El arquitecto y el emperador de Arabia; Joan Gisbert Ponsoe

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Al−Iksir, emperador de Arabia, era rico y ambicioso, y quería convertir su jardín en un monumento por lo que
mando a sus súbditos a buscar al mejor arquitecto.
Los enviados por el rey, después de su búsqueda dieron con Iskandar, un humilde arquitecto que a pesar de
parecer poca cosa había llegado a construir inmensas maravillas para otros emperadores y reyes.
Al−Iksir le pidió a Iskandar que pensara en una obra capaz de despertar en el que la admirase, todos los
sentimientos posibles. Iskandar aceptó con entusiasmo esta proposición, era lo que había soñado durante
muchos años, e Al−Iksir le facilitaba todo el espacio y todo el material que considerase necesario para
levantar en su jardín aquel monumento. Rápidamente el arquitecto se puso manos a la obra, ideo los planos en
los que disponía del espacio, mandó a llamar a los mejores equipos de construcción los mejores materiales,
encargó flores exóticas, aves y peces de increíble belleza, y cuando hubo terminado expuso al emperador sus
bocetos.
Este quedó maravillado solo con contemplar los planos pero le puso como condición que la zona central
quedase vacía hasta que el pensara algo que lo ocupase.
Siguiendo las indicaciones de Al−Iksir, Iskandar inició la construcción de las obras.
Las obras iban muy bien.
Pasados unos meses del inicio del jardín monumental, Iskandar fue visitado por un anciano ciego llamado
Zoz, decía ser un adivino. Le dijo a Iskandar que debía abandonar la obra antes de que concluyese, por que su
vida corría peligro. El arquitecto hizo caso omiso a este consejo, despidió al ciego y continuó ensimismado
con su trabajo.
En cuanto Al−Iksir fue informado de la prevención del ciego al arquitecto, mandó a que le cortaran la cabeza,
dejando desamparado de esa forma a Hasib el acompañante de Zoz, que huyó de aquel lugar. Después de
vagar sin rumbo alguno dio a parar a los pies de Dalhabad un viejo amigo Zoz conocido como el Poeta más
grande de Siria. Hasib le contó lo sucedido a Dalhabad, se dispusieron ir en busca de Iskandar.
El arquitecto que aparentaba disfrutar con su trabajo, después de la visita del ciego, parecía intranquilo, triste.
El emperador le dijo que en el centro del jardín quería construir una especie de palacete, en el que se
disfrutara de todo de lo que se disfrutaba en el mismo jardín.
Iskandar solía pasear por los alrededores del jardín monumental. Un día durante uno de sus paseos
desapareció, se ausentó durante un año, pero las obras se siguieron, ya que estaba todo detallado, incluso el
palacete de Al−Iksir.
Hasib y Dalhabad, se enteraron de la desaparición de Iskandar, por lo que buscaron con más ansiedad, sin
saber a donde ir.
Al−Iksir empezaba a desesperar, perdía poco a poco la confianza ganada en el arquitecto.
Iskandar volvió al palacio, se encontraba desanimado e inexpresivo.
Se presentó ante Al−Iksir ofreciéndole disculpas y disponiéndose a trabajar para evitar más retrasos
consecuentes a su ausencia. El arquitecto trabajaba con la misma intensidad, pero no con las mismas ganas
que al principio.
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El poeta y su acompañante, fueron informados del retorno del arquitecto y se dirigieron rumbo al palacio para
ir en búsqueda de Iskandar.
Cuando las obras estuvieron terminadas, el arquitecto se presentó ante el emperador de Arabia, y fijaron cita,
una hora después del amanecer del día siguiente, para que Iskandar le guiara en el recorrido por el Jardín
Monumental.
Llegada la hora, Kalhed el ayudante de Al−Iksir, bajo las órdenes de éste, vistió a Iskandar, con las mejores
ropas, asegurándose así de que no llevaba ningún arma. Llegó el emperador y él e Iskandar entraron en el
Jardín.
Al−Iksir estaba maravillado, no esperaba nada parecido, todo estaba hecho de la mejor manera posible, era un
completo deleite para todos los sentidos, y al llegar al palacete central, el emperador ofreció a Iskandar un
trago de licor servido en una copa tallada en una única piedra de rubí de gran tamaño. El arquitecto bebió, se
dio la vuelta y vio al emperador clavarse una daga en un costado, seguido perdió el conocimiento.
