recull-stjordi15.pdf

Anuncio
Recull de textos guanyadors i
imatges de la Setmana Cultural
Guanyadors dels premis de Sant Jordi 2015
Castellà
Fotografia matemàtica
Nivell A
1r
Sara Borrut
2n ESO D
El lado derecho de la vida
2n
Victor Peinado
1r ESO B
La leyenda del dragón
3r
Mariona Ávalos
2n ESO D
Época de esplendor
Antoni Colomé
4t ESO B
El poder de la sombra
1r i 2n ESO
Adrià Domenech
1r ESO
Polígon Arrodonit
3r i 4t ESO
Carla Gargallo
3r ESO
I tant sols per 90 graus
Lorena Gallardo
2n Batx
Forat negre a la -1
Nivell A
Berta Descalzi
1r ESO
La poupée
Nivell B
Alexandra Girón
3r ESO
Une petite aventure
Nivell C
Ferran Sadurní
2n Batx
Les jacinthes pourpres
1r
Mariona Ávalos
2n ESO D
Endings
2n
Eugeni Eugeniev
2n ESO A
Unforgettable Experience
Nivell B
Israa el Aakel
3r ESO D
Poor Girl
Nivell C
Laura Serrano
GA1
The Remains of My Heart
Batx. i Cicles
Nivel B
1r
2n i 3r
deserts
Nivel C
1r
Paula Nadal
2n Batx C
A mi futura yo
2n
Assutzena Nin
1r Batx C
El pueblo
3r
Klarisse Solorzano
2n Batx A
Una excepción
Francès
Anglès
Nivell A
Català
Nivel C
1r
2n i 3r
Assutzena Nin
1r Batx C
Brindem per allò que mai se’n va
deserts
Nivel B
1r
Sira Sadurní
3r ESO C
Fàmia
2n
Alexandra Girón
3r ESO C
Dolços somnis
1r i 2n ESO
3r
Bernat Descalzi
3r ESO B
Records d’infantesa
guanyador
1r ESO A
guanyador
2n ESO B
Nivell A
1r
Flashmob
Raquel Rigual
1r ESO C
L’ocell cantaire
3r i 4t ESO
2n
Mariona Àvalos
2n ESO D
L’hort de l’àvia
guanyador
4t ESO B
3r
Laia Fílter
1r ESO C
Aquella casa
finalista
3r ESO A
Polígon arrodonit
Endings
Although this is the beginning of my story, I would
like to write about endings; those endings in stories
or movies that leave you glued to the last page or the
screen; those endings which leave you thoughtful,
puzzled, confused, annoyed; those endings which
come to your mind when you are in trouble, listen to
some music or smell a perfume; those endings which
are examples of what we may find throughout our
life.
sacrifice a friend in exchange of something; but later,
I realize that friendship is a rare gift and I choose the
grasshopper again. This story comes to my mind
each time I have to make a decision and I must
consider what I may lose or win.
Some time ago, I read a story by Ana Maria Matute,
The Green Grasshopper. It is the story of a mute boy
who rescued a grasshopper from the misdeeds of
some wicked men. The grasshopper, in gratitude,
granted a wish. Yungo, the boy, wished to find his
voice. The grasshopper, probably sad because of the
difficulty of his dream coming true, proposed him to
start a journey to find it. This trip made them rich in
adventures and anecdotes, but the voice did not
appear. And suddenly, there comes the end; an
ending which one suspects throughout the last
paragraphs and does not want to accept because it is
not an ending, but a full stop: the grasshoper is his
voice and Yungo has to decide if to stay with the
grasshopper or have his own voice. The end.
Another example of preferred endings is the one in
the film Pay It Forward. A guy wants to contribute to
a better world by doing three favors to three people
who need it much. These three people are going to
do the same with three other people, and so on. And
the world will be full of good deeds and good people.
The happiness that one wishes to reach the child's
life is endangered by unexpected events throughout
the film. And suddenly, there comes the end; an
ending which one suspects at the final scene and
refuses to accept because it is not going to be a happy
ending; an ending which breaks your heart; an
ending that makes my mother cry; an ending that
fills you with sadness until you fall asleep. Life is not
always hapiness. As we grow old, we must endure
the sadness of a loss or the disappointment of not
having achieved something. Whenever this happens
to me, I can hear the song Send me an angel playing
softly in my mind.
The reader has the difficult task of choosing after
closing the book. At first thought, I would keep the
grasshopper. However, I sometimes think I could
Perhaps I might write my own story one day but I
hope I may end...and she was happy forever. The
end.
EL LADO DERECHO DE LA VIDA
¡Ha faltado poco! Parece que estas bombas sabían dónde me
escondía. Yo no sé cómo se las apañan pero cada vez se
acercan más. En el último gran ataque me alcanzaron y perdí
mi ojito derecho. Cada vez que me voy a dormir, intento
conciliar el sueño, pero sin éxito ya que a mi mente siempre
viene el horroroso recuerdo de ese día en el que en mal
momento decidí agacharme para atarme los cordones de mis
bambas y me explotó una bomba en la cara. Papá dice que
estaba escondida bajo una baldosa y al pisarla estalló.
Me llamo Hannah, tengo once años y vivo en Damasco.
Mientras escribo esto, mamá está cerrando la puerta. Acaba
de llegar sin aliento con un saco de arroz en sus manos. Está
sudando y está cubierta de polvo. Cada vez que un miembro
de nuestra familia sale a la calle en días en alerta de ataque,
nos despedimos entre lágrimas sabiendo que cabe la
posibilidad que no nos volvamos a ver, así que cuando por
suerte llegamos, corremos todos a abrazarnos. Por fortuna,
esto no ocurre cada día, pero siempre cabe la posibilidad de
que caigan bombas sin que nosotros estemos alertados.
He estado todo el día pensando en la portada de una revista
que he encontrado en una cajonera del sótano. Salían dos
niños sonriendo comiendo un helado y, yo, por desgracia, ya
no recuerdo la última vez que sonreí, y menos la última vez
que comí un helado. He bajado al sótano. Voy a abrir todas
las cajas de recuerdos y los álbumes de fotos para recordar
momentos felices y ver las fotografías en las que sí sonreía. A
veces me arrepiento de todos esos momentos que estaba
enfadada por tonterías y cuando no apreciaba todo lo que
tenía. Daría lo que fuera por volver atrás.
