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El Diálogo de Madrid
Economía Verde y Trabajo Decente:
Un nuevo paradigma para el empleo, la inclusión social y la
erradicación de la pobreza en un planeta sostenible
Jornada de diálogo de alto-nivel entre líderes del movimiento
sindical, el Panel de Alto Nivel de la ONU sobre Sostenibilidad
Global (GSP)1 y líderes de otros movimientos sociales
Documento de discusión
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores
de la transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible
Entre los temas adoptados por la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo
Sostenible de 2012 en Río de Janeiro (Río+20), se encuentra la Economía verde en el contexto
del Desarrollo Sostenible y la erradicación de la pobreza. Además, la conferencia tiene el
mandato de explorar “temas emergentes” cuya resolución podría favorecer el logro del
desarrollo sostenible.
El numero de personas que sufre de un acceso inadecuado a la nutrición, a la vivienda, al agua
y/o a oportunidades de medios de vida es sobrecogedora: 1400 millones de personas viven en
la pobreza extrema, con menos de USD 1,25 diarios y casi 1000 millones sufren de hambre.
Peor aún, esa estadística subestima el número de personas que tienen dificultades para cubrir
sus necesidades, tanto en el mundo desarrollado como en los países en desarrollo, aunque
cuenten con empleo.2. A pesar del fuerte crecimiento económico que ha generado millones de
empleos nuevos desde principios de la década de 1990, la desigualdad del ingreso ha crecido
de manera espectacular en la mayoría de las regiones del mundo y se espera que se
incremente con la crisis financiera mundial y el aumento del precio de los alimentos y la
energía. A menos que los responsables de políticas promuevan un cambio de enfoque,
millones de personas que no han gozado de los beneficios del crecimiento reciente van a
cargar con buena parte del costo de la crisis económica.3. La transición hacia una economía
verde y justa presenta una buena oportunidad para cambiar la agenda mundial, centrarla en el
logro de la equidad social, y así reducir y superar la pobreza.
El Panel de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Sostenibilidad Mundial, parte de el
reconocimiento que el cambio climático, la escasez de agua, la pérdida de biodiversidad, la
destrucción de ecosistemas y el cambio de los patrones demográficos y de consumo requieren
enfoques nuevos y audaces que aseguren que el mundo podrá alcanzar los Objetivos de
Desarrollo del Milenio y otros objetivos de desarrollo. Por ello, analizarse objetivo es proponer
1
En agosto de 2010, Ban Ki‐moon estableció el Panel de Alto Nivel en Sostenibilidad con el mandato de repensar un nuevo
paradigma de desarrollo para la prosperidad en un mundo con bajas emisiones de carbono.
2
Poverty Eradication and the Green Economy Pathway. Documento preparado para el Grupo de Trabajo sobre
Pobreza, Empleo e Inclusión Social del Panel de Alto Nivel sobre Sostenibilidad Global de la Secretaría General. Por
John Talberth, Ph.D., Peter Hazlewood y Gregory Mock. World Resources Institute. Enero de 2011
3
Informe sobre el trabajo en el mundo 2008: Desigualdades de renta en la era de la finanza global. Organización
Internacional del Trabajo , Instituto Internacional de Estudios Laborales 2008.
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
1
formas de construir una economía de bajas emisiones de carbono, verde y resiliente, que
pueda erradicar la pobreza y asegurar una vida digna para todos y todas4.
El movimiento sindical internacional, analizando los factores que impiden y que facilitan el logro
de la sostenibilidad, ha propuesto tres aspectos fundamentales sobre los que reflexionar y
avanzar:
−
Nuevas políticas fiscales e impositivas, que impulsen una mejor distribución de la
riqueza económica y medioambiental en nuestras sociedades;
−
Protección social, que asegure que los ciudadanos comparten los riesgos de manera
justa y que pueden hacer frente con dignidad a los desafíos que se avecinan, como el
cambio climático o la crisis económica; y
−
Empleos verdes y Trabajo Decente, a través de los cuales la economía verde puede
asegurar el camino hacia el desarrollo sostenible, ayudando a las personas
trabajadoras a salir de la pobreza y asegurándoles a ellas, a sus familias y a las
generaciones futuras medios de vida dignos en un medio ambiente protegido, a la vez
que se aborda la necesidad de asegurar una Transición Justa para todos los sectores
de la economía.
Este es un documento de discusión que pretende ofrecer un primer análisis de los tres temas,
identificar propuestas de medidas concretas y plantear algunas preguntas que merecen un
análisis posterior.
