El Conde de Montecristo; Alejandro Dumas

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EL CONDE DE MONTECRISTO
CAPITULO I
Edmundo Dántes era un marinero que llegó a Marsella y tiene un platica con el señor Morrel, y con Danglars
con quien no se lleva muy bien.
CAPITULO II
Dantés visita a su padre y su vecino los visita el cuál es amigo de Danglars pero también se lleva muy bien
con Dantés.
CAPITULO III
Fernando quiere con Mercedes que es la novia de Edmundo pero ella lo quiere solo como un hermano y
cuando llega Dantés a casa de Mercedes Fernando se enoja y se va, y Danglars y Caderousse lo provocan
como de broma para que tome venganza y Fernando se la cree.
CAPITULO IV
Danglars y Fernando planean hacer que encarcelen a Dantés acusándolo en una carta anónima.
CAPITULO V
Danglars y Caderousse se alegraron que lo planeado de la carta fuera solo una broma. En el banquete de bodas
apresan a Dantés porque lo acusan de Bonapartista y Danglars y Caderousse sospechan de Fernando, pero les
da miedo hablar.
CAPITULO VI VIII
Villefort es un hombre que va a sustituir al procurador del rey y al él le toca el asunto de Dantés, y cuando lo
interrogan se dan cuenta que en una carta que él traía que no había leído decían cosas muy importantes del
papá de Villefort y le dicen que no hable nada de eso y lo dejan libre y el obedece.
CAPITULO VII
Al siguiente día lo llamaron y lo llevaron en una lancha a una isla que cuando se dio cuenta era el Castillo de
IF que era una prisión.
CAPITULO VIII
Mientras está ahí en lo único que piensa es en Mercedes y que quería hablar con el gobernador porque el no
era culpable de nada pero no lo dejaban.
CAPITULO X
El rey se preguntaba por Napoleón porque había rumores de que iba a entrar.
CAPITULO XII
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Villefort y su padre Noirtier charlan de aquella carta que se habían traído de la Isla de Elba en la cual decía
que Noirtier era bonapartista.
Entonces el Sr. Noirtier quiere ir a ver al rey.
CAPITULO XIII
Napoleón había regresado al trono y el Sr. Morrel fue con Villefort a pedir que liberaran a Dantés ya que el
reino de Luis XVIII había caído, pero no logró nada. Luego volvió a subir Luis XVIII y el padre de Dantés
perdió esperanzas y murió.
CAPITULO XIV
El gobernador va a visitar a los calabozos porque era su encargo y visita a los peligrosos donde había locos y
también estaba Dantés el cuál pidió que le explicaran la razón por la que estaba ahí.
Un día oyó unos ruidos y estuvo como tres horas oyéndolos y tratando de descifrarlos y decidió tocar la pared
para ver si se callaba y si si se callaba concluiría que era un preso, toco y si se callo el ruido; Dantés quiso
asegurarse de sí su vecino en realidad había dejado de trabaja, por lo que escucho con atención. Todo seguía
muy silencioso, Dantés supuso que su vecino desconfiaba del, pero no perdió la esperanza y siguió trabajando
buscando, hasta que haló un obstáculo y reconoció que había hallado una viga que atravesaba, y cerraba el
agujero. Dantés se desesperó y empezó a reclamarle a Dios.
CAPITULO XV
Y mientras se quejaba en voz alta, oyó que le contestaban ¿Quien habla de Dios y desesperación al mismo
tiempo? Dantés empezó a hablar con esa persona que estaba al otro lado y empezaron a dar Datos suyos para
identificarse, (el vecino era el número 27) No se trataba mas que de un viejo que llevaba encerrado cuatro
años mas que Edmundo, este le contó de sus planes de hacer un hueco que llevaba ya haciendo desde tiempo
atrás, pero que lo malo era que daba al jardín donde había guardias. Después de platicar un rato, los dos
concluyeron que
Seguirían haciendo su conspiración en secreto para luego de ahí escapar al mar.
CAPITULO XVII
El abate Faría ( el vecino del calabozo de Dantés) era un viejo sabio y audaz y todo era por sus más o menos
12 años que llevaba en el Castillo de If. Tenía un Pasadizo donde podía pasar al otro Calabozo (el de Dantés)
y tenía lugares ocultos donde guardaba cosas que había fabricado como por ejemplo unas plumas que había
hecho a base de Hollín y vino. Cuando Dantés se encontraba con él, se pusieron a adivinar y resolver quien
era el que había conspirado contra él, y descubrieron:
Que Danglars no quería que Dantés fuera capitán del Faraón; Fernando lo odiaba por ser prometido de
mercedes; Ellos dos y Caderousse ebrio, habían escrito la carta en la taberna del tío Pánfilo.Que Noiriter era
padre de Villefort.
CAPITULO XXIV
Al Abate le daban como ataques que él decía accesos y le salía espuma por la boca y luego quedaba como
muerto y cuando sintió que le iba a dar uno, le dio instrucciones a Edmundo de darle unas gotas de un vino.
Ya que le dio, Dantés hizo lo prometido y el Abate despertó pero en esta ocasión quedó muy débil y le dijo a
Dantés que él tendría que escapar solo, puesto que él ya no podría nadar.
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CAPITULO XVIII
Faría le contó a Edmundo la historia de la familia de su Jefe del cual era secretario, (Spada) y como fue que
no llegaron a tener muchas riquezas, y las herencias que entre estos se dejaban también le enseño un trozo de
papel en el cuál había un escrito incompleto, mismo que Faría había completado, hablaba de un tesoro y el
abate se lo regaló a Dantés y le indicó donde se encontraba (En la Isla de Monte− Cristo entre unas grutas)
puesto que Faría consideraba a Dantés como su hijo.
Pasó un tiempo hasta que a Faría le dio otro Acceso y en este Falleció, lo que hizo Dantés fue que a la hora de
que metieron el cadáver del viejo en una bolsa, intercambio el cuerpo, metiendose él en la bolsa y fue arrojado
al mar, que era el cementerio del Castillo de If. Nadó y nadó, vio que un bote se estrellaba y cuando otro bote
lo recogió, él inventó que él iba a bordo de ese bote para que no lo descubrieran, EL bote que lo recogió se
llamaba la joven Amelia los cuales eran unos contrabandistas, y se empezó a llevar muy bien con uno
llamado Jacopo, la Joven Amelia fue a la isla de Monte Cristo,, porque estaba solitaria y podían estar ahí sin
que los descubrieran, La noche antes de la partida, Dantés no pudo dormir, y se la pasó soñando con Grutas, le
dijo al dueño del barco que Edmundo iba a manejar el barco toda la noche, Dantés se confundió cuando le
dijeron que ahí, no había grutas, pero pensó que debían de estar escondidas.
