lecturas 1a semana de enero de 2016 Estimado amigo y colega. Bienvenidos a las lecturas del año 2016 Un afectuoso saludo de año nuevo y los deseos de que tengan lluvia de éxitos en su vida. Un abrazo Robinson Salazar y Nchamah Miller INDICE LIBROS, REVISTAS, VIDEOS Y OTROS NOTICIAS EN CORTO Y ART{ICULOS CON FOTOS, VIDEOS, GR{AFICAS O CUADROS ARTICULOS DE AN{ALISIS Y COYUNTURA EL MUNDO EN NOTICIAS LIBROS, REVISTAS, VIDEOS Y OTROS Noticias de CELAG: Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica http://www.celag.org/# Biblioteca mínima del CELAG http://www.celag.org/libros-y-publicaciones/ EURE - Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales. Vol. 42, núm. 125 (2016) http://www.eure.cl/index.php/eure/index Revista ContrahegemoníaWebApuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular http://contrahegemoniaweb.com.ar/ dossier sobre el agronegocio en perspectiva de las Ciencias sociales, en la revista “Teoría e Cultura”. http://teoriaecultura.ufjf.emnuvens.com.br/TeoriaeCultura/issue/view/263/showToc Biodiversidad Estimadas amigas, estimados amigos: volvemos a encontrarnos con las Novedades Nº 476 del sitio Biodiversidad en América Latina y el Caribe (http://www.biodiversidadla.org) de la última semana. En este primer envío del año, queremos recomendarles dos artículos. Uno que nos habla de la posible fusión de dos gigantes corporativos, Monsanto y Syngenta, que se unen para seguir haciendo negocios con sus venenos. Dice Silvia Ribeiro, en Canibalismo corporativo: lo que sigue, “si esas fusiones se permiten, vamos hacia nuevos oligopolios que controlarán semillas, variedades, agrotóxicos, fertilizantes, maquinarias, satélites, datos informáticos y seguros. Y que dañarán, contaminándolas y por otras vías, a las opciones reales para la alimentación y el clima: la producción campesina, descentralizada, diversa, con semillas propias, que son quienes alimentan a la mayoría de la población.” Pero por el otro lado, compartimos con alegría el texto de la nueva Ley de Semillas de Venezuela, que declara tener “por objeto preservar, proteger, garantizar la producción, multiplicación, conservación, libre circulación y el uso de la semilla, así como la promoción, Investigación, Innovación, distribución e Intercambio de la misma, desde una visión agroecológica Socialista, privilegiando la producción nacional de semillas, haciendo especial énfasis en la valoración de la semilla Indígena, afrodescendiente, campesina y local, contraria a las patentes y derecho de obtentor sobre la semilla, prohibiendo la liberación, el uso, la multiplicación, la entrada al país y la producción nacional de semillas transgénicas con el fin de alcanzar y garantizar la seguridad y soberanía agroalimen taria, el derecho a una alimentación sana y nutritiva, la conservación y protección de la diversidad biológica, así como la preservación de la vida en el planeta.” Fraternalmente, Lucía M. Vicente Carolina Acevedo María Eugenia Jeria Carlos A. Vicente Acción por la Biodiversidad http://www.biodiversidadla.org [email protected] Seguinos en Facebook Donar a la Alianza Biodiversidad La ReformaUniversitaria en elsiglo XXI http://es.scribd.com/doc/101978213/La-Reforma-Universitaria-Hoy-Nestor-Kohan Ya está disponible para descargar el nº 60 de Todo por Hacer (Enero 2016) http://www.todoporhacer.org/http://www.todoporhacer.org/wpcontent/uploads/2015/12/Todo-por-Hacer-n%C2%BA-60-enero-20161.pdf Revista Resistencia del Bloque Martín Caballero de las FARC-EP Diciembre de 2015http://resistencia-colombia.org/index.php/farc-ep/revista-resistencia/bmc/4162-revistaresistencia-del-bloque-martin-caballero-de-las-farc-ep-diciembre-de-2015 Manual de Metodología de la Investigación Científica http://repositorio.uladech.edu.pe/bitstream/handle/ULADECH_CATOLICA/226/Manual_interno_ metodologia_investigacion.pdf Opción dos: http://www.reddolac.org/profiles/blog/show?id=2709308%3ABlogPost%3A509125&xgs=1&xg_so urce=msg_share_post Libro: Nuevas tendencias y desafíos de la gestión escolar http://educared.fundacion.telefonica.com.pe/wp-content/uploads/2015/12/Libro-HugoCompleto.pdf Libro: La verdadera utilidad de un posgrado Opción 1: http://www.reddolac.org/profiles/blog/show?id=2709308%3ABlogPost%3A508548&xgs=1&xg_so urce=msg_share_post Opción 2: http://www.multiversidadreal.edu.mx/images/libros/libro-edicion-restringida-descubra-laverdadera-utilidad-de-un-posgrado.pdf MEGA-REGIONALISMO: UNA NUEVA CONFIGURACIÓN DEL COMERCIO INTERNACIONAL http://www.unitedexplanations.org/2016/01/05/mega-regionalismo-una-nueva-configuraciondel-comerciointernacional/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+unitede xplanations+%28United+Explanations%29 Marx de Vuelta. Hacia una teoría crítica de la modernidad/ Nuevas perspectivas sobre Marx, Postone y la teoría crítica. https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/13808810/Marx_de_Vuelta._Hacia_una_teor%C3%ADa_cr%C3%ADtica_de_la_modernida d Naturaleza, Espacio y Tiempo de la Hegemonia. Una Revision del Concepto https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/2234889/Naturaleza_Espacio_y_Tiempo_de_la_Hegemonia._Una_Revision_del_Concepto El Trotsky de Zižek: una provocación necesaria. https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/19774888/El_Trotsky_de_Ziz_ek_una_provocacio_n_necesaria Estado, excedente y mediaciones en el pensamiento político de René Zavaleta https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/19777030/Estado_excedente_y_mediaciones_en_el_pensamiento_pol%C3%ADtico_de_Re n%C3%A9_Zavaleta Cooperar en Marruecos. Entre la acción y la construcción del estereotipo https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/19837980/Cooperar_en_Marruecos._Entre_la_acci%C3%B3n_y_la_construcci%C3%B3n_d el_estereotipo LA DESCENTRALIZACIÓN EDUCATIVA: ¿POLÍTICA EDUCATIVA O POLÍTICA FISCAL? https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/3539007/LA_DESCENTRALIZACI%C3%93N_EDUCATIVA_POL%C3%8DTICA_EDUCATIVA_O_P OL%C3%8DTICA_FISCAL Política, leyes y educación. Entre la regulación y los desafíos de la macro y la micropolítica https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/3475546/Pol%C3%ADtica_leyes_y_educaci%C3%B3n._Entre_la_regulaci%C3%B3n_y_los_d esaf%C3%ADos_de_la_macro_y_la_micropol%C3%ADtica Itinerarios de la hegemonía gramsciana en la obra de Nicos Poulantzas https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/16082745/Itinerarios_de_la_hegemon%C3%ADa_gramsciana_en_la_obra_de_Nicos_Poula ntzas En el campo de batalla: Louis Althusser y el estructuralismo https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/8183474/En_el_campo_de_batalla_Louis_Althusser_y_el_estructuralismo Breve introducción al pensamiento de Hegel https://www.academia.edu/t/a-Kz5VgqPpd3RK/13565590/Breve_introducci%C3%B3n_al_pensamiento_de_Hegel El control de las fronteras mexicanas https://www.academia.edu/t/evy2-KzZ3oYbYWe5y/19993755/El_control_de_las_fronteras_mexicanas La violencia en las escuelas de México https://www.academia.edu/19993727/La_violencia_en_las_escuelas_de_M%C3%A9xico Diagnóstico de la inseguridad y la justicia en Veracruz https://www.academia.edu/t/evy2-KzPhj24qY36B/19945611/Diagn%C3%B3stico_de_la_inseguridad_y_la_justicia_en_Veracruz La seguridad pública y la participación ciudadana en Veracruz https://www.academia.edu/19945505/La_seguridad_p%C3%BAblica_y_la_participaci%C3%B3n_ci udadana_en_Veracruz La seguridad pública local. Inseguridad, delincuencia y participación ciudadana en Ciudad Juárez https://www.academia.edu/20045679/La_seguridad_p%C3%BAblica_local._Inseguridad_delincue ncia_y_participaci%C3%B3n_ciudadana_en_Ciudad_Ju%C3%A1rez La militarización de la seguridad pública en México https://www.academia.edu/19945463/La_militarizaci%C3%B3n_de_la_seguridad_p%C3%BAblica_ en_M%C3%A9xico El campo de la violencia y el delito. El caso de Acayucan https://www.academia.edu/t/evy2-KzPhj24qY36B/19945665/El_campo_de_la_violencia_y_el_delito._El_caso_de_Acayucan Los consejos ciudadanos de seguridad en México https://www.academia.edu/t/evy2-KzPhj24qY36B/19945764/Los_consejos_ciudadanos_de_seguridad_en_M%C3%A9xico La inseguridad y la seguridad ciudadana en América Latina https://www.academia.edu/t/evy2-KzPhj24qY36B/19945783/La_inseguridad_y_la_seguridad_ciudadana_en_Am%C3%A9rica_Latina El laberinto de la seguridad ciudadana https://www.academia.edu/t/evy2-KzPhj24qY36B/19945793/El_laberinto_de_la_seguridad_ciudadana La gestión de la violencia en las escuelas de educación básica en Veracruz https://www.academia.edu/t/evy2-KzPhj24qY36B/19945814/La_gesti%C3%B3n_de_la_violencia_en_las_escuelas_de_educaci%C3%B3n_b%C 3%A1sica_en_Veracruz Veracruz en crisis, Tomo I (4) https://www.academia.edu/t/evy2-KzPhj24-qY36B/19945962/Veracruz_en_crisis_Tomo_I_4_ La experticia profesional en la judicialización de la violencia doméstica conyugal http://www.bibliotecafragmentada.org/la-experticia-profesional-en-la-judicializacion-de-laviolencia-domestica-conyugal/ Tribunal Internacional de derechos de las Mujeres http://www.bibliotecafragmentada.org/tribunal-internacional-de-derechos-de-las-mujeres/ Herramientas y portales digitales para la Investigación Científica http://www.reddolac.org/profiles/blog/show?id=2709308%3ABlogPost%3A397318&xgs=1&xg_so urce=msg_share_post Epistemología y metodología http://ens9004.mza.infd.edu.ar/sitio/upload/12-%20SAMAJA,%20J.%20-%20LIBRO%20%20Epistemologia%20y%20metodologia.pdf La esclavitud femenina http://www.bsolot.info/wp-content/uploads/2011/12/Stuart_Mill_JohnLa_esclavitud_femenina.pdf "El poder del campo. Los campesinos de Maipú durante el gobierno de Allende". Autor: Renzo Henríquez Guaico. https://es.scribd.com/doc/274245022/Renzo-Henriquez-Guaico-El-Poder-Del-Campo Orígenes de la guerra fría http://saladehistoria.com/Biblioteca/2012/05/04/origenes-de-la-guerra-fria/ Los anormales de M. Foucault https://mega.nz/#!uVcRDTZD!4_AtwRMhr4a1Q2uu90T5tss7DzjaUv7FsBtuspEdX_Q Sin Tierra: Construyendo Movimiento Social https://mega.nz/#!HNMAjBrY!GJiTfq-UfqmaO45t1Y9mgcl2UK1MvKcgmQxszheo5p4 1500 libros de Biblioteca digital de Uruguay http://www.oyejuanjo.com/2015/12/1500-libros-gratis-pdf-biblioteca-uruguay.html?m=1 Biblioteca Digital de Eric Hobsbawm http://saladehistoria.com/Biblioteca_Digital/libros-de-Eric-Hobsbawm.html Cuadernos de Historia No 16 http://saladehistoria.com/Biblioteca/?p=6095 "HISTORIA DE LAS MUJERES FILÓSOFAS" Autor: Gilles Ménage https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dM2VITHBZR2Rzblk/view?usp=sharing "LAS FILÓSOFAS" Autores: Giulio de Martino y Martina de Bruzzese https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dTGYwZjRDWW5XM0k/view?usp=sharing Revista Tessituras: de antropología y arqueología https://periodicos.ufpel.edu.br/ojs2/index.php/tessituras/index Revista PPGSA: Sociología y Antropología http://revistappgsa.ifcs.ufrj.br/v-05-n-03/ Anales de Antropología No 50 http://ow.ly/39CEpr ARQUEOLOGÍA DE LA VIOLENCIA: LA GUERRA EN LAS SOCIEDADES PRIMITIVAS" Pierre Clastres https://docs.google.com/file/d/0B14Synwe1mHzSUN0MWFyUnNDdW8/edit?pli=1 Nuevo número de la Revista Conflicto Social. Volumen 8. Nro. 14 (diciembre de 2015) Dossier: Luchas ideológicas, batallas culturales y conflicto social. http://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/CS/issue/current/showToc Sociedad civil y teoría política de Cohen y Arato http://www.consensocivico.com.ar/uploads/5415e0a7d91f9-CohenArato%20So.%20Civil%20y%20T.%20Pol%C3%ADtica%20(CC).pdf Filosofar como Sócrates https://l.facebook.com/l.php?u=http%3A%2F%2Fwww.mediafire.com%2Fview%2Fwhh6ibs9jbhcp 3j%2FOscar_Brenifier-Filosofar_Como_Socrates.pdf&h=cAQGKXt4f Manual de investigación en Ciencias Sociales https://mega.nz/#!rQUlEZwY!y8YEh93UErUBPPxt0AZLpZ64AFoIEu5tKxneQAzJU9o El cuarto paradigma http://www.uam.mx/casadelibrosabiertos/libroselectronicos/4toparadigma/4toparadigma.pdf El desarrollo de capacidades genéricas http://www.uam.mx/casadelibrosabiertos/libroselectronicos/descapgen/El_desarrollo_de_capaci dades_genericas.epub Teoría sobre la Ciudad en América Latina http://www.uam.mx/casadelibrosabiertos/libroselectronicos/TeoriassobrelaciudadenAmericaLati na-BlancaRebecaRamirezVelazquezyEmilio_DRM.epub Megalópolis ingobernables: más allá de las revoluciones urbanas http://www.uam.mx/casadelibrosabiertos/libroselectronicos/UAM_Megalopolisingobernables_vf_17-07-2015.epub Pensamiento crítico cubano contemporáneo http://www.clacso.org.ar/librerialatinoamericana/buscar_libro_detalle.php?id_libro=1031&campo=titulo&texto=Cuba Narrativa gráfica http://www.uam.mx/casadelibrosabiertos/libroselectronicos/NarrativaGrafica/narrativagrafica/as sets/common/downloads/NarrativaGrafica.pdf Tiempos para pensar Tomo I http://www.clacso.org.ar/librerialatinoamericana/libro_detalle.php?orden=nro_orden&id_libro=1058&pageNum_rs_libros=0&tota lRows_rs_libros=1036 Tiempos para pensar Tomo II http://www.clacso.org.ar/librerialatinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1059&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=10 36&orden=nro_orden Asalariados rurales en América Latina http://www.clacso.org.ar/librerialatinoamericana/libro_detalle.php?orden&id_libro=1071&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_li bros=1036 Hannah Arendt La promesa de la política http://www.mediafire.com/view/6kzm8kup59slc9v/Arendt_HannahLa_promesa_de_la_politica.pdf "ANTROPOLOGÍA FÍSICA: DISCIPLINA PLURAL" Josefina Mansilla Lory y Xabier Lizarraga Cruchaga (Coordinadores) https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dVkVfWURWYURGYkU/view?usp=sharing "FILOSOFÍA MAPUCHE" Ziley Mora Penroz http://www.folkloretradiciones.com.ar/literatura/Mora%20Penros%20Ziley%20%20Filosofia%20Mapuche.pdf "APRENDER A VER LA ESCULTURA AFRICANA: GUÍA DIDÁCTICA" Autor: Alfonso Revilla Carrasco. http://www.joaquinroncal.org/Files/es/UserFiles/File/01%20GUIA%20DIDCTICA%20PROFESORES. pdf ARTE TRIBAL AFRICANO http://huesca.unizar.es/documents/ARTETRIBALDELAFRICAOCCIDENTAL_CampusHuesca_UNIZAR _Cai.pdf "ARTES DE ÁFRICA, DE OCEANÍA Y AMÉRICA PRECOLOMBINA" Publicación mensual de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). http://unesdoc.unesco.org/images/0007/000784/078424so.pdf “ARTE, EDUCACIÓN Y PRIMERA INFANCIA: SENTIDOS Y EXPERIENCIAS” Patricia Sarlé, Elizabeth Ivaldi y Laura Hernández (Coordinadoras) http://www.oei.es/publicaciones/LibroMetasInfantil.pdf "DINASTÍAS REALES MAYA DEL PERÍODO CLÁSICO" http://www.famsi.org/spanish/mayawriting/calvin/royal_dynasties_es.pdf "TESOROS MAYAS: LAS SOCIEDADES PREHISPÁNICAS DE LA CUENCA DEL RÍO CHIXOY" Walter Burgos (Ed.) 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MATRIMONIOS INDÍGENAS Y CONVIVENCIA IN TER-RACI https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dc3I5R0pCdlF5d1k/view?usp=sharing "MESOAMÉRICA: ENSAYO HSTÓRICO CULTURAL" Román Piña Chan https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dMEZaY3FHaUtYMms/view "MAGIA Y SECRETOS DE LA MUJER MAPUCHE: SEXUALIDAD Y SABIDURÍA ANCESTRAL" Ziley Mora https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dRFhfOTAyTWZzTGc/view?usp=sharing "LO DEMONÍACO EN EL ARTE: SU SIGNIFICADO FILOSÓFICO" Enrico Castelli y Corrado Bologna https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dSnFJdHRiVlFDU1E/view?usp=sharing "QUÉ ES LA ANTROPOLOGÍA" Marc Augé y Jean-Paul Colleyn https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dUVRPblJOR3V5dUk/view?usp=sharing "ANTROPOLOGÍA CULTURAL" (Decimocuarta edición). Autor: Conrad Phillip Kottak https://jalintonreyes.files.wordpress.com/2011/05/kottak-conrad-antropologia-cultural.pdf "ANTROPOLOGÍA FEMINISTA" Lourdes Méndez https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dMnhOMU53cGt0cGs/view?usp=sharing "400 NOMBRES MAYAS PARA TUS HIJOS E HIJAS" Feliciano Sánchez Chan https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dbW9WZUhPS0ZaUE0/view?usp=sharing "EPIGRAFÍA MAYA: INTRODUCCIÓN AL MÉTODO DE YURY KNÓROSOV" Autora: Galina Ershova https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dRlVpUi1WNk5lWnM/view?usp=sharing "NOTAS SOBRE INVESTIGACIÓN Y REDACCIÓN" Autor: Raúl Rojas Soriano https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3daHNXWHhPMGJ6bWM/view?usp=sharing "LOS MAPUCHES DEL SIGLO XVIII" José Manuel Zavala Cepeda http://repositoriodigital.uct.cl/bitstream/handle/10925/502/MAPU_9789567019717_ZAVA_2011. pdf?sequence=1 "ECONOMÍA DE LA EDAD DE PIEDRA" Sahlins, Marshall https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dc20zQmVKWnNCRm8/view?usp=sharing MUERTE AL FILO DE OBSIDIANA: LOS NAHUAS FRENTE A LA MUERTE Eduardo Matos Moctezuma https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dWHd0cTlIdXBMQUE/view "EL SENTIDO DE LO SAGRADO EN LAS CULTURAS Y EN LAS RELIGIONES" Julien Ries https://drive.google.com/file/d/0Bw-3yPOp2B3dWVhCalA3bGVPYkU/view?usp=sharing "HISTORIA DE LA ESTÉTICA" Raymond Bayer https://drive.google.com/file/d/0B3Hnz_j5AY6meEtfd3dtSGhaRnM/view "LA VIDA SEXUAL DE LOS SALVAJES: DEL NOROESTE DE LA MELANESIA" Autor: Bronislaw Malinowski https://drive.google.com/file/d/0B3Hnz_j5AY6mR3U1cENtckRsSVU/view En busca del tiempo perdido 7. El tiempo recobrado Marcel Proust; http://www.medicinayarte.com/img/biblioteca_virtual_publica_deleuze_proust_tiempo_vii.pdf ¿Qué es hermeneutica? https://mega.nz/#!vQVy0LiJ!58Tj0RmGEYmMirUmRfXpAiwrsyYWcfZYhJf9lgRpLK4 "Antología del pensamiento crítico boliviano contemporáneo". Coordinadoras: Silvia Rivera Cusicanqui y Virginia Aillón Soria . http://ow.ly/WHN6W Industrias culturales y globalización. Un enfoque Histórico Estructural. https://t.co/sib5QbqYzU Biblioteca mínima de Estudios sobre la ciudad http://www.puec.unam.mx/design/pd Roudinesco Elisabeth-Nuestro Lado Oscuro https://l.facebook.com/l.php?u=http%3A%2F%2Fwww.mediafire.com%2Fview%2F4c5slzpcu58yqt 2%2FRoudinesco_Elisabeth-Nuestro_Lado_Oscuro.pdf&h=GAQE_vzHB VIRGINIE DESPENTES Teoría King Kong". http://porelpanyporlasrosas.weebly.com/uploads/1/1/8/1/11810035/virginie_despentes__teor%C3%ADa_king_kong.pdf MARIAROSA DALLA COSTA, SELMA JAMES. 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El poder de la mujer y la subversión de la comunidad" http://porelpanyporlasrosas.weebly.com/libros-on-line/libro-completo-el-poder-de-la-mujer-y-lasubversion-de-la-comunidad-mariarosa-dalla-costa-selma-james Sin garantías http://perio.unlp.edu.ar/catedras/system/files/stuart_hall_-_sin_garantias.pdf La invención de la tierra de Israel: De Tierra Santa a madre patria. Autor: Shlomo Sand Descarga: http://ow.ly/WrsHS Libro: ELOGIO de la PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA http://www.reddolac.org/profiles/blog/show?id=2709308%3ABlogPost%3A505756&xgs=1&xg_so urce=msg_share_post Opción 2/ http://prietocastillo.com/index.php?file=textos/libros/elogio_de_la_pedagogia_universitaria.pdf Mente, sociedad y conducta http://www.worldbank.org/content/dam/Worldbank/Publications/WDR/WDR%202015/Overview -Spanish.pdf biblioteca feminista (+70 libros), porque ya sabes: Las mujeres, que leen, son peligrosas. http://bit.ly/1O7Wl9X Digna rabia latinoamericana https://www.academia.edu/t/evy2-KAoQouW-35gin/20079849/digna_rabia_latinoamericana El zapatismo veinte años después. Análisis del contexto social y politico https://www.academia.edu/t/evy2-KAoSL1KfNkcW/20080017/El_zapatismo_veinte_a%C3%B1os_despu%C3%A9s._An%C3%A1lisis_del_contexto_social_y_politico Ramos, N. (2008). La ciudad de Dios en Santo Tomás de Aquino . Mar del Plata: Universidad FASTA http://goo.gl/1r3Rfn Pierre Broué, Comunistas contra Stalin: Masacre de una generación, Málaga: Editorial Sepha, 2008. 