Nueva fiscalidad: cómo compartir en la sociedad la riqueza económica y medioambiental
de manera justa
Generalmente los impuestos se usan para generar ingresos para que los gobiernos
redistribuyan la riqueza en la sociedad, por ejemplo, financiando servicios públicos. Pero otro
objetivo de las políticas impositivas puede ser el de ofrecer incentivos para ciertas actividades y
corregir de este modo fallos de mercado. El papel de los sistemas fiscales en la redistribución
de rentas en beneficio de las personas de rentas bajas es de especial relevancia en este
debate. Sin embargo, ciertas reformas recientes, promovidas por el FMI y la OCDE, entre otros,
tienen otro objetivo. Más que para redistribuir la riqueza, el diseño de las políticas impositivas
tiende cada vez más a facilitar la “asignación eficiente” de capital a nivel nacional e
internacional de manera —según nos dicen— de impulsar el crecimiento económico. Por ello,
el sistema fiscal se ha vuelto menos progresivo y menos proclive a atender la creciente
desigualdad del ingreso. Los impuestos indirectos —como los impuestos sobre el consumo—
constituyen la mayor parte de los ingresos fiscales gubernamentales. Por el contrario, los
impuestos directos (sobre el ingreso corporativo, sobre los ingresos personales y herencias),
han caído en promedio en los últimos 15 años. Entre 1993 y 2007, el impuesto a las
corporaciones (para todos los países con información existente), en promedio, se redujo de
37,5 por ciento a 27,1 por ciento. En el caso de los impuestos sobre ingresos personales, el
promedio descendió de 37 por ciento a 34 por ciento en el mismo periodo. Además la creciente
“regresividad” de los sistemas fiscales, en general, no ha estado acompañada de mayores
transferencias sociales para la redistribución. En los últimos 15 años, las transferencias como
porcentaje del PBI han decrecido en los países desarrollados y en África, y han aumentado
levemente en el resto del mundo en desarrollo.5 Por lo tanto, no sorprende que la función de
redistribución de los impuestos —o lo que queda de ella después de las reformas fiscales procrecimiento— no haya podido enfrentar la desigualdad creciente ni financiar las transferencias
sociales necesarias.
4
Panel de Alto Nivel sobre Sosenibilidad Global. 2010. http://www.un.org/wcm/content/site/climatechange/pages/gsp
(en inglés)
5
Informe sobre el trabajo en el mundo 2008: Desigualdades de renta en la era de la finanza global. Redistribución por
medio de impuestos y transferencias sociales. Organización Internacional del Trabajo , Instituto Internacional de
Estudios Laborales 2008.
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
2
Es ineludible revertir esa tendencia. Pero además, en la actualidad, a este desafío de una
desigualdad de renta creciente, hay que incorporar también el desafío de asegurar una
distribución justa de los recursos naturales en nuestras sociedades y, al mismo tiempo,
garantizar una base de recursos naturales para las generaciones futuras. En este sentido, los
impuestos medioambientales vendrían a responder a esas necesidades. En los últimos años,
se ha hablado mucho de los beneficios de una “fiscalidad verde”. El informe del Secretario
General de Naciones Unidas, “Objetivo y temas de la Conferencia de Naciones Unidas sobre
Desarrollo Sostenible”, incluye la reforma fiscal ecológica entre las medidas sobre las que
construir la economía verde.
En la práctica, la fiscalidad “verde” implica enfoques tan diversos como los sistemas fiscales
mismos, y lo son también sus efectos y posibles aportes a una economía verde y justa.
Un informe realizado en 2005 sobre 61 estudios en diferentes países, concluyó que las
reformas fiscales basadas en criterios medioambientales no desalientan el crecimiento del PBI
de manera significativa, que tienen un leve impacto positivo en el empleo y que tienen efectos
muy beneficiosos en términos de la reducción de la contaminación. Lo que es fundamental, en
un contexto de desigualdad creciente, es evaluar también el efecto distributivo de cada
impuesto ambiental.
Varios ejemplos demuestran que, además del efecto en el empleo, los impuestos
medioambientales, tienen otros efectos distributivos que es necesario evaluar y que incluyen
desde la incidencia directa del impuesto, hasta los efectos indirectos en los precios de los
bienes y servicios en los ingresos, y la posible mitigación de estos efectos a través del
reciclado de ingresos. A diferencia de otros instrumentos de política ambiental, los
“ecoimpuestos” proveen recursos financieros para que los gobiernos compensen a la población
más pobre si el impuesto es en sí mismo regresivo. Además, existe también una dimensión
distributiva sobre la salud y el medio ambiente que es necesario considerar. Si los más
afectados por la contaminación que reduce el impuesto son los individuos y las comunidades
de bajos recursos, se da un efecto de mayor progresividad.6.
Destacar el papel que juega el sistema fiscal en el logro del objetivo de un desarrollo
sostenible, e identificar los medios a través de los cuales podría promover una economía verde
y justa es parte del desafío que tenemos por delante.
Dicho reto consiste tanto en diseñar impuestos nacionales con criterios ambientales que
contribuyan a reducir las desigualdades, como en ajustar los sistemas fiscales existentes en su
conjunto con relación a la globalización del comercio, de las inversiones y los flujos de capital.
Un informe reciente confirmó que, en las últimas décadas, los países en desarrollo se vieron
afectados con frecuencia por las crisis financieras. Al comienzo de la crisis actual, hubo
quienes plantearon que las economías emergentes y de los países en desarrollo podrían
resultar ilesas, por la menor incidencia del capitalismo financiero especulativo y la solidez de
las cifras de crecimiento, sin embargo, ese “desacople” no se concretó y al reducirse
7 el crédito
y el comercio, los países en desarrollo rápidamente se unieron a la recesión mundial .