Hadjar, mi hermana, está sollozando en su habitación, la
oigo desde el piso de abajo. Dice que hace una semana que
su mejor amiga no viene a buscarla para salir a jugar. Está
muy preocupada. Ha llamado muchísimas veces en los
pasados siete días y ni ella ni sus padres saben nada. Los días
se hacen eternos y la impotencia de no poder hacer nada es
todavía mayor. Hadjar tiene un mal presentimiento y este
doloroso tema lo lleva lo mejor que puede. La policía no da a
basto, hay demasiados desaparecidos y tendrán que pasar
algunas semanas para que empiecen con su búsqueda.
En estos momentos todos los habitantes de Damasco
estamos desolados, con miedo constante. En mi familia lo
estamos pasando muy mal. Cada día lloro, no me gusta ver a
mis papás tristes, ni ver a mi hermana dejar de comer para
darme su ración a mí, ya que no tenemos comida. Ayer
saquearon la tienda de ultramarinos de mis padres. Para
nosotros ha sigo una auténtica catástrofe ya que no ha
quedado nada y era el único sustento económico de la
familia.
Cada dos semanas vienen unos chicos muy simpáticos, son
de una ONG y nos traen comida y de vez en cuando,
juguetes. La comida está mala, pero es mejor que no comer.
Me sorprenden las historias que cuentan, parece que a pesar
de que lo tienen todo, no valoran nada y yo, que en estos
momentos no tengo nada, lo valoro todo al máximo.
Ahora mismo, dentro de lo que cabe, estoy en el mejor
momento del día, y soy muy afortunada de vivirlo, hace casi
una hora que no se oyen ni tanques ni bombas estallar y eso
es simplemente extraordinario. Quizás sea una mala señal,
es decir, puede que esto derive en una gran catástrofe, pero
yo de momento disfruto del momento, que aquí, en
Damasco, los momentos se acortan por segundos, hay más
posibilidades de que te queden pocos que muchos más por
vivir.
Cada noche, mientras intento dormir, me imagino que tengo
una lámpara mágica, una lámpara que pudiese eliminar
todas las bombas del mundo, parar todas las guerras y que
hiciese caer millones de helados del cielo. No pediría que me
devolviese mi ojito, ya que gracias a eso puedo apreciar el
otro y, sobretodo, gracias a mi pérdida solo veo una parte de
toda ésta horrible catástrofe, prefiero no verla toda, prefiero
no ver el lado derecho de la vida.
Forat negre a la -1
Poor Girl
Her eyes sparkle like two poppies,
Her smooth discoloured skin,
Her soiled hands,
Poor girl married with poverty.
Her gaze at the sky,
Seeking a smile every day,
The frightened body is touched,
Poor girl married with sadness.
Playing with sand,
Hence happiness fills,
Her desire is school,
Poor girl does not know what the future holds.
Hope is her motto,
patience her friend,
Empathy is what she wants,
That girl, someone will be a great day.
Época de esplendor
¿No oyes el dulce sonido de la lluvia?
¿No conoces esa sensación de no saber
A veces es todo un regalo poder disfrutar de ella;
si ir bien fresco o abrigado?
sentado en el sofá, mirando por el pequeño balcón.
Si la conoces, serás de los que
A veces es todo un agobio poder disfrutar de ella;
no temen a resfriarse en esa etapa.
en aquel viejo coche, de camino a casa, ya tarde.
Si no la conoces, serás de los que
¿No ves los vivos colores de las flores?
tienen presente la frase “Hasta el cuarenta de
Amarillos, lilas, azules. Los hay la mar de bonitos.
mayo no te quites el sayo”.
Pero, por desgracia, nos provocan esas alergias.
¿Aún no sabes, de quién te estoy hablando?
Molestas… que tanto nos desagradan.
Puedes hacer como Einstein,
¿No sientes el peculiar clima que te envuelve?
quién se pasó días investigando
Conforme avanzan las semanas,
o ser espabilado y pensar
él solo aumenta.
que, pues, no es más que la admirable primavera.
Y vemos como el invierno
quiere volver a ser protagonista,
pero mira por dónde,
el calor lucha por ser él.
Per tan sols 90 graus
La leyenda del dragón
Siempre nos han contado nuestros ancestros que San Jorge
fue el defensor de Montblanc, un pueblo rodeado de
murallas y lleno de gente muy alegre. Y también nos
contaron que fue el caballero quien salvo a la bella princesa
de las terribles garras del dragón…
¡Pero todo era mentira!
Para conocer la historia tenemos que retroceder en el
tiempo, antes de que se fundara Montblanc, cuando los
dragones vivían en compañía de otros seres y animales
pacíficamente. Durante aquellos años todas las criaturas
vivían bien, hasta que un día llegaron unos cien soldados a
caballo y anunciaron que a partir de aquel momento esos
bosques pasarían a ser Montblanc, una nueva ciudad.
Algunos de los animales que vivían en ese bosque se fueron
yendo de allí, pero solo una especie quiso quedarse, la de los
dragones. Ellos siempre habían vivido ahí y no querían que
otra gente ocupara el lugar donde ellos habían vivido tanto
tiempo, lo tenían todo para vivir perfectamente.
Pero esta situación no duró mucho tiempo…
Unos meses después, aquella gente consiguió hacer aquella
ciudad que habían planeado y los dragones tuvieron que
dejar sus viviendas y vivir en una plana que estaba cerca, sin
molestar. Así fue durante unos meses, los dragones y los
humanos vivían perfectamente y sin ningún problema, pero
de repente el rey que gobernaba en ese tiempo tuvo un
ataque al corazón, y con miedo de coger otro, le otorgó todo
el reino y sus tropas a un joven trabajador llamado Ben que
siempre había estado a su lado. El joven rey parecía muy
simpático y honesto pero cuando finalmente se murió el
antiguo rey empezó poco a poco a perder el control y a
volverse loco por el poder. Entonces, un día ordenó a todos
los soldados del reino que mataran a todos los dragones que
vivían en los alrededores del castillo, y como él era el rey y
tenía todo el poder en sus manos nadie se rebeló. Todo el
reino hacía lo que él mandaba, así que los soldados mataron
a todos los dragones menos a uno que llevaba un huevo de
dragón con él y pudo escapar. Por si aún no lo sabéis, dentro
de ese huevo iba yo.
El dragón que me recogió buscó una cueva cercana al
poblado para poder refugiarnos de los humanos.
Ahora empezaremos el principio de mi final… y 40 años más
tarde…
El refugió me protegió bastante bien, al final, mi ‘padrastro’
(que era así como llamaba al dragón que me salvó, ya que no
pude ver a mis padres al nacer) y yo nos acostumbramos a
estar tanto tiempo dentro de la cueva que al final nos
agradaba estar en ella.
