métodos de bajo estrés para mover el ganado en pasturas

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MÉTODOS DE BAJO ESTRÉS PARA MOVER EL GANADO EN PASTURAS, PARCELAS Y
CORRALES DE ENGORDE
For Temple Grandin, Jennifer Lanier y Mark Deesing
Departamento de Ciencia Animal
Colorado State University
Fort Collins, Colorado 80523-1171
Bud Williams es un reconocido experto en manejo de animales, que a lo largo de muchos años
ha puesto en práctica y enseñado métodos para mover ganado con un bajo nivel de estrés. Para
quienes lo conocen y lo han observado trabajar con el ganado, o han concurrido a una de las
tantas clínicas que él ha efectuado a lo largo de EE.UU. y Canadá, es evidente que esos
métodos funcionan. Lo que Bud Williams hace parece mágico. Sin embargo, muchos de los que
han tratado de aplicar sus métodos terminan frustrados, y abandonan sus intentos porque no
logran que les den los resultados esperados. En nuestra opinión, este problema se origina en la
falta de claridad de las instrucciones.
Es función de los especialistas en comportamiento animal interpretarlo y traducir a un lenguaje
claro la causa de las conductas y de las motivaciones que están detrás de cada una de ellas.
Durante años, hemos estado interesados en el método de Bud Williams para mover el ganado,
porque los métodos de bajo nivel de estrés en el manejo de los animales mejoran tanto su
productividad como su bienestar. Por ejemplo, en una explotación de cría vacuna, cuando se
lleva a los animales de la pastura a los corrales, o cuando se los mueve dentro de una rotación
de parcelas en pastoreo, las vacas que se ponen nerviosas y corren descontroladas cuando se
las arrea pueden perder sus terneros, o bien éstos pueden sufrir mucho estrés y tener menores
ganancias de peso hasta el destete. El movimiento descontrolado y alocado del ganado provoca
estrés a los animales, desgasta y rompe las instalaciones y los alambrados, y genera una mayor
incidencia de lesiones tanto a los vaqueros como a los animales. El movimiento lento y calmo del
ganado en los corrales de engorde también puede aminorar el estrés, reducir las enfermedades
y permitir que los animales retornen rápidamente a su régimen de alimentación. El ganado que
corre descontroladamente por los callejones hacia los corrales de trabajo ya está estresado,
antes de ser expuesto a un nuevo estrés cuando se lo inmoviliza para someterlo a los
tratamientos veterinarios habituales. Si se quiere disminuir el estrés y aumentar la productividad,
es muy importante que el ganado reciba un tratamiento calmo y tranquilo en todos los aspectos
del manejo. Los métodos desarrollados por Bud Williams para el movimiento calmo y lento del
ganado en las pasturas pueden ser definidos como una relación de estímulo y respuesta. El
"estímulo" es una persona que simula un comportamiento de acecho propio de un predador, el
cual suscita en el ganado el comportamiento de evitar al predador. El comportamiento de acecho
representado por la persona se asemeja a la conducta de un predador de ganado, como el león
o el lobo. En primer término, el predador localiza a la manada. Luego, comienza un lento
relevamiento de la manada, caminando en sentido circular alrededor de ella para detectar a los
miembros más débiles o viejos. La conducta del predador, dando vueltas alrededor de la
manada, provoca ansiedad a sus integrantes. El ganado se torna incómodo, mientras espera un
ataque del predador, y comienza a juntarse. La incomodidad y leve ansiedad antecede al miedo
y a la fuga que suscita un ataque concreto. Es importante tener presente, antes de intentar el uso
de estos métodos, que éstos funcionan sobre la base de a la ansiedad y no del miedo. Los
métodos utilizados por Bud Williams para mover manadas de ganado vacuno en pasturas, o para
mover lotes de animales en grandes corrales para engorde, son fáciles de aprender si se tiene
paciencia y se toma el tiempo necesario. El trabajador ganadero se debe mover a la velocidad
normal con que camina (como lo haría un predador al acecho), y no debe haber ningún ruido, ya
sea silbidos, gritos o golpes de látigo. Si los animales comienzan a correr, estos métodos no
funcionarán, pues sólo dan resultado si los animales están levemente ansiosos, y no asustados
al extremo de fugarse a la disparada para alejarse de uno. Si los animales se ponen nerviosos y
comienzan a correr al primer intento, se los debe dejar tranquilizarse durante no menos de 30
minutos antes de volver a intentarlo. Las maniobras del vaquero deben ser regulares y
controladas, sin incurrir en movimientos bruscos ni sacudir los brazos.
