Efectos Deletéreos del Alcohol

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EFECTOS DELETÉREOS DEL ALCOHOL
INTRODUCCIÓN
El abuso del alcohol constituye un grave problema de salud física, psíquica o social, en bebedores ocasionales,
habituales, excesivos o alcohólicos. El objetivo de este trabajo es tratar de forma sistemática los efectos
destructores del alcohol, derivados de consumos prolongados (dependencia) o esporádicos (puntuales), y que
afectan a los consumidores y al resto de la sociedad.
MATERIAL Y MÉTODOS
Visitas a Asociaciones de Alcohólicos Anónimos, Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre
Drogas, Departamento de Cruz Roja y Juventud, Entidades y Bibliotecas Municipales, y consultas de artículos
publicados en "Internet" y "Medline" y en la prensa de difusión nacional (A.B.C., El País y El Mundo).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Beber es un hecho social y cultural, moldeado, regulado y aprendido de acuerdo con un contexto, unas
circunstancias y una compañía que lo delimitan. La bebida prudente es moderada y ligera, no problemática y
normativa (legal). Analizar y delimitar la conducta como normal o peligrosa nos obliga a valorar cada sujeto
en múltiples factores (psicológicos, cantidad de alcohol, patrón de consumo, contextuales, situacionales y
culturales). Cada factor lleva asociado unos efectos deletéreos: Los bebedores habituales son, en muchas
ocasiones, "bebedores sociales" dentro de la norma, pero desarrollan problemas somáticos crónicos y de
dependencia (beben por una necesidad irresistible); los consumidores fuera de la norma derivan en
problemas de índole social y legal; los bebedores en situaciones no aceptables producen accidentes laborales
o de tráfico; y los que tienen una especial implicación subjetiva acaban en pérdidas de libertad,
intoxicaciones y dependencia.
CONCLUSIÓN
El alcoholismo es una "droga dura", muy perjudicial para la salud del alcohólico y para la sociedad. Un 10%
de la población tiene problemas con el alcohol y un 70% lo consume con asiduidad; un tercio de los jóvenes
gastan el 90% de su dinero en alcohol; de un 10 a un 15% de las consultas de medicina y urgencias generales
y, entre un 25 y un 50% de los accidentes de tráfico, de los suicidios y de los accidentes familiares, tienen su
origen en un consumo excesivo del alcohol.
BIBLIOGRAFÍA
José Giner Ubago y María Dolores Franco Fernández. Problemas relacionados con el alcohol. Biblioteca Aula
Médica. 1998. Páginas 351 a 363.
Enrique Echeburúa. El Alcoholismo. Ediciones Aguilar. 1996. Páginas 13 a 73.
El alcohol "una droga muy dura". José Carlos Fuertes Rocañín. Mº. del Interior y Comunidad de Madrid.
1998.
Actuar es Posible. Pedro Cuadrado Calleja, Javier Martínez García y Jesús Picatoste Merino. Mº. del Interior.
1995. Páginas 9 a 46.
EFECTOS DELETÉREOS DEL ALCOHOL
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1. INTRODUCCIÓN
Los estudios e investigaciones realizados en los últimos años han modificado el ámbito de los efectos
perjudiciales de las bebidas alcohólicas, ampliándose al entorno social del alcohólico o bebedor ocasional.
Desde esta óptica, los efectos deletéreos del alcohol comprenderán un grupo heterogéneo de problemas de
salud de índole física, psíquica o social, derivados del consumo del alcohol de manera regular o puntual y por
bebedores ocasionales, habitulales, excesivos o alcohólicos.
Como vemos el alcoholismo es un concepto amplio y poco restrictivo. La heterogeneidad de problemas hace
que los efectos deletéreos del alcohol tengan relación no sólo con el hecho de beber, sino también, con la
duración y el mantenimiento de la conducta del bebedor ; el patrón de consumo; así determinadas hepatopatías
requieren un contacto prolongado con el alcohol para poder desarrollarse, mientras que otras enfermedades se
vinculan a consumos más esporádicos. Los tipos de problemas también diferirán si el consumo se concentra
en grandes cantidades o, por el contrario, se reparte durante más tiempo en pequeñas dosis.
