandan al trabajador contratista para dentro.
Ahora, las condiciones de trabajo son bastante inhumanas en algunos
sectores, la implementación de seguridad es muy mala para el trabajador
contratista. Un trabajador en un turno se le puede rasgar su buzo, se
puede terminar completamente mojado, porque hay sectores que son muy
húmedos, y el trabajador trabaja nomás, nadie se preocupa que al otro día
ese viejo tiene que tener su buzo seco. De hecho al viejo de El Teniente
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no, se le moja su buzo y el jefe de turno le manda comprar un buzo nuevo
al tiro, o de última “cámbiate y sécate”, o de última lo saca del turno”.
(DSC2).
Pero hay otras expresiones de las diferencias de trato que, por tanto, hacen a un estilo de
vida dentro del lugar de trabajo: los buses, los casinos, la comida, la atención, todo
establece un trato distinto, constituyendo dos grupos de status, “estimación social
específica … negativa”:
Es así ante los buses para subir a la mina:
“nosotros hace unos años atrás se hizo un reportaje con Rodrigo [Siveral]
periodista de TVN donde nosotros le señalábamos todas las injusticias
que viven los trabajadores contratistas, las diferencias, el clasismo que se
siente entre un trabajador y otro, y lo constatamos, y entonces dijo el
periodista “pero entreguenme pruebas”, mira la mejor prueba que yo te
puede entregar hoy día es que hay buses para trabajadores contratistas, y
buses para trabajadores de planta. Es el mismo bus, pero uno dice “
trabajadores contratistas”, y el otro dice “ Codelco”, ¿qué pasa? pasa que
un trabajador contratista no se puede subir al bus de Codelco, los mismos
viejos dicen que no, o empiezan a silbar, de repente los mismos viejos
empiezan a bajar, y con eso causan la presión al chofer que tiene que
bajar al trabajador contratista. Así el bus lleve cinco o seis viejos y haya
espacio para meter a 30 más”. (DSC2).
Es así con los casinos:
“Ahora, lo otro que constatamos nosotros la otra vez es el tema de los
casinos. En los casinos había horario para los trabajadores contratistas y
horario para los trabajadores de planta, o sea, tú llegabas almorzar a las
12 o a las 12:30 horas del día, y había una niña que te decía tú eres
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trabajador contratista tiene que almorzar de la 1.30 horas en adelante”.
(DSC2).
Es así con las comidas:
“Ahora el tema de las comidas, lo vimos mucho en la línea, la línea se
nomina cuando estás haciendo la fila para retirar tu colación, que de
repente en el horario del trabajador contratista también entran viejos de El
Teniente, entonces para el viejo de El Teniente, le dicen “mire tenemos
pavo, fideos, carne al jugo, hay porotos”, ya, el trabajador contratista dice
“yo quiero carne al jugo con arroz”, “ no, hoy hay porotos”...” (DSC2).
Es así en el trato directo entre trabajadores:
“Ahora, cuando atendemos a un trabajador de planta, la atención se nota,
el compañero, el trabajador contratista que trabaja para la empresa de
alimentos se esmera por atender al trabajador de El Teniente, en cambio
cuando llega a hacerle la atención al trabajador contratista “¿qué querís
tú?”.” (DSC2).
Es así con las casas de cambio:
“Ahora últimamente… cuando hicimos ese catastro, aunque siempre es
malo hacer comparaciones, constatamos el hecho de las casas de
cambio, los trabajadores contratistas unas baldositas así nomás, unas
llaves feas, si había agua caliente bien, si no había, no había nomás,
había que bañarse con agua helada, sin embargo los trabajadores de
planta todo con azulejos, con cerámicos, llaves finas, siempre agua
caliente, nosotros reclamamos muchas veces”. (DSC2).
Es así con los espacios habilitados para hacerse la propia comida:
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“había unos cuartos que los denominaban [chuqueros] cuando no había
colación en la mina, entonces los viejos llevaban la colación de afuera, y
los viejos desde El Teniente, tenían su [chuquerito], sus mesas, sus sillas,
para calentarse su comida, todavía la tienen... Tiene unas marmitas para
calentar en baño María. El trabajador contratista no, el trabajador
contratista tenía que comer sentado arriba de una piedra, en el mismo
lugar de trabajo, si la comida le quedaba algo de caliente bien, sino se la
tenía que comer fría”. (DSC2).
Y también esta diferenciación de estilos de vida, se da fuera del lugar de trabajo.