Estos métodos funcionan mejor con animales que tienen una zona de fuga amplia. Hemos
tratado de aplicarlos en un lote grande de animales amansados por el engorde a corral, sin éxito
alguno. Es muy difícil suscitar una conducta evasiva en ganado manso, que ha tenido contacto
prolongado con la gente. El ganado manso puede a menudo ser movido poniéndose a la cabeza
de ellos. Los movimientos de los vaqueros pueden ser facilitados por algunos fenómenos que
varían según la hora del día. Por ejemplo, cuando el ganado pastorea activamente tiende a
dispersarse, mientras que el ganado que está descansando entre comidas tiende a agruparse.
Hay tres pasos en el proceso de mover ganado en pasturas grandes:
Juntar los animales en un grupo abierto: Este paso es el más importante. La mayor parte de la
manada debe haberse juntado en un grupo abierto antes de intentar moverlo hacia algún lado.
Según el tamaño de la manada, el carácter arisco o manso del ganado, y la topografía, se
necesitarán entre 5 y 20 minutos para inducir a la manada a formar un grupo abierto. Esto se
consigue aplicando una presión muy leve en el límite de la zona de fuga colectiva, para inducir a
los individuos a juntarse en un grupo abierto. El vaquero deberá localizar el núcleo mayoritario de
la manada, y comenzar a hacer una serie de movimientos hacia atrás y hacia adelante contra el
borde de la manada. El movimiento se asemeja al de un limpiaparabrisas de automóvil.
Figura 1: Movimiento del vaquero para inducir el agrupamiento abierto del ganado
El arco del movimiento en zig-zag no debe exceder un cuarto de círculo. NO DAR
VUELTAS ALREDEDOR DE LOS ANIMALES. El movimiento debería ser en líneas rectas o
con curvas muy suaves.
El vaquero puede inducir a moverse a los animales que están en la parte de atrás de la manada
clavándoles la mirada con una postura de predador. Esto simula la conducta inicial del predador
al acecho, que le toma las medidas a la manada. Al mismo tiempo, la persona debe mantenerse
en constante movimiento hacia un lado y hacia el otro, pues si se deja de moverse o permanece
demasiado tiempo en el punto ciego de los animales, éstos podrán darse vuelta para tenerlo a la
vista. En pasturas abiertas, es importante tomarse todo el tiempo necesario. Para juntar la
manada en un grupo abierto, se pueden necesitar entre seis y veinte movimientos amplios en
zig-zag, de 100 metros o más cada uno. Los patrones de movimiento de un ganadero en una
pastura grande o en otro tipo de espacio abierto son mucho más amplios que los de una persona
que trabaja en espacios reducidos, como los callejones o corrales de engorde. Los animales
dispersos en grandes superficies requieren movimientos mayores que los que ya están juntos en
espacios pequeños. Los movimientos de ida y vuelta del ganadero deben ser constantes, y
deben extenderse hacia los costados lo suficiente como para que puedan verlo los animales que
van adelante (Figura 1).
Los animales que están apartados hacia los costados de la pastura serán atraídos por la manada
a medida que se va formando el grupo abierto. Los animales escondidos en el matorral o el
monte también van a ser atraídos hacia la manada, pues buscarán la seguridad que ésta les
ofrece. No hay que salir a perseguir a los animales dispersos.
Es muy importante que el ganadero resista la tentación de presionar al ganado para que se
agrupe rápidamente. Es bueno recordar que en esta etapa se procura causar una ansiedad leve
a los animales mediante la simulación de una conducta predatoria de acecho. Esta conducta
provoca ansiedad, y ésta hace que los animales busquen juntarse para estar seguros. Tal
ansiedad surge antes del miedo y la reacción de fuga que provocan los ataques del predador.
Hay que tomarse el tiempo necesario para permitir que los animales se junten, y que los terneros
encuentren a sus madres.
Iniciar el movimiento de la manada: Una vez que la mayor parte de la manada se ha juntado en
un grupo abierto, se puede aumentar la presión sobre la zona colectiva de fuga para iniciar el
movimiento en la dirección deseada.
Figura 2: Iniciación del movimiento en la dirección deseada
El ganadero prosigue su movimiento de ida y vuelta, pero presiona a la manada desde más
cerca para inducirla a moverse hacia adelante. Este movimiento hará que la manada comience a
extenderse a lo largo.
El ganadero debe diferenciar entre el movimiento "bueno" y el movimiento "malo" del ganado.
