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MONICIÓN DE ENTRADA
Hoy es fiesta grande. La alegría de la Pascua se desborda
sobre nosotros con el Espíritu Santo que Cristo había
prometido y, una vez resucitado, comunica a sus discípulos. Es
la fiesta del Espíritu que pone en pie a la Iglesia y la anima en
su labor misionera, evangelizadora. Ahora nos toca a nosotros,
a nuestra generación, cumplir esta tarea. Conscientes de que
en nuestro tiempo aflora una nueva cultura, nos sentimos
llamados a aportarle el tesoro que el Espíritu Santo ha dado a
su Iglesia: el don de la fe, el conocimiento de Jesucristo y de
su Evangelio. Hacer esto es responsabilidad de toda la
comunidad cristiana, pero seremos precisamente los cristianos
laicos, los seglares que vivimos en medio del mundo, los que
podremos realizarlo de modo adecuado y eficaz, como la
levadura que en medio de la masa la hace fermentar y la
transforma en pan sabroso. Por esta razón en esta fiesta de
Pentecostés resaltamos la importancia del Apostolado Seglar
-como una urgencia para nuestro tiempo, necesitado de una
“nueva evangelización”.
Unidos a la primera comunidad, nacida en Pentecostés,
celebremos hoy esta vigilia, deseando que el Espíritu renueve
y llene de vida nuestras vidas y la vida de su Iglesia.
CANTO
Oh Señor, envía tu Espíritu
que renueve la faz de la tierra. (Bis)
MONICIÓN FINAL DE ENVÍO
Nos envías por el mundo
Nos envías por el mundo
a anunciar la Buena Nueva,
//mil antorchas encendidas
y una nueva primavera.//
Concluye la celebración, pero el Espíritu Santo sigue con
nosotros.
En nuestro trabajo, en nuestra convivencia, en nuestra reacción
ante las necesidades sociales él va a inspirarnos palabras y
actuaciones oportunas.
Dejémonos conducir por él de modo que nuestra vida
transmita la alegría de la fe cristiana y el ánimo para hacer
este mundo más humano.
Nos envías por el mundo
Nos envías por el mundo
a anunciar la Buena Nueva,
//mil antorchas encendidas
y una nueva primavera.//
Si la sal se vuelve sosa
¿quién podrá salar al mundo?
// Nuestra vida es levadura,
nuestro amor será fecundo//
Siendo siempre tus testigos
cumpliremos el destino.
// Sembraremos de esperanza
y alegría los caminos. //
MONICIÓN A LA LECTURA
en una sociedad renovada, oremos.
El acontecimiento de Pentecostés nos habla de ‘viento
recio’ y de ‘llamaradas’ para expresar que el Espíritu de Dios
llega y transforma a quienes lo acogen. Este Espíritu mueve a
hablar y a dar testimonio de Jesús con palabras que todos
entienden. La Iglesia desde el primer momento se caracteriza
por su apertura al mundo, superando miedos y barreras.
– Por todos los que nos reunimos en esta celebración gozosa
y recibimos el aliento de Jesús, para que su Espíritu acreciente
nuestra comunión, nos abra al diálogo con el mundo y nos
haga servidores de nuestros hermanos, oremos.
Esta Iglesia está enriquecida con los dones del Espíritu
Santo, nos recordará san Pablo. Son dones diversos para
funciones diversas en la misma comunidad. Las divisiones
quedan superadas. La diversidad es sana y necesaria. Su
aliento y su envío se renueva hoy entre nosotros.
LECTURA: DE LA CARTA A LOS CORINTIOS
Hermanos: Nadie puede decir “Jesús es
Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo
Espíritu; hay diversidad de servicios, pero un mismo
Señor; y hay diversidad de funciones, pero un
mismo Dios que obra en todos. En cada uno se
manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene
muchos miembros, y todos los miembros del
cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo,
así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y
libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu,
para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido
de un solo Espíritu.
(todos)
ESPÍRITU SANTIFICADOR:
Concédenos el Don de Sabiduría,
Sabiduría que nos libre del tedio y de
la insensatez.
Danos el Don de Entendimiento,
Entendimiento que ahuyente tibiezas, dudas,
nieblas, desconfianzas.
El Don de Consejo,
Consejo que nos libre de las indiscreciones e
imprudencias.
El Espíritu actúa en la comunidad. Actúa en cada uno
tendiendo a formar comunidad. Es el grupo de discípulos con
María quien lo recibe primeramente. Y cuando hablan a la
multitud tan diversa en sus lenguas, todos les entienden;
queda de manifiesto que la comunión sí es posible por encima
de las diferencias. Y cuando va siendo acogida la palabra de
los apóstoles, junto con la misma fe y el mismo bautismo, cada
creyente recibe dones diversos para la construcción de la
comunidad, que será como un cuerpo –el de Cristo, dirá
Pablo– en el que cada miembro ejerce la función que le
corresponde. La oposición (judío-griego, esclavo-libre,
hombre-mujer) se ha superado, la diversidad es una riqueza de
la comunidad.
La Iglesia que recibe
recibe al Espíritu recibe el envío. “Como
el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Dicho esto
exhaló su aliento -su Espíritu sobre ellos”. No podemos
quedarnos con el regalo del Espíritu y no actuar en
consecuencia. Jesús envía a su comunidad, a todos y a cada
uno de los que la forman, al encuentro del mundo en que
viven, de modo que todos tengan la oportunidad de conocer
al Padre y construir su vida según el proyecto de Dios que
Jesús ha manifestado y el propio Espíritu va posibilitando. Ahí
se abre un camino de esperanza, de dignidad y de plenitud
que sin el don de la fe sería impensable.
Y ahora nos toca a nosotros.
nosotros. Amamos sinceramente a
Jesucristo y al Padre que nos lo entregó, le agradecemos el
cambio que el conocerlo ha supuesto en nuestra vida.
Amamos también a la gente con la que vivimos: vecinos,
compañeros y a otros que quizá están más lejos. ¿No les
vamos a comunicar nuestra experiencia de fe, el tesoro que
hemos encontrado? Lo que es alegría y vida para nosotros lo
será también para ellos. La vida comunitaria de nuestra Iglesia,
de nuestra parroquia, es un signo evangelizador. Y los seglares
en su trabajo, en su convivencia en el barrio, en la actuación
en las organizaciones sociales están llamados a ser testigos,
seguidores de esa vida nueva que Jesucristo nos ha regalado.
Cuando se preparan y organizan en alguna asociación de
Apostolado Seglar es el cauce diocesano para ello- entonces
su acción evangelizadora manifiesta mejor a la Iglesia que los
envía.
CANTO
Espíritu Santo, ven, ven (3)
En el nombre de Jesús.
Acompáñame, condúceme,
toma mi vida.
Santifícame, transfórmame.
Espíritu Santo, ven
Resucítame, conviérteme
todos los días.
Glorifícame, renuévame.
Espíritu Santo, ven.
Espíritu Santo, ven, ven (3)
En el nombre de Jesús.
Espíritu Santo, ven, ven (3)
En el nombre de Jesús.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Unidos en oración, como los discípulos con María, pedimos al
Padre el don de su Espíritu que nos transforme y nos haga
apóstoles de Jesucristo para nuestro mundo, diciéndole:
¡DANOS, SEÑOR, EL DON DE TU ESPÍRITU!
– Por el Papa y los demás pastores de la Iglesia, llamados a
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