398 p. http://tinyurl.com/pf7b29l Revista Ideas de izquierda. Enero 2016 http://www.laizquierdadiario.com/ideasdeizquierda/ Revista Sin Permiso http://www.sinpermiso.info/ Reino de España: Las elecciones de la rabia, el miedo, la nostalgia…y el empate estratégico Antoni Domènech . Gustavo Buster . Daniel Raventós Todo el fondo de artículos de sinpermiso electrónico es de acceso libre y permanente. Y esta semana (3 enero de 2016) : CAPITALISMO EN 2016 «La mayor amenaza al capitalismo es el capitalismo mismo». Entrevista Yanis Varoufakis 2016: Un año para que la economía viva peligrosamente Larry Elliott Crisis, recuperación y capital Alejandro Nadal RENTA BÁSICA, LIBERTAD REPUBLICANA Libertad republicana, coyuntura de la propuesta de renta básica incondicional, situación económica, fraude fiscal... Entrevista Daniel Raventós ORIENTE PRÓXIMO, TURQUÍA Pronto hará cien años: Oriente Medio se agita todavía a causa de los pactos de la Primera Guerra Mundial Ian Black El movimiento kurdo por la autonomía en el sureste de Turquía: entrevista. Haydar Darici Por revelar sus manejos en Siria me metió en la cárcel Erdoğan Can Dürdun Los bonos de Israel: ¡qué buenos! Belén Fernández AMÉRICA LATINA La corrupción mata: empresarios y funcionarios kirchneristas condenados por la tragedia ferroviaria de 2012 Carlos Abel Suárez México: otro inocente en la cárcel Adolfo Gilly Venezuela: "La crisis económica estallará en 2016, hay que actuar ya". Entrevista Manuel Sutherland GRECIA Grecia: Tsipras patina sobre la delgada capa de hielo del memorándum Petros Papakonstantinou Grecia: Servidumbre de la deuda o el όχι Martina Goldenberg . Nicolás Vanoli MÚSICA, CINE Star Wars y la muerte del cine americano John Wight Hasta la vista, Lemmy Lee Ballinger REINO DE ESPAÑA Hijos de una guerra sin batallas Gregorio Morán Debate en el Comité Federal del PSOE. Dossier José Antonio Pérez Tapia . Manuel Castells . Armando Fernández Steinko Reino de España: Florentino Pérez convierte el Castor en un pato Lucía Navarro Gómez . Aleix Porta Alfons Godall y el concepto de belleza de un cierto catalanismo Patrycia Centeno El presupuesto de la Comunidad de Madrid para 2016: Cambios para que nada cambie Carlos Girbau Reino de España: Una medida unilateral inaceptable sobre el SMI y las pensiones CCOO . UGT Revista Viento Sur http://vientosur.info/ solo en la web • Análisis Crisis, desempleo, rentabilidad empresarial Álvaro Briales - Pablo López Calle (revistaeconomiacritica.org) • Entrevista a Anna Gabriel (CUP) "Ojalá pudiéramos explorar con En Comú el terreno del proceso constituyente" Oriol Solé Altimira • Métodos de acción Desobediencia civil Enric Prat • Arabia Saudita El efecto explosivo de una ejecución Redacción de A l´Encontre • Venezuela Breves trazos de la situación actual de la Revolución Bolivariana Zuleika Matamoros (aporrea.org) • América Latina 2015-1016: la centralidad del conflicto social Raúl Zibechi • Tras las elecciones del 20 D Los siete dilemas de 2016 Manuel Gari (blog.publico.es) • Entrevista a Franck Gaudichaud “Sin cambios radicales, es seguro que el Frente Nacional será gobierno en Francia” Patricio López • Entrevista a Gilbert Achcar El Estado Islámico no tiene nada de misterioso Faruq Sulehria • Crisis del Estado de Bienestar Repercusión sobre la situación sociolaboral de las mujeres Nuria Alonso - David Trillo (revistaeconomiacritica.org) • 2016 La redacción • El paro productivo La crisis como producción de desempleo para la reactivación de la rentabilidad empresarial Álvaro Briales y Pablo López Calle (economiacritica.org) • Reflexión tras el suicidio de Alan Profesorado, sistema educativo y acoso escolar: ¿Dónde estamos y qué está fallando? Gracia Trujillo. Mónica Redondo (eldiario.es) • Estado español Antes roja que rota Sabino Cuadra Lasarte • Turquía. Pueblo kurdo ¡Urgencia frente al carnicero Erdogan! Emre Öngün • Irán Protestas obreras y represión estatal Behrouz Farahany y Hushang Sepehr • Catalunya ¿Artur Mas reloaded? Josep Maria Antentas (Público.es) • Euskal Herria Los derechos de las personas presas y la política penitenciaria del gobierno español Sare • Euskal Herria Podemos y EH Bildu ante los retos de la política vasca Jose Ramón Castaños (Público.es) • Siria El barrio de Jobar Ziad Majed Portal anarquista http://www.portaloaca.com/ Libros del mes Mis Conversaciones Peter Anagrama; 350 páginas, 325 pesos almuerzos entre con Henry Buenos Aires, Jaglom y agosto Orson Orson de Welles Welles Biskind 2015. Durante sus tres últimos años de vida, Orson Welles (1915-1985) almorzaba frecuentemente en el bistró francés Ma Maison, de Hollywood, con su amigo, admirador y agente Henry Jaglom; con su permiso, éste –actor y cineasta– grababa las conversaciones que mantenían a lo largo del encuentro. Estas grabaciones permanecieron olvidadas durante decenios, hasta que el crítico Peter Biskind se las pidió a Jaglom, las transcribió laboriosamente y las editó: así nació este libro. Su origen, oral e informal, es lo primero que debe tener en cuenta el lector para no sorprenderse por la índole anárquica y banal de ciertos pasajes de las conversaciones, que abundan en anécdotas y chismes –eso sí, casi siempre sabrosos e hilarantes– del mundo del cine. Welles era un contador de historias excepcional, y no cuesta mucho detectar cuánto de su propia capacidad fabuladora impregnaba sus anécdotas en desmedro de su veracidad. Pero al margen de estos tramos ligeros aflora un valioso caudal de reflexiones sobre el quehacer cinematográfico y teatral, la política, la historia, el arte en general, sus películas y las de otros autores, particularmente en la segunda parte del libro, que recoge las charlas de los años 1984 y 1985. Son visiones certeras y penetrantes, como las que dedica a El tercer hombre o a su amado Shakespeare. El genio inmenso de Welles se muestra aquí en toda su desmesura, y junto con su lucidez y perspicacia afloran sus opiniones contradictorias, su arbitrariedad, sus filias y fobias, a veces fundadas, a menudo caprichosas: detesta a Hitchcock, que le parece absurdamente “sobrevalorado” (La ventana indiscreta, y más aun Vértigo, son para él películas pésimas), a Chaplin (califica a Tiempos modernos de “burda y vulgar e incapaz de conmover”), a Woody Allen, a Laurence Olivier, a los irlandeses-norteamericanos (pero “salva” a los que quiere argumentando que “sólo llevan un apellido irlandés”), a Elia Kazan –en este caso, razonablemente– por delator. Sin embargo, más allá de sus atrabiliarias opiniones y de su ego desbordado también asoma en estas conversaciones su vulnerabilidad: confiesa que trata de no leer los comentarios sobre su obra por si contienen malas críticas, y aclara que no es por arrogancia sino por cobardía, porque aunque parezca lo contrario, tiene una piel demasiado delgada. Sus últimos testimonios están dominados por su sueño de conseguir financiación para rodar El rey Lear, su ansiosa espera de una respuesta, que nunca llegará, por parte de productores franceses, o ingleses, o alemanes, o italianos, largas gestiones jamás concretadas, entusiasmos fugaces compartidos con su amigo y gran sostén Jaglom que luego dejan paso a la desesperanza. Es decir, una vez más, la tragedia que lo persiguió: la imposibilidad de obtener dinero para hacer cine de quien fue no sólo uno de los mayores cineastas de la historia sino uno de los más grandes artistas del siglo XX. Carlos Alfieri La Syriza: Mario Metrópolis; 160 Buenos páginas, tragedia ¿una Hernández Aires, mayo 180 de griega oportunidad? (compilador) 2015. pesos. Esta compilación de textos, artículos y entrevistas pretende arrojar algo de luz sobre la complejidad de la tragedia económica y social que vive Grecia desde 2009. Pensadores, activistas y periodistas, desde James Petras a Alain Badiou, analizan el nuevo escenario político que plantea para el sur de Europa la victoria electoral de Syriza. Para unos, Alexis Tsypras y la coalición que lidera suponen una oportunidad histórica no sólo para poner freno a las políticas ultraneoliberales que están destruyendo la economía helena, sino para subvertir la derechización de las democracias europeas. Para otros, Syriza ha demostrado ya la misma tendencia a la sumisión que mostraron sus predecesores ante los tecnócratas y banqueros de Berlín y Bruselas. Pero de algo no cabe duda: como Podemos en España, Syriza amplía el abanico de posibilidades políticas en una Europa encorsetada en la disciplina fiscal, que actúa como mecanismo para transferir la riqueza pública griega a la banca franco-alemana. El libro concluye con una comparación entre los casos de Grecia y Argentina a cargo de Claudio Katz. El economista apunta las mayores dificultades del país heleno: el derrumbe de su economía es aun más grave –Grecia sólo exporta turismo– y Atenas se ve forzada a negociar el canje de deuda no con acreedores privados, sino con una elite europea que parece dispuesta a hundir al pueblo griego si con ello boicotea el incipiente proceso de cambio político susceptible de expandirse por el Sur europeo. Nazaret Castro La Julián Ciccus/Imago 340 integración Mundi; desde Buenos páginas, Aires, octubre 290 de arriba Kan 2015. pesos. En este libro, sobre la base de una tesis doctoral defendida en la Universidad de Buenos Aires, el historiador Julián Kan analiza la relación entre la clase dominante, los gobiernos y los proyectos del MERCOSUR y el ALCA, en el período 19902006. Alejándose de las perspectivas que se focalizan en los acuerdos intergubernamentales y/o en la expansión de los mercados como el motor principal del avance de estas iniciativas de integración, el autor desarrolla la tesis de que lo fundamental son las demandas, intereses y acciones de los diversos grupos en general, y de la clase dominante en particular. Con un amplio repertorio teórico, que sintetiza debates en torno a las relaciones internacionales, la integración, las clases sociales y el Estado, Kan propone una periodización en la que se distinguen tres etapas: la de la integración comercialista (1990-1998), la de la crisis de esa perspectiva (1999-2003) y la del rediseño de la integración (2003-2006), en la cual se destacan la repolitización del MERCOSUR, a partir de una mayor convergencia con Brasil, y el rechazo del ALCA, proyecto de dominación hegemónica impulsado por Estados Unidos. Con abundante documentación, el autor reconstruye minuciosamente cuáles fueron los sucesivos posicionamientos de las corporaciones agropecuarias e industriales, las presiones que ejercieron y cómo fueron condicionando, en cada momento, las negociaciones en torno a las perspectivas de integración en pugna. Leandro Morgenfeld Los fundamentos retóricos de la sociedad Ernesto FCE; 176 Buenos páginas, Aires, octubre de 197 Laclau 2014. pesos. En este conjunto de ensayos editados de manera póstuma bajo el título de Los fundamentos retóricos de la sociedad, Ernesto Laclau (1935-2014) retoma varios ejemplos concretos (o sea, históricos) para explicar ideas centrales en su formulación, y lo interesante es que vuelve en muchos de estos artículos a revisar una lógica insinuada en trabajos anteriores como Misticismo, retórica y política (2002). Así, rápidamente vemos complejos temas como el funcionamiento de la lógica equivalencial para entender las posibilidades de agrupación de reclamos contingentes bajo una misma “bandera” atravesados por el estudio del funcionamiento del discurso del místico, quien habla de un ente del más allá que sólo puede ser vislumbrado a través de las figuras retóricas presentes en su discurso del “más acá”. ¿No insinúa cada situación política un cierre imposible (del conflicto, de la diferencia) en sí mismo inalcanzable? ¿No busca el místico ejemplos del más acá para entender esos principios trascendentes así como el discurso político recurre a metáforas para poder encarnar ese principio imposible más allá del discurso pero, al mismo tiempo, sólo posible por él? En algún sentido, esta última producción de Laclau revela efectivamente que, para entender las formulaciones políticas que nos permitan comprender el mundo en el que vivimos, hay que debatir, analizar, deconstruir el discurso metafísico de la modernidad. Fernando Bogado El Byung-Chul Herder; 164 aroma Barcelona, páginas, del septiembre 165 de tiempo Han 2015. pesos. Este ensayo filosófico aborda la dimensión real del tiempo de nuestra época. Tiempo real de la experiencia subjetiva que se distingue del simbólico del reloj, del cronológico, pero también del tiempo imaginario infantil. Apoyándose en obras literarias y filosóficas, el autor plantea una “atomización” del tiempo real que desorienta al sujeto de la experiencia, donde todo se reduce al instante del aquí y ahora. De modo tal que el tiempo atomizado es un tiempo discontinuo, y no hay nada que ligue los acontecimientos vividos: la atomización y el aislamiento desmoronan las estructuras sociales que antiguamente proporcionaban continuidad y duración. La instantaneidad misma del correo electrónico acaba con los caminos como intervalos espaciales, eliminando cualquier distancia. Sólo vale el instante, y lo que no se puede hacer presente no existe. Al decir del autor, vamos haciendo zapping por el mundo. Han utiliza la alegoría del reloj aromático de la China antigua –llamado “sello de aroma” porque la varilla de incienso dibujaba una figura con forma de sello–, para aludir al tiempo real, el tiempo de la niñez, que tiene el aroma de la sopa de la abuela, del perfume de la madre, del sudor del padre cuando llegaba del trabajo. El tiempo que tiene aroma no pasa o transcurre. Nada puede vaciarlo. Las cenizas no se convierten en polvo, más bien conservan la forma de un carácter escrito. De este modo, el sello de incienso, una vez reducido a cenizas, no pierde su significado. Graciela Giraldi Vanguardia Ana Ariel; 316 y Buenos páginas, Aires, agosto de 249 revolución Longoni 2014. pesos. La autora parte de la premisa de que durante los años 60 y 70 vanguardia y revolución funcionaron en Argentina como ideasfuerza mancomunadas, y que de ese encuentro surgieron poéticas y programas artístico-políticos siempre en tensión, dinámicos y cambiantes. Se analiza el cruce y articulación de los nuevos paradigmas, tanto artísticos como políticos y de pensamiento. El arte deviene en muchos casos acción política, y la radicación política y la reivindicación de la violencia impactan sobre el accionar de los artistas. Acciones artísticas contestatarias se producían en salones, plazas y otros espacios públicos, a pesar de la censura y represión ejercidas por la dictadura de turno. El libro es el retrato del rol del artista y su creciente politización en un mundo convulsionado; dedica diversos capítulos a la obra de artistas hoy consagrados, como León Ferrari, Juan Carlos Castagnino y Luis Felipe Noé, o Julio Le Parc y Alberto Greco en el exterior, el trabajo gráfico de Pablo Renzi y la importancia del panfleto como denuncia conceptual al sistema, de los murales, afiches y carteles. La violencia fue legitimada como método válido, ejerciendo políticas solidarias con los movimientos populares, revolucionarios o contraculturales de toda América. Movimientos que habrían de tener su respuesta arrasadora en el terrorismo de Estado que se desembozó en 1976, pero que, sin embargo, no logró acallar a los artistas. Josefina Sartora El Campo de Enrique Planeta; 376 páginas, 229 pesos. osario Mayo, Buenos de Aires, de Roca a mayo la los de rebeldía Kirchner Vázquez 2015. Campo de Mayo, en la Zona Norte del conurbano bonaerense, fue, junto a la ESMA y La Perla (provincia de Córdoba), uno de los mayores campos de concentración y exterminio de la última dictadura militar. Se calcula que por allí pasaron unas cinco mil personas, de las que menos de una cincuentena sobrevivieron. Allí, la Doctrina de Seguridad Nacional fue llevada a su máxima expresión, a diferencia de la ESMA, donde Emilio Massera montó un plan de “recuperación” para su propio proyecto político. En el Nunca Más, señala Enrique Vázquez, las referencias a Campo de Mayo son escasas. Pero hubo, además, una deliberada política de ocultamiento, que el libro se propone desmontar. Vázquez, un periodista de investigación de reconocida trayectoria, ofrece aquí una investigación que es también un ensayo sobre el lugar del Ejército en la política argentina y una metáfora sobre algunas de las formas en las que hemos procesado nuestro pasado reciente. Si bien se centra en el período dictatorial, El osario reconstruye la historia de Campo de Mayo desde su creación en 1901 por el general Ricchieri, durante la presidencia de Julio A. Roca. El predio creció a la par del involucramiento castrense en la política nacional. El clímax fue el papel nodal que Campo de Mayo tuvo en el dispositivo represivo de la dictadura militar. La investigación ofrece evidencias de que la articulación ilegal entre el Ejército y la policía fue previa al 24 de marzo de 1976. Al respecto, la figura de Luis Abelardo Patti, su “trayectoria” policial y política, es emblemática. A partir de testimonios de sobrevivientes y testigos, Vázquez describe la existencia de fosas comunes en la zona de Maquinista Savio, en el partido de Escobar. Su hipótesis es que allí estarían enterradas la mayoría de las víctimas de Campo de Mayo. El libro describe las complicidades civiles y judiciales que borraron pruebas o estimularon asentamientos precarios sobre los terrenos donde aún hoy afloran restos humanos. Federico Lorenz Economía Ha-Joon Debate; 464 para Buenos el páginas, 99% Aires, de la septiembre 259 de población chang 2015. pesos. Elegido en 2014 como una de las diez personas más influyentes del mundo por la revista Time, el economista surcoreano HaJoon chang, especialista en desarrollo y crítico del neoliberalismo, es conocido por su teoría de la escalera, que sostiene que los países desarrollados crecieron gracias al proteccionismo y la intervención del Estado, pero luego quisieron impedir al resto de los países seguir ese camino, pateando la escalera. En este libro, Chang ofrece una introducción a la economía y a las ciencias económicas para un público no especializado, con el objetivo de ofrecer herramientas esenciales para la comprensión de la economía global y su influencia en la vida cotidiana. A diferencia de otros textos, Chang cuestiona las ideas existentes y ofrece mucha información sobre el mundo real, que no se limita a unos pocos países o tipos de países. En definitiva, busca que los lectores puedan pensar por sí mismos para involucrarse como ciudadanos económicos activos y evitar así que la gestión quede en manos de “tecnócratas”. Historia Mauro Aguilar; 480 de Buenos Federico, páginas, la Aires, droga Ignacio noviembre 349 en de Argentina Ramírez 2015. pesos. Investigación sobre el uso, abuso, tráfico y regulación de drogas en Argentina en los últimos cien años. En base al análisis de una bibliografía fundamental, crónicas y testimonios, los autores revisan las distintas etapas del fenómeno en el país, enmarcadas en su contexto local e internacional: una época legal hasta los años 1920, un “pseudo control” hasta los 60, la persecución a los consumidores hasta los 90 y la posterior llegada de los carteles. La Martín Eudeba; 364 ciencia política D’Alessandro Bs. As., páginas, y de Guillermo Gabriela agosto de 219 O’Donnell Ippolito-O’Donnell 2015. pesos. A modo de homenaje, colegas, discípulos y amigos de Guillermo O’Donnell comentan en este volumen cada uno de los libros de uno de los politólogos más importantes del país, caracterizado como el Max Weber argentino, como señala en el prólogo Juan Manuel Abal Medina. Una puerta de entrada al pensamiento de un intelectual riguroso y comprometido, autor de textos imprescindibles para comprender la democracia, el Estado, la política y la sociedad en Argentina y América Latina. Don Curzio Tusquets; 248 Buenos páginas, Aires, mayo 229 de Camaleón Malaparte 2015. pesos. Publicado en 1928 en Italia, cuando Mussolini era poderoso, este libro que el propio Malaparte denomina una “fanfarria” (plato que sólo los estómagos fuertes toleran) fue retirado de circulación. Se trata de una feroz sátira del tirano, que en un encuentro ficticio con el autor le propone educar un camaleón, hasta que éste se convierte en su alter ego y conoce un éxito arrollador en el Partido Fascista. Revival Stephen P&J; Buenos 416 páginas, 299 pesos. Aires, octubre de King 2015. Nuevo libro del maestro del terror estadounidense, autor de más de cincuenta obras, en su mayoría best-sellers. King narra aquí la relación del niño Jamie Morton con el pastor Carles Jacobs, quienes establecerán un estrecho vínculo a lo largo de cinco décadas en base a su fascinación por los experimentos con electricidad y un pacto maldito que otorgará nuevos e inquietantes sentidos al término “renacer”. NOTICIAS EN CORTO Y ARTÍCULOS CON FOTOS, GRÁFICAS Y VIDEOS Retorno a escenarios de recesión en el 2016 La entrada en escenarios de recesión de países como Noruega, Canadá, Brasil, Rusia y Finlandia debido al desplome de las commodities y ciertos indicadores macroeconómicos recientes de países como China o EEUU han alertado del riesgo de que el estancamiento económico se adueñe de la economía mundial en el 2016 lo que aunado con la reciente subida de tipos de interés del dólar, hará que los inversionistas se distancien de los activos de renta variable y que los bajistas se alcen con el timón de la nave bursátil mundial, derivando en una psicosis vendedora que terminará por desencadenar el estallido de la actual burbuja bursátil. https://diario-octubre.com/?p=33645 Los niños de dos años son expertos en el uso de pantallas táctiles La mitad sabe desbloquearlas y casi dos tercios buscan aplicaciones en ellas Un pequeño estudio liderado por la Universidad de Cork (Irlanda) ha desvelado que los niños de dos años son expertos en el uso de pantallas táctiles y pueden deslizar, desbloquear, y buscar activamente características en los dispositivos inteligentes. Los investigadores advierten que algunos de los problemas que surgen con la observación pasiva de la televisión también se podrían aplicar a estas tecnologías. http://www.tendencias21.net/Los-ninos-de-dos-anos-son-expertos-en-el-uso-de-pantallastactiles_a41747.html Renta Pemex 49 plataformas por 104 mil millones de pesos En 2 años, Pemex Exploración y Producción asignó, sin licitaciones de por medio, 49 contratos por 104 mil millones de pesos para rentar plataformas y equipos relacionados. Los más onerosos, para Tabasco Jackup, Operadora Cicsa, Constructora y Perforadora Latina, Oro Negro, Noble y Sea Dragon de México http://contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2015/12/27/renta-pemex-49-plataformaspor-104-mil-millones-de-pesos/ Sujetos superfluos en México En el Distrito Federal, México 106 personas en situación de calle perdieron la vida este 2015. Enfermedades curables, accidentes de tránsito, infecciones, consumo de sustancias, frío y discriminación resultan mortales para ellos http://contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2015/12/20/discriminacion-mata-a-lapoblacion-callejera/ Francisco Sagasti: Los cambios simultáneos nos llevan a una nueva era Este nuevo mundo va a ser mucho más rápido, marcado por avances de carácter tecnológico que lo cambiarán todo El conjunto de cambios que estamos experimentando en la actualidad no tienen precedentes en los últimos 500 años. Todo está cambiando de tal manera que el mundo que viene va a ser totalmente diferente al que tenemos en la actualidad, explica Francisco Sagasti, profesor de la Universidad del Pacífico e Investigador del Foro Nacional/Internacional de Perú. “Los cambios simultáneos que estamos experimentando nos están llevando a una nueva época. Y todos los jóvenes, los que tienen 20 y 30 años o menos, van a vivir en un mundo muy diferente al mundo de hace 10, 15 o 20 años” asegura Sagasti. http://www.tendencias21.net/Francisco-Sagasti-Los-cambios-simultaneos-nos-llevan-a-unanueva-era_a41639.html 20 características del carácter de los rusos 9 de febrero de 2014 SASHA YÁKOVLEVA, PARA RUSIA HOY Estos días leí un post sobre los rusos escrito por un estadounidense que vive en Rusia. Estos comentarios procedentes de un enemigo (¡es broma!) me han inspirado para hacer también una lista de observaciones sobre mis queridos compatriotas. Tras repasar estas observaciones, me acordé de la cita de Tiútchev que dice algo así como: “Rusia no se puede entender con la mente, en Rusia solo se puede creer”. http://es.rbth.com/sociedad/2014/02/09/20_caracteristicas_del_caracter_de_los_rusos_37077 (VIDEOS) Héctor Navarro: "Nicolás, hermano, te están asesorando mal, te están llevando por un despeñadero" http://www.aporrea.org/contraloria/n283592.html México: SEXENIO DE LA GUERRA: GASTO MILITAR LLEGA A RÉCORD DE 8 MIL 660 MDD Existen dos criterios básicos que muestran cómo la guerra contra las drogas es una guerra perdida: porque la cantidad de consumidores de sustancias ilícitas se ha incrementado desde 2006, cuando Felipe Calderón –ataviado como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas– lanzó la ofensiva continuada por su sucesor Enrique