Nadie sabía los planes de Edmundo y este tenía miedo de que lo descubrieran, al otro día cogió una escopeta y
con la excusa de que le gustaba la caza se fue de excursión, Jacopo insistió en acompañarlo, pero por suerte
encontraron luego luego un animal y lo cazaron y Edmundo le dijo a Jacopo que se adelantara para irlo
Guisando y mientras el siguió buscando las grutas, encontró unas marcas en el piso pero estas lo llevaron a
donde había una roca circular colocada sobre una base sólida, decidió regresarse con todos y casi cuando
llegaba se cayó a un hoyo que media como 15 pies y todos corrieron a auxiliarlo y lo encontraron
ensangrentado y el les dijo que estaba bien y que se fueran a comer, Jacopo les dijo a todos que iban a
embarcarse hasta el Atardecer para esperar a que Dantés se recuperara pero él, no quiso y les pidió lo dejasen
solo y de regreso como en unos dos días lo recogieran en la isla, que tan solo le dejaran una escopeta y balas,
sus compañeros se fueron y él subió hasta las rocas mas altas para ver como se alejaba la embarcación; Dantés
había fingido que estaba lastimado.
Dantés regresó a donde había visto la roca circular y pensaba que como había podido subir aquella roca ya
que era muy pesada, Entonces pensó que no la habían subido sino la habían hecho bajar y empezó a buscar
huellas que indicaran eso; luego encontró una pared donde había un agujero, entonces metió pólvora para
mover la roca, se hizo pedazos la base y Dantés pudo mover la piedra, Descubrió una tapa, la cual quitó y
entró a una gruta, recordó que en la carta de Spada que le había dado Faría hablaba de que el agujero mas
lejano de la segunda gruta, buscó y encontró muchas piedras sobrepuestas, las abrió con un pico y pasó a la
segunda gruta, en esta localizó el rincón mas lejano y excavó hasta que encontró un cofre con el escudo de la
familia Spada, lo abrió y vio tres secciones, en una había escudos de oro, en la otra barras de oro y en la
tercera piedras preciosas; Después de eso salió de la gruta, cubrió la roca, comió y descansó.
CAPITULO XXV
Danés fue a Marsella con los contrabandistas y les pide que investiguen acerca de su padre y de Mercedes,
mientras tanto Dantés se fue a Génova, luego recibió noticias de que su padre Luis Dantés había fallecido, lo
cual ya se esperaba, lo que no se esperaba era que le dijeran que Mercedes había desaparecido.
Entre Bellegarde y Beaucaire había una posada a la que llamaban la posada del puente de Gard ahí vivían el
posadero llamado Gaspar Caderousse y su esposa enferma a la que él llamaba Carconta, él pasaba los días en
la puerta de su casa esperando que algún viajero se detuviera, un día pasó un Abate tocó la puerta le abrió el
posadero, le pregunto si el sería el antiguo sastre de la calle de Meilhan y si había conocido a un marino
llamado Dantés, el abate le platico que Dantés había muerto y que antes de morir le había encargado repartiera
un diamante que valía 50 mil francos entre sus tres mejores amigos, Mercedes y su padre, Caderousse le dijo
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que su padre había muerto de hambre y que Fernando no era su amigo y no le había sido fiel con su mujer,
entonces Caderousse le pregunto si no conocía la historia de lo que había pasado y aunque estaba indeciso en
contársela, decidió relatársela.
Empezó diciéndole como en la comida del día de la boda Dantés
fue arresatado, el señor Morrel, amigo de Dantés, fue a suplicar que lo liberaran y el padre de Dantés,
adolorido, se encerró en su casa en donde sólo lo visitaban Mercedes y el Sr. Morrel. Cada vez vivía mas
aislado hasta que enfermó de gastroenteritis y el doctor le dijo que dejara de comer, lo que lo alegró, hasta que
murió de hambre; Mercedes había querido trasladarlo varias veces a su casa, pero este nunca quiso.
Dos amigos más de Dantés, Fernando y Danglars, lo acusaron de ser un agente bonapartista por medio de una
carta, el abate le pregunto a Caderousse que porque no lo había defendido y este le dijo que lo embriagaron y
le dijeron que podían acusarlo también de estar de parte de Bonaparte, luego Danglars y Fernando hicieron
mucha fortuna y ganaron títulos y después Fernando regresó a Marsella y le declaró su amor a Mercedes, y
terminó casándose con ella.
Mercedes se convirtió en una gran señora y aprendió dibujo, música y fue acumulando riquezas, pero aún así
nunca fue feliz. El Sr. Morrel fue el que más visitó al padre de Dantés y la noche antes de morir el Sr. Dantés,
dejó una bolsa de seda en su casa con dinero para que se pagaran todos los gastos de este después de morir.
Con el tiempo, el Sr. Morrel hizo gran fortuna pero luego la perdió y vive arruinado, así terminó el relato y el
abate dijo a Caderousse que él pensaba que él había sido el único amigo de Dantés, por lo que él merecía solo
el diamante, se lo entregó y partió.
Caderousse se apresuro a ir al pueblo para ver si el diamante era real.
Al día siguiente un caballero inglés de 32 años llegó con el alcalde de Marsella a preguntar sobre los rumores
que existían de la ruina de la casa Morrel, este lo envió con el Sr. Boville diciéndole que él estaba mas
involucrado, pues había invertido mas dinero en la casa Morrel; el señor Boville era un inspector de cárceles.
El caballero inglés llegó con el Sr. Boville y le preguntó acerca de los rumores y este le dijo que estaba
desesperado pues le había prestado 200 mil francos y la quiebra de la casa Morrel era irremediable; el inglés
comentó que él venía de la casa Thomson y French de Roma y que ellos tenían relación con la casa Morrel y
les interesaba comprarle el crédito, lo cual alegro mucho al inspector.