En las cuestiones relacionadas con el alcohol se emplean, a veces, términos confusos. Vamos a puntualizar lo
que se entiende por patrón de consumo, consumo prudente, consumo de riesgo, dependencia alcohólica,
tolerancia, abstinencia, recaída y problemas relacionados con el uso del alcohol.
El patrón de consumo hace referencia a la cantidad, al tipo de bebida y a la frecuencia con que se distribuye
su consumo a lo largo del tiempo.
El consumo prudente de alcohol se asocia a efectos beneficiosos, a nivel individual, y cumple también una
función social. Parece ser que el consumo moderado de bebidas alcohólicas conlleva una menor patología
isquémica cardíaca, produce sensación de bienestar y mejora el tono afectivo y la capacidad de relación.
Beber es un hecho social y cultural ; su uso es moldeado, regulado y aprendido de acuerdo con un contexto, en
unas circunstancias y con una compañía que lo delimitan. La bebida prudente ha de ser, además de moderada
o ligera, no problemática ni compulsiva. El bebedor normal no bebe por una necesidad irresistible. Analizar y
delimitar la conducta como normal o peligrosa nos obliga a valorar en cada sujeto múltiples factores:
psícológicos, cantidad de alcohol, patrón de consumo, contextuales, situacionales y marco cultural.
El consumo de riesgo dependerá a su vez del patrón de consumo, de las características y de la situación del
individuo; no existe una cantidad precisa de alcohol que pueda considerarse nociva, aunque algunos la cifran
entre 41 y 60 gramos/día para los hombres, y 21/40 gramos/día para las mujeres, para personas adultas, sanas
y bien alimentadas.
La dependencia alcohólica se puede equiparar al concepto de adición: preocupación por la adquisición y el
consumo del alcohol, que se convierte en una prioridad absoluta en la vida, con abandono de la atención a las
necesidades básicas, al autocuidado, a la salud, al empleo y a las relaciones personales; un impulso irresistible
de consumir alcohol obliga al individuo hacia su búsqueda aunque el sentido común le dice que no lo haga y
aunque reconozca que se está destruyendo.
La recaída es una circunstancia importante de la dependencia alcohólica; el volver a beber es la confirmación
de la dependencia.
La tolerancia y la abstinencia son criterios indicativos pero no imprescindibles para definir la dependencia:
Puede existir tolerancia y abstinencia sin dependencia, y dependencia sin tolerancia ni abstinencia.
La tolerancia es la adaptación del organismo a la presencia continuada del alcohol; se manifiesta por
incrementos de cantidades consumidas para conseguir los mismos efectos, y por la disminución o
desaparición de los efectos esperados después de la ingesta; la tolerancia disminuye con el consumo excesivo,
con la edad y la dependencia del alcohol.
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El síndrome de abstinencia se manifiesta por un conjunto de signos y síntomas que apararecen tras la
disminución o la retirada del alcohol. Representa la desadaptación del organismo tras la adaptación durante la
tolerancia; no puede existir abstinencia si no ha habido tolerancia.
Los problemas relacionados con el alcohol incluyen aquellos procesos patológicos derivados de un
consumo del alcohol, son los efectos deletéreos que luego estudiaremos.