Cuando el movimiento es "bueno", el ganado puede ser arreado fácilmente en la dirección
deseada, pues todos los animales están encaminados en un mismo sentido y se mueven
suavemente. Se parecen a un grupo de animales que camina hacia una aguada, o que hace
cualquier otro movimiento grupal voluntario en medio de una pastura amplia. En un grupo grande
de animales, el movimiento "bueno" comienza con un animal, y otros animales lo siguen
gradualmente. El movimiento "bueno" atrae a los otros animales a seguirlo, y el malo, por el
contrario, impide que otros animales lo sigan de manera ordenada. Hay dos tipos de movimiento
"malo":
Los animales se disparan, se cortan hacia atrás, y otros movimientos nacidos del pánico.
Los animales dejan de moverse como una corriente ordenada en la dirección deseada.
Las señales iniciales del mal movimiento son las frenadas, los vaivenes hacia donde hay
movimientos, o los animales que comienzan a darse vuelta hacia el ganadero, en vez de seguir
en la dirección deseada. La forma extrema del mal movimiento es el remolino. El buen
movimiento puede interrumpirse cuando los animales tratan de ubicar la posición del ganadero.
Esta es una reacción natural de las especies de presa para protegerse de los predadores:
quieren saber dónde está el atacante y cuáles son sus intenciones. Los animales se darán vuelta
para mirar a la persona o al perro que se ubique en su punto ciego, detrás de su cola, o que
quede afuera de su zona de fuga. Las personas no deberían estar más que momentáneamente
en el punto ciego de cualquier animal, para lo cual la solución es caminar atravesándolo.
Para que el grupo se mueva, la presión debe ser aplicada a la vez sobre la zona de fuga
colectiva y sobre los animales que integran la manada en movimiento. Cuando un animal
responde a la presión del ganadero sobre la zona de fuga, éste debe cesar inmediatamente su
presión o cambiar la dirección de su movimiento para aflojar la presión. Esto recompensa al
animal por moverse en la dirección deseada, de modo que es más probable que el animal
continúe ese movimiento. Cuando el movimiento deseado se debilita, el ganadero deberá aplicar
presión nuevamente. Cada vez que se trabaja con los animales, se les está enseñando a
moverse. Se les puede enseñar a ser fáciles de trabajar, y a tener buen movimiento, o se les
puede enseñar a ser difíciles y a tener mal movimiento.
Controlar la dirección del movimiento:
Los animales deberán estar todos marchando en la misma dirección antes de hacer cualquier
intento de cambiar la dirección de avance de la manada. Una vez que se ha iniciado un buen
movimiento, el ganadero podrá controlar la dirección del mismo, moviéndose hacia la izquierda
cuando quiera que el ganado gire hacia la derecha, y viceversa.
Figura 3: Para mantener el movimiento en la dirección deseada, el ganadero sigue trabajando en
zig-zag sobre la retaguardia de la manada
Un principio básico es alternar entre la penetración y la retirada de la zona de fuga del animal.
Otros patrones de maniobra se exhiben en otras partes de nuestra página web (
www.grandin.com ).
Cuando el ganado debe pasar por una puerta, el ganadero debe retroceder para aliviar la presión
sobre la zona de fuga colectiva. El movimiento de salida de animales de parcelas pequeñas y
corrales puede ser controlado usando un movimiento en forma de T.
Figura 4: Para que el ganado no se dispare al cruzar una puerta, una persona puede controlar el
movimiento desde atrás de dicha puerta
Figura 5
El ganadero se debe mover acercándose y alejándose alternadamente de los animales, cerca de
la puerta por donde deben pasar. Primero entra en la zona de fuga, al acercarse o al caminar
hacia los animales en sentido contrario al de su avance, y luego, sale de la zona de fuga al
alejarse de los animales o al caminar en el mismo sentido en que ellos avanzan. En esta
posición, el ganadero actúa como una válvula que regula el movimiento de la manada, y así
previene la rotura de cercos. El control del movimiento de los animales al pasar por una puerta
también contribuirá a impedir que las madres pierdan a sus crías, y a enseñar al ganado a
aceptar que las personas controlen sus movimientos.
REDUCIR EL MIEDO AUMENTA LA PRODUCCIÓN DE LECHE
Por Temple Grandin
La gente ha sabido durante mucho tiempo que el manejo rudo y el estrés perjudican al ganado
lechero. Hace más de 100 años, W.D. Hoard, fundador de Hoard's Dairyman , escribió que la
gente que trabaja con vacas lecheras debería tener paciencia y benevolencia. Sabía que el
tratamiento rudo disminuía el flujo de leche. De la misma manera, Jack Albright, profesor emérito
de la Universidad de Purdue, señaló que las vacas lecheras mansas y dispuestas a acercarse a
la gente darán más leche. A pesar de estos hechos bien conocidos, la gente ha olvidado el
mensaje de Hoard y Albright.