Platicando el inglés le dijo que él había tenido en esa cárcel un amigo llamado el abate Faría y que le
interesaba ver sus registros, los cuales el inglés revisó encontrando lo que le interesaba que era la denuncia
echa de Dantés por Danlgars la cual sustrajo sin que el inspector se diera cuenta y se despidió.
CAPITULO XXX
El inglés llegó a la casa Morrel en la que de todos los empleados anteriores sólo quedaba un joven llamado
Manuel y un viejo cajero llamado Coclés, el inglés pidió hablar con el Sr. Morrel diciendo de donde venía y
que tenía negocios con él, la hija lo condujo a un cuarto, el inglés le enseño todos los documentos que tenía de
sus deudas y le pregunto que como los iba a pagar y Morrel le dijo que llegando su buque Faraón con la venta
de la mercancía lo pagaría, entonces llegaron sus empleados y su hija llorando informando que el buque había
naufragado, entonces Morrel dijo que ya no podría pagar debido a esa desgracia, el inglés le ofreció una
prorroga de 3 meses para el pago, se despidió y salió diciéndole a la hija de Morrel que un día recibiría una
carta firmada por Simbad el marino y que por raro que pareciera, llevara a cabo lo que ahí se indicaba.
Transcurrieron los meses de prórroga y lleg el tiempo de pagar. Morrel sabía que no tendría dinero. Su esposa
y su hija mandaron llamar a su hermano que vivía en Nimes, y veían con miedo como Morrel se encerraba en
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su cuarto y escribía lo que parecía ser un testamento. Llego su hijo Maximiliano y después de saludar a su
madre y hermana fue con su padre. Julia la hija recibió en ese momento la carta de un mensajero donde
indicaba que fuera a cierta dirección y era firmada por Simbad el Marino. Morrel explico a su hijo la
necesidad de quitarse la vida para que su familia no perdiera el honor si no pagaban e hizo entender esto a su
hijo. Pidió que lo dejara solo y en ese momento llegó su hija con una bolsa de seda que contenían los
documentos que el debía ya pagados, un diamante como dote de Julia. Todos pensaron que era un milagro y
en eso llegó la esposa diciendo que había llegado al muelle el navío Faraón y todos acudieron al muelle y
vieron que era cierto y pensaron era un milagro. A lo lejos se alejó una persona que observaba la escena.
CAPITULO XXXI
El barón Franz d'Epinay y Alberto de Morcef se reúnen en Roma. Alberto va a Nápoles mientras que Franz se
queda.
Franz asiste de cacería a Monte−cristo donde se encuentra con algunos contrabandistas que en realidad no lo
eran sino que eran que eran en realidad viajeros por placer bajo el mando de Simbad el Marino
Simbad el Marino tenía su palacio en las grutas de Monte−cristo por lo que invito a Franz a pasar a comer y a
conocer su palacio.
Después de cenar y probar el hachís Franz se queda inconsciente, pierde la razón y empieza a alucinar cosas.
CAPITULO XXXII
Franz al despertar percató que Simbad el Marino ya no estaba y después de una breve cacería partió de
regreso hotel con Alberto de Morcef.
Ahí tuvieron una discusión con Pastrini el hotelero acerca de los carruajes para el carnaval.
CAPITULO XXXIII
Franz y Alberto dan un paseo en Roma y discuten por nueva cuenta con el hotelero el cuál les advierte del
bandido Luigi Vampa y les cuenta las historia de este.
CAPITULO XXXIV
Alberto y Franz comenzaron su visita al coliseo. Al estar en el Coliseo Franz se separa del grupo y percata
entre las sombras la presencia de un 6º individuo.
Este individuo comienza a hablar con otro desconocido sobre las sentencia de un tal Peppino.
Al regreso del coliseo Alberto y Franz asisten a un concierto de opera y por segunda vez en Roma se
encuentran a Simbad.
Al fin después de un tiempo encontraron estos dos personajes (Alberto y Franz) la manera de ir al carnaval, el
Conde de Monte−cristo los invita, y este conde no era ni más ni menos que el mismo Simbad el Marino.
CAPITULO XXXV
Al despertar por la mañana Alberto y Franz se presentan en la habitación del conde de Monte−cristo y
después de una charla y de almorzar se dirigieron a presenciar las ejecuciones (que eran un acto que daba
apertura al carnaval) en la que solo fue asesinado Andrea y Peppino fue salvado.
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CAPITULO XXXVI
El carnaval había comenzado después de la ejecución en la cual había escapado Peppino. Franz y Alberto
comenzaron a agarrar ambiente en el carnaval mientras que el conde de Monte−cristo seguía serio como
siempre
Después de dar varias vueltas el conde se baja al palacio de de Rospolli y Alberto y Franz disponen del
carruaje.
Después del carnaval, asistieron otra vez a la opera, está vez al palco del conde.
Al día siguiente partieron otra vez en un carruaje del conde. Franz va a visitar al Papa Gregoriano XVI
mientras que Alberto coqueteaba con la aldeana.
CAPITULO XXXVII
Al terminar el carnaval Franz volvió al Hotel. Al ver que Alberto no regresaba salió a buscarlo.
Después de buscarlo por muchos lados y mucho tiempo le llego una carta de parte de Alberto donde decía que
Luigi Vampa lo tenía secuestrado y lo matarían si no se pagaban 6'000 piastras.
Al platicar con el conde de Monte−cristo, se dirigieron a las catacumbas de San Sebastián donde fueron por
Alberto. Después de charlar con Luigi Vampa, y al recordarle lo que el conde hizo por el y por Peppino,
Alberto salió libre.
CAPITULO XXXVIII
Al despertar por la mañana los dos personajes van a agradecer nuevamente al conde y le hacen saber de su
partida de regreso por lo que el conde hace una cita con Alberto en Paris. El 21 de Mayo a las 10:30 de la
mañana en París, número 27, calle de Helder.
CAPITULO XXXIX
Llegó la fecha en que se habían quedado de ver Alberto y el conde. Se presentó, antes de la hora fijada el
señor Luciano Debray y el señor de Beauchamp quién llegó un poco después que el antes mencionado.
Después de una conversación entre estos 3 individuos sobre la sociedad aristrocata en París llegaron el
caballero Chateau−Renaud y el señor Maximiliano Morrel.
