¡Y con ustedes, la Televisión

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La imagen de la modernización. El arribo de la televisión en México.
Diana Gómez González
Presentación
El predominio de los medios de comunicación a partir de la segunda mitad del siglo XX en
México, es uno de los temas más significativos y discutidos no solo en el ámbito
académico. El medio periodístico se ha encargado de mantener vigente el debate que
suscita particularmente el despunte de la televisión comercial, así como de la crítica sobre
la programación que se transmite a nivel nacional. Con la finalidad de conocer y explicar el
proceso de consolidación que a colocado a este medio de comunicación por encima de
otros, se han publicado diversos trabajos que permiten un acercamiento con aquellos
aspectos que se advierte causan mayor controversia, pero que solo conforman un fragmento
de la historia de la industria televisiva.
El periodo inicial de la televisión se ha estudiado de manera fragmentada y sobre todo a
partir de 1949, año en que se otorgan las primeras concesiones. Por estos motivos, la
presente investigación se ocupa del arribo de la televisión en México, a partir del período
experimental que se inicia a finales de la década de 1920, y hasta la conformación de
Telesistema Mexicaño S. A., en 1955. La implementación de la televisión en el país bajo
el sistema comercial, que se maneja hasta nuestros días, se encuentra estrechamente ligada
a la historia de la industria radiofónica.
Si bien la función de la radio es importante durante el Cardenismo, el auge de la radio en
los cuarenta, es por una parte consecuencia de la política de Estado que se implementa a
partir del sexenio de Ávila Camacho. De aquí en adelante, presencia de los radiodifusores
es determinante. Su agrupación en asociaciones nacionales e internacionales incrementa su
poder político, beneficiando el desempeño de la radio mexicana y como consecuencia
acrecentando el poder económico que estos poseen. Como se demuestra en las siguientes
líneas las relaciones que se establecen entre el Estado, los radiodifusores y posteriormente
los concesionarios de televisión, se desarrollan casi siempre en favor de los intereses y las
necesidades particulares del grupo dirigente. El Estado impulsa el engrandecimiento de la
industria radiofónica, por medio de su injerencia en la elaboración de las normas legales
concernientes al área de las comunicaciones, o con el apoyo económico y de infraestructura
1
para su desarrollo. De igual forma se impulsa a la televisión, de manera definitiva durante
el sexenio de Miguel Alemán fijando las bases para el desarrollo posterior de la industria
del entretenimiento que conocemos hoy como Televisa.
La imagen de la modernización. El arribo de la televisión en México
Pág.
Presentación
¡Y con ustedes, la Televisión!
I.- “No solo se ve, se escucha”
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II.- “El tema del día la televisión”
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III,-“En la historia del Hogar Mexicano empieza en este día una Nueva Era”
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IV.-Televisión y legislación
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V.- “Aquí están! Ya llegaron los famosos receptores de televisión Admiral”
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Fuentes
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2
¡Y con ustedes, la Televisión!
I.- “No solo se ve, se escucha”
Para comprender el proceso histórico por el cual transita la televisión en México, es
necesario establecer los siguientes puntos. El desarrollo del sistema televisivo que en este
momento conocemos, se encuentra vinculado desde sus orígenes al capital bancario e
industrial nacional y norteamericaño (Bohmann, 1989). De igual forma el uso comercial
que se hace de la televisión, tiene su referente en los sistemas de operación de la industria
radiofónica. Como se explica a continuación la etapa experimental del medio, se da a la par
del desarrollo y la consolidación de la radio bajo la dirección de un grupo de empresarios,
que a partir de la década de los cuarenta, se coloca de manera definitiva entre los más
poderosos e influyentes del país. Es decir el siguiente recorrido que comprende la etapa
experimental de la televisión; arranca, a finales de la década de 1920 y se interrumpe en el
sexenio de Ávila Camacho. Recorrido que dialoga de manera inevitable con la
radiodifusión mexicana.
Es difícil situar el origen del primer equipo de televisión empleado en territorio mexicano.
Se sabe que desde la segunda década del siglo XX, se comienza a experimentar por
particulares en la Ciudad de México, y con equipos adquiridos en el vecino país del norte.
También existe controversia sobre quiénes y cuándo realizan la primera transmisión
televisiva. Al no existir precisión e información suficiente que pueda contribuir al
esclarecimiento de este importante acontecimiento, se toman como punto de partida los
años de 1928 y 1929, a partir de los cuales se tienen noticias sobre los intentos de introducir
la televisión en nuestro país.
Se pueden considerar al ingeniero Francisco Javier Stávoli como pionero en el manejo de la
instalación y equipo propiamente de televisión. La participación de este personaje y el uso
de un primer equipo, se pueden rastrear gracias al interés que el entonces Partido Nacional
Revolucionario manifiesta al adquirir dos cámaras, un transmisor y varios receptores de
televisión, que se instala por el ingeniero en la sede del PNR, en Paseo de Reforma. El
creciente interés no solo se deja ver al absorber los gastos de la novedosa adquisición, sino
también por la intención de incorporar este medio en el plan propagandístico del partido
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En mayo de 1935 se realiza una de las primeras transmisiones, que tiene como imagen
central la fotografía del general Lázaro Cárdenas (Hernández Lomelí, 1996). De igual
forma se conoce una versión sobre la transmisión que realiza el ingeniero Stávoli, con una
imagen fotográfica de su esposa Amelia Fonseca (Sánchez Armas, 1998). El equipo que
adquiere el PNR se instala posteriormente en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y
Eléctrica, donde al parecer se emplea con fines didácticos. Ya que el equipo se consigue en
el exterior, es posible pensar que este, en efecto se utilice para experimentar y desarrollar
los conocimientos técnicos y los operadores calificados, que pueda atender las necesidades
de la incipiente industria de televisión. Cabe mencionar que no se cuenta con datos que
puntualicen la función que desempeñan estos aparatos en la Escuela Superior, así como
tampoco de su destino final.