2. MATERIAL Y MÉTODOS
Visitas a Asociaciones de Alcohólicos Anónimos (Federación de Alcohólicos de la Comunidad de Madrid,
FACOMA), Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas, Departamento de Cruz Roja y
Juventud, Ayuntamientos de Alcobendas y Las Rozas de Madrid y sus Bibliotecas Municipales, y consultas
de artículos publicados en "Internet" y "Medline" y en la prensa de difusión nacional : Por qué beben los
jóvenes, de la revista Alcohol y Juventud ; El alcohol y los accidentes, del periódico El Mundo, de fecha
04−06−92 ; Bebe hasta que caigas, del periódico El País, de fecha 29−12−91 ; El alcohol, la otra droga, del
periódico ABC, de fecha 11−01−92 ; y Aumenta el consumo de alcohol entre jóvenes y mujeres, de la revista
Cruz Roja, de fecha enero de 1991.
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Casi el 20% del alcohol que entra en el cuerpo llega directamente a la sangre, a través de las paredes del
estómago y del intestino delgado. La velocidad de incorporación del alcohol a la sangre depende de la
graduación de la bebida, de los alimentos ingeridos y de la mezcla de bebidas. En especial la mezcla de
alcohol con una bebida carbónica acelera el proceso de asimilación.
El alcohol es una sustancia tóxica que necesita ser sintetizada y desechada por el organismo. Una pequeña
parte se elimina por la respiración, el sudor y la orina, pero el órgano primordial de desintoxicación es el
hígado, que puede ver alterado su funcionamiento y degenerar e una cirrosis, tan frecuente entre los
bebedores. Por otra parte, el alcohol estimula al corazón que late más deprisa, dilata los vasos sanguíneos de
la piel y actúa sobre los riñones como un diurético.
Pero los efectos del alcohol no los sufren sólo los bebedores sino otros sujetos pasivos, en particular la gente
de su entorno. Surge así el concepto de universalidad, es decir, cualquier persona puede sufrir los problemas
relacionados con el alcohol, rompiendo el prejuicio de que la bebida solamente es perjudicial para el
alcohólico. Podemos, pues, hablar más ampliamente de efectos deletéreos del alcohol, haciendo referencia al
daño en la salud de un individuo o al deterioro en su adaptación social y familiar, provocados por el consumo
de alcohol, ya sea agudo o crónico.
De una manera general está firmemente establecido que el consumo excesivo y puntual de alcohol se asocia a
una serie de patologías como pueden ser arritmias, gastritis, pancreatitis, hepatitis aguda, enfermedades
vasculares, crisis epilépticas, desórdenes metabólicos, disfunciones sexuales (impotencia), muertes por
sobredosis y accidentes.
El alcohol ingerido de forma más continua tiene un importante papel etiopatogénico en patologías médicas
crónicas, como son patología cardiovascular (hipertensión arterial, miocardiopatías), patologías digestivas
(hepatitis crónicas, cirrosis, pancreatitis agudas y crónicas), patología neurológicas (accidentes vasculares,
polineuritis, encefalopatías), aparición de cánceres, alteraciones metabólicas y endocrinológicas y lesiones
fetales. Desde el punto de vista psicológico el alcohol afecta a las funciones cognitivas y psicomotoras,
produce conductas autoagresivas y heteroagresivas y diversos trastornos mentales. Desde una dimensión
social deberíamos contemplar los problemas laborales (disminución de rendimiento, absentismo, paro,
accidentes laborales), familiares (descuido de la familia, carencias afectivas, violencia y malos tratos) y
problemas legales (delitos, agresividad).
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3.1. CONDUCTAS DE CONSUMO Y TIPOS DE PROBLEMAS ASOCIADOS
De una manera simplista y esquemática podemos asociar a cada tipo de conducta de consumo un tipo de
problema relacionado con el alcohol :
. Al consumidor de alcohol en cantidades elevadas y de forma habitual se le asocian problemas somáticos
crónicos, psiquiátricos y de dependencia.
. El consumidor de alcohol fuera de la norma desarrolla problemas familiares, sociales y legales.
. El bebedor en situaciones no aceptables deriva en problemas de accidentes y también problemas de índole
legal.
. Por último, el consumidor de alcohol por una especial implicación subjetiva desarrolla problemas de
intoxicación y de dependencia.