Después de que Alberto les relata la historia de cómo conoció al conde de Monte−cristo y de las riquezas que
este tenía, sus amigo se burlaron de el y no le creyeron. Pero a las diez y media en punto llegó el conde.
Almorzaron.
CAPITULO XL
Mientras almorzaban tuvieron una larga plática los 6 personajes. Hablaron del hachís que Monte−cristo
tomaba, de los ladrones de las catacumbas de San Sebastián, de la razón por la que el conde conocía a Luigi
Vampa.
También hablaron sobre conseguirle una casa al conde en donde quedarse en París, pero este ya había
comprado una.
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CAPITULO XLI
Al terminar el almuerzo y ya retirados todos. Alberto le enseño su casa y todos los cuartos y antigüedades que
contenía esa casa.
Después le presentó a sus padres. La madre de Alberto de Morcef era, sin duda, Mercedes, la antigua novia de
Dantés.
Después el conde se retiro a su casa y Alberto se quedó hablando con su madre acerca de Monte−cristo.
CAPITULO XLII
El conde de Monte−cristo llegaba a una de las casas que iba a adquirir donde lo esperaba el señor Bertuccio
quien era su administrador y el notario que le endosaría sus casa.
CAPITULO XLIII
Una de las casas estaba localizada a las puertas de París en Autevil. Entraron a la casa, que pertenecía antes al
marqués de Saint−Meran papa de la señora de Villefort. Recorrieron la casa para conocerla mejor
Al llegar al jardín Bertuccio le confeso que en esta misma casa el había vengado la muerte de su hermano y
había matado a Villefort, esa era la causa por la que estaba nervioso.
CAPITULO XLIV
Bertuccio le narró al conde como había sido su venganza a Villefort
Al matar a Villefort, después de haberlo espiado durante 3 meses, salva a un niño que Villefort había
intentado matar. Bertuccio al no saber que hacer lo lleva a un orfanato.
Después de ocho meses recupera al niño y lo cuida como a un hijo el cuál era muy malo con la hermana de
Bertuccio.
También se relato la venta del diamante que el sacerdote le había dado a Caderousse. Un joyero se lo había
comprado por 45 mil francos.
CAPITULO XLV
El joyero regreso a la casa de Caderousse y acepto su hospitabilidad. Después el señor de Bertuccio despertó y
percato que Caderousse había matado al joyero y le había robado el diamante.
Después huyó y los aduaneros encontraron a Bertuccio en la casa y lo culparon. Esa fue la razón por la que
estuvo en la cárcel.
Después de oír la historia el conde regresó a su casa en París donde recibió a su esclava griega.
CAPITULO XLVI
Por la mañana el conde de Monte−cristo recibió una visita del barón Danglars se hizo no estar presente.
El conde, como uno de sus caprichos, compró los caballos del coche de Danglars ya que eran mejores y más
bellos que los suyos.
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Al presentarse Monte−cristo con Danglars, este le hizo burla porque la casa Thomson y French le había
otorgado crédito ilimitado.
Al quedar sorprendido Danglars con la fortuna del conde, le fue a presentar a la baronesa.
CAPITULO XLVII
Al presentarse con la baronesa de Danglars se dio cuenta de que los caballos tordos que había comprado eran
de ella.
Al día siguiente Alí, el sirviente del conde les salvó la vida a la señora de Villefort y a su hijo ya que los
caballos de la señora de Danglars se habían desembocado.
CAPITULO XLVIII
El señor de Villefort, quién nunca se presentaba en público, fue a la casa de Monte−cristo a darle las gracias
por salvar a su esposa.
Tuvieron una larga platica sobre la sociedad en París y sobre como el conde se sentía un ser superior a todos,
como Atila. Era el azote de Dios.
CAPITULO L
Monte−cristo parte a casa de la familia Morrel.
Se relata una descripción de la casa de los Morrel, donde lo esperaban con ansias.
Después de platicar en la casa Morrel sobre el desconocido que los había salvado de la miseria unos años
antes.
Maximiliano revela que su padre antes de morir les había dicho que el caballero que les había dado el
diamante, el barco y había pagado las deudas era ni mas ni menos que Edmundo Dantes.
CAPITULO LI
El capitulo comienza con la narración de una casa en la que vivía Valentina Villefort, la prometida de Franz
d'Epinay.
Maximiliano de Morrel estaba enamorado de ella.
Después de estar un rato juntos se tuvieron que separar ya que alguien buscaba a Valentina.
CAPITULO LII
Como fue mencionado en el capítulo anterior el conde de Monte−cristo fue a casa de los Villefort pero el Sr.
De Villefort no estaba presente por lo que se quedó a conocer a la familia.
Al quedarse solos la Sra. De Villefort y el conde se pusieron a hablar de la historia de Mitridato, que era un
rey que tomaba veneno para hacerse vulnerable. (el conde también hacia eso.)
Hablaron de los conocimientos de la química, de venenos como el arsénico y la estricnina.
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CAPITULO LIII
Se llevaba a cabo un concierto de opera en la Academia Real de Música donde se encontraba toda la
aristrocacia de París.
En el palco del antiguo embajador de Rusia, entró Monte−cristo con Haydée y todas las miradas fueron
dirigidas hacia ellos y el caro vestido de la griega.
Haydée al ver al conde de Morcef se desmayo ya que el había sido el que había vendido a su padre, el pachá, a
los turcos y esa era la razón de la riqueza de Morcef.
CAPITULO LIV
Alberto de Morcef y Luciano Debray fueron a visitar al conde de Monte−cristo a su palacio.
Alberto comentó que su madre, Mercedes, no estaba de acuerdo con el casamiento de Alberto y Eugenia
Danglars ya que la condesa de Morcef no quería a la familia Danglars.
El conde iba a recibir al mayor Calvacanti y a su hijo Andrea.
CAPITULO LV
Llegó el mayor Bartolomé Cavalcanti a la casa de Monte−cristo. Había acudido con el conde ya que a los 5
años de vida de su hijo se lo habían robado y tenía 15 años buscándolo por lo que el abate Busoni la había
dicho que Monte−cristo le podía ayudar.
El conde había encontrado a Andrea Cavalcanti y se lo presentaría a su padre.
CAPITULO LVI
El conde entro al salón donde se encontraba Andrea Cavalcanti que buscaba a su padre, el conde le dijo que su
padre estaba ahí presente.