Otro de los involucrados en la experimentación técnica del sistema de televisión es
Guillermo González Camarena, quien también estudia en la ESIME y comienza a fabricar
con sus propios medios equipos de televisión. Posteriormente y por disposición del
presidente Cárdenas, se le autoriza e invita para utilizar el equipo adquirido por el PNR
para realizar sus pruebas.
El interés que manifiesta el PNR en la experimentación de este nuevo medio, se puede
entender una vez que se conoce el plan propagandístico, que se despliega durante el periodo
de Cárdenas, en el que la prensa y la radio juegan un papel central y al cual se pretende
integrar la televisión. Con Cárdenas surge la necesidad de crear un organismo que
centralice y difunda información oficial, tanto a los medios nacionales como extranjeros,
debido a las constantes críticas de las que es blanco el gobierno. A razón de estos se crea el
Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad en 1937, recordemos que para entonces el
gobierno también controla la distribución del papel que emplea la prensa nacional, por
medio de la Productora e Importadora de Papel, S.A., que opera desde 1935. La presencia
en radio también crece, al establecer diversas estaciones radiofónicas que dependen del
Estado o en su caso del PNR , como la XEFO creada en 1930.Este conjunto de organismos
demuestra el interés del gobierno por establecer un control sobre los medios en general y
mantener presencia directa con sus propias emisiones.
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Es decir los medios se someten al control político, y a la centralización de la información,
pero se les permite la expansión y el enriquecimiento económico sobre todo en el área de la
radiodifusión.
Con estas disposiciones se completaba el conjunto de medidas jurídicas y políticas con que el
Estado establecería por muchos años un control rígido sobre el contenido de los mensajes
transmitidos por la casi totalidad de los medios de difusión masiva. (Mejía Barquera, 1989)
Se considera que el PNR propone establecer una televisión “de partido” que funcione como
medio de propaganda ideológico entre la población (Hernández Lomelí, 1996; Bohmann,
1989). Y aunque la televisión es concebida como un medio de gran alcance, el proyecto no
prospera lo suficiente como para instalar de manera definitiva la televisión en México. El
impulso que el gobierno de Cárdenas da a la experimentación en este medio, parece
detenerse a partir de 1936, posiblemente por los sucesos políticos que se dan al interior del
partido.
Los últimos años del sexenio Cardenista afectan de manera grave el papel que el Estado
desempeña en materia de comunicación, esto debido a la creciente influencia y
participación que consiguen los empresarios de la radiodifusión al interior de su propio
gremio. La presencia de una organización que se mantenga al tanto del desarrollo de la
industria radiofónica, cobra forma en 1937 al integrarse por iniciativa de un grupo de
radiodifusores de provincia, la Asociación Mexicana de Estaciones Radiodifusoras. Que
unos meses después adopta definitivamente el nombre de Asociación Mexicana de
Estaciones Radiodifusoras Comerciales y queda bajo la dirección de Luis de la Rosa.
En este mismo año Cárdenas presenta ante la Cámara un proyecto de Ley de Vías
Generales de Comunicación, su contenido incluía las propuestas realizadas por Francisco J.
Mujica Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, quien en 1936 elabora a petición
del presidente un documento que se titula La radiodifusión y el estado (Mejía Barquera,
1989). En este se reflexiona sobre la operación de las estaciones comerciales y se ofrecen
algunas alternativas para que el Estado intervenga y reglamente sus funciones. La Ley de
Vías Generales que se propone es puesta a consideración por medio de la Comisión
Consultiva de Radio. Finalmente se aprueba en 1939, año en que también se anuncia el
cierre del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad. Poco a poco se libra el camino
de oposición política y jurídica que detenga el crecimiento de los radiodifusores, que a su
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vez buscan agruparse para hacer un frente, que empieza a negociar fuera y dentro del
aparato del Estado en beneficio de la industria.
Para 1940 se patenta en México por González Camarena el sistema Tricomático, basado en
los colores verde, rojo y azul y dos años más tarde en Estados Unidos. Y para 1946 se
inaugura de manera oficial la estación XHIGC, que a partir de esta fecha transmite cada
sábado. Mientras esto sucedía se va concretando un interés mayoritario de parte de los
grupos dirigentes de la radiodifusión, por instaurar el sistema de televisión en territorio
mexicano, pues la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas recibe las primeras
solicitudes para otorgar concesiones. Empero, el gobierno entrante de Manuel Ávila
Camacho no define, ni establece la televisión, y se conduce por otros caminos en materia de
comunicación y medios.
Durante su gobierno los radiodifusores cobran fuerza por medio de las Cámaras y otros
organismos que empiezan a ser considerados en las modificaciones legales de su
competencia. El grupo dirigente1 de radiodifusores cuenta entre sus miembros a Emilio
Azcárraga Vidaurreta, fundador de la XEW en 1930 y la XEQ en 1938, dos de las dos
estaciones radiofónicas más significativas en el país. Emparentado con inversionistas
bancarios por su matrimonio con la familia inglesa V. Milmo. Y vinculado con empresas
norteamericanas de primer orden, como la Radio Corporation of America que provee
equipo técnico y receptores, así como a las Cadenas National y Columbia Broadcasting
System. Recordemos que una parte del financiamiento que obtiene para establecer las
estaciones proviene del capital norteamericano.