Peña; y, segundo, por el número de ejecuciones: este sexenio mantiene la tendencia de cerrar con un número más elevado que el anterior. Hay otro indicador menos enunciado: el gasto militar que, a pesar del fracaso de la estrategia armada, no hace sino crecer y crecer y crecer. Año con año. http://www.sinembargo.mx/05-01-2016/1582595 ¿Cuáles son los principales fabricantes de armamento en Rusia? El Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI) publica su clasificación de las empresas armamentísticas más importantes de 2014, se incluyen todos excepto los chinos. Las compañías rusas mostraron un crecimiento firme, subiendo varios puestos en la lista. http://es.rbth.com/tecnologias/defensa/2016/01/04/cuales-son-los-principales-fabricantes-dearmamento-en-rusia_554417 LA CIBERGUERRA, UN TEATRO INVISIBLE ÁLVARO FERNÁNDEZ Los ataques sufridos por Estonia en el año 2007 provocarían un efecto en cadena en materia de políticas de seguridad similar al que ocurriera con los ataques de las Torres Gemelas en el 2001. Mano a mano con el desarrollo de internet, las nuevas tecnologías y la conectividad global, el número de ataques desde el ciberespacio no ha hecho más que aumentar con el paso del tiempo, consiguiendo afectar desde infraestructuras críticas para el desarrollo de un país, dañando la imagen corporativa de una empresa, hasta robos masivos de información a través de infiltraciones en bases de datos y ciber-espionaje. Todos estos actos conforman la ciberguerra, el quinto dominio de guerra. Un dominio cuya importancia aumenta a medida que van desarrollándose nuevas tecnologías. http://elordenmundial.com/seguridad/la-ciberguerra-un-teatro-invisible/ Casinos, negocios multimillonarios bajo la sombra y la sospecha En 2014, 23 empresas de casinos ganaron 16.2 mil millones de pesos. Entre las más rentables y sin sanciones, la compañía de los Rodríguez Borgio, supuestamente vinculados al narcotráfico. La española Codere, líder del mercado del juego. Con permisos vigentes, más de mil centros de apuestas http://contralinea.com.mx/archivo-revista/index.php/2015/12/07/casinos-negociosmultimillonarios-bajo-la-sombra-y-la-sospecha/ Artículos de análisis y Coyuntura El juego geopolítico del gas natural Nydia Egremy http://buzos.com.mx/revhtml/r697/internacional.html La ocupación de territorios ricos en recursos, simulada con la apertura de nuevos mercados globales y alianzas regionales contra el terrorismo, revela el gran juego geopolítico que las potencias y las corporaciones están realizando para apoderarse de los energéticos, en particular del gas natural (GN), que se perfila como el gran actor del siglo XXI. Hoy los grandes consumidores de energía construyen alianzas para obtener más ventajas de sus proveedores (menor conflictividad política, mejor precio y mayor accesibilidad). A su vez, algunos productores se unen para mantener el control del recurso y beneficiar a sus poblaciones con los dividendos. En esa recomposición del mapa energético, habrá que observar el rol de México, cuarta reserva mundial de gas de lutita. Aunque los precios internacionales del crudo y el gas rozan el punto del no retorno hacia el costo de producción, en el mundo hay ambiciosos proyectos de exploración. Corporaciones y Estados saben que el gas seguirá siendo un energético de consumo global y que en el futuro su precio podría elevarse en tanto se acerque el “pico de producción” del crudo. A la vez, la búsqueda por controlar ese hidrocarburo y su tránsito hacia los consumidores permea las crisis político-sociales de Medio Oriente, el Ártico, el Cáucaso, la Patagonia, el Golfo de México y el sureste asiático. La oferta y demanda de combustibles es muy sensible a los altibajos en las relaciones internacionales. La abierta confrontación o las veladas crisis en determinada región del planeta, influyen en la dinámica interna y externa de productores y consumidores de energía, que por lo común, se traduce en alza o caída de precios; sin embargo, el desplome del precio del crudo en el segundo semestre de 2014 no se explica sólo por razones políticas sino también por la sobreoferta y el uso de nuevas tecnologías. En principio, Estados Unidos intensificó su producción de crudo y gas shale (por fractura hidráulica) para reducir sus importaciones y colocar su producción en el mercado. Así compitió con Arabia Saudita y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que tuvieron que bajar sus precios y mantener su producción. A ello se sumó la desaceleración de China, que se alejó de los sectores que usan más energía y redujo su compra de crudo al centrar su patrón de crecimiento en el sector de los servicios. Aun así, China consume el 23 por ciento del gas mundial y en el futuro seguirá siendo el gran cliente de las gaseras, según el análisis estadístico de British Petroleum 2015. Entre tanto, la creciente atención global a los problemas medioambientales ha impulsado el cambio del patrón energético basado en el petróleo hacia las energías “limpias” o “renovables”.Esto supone la puesta en marcha de gran número de políticas regulatorias en todo el mundo, particularmente en China y Estados Unidos para abandonar los combustibles fósiles salvo una excepción: el gas natural. Gigantes productores –El coloso: Rusia es líder en la geopolítica del GN, el que posee las mayores reservas globales y produce 22.3 por ciento mundial, con una factura anual estimada en 2014 de 400 mil millones de dólares. Sus enormes reservas e infraestructura lo han convertido en el mayor exportador mundial, pues abastece la cuarta parte del gas que usan los europeos y otro tanto para los asiáticos. Al colosal poder de gestión energética y política de Moscú se oponen Estados Unidos y la Europa Comunitaria. –Irán el temible: A los productores árabes les inquieta que Irán, que posee la segunda reserva mundial de gas, se reintegre al mercado mundial una vez que se levanten las sanciones que le impuso Occidente. En julio de 2015, las alertas se encendieron cuando se anunció que ese país exportará GN a Irak; sólo resta determinar la forma de pago, porque se mantienen las sanciones financieras sobre Teherán. Se estima que el acuerdo reportará ingresos a Irán por 3.7 mil millones de dólares por transferir al día cuatro millones de metros cúbicos de gas. Hablar del potencial gasero iraní remite al yacimiento South Pars-North Dome del Golfo Pérsico, el más grande del mundo, que comparte con Qatar, y que tiene una extensión de nueve mil 700 kilómetros cuadrados. Ese potencial incomoda a Washington, que busca sabotearlo, según revela Mark Dubowitz, director de la ultraconservadora Fundación para la Defensa de las Democracias, en el texto Gas Natural, otra forma para sancionar a Irán. Ahí se afirma que el país persa depende de las importaciones de gasolina, pues carece de refinerías e insumos, servicios que le suministra un puñado de países occidentales. Para frenar a Irán es vital mantener su desabasto de gasolina y a la parel Congreso estadunidense incluirá en las sanciones un apartado específico contra las firmas occidentales que apoyen la industria de gas natural iraní, propone Dubowitz. –Estados Unidos, el gran viraje: En el último lustro, la superpotencia mundial pasó de importar a exportar hidrocarburos. Su estrategia busca extraer cantidades masivas de gas shale y construir grandes ductos que transporten este esquisto al Atlántico para llevarlo al mercado europeo. Así dejaría de depender de la energía que obtenía de México, Venezuela y Medio Oriente, de donde importa 45 por ciento. Según la Agencia Internacional de Energía, hacia 2030, Estados Unidos será exportador neto de petróleo. Guerra de ductos La Unión Europea (UE) es el mayor dependiente energético y eroga la mayor factura, pues importa 400 mil millones de euros en energéticos (casi 53 por ciento de sus necesidades energéticas y 30 por ciento de ese total proviene de Rusia). Para frenar esa dependencia, en mayo de 2015, la UE lanzó su plan de Seguridad Estratégica que establecía la necesidad de diversificar los suministros energéticos y mantener una sola voz ante sus proveedores externos, según citaba María del Mar Hidalgo García. Para reducir su dependencia de la energía rusa, en febrero de 2015 la Comisión Europea (CE) propuso crear la Unión Energética y animó ala UE a usar “todos sus instrumentos” de política exterior para lograr mejores precios al asociarse con países productores y de tránsito como Argelia, Turquía, Azerbaiyán, Turkmenistán y otros proveedores potenciales. En 2014, la UE tramó el megaproyecto del gasoducto Caspio-Italia o Corredor del Gas del Sur, una red de ductos de cuatro mil kilómetros que cruzaría Turquía de este a oeste, concluiría en 2020 y estimularía la economía de Azerbaiyán y Kazajastán, en detrimento de Rusia y China, explica David Val Palao. En su proceso, el plan suscitó la oposición de los italianos del norte y reveló el doble discurso de la UE ante Azerbaiyán. Rusia e Irán lo objetaron porque, según el Acuerdo de 1921, el Caspio es un lago interior, pero para Kazajastán y Azerbaiyán –hoy aliados de la UE– es un mar y se rige por la ley internacional marítima. A Europa le importan los 26 pozos de Azerbaiyán que le suministrarían hasta 16 mil millones de metros cúbicos de gas al año, con lo quesería el principal proveedor de su proyecto. Al mismo tiempo, para la UE la autoritaria dinastía familiar de los Aliyev hizo de esa exrepública soviética un país cleptocrático que resulta benéfico a sus intereses. Azerbaiyán presidió en mayo el Consejo de Europa. Gas en Levante La dimisión del ministro de Economía hebreo, Arye Dery, pavimentó el camino del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu para que un consorcio estadounidense explote el yacimiento de gas natural del Leviatán, encontrado en mayo de 2014 en un área del Mediterráneo que forma parte del territorio original palestino. La crisis en el Gobierno israelí se desató en 2014, cuando la Comisión Antimonopolio israelí, consideró que el consorcio estadounidense-israelí que produce gas natural en esa región es un monopolio. Dery se opuso a ello y renunció; en agosto de 2015, Netanyahu anunció que había alcanzado un acuerdo marco con la firma que explotará las reservas gasíferas en el mar hasta 2020. Tras la dimisión del ministro de Economía, Netanyahu anunció que el gas natural será el primer motor de crecimiento del Estado hebreo pues “traerá millones de dólares”, desarrollará otras industrias, creará empleo y mejorará el suministro del energético en todo el territorio. Del otro lado de la frontera, en Egipto, el Gobierno concluyó en junio un acuerdo con la empresa noruega PGS para iniciar la prospección de gas natural en sus aguas territoriales del Mediterráneo oriental. En el pasado, la producción de gas fue puntal de la economía egipcia pero luego declinó; en el año fiscal 2014-2015, el Ejecutivo redujo los subsidios a los combustibles y programó otro recorte para el siguiente ejercicio que se frenó por los efectos inflacionarios que tendría esa medida. Ahora, la estrategia del actual Gobierno es repuntar la producción gasera. Según la estatal Egypt Gas, casi 80 por ciento de las reservas de gas egipcio están en el centro y el oriente de sus aguas territoriales. Tras el golpe militar de 2013 contra el presidente Mohamed Mursi, los opositores al Gobierno del presidente Abdel Fattah El-Sisihan atacado ductos de crudo y gas que alimentan las industrias de la Península del Sinaí y los ductos que llevan crudo a Jordania. La rendición La reforma energética de México, prevista para que el país creciera adicionalmente hasta el tres por ciento en 2015, para generar medio millón de empleos extras a cuatro años de su aprobación y 2.5 millones más en la década siguiente, no consideró la caída de 40 por ciento en el precio de los hidrocarburos entre 2014 y 2015. Menos aún contempló que el 7 de diciembre se desplomara el crudo mexicano a 29.91 dólares. No obstante, la reforma favorece a corporaciones energéticas como la petrolera Shell, que anunció inversiones en la industria del gas shale mexicano; también a la firma Trans Canadá, que en noviembre ganó el contrato de 500 millones de dólares de Petróleos Mexicanos (Pémex) para construir el gasoducto Tuxpan-Tula; según se anunció, esa vía ayudará a aumentar la demanda de gas natural mientras México evoluciona hacia combustibles más limpios. También se benefician de la reforma la propietaria de gasoductos Kinder Morgan y la inversionista energética Trail Stone Group, que en noviembre anunciaran su interés por vender gas natural en el mercado Monterrey. Para ello crearán una comercializadora que combinará el suministro y transporte de gas de América del Norte hacia el mercado de aquella ciudad. El avance implacable del interés trasnacional en el sector gasero, que desde la creación de Pémex fue muy prometedor para el país, constata el abandono de una visión geopolítica a futuro. Miguel Benasayag: “Resistir no es sólo oponerse, sino crear, situación por situación, otras relaciones sociales” http://www.eldiario.es/interferencias/Miguel-Benasayag-Resistir-situacionrelaciones_6_380821943.html ¿A qué nivel actuar? ¿A qué escala se cambia el mundo? Entrevista con el filósofo y activista Miguel Benasayag. Amador Fernández-Savater Miguel Benasayag es, según su propia definición, un “militante investigador”. Se sumó con apenas diecisiete años a la guerrilla guevarista del Ejército Revolucionario Popular (ERP) donde luchó contra la dictadora argentina. Fue detenido y sufrió cuatros años de prisión y torturas. Tras la muerte de dos religiosas francesas bajo el gobierno militar de la Junta, Miguel Benasayag pudo beneficiarse de su doble nacionalidad (su madre judía francesa abandonó Francia en 1939) y gracias a una maniobra diplomática fue liberado en 1978 y recaló en Francia, país que no conocía. Allí se convirtió en escritor, psicoanalista y filósofo, participando activamente en distintos colectivos y asociaciones (la red No Vox, el colectivo Malgre Tout, Act Up París, etc.). En su libro Política y situación. De la potencia al contrapoder, escrito junto a Diego Sztulwark y publicado en el año 2000, desarrolla una reflexión de enorme relevancia sobre los medios de mantenerse fiel a la exigencia de libertad y solidaridad de las luchas revolucionarias pasadas, pero en un contexto radicalmente transformado. Allí podemos leer que “la nueva radicalidad no implica ser más radical que antes, sino serlo de manera distinta. Se trata de asumir que 'somos las situaciones que atravesamos' y, en consecuencia, transformar esas situaciones”. ¿A qué nivel actuar? ¿A qué escala se cambia el mundo? El concepto de 'situación' está en el corazón del pensamiento de Miguel Benasayag, es la "unidad que permite volver a territorializar la vida, el pensamiento y la acción" en el desgarrón de la posmodernidad. Y a partir de él como hilo conductor, repasamos en esta entrevista algunos de sus temas políticos clave: la naturaleza necesariamente localizada del neoliberalismo y las resistencias, la crítica del militante clásico en tanto que militante que sobrevuela las realidades concretas, el elogio del conflicto como principio de convivencia, la diferencia entre política y gestión, entre potencia y poder, etc. La actualidad, intempestiva y polémica, de su reflexión política en el contexto actual se hará evidente enseguida para el lector. 1. ¿En qué contexto nace el concepto de “situación”? Miguel Benasayag. El concepto de “situación” aparece en determinado momento, para mí, para mis compañeros y la gente cercana, como una necesidad, no sólo teórica, sino vital. Te explico esto un poco. En 1978 llegué a Francia, tras mi salida de la cárcel, justo en el comienzo de lo que se llamaría la “posmodernidad”. Era el momento de los “nuevos filósofos”, luego llegaría Fukuyama, el fin de la Historia y las ideologías, etc. Digamos, en breve, que en esos años se evidencia un agotamiento de la posibilidad de un pensamiento en términos de universalidad abstracta, ya sea kantiana, hegeliana o marxista. Es decir, no funciona más la idea de que tu situación y realidad concreta -y lo que debes o puedes hacer desde ahí- se puede explicar o deducir desde un universal exterior a ella, un deber ser de las cosas. Hay toda una cosmosivión que se agota, no tanto por falsa, como por lo mismo que se agotan las civilizaciones o las culturas, son ciclos. Y de ahí resulta el triunfo de la dispersión. 2. ¿A qué te refieres con dispersión? Miguel Benasayag. La dispersión, el individualismo, la posmodernidad, un mundo donde ya no hay más verdad ni mentira, todo se reduce a placer, displacer, interés, lo inmediato, lo que funciona... Una tendencia perfectamente homogénea con la economía neoliberal. 3. Entiendo, sigue. Miguel Benasayag. Entonces, entre el universal abstracto ya irreconstruible y la dispersión total se nos aparece la necesidad de pensar una unidad múltiple, convergente, que permita un nivel de inteligibilidad y comprensión, de exigencia ética y política, que no mire con el espejo retrovisor al pasado ni se haga cómplice tampoco de la dispersión y, en definitiva, del individualismo neoliberal. Y es en ese sentido que empezamos a trabajar el concepto de situación, entre varios compañeros e intelectuales, buscando una unidad que permita volver a territorializar la vida, el pensamiento y la acción, investigando una nueva racionalidad que permita diferenciar, como dice el tango argentino, “entre ser derecho y ser traidor”, es decir, donde haya principio de asimetría. 4. ¿Podrías ponerme un ejemplo para entenderlo mejor? Miguel Benasayag. Te pongo uno de mucha actualidad ahora aquí en Francia. El pensamiento situacional es lo que me permite decir, a mí que no soy musulmán o islámico ni nada parecido: “aquí y ahora, en Francia, el ataque a las chicas musulmanas que llevan velo es una injusticia, porque ese velo significa una búsqueda de sentido y dignidad frente a la desestructuración neoliberal, a un colonialismo mal resuelto, etc”. Es decir, situacionalmente, dentro de una unidad, un espacio y un tiempo determinados, un territorio, hay una asimetría entre un fascista del Frente Nacional o un humanista laico-radical y quien dice por el contrario: “espera un poco, aquí hay una búsqueda de dignidad, hay que ver, escuchar, dialogar”. Sin embargo, en otra situación, en Arabia Saudí o Qatar, el velo significa por el contrario el horror total de la opresión de la mujer y habría que ayudar a cualquier chica que tenga el coraje de quitárselo. El pensamiento situacional permite encontrar dinámicas universales que, aquí y allá, se manifiestan de modos radicalmente distintos, incluso opuestos. Lo que podríamos llamar universales concretos. Mientras que el universal abstracto es una perspectiva “desde ninguna parte y para todas”, el universal concreto es aquello que existe aquí y ahora, aunque se reproduzca (es un universal) de modo distinto en cada aquí y ahora. La lucha en situación y el militante triste 5. Afirmas que tanto el neoliberalismo como las resistencias sólo existen “situacionalmente”. Es una visión muy poco normal, porque tendemos a ver el neoliberalismo como una serie de políticas que vienen de arriba a abajo, que se derraman desde unos centros de poder hacia abajo, hacia unas víctimas (la gente, el pueblo etc.). Es una inversión de perspectiva muy fuerte la que propones. Miguel Benasayag. El neoliberalismo -digamos, la gestión empresarial de la vida- es una lógica global, pero que se dispersa en el infinito de las situaciones (por ejemplo, la escuela, la salud o la naturaleza son gestionadas como empresas). “El todo está en cada una de las partes”, diríamos filosóficamente. Uno no “encuentra” al neoliberalismo más que bajo sus diversos modos de existencia. Es decir, el neoliberalismo está compuesto de prácticas cotidianas, de relaciones sociales y nosotros mismos participamos en esta explotación a la que estamos sometidos. Como muchas otras estructuras, por ejemplo la lengua, el neoliberalismo tiene una autonomía, nuclea, orienta la vida de toda situación, pero sólo existe dentro de cada situación concreta. Es decir, no nos equivocamos cuando decimos que el neoliberalismo está por encima de la vida, sobre la vida, pero a la vez esta dimensión sólo se manifiesta como un virus que contamina cada elemento de la vida. Y en ese sentido la respuesta al neoliberalismo no puede ser más que múltiple, difusa, contradictoria y situacional. Resistir no es sólo oponerse, sino crear, situación por situación, otros modos de vida y otras relaciones sociales. 6. Entiendo desde ahí tu crítica a la política clásica (incluyendo la política revolucionaria), en el sentido de que ésta por lo general no ha asumido este carácter situado del capitalismo y las resistencias. ¿Podrías exponer los rasgos generales de esa crítica? Miguel Benasayag. Sí, yo hablo del “militante triste” para referirme a una manera de entender el compromiso. ¿En qué sentido? Este tipo de militante no está comprometido con la construcción de situaciones concretas, sino que tiene una idea de cómo el mundo debe ser, una idea de cómo deben ser las cosas. El problema es que las ideas son ideas. No todo lo que es posible en el mundo de las ideas es, por usar un concepto de Leibniz, “composible” o realizable en la realidad. Por eso digo que este tipo de militante es triste, en el sentido de impotente y agrio. Para él, la realidad concreta, las situaciones concretas, nunca alcanzan el ideal. El mundo no es como debería ser, el mundo verdadero es otro, está en otra parte. El militante triste comulga con esa visión platónica donde siempre hay una especie de asco hacia la vida, hacia la fragilidad, hacia lo mezclado, lo indeterminado, etc. Me refiero a cuando Platón habla de la corrupción de la carne. Los platónicos aman las ideas, los programas, las arquitecturas políticas ideales. Y, en el fondo, la visión del mundo nuevo que tienen es la de un mundo donde se haya vencido por fin a la carne corruptible. 