En realidad estos dos sujetos no eran padre e hijo, si no unos ladrones
CAPITULO LVII
Maximiliano Morrel había ido a visitar otra vez a Valentina, y hablaron sobre como Maximiliano quería
mucho al conde.
CAPITULO LVIII
Los señores de Villefort la dijeron a Noirtier que su nieta Valentina se cazaría con Franz d'Epinay.
Como Valentina no quería cazarse, Noirtier y ella lucharían porque no se llevara a cabo la boda por lo que
hablaron al notario.
Cabe notar que Noirtier era paralítico 100% y no podía hablar.
CAPITULO LIX
Llegó el notario y trató de aprender la manera para comunicarse con Noirtier.
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El testamento dejaba todo a Valentina si no se casaba con Franz y si si se casaba, el dinero sería para los
pobres.
La riqueza de Noirtier era de 900'000 francos
CAPITULO LX
Después de hecho el testamento llego el conde de Monte−cristo a casa de los Villefort.
Hablaron acerca del testamento de Noirtier, de Valentina
Al acabar la conversación, Monte−cristo se dirigió a conocer los telégrafos.
CAPITULO LXI
Monte−cristo no fue en la tarde como lo había dicho, sino a la mañana siguiente al telégrafo en la torre de
Montlhery, en la torre cuestiona al hombre sobre su salario y trabajo, después lo soborna para que cambie el
mensaje que va a recibir y este acepta. El nuevo mensaje decía: El rey Don Carlos ha huido de Borgues y ha
entrado a España por la frontera de Cataluña. Barcelona se ha sublevado ha favor suyo. Al recibir el mensaje
Debray va a avisarle a Danglars que debe vender todos sus cupones del empresario español a cualquier precio.
Danglars vendió todo perdió 500 mil francos. Al otro día en el Monitor se leí que la noticia carecía de
fundamentos y que no era cierto, así Danglars perdió un quebrado de millón de francos.
CAPITULO LXII
Bertuccio se excede en cuanto al arreglo de la casa que compró el Conde. Esta llevaba 20 años vacía, y quedo
bastante bella la casa, lista para recibir los invitados que el Conde esperaba entre ellos: Danglars Villefort,
Morrel, Debray, etc... Cuando Bertuccio vió a Villefort palideció por que el creía haberlo matado, entonces
debía ser un fantasma.
La reunión continúo con la cena.
CAPITULO LXIII
La cena fue todo un festín oriental, con peces traídos del Valga y el Fausto. Después el Conde llevo a dar un
tour por la casa, todos estaban asombrados por la transformación de esta en solo 6 días.
La baronesa, esposa de Danglars acordó una cita con Villefort.
CAPITULO LXIV
El Sr. Cavalcati acordó una cita con Danglars para hablar de negocios y después su hijo Andrea se dispuso a
irse, en ese momento se topo con un mendigo el cual resulto ser Caderousse, un viejo amigo el cual sabía la
verdad de él y de sus bienes y le pidió lo presentara como un familiar.
CAPITULO LXV
Debray después de dejar a los Villefort en su casa se dispuso a llevar a la baronesa a su casa. Cuando Danglars
llegó despidió a Debray y se dispuso a hablar con su esposa, la acuso de ser responsable de su perdida de 700
mil francos y también a Debray por su noticia errónea. Danglars le pidió la cuarta parte de lo perdió, lo cual le
causo indignación.
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CAPITULO LXVI
Danglars visita al Conde para hablar de negocios, le agradece el haberle presentado a los Cavalcati. Danglars
especula casar a su hija con Andrea Cavalgati, pero el Conde le recuerda que ella esta comprometida con
Alberto, hijo de Francisco Montego. Danglars se va.
CAPITULO LXVII
A las 12:30 la baronesa de Danglars se reúne con Villefort en su oficina, discute sobre la supuesta muerte de
su hijo y Villefort le contó que descubrió que el niño no murió, que fue abandonado en un hospicio y que no
supo más.
Concluyeron que el Conde conocía su secreto.
CAPITULO LXVIII
La condesa de Montego y su hijo Alberto visitan al Conde. Alberto hace externa su apatía por su futura
esposa, esconde le informa que tal vez no deba casarse con ella. Alberto invita al Conde a un baile a encargo
de la condesa y le pide invite a Andrea Cabalcnti.
CAPITULO LXIX
Villefort manda a un hombre con el abate Busoni, supuesto amigo del Conde, Así conoce que el Conde tiene
como enemigo a Lord Wilmore, que el nombre verdadero es Zaccone; este hombre va con el hombre y
consigue respuestas más extensas.
CAPITULO LXX
El Conde va a l baile de la condesa donde se esta divulgando su pasado a los invitados. Mercedes insiste en
que el Conde coma algo pero este se niega, lo que la hace palidecer. El Conde le informa a Danglars de la
quiebra de dos de sus clientes, por lo tanto perdida de dinero.
CAPITULO LXXI
La condesa conduce al Conde al invernadero, donde le ofrece frutas que el se rehúsa a aceptar. Ella le
pregunta si son amigos y el pálido le contesta que sí. Alberto llega e informa de la muerte del abuelo materno
de la esposa de Villefort.
CAPITULO LXXII
Los Villefort se retiraron a su casa al saber la noticia, mas tarde llego la abuela de Valentina (hija de
Villefort). Luego llego el doctor con el que se hizo constatar la muerte de Sr. De Sain−Meran. Valentina casi
confiesa sus ceñimientos por Morrel. El notario llega para arreglar el contrato de matrimonio con Valentina.
CAPITULO LXXIII
Valentona salio al jardín y se encontró con Morrel, este ya sabe que la van a casar por lo cual le propone que
se fuguen, se resiste pero acepta. Morrel se asustó pues Valentina no salió al encuentro y presintió que algo
había pasado en efecto, la abuela de ella murió. Valentina le presenta al Sr. Nortier (su otro abuelo) y le
confiesa sus sentimientos hacia Morrel. Morrel le cuenta sus 2 planes para evitar la boda y el Sr. Nortier se
opone a ambos, resuelve que la solución esta en él.
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CAPITULO L XXIV
Alos dos días, los que se reunieron a celebrar un entierro se asombraron por los dos que se realizaron. Al fin
del entierro Villefort llamó a Franz d' Epinay para que firmara el contrato de matrimonio con Valentina. El Sr.
Nortier lo llama, lo que da esperanza a Valentina.