La necesidad de una fiscalidad internacional adquiere un cariz particular cuando se toma en
cuenta el sector financiero. Es un sector que está exento de cualquier forma de impuesto al
valor agregado en la inmensa mayoría de los países, que se benefició con las muchas
deducciones fiscales sobre las ganancias de capital favorecidas por el FMI y la OCDE y que,
gracias a la globalización de los flujos de capital, está mejor posicionado que cualquier otro
sector para utilizar estrategias de “elusión” y evasión fiscal a través de centros financieros “off
6
The Report of the UN Secretary-General “Objective and Themes of the United Nations Conference on Sustainable
Development” Segunda Sesión del Comité Preparatorio para la Conferencias de las Naciones Unidas sobre Desarrollo
Sostenible 7 al 8 de marzo de 2011
7
Towards a Global Finance System at the Service of Sustainable Development - Assessing the development impact of
European and global financial reforms. Association Internationale de Techniciens, Experts et Chercheurs (AITEC),
Centre for Research on Multinational Corporations (SOMO), Glopolis, New economics foundation (nef), Védegylet,
World Economy, Ecology & Development (WEED)
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
3
shore”. Al mismo tiempo, se está apropiando de una parte cada vez mayor de la riqueza
económica y, tal cómo se demostró con la crisis actual, está generando nuevas formas de
riesgos sistémicos de estabilidad financiera.
La popularidad alcanzada en los últimos tiempos por la propuesta de aplicar un Impuesto a las
Transacciones Financieras (FTT, en inglés), también conocido como Tasa Tobin o Impuesto
Robin Hood, no es sorprendente si se considera la insuficiencia impositiva estructural sobre el
sector financiero y los riesgos sistémicos que genera para la economía real. A diferencia de la
situación previa a la crisis, el Impuesto a las Transacciones Financieras ha logrado una
adhesión significativa, como instrumento de estabilidad fiscal y como solución para el financiar
el desarrollo. Hay fuertes argumentos para ello. En cuanto a la estabilidad financiera, sería
difícil negar que, al menos, gran parte de la crisis que enfrentamos en la actualidad tuvo su
origen en una burbuja especulativa de los mercados derivados y en los desequilibrios globales
de las cuentas corrientes entre e intra regiones. Con respecto a las rentas públicas, los
gobiernos de los países miembros de la OCDE aún tienen que deliberar sobre los compromisos
asumidos en el pasado de financiar los bienes públicos mundiales, incluidos los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, pero también sobre las “nuevas” demandas relacionadas a las medidas
de adaptación y mitigación del cambio climático para los países en desarrollo. Según las
estimaciones de la TUAC, el déficit de recursos destinados a los bienes públicos mundiales
sería de entre USD 324 000 millones y USD 336 000 millones por año entre 2012 y 2017 (USD
156 000 millones destinados a financiar las medidas asociadas al cambio climático en los
países en desarrollo, USD 168 000 a USD 180 000 millones para que la Asistencia Oficial al
Desarrollo alcance 0,7% de RNB). Los gobiernos de los países de la OCDE están manejando
presupuestos con déficits que no tienen precedentes como resultado de la crisis mundial, entre
otros motivos, por el rescate del sector bancario. Según la OCDE, la consolidación fiscal que
sería necesaria para el periodo 2012-2017 a fin de normalizar los niveles de déficit (por debajo
de 2%) está proyectada entre USD 300 000 y 370 000 millones por año, además del déficit ya
mencionado de recursos para los bienes públicos mundiales.
Algunos líderes políticos y empresariales probablemente quieran financiar ese déficit con
recortes en el gasto público, en las pensiones públicas y con reformas fiscales regresivas que
golpearían directamente a los trabajadores. Sin nuevos ingresos fiscales, nos encontraríamos
un escenario fiscal en el que las familias trabajadoras pagarían doblemente por la crisis:
primero, por el aumento del desempleo y el descenso de los ingresos; en segundo lugar, por
los recortes en los servicios públicos y sociales. Es momento de pensar seriamente en la
opción del Impuesto a la Transacciones Financieras. Ese impuesto podría diseñarse con tarifas
diferenciadas según las contrapartes (grandes bancos, otras instituciones financieras como los
fondos de inversión libre (hedge funds), y sociedades no financieras (private equities) y según
los mercados (mercados de divisas “tradicionales”, derivados negociados en mercados
organizados, derivados negociados en mercados no organizados). Los ingresos estarían en el
orden de8 los USD 200 000 a 600 000 millones por año si se aplica el impuesto a escala
mundial.
Ha llegado el momento de las reformas fiscales “verdes”, redistributivas y mundiales. Son
necesarias para revertir las tendencias a largo plazo hacia una creciente desigualdad, para
facilitar la transición hacia una economía verde y para restaurar la financiación adecuada de la
protección social. Es necesario adecuarlas a la globalización del comercio, de las inversiones y
los flujos de capital. Ha llegado el momento de:
−
Diseñar un sistema fiscal progresivo con criterio medioambiental bajo los
principios de “quien contamina paga” y “quien utiliza los recursos paga”, que
grave las emisiones y las actividades contaminantes.