Todo iba bien, pero uno de los guardianes del rey Ben
descubrió nuestra cueva secreta con unos prismáticos muy
buenos y rápidamente fue corriendo hacia el rey para
contárselo todo. Cuando el rey se enteró puso su plan en
marcha: un día que fui a coger comida y mi padrastro se
quedó solo, lo capturaron y lo metieron dentro del castillo
como rehén.
Ellos sabían que yo iría a su rescate y no se equivocaron,
pero cuando iba hacia el castillo para salvar a mi padrastro a
través de un pequeño agujero entre las rocas vi que estaba en
el suelo, muerto. Ese día fue el peor de mi vida, había
presenciado la muerte del dragón que tiempo atrás me había
salvado la vida, ese día juré vengarme pero parecía que el rey
tampoco se había olvidado de mí, así que formuló otro plan.
Una noche, la cueva estaba vacía y después de que su
preciosa hija (la princesa) estuviera dormida la dejó en la
cueva y de esta manera mataría al dragón con la ayuda de un
caballero profesional.
Y así fue, unos días después llegó un caballero muy fuerte
llamado Jorge, cabalgando sobre un caballo blanco. Aquel
honrado caballero se creyó todo el plan del rey y se dirigió
hacia mi cueva para derrotarme, la lucha fue muy larga, pero
después de varios golpes de espada Jorge logró tirarme al
suelo para darme el golpe final.
Pero en ese preciso momento salió corriendo la princesa y se
puso delante del príncipe diciéndole que aquel dragón era
pacífico que no era malo pero ya era demasiado tarde,
mientras ellos estaban hablando, el rey Ben con una daga
mató al dragón y cuando ya había creído haber ganado, del
dragón salieron miles y miles de rosas que como si fueran un
animal feroz se tragaron al rey.
Desde aquel día la gente de aquel pueblo vivió en paz, la
princesa y Jorge contaron la verdad al pueblo y en honor a
aquel dragón hicieron una estatua rodeada de rosas. Fue el
último dragón en la faz de la tierra, el dragón de San Jorge,
que así fue llamado.
La Poupée
En remuant le coffre dans le grenier, j'ai trouvé cette
poupée que vous m'aviez donnée pour mon
anniversaire. Je me rappelle que je l'emmenais partout :
à la maison, dans les montagnes, tous mes voyages...
La poupée est petite, de la taille d'une main. Elle a les
cheveux jaunes comme le soleil. Les yeux bleus comme
l'océan. Et elle porte une robe blanche et bleue.
Elle et moi avons vécu de nombreuses aventures, des
après-midi d'été jouant à la plage, nageant dans la mer,
te rendant visite à toi et à grand-mère...
En fait, aujourd'hui, je l'ai apporté ici avec toi. Pour que
tu la gardes.
Tu ne pourras pas vivre tous les moments que tu aurais
voulu parce que maintenant tu es enfermé ici. Mais ne
t'inquiète pas, je vivrai tous ces moments.
Je ferai ce voyage à Paris. J'irai à la muraille de Chine.
Je ne voulais pas que nous t'enterrions parce que tu
m'avais dit que tu voulais être brûlé. Mais dans cette
situation, qui fait cas à une fille de cinq ans ?
Merci pour tout grand-père,
Je t'aime.
Les jacinthes pourpres
Il était tout noir, j’entendais encore le coup dans la porte
quand j’ai croisée la salle et j’ai tiré le rideau. Les nuages
couvraient le ciel, les platanes, agités par le vent,
disaient « au-revoir », et j’ai encore pu voir son
parapluie noir en tombant cette rue frénétique.
C’est drôle comme la distance et le temps tout
refroidissent… Ce même matin je n’aurais pas pu le
laisser partir d’aucune façon et, maintenant, je m’en
fous. Maintenant il n’est qu’un parapluie noir entre cent
d’autres.
J’ouvre la fenêtre et je sens le froid glacé de la rue. La
neige a cessé, mais elle est encore partout. Je m’assois
dans la fenêtre, mes pieds pendent dans le vide. Je peux
encore voir les parapluies qui marchent dans la rue,
comme si des petites fourmis se n’agissaient, ils
marchent avec un pas décidé, ils n’heurtent jamais, c’est
presque une danse, une dans de rondes colorées. Des
fois, une de ces rondes s’arrête et une autre passe. C’est
comme si certaines rondes avaient plus de status que
d’autres, comme si elles oubliaient qu’elles ne sont pas…
Enfin, rondes de couleurs.
Mes jacinthes sont fleuries, elles sont heureuses. Ses
éclats pourpras me donnent à quoi penser, ce couleur est
sensé d’être triste, mais je sais qu’ils sont contents.
Analyser les choses, les personnes, pour son couleur…
C’est si stupide que des fois je ne peux, simplement, je
ne peux. Je les mets à mon côté dans la fenêtre.
J’aime plutôt douter de tout et chercher la vérité.
Le vent qui mouvait les branches des platanes a emporté
les nuages, les fourmis l’ont déjà remarqué et
maintenant toutes les rondes disparaissent. Les gens
inondent la rue. Chacune de ces personnes est
protagoniste de sa vie. Et chacune de ces personnes vois
les autres personnes comme si de personnages
secondaires s’agissait. Pour un moment je me demande
comme il serait connaitre chacun des secrets de ces
fourmis.
Par exemple, cette femme qui marche, avec un pas
décidé, au centre-ville, elle s’appelle Carmen, quand elle
est heureuse elle rit comme Dieu. Elle s’est échappée de
la maison de sa mère à seize ans, et elle assistait à des
fêtes d’hommes plus âgés. Elle habillait une robe rouge,
et ses lèvres étaient si rouges comme le sang.
Aujourd’hui elle visitera pour première fois ses petitsfils, il a perdu le contact avec sa fille il fait beaucoup
d’ans.
Son histoire est triste ¿Est-elle pourpre? Son histoire est
plus importante que la mienne. Chaque fourmi a une
infinité d’histoires possibles, mais je me sens important
encore, et je ne renoncerai pas à ce sentiment.
Je vois une couple de pigeons blancs, le coup dans la
porte encore résonne dans ma tête. Je ne rappelle pas la
raison de notre colère. Comme toujours, des bêtises.