3.1.1. Problemas por consumo en cantidades elevadas y de forma habitual :
Trastornos digestivos : esofagitis, estenosis pépticas y úlceras esofágicas en el tercio inferior del esófago,
náuseas y vómitos, lo que aumente la posibilidad de hemorragias ; gastritis crónicas que se manifiestan por la
inflamación de la mucosa gástrica, contribuyendo a la mala absorción de los alimentos y que favorecen el
desarrollo de cáncer gástrico ; alteraciones de la motilidad intestinal y diarreas ; deficiencias nutricionales por
mala absorción de vitaminas B y ácido fólico ; pancreatitis agudas y crónicas, inflamación aguda del
páncreas, proceso que, en los casos más graves, puede acabar con la vida del alcohólico ; hepatitis
alcohólica, enfermedad con un espectro clínico muy amplio y cirrosis hepática, proceso degenerativo en el
cual los hepatocitos −células funcionantes del hígado− van siendo sustituidos por tejido fibroso −no
funcionante−, originando una insuficiencia hepática, muy seria y complicada de tratar.
Trastornos cardiovasculares : las lesiones producidas en el aparato cardiovascular, tanto por consumidores
crónicos como puntuales son las arritmias, que pueden producir la muerte súbita, la cardiopatía isquémica
silente, la hipertensión arterial, los accidentes cerebro−vasculares agudos, y las miocardiopatías alcohólicas,
que se producen por la ingesta prolongada de alcohol y que se manifiesta por una disfunción cardíaca con
arritmias o cuadros de insuficiencia cardíaca congestiva. Son todos ellos trastornos muy graves.
Trastornos hematológicos : la ingestión crónica de alcohol produce alteraciones hematológicas que se
pueden detectar en atención primaria y que con tratamientos sintomáticos y abstinencia se curan en su
mayoría ; las mas corrientes son : macrocitosis, trombopenia, leucopenia y anemias carenciales.
Trastornos osteomusculares : los bebedores alcohólicos crónicos presentan patologías musculares tales
como la miopatía alcohólica aguda, que puede derivar en una insuficiencia renal aguda y que produce fuertes
dolores musculares en las extremidades, la pelvis y el tórax ; miopatías alcohólicas crónicas, que se
manifiestan con debilidad y atrofia muscular ; y osteoporosis, que se manifiesta por fracturas espontáneas,
sobre todo a nivel costal.
Trastornos metabólicos : hipoglucemia no diabética que puede llegar a insolino−dependiente, carencias de
magnesio, fósforo, selenio y zinc, y aumentos de hierro, cobre y plomo.
Infecciones : el consumo de alcohol es un factor de riesgo importante para contraer infecciones por su efecto
inmunosupresor : hepatitis B y C, neumonías, tuberculosis pulmonar y extrapulmonar, peritonitis bacteriana
espontánea, endocarditis y meningitis bacteriana.
Cáncer : Se ha relacionado el consumo del alcohol con un aumento de tumores de la cavidad oral, faringe,
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laringe, esófago, hígado, recto, colon y mama.
Trastornos neurológicos y psiquiátricos : neuropatías, afectación del sistema nervioso periférico que se
manifiesta por dolor y sensación de hormigueo en las pantorrillas, manos y brazos, lesiones del nervio óptico,
impotencia, palpitaciones, trastornos de los esfínteres, sudoración, etc. ; encefalopatías, síndrome de
Wernicke−Korsakoff, cuadro neurológico originado por un déficit de tiamina en pacientes con consumo
crónico, comienza con un cuadro de polineuropatía, excitación y confusión; si no se trata adecuadamente
deriva hacia un cuadro amnésico con graves alteraciones de la memoria ; deterioros psicoorgánicos, cuadros
transitorios de pérdida de memoria con reacciones de ansiedad ; con el consumo crónico los deterioros se
acentúan pudiendo llegar a cuadros de demencia irreversible, si no se trata a tiempo ; trastornos psicóticos,
alucinosis alcohólica, que se presenta generalmente cuando se abandona o se reduce la ingesta, y celotipia
alcohólica, que agrupa un espectro de trastornos paranoides ;otros trastornos psiquiátricos son los trastornos
depresivos que pueden requerir tratamiento psicológico y psiquiátrico, y trastornos de ansiedad que conducen
hacia la tolerancia y la abstinencia y, finalmente, hacia la dependencia; también se producen cuadros de
insomnio, tanto con el consumo excesivo como cuando se inicia la abstinencia.