Azcárraga preside la Cámara Nacional de la Industria de la Radiodifusión que se origina en
1942 y que de nueva cuenta tiene presencia en la Comisión Consultiva, que en el mismo
año se encarga de elaborar el Reglamento de Estaciones Radiodifusoras Comerciales, de
Experimentación y de Aficionados, que establece un incremento en los anuncios
comerciales y modifica las tarifas existentes para la publicidad. En concreto podemos decir
que durante el sexenio de Ávila Camacho se da un cambio en la postura del Estado en
cuanto a las funciones que este, debe desempeñar en la regulación de los medios y sobre
todo en la radiodifusión. Esta actitud presupone un cambio sustancial en la función que
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Fernando Mejía considera que existe un grupo dirigente de la radiodifusión que opera por medio de la
agrupación en Cámaras u organismos a nivel nacional, aprovechando las coyunturas políticas para presionar
al gobierno y conseguir beneficios en el ramo.
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debía contraer la industria radiofónica, en cuanto a la difusión y el manejo de la
información oficial; ya que las necesidades del Estado en esta materia, en lugar de cubrirse
con estaciones propias, se relegan a las estaciones de radio comerciales (Mejía Barquera,
1989). Por lo demás ya no existe una oposición política, para que el sistema radiofónico
nacional sea abiertamente de carácter comercial y para que sus dirigentes sean participes en
las decisiones políticas que se relacionan con su industria. Este punto es importante en la
idea que posteriormente se tiene, sobre como emplear el nuevo instrumento de
comunicación en México, pues no se conciben usos o sistemas diferentes para la televisión.
II.- “El tema del día la televisión”
Como se señalado el interés de la “iniciativa privada” por desempeñar el papel central en la
implantación de la televisión, es determinante en la definición de las políticas mexicanas en
esta materia. Durante el siguiente periodo se agudizan las presiones y este tipo de
organizaciones incrementan sus pronunciamientos de manera considerable, así como sus
actividades. Se llevan a cabo dos Congresos Interamericanos de Radiodifusoras, el primero
en 1946 tiene como sede el país y en este se conforma la Asociación Interamericana de
Radiodifusores, que a su vez busca agrupar las asociaciones radiodifusoras del continente.
El segundo Congreso realizado en Buenos Aires en 1948, determina como uno de los
objetivos de la AIR
3) Lograr que la televisión, ya muy desarrollada en Estados Unidos y en pleno proceso de
instalación en algunos países de América Latina, fuera susceptible de ser incorporada al régimen de
concesiones a los particulares para que éstos pudieran darle un uso comercial. El estudio de las
formas políticas y jurídicas para lograr esto quedaría a cargo los radiodifusores en cada país los que,
para tal efecto, deberían agregar una sección de televisión a sus asociaciones ya existentes o bien
crear una asociación específica para las futuras estaciones de televisión.
(Boletín Radiofónico s/f, citado por Mejía Barquera, 1989)
En este mismo sentido se conforma Televisión Asociada en 1947, integrada por los
principales propietarios de estaciones radiodifusoras en América Latina. Esta organización
actúa como grupo de presión, para que los gobiernos latinoamericanos establezcan el
sistema de televisión con uso comercial, como en la radio. El liderazgo o acaparamiento de
los radiodifusores mexicanos en este tipo de asociaciones, se materializa en la persona de
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Emilio Azcárraga, que además de los cargos anteriormente mencionados, promueve la
conformación de esta entidad y es nombrado presidente de la misma.
El sexenio de Miguel Alemán es definitivo en la conformación de la industria televisiva,
durante su mandato se registran constantes y definitivas acciones en torno a la innovación
tecnológica que representa la televisión, el interés particular y la dedicación del presidente
es notorio desde su primer año de gobierno hasta el termino de sus funciones. Las acciones
emprendidas entre 1946 y 1952 comprenden: la integración de una comisión que ofrezca
información elemental y de primera maño sobre los modelos existentes de televisión en
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia; el establecimiento del sistema comercial y la
autorización de las primeras tres concesión de televisión, así como el primer decreto legal
en esta materia. El siguiente apartado analiza el papel que juega la comisión y el informe,
así como los modelos o sistemas de televisión existentes y los motivos que llevan a adoptar
el sistema comercial de televisión en México. Posteriormente en el apartado referente a
Televisión y legislación, se dedica especial atención al Decreto de 1950.
-
El informe
Por medio del recién creado Instituto Nacional de Bellas Artes y bajo la dirección de Carlos
Chávez, se conforma una “comisión” encargada de estudiar los sistemas de televisión en
funcionamiento, que se encuentran en Europa y Estados Unidos, con la aparente intención
de estudiar la forma en que la televisión podía ser empleada como “un medio de difusión y
enseñanza con fines sociales y culturales”…y “para no tomar una decisión apresurada” (Mejía
Barquera, 1989)
Salvador Novo y Guillermo González son elegidos para cumplir con dicha labor. Es
significativo que la comisión se conforme con dos integrantes que se desenvuelven en
medios tan diferentes entre si. Novo por su parte proviene del medio intelectual de la época,
y para 1947 tiene a su cargo la dirección del Departamento de Teatro del INBA. González
Camarena como se sabe, por los escasos datos biográficos con los que se cuenta, se ocupa
de la estación experimental XHIGC y de realizar pequeñas pruebas en tiendas y cines de la
capital. Aun se desconoce bajo que motivos se nombran a estos dos personajes para integrar
la comisión y de acuerdo a que criterios se elabora el informe final. Pero en base a la
lectura del informe se puede inferir que las tareas solicitadas para ambos integrantes eran
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específicas. Uno encargado del manejo publico que se hace del sistema y el otro del manejo
técnico.
Diversas opiniones ponen en duda el peso del informe en la decisión final del gobierno de
Miguel Alemán que opta por el uso comercial de la televisión, se argumenta que este sirve
solamente como mera pantalla o como un requisito legal que no determina la
implementación del
sistema de televisión más conveniente a la realidad
mexicana.