7. Y en este planteamiento, las situaciones serían la “carne corruptible”, ¿no? Miguel Benasayag. Claro, en la figura del militante triste este odio a la carne se expresa como indiferencia de fondo a las situaciones concretas, porque sólo son señales en la autopista hacia el mundo mejor. No se ve una pregunta concreta por cómo luchar aquí y ahora, con la gente que está aquí y ahora, sino sólo señales hacia el mundo por venir, hacia lo que debe ser. Es lo que yo digo la “lógica transitiva” que define de cabo a rabo la política clásica: la situación A no tiene más realidad y valor que la de poderme llevar a la situación B y C. Las situaciones no interesan por sí mismas, sino “en tanto que” sirven a tal o cual plan, programa o estrategia que distinguen en abstracto entre lo principal y lo secundario, etc. Yo tengo mucha bronca con el militante clásico, con el militante triste. Porque cuando hay luchas siempre aparecen esos que saben por dónde pasa la historia, con el fin de disciplinar a la gente según tal o cual programa, tal o cual estrategia de conjunto, tal o cual coyuntura electoral, descuidando la lucha a nivel situacional, a nivel de construcción de situaciones concretas. Me atrevería a decir incluso que las organizaciones revolucionarias, los militantes revolucionarios, en tanto que militantes clásicos, extra-situacionales, vanguardias, son los anticuerpos que la sociedad segrega cuando la potencia libertaria de la base se desarrolla. 8. En El compromiso en una época oscura desarrollas otra idea del compromiso muy distinta, otra figura de la militancia, ¿cuál es? Miguel Benasayag. Una figura de compromiso no volcado hacia el futuro, sino hacia lo que ya está aquí. No orientado por un programa (siempre definido en función del futuro y la totalidad), sino por un proyecto que parte del presente e implica a los que buscan respuestas a los desafíos planteados por situaciones concretas. En la sumisión a los programas aparece la lógica de la transitividad: A es medio para B y C. Es por el contrario en radical inmanencia con respecto a las situaciones que se habitan que puede establecerse otro tipo de compromiso. Sin embargo, hay que tener un coraje enorme para desarrollar luchas, proyectos, iniciativas múltiples sin pedir una visión arquitectónica de la realidad, una visión de hacia donde va y de donde viene todo lo que pasa, sin necesitar la promesa de un mundo nuevo, sino desarrollando nada más (y nada menos) la potencia de las situaciones, aquí y ahora. La imposible convergencia de las luchas 9. Frente a una idea ingenua de “unificación” o “convergencia”, afirmas que las luchas no se acumulan, no se añaden ni se suman, sino que más bien se contradicen. ¿Podrías desarrollar esto? Miguel Benasayag. Lo explico con un ejemplo: en Argentina, hay una contradicción entre justicia social y justicia ecológica. Porque la justicia ecológica dice no a los transgénicos o a la minería y justamente de ahí está sacando el gobierno de Cristina Kirchner la plata para pagar los planes sociales. Entonces, al chico que está en una villa miseria con riesgo de morir de malnutrición, la justicia ecológica le puede parecer perfectamente un lujo de ricos y una abstracción. Las dos luchas son coherentes, pero no armónicas. Es exactamente así la cosa, no hay solución global en un mundo complejo, no hay síntesis. Es decir, hay luchas que son justas y sin embargo no son armonizables, son irreconciliables (al menos en esta época). No se puede exigir la coherencia de la lucha y la armonía de las luchas. Cuando aparece el típico partido que pone juntos a un representante de cada lucha -una mujer, un homosexual, un obrero, un inmigrante, una prostituta, etc.- eso está podrido de entrada. Tenemos que aprender a vivir y a pensar entre situaciones múltiples que deben abandonar todo deseo de armonía. No existe “el movimiento”, sino una pluralidad de situaciones que no encajan, no convergen, no se sintetizan en ninguna unidad. 10. ¿Pero cómo pensar entonces, desde estos presupuestos, la posibilidad de una “coordinación” de las luchas? Miguel Benasayag. Por un lado, a partir precisamente del conflicto. La conflictualidad, la no armonización posible, lejos de marcar una dispersión, es la condición de un zócalo común. Entre las diferentes organizaciones y situaciones se pueden encontrar terrenos conflictuales comunes. Cuando uno dice que la villa miseria es un problema ecológico y social, la cosa no es encontrar una solución global, sino más bien un territorio de conflictualidad donde se pueda negociar, coordinar, sin negar la contradicción y la complejidad. No estamos de acuerdo, no tenemos el mismo objetivo, pero compartimos un deseo de vida, un deseo de desarrollo, entonces se dialoga, se negocia. El conflicto -distinto del enfrentamiento- es la base de la vida y del tejido social, no algo que debe desaparecer. Eso por un lado. 11. ¿Y por el otro? Miguel Benasayag. A partir precisamente de la constitución de redes: redes de intercambio, de ayuda mutua, de intercambio de conocimientos y experiencias entre luchas de diferentes naturalezas y situaciones. Hay múltiples procesos, no una totalidad englobante. No se puede deducir de ninguna lucha una “generalización” o “estrategia ganadora”. Esto es lo que llamo “contrapoder”: una dinámica de composición de las diferentes situaciones. Lazos e intercambios, no una dirección o estructura centralizadora. Un red de resistencias que respete la multiplicidad sería una especie de círculo que posee, poética y paradójicamente, su centro en todas partes. Por último, decir que lo que se va coordinando, lo que se va estructurando, nunca depende sólo de la voluntad de los seres humanos que deciden “coordinarse” u "organizarse", sino que es una resultante de múltiples cosas. Política y gestión 12. ¿La política no puede ofrecer respuestas globales o de conjunto? Miguel Benasayag. Yo hago una diferencia, que para mí es de vital importancia, entre política y gestión. La política siempre es horizontal, en la base, son luchas creadoras. Y luego está la gestión, que es indispensable. La gestión no se confunde con la política, pero podemos reivindicar una gestión diferente, progresista y no reaccionaria, para todos y no elitista. 13. Explícame por qué la gestión no se confunde con la política. Miguel Benasayag. La política puede “polarizar”: luchas por esto y no quieres saber de lo otro. Por ejemplo, luchas porque los inmigrantes que llegan sean acogidos y no te haces cargo de otros argumentos (que si la demografía, que si la jubilación, etc.). La gestión no puede hacer eso, no puede polarizar, siempre es gestión de una complejidad (contradictoria, etc.) y no puede escuchar un solo sonido de campana. La política es polarizada y conflictual, nunca globalizante. La gestión, si es democrática, es compleja, global y no polarizada. Es la garantía misma de la democracia que los actos “polarizadores” de radicalidad se den por abajo, sin pretender la normatividad. Si gestionas en claves de polarización te vuelves un tirano. Un gobierno democrático es para todos, puede tener orientaciones pero no polarizar. 14. ¿Y por eso afirmas que, paradójicamente, “el poder es el lugar de la máxima impotencia”? Miguel Benasayag. Efectivamente. Si la gestión es democrática, tiene que gestionar un país donde vive también “el otro” (para el progresista, sería el cura reaccionario o el propietario de tierras, por ejemplo). Hay lugares de gestión y lugares de transformación política de la sociedad. Si estás en el lugar de la gestión (el Estado), tienes que aceptar una cierta impotencia que es la de ser gestor. La política por su lado son situaciones de lucha, de conflicto, que van dibujando la sociedad en un sentido o en otro. Un gestor administra (mejor o peor) la potencia. Un rebelde la despliega, crea y lucha. Si quieres cambiar las cosas, entonces vuelves a la base, a la multiplicidad situacional en la base. Política y gestión pueden y deben cohabitar, sin confundirse. No hay por mi parte ninguna crítica a los compañeros que, en determinado momento, se pasan de la política a la gestión, digo simplemente que siempre hay que saber cuál es el trabajo de cada uno, son dos tareas diferentes. No conviene que la ejerzan las mismas personas, los mismos movimientos. 15. ¿Cómo sería, en tu opinión, una “buena” gestión? ¿Qué se puede hacer, positivamente, desde el ámbito de la gestión? Miguel Benasayag. La buena gestión depende en gran medida de la potencia que se desarrolla en la base. La política que influencia, que decide cómo va a ser la cosa estatal, se juega permanentemente afuera de los aparatos estatales -de la gestión- sin que, sin embargo, pueda decirse mecánicamente que se oponga a ellos. Una buena gestión puede darse cuando la gente que ocupa los lugares de gobierno comprende que la gestión no es un lugar geométrico, arriba en una pirámide, sino un lugar más de la horizontalidad. Me explico: la gestión no es “la situación de situaciones”, sino una situación en sí misma. Una situación que tiene la particularidad de que, en cierta medida, refleja o representa el estado de las luchas y las resistencias, la potencia de la base. El problema es que hay como un efecto óptico de “verse arriba”, dirigiendo, cuando en realidad lo que uno puede o no puede hacer desde el lugar de la gestión está completamente entrelazado con lo que pasa en el resto de situaciones. La gestión es un momento, una tarea, un aspecto, el problema es que se pretenda el todo y jerarquice. Es el peligro de fetichizar la gestión. El cambio social como resultante de fuerzas 16. El problema entonces para ti sería confundir política y gestión, potencia y poder. Miguel Benasayag. Sí, en la insurrección argentina de 2001, por ejemplo, inventamos el “que se vayan todos”. Es verdad que luego volvieron, pero ya no igual que antes. Cristina Kirchner no es Ménem. Quiero decir: cuanto más potente es el “no nos representan”, más aseguras que cuando vuelvan -porque van a volver, la gestión es indispensable- no lo harán igual que antes. 17. ¿Qué piensas de la victoria de Syriza en Grecia, qué posibilidades ves que se abren ahí? Miguel Benasayag. Está muy bien que haya un gobierno que tiene la intención de proteger a su pueblo, pero pienso que la mejor posibilidad de hacerlo es dejarle la máxima libertad, la máxima creatividad, no concentrar el poder de decisión en el gobierno, no confundir ni identificar la política y la gestión. La resistencia griega depende del desarrollo de una multiplicidad de experiencias de solidaridad, de luchas, de proyectos, de cooperativas, etc. Un gobierno de otro tipo podría aparecer como un coordinador o potenciador de una miríada de resistencias de todo tipo, pero la gestión no debe aspirar nunca a eliminar la política. 18. No es fácil ver cómo esas resistencias por abajo podrían limitar el poder de Monsanto, de los fondos buitres, de la fuga de capitales, etc. Miguel Benasayag. Claro, uno ve que los ricos están cada vez más ricos, más ofensivos, más destructores, más bárbaros y eso hace pensar que tienen el poder. Pero en realidad, los banqueros, los economistas, los directores de recursos humanos, toda esta basura, no son los amos del neoliberalismo, sino sólo sus servidores sumisos. El neoliberalismo se desarrolla como una “estrategia sin estrategas” que tiene una autonomía propia y que no es manejada por nadie. Los que se benefician de él no lo pueden ni dirigir ni orientar. Los estrategas están dentro de la estrategia, no la manejan desde fuera. Es lo que dicen todos años, y lloran por ello, los grandes destructores del mundo cuando se encuentran en Davos. 19. Por último, ¿cómo se piensa, desde un planteamiento situacional, el cambio social (lo que en otro tiempo se llamó la "cuestión revolucionaria")? Miguel Benasayag. Como una resultante de fuerzas. Recuerdo cómo era la mecánica, para los que hayan olvidado sus clases de física. Hay tres personas que empujan un mueble y los tres empujan en direcciones más o menos diferentes. Pues bien, el mueble no va a ir en ninguna de las tres direcciones, sino en otra. En la resultante de las tres fuerzas. Todo cambio pertenece al orden de los procesos, múltiples y descentralizados, no a una voluntad cualquiera, ni a un plan. Las sociedades no cambian, o al menos no lo hacen ni profunda ni definitivamente, por una simple toma del poder, sino por movimientos revolucionarios cuyo éxito mismo se explica por la larga duración de los procesos de cambio sociales. Francia no se hizo republicana porque hubiese cortado la cabeza de Luis XVI, sino porque hubo un largo proceso, práctico y teórico, de resistencia-creación ante la monarquía y el Antiguo Régimen, que posibilitó la emergencia de otro régimen. Para reimaginar el cambio social, necesitamos en primer lugar una racionalidad más compleja, más rica y menos lineal. Últimos libros de Miguel Benasayag en español: El compromiso en una época oscura (con Angélique del Rey) Elogio del conflicto (con Angélique del Rey) El cerebro aumentado, el hombre disminuido Tomar el poder sin dejarse tomar por él: diálogo entre el filósofo Alain Badiou y Stathis Kouvelakis, de Syriza http://www.eldiario.es/interferencias/Alain_Badiou-Syriza_6_375922434.html Para derrotar al neoliberalismo, una nueva alianza entre gobiernos y movimientos de base es necesaria. ¿Cómo se piensa este problema central desde Syriza? Diálogo entre el filósofo Alain Badiou y Stathis Kouvelakis, de Syriza. Amador Fernández-Savater - propone un diálogo entre Alain Badiou y Stathis Kouvelakis En esta conversación, la periodista francesa Aude Lancelin y el filósofo Alain Badiou reciben a Stathis Kouvelakis, profesor de filosofía política en el King’s College de Londres y miembro del comité central de Syriza. Su conversación se centra en las complejas negociaciones entre el Banco Central Europeo y Grecia, así como en las raíces históricas de Syriza y las opciones que tiene actualmente el partido. El resultado es un documento político DE PRIMER ORDEN que repasa todos los dilemas que afrontamos ahora mismo quienes deseamos romper la hegemonía devastadora de las políticas neoliberales en Europa: cómo quebrar la tutela de la troika, cómo romper la máquina infernal de la deuda, cómo evitar que los nuevos gobiernos entren en la pendiente fatal hacia el Estado gestor (PSOE, Mitterrand...), etc. Para Alain Badiou y Stathis Kouvelakis, buena parte de la respuesta a estas preguntas hoy cruciales vendrá de la capacidad de invención de nuevas mediaciones entre los tres términos de la política: acción colectiva o movimientos, organizaciones y Estado. Ninguno de ellos por sí solo es capaz de derrotar hoy por hoy al neoliberalismo, nuevas relaciones entre los tres han de ser tejidas para ello. Es el desafío y la responsabilidad a la que nos convoca esta conversación. Que se centra en el caso griego, pero interpela muy directamente a la situación en España. Desafiar la tutela de la troika Aude Lancelin Hace poco más de ocho semanas desde que la esperanza llegó a Grecia con la elección de Syriza, una formación de izquierda radical decidida a romper con las políticas de austeridad europeas. Hoy parece que está en curso un pulso desigual. Asistimos a una reafirmación de la troika bajo otros nombres eufemísticos. Mientras, el Gobierno griego afronta una terrible crisis de liquidez financiera (de la que Stathis nos hablará) que, de hecho, pone en serio peligro sus proyectos futuros. Tengo una primera pregunta para Stathis: ¿podemos decir que Alexis Tsipras y Syriza en conjunto fueron demasiado optimistas al calcular la presión que, pensaron, serían capaces de ejercer sobre las instituciones europeas -empezando por el Banco Central Europeo, que fue el primero en golpear tras la elección de Tsipras? Stathis Kouvelakis Creo que Syriza -sus dirigentes y también sus activistas- sabía que esto no iba a ser un camino de rosas. Creo que lo que ha pasado era en gran medida previsible. No soy el único que lo piensa: la elección de Syriza provocó un ataque colectivo desde las instituciones europeas, con el BCE como punta de lanza. De hecho, tras la decisión de cerrar el grifo de la liquidez a los principales bancos griegos tomada por el BCE el 4 de febrero, el gobierno griego se vio acorralado en las discusiones con sus así llamados “socios” europeos -me cuesta pensar en un término menos apropiado, ya que estos “socios” son de hecho sus enemigos, enemigos resueltos, con la clara determinación de hacer fracasar esta experiencia. Así que se tuvo que lidiar con este escenario tan complejo. Cuando finalmente se firmó el acuerdo del 20 de febrero se afrontaba la posibilidad de que los bancos no fueran capaces de abrir la semana siguiente. Ha habido un movimiento constante de retirada de depósitos, el principio de una crisis bancaria, que se aceleró con la decisión del BCE. Esto es un problema clásico: todos los gobiernos de izquierdas que han tenido la determinación de cambiar las cosas acabaron haciendo frente a este tipo de obstáculos. En el fondo del problema, creo, está la decisión de Syriza, o más bien de sus dirigentes, de romper con la austeridad dentro del marco de las instituciones europeas y, en concreto, de acuerdo con las normas de la eurozona. Syriza fue votada de acuerdo con estas bases. Y esta línea ha sido su guía de actuación, sobre todo durante los últimos tres años. Creo que ahora hemos visto los límites de esa estrategia. Hemos visto que esas instituciones europeas no son receptivas ante el argumento político, democrático, que sostiene “somos un gobierno electo con un mandato que cumplir, ustedes son nuestro banco central y lógicamente nosotros esperamos que hagan su trabajo y nos permitan llevar a cabo el proyecto por el que fuimos votados”. Pero en absoluto se trata de esto. Estas instituciones están ahí para fijar políticas neoliberales extremadamente severas, para imponer la tutela de la troika sobre países enteros. Y eso es exactamente lo que han intentado hacer, forzando al gobierno griego a hacer concesiones concesiones muy serias- en el acuerdo del 20 de febrero. Y, efectivamente, la troika ha vuelto. Ahora mismo hay equipos de expertos de la troika escudriñando las cuentas griegas en Atenas. La diferencia respecto a la situación anterior es que realmente hay un pulso, todavía en curso. Sin duda a Syriza se le ha obligado a hacer concesiones: de hecho, de acuerdo con los términos de esta estrategia simplemente no había alternativa. Insisto: “De acuerdo con los términos de esta estrategia”. Ahora la Comisión Europea ha intentado, incluso, ordenar al gobierno que vete dos proyectos de ley que se están discutiendo en el parlamento griego. Uno sobre las llamadas medidas humanitarias, diseñadas para afrontar situaciones de emergencia y satisfacer necesidades básicas inmediatas. El otro para hacerse cargo de la gente que debe dinero a la hacienda pública. Pero el gobierno ha decidido seguir adelante. En última instancia, esta es la diferencia: que realmente existe una confrontación. Ha habido concesiones y tenemos que ser claros en esto, pero la confrontación no se ha terminado y va a mantenerse particularmente durante los próximos meses, durante el verano, que será decisivo. En Syriza tendremos que reflexionar y poner en marcha una estrategia alternativa para evitar que se repita lo que sucedió en febrero. Aude Lancelin Alain Badiou, ¿te sorprende este giro de los acontecimientos? Alain Badiou Querría aclarar desde el principio que en este tipo de situaciones no quiero jugar el papel del sabelotodo, del escéptico que asegura haber previsto ya las cosas. Detesto este tipo de posturas. Al fin y al cabo, aquí nos encontramos ante un territorio desconocido. Ante la novedad, por definición, hay que observar su desarrollo, sus inflexiones, las contradicciones que suscita. La pregunta que quiero plantear a Stathis es la siguiente: el proyecto de Syriza es romper con las políticas anteriores. Más que eso: romper con las políticas dominantes no solo a escala europea sino en el mundo entero. Eso significa reivindicar una singularidad extremadamente fuerte. Me parece que actualmente asistimos a una contradicción entre la novedad de este proyecto y el método político empleado para alcanzarlo. El método, de momento, es clásico: ocupar el poder central dentro de la legitimidad constitucional/electoral para después llevar a cabo maniobras y negociaciones con los “socios” -o más bien “los enemigos”, como decías- esperando que todo ello conduzca a una solución efectiva de la situación. Pero, como dices, los enemigos no están jugando a ese juego: esta no es su estrategia. Y es muy importante entender esto. Entonces, ¿cómo crees que Syriza, las fuerzas políticas en Grecia y en definitiva el pueblo griego en conjunto, podrían abordar esta situación de una manera diferente a lo que se ha hecho antes? Movimientos populares y procesos estatales Stathis Kouvelakis ¿Clásico? Bueno, sí y no. Si examinamos la actual secuencia griega, me refiero a los últimos cinco años, podemos ver que contiene aspectos muy clásicos y otros que no lo son tanto. Lo que es menos clásico es el hecho de que Syriza nunca habría llegado al poder -siendo un pequeño partido hasta hace pocos años- si no hubiera sido por la emergencia de movilizaciones populares y movimientos sociales en Grecia que son, sin duda, de un alcance mayor que cualquier otra cosa acaecida en Europa desde los setenta. No es casual que el otro país europeo que ha conocido movilizaciones similares -de hecho, movilizaciones innovadoras en muchos sentidos, incluyendo la ocupación de plazas públicas, sin olvidar las decenas de jornadas de huelga general en Grecia- sea España, donde también existe un fenómeno propio: Podemos. Por tanto hay una interacción entre movilizaciones populares y fenómenos políticos con traducción electoral, creo que esto es algo absolutamente crucial. Y es algo nuevo en Europa: hemos visto cosas similares en Latinoamérica últimamente, por ejemplo, en la Bolivia de Evo Morales -o incluso antes, en Chile, con la Unidad Popular de Salvador Allende. En cualquier caso, creo que es ciertamente nuevo en este continente, o al menos en Europa durante el ciclo histórico en el que nos encontramos. Syriza es el producto de todo ello. Por supuesto las temporalidades de estos dos ciclos, la temporalidad social y la temporalidad de los procesos políticos, no están sincronizadas -ojalá lo estuvieran. Por esta razón la política y la estrategia son necesarias. Estas temporalidades tampoco están sincronizadas a nivel europeo. Eso es algo que tenemos que reconocer. No va a haber una solución milagrosa que emerja espontáneamente desde abajo, suficientemente potente como para derrumbar, de un solo golpe, el actual equilibrio