A lo largo de los años, los investigadores han documentado, usando métodos estadísticos, los
efectos perjudiciales del manejo rudo. De hecho, asustar a una vaca o pegarle puede reducir la
producción de leche un 10%. Las vacas que tienen miedo a la gente son menos productivas,
demostró el australiano Paul Hemsworth. El miedo fue medido según el grado de inquietud que
mostraba una vaca cuando una persona estaba cerca de ella durante el ordeño. Las vacas que
evitaban a la gente y que se mostraban inquietas cuando había una persona cerca tenían menos
producción de leche. Más aun, sus observaciones en una granja lechera grande indicaron que
las vacas mansas daban más leche.
Cómo se forma la memoria del miedo
¿Qué hace que una vaca tenga miedo de la gente? Los animales tienen excelente memoria de
sus experiencias, tanto buenas como malas. Investigaciones de Joseph LeDoux, de la
Universidad de Nueva York, sobre el cerebro animal, han demostrado que los animales tienen
recuerdos imborrables de sus experiencias de miedo. La memoria del miedo se ubica en un lugar
del cerebro llamado las amígdalas, que son la parte inferior y más primitiva del cerebro, debajo
de la corteza.
Los recuerdos ligados al miedo son permanentes. En los tiempos en que los bovinos eran
animales salvajes, era más probable que sus predadores se los comieran si no recordaban
adonde habían visto a un león. Con el tiempo, los animales pueden aprender a superar un
recuerdo del miedo, y asustarse menos del lugar en que tuvieron una experiencia atemorizante.
Pero solamente pueden superar ese recuerdo del miedo, jamás lo podrán borrar. Por ello, el
esfuerzo debe apuntar a prevenir recuerdos del miedo.
Los vacunos, como otros animales, tienden a desarrollar recuerdos del miedo que están ligados
tanto a lugares malos como a objetos prominentes. Es muy probable que adquieran miedo a un
lugar específico, o a una persona que usa cierto tipo de vestimenta, si ellos están asociados a
una experiencia dolorosa o atemorizante.
Sería muy perjudicial para la producción de leche que la vaca adquiriera miedo a la sala de
ordeño. Es esencial que la primera experiencia de una vaquilla en la sala de ordeño sea buena.
La primera experiencia marca una gran impresión en los animales. Si una vaquilla se cae o
recibe un choque de picana eléctrica la primera vez que entra a la sala, es posible que desarrolle
un recuerdo del miedo asociado a ese lugar.
Investigaciones realizadas con ratas demuestran el poderoso efecto que tiene la formación de un
recuerdo del miedo. Se colocó a ratas en un laberinto, y se les permitió explorar todos los
pasillos. Si una rata recibía un choque eléctrico la primera vez que entraba a un pasillo nuevo,
jamás volvería a entrar al mismo. Por otro lado, cuando una rata entraba a un pasillo varias
veces y siempre hallaba comida, esto le producía un recuerdo positivo. Si recibía un choque
eléctrico después de la quinta vez de haber entrado, y todavía encontraba comida, la rata
probablemente seguiría entrando a ese pasillo.
Si un animal tiene una experiencia dolorosa o atemorizante la primera vez que está en un lugar
nuevo, el recuerdo del miedo estará asociado a ese lugar. Sin embargo, si esto le sucede en un
lugar conocido que hasta entonces ha sido seguro, lo más probable es que el vacuno asocie la
mala experiencia con alguna otra cosa, como ser una persona que lleva un impermeable
amarillo. El recuerdo del miedo quedará ligado al impermeable amarillo y no al lugar, y podrá
aflorar nuevamente en cualquier situación en que la vaca vea un impermeable amarillo.
Cómo entrar las vaquillas a la sala de ordeño
Se debe tener cuidado de asegurar que nada malo ocurra a una vaquilla nueva la primera vez
que entra a la sala. Los animales son naturalmente temerosos de los lugares nuevos. Si el
animal es lanzado bruscamente a la nueva experiencia, lo más probable es que tenga miedo.
Para presentar a los animales un lugar nuevo sin provocarles estrés, una de las mejores formas
es dejarlos que la exploren voluntariamente. En granjas lecheras pequeñas, se puede dejar que
las vaquillas nuevas exploren la sala de ordeño y caminen dentro de ella antes de parir. Es
posible que esto no sea práctico en granjas grandes.