Observable en la educación, la vivienda, las vacaciones:
La diferenciación en el ámbito de la educación, uno de los sostenes de la diferenciación
por clase y status, es especialmente sentida:
“Sería para nosotros como trabajadores contratistas, para mí es un sueño,
pensar que algún día voy a mandar a alguno de mis hijos a la Universidad,
porque todos sabemos lo que cuesta hoy en día mandar a un hijo a la
Universidad, arrendar departamento, que tenga comida, traslado, sus
útiles, sus mensualidades, si con lo que ganan los trabajadores de esta
División, es imposible.
Esta es otra diferencia porque al trabajador de planta le pagan…
Al de planta le pagan, tiene los beneficios, beneficios reales, palpables,
como
grandes
ayudas
escolares,
para
uniformes,
para
útiles,
mensualidades, eso nosotros hoy día no lo tenemos. Si nosotros pedimos
un aporte así de pequeñito, y así y todo costó un mundo, y no se consiguió
en los términos que la CTC planteó, porque debía Codelco que te entrega
a los trabajadores contratistas, 2000 becas a nivel nacional
Sobre cuantos
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Nosotros calculamos 28.000. hoy día en El Teniente, 11.000 y 4.000 de
planta”. (DSC2).
En la vivienda, un elemento visible del estilo de vida fuera del lugar de trabajo, es igual:
“En su mayoría los trabajadores subcontratados no tienen casa propia, un
porcentaje importante arrienda (desde pequeñas casas, hasta solo un par
de habitaciones) otros aun viven con sus familias en casa de los padres o
allegados. De aquí nace una de nuestras demandas principales:
VIVIENDA. Los trabajadores de planta por sobre el 90% son propietarios,
por planes habitacionales propios de Codelco; el resto, han adquirido sus
casas de forma particular, pero también con la garantía de los beneficios
de
Codelco.
No
existen
sectores
exclusivos
para
trabajadores
subcontratados, se encuentran repartidos en distintos sectores de la
ciudad, creo que el agrupa mas trabajadores vive en el nororiente de
Rancagua. Otro porcentaje importante vive a las afuera de la ciudad, como
Machali, Graneros, Olivar y otros. La gente de planta, vive en villas
exclusivas en Rancagua, como la Villas Teniente, Nelson Pereira, Jardin
Oriente, etc. Las casas propias de los subcontratados en su mayoría son
viviendas sociales; las de los trabajadores de planta por parte baja están
por sobre los $30.000.000 y de ahí para arriba.”. (DSC3).
Y también se da respecto a las vacaciones, otro signo exterior visible de las
diferenciaciones por status:
“De vacaciones ni hablar, mas allá de un fin de semana en Pichilemu (160
kms de Rancagua) es lo máximo para muchos subcontratados. Por su
parte los trabajadores de planta, pasan su periodo completo en sus
propiedades en playa o campo, los lugares son variados”. (DSC3).
Estas diferenciaciones son reconocidas ampliamente hoy:
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“Con respecto al tema Subcontratistas de Codelco, y considerando
nuestra razón de ser como Ergónomos, deberíamos evaluar que, ante las
demandas presentadas por los contratistas en cuanto a: Igual Trabajo
Igual Sueldo.... Más que focalizarse en los aspectos económicos
demandados debemos focalizarnos en el “igual trabajo” (¿Realmente se
cuenta con iguales condiciones para desarrollar un mismo trabajo?). He
tenido la experiencia de conocer casi la totalidad de puestos de trabajo de
una faena de la gran minería, tanto de 3eros como de planta y conozco
muy de cerca la cultura minera La Ergonomía aún tiene mucho que decir
en cuanto a un 'igual Trabajo'... Es decir las condiciones deben cambiar
ojalá lo antes posible, creo que el rol del ergónomo en estos casos es el
de "Asesor de las respectivas Gerencias y de los Departamentos de
RR.LL.", En lo personal creo que toda empresa debería contar con un
ergónomo. Ahora si vamos hilando fino y reconocemos: que las
condiciones no son las más optimas, que el sueldo en equivalente con un
trabajador de planta es mucho menor, que las expectativas son menores,
que la seguridad (Estabilidad laboral) es menor, que la IDENTIDAD no es
la misma o no existe, que la frustración es mayor, que existe una real
discriminación por ser contratistas y no de planta, que los beneficios
sociales no son los mismos, que las deudas, que... etc. (SOCHERGO. s/f.
p. 7).