8
Los parámetros de un impuesto sobre las transacciones financieras y la escasez de recursos en la OCDE
para los bienes públicos mundiales en el período 2010 – 2020. TUAC 2010 y Pierre Habbard, Asesor de
Políticas de la Comisión Consultiva Sindical ante la OCDE.
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
4
−
La implementación de un Impuesto a las Transacciones Financieras
mundial.
Para continuar con el debate, proponemos las siguientes preguntas:
1. ¿Cómo deben reformarse los sistemas fiscales para incorporar mejor las diferentes
fuentes de riqueza (de capital, de recursos naturales, de trabajo) para contribuir al
progreso social? ¿Qué externalidades no se tienen en cuenta en los actuales sistemas
fiscales? ¿Sobre quién recae el peso de estas externalidades cuando los sistemas
fiscales no las tienen en cuenta?
2. ¿Cuales podrían ser los principios de la política fiscal del nuevo siglo? ¿Cuáles son las
tensiones que existen entre las políticas fiscales medioambientales y las socialmente
progresivas? ¿Hay ejemplos de tasas que resulten beneficiosos en ambos aspectos?
3. Los Bienes Públicos Comunes necesitan gobernanza global y la gobernanza global
requiere financiación global. ¿Cuál puede ser el papel de sectores eminentemente
globales, como el financiero, en la contribución a esta financiación? ¿Cómo puede
contribuir la Tasa de transacciones financieras a la financiación del desarrollo, la
protección del clima y otros objetivos globales?
Vulnerabilidad versus protección social: en el camino hacia una Transición Justa
La protección social se entiende generalmente como un conjunto de acciones públicas
destinadas a abordar la pobreza, la vulnerabilidad y la exclusión, brindando a los ciudadanos
medios para hacer frente a riesgos importantes. La protección social tiene beneficios de gran
alcance: contribuye a la cohesión social y amplía el desarrollo nacional y la seguridad.
Garantizar un acceso universal a los servicios sociales básicos, como educación, salud y agua,
tiene además un sentido económico, puesto que estos servicios aumentan el capital humano,
dan soporte al crecimiento económico y limitan el riesgo de una desigualdad de ingresos
excesiva. También es importante reconocer que los sistemas de seguridad social constituyen
una de las principales formas de distribución de riqueza.
Por otro lado, la protección social tiene un gran potencial para la creación de Trabajo Decente.
Mejores sistemas de salud, de educación o instituciones de seguridad social son importantes
proveedores de empleos decentes. La inversión en protección social apoya el progreso hacia la
concreción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aumentando la eficacia de las
inversiones en salud, educación, agua y saneamiento como parte de un paquete de servicios
hacia los ciudadanos.
Pero la protección social puede ser mucho más: tiene el potencial de reducir la vulnerabilidad a
largo plazo de los pobres frente a desafíos globales como las crisis económicas, la
inestabilidad de los precios de los alimentos y otros recursos esenciales, y el cambio climático9.
El Informe Stern10, por ejemplo, sostiene que la protección social puede convertirse en una de
las áreas prioritarias para la adaptación en los países en desarrollo.
La protección social también puede jugar un papel clave para la protección del medio ambiente.
Al brindar a las comunidades más pobres un ingreso “protegido” y la capacidad de tener modos
de vida más sostenibles, los sistemas de protección social pueden reducir la presión
medioambiental que ejercen las familias pobres sobre los recursos naturales. Esto queda claro,
por ejemplo, cuando se analiza el caso de los recursos forestales degradados para satisfacer
las necesidades de energía de las comunidades rurales. Por ejemplo, la protección social
puede dar a las comunidades pobres el derecho de proteger su medio ambiente: cuando la
”Ley Nacional de Garantía de Empleo Rural de la India” (NREGA, en inglés) les brinda a los
trabajadores rurales el “derecho al empleo”, asegurando un ingreso anual mínimo y
9
Banco Mundial. 2010. The social dimensions of climate change: equity and vulnerability in a warming world. Washington: Banco
Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo / Banco Mundial.
10
Stern, N. 2006. Stern Review on the economics of climate change. London School of Economics.
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
5
contratándolos para actividades como la restauración de las tierras y los cursos de agua, queda
demostrado de qué forma es posible crear sinergias entre los sistemas de protección social y
una “economía verde” que funcione para los pobres.
También se debe destacar el potencial de la seguridad social en el camino hacia la
sostenibilidad de las actividades económicas, dado que esto implicará cambios en todos los
sectores productivos. Una Transición Justa —una transformación socialmente justa— es un
componente básico del desarrollo sostenible y una condición previa esencial para que la gente
pueda apoyar el cambio11. Los sistemas de protección social pueden contribuir de manera
fundamental a este marco, minimizando los riesgos del cambio y optimizando los beneficios
para todos los trabajadores y trabajadoras y sus comunidades. Tal como un informe del
Secretario General de Naciones Unidas señaló: “hay un necesidad de que una componente
social fuerte acompañe la transición hacia una economía verde, que considere los efectos de
los cambios respecto de consecuencias sociales más amplias tales como el acceso a la
educación, la salud y los servicios básicos”12.