Pour un moment je veux savoir un possible fin de mon
histoire : si dans ce moment je tombais dans la rue et je
mourais, ça ne serait pas un accident, mais un suicide. Il
n’importe pas s’il manque un note, mes tristes jacinthes
le seraient, il est incroyable comme l’on cherche le
drame dans toutes les situations. Je baisse de la fenêtre,
mais j’y laisse les jacinthes.
Je marche pour l’appartement sans une route. J’ouvre
toutes les fenêtres, aussi celles de notre chambre. Tous
les rideaux volent pour la maison, la lumière inonde
tous les espaces. Un cactus vert dans un pot blanc à
rayes n’est le seul témoin.
Je m’assois dans le piano, j’allume une bougie
d’anniversaire, je joue le piano. Les notes s’échappent, le
cactus danse. Les premières larmes arrivent. Noisette a
écouté le piano et il veut s’assoir sur moi. Il veut aussi de
l’amour, des fois il ne semble pas un chat mais une
personne.
Je ne peux pas me réveiller, les pilules m’attrapent, je ne
rappelle pas ça que j’ai fait mais je ne peux pas me
réveiller. Maintenant je rappelle, j’ai vu son parapluie
noir et j’ai couru vers le bain, en ouvrant la boite aux
pilules somnifères. Tout noir. Après j’étais une autre fois
dans le salon et j’ai vu une autre fois son parapluie noir.
Les rondes de couleurs dansent dans la rue. Mes
jacinthes étaient pourpres. Je rappelle, Carmen. Les
pigeons. Les rideaux. Le cactus vert. Le piano. Noisette.
Je suis dans le bain, je regarde mon corps vide. La boîte
aux pilules, aussi vide, à mon côté. Le bain inondé de
papillons qui dansent autour de mon corps. Le piano
joue encore, une mélodie très triste, très mélancolique.
Je regarde mon corps et je pleure, Noisette est triste, il
n’est pas pourpre, il est blanc, mais il est triste, il érafle
mon bras. Le blanc des murs, le blanc de Noisette, le
blanc de ma veste d’intérieur, tout le blanc disparait.
Tout est maintenant bleu, et alors, je le comprends, le
bleu est le couleur triste, mes yeux ne sont plus verts, ils
sont bleus, la musique est bleue et j’entends encore une
autre fois un coup dans la porte. La bougie est
maintenant presque consumé, et aussi ma vie.
Mes lèvres se meuvent mais il n’en sort un mot, et alors
je l’ai vu, il était là, dans la porte du bain, et quand il m’a
vu, dans le terre du bain, il a couru à me prendre la
main, il pleurait, il a pris le téléphone.
Le vent qu’avant mouvait les branches des platanes,
maintenant m’a poussé et une autre fois, le bleu de mon
entourage est devenu noire.
Je me suis réveillé dans le lit de l’hôpital, je n’ai pas de
mots pour te décrire mon amour, malgré que des fois on
n’est pas d’accord, et malgré que des fois on fait des
stupidités, je sais que tu seras toujours ici. Tu ne sortiras
jamais de mes pensées, je pense à toi quand je me
couche et, quand je me réveille, chaque matin, je pense à
toi une autre fois, quand tu es à mon côté je souris
toujours, le bleu disparaît.
Je ne rappelle la raison pour laquelle on était si fâchées,
mais, tu sais quoi? Je m’en fous, mon bonheur est plus
important, et mes jacinthes sont heureuses. Elles sont
pourpres, pas bleues.
On s’est connu à l’automne. Les feuilles d’été devenaient
brunes.
A mi futura Yo
Querida Yo:
No sé si algún día llegarás a leer esto. A lo mejor lo
guardo y olvido, o quizá en cuanto acabe simplemente
arroje el papel al fuego, o lo lance al río cuando salga de
casa un día lluvioso y triste. Hay cosas que no cambian,
¿verdad? Te sigue gustando salir en días en los que los
demás se esconden y recluyen en sus casas, rehusando al
mal tiempo. Porque a la gente no le gusta el mal tiempo.
Y las personas que tienen un alma que es como un
reflejo, tampoco. Esto te lo escribo sentada en el diván
de la ventana. Sí, ese viejo y gastado diván que para
todos es de madera y ropa vieja, pero que tú ves
construido de recuerdos. No sé cuánto tiempo habrá
pasado cuando leas esto, si es que llegas a hacerlo, pero
estoy segura de que sigues recordando las miles de
lágrimas que dejamos caer encima de la ropa con
estampado cursi que tanto le gusta a mamá. Y a lo mejor
ahora sonríes. Eso es bueno, significa que ya no te duele.
Te escribo esto porque creo que es fundamental que te
de un consejo. O dos. O tal vez varios. Espero que ya
hayas aprendido a ordenar tus ideas, por si se te ocurre
volver a reescribir esto para nuestra “yo” de dentro de
muchos años. Quizá esto lo lean nuestros nietos cuando
la encuentren en una caja olvidada al fondo del armario,
o escondida debajo de la cama. ¿Te has dado cuenta de
que a veces pasa exactamente lo mismo con la gente? Sé
que sueno muy drástica, pero dime si no te has dado
cuenta ya de que todos terminamos como en el fondo de
un armario. Para un momento y piensa, ¿cuántas de las
personas que creíste eternas a tu lado, ya no están? ¿ya
no ocupan ese lugar tan importante en tu vida? ¿cuántas
se han marchado, y han ido dejando ese hueco sin que
prácticamente te dieras cuenta? No intento desanimarte,
solo que reflexiones. Algo que he aprendido con el
tiempo es a saber diferenciar a toda la gente que pasa
por mi vida. Están aquellos que vienen, pero no se
quedan. Quizá te han dado una lección, para bien o para
mal. Quizá te han hecho darte cuenta de muchas cosas, o
redescubrirte a ti misma. O quizá se fueron cuando más
las necesitabas y aún ahora, sigues sin saber porqué. No
hay problema en que esto te haga sentir mal, significa
que alguna vez te importaron. Pero hazme caso, empieza
a aprender que debe importarte quien te aporte. No le
guardes nunca rencor a nadie, si no están es por algo, y
si están también. Y créeme que aquellos que siguen aquí,
son los que realmente merece la pena que mantengas.
Toma mi consejo cuando te digo que no tienes la
obligación de ser siempre feliz. Oye, todos tenemos
malos días, sea porque solo al levantarte te ha molestado
el sonido de la alarma o porque hoy parece estar todo en
tu contra. Relájate, coge una taza de chocolate que casi
hierva, y siéntate en el diván a mirar por la ventana,
como hace tantos años que tenemos costumbre de hacer.