Es así, que conforman las percepciones y autopercepciones que culminan de conformar
los grupos de status al interior de la fracción minera de la clase trabajadora:
“porque yo comparto que eran trabajadores de segunda, de muy de
segunda,
porque
los
empresarios
contratistas
generaban
unas
vergonzosas utilidades en desmedro de sus trabajadores, en desmedro de
la seguridad, en desmedro de la ropa de seguridad, de los sueldos, eran
unos trabajadores ya de tercera, cuarta clase, con lo que les pagaban”.
(DSP1).
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“Existe ese clasismo todavía, incluyendo los trabajadores propios, existe
clasismo. Como ser años atrás, un operador de pala que es el mejor
pagado en temas de producción, se le sentaba un jumbero que es el que
hace los hoyitos para después poner el explosivo, no se podía sentar en la
mesa, porque los otros se paraban y se iban. Entonces la cultura, que
ellos han tenido arraigada por años en de una u otra forma le han
traspasado al trabajador contratista. De hecho hay muchos trabajadores
de planta que le tienen como recelo el trabajador contratista, hablan mal
del trabajador contratista... que los trabajadores contratistas son
hediondos, que son cochinos, que son ordinarios, que son delincuentes”.
(DSC2).
“es el orgullo más grande trabajar para Codelco porque uno sabe que
trabaja en una empresa del Estado de Chile que ha sido pilar de la
economía nacional para efectos de los más pobres de este país. O sea el
sentir ser parte de los recursos que esta gran empresa entrega a todos los
chilenos lo hace sentirse orgulloso uno de trabajar en esa. Yo creo que el
orgullo grande es decir ‘yo soy de Codelco’.”. (DSP1).
Es posible entonces en esta exploración que hemos hecho, establecer la “estimación
social específica, positiva y negativa” que constituye dos grupos de status al interior de la
fracción minera de la clase trabajadora.
Por un lado, los “trabajadores de primera” sintiendo y expresando sus privilegios relativos,
el orgullo de ser de Codelco.
Por otro lado, los “trabajadores de segunda”, concientes de ser tratados como hediondos,
cochinos, ordinarios, delincuentes.
Pareciera ser que la noción de status prevalece sobre la noción de clase, a la hora de la
conformación de la estructura social chilena, heterogeneizando y segmentando a la clase
trabajadora, de un modo que resulta improbable reconstituir.
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Conclusiones. La primacía de la noción de clase
A pesar de ver el proceso de diferenciación que constituye estos dos grupos de status, y
que parece cavar un abismo entre uno y otro, hicimos más arriba una proposición: que en
cuanto se ven amenazados ya no en sus privilegios particulares como grupos de status,
sino en sus intereses generales, en su existencia misma como clase, se disuelve la
distinción de status subordinándose a la homogeneidad de clase.
Esto pudo observarse claramente ante la amenaza de privatización del yacimiento Gaby:
provocó una declaración conjunta de los trabajadores de planta, agrupados en la
Federación de Trabajadores del Cobre-FTC, y los trabajadores subcontratados agrupados
en la Confederación de Trabajadores del Cobre- CTC, con una advertencia de huelgas y
movilizaciones.
¿Es que se trata, como afirma Weber de que la noción de status actúa en un cierto
momento, y la noción de clase en otro?:
“En cuanto a las condiciones económicas generales para el predominio de
la organización ‘estamental’, sólo se puede decir, en relación con lo que
antes hemos indicado, de un modo muy general, que cierta (relativa)
estabilidad de los fundamentos de la adquisición y distribución de bienes
lo favorece, en tanto que todo trastorno y toda sacudida técnicoeconómica lo amenaza, colocando en primer plano la ‘situación de clase’.
Las épocas y países en que prevalece la importancia de la pura posición
de clase coinciden, por lo general, con los tiempos de transformación
técnico-económica,
mientras
todo
retardo
de
los
procesos
de
transformación conduce inmediatamente a un resurgimiento de las
organizaciones ‘estamentales’ y restablece de nuevo la importancia del
‘honor’ social”. (WEBER, Max. 1992. p. 693).
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Se trata de una aproximación de tono pragmático. Podemos proponer otra aproximación:
que su base, en realidad, reside en la unidad de clase que constituye a los trabajadores
como tales, y que asume una expresión parcial pero expresiva ante la amenaza de
privatización, que terminaría con los privilegios relativos de los “trabajadores de primera”, y
amenazaría el trabajo de los trabajadores subcontratados.
