Carta abierta para una amiga

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Carta abierta para una amiga.
Querida Amiga:
¿Cómo estás? Te escribo esta carta para contarte mi experiencia como
voluntaria en la Comunidad aborigen, Wichí – Chorote llamada Kates (La Estrella), Salta.
Seguramente te preguntaras el porqué de este viaje: Pintar la Escuela y brindar apoyo
escolar a los niños. Obviamente no iba a hacer todo esto sola, me acompañaron Victoria,
Adriana y Juan Cruz.
El viaje comenzó en Diciembre, cuando comencé a planear las actividades a desarrollar y
demás cosas para el viaje. Partimos de Buenos Aires el 1° de Enero, pasamos por verdes
campos, paisajes más áridos, en fin gran parte de la geografía del país, y finalmente
llegamos a Tartagal (Salta) luego de veinti seis horas. Todo ese trayecto me sirvió para
lograr, el desapego con la ciudad e introducirme con lo que sería la vida en la Comunidad.
Tartagal es una de las ciudades más importantes de Salta, que conserva la tranquilidad y la
“hora de la siesta” de los pueblos del interior. Desde allí debíamos tomar otro colectivo que
nos llevaría a Kates, sin embargo tuvimos que esperar un día más porque debido a la lluvia,
el camino que es de tierra, estaba intransitable. Al otro día gracias a un fantástico día de sol
pudimos partir hacia La Estrella. El viaje habrá durado unas ocho horas, y debido al calor,
te puedo asegurar que me sentía que era una prolongación de asiento, pero cuando el chofer
del micro dijo: – Llegamos a La Estrella, un sentimiento de alegría y felicidad me invadió,
¡al fin habíamos llegado a la Comunidad que tanto había esperado conocer!.Bajamos y
vimos las casas y un plato que decía: Kates; Mientras nos organizábamos con los bolsos,
como un adelanto de la hospitalidad que nos brindaría la Comunidad durante los días que
nos quedamos, comenzaron a acercarse varias mujeres y niños sonrientes. Nos presentamos
y luego nos ayudaron a llevar los bolsos hacia la Escuela, lugar donde nos quedaríamos. La
amabilidad de ayudarnos con los bolsos fue un gesto que a mí me hizo sentir bienvenida,
además todos querían ayudar, ¡hasta los más chiquitos!, me acuerdo que una de las nenas
tomó una bolsa de dormir y orgullosa de poder ayudarnos la llevó felizmente hasta la
Escuela.
En la Escuela conocimos a Pablo Segundo, Cacique de Kates y maestro bilingüe. Nos
presentamos, nos mostró la Escuela y el lugar. Dejamos los bolsos y antes de que
pudiéramos ponernos a hacer algo, algunos de los niños de la Comunidad estaban alrededor
de nosotros con una gran sonrisa y cara de ¡Vamos a jugar!. Estos eran los más grandes que
como hablan Chorote y Castellano, nos pudimos entender rápidamente, mientras que los
más pequeños eran un poco más tímidos, ya que todavía no hablan castellano, pero igual
sus hermanos hacían de traductores.
Al segundo día nos levantamos e intentamos hacer mate, digo intentamos, porque como no
hay gas, debíamos encender el fuego con ramitas, tratamos de improvisar algo, pero por
suerte vino Jimena, Mayra y otros chiquitos y nos ayudaron; esto también sería algo que se
repetiría todos los días, cada vez que ellos veían que estábamos intentando armar el fuego
sin lograrlo, venían y nos ayudaban. Me acuerdo que un día me había levantado temprano y
estaba sola tratando de hacer el mate, y vino Avelina, la esposa de Pablo, a ayudarme, me
emocionó las ganas de ayudar al otro sin necesidad que se lo pidiera.