(Corona :1996). Es decir se considera que la decisión de disponer comercialmente de la
televisión, ya estaba tomada por el gobierno Alemanista antes de la entrega de dicho
informe. Recordemos que a pesar de la regularidad con la que funcionan ya ambos modelos
de televisión a nivel internacional, en México es un fenómeno todavía incipiente. La radio
que durante la década de los cuarenta es predominante y en mayor proporción comercial,
-a pesar de algunos periodos en los que se da un gran impulso en el desarrollo de estaciones
estatales, cuyos contenidos estén encaminados a contribuir con el enriquecimiento cultural
de la población-, es el referente más cercano del empleo que se puede dar a un instrumento
de este tipo. Y la publicidad es una constante que invade la programación y sostiene en
gran medida a la industria radiofónica.
Aunque es difícil medir la influencia que el informe tiene en el fallo final del gobierno
mexicano, es importante considerar en esta investigación el documento, ya que a nuestro
parecer se le ha visto solamente como un informe cuyas conclusiones pueden ser
predecibles, además de centrar la atención en la recomendación que se hace del sistema
norteamericano (Trejo, 1985; Hernández, 1996). Si bien es cierto que existe una inclinación
a favor del sistema comercial, no se toman en cuenta los valiosos comentarios que incluye y
que nos permiten conocer la visión que se tiene de los sistemas de televisión en E.U y en
Gran Bretaña, así como de las implicaciones sociales que conlleva uno y otro modelo.
Por poner otro ejemplo, tampoco se han considerado los comentarios referentes a la
programación y las recomendaciones en cuanto a los contenidos. La innegable contribución
que este informe aporta en su tiempo, se ve reflejada en menor grado, por la
implementación de algunas medidas técnicas señaladas por Camarena en el Decreto de
1950. Finalmente se debe señalar que este informe encierra en si la polémica discusió que
hasta ahora permanece vigente, sobre el uso comercial o cultural que se puede hacer de un
medio de comunicación, cuyo alcance se concibe ya en esos años de mayores dimensiones.
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El documento que se sabe es entregado al presidente Alemán, en 1948 lleva por título La
Televisión y consta de dos partes que versan sobre diversos aspectos del sistema
norteamericano y británico desde dos frentes o miradas, y una nota final. Es posible
identificar la parte que elabora cada uno de los comisionados, la primera de estas que
suponemos escribe Novo, tiene una notoria inclinación en remarcar aquellos aspectos
sociales, económicos y de producción en los que difieren los dos modelos. La segunda parte
que se atribuye a Camarena gira en torno a las medidas técnicas bajo las cuales opera cada
sistema, además de enlistar los requerimientos o ‘‘standars ’’para la televisión en México.
En la primera parte titulada Consideraciones generales, se define a la televisión como la
transmisión a distancia de las imágenes acompañadas por el sonido (Corona Berkin, 1992), y se
indica que es el producto derivado del perfeccionamiento de la radio. Como anteriormente
se puntualizo, desde el inicio no se concibe el empleo de la televisión de manera diferente
al que desempeña la radio, es decir, no se plantea un objetivo claro por el cual sea necesario
impulsar a este medio. En seguida se menciona cuales son los dos conceptos o sistemas
bajo los cuales se ha desarrollado la radio. Por un lado esta el norteamericano a cargo de la
iniciativa privada y de aprovechamiento comercial; mientras que por otra parte, esta el
británico bajo el mando de un monopolio sin contenidos comerciales.
Para la comisión ambos sistemas persiguen como objetivo central llegar al mayor número
de población que incluye a todas las capas sociales, que a su vez se encuentran en niveles
diferentes de “ilustración” o cultura. El problema radica en los medios por los cuales ambos
sistemas pretenden lograr dicho objetivo. Para Novo esta claro que el sistema comercialnorteamericano se maneja como medio publicitario para los productos, a mayor alcance
mayor número de compradores.
la medida del éxito de un sistema comercial de radio o de televisión, en consecuencia, la da el
número de oyentes que conquista. Se trata de cantidad: no de calidad, ni en programas, ni en
auditorio. (Corona Berkin, 1992)
En cambio, dice Novo, el sistema británico que nombra como monopolio
2
que también
busca llegar a la mayoría de población, quiere influir en el grado de “cultura” que esta
tiene, tomando en cuenta también a las otras capas sociales que se enriquecen con los
2
En el entendido de ser financiado por medio del pago de una licencia o tenencia que se hace al adquirir un
receptor radiofónico, que permite cubrir un porcentaje del presupuesto que se requiere para la producción de
los programas, dándole autonomía frente al Estado y librándolo de la publicidad.
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contenidos de la programación. Es notable en el escrito la opinión del autor sobre este
aspecto de la radio, le disgusta el uso inadecuado que se hace en el sistema comercialnorteamericano pues encuentra en este medio una posibilidad de contribuir con la
formación intelectual del público.
la responsabilidad del monopolio no es para los anunciantes de jabón alguno. Lo contrae con la
sociedad y ante el Gobierno. En sus maños el radio, o la televisión, el receptor deja de ser un agente
mixto de ventas y de diversión para trocarse en un instrumento desinteresado solaz apto a los
mejores contenidos. (Corona Berkin, 1992)
A pesar de no profundizar en este sentido, es importante que se haga referencia al público y
a la responsabilidad que se tiene al emplear el medio en cuestión. Respecto a los contenidos
y la programación ya específicamente de televisión, también se ofrecen algunos detalles,
tales como los programas que se producen en ambos modelos y los costos que representan
cada uno. La programación que se menciona esta conformada por los “Outside Broadcast”
que son transmisiones “en vivo”, los “Films” que son proyecciones de películas y los
“Studio Production” programas creados en estudio para la televisión. En la programación
británica
prevalecen los “Studio Production” que implican mayores gastos en su
elaboración, mientras que en el norteamericano los “Outside Broadcast” que se cubren con
eventos deportivos. Esto significa entonces que para ofrecer por lo menos una variación en
la programación se necesita cubrir los altos costos que representan los programas de
estudio, y para esto el sistema norteamericano se vale de patrocinadores, mientras que el
británico absorbe los gastos.
