Señoras y Señores:

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REPÚBLICA DOMINICANA
PROCURADURÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA
Señoras y Señores:
Es un honor para mí recibirlos en casa. Honra y
motivación me llenan y me conmueven esta tarde
memorable en que inauguramos la Galería de
Procuradores, justo en la víspera de un nuevo aniversario
de la Guerra de Restauración, la gran gesta patriótica que
lideró el general Gregorio Luperón, para confirmar la
gloriosa Independencia Nacional de 1844.
De manera, que no pudo elegirse mejor momento para una
actividad como la que compartimos hoy, ya que es sabido
que el Ministerio Público nació prácticamente con la
misma proclamación de la República, vale decir, tras el
trabucazo de Matías Ramón Mella en la Puerta de la
Misericordia mediante el cual, aquel 27 de Febrero,
comenzaron a ser expulsados de manera definitiva los
haitianos de nuestro territorio.
Heredado de los Códigos Napoleónicos que sirvieron de
fundamento a la Escuela de Derecho de la vieja Europa
Continental, nace en nuestro país el Ministerio Público.
Lo que significa que el régimen de fiscalía y/o
procuraduría, como parte de un sistema jurídico que
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incluye entre otros de sus pilares al llamado poder
judicial, que rige en República Dominicana desde 1844,
cuando en su primera Constitución del 6 de noviembre
de San Cristóbal, en el artículo 131, se menciona la
existencia del cargo de Agente del Ministerio Público
como parte de la Suprema Corte de Justicia, pero
nombrado por el Poder Ejecutivo.
Sin embargo, es con la Ley número 485, del 10 de
noviembre de 1964 que comienza posiblemente la etapa
más relevante de la Procuraduría General de la República,
puesto que mediante esta disposición del gobierno
provisional de Donald Reid Cabral, se suprime de nuevo
la Secretaría de Estado de Justicia y se pasan sus
atribuciones a la Procuraduría General de la República.
Más que una sustitución de instituciones, esto representó
un ascenso real, ya que como resultado de ello el
Procurador General de la República además de las
funciones que le confieren la Constitución y las leyes,
tendría a su cargo todos los asuntos que estaban atribuidos
al Secretario de Estado de Justicia; funciones y
responsabilidades que ostenta hasta la fecha.
Hasta el día hoy, el resto es otra historia que también
dejó atrás la época cuando el Poder Ejecutivo, utilizado
al propio Ministerio Público, con sus decisiones
verticalistas, intervenía en los asuntos de la justicia.
En el caso de la Procuraduría, como organismo rector del
Ministerio Público con estatuto propio y respetuoso de las
atribuciones de la judicatura, sus facultades no trascienden
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en estos días más allá de hacer que las leyes se cumplan y
que los derechos prevalezcan.
A manera de recapitulación, me toca finalmente señalar
que durante los 164 años de vida republicana esta
institución rectora del Ministerio Público, ha recibido en
su seno el trabajo arduo, incansable e indeleble, de
muchos hombres y mujeres cuyo principal propósito y
anhelo ha sido el deber cumplido y la preservación de
nuestros valores, a través de la aplicación de las leyes y
el respeto a los derechos humanos, vale decir, de una justa
representación social y legal y de una buena
administración de justicia.
Me complace ser parte de esa historia, y reconocer a cada
uno de los que como ustedes y los que ya no están, me
han precedido.
Tedioso y agotador sería recordar los nombres de los
magistrados que ocuparon ese cargo hasta 1961, amén de
que para ello talvez se necesitaría de un acto de magia, ya
que por falta de escritura muchos de de los procuradores
del primer siglo y parte de su obra, posiblemente se
hayan perdido en la bruma del tiempo. Sólo queda lo que
se escribe, de la misma manera de que en política lo que
se hace y no se propaga, es como si no hubiera
acontecido. Por esas razones, la Galería que inauguramos
hoy como corolario y coronación de un esfuerzo muchas
veces pensado e interrumpido, sólo incluye a los
procuradores que ocuparon y han ocupado el cargo desde
1961, cuando por fin nos liberamos de la tiranía de
Trujillo, galería que dicho sea de paso, cumple con el
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interés de que las presentes y futuras generaciones que
visiten este Palacio de Justicia conozcan los rostros de una
parte de la historia judicial dominicana. La del Ministerio
Público.