Así, nos organizamos en pintar la Escuela por la mañana y por la tarde haríamos las
actividades con los chicos. Comenzamos a pintar, utilizando una mezcla de aceite, kerosén
y ferrite como pintura y goma espuma para esparcirla en la madera. Como la escuela se
encuentra en el centro, el primer día, vimos que la Comunidad nos observaba tímidamente,
pero al pasar los días esto cambio, y pasaban caminado o en bicicleta y nos saludaban.
También nos ayudaron a pintar, un día, Julio, uno de los nenes, se ofreció a ayudarnos y
después de un rato ¡todos habían buscado un poco de goma espuma para poder pintar!
Una tarde organizamos unos juegos divertidos del tipo de clase de educación física, lo
grandioso de esto es que si bien jugábamos con los niños, como estábamos en el centro de
la Comunidad, los adultos también se divertían y reían viendo los juegos.
Como te comenté, habíamos planeado realizar actividades de apoyo escolar. Un día
Adriana les leyó un cuento y quedaron encantados, con la historia y con la excelente
narradora; mientras algunos escuchaban el cuento otros dibujaban, tienen una gran
imaginación y dibujan muy bien. Otro día Juan Cruz, les enseñó a jugar a las damas, les
encantó, se engancharon rapidísimo, es más algunos plantearon jugadas muy perspicaces.
Había pasado una semana y nuestra relación con los chicos era muy cercana, ellos nos
acompañaban en todo momento, desde que nos levantábamos hasta que nos acostábamos y
estábamos muy contentos, pero todavía no habíamos generado un vínculo con los adultos,
excepto Pablo, con quién a veces hablábamos un poco.
Pero ese día fue especial, nos pusimos a jugar al volley con las chicas y de repente se nos
acercaron, Avelina, Marina, Patricia y otras mujeres de la Comunidad para jugar con
nosotras. Era lo que deseábamos, pasar un rato con las mujeres y así construir un vínculo.
Cuando terminó el partido cada una se fue para su casa, y nosotras estábamos felices.
La mañana siguiente, mientras tomábamos mate Pablo y Avelina se acercaron y nos
regalaron unos bolsitos tejidos; los invitamos a tomar mate y así pasamos la mañana con
Avelina y luego se sumaron Patricia y Marina.
Al mediodía Dina iba a preparar el almuerzo para el comedor comunitario y nos ofrecimos
a ayudarla. Así mientras ella preparaba el fuego, nosotras pelamos y cortamos la cebolla,
papa y zapallito para preparar el puchero; cuando el fuego estuvo listo, colocamos las
verduras en la olla y luego Patricia condimentó la preparación. Mientras se iba cocinando,
Dina agitaba el puchero y también modificaba la llama del fuego como una experta
cocinera.
Acompañar y ayudar a Dina fue realmente especial, ya que durante la mayor parte del
tiempo Dina estuvo callada, sin embargo esto no quiere decir que ella estuviera enojada o
incómoda con nosotras, es que no necesitaba decir nada, porque sus ojos alegres y sonrisa
lo decían todo; por eso me parece que como antes mencioné fue especial, porque
compartimos algo más que la preparación del puchero, compartimos, la compañía. Esa
actitud de acompañar, también estuvo presente durante toda la visita, de manera que si yo
o alguno del grupo se quedaba sola en algún lado ellos siempre se acercaban para hacerte
compañía. Recuerdo, un día a la mañana, me levanté y estaba sola en la mesa mirando los
árboles y el cielo y tímidamente se acercaron Julio y Fernando con una gran sonrisa, para
hacerme compañía.
Cuando el puchero estuvo listo, comenzaron a acercarse las mujeres con una ollita para
llevar a su casa el almuerzo. Siguiendo con la hospitalidad y generosidad que nos
brindaron siempre, nos invitaron a comer en su mesa.
Los días siguientes fueron bastante artísticos, Victoria había llevado globos para hacer
maracas con papel maché y otro día hicimos manualidades con palitos de helado. Ambas
actividades les encantaron y también demostraron la creatividad que poseen.