de fuerzas. Estos procesos implican temporalidades y duraciones mucho más complejas. Sin embargo, el hecho de que Syriza haya sido capaz de llegar tan lejos gracias a los movimientos populares también nos permite decir que su llegada al poder puede contribuir a la posibilidad de un nuevo ciclo de movilizaciones. Es algo que hemos visto en las semanas inmediatamente posteriores a las elecciones. Fue algo excepcional: Alexis Tsipras, en su declaración de política general a principios de febrero, concluyó su discurso haciendo una llamada a la movilización del pueblo griego, a tomar las calles, las plazas. Reivindicó el último artículo de la constitución griega, que es similar al de la Declaración de los Derechos del Hombre francesa de 1793 y que afirma que la constitución reside en el pueblo y que su patriotismo, en el sentido jacobino, reconoce su derecho de insurrección. De hecho, asistimos a algo inaudito en el contexto europeo: decenas de miles de personas salieron a las calles de Atenas, tanto para apoyar al gobierno griego en su confrontación [con la Unión Europea] como para presionar al propio gobierno. Y esto continuó hasta el mismo 20 de febrero. Este movimiento alcanzó una dimensión europea: el 15 de febrero fue una jornada de movilización europea en apoyo al pueblo griego. Miles o decenas de miles de personas salieron a las calles para manifestarse, por ejemplo en París pero también en Roma y otras ciudades. En este último periodo hemos visto cómo la esperanza de la que hablabas también se ha traducido en acción. Aude Lancelin ¿Dirías que la fuerza del apoyo popular a Syriza en Grecia se mantiene, a pesar de que haya reculado en algunas de sus promesas electorales -o que al menos, esta sea la primera impresión que puede tenerse? Stathis Kouvelakis El apoyo popular es todavía muy fuerte y de hecho va mucho más allá de los votantes de Syriza. Algo similar a lo que ocurrió en 2011, cuando la gente movilizada en las manifestaciones no sólo incluía a los manifestantes tradicionales o a las bases de Syriza. Al mismo tiempo, la sociedad griega es consciente de las dificultades que tiene por delante. No va a ser embaucada por cualquier análisis simplista de lo que ha pasado. Sabe que es muy difícil, que hay una presión enorme y que las relaciones de poder son muy desiguales. Así que ahora estamos en otro momento, pero creo que tenemos que intentar restablecer las condiciones para mantener precisamente esta interacción -entre movilización popular y las batallas que están por venir a nivel institucional, en Europa e internacionalmente. El caso Miterrand: de Estado activo a Estado gestor Alain Badiou Estoy totalmente de acuerdo con lo que acabas de decir, y ello me lleva al fondo de mi pregunta: sobre si esta novedad política -entendiendo, como hemos dicho, que la política no solo significa la existencia y las acciones del Estado, sino también la interacción, y la movilidad de la interacción, entre los movimientos populares y el Estado- está desarrollándose de un modo nuevo y sin precedentes. Soy plenamente consciente de que la situación griega tiene, sin duda, todo tipo de características significativas, interesantes e incluso inéditas en Europa. Esto es así desde hace bastante tiempo: recordemos las insurrecciones de 2008, etc. Así que la historia de Grecia es la historia de movimientos populares, de insurrecciones, de gente saliendo a las calles durante años. Eso es cierto, estoy totalmente de acuerdo. Syriza -y Podemos, cada uno en su propio registro- son un producto de esta singularidad de los últimos años, no solo términos de política clásica sino también en términos de “invención” política… La cuestión que me preocupa, podría decirse que tal vez excesivamente marcada por el resultado final del gobierno de [François] Mitterrand, es la siguiente: cuando Mitterrand fue elegido, y su victoria había estado en el horizonte en los sesenta y los setenta, decenas de miles de personas salieron a las calles gritando “hemos vencido”. Sin embargo, vimos enseguida que se instalaba un tipo de acción gubernamental que abandonó todo esto muy rápido, recluyéndose poco a poco en los trabajos tradicionales del orden estatal, cediendo a los imperativos coyunturales. Y eso rompió este movimiento. Todo pasó en dos años. Ahora, con Syriza, ni siquiera hemos llegado a los dos años, pero aún así esta imagen me persigue. Sin duda deseo, con todas mis fuerzas, que esta vez no se repita lo que sucedió entonces. En alguno de tus textos escribiste que el peligro en este caso es que si la movilización popular no es capaz de controlar las acciones del Estado a través de la organización que este movimiento creó o hizo posible, las instituciones del Estado llevarán de nuevo todo bajo control. Me impactó mucho, en la época de Mitterrand, la velocidad con la que esta “estatización” se dejó ver, se hizo patente. Particularmente cuando se trataba de política económica y financiera: recuerda, Mitterrand tenía un plan extremadamente ambicioso para nacionalizar elementos centrales de la economía francesa, la mayor parte de los bancos, etc. Y de hecho, lo hizo. Pese a todo ello, creo que, a la larga, un método político, un modo de ser político, es completamente determinante. Por eso te preguntaba -a ti en concreto, dado que tu lectura de Syriza me parece fascinante- si todo esto expresa un nuevo tipo de relación -nueva, al menos, para la Europa reciente- entre procesos estatales y movimientos populares. En mi opinión, este es el corazón del problema. Aude Lancelin Al mismo tiempo, los líderes de Syriza tienen un perfil muy distinto al de Mitterrand. Alexis Tsipras tiene un bagaje de extrema izquierda, incluso comunista, mientras que el color ideológico de Mitterrand, que era un político veterano al final de su carrera, era mucho más incierto. Alain Badiou Sí, era menos claro, pero los comunistas estaban en su gobierno y sus objetivos eran mucho más radicales que los esgrimidos hoy por Syriza. Por el momento su programa político es de alguna manera negativo: “no a la austeridad”, “otra política es posible”, pero sus contornos no están muy definidos… no propone ningún desafío explícito a la propiedad privada, a pesar de que eso esté en el núcleo de la tradición comunista. Pero no estoy preocupado por eso. Entiendo perfectamente que la cuestión del programa inmediato tiene que ser examinada a través de sus primeras decisiones de gobierno. Lo que me interesa es que en el nuevo escenario percibo la posibilidad de una nueva dialéctica entre las acciones estatales y los movimientos populares. Por eso te preguntaba por ello, esto marca la diferencia. El liderazgo de Syriza está compuesto por nuevos tipos de organización, pero queda abierta la pregunta de en qué medida su implicación con el Estado es nueva. Stathis Kouvelakis Estoy de acuerdo con lo que acaba de decir Alain Badiou. Sólo un apunte sobre el programa: puede parecer poco radical, pero creo que la radicalidad se mide mejor en términos de coyuntura y no abstractamente. Alain Badiou Eso es cierto. Stathis Kouvelakis Y en la coyuntura actual, incluso medidas modestas o moderadas alcanzan lo que yo llamaría, incluso, dimensiones potencialmente revolucionarias. Pedir hoy la anulación de buena parte de la deuda es dibujar una línea de demarcación muy precisa que desorganiza al adversario. Y este adversario también sabe dónde se encuentra hoy la línea divisoria, el punto de conflicto. Necesitamos infligir derrotas a las políticas neoliberales. Para ello, la experiencia griega enseña que movimientos y movilizaciones son la condición indispensable, el punto de partida de este proceso, pero no son suficientes en sí mismos. Hay que tomar el Estado sin dejase tomar completamente por el Estado. Ahí está todo el problema. Estuve en Francia durante prácticamente todo el mandato de Mitterrand y me sorprendió que el único sector social que se movilizó -de hecho, muy pronto tras la victoria de la izquierda en 1981fueran los trabajadores del automóvil. En su mayoría, de hecho, estos obreros eran trabajadores inmigrantes. Alain Badiou Que el gobierno explícitamente atacó. Stathis Kouvelakis Exacto, era la época en que, entre otros, Pierre Mauroy [primer ministro durante los tres primeros años de la presidencia de Mitterrand] hizo declaraciones afirmando que esas huelgas estaban manipuladas por Irán, por islamistas, etc. Alain Badiou Fue un episodio de una importancia crucial. Stathis Kouvelakis Sí, un episodio crucial, particularmente en el sentido al que se refería Alain Badiou: la cuestión del método político. Si un gobierno afirma que una parte de sus propias bases -de hecho, una parte muy emblemática- es un enemigo y que considera su movilización como una amenaza, entonces el proceso ha descarrilado. El otro frente importante en el que fracasó la experiencia Mitterrand es, de hecho, el europeo. La decisión a la que tuvo que hacer frente en aquel momento era o bien salirse de lo que entonces se llamaba Sistema Monetario Europeo -es decir, continuar con una política de estímulo e intervención estatal activa, en la dirección marcada por las nacionalizaciones- o bien mantenerse en el marco europeo y adoptar un giro neoliberal. Y apostó por la segunda opción. Con todas las reservas necesarias, las opciones de Syriza hoy no son tan diferentes en definitiva. O bien se marca una línea de ruptura con el marco europeo -y sus contornos tendrían que ser estudiados: este el mayor reto al que se enfrentan las fuerzas políticas y sociales griegas- o bien se rinde, algo que supondría una severa derrota con consecuencias potencialmente desastrosas, no sólo para Grecia sino para todo lo está en juego en Europa actualmente. ¿Salir del euro? Aude Lancelin De hecho, quería hablar sobre el euro, ya que acabas de mencionarlo. Algunos observadores han sugerido que los cuatro meses ganados por Tsipras -es decir, antes de la siguiente ronda de negociaciones en junio- podrían utilizarse para preparar, en secreto, una salida del euro. Al menos han circulado este tipo de discursos. Sabes lo que está pasando en el interior de Syriza. Entonces ¿cuál es exactamente el equilibrio de fuerzas entre los internacionalistas -en sentido amplio, aquellos que mantienen que la idea de romper con Europa es impensable- y aquellos que, tú entre ellos, no están de acuerdo con permanecer en la eurozona a cualquier precio e independientemente de sus consecuencias? Stathis Kouvelakis Tengo una pequeña objeción respecto a uno de los términos que has empleado. No puedo aceptar que se diga que aquellos que insisten en permanecer en la eurozona, particularmente los camaradas de Syriza que sostienen esta posición, son internacionalistas mientras que el resto no lo seríamos. Aunque realmente pienso que ellos lo son, y así lo creen ellos mismos. Personalmente, diría que el internacionalismo no tiene nada que ver con el Banco Central Europeo. No veo ni una pizca de internacionalismo en el señor Mario Draghi y pienso que el internacionalismo está del lado de aquellos que se oponen al señor Mario Draghi, a sus políticas y a todo cuanto representa -incluyéndole a él en persona, físicamente. La cuestión del euro siempre ha sido un debate intenso en el seno de Syriza. De un lado están aquellos que sostienen que la salida del euro entrañaría grandes problemas -esto es cierto, de hecho: podría haber problemas con consecuencias para el poder adquisitivo, para el tejido productivo del país. Desde este punto de vista se defiende que más vale intentar librar la batalla en las instituciones, apoyándose en las contradicciones existentes en Europa, en la simpatía de la opinión pública, en los movimientos en curso. Pero vemos que esto no funciona. Los cuatro meses que hemos “ganado” no son cuatro meses de respiro. La tortura de la gota continua. El Estado griego está al borde de la suspensión de pagos, con varios plazos de devolución de créditos por delante. De ninguna manera se ha detenido la máquina infernal de la deuda. Es muy posible que el próximo mes el Estado se vea incapaz de pagar a funcionarios y pensiones, que declare una situación de insolvencia. Pasa lo mismo con el sistema bancario griego, que es extremadamente frágil. Ante esta situación se están moviendo algunas líneas. Hace unos días Alexis Tsipras concedió una notable entrevista a un periódico griego. Se le preguntó si tenía un plan alternativo en caso de una crisis de liquidez. Citando casi textualmente, respondió: “Por supuesto tenemos un plan alternativo. Grecia no chantajea a nadie, pero tampoco va a ceder a chantajes de terceros. El país tiene muchas opciones posibles; por supuesto no queremos llegar a ese impasse, pero…” En suma, estamos en ese punto ahora. Desde mi punto de vista, no hay alternativa y eso incluye las negociaciones europeas. Cuando en una confrontación el enemigo -y aquí se trata de un enemigo- sabe de antemano que hay una línea que no vas a cruzar, lógicamente va a ejercer presión en ese punto. Eso es exactamente lo que ha pasado y lo que va a seguir pasando hasta asediar a Grecia y forzar su capitulación. Para las élites políticas europeas y los intereses económicos que representan, es crucial no solo forzar la rendición del gobierno de Syriza sino también humillar políticamente a Syriza. Esta humillación política sería un disparo de advertencia contra Podemos y los españoles, un aviso a todas las fuerzas sociales y políticas en Europa que se oponen a las medidas de austeridad: “¿Habéis visto lo que les ha pasado a los griegos? Pues esto es lo que os tenemos reservado si intentarais hacer lo mismo”. Aude Lancelin Pero dentro de Syriza, ¿cuántos están preparados para llevar a cabo esta ruptura? Citando una entrevista que concediste a la revista Jacobin hace dos meses, poco después de las elecciones, dijiste que para algunos líderes de Syriza “impedir la ruptura con el euro a cualquier precio representaba una garantía mítica para una perspectiva internacionalista”. ¿Cuál es el balance de fuerzas entre estas tendencias? ¿Cuánta gente está de acuerdo con tu postura? Stathis Kouvelakis Es ciertamente complicado describir un balance de fuerzas en una situación tan tensa, tan fluida. Ya veremos cuál es el equilibrio de fuerzas. Lo que dije en esa entrevista es que creía que la situación griega no admite caminos intermedios entre la ruptura y la capitulación. No es algo que vaya a desarrollarse de golpe, se necesita algo de tiempo, pero este tiempo es limitado y en mi opinión se va a resolver, de un modo u otro, en los próximos meses, en torno al verano. En este periodo, breve y denso, se van a resolver muchos asuntos y contradicciones, tanto en el interior de Syriza como en la sociedad griega en sentido amplio. Alain Badiou Me pregunto, sin embargo, si el dilema que presentas como fin de la situación actual -es decir, prestarse a hacer todo lo necesario para permanecer en el euro dando a entender al enemigo que de un modo u otro se va a capitular, rindiéndose en todos los aspectos que exija el enemigo- no será, en realidad, parte integrante de la situación actual. Por otra parte, a la hora de imaginar dónde se encontrará la posibilidad de una nueva situación para el pueblo griego las cosas son todavía más complejas e inciertas. Algo que me ha sorprendido últimamente es el giro de Giscard d’Estaing [ex-presidente francés] en apoyo a la opción de una salida del euro de Grecia. Aunque por supuesto él no coincide contigo en los términos de la ruptura, dijo cosas que a cualquiera le parecerían razonables, como que los griegos deberían salir del euro y volver al dracma para llevar a cabo una gran devaluación y, de este modo, reducir poco a poco la deuda. Parece que hasta un hombre así puede decir esas cosas, que si Grecia abandonara la eurozona sería mejor para todos y que, aunque sin duda eso causaría algunos problemas considerables, os las arreglaríais y entonces ya veríamos cuál es la situación tras la devaluación de vuestra nueva divisa. Digo esto para subrayar que la crispación sobre este tema es una cuestión táctica, una crispación coyuntural que concierne vuestra relación con Europa. Pero, desde el punto de vista positivo que tenéis para el porvenir del pueblo griego ¿cuáles serían las bases programáticas, políticas y sociales, para una medida de ese calibre? Porque se trata de una medida que se está debatiendo mucho en este momento, también en sus aspectos técnicos: si irse y devaluar o permanecer y obstinarse. Mi pregunta más bien es cómo ves la siguiente fase, o incluso lo que hay un poco más allá ¡algunos dirán que la tarea de los comunistas siempre es mirar a la siguiente fase! Estoy interesado en lo que ves como el paso siguiente a la batalla en curso, incluso aunque entienda que esta tiene sus propias idas y venidas y suscita todo tipo de tensiones tanto dentro como fuera de Grecia. Stathis Kouvelakis Estamos en un momento de crisis. Syriza ha permitido, de hecho, amortiguar la crisis y sus contradicciones. Sabemos que en este momento el adversario, el bloque dominante, duda entre varias estrategias diferentes. Por el momento, no obstante, la estrategia dominante no es la que mencionabas, aunque exista: parece que parte de la élite alemana también está de acuerdo con esa posición, que sería mejor desembarazarse de los griegos, para algunos incluso a cualquier precio. Pero lo que realmente quieren las fuerzas dominantes en Europa en este momento es infligir una derrota al país. Se quiere mantener a Grecia en la “jaula de hierro” y forzar a Syriza a hacer lo que el resto de gobiernos de izquierdas en Europa terminaron haciendo. Quieren demostrar que Syriza es igual que los otros, que es inevitable, que no hay alternativa. Esta es su estrategia real: demostrar que Tsipras al fin y al cabo no es diferente de François Hollande, que no es diferente de Romano Prodi, que no es diferente de lo que hemos visto recientemente en la izquierda socialdemócrata por toda Europa. Sobre la cuestión de las opciones, hay una expresión que utilizas en tu libro El despertar de la historia que realmente me cautivó: cuando dices que no estamos en el momento de lo posible, sino en el de “la posibilidad de lo posible”. Esta idea me vino a la mente la misma noche de las elecciones griegas. Uno de mis amigos de Syriza dijo que la gente no había votado por la esperanza, sino más bien por la esperanza de una esperanza. Creo que estamos en ese punto, en una fase en que nuestra responsabilidad es deshacernos de una camisa de fuerza. Y entonces es cuando la cuestión de la posibilidad va a plantearse realmente, con todas las implicaciones. Me gustaría referirme a otro de los temas que planteas en tus escritos. Coincido contigo en que hace falta una Idea y que no hay otro nombre para esa Idea que comunismo. Pero para mí el comunismo no es simplemente una idea sino también, por decirlo de algún modo, el movimiento real. Alain Badiou Por supuesto. Stathis Kouvelakis Pues ahí hay una tensión. Creo que la situación griega tal vez nos permita plantearnos esta cuestión de nuevo. No en términos simplistas e inocentes, diciendo que Syriza es el comunismo. No, no me refiero a eso en absoluto sino más bien a que la secuencia que atravesamos actualmente, esta experiencia y los diversos elementos que la componen, nos permiten reconsiderar esta cuestión porque ofrece algunos elementos de respuesta. No una respuesta prefabricada, sino elementos que nos permitan indagar en ello de nuevo. Eso incluye, en particular, un punto que significativamente has dejado de lado: hacerse cargo del Estado. Con ello me refiero a algo más que a las elecciones: ¡convertirse en el gobierno es algo muy diferente que tener el poder estatal! Pero creo que para obtener victorias, para reventar la camisa de fuerza, para romper con la asimilación de la derrota, hay que hacerse cargo del Estado. Durante mucho tiempo la extrema izquierda ha sufrido de esta subalternidad, completamente interiorizada. Para superarla necesitamos victorias. No una victoria, sino muchas victorias. Lo que ha pasado en Grecia no es la victoria, sino una victoria, una que apunta en esta dirección, sobre todo cuando lo entendemos en un contexto amplio. Nuevas mediaciones entre movimientos y gobierno Alain Badiou Estoy totalmente de acuerdo. Yo mismo viví la llegada al poder de Syriza exactamente en los mismos términos que has descrito, una victoria que claramente modifica el régimen de posibilidades en Europa hoy. Sin duda. Yo no estaba entre nuestros amigos que sugirieron votar a Hollande pensando que tal vez eso abriría posibilidades nuevas, solo para finalmente darse cuenta de no iba a ser así -¡eso pude verlo, al menos! Por decirlo esquemáticamente, en este tema hay tres términos y no solo dos. Están los fines, el movimiento y el proceso mediante el cual nos vinculamos con el Estado. Naturalmente esto es solo posible gracias al movimiento, aunque al mismo tiempo, en realidad, se lleve a cabo por actores políticos claramente identificables y organizados. Syriza es el nombre que designa, en Grecia, ese nuevo modo en que se organiza la política, en términos de relación entre movimientos populares y Estado, una relación que se ha transformado en sí misma. Esta es una forma más abstracta de describir la situación. Mi pregunta es ¿qué crees que va pasar con esta dialéctica, no solo ahora sino en el futuro cercano? Puedo ver la implicación de Syriza con el Estado, el principio que representa, su participación en el proceso electoral -¡y si algo bueno sale de ahí, perfecto! Luego veo lo que queda de presión y movilización popular en Grecia. Esos movimientos estaban, no obstante, en declive antes de las elecciones. No es que Syriza ganara los comicios porque los movimientos estaban en su apogeo. Stathis Kouvelakis Por supuesto. Alain Badiou Suelen ser así las cosas, es la falta de sincronía de la que hablabas antes. En Francia, en junio de 1936, un gran movimiento social se desencadenó tras las elecciones. En Grecia vino antes, pero en ningún caso estos movimientos se sincronizaron. En cualquier caso, lo que no veo claro es el tercer término, con el cual me refiero fundamentalmente a cómo los otros dos se articulan en la figura del movimiento político, lo que en definitiva significa Syriza -es el movimiento político y tiene una responsabilidad muy importante. He seguido con atención lo que has escrito sobre el tema y tengo la impresión