Por medio de estos argumentos, se concluye que el sistema británico es más costoso que el
norteamericano, pero se pone énfasis en la calidad de, lo que estos contenidos brindan al
público en lugar de aquello financiado por la publicidad. Esta primera parte finaliza con
una descripción general de la organización interior que elabora los programas en la BBC.
La segunda parte titulada Forma y condiciones de instalar estudios difusores y talleres de
construcción de toda clase de implementos necesarios, es un estudio de los standars que se
fijan para la operación de la televisión en Estados Unidos, Inglaterra y Francia, aspectos
como la modulación de la imagen y del sonido, los canales, los sistemas de enlace, los
receptores y las transmisiones de los programas anteriormente mencionados.
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Una vez realizado el informe de estos standars, se marcan dos problemas que pueden surgir
en la implementación de la televisión en México, uno por los costos que representa obtener
buena fidelidad en las imágenes que se transmiten por medio de receptores, que a su vez
deben ser baratos y otro por la dualidad de frecuencias en el territorio que deforman la
imagen y el sonido. Debido a esto se propone un sistema tipo o standars que resuelven
estos problemas y que
tiene la ventaja de que puede emplearse con el equipo ordinario de receptores norteamericanos sin
necesidad de hacer modificación alguna, o con equipos nacionales construidos con material de fácil
adquisición.. (Corona Berkin, 1992)
Esta afirmación se acompaña por una referencia sobre la fabricación de equipo bajo los
parámetros que marca el informe en los laboratorios de Camarena. También en el listado de
standars se recomienda la reproducción de las bandas de frecuencia en que operan los
canales de Estados Unidos, es decir, adoptar las mismas frecuencias y canales. Debemos
precisar que esta sugerencia se establece como norma en el Decreto de 1950 del que
posteriormente se habla. Una vez hechas las comparaciones e indicaciones necesarias se
concluye que
25. Por la economía que representa, por obtener el mínimo nivel de ruido, y por la sencillez de su
instalación, también en este caso conviene emplear el sistema adoptado por los Estados Unidos de
América: transmisores relevos con potencias máximas de 20 watts, aproximadamente, y frecuencias
de 1000 a 10 000 megaciclos modulados por frecuencia. (Corona Berkin, 1992)
Después del largo recorrido que realiza el informe, la nota final es clara pues solo reconoce
el esfuerzo logrado hasta ese momento por Camarena, al mencionar la importancia de la
experimentación realizada para conseguir equipos de televisión a colores, además de los
comunes que trabajan con eficiencia. El último párrafo contiene una recomendación tajante
Si el Gobierno de la República da su apoyo a la labor que desarrollan las personas interesadas en la
televisión en nuestro país, en breve lapso podrá México contar con sistemas, equipos y tal vez
estaciones de televisión que podrán compararse satisfactoriamente con las primeras del mundo.
(Corona Berkin, 1992)
Aunque se ignora la manera en que es recibido el informe o si este circula más allá del
gobierno y de los involucrados directos, se puede inferir que la experiencia y los datos
técnicos obtenidos por dicha investigación sirvieron de apoyo sobre todo a Camarena.
Quien ya contaba con la patente del sistema tricomático de televisión y con una amplia
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experiencia en el manejo y fabricación de equipo, por medio de los laboratorios y de la
estación XHIGC que opera desde 1946. Aunque su experiencia en el medio hasta este
momento, se puede ver reducida a la parte técnica, no debemos olvidar la cercanía que
existe entre el ingeniero y algunos dirigentes de la radiodifusión como el señor Azcárraga.
Con el que parece haber establecido una fuerte relación que posteriormente lo lleva a
ocupar cargos de importancia en el interior de sus empresas. Como se ha señalado la
insinuación final que se hace para que el gobierno apuntale el trabajo de los “interesados en
la televisión”, puede hacernos pensar en el respaldo que brinda Camarena al gremio
radiofónico que en poco tiempo se apropia de las concesiones.
La colaboración de Salvador Novo es enriquecedora pues este ve claramente las diferencias
que existen entre uno y otro modelo de televisión, en la forma de operar y en los efectos
que se consiguen con la programación. Si bien es cierto que el concepto de cultura bajo el
que a su parecer, debe ajustarse la programación es limitado, es legitima la preocupación
que manifiesta en el escrito por los contenidos que se van a dirigir desde este instrumento
de comunicación. Su postura parece estar inclinada hacia el sistema de monopolio-británico
por la misma razón, y por la forma en que este no depende económicamente del Estado ni
del uso político que este quiera darle. En este sentido el informe no toma postura sobre la
participación directa del Estado, en el control y en las emisiones de televisión. No se
sugiere el papel que este debe tomar frente al desarrollo del medio, y ni siquiera se comenta
sobre la normatividad que debe emitirse para regular esta área de la comunicación.
Fuera de la descripción que se hace de la programación, no se profundiza sobre ello,
aunque se toman como referencia algunos estudios realizados para conocer las preferencias
del público, que arrojan una reveladora inclinación hacia “la comedia y los deportes en este
orden son los espectáculos más populares”, o pruebas psicológicas sobre la aceptación de
una imagen bien definida por parte de los espectadores.
