Declaración completa del evento

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PRONUNCIAMIENTO DE LA RED LATINOAMERICANA DE MUJERES
EN RESISTENCIA A LA MINERÍA
Nosotras, asistentes al I Encuentro Latinoamericano de Mujeres en Resistencia a la
Explotación Minera, reunidas en Lima, Perú, durante los días 15 al 18 y de visita en el
Cerro Pasco y Oroya el día 19 de noviembre del 2005, procedentes de países
latinoamericanos afectados por la minería (Perú, Ecuador, Chile, Bolivia, Venezuela,
Colombia, Guatemala y Costa Rica)
MANIFESTAMOS
1. La llegada de las empresas mineras genera y aumenta la marginación, el
empobrecimiento, el abuso, el desplazamiento, la violación de los derechos
territoriales, el deterioro ambiental, la destrucción de los medios tradicionales
de subsistencia, la discriminación y la desigualdad de las mujeres
latinoamericanas.
2. Denunciamos el hostigamiento, las amenazas, la persecución, la intimidación,
las demandas legales y los abusos sexuales contra las mujeres en resistencia a
la minería. Demandamos el cese de esas prácticas violatorias de nuestros
derechos humanos y exigimos se respete asimismo, la integridad física de
nuestros hijos, esposos, compañeros y familias.
3. Exigimos a las empresas mineras respeto por nuestros derechos de
autodeterminación, salud, acceso a las fuentes de agua limpia en calidad y
cantidad suficientes.
4. Denunciamos que las justas y legítimas reclamaciones de las mujeres en los
diferentes pueblos y comunidades indígenas y campesinas han sido
criminalizadas, obligándolas a instalar mesas de diálogo, concertación,
negociación, en desigualdad de condiciones, frente a empresas transnacionales,
que cuentan con la complicidad de los gobiernos que protegen sus intereses. En
ese sentido, las mesas de diálogo han servido únicamente para conculcar aún
más los derechos colectivos, la consulta y la participación ciudadana y generar
un desgaste deliberado en las luchas emprendidas por las mujeres en los
pueblos y comunidades. Por otro lado, estas empresas niegan los graves
impactos de la contaminación ambiental que envenena las aguas, aire, tierras y
todas formas de vida, atentando contra la salud y vida de los seres humanos, y
en especial de las mujeres que vivimos próximas a las operaciones mineras. De
forma por demás cínica, las empresas y los gobiernos niegan su responsabilidad
económica, social y ambiental para con el entorno de las comunidades actuales
y próximas generaciones.
5. Evidenciamos el engaño y los procesos inconsultos con los que las empresas
mineras se adueñan de nuestras tierras y medios tradicionales de subsistencia
como es el caso del llamado Distrito Pacto Junín en Ecuador. Demandamos
respeto de los derechos territoriales y exigimos la consulta previa y el
cumplimiento del Convenio 169 de la OIT, en los territorios indígenas de Sierra
de Perijá-Venezuela, la comunidad de Shuar Warintz en la Provincia de Morona,
Santiago – Ecuador y El Estor en Guatemala, entre otros.
6. Señalamos que las políticas mineras de los gobiernos, permiten la expoliación
del patrimonio natural de nuestros países, protegiendo militarmente a las
transnacionales como ocurre en la comunidad de Segunda Cajas, Provincia de
Huancabamba y Ayabacá en San Ignacio, Perú.
7. Ante la amenaza de la minería sobre los recursos hídricos, demandamos de
nuestros gobiernos la protección de las distintas cuencas hidrográficas de donde
se abastecen de agua las mujeres de comunidades indígenas y ladinas(*) de
países latinoamericanos. De manera que exigimos, se prohíban los proyectos
mineros a gran escala que amenazan importantes recursos hídricos como
ocurre con los glaciares en el Proyecto Pascua Lama en Argentina y Chile; los
proyectos mineros Bellavista y Crucitas en Costa Rica; los proyectos Fénix y
Montana que amenazan el Lago Izabal en Guatemala, entre otros.
8. Por la falta de medición de los impactos en la salud de las mujeres residentes
en las áreas cercanas a los proyectos mineros, exigimos responsabilidad de los
gobiernos para obligar a las corporaciones a cubrir los costos de esos estudios
bajo responsabilidad de las autoridades sanitarias nacionales, además, del
tratamiento y restauración de las mujeres enfermas. Asimismo, solicitamos a
las autoridades sanitarias de nuestros países, monitorear de inmediato los
hechos denunciados sobre los impactos en la salud de las mujeres en Valle de
Siria y San Andrés Minas en Honduras; en Espinar, Cuzco por la operación de la
empresa BHP Tintaya; en Majaz y Río Blanco de Huancabamba y Ayabacá, Piura
y en el Departamento de Ancash, San Marcos, Cerro Pasco y La Oroya en Perú.
9. También exhortamos la sentencia del Juez Mixto de Huarochiri para que las
mujeres víctimas de la contaminación en el Distrito de San Mateo de Huanchor,
Departamento de Lima, Perú, puedan ser atendidas por médicos especialistas y
pedimos se declare emergencia nacional ambiental en la Provincia de Yaulí- La
Oroya y Cerro Pasco, Perú por los severos impactos en la salud de las mujeres,
niños y residentes locales.
10. Demandamos el retiro de los tóxicos mineros presentes en los relaves, escorias,
pilas de lixiviación, tajos y ríos que amenazan nuestra salud y deterioran los
medios tradicionales de subsistencia de las mujeres en las zonas afectadas por
la minería en San Mateo de Huanchor, Provincia de Huarochiri, Lima, Perú.
11. Solicitamos a los organismos financieros internacionales suspender los trámites
de financiamiento de proyectos mineros en nuestros países, que se hayan
establecido o pretendan establecer en zonas acuíferas, de carga y descarga
acuífera, glaciares, de alta biodiversidad, ecológicamente frágiles y áreas de
ocupación agropecuaria y sustento pesquero. A nuestros gobiernos exigimos
detener la autorización de las concesiones mineras dadas o por darse en esas
áreas; además, sancionar drásticamente a las compañías que han contaminado
las aguas de los países miembros de esta red, obligándolas a restaurar los
ecosistemas hídricos contaminados, como los ríos San Juan, Mantaro y Tingo,
Lago Chinchaycocha y la Laguna de Yanamate en Perú; los ríos Aguacaliente y
Abangares en Costa Rica; los ríos Ucañan y Opamayo en Huancavelica, Perú.
12. Hacemos un llamado a las organizaciones de mujeres en el mundo, a levantar
su voz y en solidaridad con las mujeres latinoamericanas impactadas y bajo la
amenaza de la minería, exigir a las empresas mineras y gobiernos, la consulta
previa, el respeto por la forma de decidir libremente el uso de nuestros
territorios, el respeto por el derecho a la vida, ambiente sano y saludable y
medios tradicionales de subsistencia.
13. Finalmente, las representantes al I Encuentro Latinoamericano de Mujeres en
Resistencia a la Explotación Minera, declaramos a los pueblos indígenas y
campesinos, principalmente a las mujeres, como acreedores de las deudas
sociales y ecológicas, históricas y actuales, generadas por las corporaciones
transnacionales y nacionales mineras y los organismos financieros
internacionales. Demandamos las sanciones correspondientes a los delitos
sociales y ambientales causados, la restauración ambiental, el resarcimiento de
los daños sociales y la inmediata suspensión de nuevos proyectos mineros.
Red Latinoamericana de Mujeres en Resistencia a la Minería
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(*) Término de uso común para referirse a comunidades no indígenas.
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