Cuando despertó, la única puerta de entrada al pabellón estaba bloqueada. El emperador puso a disposición de
Iskandar todos los servicios, bienes y las riquezas que quisiera, pero que jamás le devolvería su libertad, por
que no permitiría que otro rey o emperador le contratara y superase el nivel de la obra creada para el, le dijo
también que la gente creía que estaba loco y por ese motivo se hallaba encerrado en aquel pabellón.
Iskandar despreciaba todo lo que le era servido.
El Jardín Monumental era visitado por mucha gente.
Dalhabad y Hasib, llegaron a Arabia, y visitaron el palacio del emperador. Dalhabad le dijo a Al−Iksir que
quería componer para el un poema sobre su jardín, le dijo también que sabía que tenia como huésped a
Iskandar, el arquitecto creador del monumento, y que había enloquecido.
Le pidió permiso para poder hablar con el, y después de mucho insistir le fue concedido.
Quería comunicarle a Iskandar que buscarían la forma de sacarle de allí, pero le dijo al emperador que
hablaría con el para informarse de lo que hizo durante su ausencia.
Al−Iksir no quedo muy convencido, por lo que no quiso dejarles a los dos solos, así que contrató a unos
escuchas para que espiaran su conversación. Hasib descubrió la traición del emperador pero estaba
incapacitado para comunicarse con Dalhabad.
El poeta entró en el pabellón, y buscó a Iskandar, se presentó, aunque el arquitecto al principio se mostró algo
inseguro, pronto se fundió con el en un fuerte abrazo.
Estuvieron hablando alrededor de 2 horas, y cuando se despidieron los escuchas se esparcieron con agilidad
por las paredes, Hasib presintió lo que sucedería.
Cuando Dalhabad salió fue acorralado rápidamente por los guardias, quienes le escoltaron hasta el lugar en el
que se encontraba el emperador.
Dalhabad le dijo a Al−Iksir que Iskandar estaba loco y que había hablado con el mediante juegos con
palabras, ya que le seguía la corriente temiendo que el arquitecto le atacara, y que por lo tanto no le había
hecho las preguntas que se había planteado.
Al−Iksir que antes había sido informado por los escuchas, y pensó que el poeta no le mentía, así que le dejo ir.
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Al salir del imperio, Hasib muy intrigado le preguntó como habían logrado salir de allí, y el le explicó todo lo
que le había dicho Iskandar, y que habían hablado mediante metáforas por lo que los escuchas no se habían
enterado de la conversación que mantenían.
Hasib empezó a comprender, mientras, Dalhabad le seguía contando su encuentro con el arquitecto.
Iskandar en secreto, estaba dirigiendo 3 obras más aparte del jardín monumental, se comunicaba con sus
amigos arquitectos mediante cartas que enviaba con los pájaros que se encontraban dentro del jardín. 3 obras
que superarían al Jardín Monumental, ya que eso sería una venganza por lo que el emperador le había hecho al
encerrarle en aquel pabellón.
Dalhabad y Hasib se dirigían ahora a visitar las 3 obras que estaban siendo dirigidas por Iskandar. Dalhabad
escribiría sobre la historia del arquitecto.
Llegaron a una ciudadela y se quedaron allí para descansar.
Pasó aproximadamente un año cuando Al−Iksir fue informado de las otras 3 obras que Iskandar estaba
dirigiendo. Sabía que había sido humillado y se dio cuenta de la inteligencia del arquitecto. Muchas veces se
le había pasado por la cabeza mandar matar a Iskandar pero sabía que eso dejaría su reputación por los suelos
así que le propuso dejarle en libertad, pero quitarle todos los servicios que le había prometido por la
construcción de su jardín, y dándole a cambio de ellos una mísera moneda de cobre. Iskandar aceptó.
Dalhabad y Hasib visitaron 2 de las 3 maravillas juntos, de camino a la tercera Dalhabad murió. Hasib terminó
el poema dedicado a Iskandar, se volvió un gran poeta, y fue reconocido como el sucesor de Dalhabad.
Iskandar visitó sus creaciones, pero lo hacía como incógnito, rechazaba honores y homenajes, dejó de dirigir
obras.
Al−Iksir perdió todo el respeto que se le tenía por ser el emperador, sufrió mucho con la venganza y la
traición del arquitecto.
No se supo más de Iskandar, pero se dice que cuando se encontró su cuerpo inerte aún conservaba la moneda
de cobre que le fue entregada por el emperador de Arabia
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