La transformación de la economía actual en una economía sostenible va a tener efectos sobre
los trabajadores y las comunidades que dependan de los sectores tradicionales. Es importante
recordar que incluso períodos cortos de desempleo o de reducción de los ingresos pueden
transformarse en episodios duraderos de pobreza y en la pérdida de oportunidades (por
ejemplo, en el acceso a la educación) para los trabajadores de bajos ingresos y sus familias.
Además de los riesgos de desempleo, un cambio hacia una economía verde también va a
transformar las necesidades de habilidades específicas, aumentando aún más la importancia
de que las instituciones asociadas los mercados laborales brinden una adecuada recalificación
a los trabajadores.
Las capacidades de los gobiernos nacionales para tratar los efectos adversos de estos
cambios son muy diferentes. En los países desarrollados, el estado de bienestar (cuando
existe) compensa parcialmente a los “perdedores” en los procesos de ajustes al mercado, por
ejemplo, por medio de subsidios de desempleo. Algunos países han desarrollado esquemas
muy eficaces de formación para trabajadores desempleados. Sin embargo, estos beneficios se
encuentran actualmente amenazados en la mayor parte del mundo desarrollado por las
políticas de consolidación fiscal. En la mayoría de los países en desarrollo la situación es
mucho más compleja y tales mecanismos son muy parciales o inexistentes.
A largo plazo, los sistemas de protección social deben estar insertos en un marco legal, basado
en una estrategia financiera y fiscal sostenible y supervisada adecuadamente para alcanzar el
aumento deseado en la resiliencia de los hogares y los individuos frente a una variedad de
factores de crisis endógenos y exógenos, y servir como base para la intensificación o el
fortalecimiento de sistemas de protección nacionales más amplios y autosuficientes.
A corto plazo, y para enfrentar la ausencia de sistemas públicos sólidos de protección social en
muchos países en desarrollo, especialmente en los Países Menos Adelantados, se está
promoviendo una iniciativa para la creación de un “Piso de Protección Social”13 .
La idea de un “Piso” de Protección Social sería una piedra fundacional del “Edificio” de la
protección social. Es un primer paso hacia niveles crecientes de protección a medida que el
espacio fiscal crece con el desarrollo. El “Piso Social”, y el “Edificio Social” son dos imágenes
que representan la dimensión horizontal (brindar cobertura a la mayor cantidad de ciudadanos
posible) y la dimensión vertical (la cantidad y calidad de prestaciones brindadas) de la
Seguridad Social respectivamente.
Un Piso de Protección Social nacional se basa en un conjunto de derechos y transferencias
que posibilite y cree la capacidad de que todos los miembros de la sociedad puedan acceder a
11
Parlamento Europeo, Resolución sobre el desarrollo del potencial de creación empleo de una nueva economía sostenible. 7 de
septiembre de 2010.
12
ONU, 2011. Informe del Secretario General de las Naciones Unidas “Objective and Themes of the United Nations Conference on
Sustainable Development”. A/conf.216/
13
Iniciativa por un Piso de Protección Social. La sexta iniciativa de la Junta de Jefes Ejecutivos del Sistema de Naciones Unidas (CEB,
en inglés) sobre la crisis financiera y económica mundial y sus impactos en el trabajo del sistema de las Naciones Unidas. Manual y
marco estratégico para las operaciones conjuntas de la ONU en los países Desarrollado por el Grupo de Agencias Cooperativas y
de desarrollo. Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Organización Mundial de la Salud (OMS). 2009.
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
6
un mínimo de bienes y servicios, y que lo pueda defender cualquier sociedad en cualquier
momento. Los elementos que componen el Piso de Protección Social se basan en la
Declaración Universal de Derechos Humanos14, estos son:
-
Transferencias sociales esenciales: transferencias sociales, en efectivo o en especie,
que se otorgan a las personas pobres y vulnerables para brindar un ingreso mínimo y
protección de la salud. Un Piso de Protección Social, como mínimo, debe incluir
prestaciones sociales para los niños, servicios de salud, seguridad de ingresos para los
adultos mayores y los discapacitados, protección a la maternidad, subsidios para los
desempleados, y servicios públicos asequibles y de calidad.
-
Acceso financiero y geográfico a los servicios esenciales (como agua y saneamiento,
alimentación suficiente, salud y educación, vivienda), y otros servicios
La determinación de los componentes de un Piso de Protección Social, de los criterios para
acceder a los servicios, de las líneas de base de ingresos, la población beneficiaria y las
fuentes de financiamiento, deben estar basados en un enfoque de derechos y diseñado “a
medida”. Es fundamental asegurar la participación activa y permanente de los interlocutores
sociales en su diseño e implementación. La cobertura de las prestaciones básicas debe ser
entendida como un primer paso en el proceso de expansión de la cobertura a todas las
personas y frente a todos los riesgos, de manera que este esquema de protección mínimo
prepare el escenario para el desarrollo sostenible.