Olvídate del mundo por un rato. Escribe, lee, o
simplemente duerme. Mañana será otro día, y lo malo,
como también sucede con lo bueno, no dura para
siempre. De hecho, nada dura para siempre. Ni la
alegría, como cuando éramos una niña y mamá cocinaba
macarrones, ni el dolor. Sé perfectamente lo qué estás
pensando, y sí, me refiero justamente a ese tipo de
dolor. No hay nada malo en que lo reconozcas, todos
hemos conocido a alguien que ha conseguido dejar
marca en nosotros. Sí, sé que le recuerdas. Y sí, sé que
creíste que ese dolor no iba a pasar. Pero intenta
recordar ahora, ¿es eso que veo en tu rostro una tímida
sonrisa? Nosotras y nuestros tipos de sonrisas. Esa
media sonrisa que no termina de definirse confirma lo
que intento explicarte. No tiene nada de malo reconocer
que tienes cicatrices, ni reconocer que en su momento
eran heridas que parecía que no iban a cerrarse nunca.
Te han hecho daño. Por favor, a mí me lo han hecho, por
qué crees que te estoy escribiendo esto. Sólo quiero
asegurarme de que no vas a tomarte esto como una
condena. Que alguien te hiera no quiere decir que todo
el mundo vaya a hacerlo. Sé que pensaste que no podrías
volver a confiar en nadie, que te iba a pasar lo mismo,
que se iba a ir cuando más le necesitaras, que volverías a
dar todo y al final, quedaría en nada. Pero no dejes que
esto te cambie. Por favor, sigue sonriéndole a la vida.
Sigue queriendo, escuchando, aconsejando, sigue dando
a aquellos que te necesiten; pero que tu felicidad no
dependa de nadie. Puedes hacerle hueco a alguien en tu
corazón, pero procura que sea como los motores de un
avión. Si ese huequecito falla, que puedas seguir firme
con el resto de tu corazón. Deja de andar lejos de los
límites por miedo a volver a caer, confía en ti misma,
que es lo que te va a llevar lejos. Y si alguien, por el
motivo que sea, se dedica sistemáticamente a intentar
hacerte caer, sonríele también. Sonríele, pero no con
soberbia. Sonríele de manera sincera, sonríele como
pocos le mostrarán. Porque te aseguro que esa es tu
mejor arma. Y por supuesto, no le des el lujo de verte
decaer.
¿Recuerdas aquella pequeña muñeca hecha trizas que
teníamos de pequeñas? Dime, ¿sabes dónde está? Ya, yo
tampoco lo sé. Por suerte, era solo una muñeca. Pero,
¿cuántas noches dormimos abrazadas a ella porque nos
protegía de los monstruos de debajo de la cama?
¿cuántas veces nos había acompañado en noches de
tormenta que parecían el fin del mundo? ¿cuántos viajes
escolares ha venido con nosotras, solo porqué nos
recordaba a casa? Luego crecimos, y la olvidamos. Y si
ahora siguiéramos siendo niñas, la echaríamos de
menos. Pero lo haríamos ahora, cuando ya no está. Con
esto quiero decirte que valores aquello que tienes, antes
de que se convierta en aquello que tenías. No está bien
valorar lo que tenemos cuando lo perdemos. Es una
frase muy típica, ¿verdad? Pero es lo que hace todo el
mundo. Sí, incluidas nosotras, sin darnos cuenta. Damos
demasiadas cosas por seguras, cuando realmente lo
único seguro es lo que tienes ahora. Mañana puede
haber desaparecido todo. En realidad, todo puede
cambiar en un segundo. Una palabra, un paso mal dado,
un gesto, un hecho. Cualquier cosa puede cambiarte la
vida en un momento. Así que disfruta del ahora, cuida
aquello que quieras mantener y que nunca tengas que
arrepentirte de haber perdido algo que era importante, y
que no te diste cuenta hasta que te faltó.
Espero que ahora ya no sea así, pero a mí ahora me dan
mucho miedo los cambios. No tomes mi ejemplo, no
huyas; corre hacia los cambios. Afronta un riesgo,
aprovecha una oportunidad, haz un cambio. Cambia.
Vete de viaje, a aprender un idioma, a vivir a otra
ciudad. Si tienes la oportunidad de mejorar, aunque sea
lejos de casa, vete. Tu casa siempre estará aquí, siempre.
No te ancles en ningún lado solo por miedo a romper tus
esquemas y a salir de esta burbuja que es tu mundo,
donde todo está calculado y tienes todo bajo control. A
veces perder los papeles es bueno. Abre tus alas,
aprende a volar. No te des nunca por vencida, aprieta,
esfuérzate, toca el cielo. Si tienes una meta no te rindas,
el camino puede ser duro pero eh, créeme, cuando llegas
al final agradeces el sufrimiento. Yo he estado a punto
de rendirme, y no quiero que tú tengas esa misma
tentación. Por favor, cabeza alta. Pecho fuera. Vista fija.
Y ritmo constante.
Quiérete. Me parece que no somos capaces de contar las
veces que nos han dicho esto a lo largo de nuestra vida.
¿Pero alguien realmente se ha parado a pensar en qué
significa? Me refiero a que sí, el significado está muy
claro. Como en todo, la teoría es muy fácil. Veremos a la
práctica. Eso que dicen de que “no te van a querer si no
te quieres a ti misma”, en cierto modo a lo mejor es
verdad. Cierto es que dar a los demás una imagen de ti
deprimida o triste no ayuda a mejorar tus relaciones
sociales, pero a veces el hecho de que te quieran es lo
que hace que tú te quieras más aún. Como te he dicho
antes, todos tenemos malos días, solo asegúrate de que
no se convierte en una costumbre. No te preocupes, a
todas nos ha dado rabia ese pantalón que antes entraba
como un guante y que ahora cuesta un poco más. O esa
camiseta que parece que tenga que sentar igual de un
verano a otro. Cielo, la gente cambia. Tu cuerpo
también. Y si una camiseta no te sienta bien, guárdala.
Habrá otra que te sentará mejor, que se adaptará. No
maltrates nunca tu cuerpo. Aprende a vivir en harmonía
con él, y con quien eres. Piensa que aquello que tienes
tú, no lo tienen los demás. Eres única chica, lo veas o no.
Ya habrá alguien que lo vea, por eso no te preocupes.
