El mundial de la televisión (1era

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El mundial de la televisión (1era. parte)
De José Ramón Fernández
Reforma / Enfoque
(06-Jun-2010).Señoras y señores: el Mundial de futbol está a la vuelta de la esquina y, como
siempre sucede en México -no solamente ahora sino desde hace varios
mundiales-, la Selección Nacional se ha convertido en un producto que reparte
dinero y el reparto del dinero televisivo se ha convertido en una nueva batalla
en el futbol mexicano.
Primero, porque como en todos lados existen pobres y ricos; en el futbol
también los hay.
Segundo, porque este producto está totalmente secuestrado por una empresa
que lo ha hecho eternamente sin que nadie haya dicho absolutamente nada, y
aquellos que lo decimos somos calificados de negativos, amargados, mal
informados y lo que usted quiera.
Antes solamente era un monopolio, hoy es un duopolio en el que la otra
televisora hace y paga lo que le dice la empresa más poderosa.
¿Cómo se adquieren los derechos en México? Los compra Televisa
directamente vía FIFA (porque la OTI se ha venido abajo, destruida por Globo
de Brasil) y prorratea el gasto: 33 por ciento lo paga Televisa, 33 por ciento
Azteca y 33 por ciento Sky y derivados.
¿Cuánto habrán pagado? Cerca de 100 millones de dólares. ¿Cuánto
ganarán? Seguramente el doble. Pero sobre todo ganará la empresa
poseedora de los derechos que los va a explotar en Sky, en televisión abierta,
en internet, en radio, en todos los sitios que pueda.
Ése es el manejo inadecuado de la Selección Nacional, ya no como equipo de
futbol, sino como un producto capaz de vender las más altas cantidades de
dinero sin importar qué pase deportivamente, engañando a la población para
satisfacer la codicia económica de la televisión.
En otros países la televisión supone el 39 por ciento de los ingresos de los
clubes y en algunos sigue subiendo ese porcentaje. Hay clubes ricos y pobres.
En Italia, por ejemplo, no le pagan lo mismo al Inter que al Catania, en España
no le pagan lo mismo al Madrid y al Barcelona que al Jerez de la Frontera, al
Málaga o al Sporting.
En México pasa algo similar. La comercialización forma parte de las entrañas
del futbol mexicano. Por eso cuando aparece el Mundial se elogia tanto a los
futbolistas y al entrenador como si fueran los mejores del mundo, sabiendo que
no vamos a ir muy lejos, que es una selección común y corriente, que no es
una selección protagonista, que podría pasar al cuarto partido y nada más;
para aumentar mucho más los ingresos de quien pagó por ellos.
Un cosa es el sentimiento y otra la economía, y aquí van mezclados el
sentimiento, la pasión, los colores, el verde, el sueño, el ideal, la ilusión, con la
economía.
El futbol tiene su salsa y uno de los ingredientes es que el más pequeño le
puede ganar al grande, pero normalmente el grande siempre se comerá al
pequeño.
México es el único país del mundo que empieza un año antes a hablar del
Mundial, que despliega enviados por todos lados, que lleva al evento a una
gran cantidad de gente que no va a aportar absolutamente nada importante a la
televisión, ni siquiera crítica, porque el periodismo está domesticado en esas
empresas. Quizá lo hagan los extranjeros contratados con buenos dólares,
pero no sé si la gente en México le creerá a Zidane, Morientes, Crespo o a Figo
cuando hablen sobre México. Normalmente, por ser invitados y muy bien
pagados, destilan miel a favor del equipo mexicano.
No es lo mismo llevar gente preparada, que sabe de futbol, que lo ha trabajado
bien, como el caso de Menotti, Valdano y otros más, que se pueden dar el lujo
de criticar no solamente a su selección nacional sino a otras.
El mundial de la televisión (2da. Parte.)
De José Ramón Fernández
Reforma / Enfoque
(06-Jun-2010).-
La gran desilusión
En un Mundial hay cinco o seis equipos que compiten por el éxito, los demás,
en su mayoría, son comparsas. Ya sabemos quién compite por el éxito: Italia,
Argentina, Brasil, Alemania, Inglaterra, los mismos de siempre. Ahora se
incorpora España, que nunca ha sido favorito, pero tiene muy buen futbol.
En un Mundial hay demasiadas diferencias como para presumir que están los
32 mejores del mundo. En ese caso la presencia de México ha sido constante,
por posición geográfica o porque se elimina en una zona de bajo nivel
futbolístico (aunque en esta ocasión ni siquiera ganó, terminó en segundo lugar
de Concacaf).
Si va a haber una Cenicienta seguramente saldrá de África: Costa de Marfil,
Camerún, Nigeria o la propia Sudáfrica.
Ya lo dijo Blatter claramente: me gustaría muchísimo que Sudáfrica avanzase a
la siguiente fase porque el Mundial tendría color, fuerza política y la alternativa
de realizar un sueño para los africanos ante el enorme gasto que han hecho
para organizar un evento de esta categoría.
Total, que la gente espera mucho de la Selección, influida por todo lo que dicen
la televisión y sus periodistas domesticados, y al final se llevará una gran
desilusión.
Con Aguirre, sin Aguirre, con el que sea, el futbol mexicano tiene que planear a
futuro, a largo plazo, mirando de cara al 2014 en Brasil y al 2018, porque el
2010 empieza en unos días y no se ve por dónde México pueda ser
protagonista.
Eso sí, las arcas de las televisoras quedarán llenas. Algunos anunciantes
habrán saciado su oportunidad de anunciarse y otros habrán dicho: "qué pena,
guardamos dinero para el Mundial y el resultado fue de mediano hacia abajo",
porque los partidos serán en horarios difíciles, porque en el momento en que
eliminen a la Selección bajará la importancia del evento y porque, aunque
tienen vendido todo y es un negocio redondo, la audiencia también se retirará.
¿Qué le importa al trabajador mexicano, que sale a luchar todos los días para
llevar el sustento a su casa, ver jugar a Nigeria contra Eslovaquia? ¿Qué le
importa si al final de cuentas siempre ganan los buenos, no los regulares ni los
malos?, y México se mueve en esa categoría de regulares hacia abajo.
Digan lo que digan, si no hay control de la situación, este futbol seguirá siendo
igual: manipulado, explotado, con partidos de pésima calidad y algunos de
buen nivel en los que perdemos. Y, como bandera por delante siempre, la
televisión, dueña de todo, la que ha secuestrado totalmente el futbol de nuestro
país, llámense equipos o Selección.
Hay que ver simplemente el cambio absoluto que ha tenido Javier Aguirre y las
incoherencias impresionantes en que incurre desde que llegó a México, sus
declaraciones o sus discursos que seguramente le habrá escrito algún
guionista de la empresa o alguien del medio político para salvarle la historia de
perversión y de mercenario que lleva a cuestas.
Es el Mundial que se espera. El futbol tiene un porcentaje de suerte, pero es
pequeño, la suerte va con los ganadores, la suerte va con los equipos
poderosos, la suerte va con los que siempre ganan; el campeón necesita
suerte y no un equipo pequeño.
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