Pero no solo los chicos de la Comunidad recibieron apoyo escolar, nosotros también, ya
que nos interesó aprender algunas palabras en Chorote, ( no me atrevo a escribirlas,
porque tengo faltas de ortografía), es más Pablo nos regaló un diccionario y un cuento
escrito por él en chorote.
Como fuimos en pleno verano, la temperatura al mediodía alcanzaba aproximadamente
40°C, y durante esos días, la escasez de agua era bastante notable. Te cuento que como
todavía no hay ninguna perforación de agua, esta es traída una vez por semana por un
camión de la Municipalidad que llena un tanque principal que abastece a toda la
Comunidad. A veces pasa un día o dos que hay poca agua y cuando se ve llegar al camión
es un alivio; Me fascinó la organización y la paciencia que tienen para cargar los baldes de
agua para cada casa; Nadie apuraba al otro y respetaban los tiempos de cada persona, ¿no te
parece genial, esta actitud?
Finalmente, llego el día de nuestra partida; nos levantamos y Pablo nos invitó a tomar mate
con él y su familia; Hablamos de la vida en la Comunidad y del Río Pilcomayo, por
momentos había silencio, pero ese silencio que te conté antes, el que está lleno de emoción
y contemplación. De repente escuchamos la bocina de un colectivo y salimos corriendo a
buscar los bolsos. Nos ayudaron a llevar los bolsos como cuando llegamos, pero hubo una
gran diferencia, con la otra vez, ahora nos conocíamos, sabíamos sus nombres, habíamos
compartido tardes de juegos, mates, partidos de volley y también, ¡clases de idioma
Chorote!.
Esperamos juntos el colectivo y la despedida fue emotiva, nos saludamos y nos dimos un
fuerte abrazo. Cuando ya estaba arriba del colectivo esperando para partir, sentía una
mezcla de sensaciones, por un lado volvía a casa pero por otro sentía tristeza por partir de
esta Comunidad que me habían acogido en su casa y me habían tratado tan cálidamente. El
colectivo partió mientras nos saludábamos efusivamente.
Emprendimos el regreso, durante el cual me puse a pensar que quince días antes, me
preguntaba: ¿Cómo será?,¿Qué pasará?¿Podremos formar un vínculo con ellos?
Afortunadamente esas y otras preguntas, se respondieron, pero ahora tenía en mente otras.
Estaba volviendo a mi casa y vida cotidiana, planteándome cosas que tal vez antes no me
había planteado; conocí una Comunidad Aborigen que esta peleando por sus derechos, los
cuales han sido relegados durante años debido a la falta de tolerancia y comprensión de su
cultura; esto me parece esencial ya que el hecho de que posean costumbres distintas, no
implica tener que cambiarlas, sino aceptarlas y respetarlas para lograr un vínculo que
permita el crecimiento y el enriquecimiento de ambas culturas.
Seguramente te estarás preguntando: ¿Qué sentiste después del viaje cuando llegaste a tu
casa?
En realidad es una mezcla de sensaciones, que se me complica poder expresarlas en el
papel; pero te puedo asegurar que, mi vida ya no es la misma de antes, si bien las
obligaciones, trabajo y estudio lo son. Ahora, cada vez que escucho en las noticias que
hubieron lluvias fuertes, u otra cosa en Salta, me fijo donde es exactamente y me pregunto
¿Estarán bien?, ¿Habrá pasado algo? ; Siento que como te dije antes, no iba a ser la misma,
primero, porque es imposible poder olvidar a Kates, por su gente tan amable y cálida, y
segundo por todo lo que me enseñaron, con respecto al silencio (que yo le digo que es
contemplativo), el hecho de acompañar a otras personas, que significa estar para otros a
pesar de no hablar, el respetar y tener tiempo para las cosas sin apurarse, y obviamente unas
palabritas en Chorote.
Estas son algunas de las fotos.....
Esta foto es del día que hicimos las manualidades con palitos de helados y luego los chicos pintaron con
témpera.
Acá estamos tomando mate con Avelina.
Jugando al Volley con las chicas.
Las nenas siempre nos hacían compañía....
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