Es necesario recordar que el Estado es la única institución que puede y debe formular una
planificación nacional general para el desarrollo de la Seguridad Social, con la ineludible
participación de trabajadores y empleadores. Esa responsabilidad incluye el financiamiento del
sistema de protección social.
La financiación de los sistemas de protección social siempre ha sido un desafío. Una tasación
justa de los sectores corporativos y financieros, y un Impuesto a las Transacciones Financieras
podrían contribuir con muchos de los recursos de base necesarios para financiar un Piso de
Protección Social (más información en la primera sección). Los países desarrollados deben
contribuir en mayor medida con los costes de este piso, dando cumplimiento efectivo a sus
frecuentes declaraciones sobre compromisos con los objetivos para la asistencia oficial al
desarrollo.
Los gobiernos y las Instituciones Financieras Internacionales no pueden continuar
escondiéndose detrás de la vieja excusa de la falta de disponibilidad de recursos. Cada Estado
debe destinar un porcentaje de su PIB para financiar la seguridad social, de forma de asociar el
crecimiento económico con el bienestar social de la población. Estudios recientes de la OIT
muestran que con solo el 0,5% del PIB los países podrían implementar algunos elementos del
Piso de Protección Social, como un esquema mínimo de pensiones o algunas protecciones
frente al desempleo. Esto podría ser ampliado progresivamente hasta llegar al 5% del PBI para
un piso de protección más completo. Por lo tanto, el problema no es la falta de recursos sino de
voluntad política. De hecho, los costes de mantener la exclusión terminan siendo mucho
mayores que los de construir un esquema de protección integral.
Conclusiones:
La protección social es clave para abordar la vulnerabilidad de los trabajadores y las
comunidades pobres a largo plazo, así como para permitir la transición hacia una economía
verde y de bajas emisiones de carbono que sea justa y cuente con apoyo social. Para lograr el
potencial de la Protección Social se requiere:
−
14
Mantener y fortalecer los sistemas de protección social existentes, tanto en los
países desarrollados como en desarrollo, con programas específicos que tengan
Declaración Universal de los Derechos Humanos. http://www.un.org/es/documents/udhr/
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
7
en cuenta los efectos de la transición hacia una economía verde, con especial
atención a las transiciones en el empleo.
−
Implementar la Iniciativa por un Piso de Protección Social y avanzar hacia una
extensión horizontal y vertical de la seguridad social, con especial atención a la
centralidad del Trabajo Decente.
Con el objetivo de continuar el debate, proponemos las siguientes preguntas:
1. Respecto a la equidad, ¿cuáles son las tendencias socio económicas actuales y cómo
se verán afectadas por un mayor estrés de recursos y una mayor incidencia de
desastres naturales? ¿Cómo los niveles de protección determinan la vulnerabilidad de
las comunidades? ¿Qué impacto tiene un sistema deficiente de protección social en la
gestión de desastres naturales y el estrés de los recursos?
2. ¿Cuáles son los mejores instrumentos para asegurar una distribución justa del riesgo
en una sociedad y cómo se puede proteger a los más vulnerables? ¿Cuáles son los
mejores sistemas de protección social para asegurar la distribución de riqueza y la
cobertura de los más vulnerables? ¿Qué principios deben guiarlos? ¿Cómo avanzar en
el cumplimiento del Derecho Humano a la Seguridad Social?
3. ¿Cómo pueden los sistemas de protección social crear empleos, mejorar la
prosperidad y generar resiliencia? ¿Qué medidas de seguridad social necesitamos
para una “transición justa” hacia la sostenibilidad? ¿Qué pueden aportar un “piso de
protección social” y la implementación del convenio 201 de la OIT al logro del
desarrollo sostenible?
Empleos Verdes + Trabajo Decente = una economía verde y justa
En la actualidad, el mundo está enfrentando un aumento del desempleo. Para quienes tienen la
fortuna de tener empleo, el riesgo es cada vez mayor de sufrir condiciones de trabajo precarias
y de entrar un una situación de pobreza y, por si fuera poco, casi 500 millones de jóvenes se
preparan para unirse a la fuerza de trabajo en la próxima década. Tomando estos factores en
consideración, una economía verde que no asuma los desafíos del mundo del trabajo no será
ni factible ni duradera.
Evidentemente la protección del medio ambiente es fundamental y debe ser es un objetivo en
sí mismo por el que luchar. También tiene que aceptarse que en el diseño de estrategias
gubernamentales o empresariales actuales, alcanzar la sostenibilidad ambiental no aparece
como prioridad. Este statu quo no puede continuar. Nuestras sociedades están llegando a un
momento crítico de la degradación de la base de recursos naturales del planeta y es necesario
reconocer que el modelo de crecimiento actual no responde a las necesidades sociales de los
pueblos del mundo.
