Resolución de la CES

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 Resolución de la CES
RIO+20: reforzar la dimensión social del desarrollo sostenible
Adoptada por el Comité Ejecutivo de 19-20 octubre 2011
1. Veinte años después de la primera Cumbre de la Tierra en 1992, la pobreza ha
aumentado en términos absolutos, la mitad de los trabajadores en el mundo
trabajan en condiciones de precariedad, el desempleo alcanza niveles récord, y las
emisiones nocivas de gases de efecto invernadero (GEI) continúan creciendo al
mismo tiempo que el uso insostenible de la energía y los recursos, amenazando la
biodiversidad y planteando la amenaza de una catástrofe global si no se toman
medidas urgentes. Ante esta realidad, y en el contexto de la actual crisis económica,
el éxito de la cumbre Río +20 es fundamental para la revitalización de la agenda de
desarrollo sostenible a nivel internacional.
2. La Cumbre de Río +20 se centrará en examinar los progresos realizados desde 1992
en relación con dos temas principales: 1) una economía verde en el contexto del
desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, y 2) el marco institucional del
desarrollo sostenible. La implicación de todos los actores de la sociedad civil es
necesaria para garantizar que todos los elementos del desarrollo sostenible se
persiguen de manera coherente y justa. El consenso social solo es posible con la
plena participación de todos los actores de la sociedad civil, incluidos los
interlocutores sociales, y el reconocimiento del papel específico de los sindicatos y
sus miembros como trabajadores y ciudadanos.
3. La CES respalda plenamente la posición adoptada por la Confederación Sindical
Internacional (CSI) para llamar la atención sobre el fortalecimiento de las
instituciones internacionales y sobre tres reivindicaciones clave a nivel
internacional: la creación de una base de protección social universal, un impuesto
sobre las transacciones financieras, y un objetivo mundial de al menos 50% de
aumento de empleos “verdes y decentes" antes de 2015.
4. La CES considera que es imperativo que la UE aproveche la oportunidad que
supone la Cumbre de la Tierra Río +20 para revitalizar y fortalecer su propia
estrategia de desarrollo sostenible mediante el fortalecimiento del modelo social
europeo y la dimensión del empleo, promover la seguridad económica y del empleo,
y el reconocimiento de la vital importancia del diálogo social y la negociación
colectiva para la cohesión social.
5. Esta resolución establece las demandas de la CES en este sentido hacia la UE y los
representantes nacionales que negocian acuerdos antes de la cumbre y la
publicación en diciembre del informe – destinado a preparar la cumbre del Grupo
de Alto Nivel sobre la Sostenibilidad Mundial (HLPGS), presidida por la Presidenta
de Finlandia, Tarja Halonen.
6. La CES pide para Río +20:

la inclusión de la "transición justa" y del "trabajo decente" en cualquier
documento o acuerdo final, ligado a un mandato para otorgar a la OIT sobre su
aplicación, y la creación de una base de protección social universal para
garantizar esta "transición justa";

la adopción de un objetivo global de al menos 50% de aumento de "empleos
verdes y decentes" antes de 2015. Una forma de lograrlo podría ser un programa
mundial de eficiencia energética y de renovación;

el fortalecimiento del PNUMA, mediante su transformación en una nueva
organización de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente, basada en la
implicación de múltiples partes interesadas y la creación de un Consejo de alto
nivel para el desarrollo sostenible que dependa directamente de la Asamblea
General, sobre la base de un sistema internacional de medición de los progresos
hacia los objetivos de desarrollo sostenible que será aprobado en Río +20, con
la adopción de indicadores adecuados para medir el desarrollo sostenible;

la creación de un impuesto mundial sobre las transacciones financieras (ITF), y
la adopción de la propuesta europea sobre un ITF, para desarrollar un marco
financiero estable y creíble para apoyar las políticas de desarrollo sostenible
(sobre todo la erradicación de la pobreza en el mundo, la lucha contra el cambio
climático y la garantía de la justicia social).
7. A nivel europeo, la transformación de nuestras economías y la promoción del
enverdecimiento del conjunto de las actividades y de los empleos requerirán una
política y un programa de inversión a largo plazo. Esta agenda política debe ir más
allá de las limitaciones a corto plazo de los informes sobre los mercados de valores y
los ciclos políticos electorales. Los responsables políticos europeos deben:

ir más allá de la Estrategia UE 2020 y asegurar la promoción de una agenda
alternativa para el crecimiento económico sostenible en Europa, tanto sobre la
base de los programas de inversión sostenibles, como sobre el mantenimiento y
la creación de empleos, reforzando de igual manera los aspectos sociales,
medioambientales y económicos;

adoptar una hoja de ruta europea sobre la transición justa, incluyendo la
promoción del diálogo social y los derechos de los trabajadores y su
participación en el desarrollo sostenible, los objetivos de la UE de creación y de
transformación de empleos de calidad e iniciativas que tengan por objetivo
anticipar los cambios (por ejemplo, mediante importantes iniciativas de
formación y de informaciones y procedimientos de consulta);

hacer del desarrollo sostenible una corriente dominante en la UE y en sus
Estados miembros aplicando las cláusulas horizontales del Tratado de Lisboa en
materia de igualdad de género, protección social y medio ambiente (artículos 8,
9 y 11 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea), con la
participación de los ministerios de empleo y asuntos sociales, de industria y de
los interlocutores sociales a través de la promoción del diálogo social sobre el
desarrollo sostenible;

reconocer la importancia de las autoridades públicas, de las legislaciones y de
los presupuestos públicos para la implementación de políticas de desarrollo
sostenible, en particular garantizando el acceso universal al agua y a los
servicios universales, así como el fortalecimiento del papel y el uso de criterios
sociales y medioambientales en la revisión de las normas comunitarias de los
mercados públicos;
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
continuar con la re-regulación y la supervisión de los mercados financieros,
abolir los paraísos fiscales, luchar contra la evasión fiscal y revisar los tratados
de inversión para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas, para
modificar la asignación de riesgo de la inversión internalizando los costes
externos medioambientales y sociales y para promover inversiones sostenibles
en la energía y la modernización de la infraestructura de transporte y la
descarbonización. Esto implica un cálculo del valor del CO2 para garantizar la
reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por un factor de
cuatro antes de 2050 (en comparación con los niveles de 1990);

hacer presión sobre la UE para que adopte objetivos más ambiciosos en cuanto
al uso de la energía y los recursos, fijando objetivos vinculantes de eficiencia
energética y de ahorro de energía de al menos 20% en 2020, promoviendo la
mayor eficacia de los recursos y una gestión responsable de los residuos;

reorientar el presupuesto general de la Unión Europea y reforzar los fondos
estructurales y regionales garantizando al mismo tiempo evaluaciones ex-ante y
ex post de los préstamos del BEI y el BERD, realizadas sobre la base de criterios
sociales y medioambientales;

crear mediadores nacionales y europeos para las generaciones futuras, consejos
de desarrollo sostenible tripartitos y/o comisiones parlamentarias o
independientes para las generaciones futuras.
La decisión de Naciones Unidas de adoptar como tema principal “una economía
verde en el contexto del desarrollo sostenible y de la erradicación de la pobreza” no
debe considerarse como una “oportunidad comercial” por los países y las empresas
más ricos. Este tema debe, por el contrario, abordarse como una forma de
responder a los desafíos consistentes en garantizar los flujos de inversiones públicas
y privadas hacia el sur así como las inversiones y las políticas necesarias para la
puesta en marcha del desarrollo sostenible en el norte. En los países más pobres,
hay un desafío importante de fortalecimiento de las capacidades de la sociedad civil,
que necesita inversiones en los ámbitos (públicos) de la sanidad, la educación y la
protección social y esto, al mismo tiempo que se desarrollan programas de
“crecimiento económico verde” bajos en carbono. En este sentido, la “economía
verde” solo representa un aspecto de un desafío mucho más amplio que conviene
abordar en Río: la “transición justa” hacia la economía verde consiste, en efecto, en
reconocer y planificar de manera justa y sostenible los desafíos considerables que el
desarrollo sostenible, los cambios climáticos y las políticas más justas de gestión de
los recursos representan para el conjunto de la sociedad.
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