¿Estás viviendo la vida que quieres vivir

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¿Estás viviendo la vida que quieres vivir?
por
Gabriella Kortsch, Ph.D.
Otro Año Nuevo que viene y se va. ¿Te has marcado algún propósito? ¿Lo mantienes? Son las
preguntas que te haces durante el proceso y una de las preguntas más frecuentes viene de
aquella antigua canción: Is this all there is? (¿Esto es todo lo que hay?)
¿Esto es todo lo que hay?
Vamos a detenernos aquí un instante… ¿Esto es todo lo que hay?...Si esto es todo lo que hay,
será por algo ¿verdad? Dicho de otra forma, el hecho de que esto sea todo lo que hay tiene
que tener algún motivo. Quizá tu familia era pobre y no pudo permitirse el lujo de darte una
educación privilegiada, quizá tu madre tenía un trastorno bipolar y ese primer entorno te
predispuso al fracaso o quizá tu padre tenía cáncer y siendo un niño viviste sus cinco años de
lenta agonía hasta que murió entre fuertes dolores o quizá te casaste con un fracasado o quizá
tomaste una mala decisión empresarial tras la que todo tu mundo se vino abajo, o tal vez tu hijo
es drogadicto o quizás soñabas con ser bailarina pero solo llegaste a ser profesora de gimnasia
en el instituto porque te rompiste el tobillo con catorce años y eso te impidió llegar a ser una
bailarina de primera clase.
¿De quién es la culpa?
Lo que estoy queriendo decir aquí es que siempre hay algo o alguien a quien echarle la culpa
¿Correcto? No. No es correcto. (Puedes leer también mi artículo Gratitud, Elección y el
Síndrome ¿Por Qué me ha Pasado Esto a Mí?). Vivir la vida que quieres vivir depende mucho
más de tu actitud personal hacia todas las cosas que te ocurren en la vida que de las cosas
que en este momento te están pasando.
Vamos a repetirlo. Si quieres vivir de una determinada manera pero no lo estás haciendo
todavía, los resultados que estás obteniendo son más bien el producto de cómo reaccionas
constantemente ante las cosas que te suceden que de lo que pueden influirte las
circunstancias externas que llegan a tu vida.
¿Qué significa eso?
Actitud
Literalmente significa que tienes el poder de influir sobre los resultados de tu vida a través de tu
actitud interior hacia tu propia vida y hacia todo lo que ocurra en ella. Tonterías, dirás. Actitud,
digo yo. Piensa en una chica que va al baile segura de si misma, feliz de ir y convencida de que
se lo va a pasar muy bien. Incluso aunque no sea ni por asomo la chica más guapa, brillará y
destacará simplemente gracias a su actitud interior. Todos nosotros hemos estado en un acto
social y nos hemos rascado la cabeza mentalmente preguntándonos cómo era posible que
alguien que realmente no parecía tener nada especial, que no llevaba la ropa a la última moda,
ni conducía un lujoso coche, ni era la persona más inteligente o interesante del lugar, y sin
embargo era la más popular y solicitada del acto. Ahora imagínate la chica que va a la fiesta
pensando que su vestido o su pelo no están bien y que seguro que nadie le sacará a bailar.
¿Dónde piensas que va a estar mientras la chica con autoconfianza está encadenando un baile
con otro? Sosteniendo la pared, naturalmente. Actitud.
Veamos otro ejemplo: las entrevistas de trabajo. ¿Consigue siempre la persona con mejor
curriculum y calificaciones más elevadas el trabajo? No necesariamente. La actitud juega un
papel importante.
Fe
La actitud lleva en su interior una gran dosis de fe. No se trata de fe religiosa pero son primas
hermanas porque se trata de una especie de creencia ciega similar a la de los creyentes
religiosos. En este caso sin embargo es la fe en uno mismo. Fe en que te encuentras en el
buen camino con lo que estás haciendo. Fe en el resultado final y a menudo es fe ciega porque
sea la cosa que sea que uno trata de hacer, que está deseando llevar a cabo, o tratando de
averiguar cómo hacerlo realidad en su vida, no ha ocurrido todavía.
Obviamente hay muchas cosas que una persona puede hacer para que el proceso avance.
Puedes formarte en un campo específico, puedes entrenarte en una actividad concreta, puedes
mejorar tu carácter, puedes tratar de conocer a personas influyentes que pueden ayudarte a
avanzar, etc. Sin embargo la mayoría de lo dicho es como mucho - sólo útil en parte sin la
actitud adecuada. Una actitud ganadora, podríamos llamarla, actitud de la que tú estás
convencido. Esto es bastante diferente de la actitud que tienen algunas personas al tratar de
convencer a los demás de que tienen esa actitud positiva interior.
Cómo llegar
Bueno, vale, parece que te estoy oyendo decir. Dame pistas de cómo conseguir esa actitud
ganadora, esa forma positiva interior de ver la vida… ¿cómo lo consigo? No solo no tengo esa
actitud sino que además ni siquiera confío en mi mismo. Es cierto, a mi consulta llegan muchos
clientes cuya confianza en si mismos y su sentido de la autoestima no son los mejores. Sigue
leyendo y verás que no es una misión imposible.