CAPITULO LXXV
Cuando todos los que fueron llamados estuvieron en le mismo salón que el Sr. Nortier, este mediante unas
cartas confeso haber sido el quien mato al padre de Franz.
CAPITULO LXXVI
Cuando Montecristi llegó a casa de los Danglars ya se encontraban en el salón la baronesa, Eugenia y Andrea
Cavalgati.
El Conde discutió los recientes sucesos con la baronesa y con el barón, su idea de casar a Eugenia con
Cavalganti, aunque esta ya estaba comprometida con Alberto. Al final desistió.
CAPITULO LXXVII
Alberto acompaña al conde a su casa. El conde le presenta a Haydee su esclava a quien le ordena contar su
triste historia de cómo paso de ser una princesa a una esclava omitiendo el nombre del traidor y la traición
cometida contra su padre que desencadeno todo.
CAPITULO LXXVIII
El conde Morcef va a pedir la mano de Eugenia al barón Danglars pero este se la niega. Al día siguiente en el
diario el imperial sale una nota que Alberto califico de calumnia en contra de su padre por lo cual decide retar
a duelo a Beauchamp director del diario si no se retracta y solicita al conde sea su testigo; este le pide aclare
las cosas con Beauchamp quien queda de investigar la nota y dar su respuesta en tres semanas.
CAPITULO LXXIX
Morrel va a casa de los Villefort a ver al Sr. Nortier quien esta acompañado de Valentina y esta le dice la
buenas noticias se ira a vivir con su abuelo esta ya la incluyo en su testamento de nuevo y en su presencia la
podrá visitar y si después quieren casarse dará el permiso. Borrois sirviente del Sr. Nortier muere envenenado.
CAPITULO LXXX
El doctor D' Avrigany acusa a valentina de ser la responsable de los envenenamientos pero su padre la
defiende y acusa a su hija lo que le ofende y este le retira sus servicios. Solo la Sra. Villefort tiene una sonrisa
gélida y fatídica.
CAPITULO LXXXI
Andrea Cavalcati va a pedir la mano de Eugenia al barón Danglars quien se alegra. La conversación pasa a ser
de intereses y aprovechando Andrea cambia unos pagares con él y espera recibir el dinero al día siguiente.
Efectivamente los recive y deja algo para Caderousse quien los rechaza y lo cita en su casa donde cuenta un
plan que tiene. Andrea piensa que Monte−cristo es su padre.
CAPITULO LXXXII
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Monte−cristo recibe una carta donde le informan que robaran su casa, que debe tomar precauciones. Él
deduce que lo quieren asesinar y se enfrenta con su sirviente Alí al peligro, uno de los criminales resulta ser
Caderousse quien confiesa la identidad de Andrea Cavalcati que en realidad es un presidiario llamado
Benedetto. El conde lo obliga a escribir en una carta la verdad dirigida al barón Danglars. Al salir de la casa lo
hieren tres veces, moribundo pide ayuda al abate Busoni que es un disfraz del conde. Él también es Lord
Wilmore.
CAPITULO LXXXIII
Caderousse todavía moribundo pide un médico para prolongar su vida y así delatar a su asesino que es
Benedetto asegura él. Monte−cristo se revela ante él y le resulta familiar a Caderousse, el conde lo hace
escribir y firmar su acusación. En sus últimos suspiros el conde le revela su identidad y después Caderousse
muere. Al llegar la policía ven al abate Busoni rezando junto al cuerpo con Alí a un lado.
CAPITULO LXXXIV
Al cumplirse el plazo Alberto fue a encontrarse con Beauchamp quien confirmó que la nota era cierta traía
consigo desde Janina la declaración de cuatro respetables y de los más importantes ciudadanos con sus firmas
validadas por el cónsul de que su padre entrego a el castillo del visir Alí−Tebelín por dinero.
CAPITULO LXXXV
Beauchamp lleva a Alberto a ver al conde de Monte−cristo quien lo invita a irse con él de viaje a Normandía,
al océano. Alberto acepta y quedan de verse a las circo, los treinta y dos caballos del conde divididos en ocho
relevos para cubrir las cuarenta leguas del viaje estaban ya dispuestos, al día siguiente de su partida en el
periódico se detallo más sobre la nota escrita hacia ya tres semanas se dio el nombre de responsable del conde
de Morcef, inmediatamente recibida la noticia Alberto que se encontraba en el tercer día de viaje regresa a su
casa.
CAPITULO LXXXVI
Al llegar inmediatamente Alberto visita a Beauchamp para pedir una explicación de lo sucedido. Este le
cuenta que no tuvo otra alternativa más que contarle el juicio de su padre, como al parecer lo iban a absolver
cuando en ese momento presentaron antes de la votación a Haydée quien relato los hecho y pruebas de lo
sucedido, por lo cual se concluyó que el conde de Morcef era culpable.
CAPITULO LXXXVII
Beauchamp continuo su relato con su salida y le contó a Alberto que Danglars escribió a Janina y este
concluyó que el escando fue por culpa de Danglars así que acompañado por Beauchamp, Alberto va a casa de
Danglars y lo enfrenta y reta a duela sin embargo este se defiende con reflexiones que hacen a Alberto
sospechar que todo fue planeado por Monte−cristo.
CAPITULO LXXXVIII
Alberto acompañado todavía por Beauchamp va a casa del Monte−cristo pues este ya debió haber regresado
de su viaje, sin embargo solo se entera de que ira a la opera. En la opera Alberto pide una explicación al
conde, al no recibirla reta al conde y quedan de batirse al día siguiente a las ocho.
CAPITULO LXXXIX
Esa misma noche en su casa Monte−cristo encontró Mercedes, quien fue a suplicarle que dejará vivir a su
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hijo, el conde le cuenta su razón para vengarse y aun así cede pero para sorpresa de Mercedes dice que la
sangre de su hijo no correrá, en su lugar será la de él. Mercedes se retira confiando que la divina providencia
evitara que alguno muera.
CAPITULO LXXXX
Monte−cristo no durmió nada esa noche, arreglo su testamento y cuando llegaron Morrel y su cuñado Manuel,
sus testigos se fue al lugar de la cita. En el lugar ya se encontraban Beauchamp y Chateau−Renaud y se les
unieron Franz y Debray, a los diez minutos llegó Alberto a quien su madre contó la historía de Edmundo y
excusas y ambos quedaron en paz.