Por último, quiero plantearte una situación que
presencié hace poco en la estación de tren. Había dos
personas, más o menos de mi edad actual, mirándose
tensamente a los ojos, como si intentaran adivinar el
siguiente movimiento del otro. Una pequeña lágrima se
deslizó por la mejilla de la chica, quien manteniendo la
mirada hasta el último momento, simplemente dijo:
“adiós”. Viendo como le miraba, observando su rostro,
podías ver cuánto le dolía dar ese paso. Girar la espalda
y echar a andar. Supongo que ella esperaba oírle
pronunciar su nombre, un “no te vayas” o algo así, esas
frases que todos esperamos escuchar y que solo unos
pocos reciben. Podía pensar que para él, aquella
situación no tenía mayor importancia. Pero vaya,
cuando le miré. Aquella mirada no la había visto nunca
antes. Supongo que estaba deseando con todas sus
fuerzas soltar ese grito que se le había quedado atascado
en la garganta, el nombre de esa chica prensado por las
miles de palabras que no le había dicho. Se quedó allí,
observando como se alejaba la muchacha que le había
enseñado a soñar. Con esto quiero decirte que, por
favor, y esto te lo pido como favor personal, nunca calles
aquello que quieras decir. Si quieres a alguien, díselo. Si
echas de menos a alguien, díselo. Si tienes que quejarte,
hazlo. Si quieres halagar a alguien, adelante. Nunca
dejes nada por decir, nunca pienses que ya tendrás
tiempo, que no es el momento, que siempre hay tiempo.
Porqué no lo hay. Como te decía antes, mañana todo
puede haberse ido. De verdad, no te dejes nada
guardado. Quizá sea tu última oportunidad y no lo
sepas. Chilla si quieres chillar. Llora si tienes la
necesidad. Ríe hasta que te duela la barriga, expresa tu
opinión sin ofender a los demás. Sé sincera. Confiesa.
No dejes ni una palabra en tu corazón, no permitas que
nada se vaya de tu vida por no saber encontrar las
palabras en el último momento, cuando tenías las
adecuadas en otro.
Creo que con esto está todo dicho. Repito, no sé donde
van a terminar estas hojas. Pero si has llegado hasta
aquí, espero que tengas las cosas muchísimo más claras.
A lo mejor ahora somos una abuela sentada en un
porche leyendo unos papeles que ha encontrado en una
vieja caja, y nos reímos, porque de todo esto nos dimos
cuenta hace tiempo. O quizá esto ha llegado a tus manos
en el momento justo. Sea cuando sea, hazme caso. A lo
mejor ahora no lo ves con mi misma perspectiva, pero
solo quiero asegurarme que sigues aprendiendo de tus
errores; nuestros errores. Sigue siempre hacia adelante,
deja que tu historia te guíe, te marque. Deja que esos
errores te enseñen. Ten en cuenta todo lo que has
recorrido pero recuerda, la historia más importante, es
la historia que estás haciendo hoy.
UNE PETITE AVENTURE
C’était une chaude journée de printemps, et le soleil
brillait au milieu du ciel. Luke et Janice asseyaient sur le
mur de la cour du restaurant où ils passaient la journée
avec leurs familles. Là, s’amusant de la compagnie
mutuelle, les garçons regardaient distraitement les
champs qui entourant le bâtiment. Ils étaient très
ennuyés, mais tout était mieux que continuer à
supporter l'atmosphère étouffante de l'intérieur du
restaurant, avec les yeux de tous ses parents fixés sur les
jeunes. Soudain, Janice a fait attention à la faible
hauteur de la clôture qui entourait le restaurant, et une
idée s’a formé dans son esprit. Elle s’a levé, s’a dirigé
vers la clôture et a commencé à la grimper, sous le
regard curieux de Luke.
profité de la sensation de vitesse et le vent sur ses
visages. Aussi se sentaient heureux avec le contact entre
ses mains, mais bien sûr, ils ne savaient pas que les deux
sentaient le même. Ainsi, embarrassés et ignorants, ils
essayaient de prolonger ce moment pour toujours. Après
un certain temps, ils sont arrivés à la marge du champ et
ont commencé à marcher sur la route. En arrêt,
embarrassés, ils avaient baissé ses mains, et maintenant
ils marchaient à côté de l'autre sans regarder
directement dans le visage, mais avec un petit sourire
dessiné sur les lèvres. Pour briser la glace, Luke a
commenté:
- Voulez-vous vivre une petite aventure? - elle a
demandé avec un sourire joueur. Luke a souri en retour.
Il a couru vers la clôture et l’a sauté rapidement. Une
fois sur le terrain, il a tendu doucement la main pour
aider Janice à traverser. Elle sourit satisfait de sa
chevalerie et l’a donné sa main alors qu'elle a sauté
aussi. Ils ont commencé à marcher par le terrain, mais
tout à coup ils ont entendu la voix de la mère de Janice
crié depuis la cour du restaurant:
- Franchement, je ne m’inquiète pas - dit-elle avec un
soupir -. Vous n’avez pas le sentiment que nous perdons
du temps? Toujours conditionnelles, avoir à faire ce que
nous disons et limités pour tous. Ma mère ne me laisse
pas m’éloigner à dix mètres d’elle, je suis toujours
contrôlée. Je suis déjà fatigué! J’ai commencé à vivre la
vie et de faire ce que je fais. Carpe Diem ...
-Janice! Luke! Où avez-vous allé? – A crié la femme.
Luke a regardé très inquiet où était la mère de son amie,
mais Janice l’a donné sa main et s’est mis à courir avec
décision entre les arbres fruitiers. Il a oublié
instantanément les problèmes qu'ils peuvent avoir, et
rapidement l’a suivi. Ils ont couru une bonne distance,
- Janice ... Vous savez que votre mère va nous tuer
quand nous reviendrons?
Il écoutait attentivement. Il devait admettre que tout ce
qu'elle disait était vrai. Sa mère était très surprotectrice,
et Janice était une fille vraiment mature et responsable.
Elle ne pouvait pas l’appuyer plus ou elle finira par
exploser.
- Quand vous voulez une aventure – a dit-il, ne réalisant
pas que des mots qui coulait de sa bouche - je serai là à
votre côté. Toujours.
Janice l’a regardé avec des yeux brillants et une légère
rougeur sur les joues. Ces mots ont fait la sentir
immensément heureuse, beaucoup plus que ce qu'il
pensait. Peut-être qu'il était le temps pour être
honnête ...
- Luke ... j’espère te tenir par toujours. Vous êtes une
personne très importante et très spéciale pour moi.