Has dicho que no estás viviendo la vida que quieres vivir, ¿verdad? Y que no crees que sea
cuestión de chasquear los dedos ¿verdad? Pero realmente no es mucho más difícil (puedes
leer Enfocar Intencionadamente: Tu Felicidad, Tu Éxito, y la Ley de la Atracción).
Una vez más el principal ingrediente es la actitud. Imposible, ¿dices? ¿El contenido de este
artículo es simplemente ridículo? Ya ves, ahí lo tienes: actitud. ¿Vamos a darle una
oportunidad, dices? Vamos a seguir leyendo para ver lo que quiere decir la autoro de este
artículo. Date cuenta de que si esa es tu decisión, también eso dice algo de tu actitud.
Eligiendo tomar la decisión que tienes una elección
Así que ¿cómo haces para pasar de vivir la vida que no quieres a vivir a la vida que sí quieres
vivir? ¿Cómo comenzar a creer en ti mismo si realmente no crees? ¿Cómo dejar de tener
relaciones agonizantes o trabajos pésimos? Uno de los libros que recomendé en mis boletines
del 2006 fue “Choice Theory” de William Glasser. El doctor Glasser y yo coincidimos en
muchos de los temas a los que me he referido en los últimos años, como sabréis quienes
seguís mis boletines o mi programa semanal de radio, en particular, con este asunto de elegir
(puedes ver también el artículo Eligiendo Alternativas: Haciéndonos Responsables por
Nuestras Vidas). Si tu comienzas a abrirte a la posibilidad de que cada pensamiento,
sentimiento, acción y reacción que tienes no es sólo tu responsabilidad sino también tu
elección, comenzarás a entender la magnitud de la idea: si no estás viviendo la vida que
quieres vivir, también es tu elección – sin importar las condiciones de tu educación, tus
circunstancias, tu pareja, o la salud que tengas - que tu vida no sea lo que tu hubieras deseado
que fuera.
Carl Gustav Jung lo explicó así: El libre albedrío es la habilidad de hacer con gusto lo que debo
hacer.
Elegir y Enfocar
Así que, ¿qué puedes hacer ahora mismo, hoy, en este mismo momento para empezar a
cambiar tu vida y que esté más alineada con lo que te gustaría ver en tu vida? Enfócate en lo
que quieres, no en lo que no quieres. Enfócate hacia donde quieres ir, no hacia donde crees
que deberías ir si las cosas no funcionan bien. Enfócate en el mejor resultado posible, incluso
si todavía no sabes como llegar hasta allí. Enfócate en lo que te corte la respiración, enfócate
en lo que te acelere el pulso, enfócate en lo que haga que tu corazón palpite cuando pienses
en ello, pero no te enfoques en tus miedos de que puede que nada funcione. Cuando tu mente
entra en el espacio donde te encuentras a ti mismo pensando en qué podría no funcionar, o
qué terribles consecuencias podrían suceder si no consigues eso o alcanzas aquello antes de
finales de mes, o en cinco meses o en diez años o antes de cumplir los 25, los 40 o los 72, date
cuenta a dónde tu mente te está llevando y comienza a ejercitar totalmente un nuevo músculo
que te permitirá elegir los pensamientos que tienes en todo momento. Tan pronto como
reconozcas que tus pensamientos van en direcciones que no tienen que ver con tus propósitos,
enfoque y actitud, elige cambiar la dirección de esos pensamientos. La decisión de enfocarte
de forma distinta es únicamente tuya. Al tomar esta decisión los cambios comenzarán a ocurrir
en tu vida.
Recuerda que aquello en que te enfocas inicialmente podría necesitar algún ajuste. Un escultor
puede tener la visión de su obra de arte terminada con sus ojos mentales, pero mientras
comienza a preparar el mármol y a trabajar sobre él, debido a las vetas del material, o debido
quizá a los cambios que se asientan en la mente del escultor, mientas crece y madura, la
versión final puede variar un poco, o mucho, desde su visión original. No hay nada malo en
ello, siempre que aprendas a ajustar sobre la marcha, recordando siempre que el ajuste debe
estar alineado con tu propósito, un enfoque y una actitud positivos.
Tu vida es un reflejo de tu ser interior, tus pensamientos y sentimientos, y sobre todo de las
decisiones que tomes en cada momento. Aprende esto, úsalo, observa cómo esas decisiones
comienzan primero a marcar pequeñas diferencias que luego serán cada vez mayores a lo
largo de tu vida, y comienza vivir la vida que tu quieres vivir. Nunca es demasiado tarde para
empezar.
Gabriella Kortsch es doctora en psicología, se dedica al coaching integral, a la
hipnoterapia clínica, al coaching de parejas, y es escritora y conferenciante
profesional. Emite un programa semanal de radio (en inglés) desde 2003 en la
Costa del Sol en España, que también se puede oír en el Internet o como clips de
audio en su portal. Ella trabaja con clientes para llevarlos hacia un mayor éxito
personal, profesional y de pareja utilizando un enfoque integral basado en el
desenvolvimiento del potencial humano. También ofrece talleres en el campo del
desarrollo personal en España e Inglaterra. Suscríbete y motívate con su boletín
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