Es por eso que la reacción ante la potencial amenaza que representa la privatización de
Codelco encuentra respuesta unánime de los trabajadores mineros que trabajan en esta
empresa, cada uno con sus alternativas, unos la renacionalización total del cobre, otros
conservar un Codelco 100% estatal, pero ambos rechazando esta potencial amenaza:
“Y se logró arreglar el problema que teníamos con Minmetals la empresa
china que era un previo acuerdo de compra de parte de esta minera Gaby
y hoy día es estatal 100%. Escúchame ah?, te dije “estatal”, todavía no
ingresa 100% a Codelco, o sea es una mina que la trabaja Codelco, pero
no está dentro del sistema de Codelco, es una empresa estatal diferente,
con un estatuto y un status, diferente. Nosotros estamos pidiendo que sea
una División más de Codelco. Nosotros tenemos muchas Divisiones,
Chuquicamata, El Teniente, Andina, Salvador, Ventanas, o sea, nosotros
queremos que día también tenga estatuto “Codelco Chile” Gaby (…) O
sea, ejemplo, si mañana… que no suceda… vamos a suponer una
hipótesis que no estamos lejos ni cerca pero podría ser, es Piñera
presidente, la derecha se tomó el gobierno y Piñera, que lo ha dicho,
privatizo “parte de Codelco”, lo dijo el programa que mostró Ominami, que
de ahí para adelante yo le perdí todo el afecto, entonces a mí, eso, no lo
acepto por ningún motivo, y para mi se transforma en un enemigo de los
trabajadores de Codelco cualquier persona que pretenda que esta gran
empresa
del
Estado
de
Chile,
que
los
excedentes
han
sido
espectaculares, espectaculares, pretendan los privados que esas
utilidades que son para todos los chilenos, para salud, para el colegio,
para vivienda, para los programas sociales del gobierno, se pierdan,
porque eso es entregárselos a un grupo de accionistas, entonces eso es a
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muerte la defensa que vamos hacer los trabajadores del cobre para que
Codelco se mantenga 100% en manos del Estado de Chile y tendremos
que juntarnos y vamos a hacer muchas cosas”. (DSP1)31.
“nosotros lo subcontratados y este sindicato, el SITECO, que somos parte
de la Confederación de Trabajadores del Cobre, la CTC siempre hemos
estado por la renacionalización del cobre.
¿Pero en ese punto, sí hay espacio para la convergencia?
En ese punto y exclusivamente en el tema Gaby sí…”. (DSC2)
Esta unidad de clase que constituye a los trabajadores como tales emerge y se manifiesta
ante situaciones específicas, sin embargo, se constituye en el proceso mismo de
producción. Como pudimos observar, a pesar de la diferenciación de status, ambos grupos
de trabajadores son parte del mismo proceso de producción. Es de este modo que están
constituidos como clase, dimensión que establece su primacía cuando los intereses
generales como clase se ven amenazados, arrastrando con ellos a los intereses
particulares como grupos de status que se deben subordinar a lo común que los constituye
como clase.
31
Y aún en medio de la huelga de los trabajadores subcontratados del año 2008, fuertemente rechazada por
la FTC, esta organización sindical tuvo que apelar al recurso de la huelga como amenaza ante la eventual
privatización de Gaby: “LA SERENA.– El presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC),
Raimundo Espinosa, afirmó ayer que no aceptarán bajo ningún punto de vista la privatización del yacimiento
Gabriela Mistral (Gaby), por lo que no descartó futuras paralizaciones a nivel nacional. En la inauguración
del 59° Congreso Nacional de la FTC, el dirigente, dirigiéndose al ministro de Minería, Santiago González,
con tono enérgico le manifestó: "señor ministro, Gaby debe estar 100% en manos del Estado". Agregó que
de concretarse el preacuerdo con la estatal china Minmetal, se estaría incurriendo en una ilegalidad jurídica”.
(El Mercurio, martes 22 de abril de 2008).
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Fuentes
Entrevistas
DSP1. Dirigente sindical de los trabajadores de planta de Codelco División El Teniente.
Entrevista realizada en la Federación de Trabajadores del Cobre, Santiago, el 8 de junio
de 2009.
DSC2. Dirigente sindical de los trabajadores subcontratados de Codelco División El
Teniente. Entrevista realizada en SITECO, Rancagua, el 28 de mayo de 2009.
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DSC3. Dirigente sindical de los trabajadores subcontratados de Codelco División El
Teniente. Entrevista realizada en SITECO, Rancagua, el 28 de mayo de 2009.
PR. Prevencionista de Riesgo en Chuquicamata, División Norte. Cuestionario electrónico
entregado el 10 de junio de 2009.
AES. Administradora empresa subcontratista que presta servicios en Chuquicamata,
División Norte. Cuestionario electrónico entregado el 10 de junio de 2009.
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