Como ustedes apreciaran, una vez se descorra el velo, los
primeros magistrados hasta 1964, cuando al Procurador
General se le confieren de nuevo las atribuciones del
Secretario de Justicia, fueron José Manuel Machado,
Porfirio Basora Puello, Eduardo García Vásquez y
Osvaldo B. Soto, los cuatros fallecidos.
Luego, desde 1964, el primero lo fue el licenciado
Fernando A. Chalas Valdez, cuyas funciones, desde el 9
de mayo de ese año, duraron hasta el 5 de septiembre de
1965, para ser sustituido por el doctor Manuel Ramón
Morel Cerda, que lo fue hasta diciembre de 1965, justo
durante el gobierno del coronel Francisco Alberto
Caamaño.
Otros dignos juristas que ostentaron la dirección de ésta
Procuraduría lo fueron en orden cronológico: Gustavo
Gómez Ceara (1965-1966), Manuel Rafael García Lizardo
en los períodos 1963-1964, 1966-1968 y 1990-1992,
Carlos Rafael Goico Morales del 1968-1969, Marino
Ariza Hernández (1970), Anaiboní Guerrero Báez, en los
períodos 1970-1975 y 1976, Antonio Grullon Chávez
(1971), Juan Arístides Taveras Guzmán (1971-1973),
Fabio Fiallo Cáceres (1973-1975), Miguel Ángel Luna
Morales( 1976-1978), Canoabo A. Fernandez Naranjo
(1978-1979), Flavio Darío Espinal Hued (1979),
Bienvenido Mejía y Mejía (1979-1982), Antonio Rosario
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(1982-1984), Américo Espinal Hued (1984-1986), Julio
César Castaños Espaillat (1986), Ramon Gonzalez Hardy
(1986-1987), la Primera Mujer Procuradora Pura Luz
Núñez Pérez (1987-1988), Semiramís Olivo de Pichardo
(1988-1990), Efraín Reyes Duluc (1992-1995), Juan D.
Cotes Morales (1995), Luis Nelson Pantaleón González
(1995-1996), Ramón Pina Acevedo Martínez (1996), Abel
Rodriguez del Orbe (1996-1998), Mariano Germán (19981999), César Pina Toribio (1999-2000), Virgilio Bello
Rosa(2000-2003), Víctor Céspedes Martínez 2003-2004)
y mi antecesor, Lic. Francisco Domínguez Brito (20042006).
Me apena la ausencia de muchos. Me conmueve saber
que un grupo haya fallecido, además del propio Chalas
Valdez, Gustavo Gómez Ceara, Manuel Rafael García
Liranzo (que lo fue por tres ocasiones) Carlos Rafael
Goico Morales, Anaiboní Guerrero Báez, Antonio Grullón
Chávez, Fabio Fiallo Cáceres, Miguel Ángel Luna
Morales, Flavio Darío Espinal Hued, Bienvenido Mejía y
Mejía, Antonio Rosario y Julio César Castaños Espaillat.
Vayan mis sentimientos de solidaridad a sus esposas,
hijos, nietos y demás familiares presentes en este acto.
Siéntanse en este espacio, de las que ellos fueron y
seguirán siendo parte, que ésta siempre será su casa.
Solo me resta decirles a los que viven y están aquí entre
nosotros, que por sus hechos la historia los recordará, y
siéntanse dignos de haber sido parte de ella, pues, ustedes
han dejado una marca indeleble en la construcción de
nuestra nación.
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Quiero finalizar recordando las palabras de Federico
Henríquez y Carvajal, uno de nuestros primeros grandes
intelectuales, dedicada a su hermano mayor Manuel, en
ocasión de su muerte en la gesta Restauradora, quien
murió como héroe enfrentando al ejército intruso y al
traidor: ¡ Oh América infeliz, que sólo te acuerdas de tus
grandes hombres cuando son tus grandes muertos.
Buenas noches y gracias.
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