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ORACION PARA PEDIR POR LAS VOCACIONES
DE LAS HIJAS DEL PATROCINIO DE MARIA
A lo largo de una jornada ¡cuántas veces! podemos
acudir a abrir la puerta de nuestra casa porque alguien
ha llamado. Es una rutina a la que no le prestamos
demasiada atención, a no ser que estemos esperando
una visita.
Otra puerta a la que llaman también constantemente es a
la puerta de nuestro corazón, de nuestra vida. ¿Quién
llama? El Señor. De muchas maneras nos llama y se
hace presente. Por lo tanto abramos los ojos ante quien
tenemos cerca de nuestra puerta, porque es Dios.
Quizás deberíamos abrir más los ojos para poder
reconocerle. Los discípulos de Emaús no vieron, tan solo
lo reconocieron en el trato con ÉL. Previamente tuvieron
que abrir la puerta de su casa y su corazón para
entender, para comprender y ver con los ojos de la fe.
El Señor ciertamente está llamando a nuestra puerta. Él
puede elegir la manera de “tocar”, de “hacerse oír”. En
medio de tanto ruido, de los afanes, de la actividad
constante, no podemos captar el susurro casi
imperceptible de quien llama y grita con voz ahogada por
el dolor, el hambre, el llanto y la necesidad. Un susurro
suave pero constante que, sin violentar, va haciéndose
hueco entre nosotras, va tocando nuestras puertas, va
haciéndose presente y nos sigue preguntando “¿me
abres?”.
Corazón divino de Jesús, que un día dijiste: “Rueguen
al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”, te
suplico vuelvas tus ojos misericordiosos a tu amada
congregación, predilección de tu Madre. Envía a ella
numerosas jóvenes escogidas para trabajar en la
santificación propia, la educación y formación
cristiana de la juventud y evangelización de los
pobres y la niñez. Haz que tu voz resuene en el
corazón de tantas jóvenes generosas al decidir su
vida y llámalas a ser Santas Religiosas Hijas del
Patrocinio de tu Madre. Guarda a aquellas que has
llamado, a fin de que correspondan fielmente a su
vocación. Que sean una sola cosa contigo, que lleven
fruto a las almas y su fruto sea duradero. María Reina
y Madre de nuestra amada congregación, presenta a
Jesús nuestras suplicas haz valer tu amor de Madre y
tu poder de Reina. AMÉN.
.
Una de las fuentes de la revelación divina es la
Biblia. En ella descubrimos la Historia de la
Salvación; aquella en la que Dios se da a conocer a
la humanidad para salvarla y regalarle felicidad, es
decir, la plenitud de la vida en Él. No se trata sino de una alianza que Dios ha querido hacer con
sus hijos, su pueblo escogido.
ACTITUDES PARA LEER LA BIBLIA
Quien desee leer la Biblia deberá preparar todo su ser: el cuerpo y el espíritu, pues, la lectura
y meditación de la Palabra de Dios exige la integridad del ser humano.
En este mes en RED por las vocaciones vamos a aprender siete actitudes muy importantes
para leer la Biblia.
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