En la economía actual, las empresas y los gobiernos están centrando sus esfuerzos en una
mayor competitividad dentro los mercados internacionales por medio de la reducción de los
costes laborales, con mayor presión para lograr un aumento de la productividad por parte de
los trabajadores y para disminuir sus salarios y protección. Además, desde la Revolución
Industrial, a esa estrategia empresarial se une un uso excesivo de recursos naturales y de
energía, sin incentivos para mejorar la eficiencia. Esta combinación ha dado como resultado un
aumento mucho más marcado de la productividad laboral con especto al de la productividad de
los materiales y la energía.
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
8
FUENTE: Sustainable use and management of natural resources. EEA Report 9/2005
La figura muestra un fenómeno al que se he ha prestado poca atención y que muestra la
evolución de la productividad laboral, energética y de los materiales de los últimos 50: en
Europa, desde 1960 hasta 2002, la productividad energética aumentó solamente 20%, el
incremento de la productividad de los materiales fue de 100% y, sin embargo, la productividad
laboral aumentó 270%, lo que equivale a más del doble que la de los materiales y catorce
veces la energética.
Las estrategias de una economía verde orientada a alcanzar el desarrollo sostenible deberían
tomar en cuenta esta dinámica y revertir la tendencia actual de “exprimir” a los trabajadores, y
promover la eficiencia de materiales y recursos. Es necesario que la economía verde tienda al
empleo pleno y a la mínima utilización de recursos no renovables, de manera que la ocupación
tienda al 100% y la emisión de gases de efecto invernadero tienda a cero. Los empleos verdes
son una clave para lograr ese objetivo.
La noción de “empleos verdes” se ha convertido en algo así como un emblema de una
economía y una sociedad más sostenibles que tengan como objetivo preservar el
medioambiente tanto para las generaciones presentes como para las futuras, y ser más
equitativas e inclusivas para todas las personas y todos los países.
Los “Empleos Verdes” conllevan la promesa de que la humanidad va a poder enfrentar de
manera mutuamente beneficiosa los desafíos centrales del siglo veintiuno: el de evitar un
cambio climático ingestionable, y proteger el medioambiente natural; y el de proveer trabajo
decente a las personas que no lo tienen y así hacer posible el bienestar y la dignidad para
todos y todas en este contexto de crecimiento demográfico y de exclusión del desarrollo
económico y social de más de mil millones de personas.
Sin embargo, para que los empleos verdes puedan cumplir en términos de desarrollo
sostenible, la acción debe estar guiada por una definición clara: un empleo verde es aquel que
reduce los impactos ambientales de las empresas y los sectores económicos hasta niveles
sostenibles, a la vez que provee condiciones de vida y trabajo decentes para todos los
involucrados en la producción y garantiza el respeto de los derechos laborales y de los
trabajadores.
A partir de esa definición, se llega a la conclusión de que hay que tener en cuenta diferentes
dimensiones de los empleos verdes: la capacidad para reducir los impactos ambientales en
todos los sectores, la posibilidad de ofrecer Trabajo Decente, el desempeño en términos de
derechos sindicales y la facultad de lograr una mayor inclusión de mujeres y jóvenes en el
mercado laboral que los empleos tradicionales.
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
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Empleos verdes en todos los sectores: queda claro que la promoción de los empleos verdes
no solo tiene que estar centrada en la creación de empleo. Es fundamental transformar todos
los empleos para preservar el medioambiente, a través de métodos de producción y trabajo
que tengan la mayor eficiencia posible en términos de recursos, materiales y energía. Ese
enfoque debería aplicarse a toda la cadena de suministro. No tiene sentido hacer una
diferenciación entre industrias o sectores buenos y malos. Hay que transformar en sostenibles
todos los empleos15
Empleos verdes, solamente si son decentes: Es también importante analizar los aspectos
cualitativos de los “empleos verdes”. Algunos empleos llamados “verdes” pueden parecer
beneficiosos para el medioambiente a corto plazo, pero podrían causar daños ambientales por
conllevar prácticas inadecuadas. Y algunos sectores que se consideran verdes, ya que tal vez
alivian la presión sobre los recursos naturales, en realidad promueven métodos de trabajo
sucios o peligrosos, o se basan en empleo precario o salarios bajos.16 No son esos lo empleos
verdes a los que apuntamos para resolver el desempleo, la pobreza y la degradación
ambiental. Para que los empleos verdes construyan un futuro sostenible, tienen que ser
empleos decentes.
El trabajo decente se define según la definición adoptada por la OIT, que indica que los
empleos tienen que ofrecer a hombres y mujeres la oportunidad de obtener un trabajo
productivo en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana, en los que sus
derechos estén protegidos y obtengan una remuneración suficiente y protección social.
Empleos verdes para todos y todas: Es fundamental la participación en la Economía Verde
de los jóvenes, las mujeres, los pobres y los trabajadores con baja cualificación. Como se
menciona en la introducción, casi 500 millones de jóvenes están listos para ingresar en la
fuerza de trabajo en la próxima década. Es esencial atraerlos a nuevos sectores, ofrecerles
empleos verdes y decentes, y asegurar que los programas de formación profesional
promuevan su integración al mercado laboral.