Nous sommes très amis mais souvent je sens d'autres ...
d'autres sentiments très forts. Lorsque tu parles, ou
souris, ou donnes-moi ta main, je sens une chaleur dans
mon cœur qui me donne envie de vous embrasser et de
ne jamais vous laisser partir. Tu me fais heureuse et je
sais que à votre côté je peux vraiment être moi-même.
Je t’aime, Luke.
Le garçon est été laissé sans voix. Janice venait de dire
exactement ce qu'il ressentait pour elle. Un grand
bonheur a commencé à l’envahir sans même y croire du
tout.
- Janice, je ... Je t’aime aussi.
Sentis comme dans un rêve, les jeunes s’ont embrassé et
se sont donné un doux baiser sur les lèvres, un baiser
brigué pendant des années, et enfin devenu une réalité.
Ils se sont séparés, et se sont regardé avec des yeux
brillants et souriants. Sans besoin de rien dire, ils s’ont
serré la main et ont commencé à courir ensemble.
El pueblo
Una vez conocí a un señor en un pueblo olvidado. Su
edad, desconocida. Cuando le preguntaba por ella solía
decirme “No llevo reloj”. Cuando le preguntaba desde
cuando este pueblo estaba erguido en la montaña me
decía “Hace setecientos sesenta y dos años que mis
antepasados fundaron este pueblo”.
Cada mañana se levantaba, oía crujir sus huesos, se
quedaba sentado en la cama mirando al suelo y cuando
yo pasaba por delante de su dormitorio, pues me había
acogido amablemente en su casa ese verano, alzaba su
vista y me dirigía una mirada juvenil, rota por esos años
que se negaba a sumar. Cogía una llave gruesa, antigua,
de las que sólo pueden abrir un edificio igual de
imponente y subía una empinada cuesta, dirigiéndose
hacia una pequeña iglesia románica que, ahora, se había
convertido en biblioteca. Él es quien había decidido
cambiar la función de la iglesia. Y él era quien abría cada
mañana la biblioteca.
Me había comentado que ya hacía mucho tiempo que
nadie iba a la iglesia a rezar, ni siquiera por fiestas. Aun
así, era el lugar preferido de los muchachos cuando, en
verano, querían tomar el sol y después refrescarse un
poco dentro de la iglesia fría. También había visto cómo
los bancos de piedra junto con la pared exterior de la
iglesia y su situación, con vistas a la valle, eran perfectos
para el descanso de los viajeros.
Y el señor, amante como era de ese pueblo, quiso hacer
de él un lugar donde todos (turistas, extranjeros, gente
de la región…) quisieran ir. Así que se le ocurrió que la
mejor forma de lograrlo era tener una iglesia llena de
libros. En el altar había libros de religión, pero de todo
tipo de religiones. En un lateral convivían libros
educativos con libros de suspense, en el otro lateral,
libros infantiles con libros existencialistas y, en el fondo,
los grandes clásicos. En la primera planta, en el hueco
donde debía ir un órgano que jamás se había visto,
biografías de artistas, filósofos, políticos…, de grandes
hombres en general. Y, arriba, en el pequeño
campanario, libros de fantasía. Le pregunté cómo había
logrado obtener esos libros y me contó que le dijo al cura
de la parroquia que se había roto el altar. Más tarde le
dijo que se había roto una campana. Y la última vez le
dijo que un rayo había partido unas cuantas piedras del
techo. Pero siempre agregaba “Debe saber usted que ya
había convencido a los habitantes de mi pueblo para que
vinieran a misa y, ahora, si no pueden venir a una…
¡perderán la costumbre y vuelta empezar! Por eso, si
pudiera arreglar los desperfectos que sufre la iglesia lo
antes posible…”
No obstante, me dijo que los libros que estaban situados
en el centro no eran comprados. Me contó que eran sus
libros preferidos. Que una mañana abrió la puerta de su
casa y allí estaban, envueltos con un lazo azul y que
había tantos libros como gente en el pueblo. Y por eso,
en la estantería central, hay un cartelito azul que dice:
“Aquí encontraréis el alma de este pueblo”.
Se escampó por toda la región que en un pequeño
pueblo había una iglesia-biblioteca. Al principio, la
gente que iba a ver esa particularidad eran turistas que,
al dormir en ciudades vecinas, oían hablar de ella y
decidían ir a visitarla. Entonces el señor decía: “Un día
ya vendrán los turistas expresamente para ver la
biblioteca y el pueblo”. Después, la gente que iba a verla
eran familiares de los habitantes. Entonces el señor
decía: “Ya volverán los turistas para admirarla”.
Cada día se sentaba enfrente de la iglesia, ahora
biblioteca, esperando a la gente que gracias a él
pudieran ampliar, al menos un poquito, su cultura.
Esperaba a la gente que pudiera dar una voz al pueblo
hacia al exterior.
Cada noche cerraba la biblioteca, bajaba la calle, se
tumbaba en la cama y, al dirigirme hacia mi habitación,
veía su mirada nostálgica.
Hace poco le escribí para preguntarle qué tal iba su
iglesia-biblioteca y me dijo que el vecino del lado cada
día la visitaba, sin falta. Por último agregó: “Ya volverán
los vecinos que se han ido para volverla a ver”.
Unforgettable Experience
That was long ago when Jeff was in year 4. He was then
finishing the school year with great marks and it was
almost the end of June when he came back home and
his mom all excited told him : “Jeff, sweetheart, I’ve
been thinking of taking you to England for a year, your
sister and you, what do you think?” It was the worst ever
thing that could happen to him, “Oh, no!” he said
immediately, “I’m not going anywhere!” Well, there was
much to be said, much to be done yet, so that in the end
Jeff agreed on going to England. His sister Sally didn’t
want to hear about it either, but of course in the end she
just had to obey her mother. Their mother Amy was
always so sweet and lovely, so patient and calm with
them explaining to them how important that experience
was going to be for them so that they realised it
eventually and accepted it.
So many questions and doubts they had, so many
concerns but they still went…
They thought they spoke English but to their great
surprise they soon found out it was not like that. It was
just upon arrival when all the neighbours came out to
welcome them and all kids started to chat to them and
neither Jeff, nor Sally could understand anything! “Oh,
my god! ,they thought, what are we to do? We don’t
understand a single word!”
Amy helped them of course and told them not to worry
as it was normal and translated what the boys were
saying, they wanted to play football with Jeff. So, yes, his
mom let him go and he had a wonderful time. It was not
the only day he would go out to play with the boys, so he
would always remember with joy those days.