Realizado y entregado el informe, el gobierno mexicano debía tomar una determinación
que despejara las dudas y respondiera a las solicitudes que recibía para otorgar las
concesiones. Como ya se expuso tanto en el caso de la radio como de la televisión es claro
que la iniciativa de introducir y desarrollar estos “adelantos tecnológicos” proviene de
particulares, la llamada iniciativa privada. Esta actitud demuestra la falta de planeación
que el gobierno tiene en esta área, a pesar del discurso político que predomina en el
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sexenio, en pro de la industria nacional. El lugar privilegiado en el que se encuentran los
empresarios de la radio, así como la importancia que estos adquieren a partir de la década
de los cuarenta, se ven reflejados en la influencia que ejercen sobre el gobierno para que
este se pronuncie de una vez por todas por el sistema comercial.
El paso definitivo hacia el sistema comercial del tipo norteamericano y la imposibilidad de
establecer una televisión cultural, se puede explicar debido a: la falta de técnicos calificados
en esta materia, el abierto respaldo político hacia la industria radiofónica y las relaciones
personales del gobierno con los empresarios, y la inexistente oposición que defendiera el
empleo cultural del nuevo medio de comunicación (Mejía Barquera, 1989). Este último
punto se tiene que considerar, ya que entre las grandes expectativas que debió despertar el
desarrollo de la televisión en nuestro país y como “novedad”, la discusión tendría que
derivar en opiniones contrarias a las que se conocen hasta ahora, pero a falta de
información, es difícil precisar en que medida existieron grupos opositores o no.
Se sabe que desde 1944 hasta 1948, el inventor norteamericano Lee De Forests envía
constantes peticiones a los gobiernos para que pueda establecer una estación de televisión.
Así como Radio-Televisión de México S. A., que pide apoyo para establecer una planta de
receptores y una estación de transmisión, además de solicitar la exención de impuestos y la
concesión de televisión por cincuenta años. El mismo Azcárraga pide de manera directa al
presidente Ávila Camacho, casi al finalizar su sexenio que intervenga de manera directa en
el trámite que ha realizado ante la SCOP, para que en breve le sea otorgada la concesión
como conveniencia para el país. (Mejía Barquera, 1989)
Como podemos apreciar existe ya una fuerte presión del gremio de la radiodifusión y de
particulares norteamericanos, que piden la definición del gobierno para otorgar lo más
pronto posible las concesiones.
III.-“En la historia del Hogar Mexicano empieza en este día una Nueva Era”
En 1949 se otorga la primera concesión de televisión a Televisión de México S.A., cuyo
titular es Rómulo O´Farril conocido dueño del diario Novedades, emparentado con la
familia Ávila Camacho por medio de su matrimonio y, vinculado por negocios con la
industria automotriz y la radio nacionales. De acuerdo con la Secretaría de Comunicaciones
y Obras Públicas, los solicitantes tenían que presentar además de una garantía en efectivo,
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el acta que ratificara la creación de la sociedad responsable de explotar la concesión, así
como la acreditación de la nacionalidad mexicana por parte de los integrantes de dicha
sociedad (Hernández Lomelí, 1996).
Los estudios de Canal 4 comienzan a operar con equipo de la industria norteamericana
Radio Corporation of America y de acuerdo a las fuentes, se calcula que la inversión total
asciende a $4, 000, 000. 00 (Mejía Barquera, 1989). La inauguración de este canal se lleva
a cabo en el Jockey Club del Hipódromo de las Américas, el 30 de septiembre de 1950.
Donde se reúne, un numeroso grupo de representantes de la banca, el comercio, y la industria, del
cuerpo diplomático y de funcionarios públicos, además de contar con la presencia del Secretario de
Comunicaciones y Obras Publicas Agustín García López, y Smith Brunnet ejecutivo de la RCA
(Excélsior, 1950). El primero de septiembre como acto significativo, Canal 4 transmite el
IV Informe de Gobierno del presidente Miguel Alemán en la Cámara de Diputados. Cabe
señalar que debido a la importancia del evento, diversas fuentes consideran esta fecha
como la inauguración oficial de la televisión en México.
Televimex S.A, de Azcárraga Vidaurreta transmite regularmente a partir de mayo de 1951
con equipo de la General Electric y Laboratorios Dumont. (Sánchez Armas, 1998). Un par
de años antes se inicia la construcción de Radiopolis en Av. Chapultepec, previsto como
central de operaciones para las estaciones de radio XEW y XEQ. Pero una vez otorgada la
concesión de Canal 2, la XEWTV opera desde estas instalaciones, que se inauguran en
1952, bajo el nombre de Televicentro. Finalmente en este mismo año Canal 5 bajo la
dirección de González Camarena inicia transmisiones.
- Telesistema Mexicano. S.A.
En 1955 se crea Telesistema Mexicaño S.A. que agrupa a los canales 2, 4 y 5 para
administrar y operar las emisoras correspondientes. Aunque en la prensa se manifiesta que
esta unión finiquita la rivalidad entre los concesionarios. Como lo expresan los mismos
titulares, el establecimiento de Telesistema Mexicano representa la integración de los
capitales, de las relaciones políticas y económicas de Azcárraga - O’Farril, así como los
conocimientos y la experiencia técnica de Camarena. (Trejo Delarbe, Raúl, 1985).
Como titular de la empresa se nombra a Emilio Azcárraga Vidaurreta, y en segundo cargo
a Rómulo O'Farril, secundados también por sus hijos Emilio Azcárraga Milmo y Rómulo
O'Farril Jr., como gerentes. De las 10 mil acciones que corresponden a la empresa ambas
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familias conservan 4 mil quinientas, que equivalen a más de la mitad de las acciones que
la conforman, y el resto corresponde a los demás asociados. A partir de este año y con el
establecimiento de Telesistema Mexicano, podemos ubicar una primera etapa de expansión
con miras a desarrollar la incipiente industria televisiva. Con esto se busca extender el
alcance, desde el centro del país al interior de la república, gracias a la unión de capitales
se puede invertir en la construcción de infraestructura necesaria para las estaciones
repetidoras.