Es necesario también que las estrategias de empleo verde brinden oportunidades laborales a
las mujeres trabajadoras y faciliten su acceso al empleo a través de enfoques
antidiscriminatorios y que permitan conciliar la vida laboral y familiar, y a través también de
programas especiales y cuotas específicas para la contratación de mujeres en empleos no
tradicionales, formación profesional específica y políticas para reducir las diferencias de ingreso
por género.17. Los Empleos Verdes también deberían incluir a los trabajadores y las
trabajadoras informales, y brindarles la oportunidad de obtener trabajo decente.
Los Empleos Verdes necesitan una Transición Justa: Existe además la necesidad de
gestionar la transición en los sectores que podrían verse afectados de manera negativa. Si no
se implementan políticas para lograr una Transición Justa, la economía verde sería injusta,
más costosa y perjudicial para los servicios sociales, y los empleos verdes continuarían siendo
un “nicho”. Un diálogo social genuino es fundamental para atenuar las tensiones y lograr una
distribución justa de los costos de la transición. Los trabajadores y las comunidades afectadas
necesitan una protección social adecuada y acceso a nuevas oportunidades. Una Transición
Justa tiene que estar basada en políticas activas para el mercado laboral, en la protección del
ingreso, la recalificación, la sensibilización y el fortalecimiento de las capacidades de los
empleadores y los sindicatos, y las inversiones en el ámbito local para diversificar la economía
y crear oportunidades de ingreso alternativas.
Parlamento Europeo, Resolución sobre el desarrollo del potencial de creación empleo de una nueva economía sostenible. 7 de septiembre de
2010.
16
Empleos verdes: hacia el trabajo decente en un mundo sostenible con bajas emisiones de carbono. Programa de la Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA), Organización Internacional del Trabajo (OIT), Organización Intrenacional de Empleadores (OIE) y Confederación
Sindical Internacional(CSI). 2009
17 Mujeres trabajadoras y Empleos Verdes: Empleo, Equidad e Igualdad. http://www.sustainlabour.org/dmdocuments/sp200_2009.pdf
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Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
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Los Empleos Verdes son esenciales para construir una base justa para la economía verde.
Pero por sí solos no son suficientes. Para que sea beneficioso para los trabajadores y las
comunidades, el enfoque de la economía verde tiene que ajustarse a una serie de principios.
Es en ese contexto que la idea de una economía verde basada en principios adquiere todo su
sentido. La equidad entre países y al interior de los países, las prácticas no especulativas, la
satisfacción de necesidades humanas a largo plazo, entre otros principios, también deben
entrar en el debate.
Conclusiones:
La generación de millones de nuevos empleos verdes y decentes, y la transformación de los
existentes en empleos con criterios ambientales y decentes, podrían ser las consecuencias
más positivas de la implementación de la economía verde y una buena parte de la solución a
los desequilibrios originados en el actual modelo insostenible de producción. Algunas
propuestas clave para permitir el pleno desarrollo de los empleos verdes y el trabajo decente
incluyen:
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Evaluar el potencial de creación de empleo verde y trabajo decente a partir de
inversiones en sectores clave y construir el apoyo público para incluir objetivos
nacionales para la creación de trabajo verde y decente en las estrategias
nacionales para la “economía verde”.
Desarrollar marcos para la Transición Justa basados en diferentes dinámicas
nacionales para asegurar que, en la transición hacia la economía verde, los
trabajadores y las comunidades obtengan beneficios en términos de empleos
decentes, protección social y derechos. Eso incluye la implementación de
mecanismos para el diálogo social tripartito en el ámbito nacional, regional e
internacional, y en cada sector.
Establecer los principios básicos en los que se debe basar la economía verde
para que cumpla en términos de desarrollo sostenible, y abarque principios
como la equidad, la inclusión, la satisfacción de necesidades humanas, las
prácticas no especulativas y la democracia, entre otros.
Para continuar el debate, puede explorares las siguientes preguntas:
1. ¿Qué principios debe seguir la Economía Verde para cumplir su objetivo de “mejorar el
bienestar y la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos medioambientales y
la escasez de los recursos naturales”? ¿Cuál es el papel del trabajo decente en la
consecución del bienestar y la equidad? ¿Puede ser el trabajo decente un factor conductor
para una economía verde y justa?
2. ¿Qué políticas se necesitan para garantizar que la economía verde genere empleo
decente, ya sea a través de la generación de nuevos empleos o de la transformación de los
tradicionales en más verdes?
3. ¿Hay casos en los que la economía verde se haya dirigido particularmente a mujeres, a
jóvenes, a los trabajadores informales o aquellos con bajo nivel de cualificación? ¿Cómo
podemos multiplicar los ejemplos?
4. ¿Cómo podemos lidiar con la transformación de los sectores tradicionales y ayudar a
los trabajadores y trabajadoras a adaptarse a las nuevas condiciones del mercado laboral,
y conseguir una transición justa hacia el desarrollo sostenible?
Una nueva fiscalidad, protección social y empleos verdes y decentes: motores de la
transición justa hacia una economía verde, baja en carbono y un desarrollo
sostenible. Documento de discusión sindical.
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