Dependencia del alcohol : la dependencia alcohólica debe ser entendida como una relación anómala entre el
bebedor y el alcohol. Aparece por consumos altos y prolongados de bebidas alcohólicas y se manifiesta por
una necesidad irresistible de la adquisición y consumo de la bebida, un uso compulsivo del alcohol y repetidas
recaídas. El beber se convierte en la máxima prioridad y la vida se estructura alrededor de la bebida.
En el síndrome de dependencia habría que considerar tres factores : el factor alcohol, con consumos altos y
prolongados, es requisito indispensable para desarrollar la dependencia ; el factor individual derivado de una
vulnerabilidad biológica, bien por antecedentes familiares, anomalías cognitivas, alteraciones
neurofisiológicas y rasgos específicos de la personalidad del bebedor que busca altas sensaciones, necesidad
de recompensa, evitación del castigo, impulsividad y expectativas ante el consumo, que favorecen la
dependencia ; por último el factor contextual, cultural o social, que se manifiesta por la accesibilidad y
disponibilidad de bebidas alcohólicas, el consumo por parte de los iguales y la actitud y norma de la sociedad ;
así se sabe que determinadas profesiones penosas, las que implican un contacto con el público y los
trabajadores rurales, parecen especialmente expuestas al síndrome de dependencia.
El escollo más importante a salvar, en principio, es que el bebedor acepte esta dependencia como una relación
anómala entre él y el alcohol, que conlleva una pérdida de control sobre la bebida y las complicaciones que
origina y que se repetirá cada vez que vuelva a beber, por lo que será necesario el tratamiento de su problema
que ha de basarse en la abstinencia absoluta. El proceso de desintoxicación es largo y complicado, aparece el
síndrome de abstinencia con cefaleas, mareos, agitación, ansiedad, anorexia, náuseas, vómitos, temblores,
convulsiones, insomnio y alucinaciones, pudiendo llegar al delirium tremens, trastorno mental grave
caracterizado por la afectación de la conciencia, con obnubilación, desorientación, alucinaciones visuales y
otros síntomas graves. La desintoxicación requiere tratamiento médico y se basa en tres aspectos principales :
hidratación, vitaminoterapia y sedación.
3.1.2. Problemas derivados por consumo de alcohol fuera de la norma.
A las conductas de consumo denominadas fuera de la norma se le asocian problemas de índole familiar,
social o legal. El consumo del alcohol está regido por una conjunto de normas y actitudes sociales que
delimitan la bebida normal. Valorar las anormalidades exige conocer las leyes que rigen el consumo de la
sociedad para distinguir entre el consumo normal y el abuso. En cualquier caso, el consumo fuera de la norma
se traduce en problemas familiares, con discusiones, peleas y agresiones a los familiares, destrozos de bienes
materiales y abusos sexuales ; complicaciones laborales, derivadas de accidentes laborales, disminución del
rendimiento en el trabajo y bajas laborales repetidas ; y complicaciones legales que tienen su fundamento en
hurtos, falsificaciones, desfalcos, peleas y destrozos de bienes, delitos contra la moral pública y delitos
sexuales.
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3.1.3. Problemas por consumo en situaciones no aceptables.