Esta estrategia tiene como antecedente la consolidación de las estaciones capitalinas de
radiodifusión, tan solo unos años antes. Después de instaurar la radiodifusora XEW y una
vez lograda cierta estabilidad económica y presencia considerable, se adquieren emisoras
en provincia, y se apoya el establecimiento de otras estaciones creando cadenas de radio
que pertenecen a la misma radiodifusora. Como se puede inferir la intención no es
solamente “llegar a todos los rincones” centralizando la programación a lo dispuesto por la
capital, sino incrementar los ingresos que estas cadenas pueden proveer.
En el caso de la televisión se observa el mismo sistema, a partir de la organización de
Telesistema Mexicaño. S.A., se comienzan a crear estaciones repetidoras para cubrir en
proporciones el resto del territorio, a la par se crean otras televisoras en ciudades
importantes de la República o filiales para tener presencia a nivel local transmitiendo su
programación, y limitando el desarrollo de las estaciones locales independientes a
Telesistema. Sírvase de ejemplo el caso de Televisión Tapatía S. A., constituida en enero
de 1956, por Alejandro Díaz Guerra también radiodifusor importante en la ciudad de
Guadalajara. Televisión Tapatía tiene problemas económicos para finalizar la instauración
de su estación televisora, hasta que en septiembre de 1960 inicia transmisiones por Canal 6
de Guadalajara. A la par Televisora de Guadalajara S. A., propiedad de las familias
Azcárraga- O’Farril, iniciaba transmisiones por Canal 2 en mayo del mismo año.
El enlace entre la Televisora de Guadalajara y Telesistema Mexicano se establece gracias a
la infraestructura del Sistema de Microondas que construye la Secretaria de
Comunicaciones y Transportes. Una vez que ambos canales operan, Televisión Tapatía
enfrenta de nueva cuenta dificultades económicas, debido a la falta de anunciantes que
buscan colocar su publicidad en Canal 2 y no en Televisión Tapatía (Aceves González,
1988) . Este caso nos permite observar que por un lado, Telesistema Mexicano absorbe los
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gastos de producción de la programación que se transmite en Canal 2, mientras que los
ingresos obtenidos por medio de la publicidad que se presenta en este canal, contribuyen al
enriquecimiento de la empresa propietaria de esta cadena. En conclusión la etapa de
expansión que comienza Telesistema Mexicano tiene efectos no solo en la centralización de
la programación, que podemos observar ocurre ahora con Televisa, sino también en el
desarrollo de las estaciones locales que al no tener opción establecen contratos de
participación con esta empresa.
IV.-Televisión y legislación
Como se ha destacado anteriormente la falta de planeación y los estrechos vínculos con el
grupo dirigente de la radiodifusión, colocan al Estado en segundo plano, frente a los
esfuerzos de la “iniciativa privada” por dotar a la televisión de una normativa legal y
específica que regule su funcionamiento. Cuestión fundamental en esta materia es la
ausencia de legislación hasta 1960, que normalice el funcionamiento del sistema comercial
de televisión, pues la existente estaba enfocada a cuestiones netamente técnicas. Los
estudios realizados por Fátima Fernández en torno a la legislación mexicana de los medios
de comunicación, parten de un análisis histórico, estableciendo la siguiente división entre
las leyes de carácter técnico, facultativo, y limitativo que emite el Estado. (Fernández
Christlieb, 1996)
El Decreto que fija las normas a que se sujetarán en su instalación y funcionamiento las
estaciones radiodifusoras de televisión, emitido durante el sexenio de Miguel Alemán, en
febrero de 1950. Por sus características y contenidos se comprende dentro de la legislación
de carácter técnico. De acuerdo a la autora para su elaboración se retoma el Reglamento de
las Estaciones Radioeléctricas Comerciales, Culturales y de Experimentación Científica y
de Aficionados que se emite en el periodo de Cárdenas. Aunque es cierto que se establecen
normas técnicas, el Decreto de 1950 también ratifica la idea expuesta sobre la falta de
experiencia y planeación del Estado ya que además de no emitir una Ley, las cuatro
disposiciones que contiene están basadas en las recomendaciones que se hacen, en la
segunda parte del Informe de 1948 a cargo de Camarena. Importante también es resaltar el
carácter de servicio público que se establece para la televisión y la nota que se hace sobre
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la elaboración de una legislación amplia y detallada sobre la materia de televisión que requiere un
minucioso y prolongado estudio…que tendría que sujetarse a frecuentes cambios y adiciones por
encontrase la técnica de la televisión en un período de rápida evolución y desarrollo. (Diario
Oficial de la Federación, febrero 1950)
En este Decreto se fijan los canales y las frecuencias bajo la recomendación que hace
Camarena, de implementar los mismos canales que existen en Estados Unidos. Además se
faculta a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas para elaborar normas
complementarias y resolver aquellos aspectos no previstos en este.
En cuanto a la Ley Federal de Radio y Televisión que se emite en 1960, durante el
gobierno de López Mateos, y de acuerdo a la autora, se puede calificar dentro de las leyes
de carácter limitativo, pues intenta regular las actividades de radiodifusión y televisión
limitando su poder económico mediante la regulación de propaganda comercial. (Fernández
Christlieb, 1996). Por su parte Raúl Cremoux difiere de esta afirmación pues considera
que “el contenido refleja el trato preferencial que tendrán los radiodifusores” (Cremoux,
1974). Mientras que para Karin Bohmann, esta ley posibilita la participación del Estado en
los tiempos de la radio y televisión, a pesar de no aplicar algunos de algunos artículos, y
del posterior desempeño del Consejo Nacional de Radio y Televisión (Bohmann, 1989).