CAPITULO XC
El conde de Monte−Cristo que se encontraba sumamente nervioso, pensaba solo en la muerte, así que se puso
a escribir de nuevo su testamento, al terminar de escribir las ultimas líneas Haydée, leyó que todo se lo
heredaba a ella y una cierta fortuna a Morrel.
Al llegar Morrel, Beauchamp, Chateau−Renaud, tuvieron una platica acerca de las armas, aclarando el Conde
que no las necesitarían.
Después acudieron al encuentro, en donde Alberto Morcef dijo unas palabras que conmovieron al conde de
Monte−Cristo. De este modo reflexionó Alberto, de que había cometido una falta que ahora se encontraba
reparada.
CAPITULO XCI
Alberto ya encontrándose en su casa, teniendo la idea de marcharse comenzó a escribir un inventario al igual
que su madre Mercedes. Entre ellos surge una platica, la cual es interrumpida cuando llega una carta del
Conde, en la cual le cuenta una anécdota de amor, para así darle a entender que debe hacer lo que su
conciencia le dicte y no lo que su orgullo sugiere.
CAPITULO XCII
Llegando a la casa del conde Haydée ya se encontraba esperandolo, pero en unos pocos momentos llega el
señor de Morcef. Sin embargo antes de batirse, el señor de Morcef sufre ciertas indisposiciones que tubo que
retirarse a su casa, en donde, su esposa e hijo ya estaban marchando, de pronto se escucho un balazo que salía
del dormitorio del conde.
CAPITULO XCIII
Valentina se encuentra muy enferma, así que toma cuatro cucharadas del jarabe de su abuelo, pero esa mañana
el agua le había sabido mas amarga que ese jarabe. Después de unos minutos llegaron la Señora de Danglars y
Eugenia su hija a anunciar que esta se casaría con el príncipe Cavalcanti, después de que dieron la noticia y
comprendieron que debían marcharse Valentina se desvanecido de nuevo y lentamente se quedo inmovil.
CAPITULO XCIV
De inmediato el conde de Villefort va por el doctor d'Avringy y Morrel se dirige a la casa del Conde de
Monte−Cristo y desesperado le confiesa su amor por Vlentina, de la misma manera le pide ayuda para no
dejarla morir, a esto el conde le dice que si Valentina no a muerto después de las doce de la noche ya no
morirá. El doctor d'Avringy observa que Noirtier había acostumbrado a Valentina a un veneno para que no
pudiera morir si le daban una veneno.
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CAPITULO XCV
Eugenia consigue tener una entrevista con su padre, en la cual le dice que no quiere casarse, pero este
comenzó a dar muchas escusas y razones por las cuales Eugenia debía casarse con aquel hombre, así que
finalmente esta acepta.
CAPITULO XCVI
Acercandose la fecha de la boda de Eugenia se llega a cabo el contrato del matrimonio. Cavaltani le pide al
conde de Monte−Cristo que lo entregue, pero este no acepta, así que acepta tomar parte en la firma del
contrato. Cuando este llega a la reunión causa relajo entre los curiosos, pero en seguida, un momento después,
llegaron unos gendarmes a tomar preso a Cavaltani o Benedetto, quien era un asesino , pero de este ya no se
veía nada.
CAPITULO XCVII
Después de lo ocurrido Eugenia decide retirarse esa misma noche, así que , entre ella y Luisa, preparan las
maletas y se visten, Eugenia como hombre para poder utilizar el pasaporte que le había otorgado el conde de
Monte−Cristo.
CAPITULO XCVIII
Andrea que había escapado inteligentemente, se oculto en una posada esa noche, al ida siguiente se levanto
mas tarde, a esta hora ya se encontraban gendarmes buscándolo en la posada, por mas que intento escaparse,
fue a parar en la habitación en la que se encontraban Eugenia y la señorita d'Avringy y ahí fue detenido y
desde entonces se encontraba en la cárcel de la consejería.
CAPITULO XCIX
La Barronesa va a casa del señor de Villefort a suplicarle que no condene a Andrea, sino que lo deje escapar,
al menos hasta que se casara su hija. Después de muchos intentos y no lograrlo se retiró.
CAPITULO C
Cuatro días después de su caída, Valentina se encontraba a ratos bien y a ratos mal, con mucho cuidado se
introducía la poción a su habitación por manos del doctor d'Abringy, para disminuir el riesgo de un asesinato.
Esa noche Valentina se encontraba despierta y observo que por las puestas del librero comenzaba a salir una
figura humana, era el conde de Monte−Cristo que le venia a advertir que alguien quería matarla y que ella
podría saber quien era ese alguien, pero ella debía hacer que creyeran que se encontraba dormida para que el
pudiera ayudarla si sucedía algo.
CAPITULO CI
Valentina temblaba mientras esperaba a dicha persona, una media hora después de haber pasado las 12:00
entró alguien a la habitación y le llamo tres veces por su nombre, cuando Valentina le pudo ver reconoció a la
señora de Villefort, su madrastra, esta vertió el veneno y se fue. Monte−Cristo salió de nuevo y depositada la
confianza de Valentina en el, este le dio un pastilla que comenzó a dejarla dormida.
CAPITULO CII
Después de un momento la Señora de Villefort regresa para ver el efecto de este, Valentina estaba muerta. Al
ida siguiente la enfermera pidió socorro, y el doctor d'Abringuy dijo esta muerta, muerta, y esto lo escucho
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Morrel mientras entraba a la habitación.
CAPITULO CIII
Maximiliano confiesa a Villefort el noviazgo que había entre su hija y el, y le promete ser el vengador de su
hija, a el se une el doctor d'Abringy, el medico forense muy respetablemente hizo su trabajo y se retiro.
Cuando llego el sacerdote cerró todas las puertas para que no se le molestara a Nortier.
CAPITULO CIV
Durante el entierro de Valentina, Danglars tiene una platica con Bovsille, acerca de cinco millones que le
acababa de dar Monte−Cristo a otro hombre. Al retirarse del entierro Danglars saco el dinero de sus cajones y
un pasaporte que aun tenia dos meses por vencerse, hizo una carta a su esposa y se retiro.