El consumo de alcohol en situaciones no aceptables, no se deriva de un consumo excesivo o no normativo,
sino que procede de que se bebe en situaciones en las que lo adecuado sería la abstención ; es el caso de tomar
alcohol en el trabajo, por mujeres embarazadas, en situaciones de peligro físico o mientras se conduce. Hay
que destacar que los accidentes se producen más en personas que consumen alcohol sólo esporádicamente. El
consumo en situaciones no aceptables puede derivar en complicaciones legales.
3.1.4. Problemas motivados por consumidores con una especial implicación subjetiva.
El consumo de alcohol por este tipo de consumidores puede producir intoxicaciones y dependencia. Estos
individuos necesitan beber para reducir tensiones, adquirir confianza, aumentar su autoestima, liberarse, y, en
general, compensar sus insuficiencias con la bebida. Perciben que han perdido la naturalidad y la libertad que
tenían ante el consumo y aparecen sentimientos imperiosos, deseos intensos o ansias, que en ocasiones
conducen a pérdidas de libertad por la pérdida de control ante la bebida y llegan a la intoxicación y a la
dependencia.
4. CONCLUSIÓN
El abuso del alcohol genera un grupo muy amplio de problemas de salud, de índole física, psíquica o social,
asociados tanto a consumos puntuales como regulares. Determinados problemas requieren un contacto
prolongado con el alcohol, mientras que otros se vinculan con consumos más esporádicos.
Los efectos deletéreos del alcohol no los sufren sólo los consumidores habituales, tienen un concepto de
universalidad, al afectar al resto de la sociedad, principalmente, a las gentes del entorno.
Beber es un hecho social y cultural. El alcohol tomado con moderación puede que tenga algunos efectos
positivos, además de cumplir una función social ; un consumo moderado y no habitual por sujetos maduros y
sin alteraciones importantes, en especial durante las comidas, no tiene que plantear, en principio, ningún
problema. La dificultad consiste en diferenciar lo que denominamos bebida prudente de la bebida de riesgo,
ya que ello nos obliga a valorar a cada sujeto en múltiples factores : psicológicos, cantidad de alcohol
consumido, patrón de consumo, factores contextuales, situacionales y marco cultural.
La sociedad tiene una tolerancia con el alcohol que no tiene con ninguna otra droga. Y no debemos dudar que
el alcohol es una droga dura, empleando la terminología popular, que puede ser muy perjudicial para la salud.
Según estudios fiables se calcula que entre un 8 y un 10% de la población occidental tiene problemas con el
alcohol. En España el número de alcohólicos se estima entre 3 y 4 millones. Cerca de un 70% de la población
española consume alcohol en cantidad variable y con asiduidad ; los abstemios se estiman en un 20% . Un
tercio de los jóvenes gastan la tercera parte de su dinero en alcohol.
El 15% de las consultas de medicina general, entre el 20 y el 30% de la población que ingresa en un hospital,
el 20% de las urgencias psiquiátricas y el 15% de las urgencias generales, están relacionadas con el abuso del
alcohol. Además este abuso del alcohol es más o menos responsable de entre el 25−50% de los suicidios, del
50% de los accidentes de circulación, del 40% de los actos delictivos, del 10% de las bajas laborales, del 15%
de fallecimientos por accidentes laboral y del 40% de los accidentes domésticos.
5. BIBLIOGRAFÍA
José Giner Ubago y María Dolores Franco Fernández. Problemas relacionados con el alcohol. Biblioteca Aula
Médica. 1998. Páginas 351 a 363.
6
Enrique Echeburúa. El Alcoholismo. Ediciones Aguilar. 1996. Páginas 13 a 73.
El alcohol "una droga muy dura". José Carlos Fuertes Rocañín. Mº. del Interior y Comunidad de Madrid.
1998.
Actuar es Posible. Pedro Cuadrado Calleja, Javier Martínez García y Jesús Picatoste Merino. Mº. del Interior.
1995. Páginas 9 a 46.
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