Documento 24146

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El árbol de la ciencia es sin duda una de las obras que mejor representa el ámbito español a finales del siglo
XIX. Mediante el héroe de su novela, Andres Hurtado, quien atraviesa en su vida varios círculos de la
sociedad española, Baroja realiza un retrato muy sutil, y muy humano al mismo tiempo, de esta sociedad de
"fin de siglo". A través de su héroe Baroja nos transmite estos sentimientos de "desesperanza moral, el
desasosiego, la desorientación psicológica de parte de la España de esta época".
Como hemos dicho en el primer párrafo las ideas propias de la generación del 98, momento literario al que
pertenece la obra que tratamos, están presentes a lo largo de toda la obra y se ven reflejados en diversas
ocasiones de una forma bastante obvia. Las que más me han llamado la atención, personalmente, han sido
varias: primero, todas las familias que aparecen en la novela están rotas, no aparece ni una sola familia unida;
segundo, las relaciones amorosas nunca funcionan, se considera a los hombres demasiados liberales respecto a
las mujeres, tratándolas como les venga en gana; tercero, la desorientación psicológica que sufre Andrés
representa la que vive España, éste tiene como guía espiritual a su tío Iturrioz, que acompaña desde lejos la
carrera de Andrés; cuarto, el pensamiento de Andrés respecto a los grupo políticos de los diferentes pueblos
que visita, el autor les pone nombre de animales (ej. Ratones y Mochuelos). Pero sin duda donde queda más
reflejado el espíritu del 98 es en la parte final del libro, a partir de la pérdida de Cuba, aparece un importante
espíritu nacionalista, la sociedad parece padecer histeria.
Conviene aportar también la idea de que numerosos acontecimientos de la vida de Andrés radican en la vida
misma de Pío Baroja (el oficio de médico, el apolitismo). En cuanto al título, es una clave de la novela:
después de haber comido de la manzana del árbol de la ciencia, Adán y Eva fueron rechazados del paraíso. Lo
mismo ocurre a España en 1898, que sacaba provecho de su imperio colonial hasta ese momento. Aquí se ve
el "dolor de nacer": España tiene que renacer como una entidad propia después de la pérdida de sus colonias.
El fin de El árbol de la ciencia es muy pesimista: el hijo (el futuro, a nivel de la Historia) nace muerto. Pero se
verificará en los años 1900 y 1910 este espíritu de regeneración necesaria de España por parte de sus
intelectuales.
Si hacemos crítica de los recursos estilísticos de los que hace uso el autor, cabe decir que destaca el gran
número de descripciones tanto psicológicas como físicas, el uso de muchos adjetivos, hace que en algunos
casos leer ciertas partes del libro sea algo lento y quizás "pesado". Si ponemos algún ejemplo quizás lo
veremos más claro: a la hora de describir a la familia, se describe a cada miembro uno tras otro de una forma
extensa que no puede quedar fácilmente en la memoria del lector.
Personalmente, la parte central del libro, me resulta un poco pesada, pienso que se debe tener unos
conocimientos copiosos en Filosofía para entender a la perfección esta parte (capítulo 4). Se nombran muchos
y diferentes filósofos de distintas épocas, así como diversas ideologías. Quizás esta parte sea la más ensayista
de la obra, siendo el resto mucho más novela, y para mi gusto entretenido e interesante.
El final merece un nombramiento especial, se trata de un desenlace inesperado y sobrecogedor, cuando
parecía que la cosa iba un poco mejor, todo se acaba. Supongo que con este final, como ya he dicho antes,
Baroja quiso dar aires de un futuro negativo
En resumen, la obra que he leído refleja perfectamente el espíritu de la generación del 98 a lo largo de toda
ella, la aparición de diversos capítulos continuos de pura filosofía pueden hacer que el lector se pierda o
descoloque un poco y el final es inimaginable, y quizás pueda desilusionar un poco.
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