Soon it would be 3rd September and he would start
school there. How nervous he was on the first day at
school! He felt as if it was the very first day at school
ever! Amy walked them to school and introduced them
to the kids, but Jeff and Sally were so shy, they wouldn’t
say a word… It was all new to them, new country, new
school, new house and neighbours, school uniform,
different times, it was all different! It was interesting
and complicated as they felt awkward and
uncomfortable at the same time.
To their surprise though, it only lasted two days, all
teachers had told their students in class about the two
kids from Spain and Jeff and Sally became the most
desired company for everybody, they felt like if they
were celebrities!
Two months later they were real stars, Jeff won the “Star
of the Week” prize and he was number one at the tennis
tournament and his sister Sally won the “Big Writing”
award and she was given a book as a prize. They were so
happy and pleased to be there and to have these new
friends, to learn so many new things and experience
these new customs that they felt so grateful to their
mom and dad!
Days went by, months went by and the school year was
going to finish soon…Jeff and Sally were so sad as they
didn’t want to leave all those new friends and the
teachers with whom they shared so many great
moments.
Yet, they knew they had to go back to Spain but they
would always and forever keep the memories of that
unforgettable experience in England which not only
helped them to improve their English, but also to meet
and make new friends and to learn a lot about a new
culture.
UNA EXCEPCIÓN
Pensé que quizás, cerrando los ojos y abriéndolos de
nuevo, podría ayudarme a despertar de aquella
pesadilla. No podía creer que, habiendo jurado mi
lealtad al Reich, habiendo hecho todo lo que creía justo,
ahora, no fuese capaz de matar a un maldito
bibelforscher...
Él había pertenecido a uno de los escuadrones militares
alemanes de los que mi superior dirigía, y al verlo desde
lejos, solía pensar que aquel chico realmente era un gran
ejemplo para todos los alemanes dignos de este
gobierno. Todo lo que veía en él, pertenecía a la raza
pura: un chico rubio, de ojos azules y un perfil tan
esculpido que sólo se encontraba, como ejemplo, en
aquellas láminas que enseñaban el ideal de la crianza de
las razas nórdicas. Incluso en los cines, lo hubieran
podido proyectar en la pantalla como una aparición
sobrenatural.
Era firme, seguro de sí mismo, ni siquiera tartamudeaba
cuando tenía que responder a una orden de nuestro
superior. Nadie mostraba más resistencia en las carreras
que se hacían en el entrenamiento, nadie era tan rápido
cuando se trataba de superar, en segundos, una pared
escarpada; podía hacer cincuenta flexiones de rodillas y
no veías en él una sola expresión de cansancio. Batir
récords en competiciones, de seguro le hubiera sido
fácil.
Nada, no podías encontrarle ni un defecto que dañara su
imagen.
Sin embargo, aquel que destacaba por su perfección
física, aquel que había sido envidiado por muchos de sus
compañeros - quizás también por mí - acabó
convirtiéndose, con el tiempo, en una auténtica
excepción, no por su físico sino por su desobediencia.
No quería aprender a manejar un arma, ni tan solo
tocarla, se negaba rotundamente a hacerlo. Si el
subteniente le ponía en la mano el fusil, simplemente lo
dejaba caer, ¿y había algún delito más grave que
desobedecer una orden de nuestro superior?
Ante su tozudez, se vieron obligados a imponerle toda
clase de servicios de castigo - los cuales realizaba sin
rechistar - y una vez finalizado su castigo, volvía a
desobedecer. He de decir que tuvieron mucha paciencia
con él, aunque no tuvo la misma suerte con sus
compañeros, quienes tenían que sufrir el mismo castigo
por su culpa y finalmente, al anochecer, acababan
desahogándose con él. Muchos le decían: - ¿Por qué
haces eso, idiota? ¡Cógela, y ya está! -. Y él siempre
acababa diciendo: - “Nosotros no hacemos esto”-.
Finalmente, el arresto calmó el odio de muchos de sus
compañeros. Se lo llevaron sin piedad. Al vaciar su
taquilla, descubrieron pequeños folletos y demás objetos
personales que aclararon las sospechas. “Son gente que
se niega a hacer estas cosas, a cumplir órdenes del
Reich, por eso están prohibidos”. Así hablaban ellos,
aunque nadie sabía exactamente por qué estaban
prohibidos, lo único que sabíamos era que para esta
gente había un lugar: un campo de concentración.
Ni su nombre ni su imagen importaban ya, rechazó a la
patria y merecía ser otro número más (1989), entre los
triángulos púrpura...
¡Señores, preparen sus fusiles! Hay que hacer
limpieza, aquí no cabe tanta mierda… Mis manos empezaron a sudar y apenas podía sostener
el fusil. Me encontraba ante aquel joven - el cual parecía
que le hubieran obligado a tener unos 15 años más -
apuntando su cabeza cabizbaja. Mi corazón empezó a
acelerarse, quizás demasiado. Había matado a decenas
de hombres, pero es que él era...
-
¿Günter? - Preguntó sorprendido.
Sí, ese era yo, un viejo amigo de infancia de Stefan Kraf,
un maldito bibelforscher.
Inspirada en la autobiografia de Günter Grass.
The remains of my heart
You were never supposed to mean this much to me. I
was never supposed to fall so hard. But I did, and that’s
the truth, that’s what keeps me holding on because it
hurts like hell to let you go. Do you know what it feels
when you look at the sun? The way it blinds and you
can’t see anything at all? That’s you. You make me feel
happy when skies are grey, you are the light of my whole
day, and the one that make my heart beat so fast.
I can’t deny the meaning of my happiness is your name.
Your voice is like the soundtrack of my life. Your
existence has become my downfall but I couldn’t live
without you because nothing makes me sadder, and
nothing makes me happier than you. I feel like nobody
understands me and that’s why I have to hide my
feelings, I wish I could meet you, I don’t want an
autograph or a picture, I just want a hug. Just to hug
you, and hold my world in my arms.
As much as I try, I can’t get you out of my head because
you are the reason I stay up at night, the reason I don’t
know what I am going to do in my life next, the reason
why I’m willing to break the rules. I admire your green
eyes, your pink lips, your slow and slurred
pronunciation, the way your face falls when no one was
amused by your bad jokes but I laugh anyway because I
don’t want to see a frown on that face, your weird
photographs. So simple but so perfect to me.
If I could travel the whole world just to see your smile,
to hug you and to be there when you are down because I
hate seeing you sad. There are no words to describe that
kind of person you are. You are the best example of good
person, kind, beautiful, generous, decent and loving.
You are everything that I wish my world was. You just
have the power to make everyone’s life better, the power
to make me smile with no reason.
Descargar