de que Syriza es de algún modo frágil. Es algo que realmente me sorprende. No me refiero a los orígenes dispares de sus componentes, sino a la fragilidad de lo que, tal vez, solo es un acuerdo de mínimos entre esos diferentes elementos, un acuerdo que probablemente no está listo para afrontar, de manera inmediata, las condiciones derivadas de la implicación del partido con el Estado. Se trata de las condiciones, como bien has dicho, derivadas de hacerse realmente con el poder, de hacerse realmente cargo del Estado. Me pregunto cuáles son tus impresiones sobre la relación entre estos tres elementos desde el punto de vista de Syriza, que es al fin y al cabo el actor sobre el terreno. Stathis Kouvelakis Creo que el caso de Syriza nos permite hacer grandes avances en relación al problema de la formapartido. Por supuesto es un proyecto en desarrollo: sus perspectivas están abiertas y es un espacio de contradicciones en sí mismo. Así que hay que encontrar una manera de afrontar todo esto. Syriza es un intento de aunar las culturas de los movimientos revolucionarios y la izquierda radical heredadas del siglo XX para ponerlas a trabajar en un esfuerzo común. Pero a veces parece que esas culturas coexisten sin por ello llegar a producir una nueva cultura política. Aunque haya habido algunos avances en esa dirección. Alain Badiou ¡Sí! Stathis Kouvelakis Por otra parte, el ejercicio del poder gubernamental acarrea de por sí todo tipo de contradicciones y problemas, no siempre los más evidentes. Por ejemplo, vemos una fuerte tendencia en los elementos del partido más implicados en el aparato estatal a volverse cada vez más autónomos respecto a las bases e incluso al propio partido, mientras otros elementos siguen inmersos en movimientos y prácticas sociales. Estas contradicciones se están interiorizando en el seno de Syriza. Está por ver en qué sentido se resolverán con el desarrollo de los acontecimientos, espero que de un modo productivo, a ser posible sin la fragmentación y la división en facciones que tan a menudo han sufrido las organizaciones de izquierdas en el pasado. Incluso si sabemos, por supuesto, que habrá contradicciones, choques y debates internos. Sobre el proyecto político, voy a contar algo que no corresponde tanto con mi punto de vista personal como con una experimentación más amplia, actualmente en curso. Syriza no es el único eje fundamental de este periodo. Hay una red construida desde abajo en la sociedad griega que ha estado en funcionamiento durante estos últimos años, con todo tipo de esfuerzos de autoorganización, con movimientos que, aunque trabajen a un nivel local, también han establecido relaciones flexibles entre sí. Estos movimientos se han hecho cargo de las demandas más urgentes de la situación actual: el Estado en Grecia se hundió, esto es algo muy importante para entender la brutalidad y la violencia del escenario. Es terrible cuando el Estado se retira de este modo. Y, como decía Bourdieu, siempre es la “mano izquierda” del Estado, es decir el Estado social, la que se hunde, nunca la “mano derecha”. La mano derecha ha cumplido con su cometido a la perfección, todos lo hemos visto claramente en el último periodo con la represión y el incremento del autoritarismo estatal. El problema para estos movimientos desde abajo es que, como el proyecto de Syriza aspira a reconstruir lo que fue destruido en el Estado de bienestar y las conquistas sociales, las experiencias de base -que han tejido una red sólida, aunque también frágil e insuficiente- puedan simplemente extinguirse. Creo que la tarea que nos ocupa es la reconstrucción. Grecia es un país destruido, su economía y su sociedad han sido devastados. Y tendremos que reconstruir desde abajo. Esto va a llevar tiempo, pero este esfuerzo de reconstrucción puede sentar las bases para la emergencia de alianzas sociales muy amplias e inéditas, permitir el desarrollo de nuevas prácticas, facilitar que las tendencias de base que han brotado en los últimos años crezcan hasta niveles mucho más altos. De hecho, ya se puede percibir algo de esto: cientos de miles de personas en Grecia reciben asistencia médica en una red de clínicas sociales que existe únicamente gracias a la iniciativa popular -la iniciativa de médicos, trabajadores sociales, activistas, jubilados y estudiantes que han hecho cosas en sus barrios que habrían sido impensables para alguien que solo conociera la sociedad griega durante la burbuja ilusoria de hace solo unos años. Hay que avanzar en esta dirección, y para ello hacen falta diferentes niveles de mediación. Por ejemplo, formas de poder local y regional de las que Syriza ha sido capaz de hacerse cargo, a menudo en alianza con otras fuerzas de extrema izquierda. Aquí hay un enorme campo de experimentaciones posibles. En 2012, Alexis Tsipras y la dirección del partido apoyaron claramente esta perspectiva, incluso haciendo referencia a los procesos en Bolivia. Tsipras dijo que la propuesta de Syriza no era simplemente un gobierno de extrema izquierda, sino un gobierno de extrema izquierda y de movimientos sociales. De ahí las referencias a Bolivia, así como el llamamiento a los movimientos sociales para convocar asambleas generales y discutir este tipo de cuestiones. Estos son precisamente los pasos que tenemos que seguir para combinar la reconstrucción con una transformación de raíz de las estructuras de la sociedad griega. Alain Badiou Es interesante lo que dices: que la posibilidad de hacerse cargo del Estado -¡antes de que el Estado se haga cargo de las fuerzas políticas!- deriva, tal vez principalmente, de la hipótesis de que el Estado estuviera hundido, que hubiera sido destruido. De este modo no hay que hacerse cargo de un Estado fuerte, estructurado, regulado de forma clásica. Esto es una diferencia con el caso de Mitterrand. Mitterrand se encontró con un Estado muy fuerte, no había ningún problema en particular en ese sentido. Lo que describes es una coyuntura donde la crisis del Estado y la sociedad es tan profunda que de algún modo la propia toma del Estado implica inmediatamente una tarea de reconstrucción. No se trata de hacerse cargo de algo que está funcionando de maravilla, normalmente, sino de un Estado disfuncional, cuyo funcionamiento deficiente ha creado el espacio para iniciativas horizontales. En este sentido, hacéis frente a una fase de construcción de algo nuevo, una especie de gestión de la herencia constituida de ese Estado. En otras palabras, vuestro Estado no es el “mamut francés”: vuestro Estado se ha hecho pedazos y, aunque como dices esto ha creado verdaderos problemas para la población, de algún modo también ha proporcionado una oportunidad política. Stathis Kouvelakis Estoy de acuerdo. La violencia del neoliberalismo Aude Lancelin Ambos habéis mencionado la fragilidad interna de Syriza, pero creo que es frágil en otro sentido: su soledad. Al principio de tu intervención, Stathis, mencionabas un movimiento de solidaridad promovido por otras fuerzas de extrema izquierda, como se expresó con marchas multitudinarias como la de París. Pero si hubiéramos imaginado que países como Francia iban a utilizar la situación para suavizar su propia relación con las instituciones europeas -parece que el propio Tsipras llegó a pensar eso en algún momento- al final, más que una ayuda, parecen instancias hostiles. ¿Estás sorprendido por esto? Stathis Kouvelakis Personalmente no, en absoluto. Creo que hay muchos matices en la valoración de esta situación entre los líderes de Syriza, en la medida en que algunos de ellos calcularon que otros gobiernos tendrían sus propias razones para apostar por un punto de vista alternativo y que sería posible trabajar sobre esas contradicciones. En términos tácticos no hay nada de absurdo en ello. Pero cuando hubo que pronunciarse sobre los problemas fundamentales, la presión forzó a todos esos gobiernos a pronunciarse al unísono. Es imposible imaginar que en Francia se apruebe la Ley Macron y al mismo tiempo se tienda la mano a Syriza: o una cosa o la otra, son cosas profundamente incoherentes. Cuando Alexis Tsipras vino a Francia en 2012 -entre las elecciones de mayo y de junio, así que por aquel entonces ya era el líder de la oposición en Grecia- después fue a Alemania. En Berlín fue recibido oficialmente por todos los partidos con representación parlamentaria, sobre todo por los socialdemócratas, tal vez no por los democristianos. Pues bien, en Francia el Partido Socialista rechazó reunirse con él. No solo eso: François Hollande hizo una intervención extremadamente virulenta en las elecciones griegas de junio de 2012. Se trató de una entrevista, que la televisión griega emitió una y otra vez durante los días previos a la votación, en la que animaba a los griegos a no votar a los partidos que hablaban de ruptura, a no votar a los partidos que hablaban de romper “con los compromisos adquiridos” -la consabida fórmula-fetiche para hablar de las decisiones adoptadas por los anteriores gobiernos griegos. En la conferencia de prensa que concedió en París por aquellos días, Alexis Tsipras tomó prestado el eslogan acuñado por Jean-Luc Mélenchon para describir al entonces recién elegido presidente francés: “Hollandreu”. Una combinación de los nombres de George Papandreou, el primer ministro griego que tuvo que dimitir en circunstancias absolutamente vergonzosas, y François Hollande, quien parece que está tomando el mismo camino. Alain Badiou Creo que la razón de fondo por la que estos gobiernos socialdemócratas, de izquierda tradicional, no están interesados en ayudar a Syriza es porque su argumento propagandístico principal es la idea de que las decisiones que toman les son impuestas. No se trata de personas que defiendan un programa extraordinario de transformaciones, no: dicen tener las manos atadas. Y si Syriza consigue llevar a cabo su programa será la demostración de que sus decisiones no eran tan forzadas como decían sino que no se esforzaron en desarrollar los medios propiamente políticos para inventar otra cosa. Para ellos, la cuestión está muerta desde hace tiempo, incluso desde -bueno, estoy volviendo a mi obsesión porque la experiencia francesa es relevante al respecto- Mitterrand en 1983. Cuando afrontó las decisiones fundamentales que mencionabas antes, el gobierno decidió decir que no se podía hacer de otra manera. Y evitó hablar sobre austeridad, aunque inventaron otra palabra: “rigor”, una “política rigurosa”. Una buena parte de las políticas socialdemócratas es eso: salirse con nuevas palabras para hablar de lo mismo (“rigor” en lugar de “austeridad”; “desarrollo de un nuevo crecimiento” en lugar de “pagar la deuda”, etc.). Creo que este es un punto esencial. Aquí, también, tenéis una responsabilidad extraordinaria cuando digo “vosotros” me refiero al pueblo griego… ¡y a ti personalmente también! Una responsabilidad que consiste en aportar el primer ejemplo, en toda Europa, de que en este tipo de coyuntura es posible poner en práctica políticas diferentes. Esto sería un seísmo político: que los griegos portaran esa antorcha magnífica, mostrando que es posible interrumpir la continuidad de la deriva neoliberal de Europa y, por usar un lenguaje de la vieja escuela, dejar de ser gobernados por las necesidades del gran capital. Stathis Kouvelakis Como tú, creo que lo que aquí está en juego es la especificidad del neoliberalismo. También en la medida en que le pone nuevos nombres a un viejo problema: la división entre reformistas y revolucionarios. Hubo una época en que se creía que el reformismo era posible, que se podían llevar a cabo medidas progresistas, por ejemplo en favor del mundo del trabajo, dentro de los términos del sistema. Sin embargo, en el capitalismo neoliberal esto ya no es posible. Incluso para objetivos relativamente modestos que en otros tiempos habrían sido perfectamente compatibles con el funcionamiento del sistema hay que entablar confrontaciones y conflictos a gran escala. Lo hemos visto, de hecho, en Latinoamérica: países como Bolivia, Venezuela o Ecuador no son socialistas, pero incluso para llevar a cabo su ruptura parcial con el neoliberalismo ha habido muertes. Se ha derramado sangre en Bolivia para que Evo Morales pudiera ser elegido. No hay que mirar para otro lado: la situación en Grecia también es una situación violenta, ha habido una violencia infligida contra la sociedad griega. Una violencia que se expresa en el hecho de que un partido neonazi se hayan convertido en una fuerza política importante en un país donde nunca ha existido una tradición política o un movimiento de masas de esas características. Esto tiene que ver con el hundimiento del Estado, como decías, y el tipo de pánico que estos años han provocado en algunas partes de la sociedad. Así que, efectivamente, es el futuro del proyecto neoliberal lo que está en juego- has mencionado Francia en 1983, pero creo que su laboratorio real fue el Chile de Pinochet. Allí comenzó la contrarrevolución neoliberal. Y su destino en Europa, nuestro continente, se juega hoy en el Sur. Aude Lancelin Has mencionado Chile. Si las esperanzas depositadas en Syriza se desvanece en la fecha crucial de este verano, ¿temes que haya problemas serios derivados, por ejemplo, de las acciones de formaciones como Amanecer Dorado? Stathis Kouvelakis Yo mismo he mencionado Chile, sí, pero los griegos no necesitan la referencia chilena para entender lo que está en juego. Lo han experimentado directamente ellos mismos. Alain Badiou Sin duda. Stathis Kouvelakis Las técnicas que se utilizaron en Latinoamérica habían sido previamente empleadas en Grecia [en 1967, con ocasión del golpe militar de los coroneles]. Te lo puedo ratificar personalmente, a partir de la experiencia de mi familia. Sin embargo, yo diría que ahora el problema no está tanto en el ejército. Alain Badiou La policía… Stathis Kouvelakis Sobre todo en la policía, pero también en parte del poder judicial. Hay un riesgo de que se lleve a cabo una “estrategia de la tensión” en Grecia. Ya hemos visto algo de eso durante el período en que Amanecer Dorado estaba a la ofensiva. Cuando sus líderes fueron arrestados tras el asesinato del rapero activista [Pavlos Fysssas] en septiembre de 2013 también fueron detenidos altos cargos policiales y de los servicios secretos. Esto prueba algo que ya sabíamos: que existen estructuras paralelas en ciertos sectores del aparato estatal. Tal vez estos sectores estén callados por el momento: ahora es Berlín quien está a cargo de la ofensiva contra el gobierno Syriza. Pero podrían volver a requerirse sus servicios en un futuro. Así que aquí el balance de fuerzas social, y por supuesto la vigilancia ejercida por las movilizaciones populares, son totalmente indispensables para afrontar este tipo de amenazas. La esperanza de una esperanza Alain Badiou Me gustaría plantear una última pregunta, puramente subjetiva: ¿eres optimista? Stathis Kouvelakis A veces me lo pregunto, Alain Badiou. He reflexionado mucho sobre esto. Tengo que admitir que, personalmente, en estos últimos meses he vivido cosas que no tienen nada que ver con nada de lo que he vivido en mis anteriores treinta y cinco años de vida activista. Se trata de un nuevo “estado subjetivo”, por decirlo de alguna manera. Tiene mucho de angustia, mucho de excitación, de momentos felices súbitamente alternados con momentos sombríos. Y en ninguno de los casos las palabras “optimismo” y “pesimismo” me parecen del todo apropiadas. Creo que cuando se está en el fragor de la batalla no hay nada más que la batalla, y la voluntad de llevar adelante esta lucha es mi única preocupación. No es que haya decidido dejar todo el resto al margen -lo que normalmente se entiende por optimismo. Más bien es que creo que son cosas que no tienen nada que ver con esta situación. Alain Badiou Se trata de una configuración subjetiva que demuestra que realmente estáis en un momento muy intenso de vuestra historia. He sentido algo parecido en varios momentos del pasado: una combinación única de angustia y felicidad, al mismo tiempo. Así que estoy de acuerdo contigo, era una pregunta estúpida, así que estoy muy contento de que la hayas desmontado. Aude Lancelin ¿Cuáles son las razones para pensar, al menos, que podría haber una resolución favorable con todo lo que va a pasar este verano? Stathis Kouvelakis Esas razones las vemos en los eventos que hemos vivido durante los últimos años: ¿quién habría pensado hace cinco años que habríamos llegado tan lejos como lo hemos hecho? Con todo lo que ha habido de trágico, pero también con todo lo que habido de extraordinario para Grecia. Y todas esas razones residen en una palabra que normalmente suena desgastada, pero que a pesar de ello creo que tiene un contenido real en este caso: la palabra “esperanza”. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que la tuvimos. Alain Badiou Eso es cierto. Aude Lancelin Gracias a los dos. Traducción: Pablo La Parra Pérez Esta conversación fue publicada por Mediapart el 21 de marzo de 2015. El 3 de abril de 2015 la revista Jacobin publicó una traducción al inglés de David Broder. Michel Foucault: una nueva imaginación política http://www.eldiario.es/interferencias/Foucault_nueva_imaginacion_politica_6_274432557.htm l Este 25 de junio se cumple el treinta aniversario de la muerte del filósofo que revolucionó las formas de entender el poder, el saber y las resistencias. AMADOR FERNÁNDEZ-SAVATER Una escena puede servirnos para arrancar esta reflexión sobre la actualidad del pensamiento político de Michel Foucault, en el treinta aniversario de su muerte. A finales de 1977, socialistas y comunistas discuten la elaboración de un "programa común" para presentarse conjuntamente a las elecciones generales francesas de marzo 1978. Ha llegado ya el momento, piensan algunos, de traducir la revuelta de Mayo del 68 en una victoria electoral e institucional a través de la necesaria "unidad de la izquierda". Es hora de la "política con mayúsculas" y de las cosas serias, tras tanta autogestión, tanta democracia directa y tanta autoorganización, inconsistentes para transformar la realidad. Al mismo tiempo, dos publicaciones organizan un encuentro entre personas comprometidas en la intervención en ámbitos específicos de la sociedad como la educación, la asistencia sanitaria, el urbanismo, el medio ambiente o el trabajo. Michel Foucault, tal vez la estrella más luminosa en el firmamento intelectual del momento, acude al encuentro y se inscribe en el taller "medicina de barrio". Le Nouvel Observateur (nº 670) recoge sus impresiones al finalizar los trabajos en una breve entrevista titulada: "Una movilización cultural". Entre otras cosas, Foucault dice: "Yo escribo y trabajo para personas como las que están ahí en ese taller, gentes nuevas que plantean preguntas nuevas. Son las preguntas de las enfermeras o de los guardias de prisiones las que deberían interesar a los intelectuales. Son infinitamente más importantes que los anatemas que se lanzan a la cabeza los profesionales de la intelectualidad parisina. " "Durante los dos días de intensos debates y discusiones profundamente políticas, ya que se trataba de cuestionar las relaciones de poder, de saber, de dinero, ninguno de los treinta participantes del grupo 'medicina de barrio' usó las palabras 'marzo 1978' o 'elecciones'. Esto es importante y significativo. La innovación ya no pasa por los partidos, los sindicatos, las burocracias, la política. Se trata de un cuidado individual, moral. Ya no preguntamos a la teoría política qué hacer, ya no son necesarios los tutores. El cambio es ideológico, y profundo". "Un gran movimiento se ha activado durante estos últimos quince años, del que la anti-psiquiatría es el modelo y Mayo del 68, un momento. En las capas que una vez garantizaban la felicidad de la sociedad, como por ejemplo los médicos, ahora hay poblaciones enteras que se vuelven inestables, que se ponen en movimiento, en búsqueda, fuera del vocabulario y las estructuras de costumbre. Es una... no me atrevo a decir revolución cultural, pero sin duda una movilización cultural. Políticamente irrecuperable: se siente que en ningún momento el problema para ellos cambiaría si hubiese un cambio de gobierno. Y eso me alegra." El gesto es altamente provocador. Para el filósofo más grande, un modesto taller es más relevante que la discusión sobre el "programa común" de socialistas y comunistas, es ese taller lo que está en línea directa con Mayo del 68 y no la posible victoria electoral del frente de izquierdas, la invención política pasa por un pequeño grupo de gente que se muestra indiferente al cambio eventual de gobierno. Como si estar "a la altura del momento" consistiese en colocarse muy abajo, como si "la política con mayúsculas" se escribiese en realidad con minúsculas. Provocador sí, pero no caprichoso. El gesto de Foucault es perfectamente coherente con sus desarrollos teóricos de la época. ¿Qué entendía entonces Foucault por poder (si no se trataba del poder político)? ¿Cómo pensaba las resistencias (por fuera del paradigma del partido)? ¿En qué consistía para él una aportación intelectual a las prácticas de emancipación (si no pasaba por firmar manifiestos u opinar sobre la coyuntura)? Poder, saber y resistencias son tres problemas fundamentales a lo largo de toda la trayectoria del filósofo francés. No soy especialista en su obra, ni me atrevería a intentar restituir en unas pocas líneas toda la complejidad de su meditación sobre estos problemas, pero querría apuntar algunos elementos para tratar de entender mejor dónde residía el valor de esa "movilización cultural" y en qué sentido me parece que la seguimos necesitando hoy. En primer lugar, la cuestión del poder "En el pensamiento y el análisis político, aún no se ha guillotinado al rey", escribe Foucault en 1976. ¿Qué significa eso? Foucault alude aquí a la figura de un poder majestuoso, concentrado en un lugar determinado, siempre lejano y en lo alto, que irradia verticalmente su voluntad sobre sus súbditos/víctimas. Se sustituye al rey por el Estado, el imperio de la ley o la dominación de clase, pero se reproduce una forma de entender el poder: una especie de "sala de mandos" situada en la cúspide de la sociedad. Todo el trabajo de Foucault apunta a romper ese esquema conceptual/mental. En lugar de un poder que se concentra o se deduce de las grandes figuras (Estado, ley, clase), Foucault nos propone pensarlo como un "campo social de fuerzas". El poder no desciende de un punto soberano, sino que viene de todos los lados: millares de relaciones de fuerza atraviesan y configuran nuestra forma (práctica) de entender la educación, la salud, la ciudad, la sexualidad o el trabajo. Esas relaciones de fuerza no se codifican únicamente en términos jurídicos (lo que se puede y no se puede hacer según la ley), sino que consisten en una pluralidad infinita de procedimientos extra-legales que funcionan ajustando los cuerpos y los comportamientos a normas (diferentes de una ley). Pensemos por ejemplo en una prisión: su ley explícita dice que se trata de un espacio para la reinserción del preso en la sociedad, pero mil procedimientos cotidianos producen algo bien distinto: un marcaje, una estigmatización del delincuente como delincuente, una exclusión. El análisis exclusivamente jurídico del poder es ciego a esas fuerzas determinantes. En ese campo social de fuerzas hay, sin duda, "puntos de especial adensamiento": el Estado, la ley, las hegemonías sociales... Son los nodos más grandes de la red de poder. Pero Foucault nos propone pensarlos (invirtiendo radicalmente la perspectiva normal) como "formas terminales". Es decir, no tanto causas como efectos del juego de las relaciones de fuerza. No tanto instancias primeras y generadoras, como segundas y derivadas. Perfiles, contornos, puntas de un iceberg... Los aparatos estatales, las leyes y las hegemonías sociales son las figuras visibles que se recortan sobre el fondo oscuro y en permanente ebullición de la pelea cotidiana. Formas terminales, pero no pasivas. Las figuras visibles del poder son el resultado del campo social de fuerzas y se apoyan en él, pero a la vez lo fijan (aunque nunca definitivamente). Es decir, encadenan distintas relaciones de fuerza concretas y locales produciendo de ese modo efectos globales y estrategias de conjunto. Una cita muy clara de Foucault al respecto, discutiendo con el marxismo dominante en los años 70: "No me parece que sea la clase burguesa (o tales o cuales de sus elementos) la que impone el conjunto de las relaciones de poder. Digamos que esa clase las aprovecha, las utiliza, las modifica, trata de intensificar unas y de atenuar otras. No hay, pues, un foco único del que todas ellas salgan como si fueran por emanación, sino un entrelazamiento de relaciones de poder que, en suma, hace posible la dominación de una clase social sobre otra, de un grupo sobre otro". En la famosa entrevista de Jordi Évole a Pepe Mujica, el presentador catalán le preguntó al presidente uruguayo si había cumplido su programa electoral: "Qué va", contestó riendo Mujica, "¿usted cree que un presidente es un rey que hace lo que quiere?" Y le vino a dar a Évole una pequeña "lección foucaultiana" explicándole cómo lo que puede y no puede hacer el poder político está condicionado por el campo social de fuerzas (el entramado jurídico que construye el neoliberalismo a su medida, los mismos deseos y expectativas de los sujetos sociales, etc.). El poder no es un objeto que se encuentre en un lugar privilegiado que se pueda ocupar o asaltar: el paradigma revolucionario hegemónico en el siglo XX entra aquí en crisis. Sin relación con el campo social de fuerzas, ese lugar está vacío y ese poder es impotente. Hay que repensarlo todo de nuevo, no para desechar la exigencia revolucionaria, sino para reactivarla desde una mirada nueva. En segundo lugar, la cuestión de las resistencias "Allí donde hay poder, hay resistencias", reza una célebre máxima foucaultiana. La idea de que el poder no se concentra en un único punto (los dirigentes, la casta política, etc.), sino que se genera y brota desde todos los rincones de la sociedad no es una tesis pesimista sobre la omnipotencia de la dominación. Al contrario: definir el poder como una relación de fuerzas significa entenderlo como la relación entre una acción y otra acción. Una acción de mando y otra acción que le responde. La fuerza no se ejerce sobre un objeto pasivo, sino sobre otra fuerza siempre capaz de acción y de una respuesta no previsible. En una entrevista de 1977, Foucault llama "la plebe" a todas esas resistencias. En primer lugar, la plebe es una respuesta concreta, local y situada a un procedimiento de poder igualmente concreto, local y situado. Ahí está de hecho su potencia: responde al poder allí donde se ejerce y no en otro lado. "La plebe es menos el exterior de las relaciones de poder que su envés, su límite, su contrapunto; es lo que responde a cualquier avance del poder con un movimiento para deshacerse de él". En segundo lugar, la plebe no es una realidad sociológica (aquellos que comparten condición social o intereses), sino más bien una falla en las identidades dadas. No es el pueblo, ni los pobres, ni los excluidos: "hay plebe en los cuerpos, en las almas, en los individuos, en el proletariado, también en la burguesía, pero con una extensión, unas formas, unas energías y una irreductibilidades diversas". No hay división binaria entre el bloque de poder y el bloque de las resistencias: poder y resistencia lo atraviesan todo (y a cada uno). Por último, la plebe no es una sustancia, sino una acción. "La plebe no existe pero hay plebe". Como cuando decimos "la amistad no existe, pero hay pruebas de amistad". Es algo que pasa o simplemente no existe. Es un hecho, una manifestación, un acontecimiento. ¿Puede "organizarse" la plebe, una realidad tan móvil, heterogénea y compleja? La respuesta es sí. Igual que el poder encadena y entrelaza distintas relaciones de fuerza concretas y locales produciendo estrategias globales, las resistencias pueden ser "codificadas estratégicamente" produciendo efectos generales: revoluciones. ¿Cómo? Se trata de evitar al menos dos inercias a la hora de pensar la organización: 1) la simplificación (sólo puede organizarse lo idéntico) y 2) la separación (para organizarse hay que "salir" de los lugares concretos donde las resistencias se desarrollan). Los "sujetos políticos" que hemos conocido a lo largo del siglo XX (el partido político o el grupo armado) siguen ese modelo: pensándose a sí mismos como la cabeza y la articulación de las resistencias, se construyen en realidad como espacios homogéneos, cerrados y aislados de los mundos donde las resistencias viven. ¿Entonces? Se trataría de reimaginar la organización en términos de "circulación" entre los distintos puntos de resistencia. Asumir el carácter disperso y situado de las resistencias, no como un obstáculo a conjurar, sino como una potencia. Pensar, no de qué manera englobar las resistencias bajo formas centralizadas y sin relación orgánica con sus mundos, sino cómo construir "lazos transversales de saber a saber, de un punto de politización a otro, los cruces y los intercambiadores". La plebe se organiza comunicando y extendiendo sus prácticas de resistencia. Seguramente, si Foucault disfrutó tanto esos talleres de 1978 fue porque abrían un espacio donde las resistencias podían encontrarse y compartir sin poner entre paréntesis sus diferencias y sus mundos propios. Y por último, la cuestión del saber "Cada vez que intenté hacer un trabajo teórico, lo hice a partir de elementos de mi propia existencia, siempre en relación con procesos que yo veía desarrollarse en torno a mí", explica Foucault. Para elucidar la experiencia vivida, Foucault podía irse realmente lejos en el tiempo y el espacio (siglos remotos, personajes oscuros, textos perdidos), pero toda su erudición está puesta al servicio de pensar los "problemas, las angustias, las heridas y las inquietudes" del presente. Es la diferencia entre pensar al pie de la calle y pensar al pie de la letra. En el pensar al pie de la letra, los libros remiten a libros. En el pensar al pie de la calle, los libros resuenan con los problemas de la vida individual y colectiva. Uno sale más fuerte, más inteligente, más alegre después de leer a Foucault y sin embargo él no hace sino complicarlo todo. ¿Cómo es posible? Mi intuición es esta: la alegría en el pensamiento no tiene que ver con lo reconfortante de las conclusiones a las que se llega, sino con el hecho de descubrirnos capaces de llegar a un sitio por nosotros mismos. Es una experiencia que deja una huella duradera: si hemos sido capaces de pensar algo (lo que sea) por nosotros mismos, podremos volver a hacerlo. Es lo contrario de lo que Foucault llamó "la posición profética", asociándola a menudo al marxismo: un pensamiento movilizador que en realidad consigue la desmovilización del pensamiento. ¿Cómo? 1) Confundiendo la necesidad histórica y los objetivos a alcanzar, como si estos estuviesen ya escritos en el curso mismo de lo real ("llega el fin del capitalismo", etc.); 2) tapando "el aspecto sombrío y solitario de las luchas": las dificultades, las contradicciones y los claroscuros de la realidad, las fases de silencio e invisibilidad en las que una lucha no goza del protagonismo mediático o la atención de los focos; y 3) buscando todo el rato nuestra adhesión a unas tesis, pero sin requerirnos ningún tipo de trabajo personal. En lugar de la posición profética de superioridad, que es como la voz en off que describe lo que pasa sin que sepamos nunca de donde sale, Foucault entiende la teoría como una "caja de herramientas". No como un sistema teórico válido siempre, sino como un instrumento adecuado para descifrar la lógica propia de una relación de fuerzas concreta. No como un diagnóstico cerrado y perfecto, sino como lentes que uno debe aprender a graduar por sí mismo. Un pensamiento inacabado que requiere (en los dos sentidos) la activación del otro. "Querría producir efectos de verdad que sean tales que puedan utilizarse en una batalla posible, conducida por quienes lo deseen, en formas por inventar y organizaciones por definir, dejo esa libertad al término de mi discurso a quien quiera hacer algo con ella". El intelectual (cualquiera) que entiende la teoría como una caja de herramientas no es un gurú, un oráculo ni un guía, sino lo que Foucault llamó un "intelectual específico". No el portavoz de valores universales, sino de situaciones concretas. No quien traza líneas a seguir, sino quien aporta herramientas que pueden usarse libremente. No la voz en off que todo lo sabe, sino la prolongación de la potencia de una lucha. Pensar en plural En esos talleres de 1978 se desarrollaron discusiones "profundamente políticas", pero sin embargo Foucault preferió hablar de "una movilización cultural". ¿Por qué? Creo que lo que Foucault percibió allí fue una modificación en las maneras de ver y pensar. Es decir, un cambio cultural o de paradigma. Algunos elementos de la "nueva imaginación política" que él reclamaba. Podríamos tal vez definir así uno de esos elementos: pensar en plural. Por ejemplo, no entender el poder como un monopolio del Estado, sino como un campo social de fuerzas. No entender las resistencias como un monopolio de los partidos políticos, sino como posibilidades al alcance de cualquiera, en cualquier lugar. No entender el saber como un monopolio de los especialistas y las Voces Explicadoras, sino como una caja de herramientas sin autor ni propietario, de la que todos podemos servirnos y a la que todos podemos aportar. Nuestro momento histórico es por supuesto muy distinto de los años 70, pero ¿no sigue siendo imperiosa la necesidad de pensar en plural, sin centro? ¿Pensar y hacer el cambio social, no como algo que pasa por un solo plano (partidos-elecciones-poder político), sino a través de una pluralidad de tiempos, espacios y actores? Un criterio para distinguir entre "vieja política" y "nueva política" podría ser, mejor que un simple criterio temporal, esta clave: pensar en plural o pensar en uno mismo (como centro). Así, la vieja política sería aquella que re-centraliza todo el tiempo, absorbiendo todas las energías sociales en torno a unos pocos tiempos, lugares y actores. Esos pocos centros acumularían poder a costa de la pasividad y la desertización del resto (siempre en nombre de la eficacia, etc.). Por su lado, la nueva política sería la que que vacía una y otra vez el centro potenciando lo demás. La que abre posibilidades de intervención política en lugar de acotarlas a unos espacios privilegiados, la que multiplica las capacidades de cualquiera (de hacer, de decir, de pensar) en lugar de producir espectadores, la que activa conversaciones y no monólogos. Una de las lecciones foucaultianas que podemos recoger hoy es que la madurez del pensamiento político no consiste en pasar de lo pequeño a lo grande o en "saltar" de las calles a las instituciones (ni en lo contrario), sino en guillotinar por fin al rey e inventarnos lenguajes y mapas para empujar un cambio que será (en) plural o no será. Notas para una política no estadocéntrica Si el neoliberalismo se reproduce cada día no es sólo por coerción y por miedo, sino también porque 1) es evidente y 2) es deseable. Se hace evidente en mil situaciones de la vida donde uno debe considerarse a sí mismo como una empresa y al otro como un competidor. Se hace deseable a través de mil signos que vehiculan su promesa de éxito, de autorrealización, de libertad. http://www.eldiario.es/interferencias/Notas-politica-estadocentrica_6_248535164.html Coyuntura electoral mediante, crece por todas partes la obsesión por el poder y se olvida que la política emancipadora consiste ante todo en la transformación de nuestra vida cotidiana. Una crítica del estadocentrismo ambiente. Amador Fernández-Savater El neoliberalismo 01- Hay una concepción dominante del mundo (hegemónica, si se quiere) y se llama neoliberalismo. 02- El neoliberalismo -la gestión empresarial de la vida- es una lógica global, pero existe en cada uno de los lugares donde hacemos experiencia de la realidad (la escuela, el trabajo, la calle, las relaciones...). 03- Si el neoliberalismo se reproduce cada día no es sólo por coerción y por miedo, sino también porque 1) es evidente y 2) es deseable. Se hace evidente en mil situaciones de la vida donde uno debe considerarse a sí mismo como una empresa y al otro como un competidor. Se hace deseable a través de mil signos que vehiculan su promesa de éxito, de autorrealización, de libertad. 04- El neoliberalismo pasa por los cuerpos. No se sostiene por lo que opinamos de él, sino por lo que nos hace sentir. Podríamos estar todos en contra y la máquina seguir funcionando tranquilamente. Porque estamos en contra en abstracto y en general, pero en las situaciones concretas que habitamos cotidianamente se nos hace evidente y deseable. Tiene todo el sentido. 05- El neoliberalismo global se desafía local y concretamente. Oponiendo, en cualquier lugar de experiencia, otras definiciones prácticas de lo evidente y lo deseable. 06- El cambio social pasa por la multiplicación y generalización de esas prácticas. Frágiles, ambivalentes, discontinuas, pero que prefiguran ya otra sociedad, otra definición de la realidad. Una nueva hegemonía. Hacer plaza: el 15M, las mareas, la PAH 07- Las plazas del 15M fueron a la vez un desafío a la definición neoliberal de la realidad (un NO) y la producción de nueva realidad (un SÍ). 08- En primer lugar, un NO. “No queremos ser mercancías en manos de políticos y banqueros”, “no nos representan”. Un NO dicho con el cuerpo, con otros, en la calle. Un NO que redefine la realidad: la frontera entre lo que toleramos y ya no toleramos, lo justo y lo injusto, lo digno y lo indigno. Y que rompe (en los hechos) con un régimen de lo evidente y lo deseable. 09- En segundo lugar, un SÍ. Un SÍ que no consistió tanto en un programa, como en hacer la experiencia común de un mundo mejor que el que nos ofrece a diario el neoliberalismo. Las plazas fueron una experiencia de cooperación entre desconocidos, donde los otros no eran instrumentos u obstáculos, sino cómplices e iguales. Una experiencia de anonimato, donde se disolvieron las clasificaciones y las identidades que establecen a diario quién es quién y quién puede qué. Una experiencia de activación, donde nos descubrimos capaces de hacer cosas que generalmente delegamos. Una experiencia de lujo y disfrute, donde la abundancia del tiempo y las relaciones, junto con el cuidado de la vida colectiva, se convirtieron en la verdadera medida de la “riqueza” y la “buena vida”. Una experiencia, en fin, de intensificación de la dimensión común de la existencia. 10- Esa experiencia cuestiona materialmente la definición neoliberal de la realidad: el yo como empresa, la búsqueda de beneficio como motor de los comportamientos, la competencia como principio de relación con el otro, la propiedad y el consumo como medidas de la riqueza y la buena vida, el mundo como conjunto de oportunidades a rentabilizar. Ese es el contenido sustantivo de la “democracia real” que se reivindicaba en las plazas. 11- Las distintas mareas, la PAH y otras muchas iniciativas han multiplicado la experiencia del 15M, traduciéndola y dispersándola por mil rincones de la vida cotidiana. Redefiniendo lo justo y lo injusto a través del NO: “la sanidad no se vende”, “este hospital no se cierra”, “no se desahucia a este vecino”. Creando nuevos espacios y tiempos donde vivir el SÍ. Llamamos a esa operación “hacer plaza”. 12- Se puede “hacer plaza” en las plazas o fuera de ellas, con acciones y con palabras, en lo excepcional y en lo cotidiano, con otros e incluso solo. Hacer plaza es oponer un mundo a otro o poner un mundo en otro. Muy concretamente, en situación, con el cuerpo, agujerear la definición instituida de la realidad y producir nuevos sentidos para la vida social. Elementos de otra concepción del mundo. El impasse 13- Esta forma de acción política, hacer plaza, es todo menos fácil. Por mil razones. Por la dificultad de hacer cosas con otros distintos, cambiar el entorno inmediato y a uno mismo. Porque se desarrolla hoy en un escenario durísimo y muy acelerado de precarización de la vida, cierre institucional y represión. Porque carecemos de formas de organización que hagan habitable de forma duradera la acción política salvo para activistas full time. Porque nuestros esquemas mentales de referencia (el imaginario de la revolución, etc.) no son adecuados para nuestras prácticas y dan poco valor/visibilidad a lo no épico. Etc. Ante las mil dificultades que nos encontramos en la práctica, renace la ilusión tentadora de un atajo: la “toma del poder”, el poder (político) como palanca de cambio. El estadocentrismo 14- Llamamos estadocentrismo a un tipo de mirada que pone el poder político en el centro de las preocupaciones, las expectativas y los deseos de cambio social. Vamos a ponerle tres peros. 15- La mirada estadocéntrica ve el poder político como causa-motor-fuente de los cambios sociales. Alcanzarlo nos pondría por tanto en posición de poder cambiar la sociedad. Pero el poder del poder político depende de lo que pase en los lugares de experiencia cotidianos. Lo que puede y no puede llegar a hacer está entrelazado y condicionado por los conflictos que atraviesan las miles de situaciones que tienen lugar en la base de la sociedad. No hay macro sin micro. Por tanto, es una estrategia fatal vaciar de tiempo, deseo, atención y energía todas esas situaciones para concentrarse en alcanzar el poder político, porque éste depende de lo que esas situaciones le permitan y habiliten. 16- La mirada estadocéntrica nos propone pensar el cambio social como un conflicto entre la clase política (“golfos, corruptos, mentirosos”) y un “nosotros” esencialmente sano (“el pueblo real”, “la gente decente”, “las multitudes”). Bastaría con que “los buenos” llegasen al poder (a través de sus representantes) para cambiar el estado de cosas. Pero el neoliberalismo es más bien una co-producción. Con distintos niveles, pero lo producimos entre todos (entrando en competencia con el de al lado, especulando, etc.). No basta con estar en contra de “los malos” como si hubiese por ahí en algún lado un “nosotros bueno” ya dado. Hay que crear nueva realidad (y cambiar nosotros con ella) . 17- La mirada estadocéntrica persigue sobre todo la "creación de opinión pública”. ¿Por qué? Es sencillo: la opinión pública se traduce en votos y los votos otorgan el poder político. Por tanto, los actores principales de esa idea de la política son los intelectuales que articulan discurso. Política pedagógica, política de la explicación, se trata sobre todo de ocupar los medios de comunicación y convencer al otro, considerado como espectador y votante. Pero el neoliberalismo no es en primer lugar un discurso, sino una práctica cotidiana cristalizada en hábitos y afectos. Por tanto se trata de abrir espacios donde podamos hacer otras experiencias de la vida (de relación con el trabajo, con el pensamiento, con el dinero, etc.), en las que el otro aparezca como un cómplice y un igual. La revolución multicapas y multicanales 18- No se trata de dar la espalda al problema del poder político, sino de des-centrarlo, planteándolo en el interior de un proceso más amplio de construcción de nueva realidad. El discurso estadocéntrico habla de que ahora mismo se trata de pasar “de lo social a lo político”, como si lo ocurrido en las plazas no hubiese sido político. Pero no se trata de pasar de una cosa (inferior) a otra cosa (superior), sino en todo caso de abrir un plano más. 19- “Revolución multicapas y multicanales” es la imagen que propone una amiga para pensar e imaginar un cambio social complejo (es decir: no estadocéntrico). Significa que no hay un punto privilegiado que marque los ritmos, las posiciones y el sentido de la acción a los demás: los plazos electorales, la coyuntura... Lo que hay es una pluralidad de tiempos, espacios y sujetos, todos ellos preciosos y necesarios en tanto que plantean, con el cuerpo y en situación, nuevos regímenes de lo evidente y lo deseable. Un partido de nuevo tipo puede ser un punto más en esa constelación. 20- Dios ha muerto, pero aún quedan demasiadas vanguardias que pretenden ocupar su lugar: la visión de todo en general desde ningún sitio en particular. No hablemos más de lo que habría que hacer, pensando por todos, sino de lo que podemos hacer, ahí donde cada cual tiene puesto el cuerpo. 