¿Qué características debe tener un asesor a distancia

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¿Qué características debe tener un asesor a distancia?
En principio debe tener las mismas que se le pedirían a un profesor
tradicional, pero además debe tener un entrenamiento especial en aspectos
relacionados con los sistemas abiertos y a distancia.
Por ejemplo, debe estar convencido de que éstas son estrategias
pedagógicas válidas, confiables y con mucho futuro. Una de las dificultades
que han enfrentado los sistemas abiertos o a distancia, es el hecho que la
mayoría de los docentes que se desempeñan como asesores dentro de ellos,
fueron alumnos de sistemas tradicionales y no han recibido ninguna
capacitación, ni formación que los habilite para desenvolverse en sistemas
alternos, por lo tanto no comprenden su significado, su filosofía, sus estrategias
y difícilmente creen en ellos.
Existen asesores que confiesan que los sistemas abiertos son la caricatura de
una `escuelita'. Éstos insisten en dar miniclases a sus asesorados y no
adquieren ningún compromiso con el sistema, pues piensan que todo lo que se
haga es inútil. Desafortunadamente, el medio social se ha encargado de
promover esta idea y con frecuencia observamos los anuncios de ciertas
escuelas que ofrecen estudios abiertos de ``bachillerato en tres meses" o
carreras de `técnico profesional en seis meses', y naturalmente la gente tiende
a pensar que son puro fraude.
En segundo lugar debe tener una gran capacidad para tratar con personas.
Esta recomendación parece una contradicción pues si el asesor es ``distante",
no va a tener trato con alumnos en forma directa. Pero, este es otro error de los
que no conocen el sistema. El trato es mucho más personal, más individual,
atendiendo a las características particulares de cada alumno. En un sistema
presencial donde el profesor atiende grupos, lo más común es que ni siquiera
conozca a todos sus estudiantes. Él llega a su grupo, da su clase, hace
algunas preguntas, aclara algunas dudas y se va. Si acaso conoce a algunos
alumnos, son aquellos que destacan por ser brillantes o por ser latosos. Sólo
en casos especiales tiene otro tipo de relación con sus estudiantes, alguien que
platica con él fuera de clase o alguien que le manifiesta una necesidad
especial: más bibliografía, dudas personales o hasta situaciones familiares,
pero fuera de eso no se conoce a nadie mas.
El sistema a distancia exige que el asesor sepa exactamente quién es su
alumno, qué necesidades tiene, qué capacidades, qué limitaciones, para
así orientarlo mejor. Si su intención es sugerirle alguna actividad
adicional, debe conocer sus aficiones y sus gustos. Todo esto, desde
luego, requiere de una mayor compenetración entre asesores y
asesorados. ¿Parece difícil? Depende. Si los mecanismos de
retroalimentación no son expeditos, económicos, casi instantáneos, es más
complicado. Pero si estamos pensando en el correo electrónico, el chat o la
videoconferencia (VCI), esto debe darse de manera natural. La relación que se
establece entre alumnos y maestros en el correo electrónico es demasiado
personal, casi íntima y esto favorece el establecimiento de relaciones humanas
más cálidas y estrechas que en la educación en aula, cara a cara. A través de
estos medios los alumnos se sienten con más libertad de decir a su asesor
cosas que frente a frente no le dirían. Con este tipo de relación no se puede
iniciar una sesión de asesoría como si fuera una clase presencial; no puede el
asesor iniciar la sesión con su ``clase" sin antes saludar al asesorado, sin
preguntarle cómo ha estado personalmente, qué problemas ha tenido con el
material, etc.
Esto nos lleva a que también se requiere un mayor nivel de esfuerzo, de
compromiso y de preparación. En el sistema tradicional el profesor común se
presenta ante el grupo, dicta una conferencia y ya cumplió. Los alumnos
califican a estos maestros como ``rolleros" porque lo único que hacen es
soltar un ``rollo" y se retiran. Solo les preocupa el aprendizaje cuando
descubren, al calificar exámenes, que nadie les entendió. Y siempre
queda la opción de salvarse de los errores cometidos alegando que `eso
no lo dije yo' o bien, `es que el alumno no estudió'.
En una asesoría a distancia, no se trata de disertar ante un grupo y
demostrar cuánto sabe el asesor, sino de orientar efectivamente al
estudiante para que éste logre el conocimiento por su propia actividad. La
información queda por escrito y las respuestas que recibe del asesor, no ``se
las lleva el viento", sino que quedan registradas para análisis posteriores. De
esta manera, se pueden establecer actividades remédiales para cada
estudiante.
En tercer lugar el asesor a distancia debe estar bien informado sobre las
fuentes alternativas de información para poder enviar al alumno a sitios
seguros donde encontrar el dato que esté buscando. Ocurre que muchos se
sujetan exclusivamente a la bibliografía que propone el autor del material que
se esté usando, pero sin duda debe haber muchísimas otras fuentes que el
alumno puede consultar, que inclusive pueden estar más disponibles que las
recomendadas originalmente. Aquí se incluyen Internet, los CD-Rom,
conferencias, congresos, videos y películas en exhibición comercial.