CAPITULO CV
En el cementerio de Pere.Lachaice fue sepultada Valentina, en un momento Monte−Cristo observó a Morrel
sacando la conclusión de que este se quería matar. En seguida fue a la casa de Morrel a suplicarle no se
matara, tal fue la desesperación que en ese momento le confeso que el era Edmundo Dantés, quien le había
salvado la vida a su padre, después de platicar un momento Monte.−Cristo le prometio que si no lo curaba el
mismo le daría el veneno mas mortífero. Así que se lo llebó a vivir a su casa.
CAPITULO CVI
La Barronesa se encuentra con Defray en un hotel para comentarle que su esposo la ha abandonado y que ella
no sabia que hacer, esperando una respuesta de amor solo recibió una suma importante de dinero con la cual
podría vivir bien el resto de su vida. En la habitación continua se encontraban Marcela y Alberto que con
cuidado hacían las cuentas y planeaban el uso de su dinero, se encontraron con Defray pero solo se saludaron.
Alberto le dijo a su madre que con la cantidad que le acababa de dar ella podría vivir bien durante dos años.
Al día siguiente se retiro Marcela y dudosa iba en el coche.
CAPITULO CVII
En la carcel conocida como foso de los leones por los mismos presos, se encontraba Benedetto; Bertuccio va a
visitarle para ver su condición. Para Benedetto o Andrea los demás eran gente de otro tipo, pero ya se había
ganado su respeto.
CAPITULO CVIII
El lunes debía realizarse la primera sesión tribunal y ante todo Villefort, esa mañana se encontraba ya listo
con la señora Villefort, a la que le pedía ella misma hiciera justicia y así no tenerla que acusar de un asesinato,
al parecer ya la habían descubierto.
CAOPITULO CIX
Se lleva a cabo la audiencia en donde todos participan y en donde la señora de Villefot aun se ve como una
buena mujer, a esta audiensia no acudió el conde de Monte.Cristo ya que el formaba parte del drama.
CAPITULO CX
Se lleva a cabo el interrogatorio a Benedetto que ayudo contestado las respuestas al parecer muy sinceramente
excepto por la de su nombre, ya que según el no lo conocia, pero si conocía el de su padre que era el señor de
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Villefort, quien de bebé lo había sepultado vivo pero en realidad un hombre lo había salvado y llevado a una
casa cuna; de ahí fue adoptado y desde pequeño, según se redacta, el llevaba ya el crimen dentro. El señor de
Villefort sedio su lugar a su sucesor
CAPITULO CXI
Llegando a su casa el señor de Villefort busco a su esposa que aun medio consciente le dijo que se llevaba lo
suyo; el busco a su hijo que ya se encontraba muerto, en ese momento baja a la habitación de Nortier y lo ve
con Boinier, pero en realidad este era el Conde de Monte−Cristo, que le confeso que el era Edmundo Dantés,
y este observando a la mujer e hijo de Villefort muertos se retiro a su casa donde le dijo a Morrel que partirían
al día siguiente .
CAPITULO CXII
Morrel va a visitar a su hermana, pero Monte−Cristo va a buscarle, para marcharse ya y así fue. Llegan a un
puerto en donde el conde se encuentra con Mercedes y plativan ambos acerca de lo que les a pasado los
ultimas días y ella solo le dice que espera que Alberto sea feliz.
CAPITULO CXIII
Monte−Crosto platicaba con un guardia acerca de un calabozo, hablaba del calabozo en el que el había sido
encerrado, después de recordar su calabozo, de reconocerlo y de recordar su pasado regreso con Morriel.
Luego le platico su pasado sin decir que era el pasado de el, para de esta manera hacerle ver que hay gente
mas desgraciada que el y aun así se podía resignar; terminando de decirle esto cada uno regreso por donde
venia quedando de verse el cinco de octubre.
CAPITULO CXIV
Danglars va a cobrar el dinero del recibo del Conde de Monte−Cristo, Peppino que no confía en; el ayuda a
denunciarlo y ponerlo prisionero, ya que había sido descubierto en la salida de Roma.
CAPITULO CXV
Al despertar dentro de una terrible gruta, Danglars, vio que se encontraba vivo y con el todas sus pertenencias,
pero, sin saber que hacer mejor espero. Durante el día hubo muchos cambios de guardias, el ultimo fue
Peppino, quien se encontraba comiendo unos garbanzos con tocino, Danglars con hambre le pregunto que si lo
querían matar de hambre, pero a esto Peppino respondió que no, así que le pregunto que, que deseaba de
comer, este con mucha hambre, le pidió una ave; le llevaron un pollo, pero antes de poderlo comer este tenía
que pagarlo, este tenía un costo de cien mil francos.
CAPITULO CXVI
Siguiendo hambriento y con sed Danglars pidió una botella de vino, pero esta costaba mucho, le preguntó a
Peppino si este quería quitarle su dinero de esa manera, así que Peppino le contestó, no lo se, eso lo decide mi
jefe, Dnglars le pide que le llamen al jefe, pero este en realidad tiene a otro jefe a quien obedecer, aun así este
se presenta, y le dijo que lo único que se cobraría serian los cinco millones que este llevaba, pero Danglars se
negó, de todas maneras tubo que ir pagando poco a poco sus alimentos. Cuando ya solo le quedaban cien mil
francos, y se encontraba ya casi sin vida pidió piedad, a lo cual una voz le pregunta que si se arrepentía de
todo lo que había hecho, este respondió que sí. Dicho esto, la voz que era la voz de Monte−Cristo le perdonó
y le dejo ir.
CAPITULO CXVII
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Justamente como lo habían dicho, Morrel y el conde de Monte−Crosto se reunieron en aquella caverna,
después de una platica reflexiva Morrel hizo ver al conde que no se había curado y que quería morir, entonces
Monte−Cristo le dio una cucharada de una sustancia verdosa, la cual lo dejo derruido, pero antes de cerrar
completamente los ojos escucho a Valentina que lo llamaba.
Mientras Morrel dorimia, el Conde de Monte−Cristo y Valentina sostuvieron una platica dentro de la cual se
revelo el amor que Haydée sentía por él y este por ella.
Al día siguiente el conde de Monte−Cristo y Haydée ya habían partido, dejando el conde una carta; al
terminar de leerla, se despidieron de su padre Morrel y de su hermana Valentina y realizaron la reflexión de
que la sabiduría humana se regia por dos palabras; confiar y esperar.
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