Investigadores franceses han descubierto que las terneras que han sido manejadas
frecuentemente por personas (y que han tenido experiencias favorables con éstas) se convierten
más adelante en vacas más tranquilas, que tienen una distancia de fuga más pequeña.
En una granja lechera grande, se podría contratar una persona para que maneje a las terneras y
las trate como mascotas. Es indispensable que se trate de una persona tranquila y protectora.
Una vez que las vaquillas crecen, se las podrá seguir amansando y apaciguando haciendo que
una persona camine todos los días dentro de sus corrales. Eso hará que aprendan a reconocer
la voz y la forma de caminar de esa persona. Quien haga este trabajo debería también usar la
misma vestimenta que los operarios de la sala de ordeño, por ejemplo, un delantal amarillo. Esto
ayudará a que las vaquillas asocien la ropa del ordeñador con una buena experiencia. Cuando
vayan por primera vez a la sala de ordeño, serán calmadas por el sonido y la vista de una
persona conocida, atenta y de su confianza.
A veces, las vacas necesitan tratamientos veterinarios que pueden causarles algún dolor o
molestia. Es importante que esas experiencias no queden asociadas al ordeño. Para ello, nunca
hay que dar una inyección cuando la vaca está en su puesto de ordeño: hay que llevarla a una
zona de tratamiento veterinario. De esta forma, la vaca aprende que el resto de la granja es
"seguro".
Dentro de lo posible, los ordeñadores no deben dar inyecciones. En caso contrario, el ordeñador
deberá usar una vestimenta muy diferente, por ejemplo, sacarse el delantal amarillo y ponerse
un gran sombrero azul. Así, las vacas aprenderán que pueden estar tranquilas cuando ven el
delantal amarillo, y solamente se pondrán ansiosas cuando observen el sombrero azul. Este
sombrero debería ser algo realmente insólito, que nadie querría usar en circunstancias normales.
Después de usarlo, habría que guardarlo en un lugar donde las vacas no puedan verlo. Esto
dará resultado siempre que la vaca no haya tenido una mala experiencia con delantales
amarillos cuando era ternera. Las vacas no reconocen caras humanas; reconocen lugares,
olores, voces, vestimentas llamativas y algunos objetos.
Los recuerdos son como fotografías
Como los animales no tienen lenguaje, almacenan sus recuerdos como fotografías en un álbum,
o como mensajes cortos en una grabadora. Por ejemplo, si una vaca adquirió miedo a los
impermeables amarillos cuando era ternera, todo aquello que se asemeje a un impermeable
amarillo podrá atemorizarla. Este miedo se podría extender a los delantales amarillos.
Básicamente, la vaca coteja lo que está viendo u oyendo con los recuerdos del miedo que hay
en su cerebro.
Algunos encargados de granjas lecheras han comprobado que los cepos para sujetar a las vacas
del cuello aumentan los niveles de estrés. Esto puede deberse a los métodos empleados la
primera vez que los aplica a las vacas. Antes de aplicarlo, siempre hay que hacer que los
animales los asocien con la comida. Si el cepo es asociado con inyecciones, es más probable
que la vaca le tenga miedo. Para evitarlo, la primera experiencia del animal en el cepo debe ser
alimentarse. Si los terneros son entrenados con suavidad a comer en los cepos, lo más probable
es que no los asocien con inyecciones, aun en el caso de que hayan recibido inyecciones
estando en el cepo.
Es más probable que las vacas asocien las inyecciones con objetos tales como un estuche rojo
que contiene las agujas. Mientras no vean ese estuche, estarán en calma.
Decía W.D. Hoard: "La regla a ser cumplida siempre en mi granja lechera con los animales,
jóvenes o viejos, es la paciencia y la amabilidad. La utilidad de una persona con los animales
cesa en el instante en que pierde la calma y les imparte un trato rudo. Las personas deben ser
pacientes. Los vacunos no son seres que razonan. Recuerden que este es el Hogar de las
Madres. Traten a cada vaca como una Madre debería ser tratada. Dar leche es una función de la
Maternidad; el trato rudo disminuye el flujo. Eso me hiere a mí tanto como a la vaca. Tengan
siempre presentes estas ideas al trabajar con mi ganado."
La sabiduría de W.D. Hoard ha sido comprobada por la ciencia. Los científicos han trazado los
circuitos del miedo en el cerebro, y saben cómo operan dichos circuitos. Los administradores de
granjas lecheras pueden usar esta información para entrenar a sus empleados acerca de la
importancia de tratar bien a las vacas lecheras.
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