En cuarto lugar el asesor debe conocer, saber usar y saber resolver los
posibles problemas que presenten los diferentes recursos de comunicación que
le permitan realizar alguna de las siguientes actividades:

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
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Audio y video interactivo en dos vías enviado a múltiples sitios.
Exposiciones sincrónicas y asincrónicas con estudiantes que pueden
acceder a ellas mediante redes multimedia desde su hogar, su trabajo o
desde cualquier lado.
Discusiones electrónicas `en línea' uno a uno o uno a muchos.
Charlas (Chats) informales acompañadas de queso, galletas y la bebida
favorita de cada quien.
En quinto sitio, el asesor debe conocer y usar los diferentes motores de
búsqueda que existen en Internet, pues sólo así podría orientar y dirigir
apropiadamente a sus asesorados en las investigaciones de contenido que
necesiten hacer. Y esto no se refiere exclusivamente a saber muchas
direcciones de Internet, sino a orientar efectivamente a sus asesorados, sobre
cómo buscar, cómo refinar la búsqueda, cómo utilizar las ``palabras clave",
cómo aprovechar mejor los ``tips" que cada buscador ofrece, cómo saber si un
documento encontrado es realmente lo que uno necesita o no, etc.
Solamente restaría proponer algunas recomendaciones para mejorar la
actuación de quienes se vean involucrados en asesorías a distancia.
Naturalmente, estas recomendaciones han surgido de nuestra propia
experiencia como asesores, pues aún no existen trabajos teóricos al respecto:
-
Tome siempre en consideración que su alumno está sólo, en contacto
únicamente con el material.
- Preocúpese por conocer perfectamente a su alumno.
-
Conteste siempre cualquier mensaje que le mande su asesorado, aunque le
parezca que no lo amerita. Recuerde que el alumno no sabe si usted recibió o
no el mensaje, o bien solo desea estar seguro de que usted sigue ahí, a su
disposición. Por lo tanto, retroalimente apropiadamente cualquier comunicado
de parte de él. Si recibió una tarea o un ejercicio que requiere análisis de parte
suya, hágaselo saber al estudiante, enviándole un mensaje acusando recibo y
señalando que después de la lectura le hará los comentarios pertinentes.
-
Proponga siempre actividades complementarias a las que vienen incluidas
en el material didáctico.
- Proponga un intercambio de fotografías entre usted y todos los integrantes de
su grupo de asesoría. En el caso de los maestros, sus fotografías pueden estar
incluidas en la página WEB donde resida el curso; y cuando esto no exista,
sugiéralo como parte del conocimiento que se debe tener de los asesorados.
Por último, y no por ser lo menos importante, debo hacer hincapié en un
asunto colateral al aprendizaje pero de suma trascendencia: en la educación
presencial el alumno se forja una imagen del maestro tomando datos de un
sinfín de señales, por ejemplo los gestos del profesor, su vestimenta, la forma
de mirar, el tono de voz en que habla, sus ``tics" verbales, su paciencia (o
impaciencia) con los alumnos, etc, etc. Pero en la educación a distancia, la
imagen del asesor se forma casi exclusivamente a partir de su comunicación
escrita.
Lo que el asesor escribe y la forma como lo hace son casi las únicas señales a
partir de las cuales el alumno forma la imagen del profesor. Entonces resulta
fundamental que el profesor se preocupe por su ortografía, por la sintaxis, por
un estilo personal de escritura que sea sobrio sin ser rebuscado, simple sin ser
banal, directo sin ser agresivo.
Debemos recordar que la confiabilidad de lo que un maestro expresa,
depende en mucho de la manera como lo hace. Si escuchamos a un maestro
titubeante, tendemos a descalificarlo como experto del tema que está tratando.
De la misma manera, si leemos un texto vacilante o confuso, perdemos la
confianza en quien lo escribió y por tanto la credibilidad.
En resumen, el asesor a distancia, aunque es un profesor de carrera igual
al que se desempeña en la educación presencial, requiere de habilidades
adicionales a las de saber trasmitir un contenido eficazmente. Necesita,
entre otras cosas, haber sido él mismo un alumno de sistemas abiertos o
a distancia, haber vivido la situación en la que se encuentran sus
alumnos y así entender mejor sus necesidades.
www.quadernsdigitals.net/datos_web/hemeroteca/r_1/nr_11/a_130/130.html
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Enrique Galindo Rodríguez
COMENTARIO:
Hola compañeros está información referente al tema de las características
del asesor a distancia, son necesarias para llevar una mejor asesoría a
distancia.
Por favor dense un tiempo para leerlo.
Buen día y sonrían.
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