Si bien es cierto que se toman en cuenta puntos fundamentales en la legislación de 1960,
como el cambio de servicio público a actividad de interés público, además de fijar la
duración de las concesiones a treinta años, y delimitar las funciones que tienen la Secretaría
de Gobernación, de Educación Pública y de Salubridad. Se debe reconocer que de forma
sustancial, no se perjudica en ningún sentido la labor que desempeñan los concesionarios,
ni el crecimiento económico del entonces Telesistema Mexicaño S. A., debido a la
participación de abogados radiodifusores en la formulación de esta Ley.
V.- “Aquí están! Ya llegaron los famosos receptores de televisión Admiral”.
Como se ha señalado en el primer apartado, la mayoría del equipo técnico con el que se
realizan las transmisiones de prueba, es adquirido en Estados Unidos a las grandes
compañías que fabrican equipos eléctricos y de telecomunicaciones. La General Electric,
ATT y Westinghouse, que conforman la
RCA – Radio Corporation of América- que
establece la red radiofónica de ese país (Matterlart, 1998). Durante esta etapa se realizan
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varias exhibiciones en diferentes puntos de la capital, para dar a conocer los sistemas
operativos, así como los receptores. Entre las exhibiciones que podemos mencionar,
durante el Primer Congreso Interamericano de Radiodifusoras de 1946 que se realiza en
México, la compañía RCA
Instaló un estudio de televisión y, en colaboración con técnicos de la NBC y personal de la tienda
Salinas y Rocha, transmitieron el primer programa de televisión profesional realizado en los países
de habla castellana (Excélsior 1946, citado por Hernández Lomelí, 1996). Además entre
1948 y 1949
se efectúan algunas demostraciones, bajo la supervisión del ingeniero
Camarena, desde la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas que transmite las
imágenes que capta la cámara a diversas tiendas departamentales de la ciudad (Hernández
Lomelí, 1996). Aunque no se cuenta con las impresiones que causaba la televisión entre la
gente que asistía a las exhibiciones, se puede inferir la novedad que representan los
aparatos y su manejo, lo que lleva a organizar “demostraciones gratis” por parte de los
almacenes en que posteriormente serían vendidos los receptores “vealos!... oigalos! .. y
compre el suyo”.
Uno de los inconvenientes que limitan la rápida expansión de este medio entre la población,
son por supuesto los elevados costos de los aparatos receptores. Según los datos
proporcionados por Mejía Barquera los precios de los televisores se encontraban entre dos
mil 500 y tres mil pesos (Sánchez Armas, 1998). Y entre los anuncios que se localizaron en
algunos diarios de 1950, los costos de un televisor Admiral por ejemplo, variaban entre
cinco mil y tres mil pesos. Y para 1955 se anuncian en tres mil pesos con la opción de
pagar en abonos o facilidades. No es difícil entonces imaginar el valor social que se da a
los televisores, el “status” que representa disponer de uno en casa.
El rápido crecimiento de la radio y la tele estuvo ligado a la urbanización y a la mejoría en las
condiciones de vida de segmentos importantes de la población. Paralelamente, la penetración de la
televisión permitía fomentar el consumo de determinados artículos y productos con los que se
ejemplificaba la bonanza económica del momento (Sánchez Armas, 1998)
Otro inconveniente es el tiempo de transmisión y la programación que no es regular, pues
solamente se realiza por unas horas al día. En principio la programación en México se
limita a noticiarios patrocinados por los mismos diarios de circulación nacional, que
transmitían por medio de un presentador que leía las noticias del día alternando con las
fotografías que incluía la nota. Así Notimundo del Universal patrocinado por la General
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Motors y conducido por Jacobo Zabludovsky, o el Noticiero Novedades por Gonzalo
Castellot, integran los primeros programas elaborados para televisión. A este medio se
incorporan los locutores, músicos y artistas de las estaciones de radio, así como los actores
de teatro, hasta que poco a poco se va conformando y diversificando la programación.
Cabe señalar que a pesar de la producción nacional, existe una fuerte presencia de
programas norteamericanos que aumenta del 2% en 1951 al 20% para 1960. (Bohmann,
1989)
Fuentes
Bibliografía
Aceves González, F. d. (1988). "Hermosa provincia mexicana: Televisa monopoliza”. En
R. Trejo Delarbe, Las redes de Televisa (págs. 263-281). México: Claves
Latinoamericanas.
Bohmann, K. (1989). Medios de comunicación y sistemas informativos en México. México:
Alinza Editorial.
Corona Berkin, S. (1992). "La televisión: informe de Salvador Novo y Guillermo González
Camarena entre melón y sandía". Comunicación y sociedad , 30.
Cremoux, R. (1974). ¿Televisión o prisión electrónica? México: F.C.E.
Fernández Christlieb, F. (1996). Los medios de difusión masiva en México. México: Juan
Pablos Editor.
Hernández Lomelí, F. (1996). La experimentación de la televisión mexicana (1935-1950).
Revista Universidad de Guadalajara , 23.
Hernandéz Salcido, F. (2000). Televisión, sociedad y poder en sus origenes. Acatlán:
UNAM-Acatlán.
Matterlart, A. (1998). La mundialización de la comunicación. Barcelona: Páidos.
Mejía Barquera, F. (1989). La industria de la radio y la televisión y la política del Estado
mexicano (1920-1960) (Vol. I). México: Fundación Buendía.
Sánchez Armas, M. Á. (1998). Apuntes para una historia de la televisión mexicana.
México: RMC, Espacio 98.
Trejo Delarbe, Raúl. (1985). Televisa. El quinto poder. México: Claves Latinoamericanas.
Hemerografía
(1 de septiembre de 1950). Excélsior
(27 de agosto de 1950). Excélsior .
Páginas Web
http:// www.allbusiness.com/sector-61-educational-services/348425-1.html
http.www.dof.org.gob.mx
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