21- El paradigma multicapas y multicanales es un paradigma de la abundancia y no de la escasez. Es decir, no parte de lo que le “falta” a la realidad para ser lo que “debería ser”, sino de la constatación maravillosa y maravillada de que ya hay mil experiencias y situaciones en marcha, de que ya hay corrientes de simpatía y flujos de comunicación. (Una “función-militante” importantísima aquí sería des-centrar la mirada y ayudarnos a ver y valorar la potencia de lo que suele quedar tapado. Un ejemplo, otro ejemplo.) 22- La organización, en este paradigma, no consiste en “fundir” o “sumar” las diferentes experiencias en un bloque, sino en componerlas, comunicarlas y conectarlas en una red sin centro. Es sobre todo un arte del encuentro: la creación de vínculos entre las situaciones, las herramientas, los dispositivos, los tiempos, los saberes, los conceptos, las imágenes. 23- Ese arte del encuentro requiere ante todo afinar una facultad: la facultad de la escucha. La mirada estadocéntrica es incapaz de escuchar la singularidad de las experiencias y las situaciones. Sólo oye lo que quiere oír. Le interesan las luchas y los movimientos sólo “en tanto que” sirven a sus planes. Acercamiento retórico e instrumental. Pero las luchas valen “por sí mismas” -por los posibles que abren, por las realidades que generany no “para” otra cosa. No se genera un encuentro encajando piezas en un plan, sino partiendo de la intimidad de las propias experiencias: sus propios ritmos, problemas y potencias. 24- Un cambio social multicapas y multicanales sigue lo que alguien llamó “estrategia sin estrategas”. Nadie lo dirige según un plan, son prácticas que se multiplican y generalizan imprimiendo, por intensificación, una nueva dirección global a la realidad, efectos “sin autor”. 25- La hegemonía transformadora no es la hegemonía (cuantitativa) de la opinión, sino la hegemonía (cualitativa) de los comportamientos. No es un fenómeno mediático, sino un desplazamiento masivo del sentido de la vida. Traducción al inglés de este texto Traducción al alemán de este texto * Estas notas son apuntes de una investigación, de un pensamiento en marcha. Me doy cuenta de que presentarlas como tesis puede suscitar una idea demasiado tajante y concluyente, cuando en realidad cada una de ellas es más bien una intuición, una hipótesis para desarrollar. Lo iré haciendo y publicando los resultados en este mismo espacio. ** Este texto, como todos los demás, es un collage de citas, fragmentos de conversaciones con amigos, algún chispazo propio. He querido que la discusión no se desviase hacia los autores y por eso las referencias están “tapadas”. Pero aquí van las más importantes: -Sobre el neoliberalismo, La nueva razón del mundo, Christian Laval y Pierre Dardot, Gedisa, 2013. -Sobre el estadocentrismo, El poder, una bestia magnífica, de Michel Foucault, Siglo XXI, 2012. -Sobre el estadocentrismo y el paradigma multicapas y multicanales, Potencia y situación: de la potencia al contrapoder, Diego Sztulwark y Miguel Benasayag, Ediciones de mano en mano, 2000. -Sobre la crítica a la noción de “hegemonía” entendida como discurso, Poshegemonía: Teoría política y América Latina, Jon Beasley Murray, Paidós, 2010. También aproveché muchísimo las conversaciones con Silvia Federici, Raquel Gutiérrez y Marina Garcés. Y por supuesto con el resto de amigos, como siempre: Marga, Pepe(s), Álvaro, Marta, Débora, Silvia, Miriam, Franco... John Holloway: "Podemos o Syriza pueden mejorar las cosas, pero el desafío es salir del capitalismo" http://www.eldiario.es/interferencias/John_Holloway_Podemos_Syriza_capitalismo_6_28703131 5.html A diez años de la publicación de su célebre libro, ¿sigue pensando John Holloway que es posible cambiar el mundo sin tomar el poder? Amador Fernández-Savater En el año 2002, John Holloway publica un libro de referencia: Cambiar el mundo sin tomar el poder. Inspirado por el ¡Ya basta! zapatista, por el movimiento que surgió en Argentina en 2001/2002 y por el movimiento antiglobalización, Holloway plantea en él una hipótesis: no es la idea de revolución o transformación del mundo la que ha quedado impugnada en el desastre del comunismo autoritario, sino más bien la idea de la revolución como toma del poder y la del partido como herramienta política por excelencia. Otra noción de cambio social se insinua en esos movimientos, y en general en todas las prácticas más o menos visibles donde se sigue una lógica distinta a la del beneficio, la de agrietar el capitalismo, o sea crear, dentro de la misma sociedad que se rechaza, espacios, momentos o áreas de actividad donde se prefigura ya un mundo distinto. Rebeldías en movimiento. Vistas así las cosas, la cuestión de la organización ya no coincide con la del partido, sino que pasa por la pregunta de cómo se reconocen y conectan las distintas grietas que van descosiendo el tejido capitalista. Pero después del “que se vayan todos” argentino vino el gobierno Kirchner y después del "no nos representan" apareció Podemos. Nos encontramos con John Holloway en la ciudad de Puebla (México) para preguntarle si, después de una década y todo lo que ha acontecido en ella, desde los gobiernos progresistas en América Latina hasta Podemos y Syriza en Europa, pasando por los problemas de las prácticas autoorganizadas para existir y multiplicarse, sigue pensando que es posible "cambiar el mundo sin tomar el poder". *** Lo primero, John, sería preguntarte de dónde viene, dónde se sostiene, la idea hegemónica de revolución en el siglo XX, es decir, la del cambio social mediante la toma del poder. John Holloway. Creo que el elemento central es el trabajo, el trabajo entendido como trabajo asalariado, es decir, trabajo enajenado o abstracto. El trabajo asalariado ha sido y es la base del movimiento sindical, de los partidos socialdemócratas que eran su ala política y también de los movimientos comunistas. Ese concepto conformaba la teoría revolucionaria del movimiento obrero: la lucha del trabajo asalariado contra el capital. Pero su lucha era limitada porque el trabajo asalariado es el complemento del capital y no su negación. No entiendo la relación entre esa idea del trabajo y la de revolución a través de la toma del poder del Estado. John Holloway. Una manera de entender la conexión sería la siguiente: si partes de la definición del trabajo como trabajo asalariado o enajenado, partes de la idea de los trabajadores como víctimas y objetos del sistema de dominación. Y un movimiento que lucha por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores (considerados como víctimas y objetos) se remite inmediatamente al Estado. ¿Por qué? Porque el Estado, por su separación misma con respecto a la sociedad, es la institución ideal si se busca conseguir beneficios para la gente. Así piensa la tradición del movimiento obrero y la tradición de los gobiernos de izquierda que hay actualmente en Latinoamérica. Pero no es la única tradición para pensar la política de emancipación... John Holloway. Desde luego que no. En los últimos veinte o treinta años encontramos muchísimos movimientos que afirman otra cosa: la posibilidad de emancipar la actividad humana del trabajo enajenado, abriendo grietas donde poder hacer de otra manera, hacer algo que nos parece útil, necesario y que merezca la pena, una actividad no subordinada a la lógica del beneficio. Esas grietas pueden ser espaciales (lugares donde se generan otras relaciones sociales), temporales (“aquí en este evento, mientras estemos juntos, vamos a hacer las cosas de otra manera, vamos a abrir ventanas hacia otro mundo”) o relacionadas con actividades o recursos particulares (cooperativas por ejemplo o actividades que siguen una lógica no mercantil con respecto al agua, al sofware, a la educación, etc.). El mundo, y cada uno de nosotros, está lleno de estas grietas. El rechazo del trabajo enajenado y enajenante implica al mismo tiempo una crítica de las estructuras institucionales, organizativas y de pensamiento que surgen de él. Así se puede explicar el rechazo de los sindicatos, de los partidos y del Estado que podemos observar en tantos movimientos contemporáneos, desde los zapatistas hasta los indignados griegos o españoles. Pero no se trata de la oposición entre vieja y nueva política, me parece, porque lo que vemos en los movimientos de la crisis es que surgen las dos cosas al mismo tiempo: grietas como las plazas y también nuevos partidos como Syriza o Podemos. John Holloway. Creo que es un reflejo de que nuestra experiencia en el capitalismo es contradictoria. Somos víctimas y a la vez no lo somos. Buscamos mejorar nuestras condiciones de vida como trabajadores y también ir más allá, vivir de otra manera. Por un lado, somos efectivamente personas que tienen que vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. Pero, por otro, cada uno de nosotros tenemos sueños, comportamientos y proyectos que no caben en la definición capitalista de trabajo. Lo difícil, ayer como hoy, es pensar la relación entre los dos tipos de movimientos. Cómo esa relación puede evitar la reproducción del sectarismo de siempre, cómo puede ser una relación fructífera sin negar las diferencias fundamentales entre las dos perspectivas. Argentina en 2001 y 2002, los indignados en Grecia y España más recientemente... En cierto momento los movimientos por abajo se detienen, entran en crisis o impasse, se desvanecen... ¿Dirías que la política de las grietas tiene límites intrínsecos para durar y expandirse? John Holloway. No hablaría de límites, sino de problemas. Hace diez años, cuando publiqué Cambiar el mundo sin tomar el poder, se veían más los logros y las potencias de los movimientos de abajo, mientras que ahora somos más conscientes de los problemas. Los movimientos que citas son faros de esperanza de una importancia enorme, pero el capital sigue existiendo y es cada vez peor, implica cada vez más miseria y destrucción. No podemos limitarnos a cantar las glorias de los movimientos, no es suficiente. ¿Podría pasar una respuesta entonces por la opción que enfoca hacia el Estado? John Holloway. Se entiende por qué la gente quiere ir para allá, se entiende muy bien. Han sido años de luchas feroces, pero la agresión del capitalismo sigue igual. Espero sinceramente que Podemos y Syriza ganen las elecciones, porque eso cambiaría el caleidoscopio actual de las luchas sociales. Pero mantengo todas mis objeciones con respecto a la opción estatal. Cualquier gobierno de este tipo implica una canalización de las aspiraciones y de las luchas dentro de conductos institucionales que necesariamente tienen que buscar la conciliación entre la rabia que estos movimientos expresan y la reproducción del capital. Porque la existencia de cualquier gobierno pasa por fomentar la reproducción del capital (atrayendo inversión extranjera o de otra forma), no hay otra. Esto implica inevitablemente participar en la agresión que es el capital. Es lo que ya ha pasado en Bolivia o Venezuela y será también el problema en Grecia y España. ¿Se trataría tal vez de complementar los movimientos por abajo con un movimiento orientado hacia las instituciones de gobierno? John Holloway. Es la respuesta obvia que se repite. Pero el problema de las respuestas evidentes es que suprimen las contradicciones. Las cosas no se pueden conciliar tan fácilmente. Desde arriba se puede tal vez mejorar las condiciones de vida de la gente, pero no me parece que se pueda romper con el capitalismo y generar otra realidad. Y sinceramente creo que estamos en una situación donde no hay soluciones a largo plazo para la humanidad entera dentro del capitalismo. No descalifico la opción estatal porque yo tampoco tengo ninguna respuesta que ofrecer, pero no me parece que sea la solución. ¿Por dónde estás buscando esa respuesta? John Holloway. Sin considerar a los partidos de izquierda como enemigos, que para mí desde luego no es el caso, yo diría que la respuesta hay que pensarla en términos de profundización de las grietas. Si no vamos a aceptar la aniquilación de la humanidad, que es algo que me parece que está en la agenda del capitalismo como posibilidad real, entonces la única alternativa es pensar que nuestros movimientos son el nacimiento de otro mundo. Hay que ir construyendo grietas y buscando formas de reconocerlas, potenciarlas, extenderlas, comunicarlas. Buscar la confluencia o, mejor, la comunización de las grietas. Si pensamos en términos de Estado y elecciones nos estamos desviando de eso, porque Podemos o Syriza pueden mejorar las cosas pero no crear otro mundo por fuera de la lógica del capital. Y creo que de eso se trata. Por último, John, ¿cómo piensas la relación entre las dos perspectivas de que venimos hablando? John Holloway. Es necesario mantener un debate constante y respetuoso y que a la vez no suprima las diferencias y las contradicciones. Pienso que una base del diálogo podría ser la siguiente: nadie tiene la solución. Nosotros por el momento debemos reconocer que no tenemos la fuerza suficiente para abolir el capitalismo. Y por fuerza me refiero aquí a construir maneras de vivir que no dependan del trabajo asalariado. A poder decir: “realmente no me importa si tengo empleo o no, porque si no lo tengo puedo dedicar mi vida a otras cosas que me interesan y que me dan el sustento suficiente para vivir dignamente”. Ahora mismo no es el caso. Quizá tengamos que construir eso antes de decir: “váyase al carajo, capital”. En ese sentido, pensemos que una precondición de la Revolución Francesa fue que en cierto momento la red social de relaciones burguesas ya no necesitaba a la aristocracia para existir. De igual modo, debemos llegar trabajar para alcanzar el punto en que podamos decir: “no nos importa que el capital global no invierta en España, porque hemos construido una red de apoyo mutuo suficiente para vivir con dignidad”. Hoy, la rabia contra los bancos se extiende por todo el mundo, pero me parece que el problema no son los bancos, sino la existencia del dinero como relación social. ¿Cómo pensar la rabia contra el dinero? Creo que ésta pasa necesariamente por construir relaciones sociales no monetizadas, no mercantilizadas. Y hay muchísima gente dedicándose a eso, por deseo, convicción o necesidad, aunque no salga en los periódicos. Construyendo otras formas de comunidad, de socialidad, de pensar la tecnología y las habilidades humanas para crear otra vida. La extrema derecha está robando la crítica a la izquierda radical” por Siné Mensuel (Francia) http://piensachile.com/2016/01/26003/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_ca mpaign=Suscripciones%3A+piensachile+%28piensaChile%29 Publicado el 5 enero, 2016 , en Entrevistas Tras los nuevos avances del Frente Nacional en las elecciones regionales de Francia, Philippe Corcuff aporta un enfoque histórico, sociológico y político sobre la extrema-derechización en marcha y sobre su relación con las crisis de las izquierdas. Sobre los refugiados, igual que sobre otros temas que atraviesan a la sociedad, los intelectuales se mantienen en silencio. Usted habla de desintelectualización. ¿Qué quiere decir? Los intelectuales están menos presentes en el paisaje político francés por varias razones. En primer lugar, a la izquierda dominante hoy le interesa más el showbusinesspara sus tinglados electorales que los investigadores para sus reflexiones. En segundo lugar, los marcos ideológicos como el marxismo que ligaban a los intelectuales profesionales con el compromiso se han hundido. En tercer lugar, el mundo intelectual bajo el ángulo de la universidad y la investigación se ha vuelto más especializado. Está más al margen de una globalización de los problemas de la sociedad. De acuerdo, pero el intelectual es un ciudadano de todos modos… Para intervenir en la sociedad, es necesario tener una visión global. Hoy, el intelectual profesional aparece disperso como todo el mundo en microparcelas, las vistas de conjunto se borran, la acción política se segmenta o patina en una niebla cada vez más espesa. Otra desaparecida, la izquierda de la izquierda, que, según usted, pierde todos sus puntos de referencia… La izquierda radical no ha sabido suplir los fracasos neoliberales del Partido Socialista (PS). Peor aún, los atentados de Charlie Hebdo y del supermercado judío revelaron grandes confusiones. Algunos decían que había que ser laico señalando con el dedo sobre todo al islam. Otros respondían que la laicidad es un truco colonial que amenaza principalmente a los musulmanes. Algunos hacían primar la lucha contra el antisemitismo, otros contra la islamofobia y otros contra los fundamentalismos islamistas. Esas divisiones hicieron olvidar la brújula histórica de la izquierda emancipadora: la convergencia de los oprimidos. ¿Acaso es tan difícil ser laico y antirracista, combatir la islamofobia, el antisemitismo y los fundamentalismos islamistas? Con el embrollo de esos debates, la izquierda radical ha entrado en barrena. Grecia ha acelerado ese proceso. He visto en internet comparaciones delirantes entre la supuesta actitud de los “alemanes” en general hacia Grecia y Auschwitz. En definitiva, ¡una crecida de germanofobia con regustos negacionistas! Antes incluso de estos patinazos, estaba esa espera mitológica del “hombre providencial”. Tsipras era casi un dios viviente y en algunos días se convirtió en un “cabrón”. ¿Qué es esa izquierda que tiene esa necesidad de adorar a dioses humanos y de escupir sobre “traidores” en vez de implicarse en acciones emancipadoras? ¿Y no hemos comprendido finalmente que delegar nuestras esperanzas en profesionales de la política no tiene demasiado que ver con el proyecto democrático? Usted ha hecho un libro sobre el retorno de los años 30, ‘Les années 30 reviennent et la gauche est dans le brouillard’ (“Los años 30 regresan y la izquierda está en medio de la niebla”). ¿Ve a Europa volver a caer en el fascismo y en el nazismo? Como en los años 30, la extrema derecha trae una solución nacionalista y xenófoba. Tras la crisis de 1929, también hubo dificultades sociales y problemas de refugiados. La construcción antisemita del “problema judío” se presentó como un derivado. Hoy, está la construcción del “problema musulmán”, pero también del “problema gitano”, y todavía se sigue con el “problema judío”… Pero no creo que se trate de la misma extrema derecha. Si Marine Le Pen llega al poder, los campos de exterminio son poco probables, pero sí son probables fuertes regresiones autoritarias y xenófobas. De ahí a hacer una analogía… Nuestros días y los años 30 no son idénticos, pero sí hay parecidos inquietantes. Hay actualmente una ‘extrema-derechización’ de las mentalidades, una atracción ideológica y política por los temas de la extrema derecha. Incluso si el Frente Nacional no llega nunca al poder, está ya en el centro de la política de partidos, del imaginario político y de las políticas públicas aplicadas tanto por la derecha como por la izquierda. Lo vemos en cuanto se trata de las prácticas musulmanas (velo, comedores escolares, etc.), de los rom o recientemente con los refugiados. En los años 30, había una confrontación con una izquierda potente que ya no existe. Hoy hay factores tranquilizadores y agravantes. ¿Tranquilizadores? Por ejemplo, la extrema derecha no está militarizada como ayer. Pero el principal factor agravante es el estado estructural de debilitamiento militante e intelectual de las izquierdas y del sindicalismo. Sin embargo, tras los disturbios fascistizantes de febrero de 1934, se creó el Frente Popular. En los años 30, personajes como Jacques Doriot pasan de la izquierda a la extrema derecha, pero ahora todavía no ha ocurrido algo así… Gentes como Philippot simpatizaron con la corriente de Jean-Pierre Chevènement antes de pasarse al Frente Nacional. Un economista que se definía como de izquierda y cercano a Jacques Sapir, Philippe Murer, es asesor de Marine Le Pen. En cuanto a Sapir, contemplando la posibilidad de una alianza con el Frente Nacional, es el paso más avanzado de las seducciones nacionalestatistas en el seno de la izquierda radical. De momento, tenemos algunos Doriot de opereta, pero… En su libro aparece a menudo la expresión ‘teorías de la conspiración’. ¿Los pensamientos conspiracionistas están de moda? La crítica social clásica se ha apoyado en conceptos pensando estructuras sociales que encierran nuestras existencias como el capitalismo. Para Marx, el capitalismo no son los ricos malos que intentan robar el dinero de los pobres buenos. Es una fuerza impersonal que constriñe a todo el mundo. El capitalismo no es James Bond, sino más bien el entramado de Matrix. Esa crítica estructural del capitalismo se está perdiendo en el gran público. Hoy, se crítico para muchos es denunciar a individuos que manipulan en la sombra. Si pensamos que el problema principal del capitalismo son algunos ricos o algunos periodistas que tiran de los hilos en la sombra, basta con desembarazarse de ellos para que todo marche. De este modo se ha desarrollado una crítica simplista. Incluso se ha convertido en uno de los principales canales de renacimiento de una extrema derecha ideológica; lo que llamo el neoconservadurismo xenófobo, sexista, homófobo y nacionalista, con dos polos, el islamófobo y negrófobo de Éric Zemmour y el antisemita de Alain Soral. De todos modos sigue siendo una paradoja ver que hay muchas cosas en común, no por las mismas razones, entre el Frente de Izquierdas y lo que dice Marine Le Pen. La extrema derecha está robando la crítica a la izquierda radical. Primero, a través de sus temas (la crítica del neoliberalismo, de la mundialización, de los bancos, de los medios, etc.), pero todavía más insidiosamente con la postura de lo “políticamente incorrecto”. Ya no es el carácter demostrable factualmente de una crítica o su valor de justicia lo que determina su supuesta “verdad”, sino que se haga contra lo, en teoría, “políticamente correcto”. Basta con hacer provocación para creer que se está en lo cierto. Los apoyos emancipadores de la crítica se están deshilachando, y es por ello que algunos pueden creer que ser verdaderamente crítico es ser racista, ya que el antirracismo sería “políticamente correcto”… Los dirigentes de la izquierda radical, a menudo convencidos de su inteligencia crítica, no parecen darse cuenta de ello. Y entre los simpatizantes de esa izquierda de la izquierda, la importancia que ha cobrado la crítica de lo “políticamente correcto” en lugar de la crítica social emancipadora, o la atracción de las explicaciones conspiracionistas, dejan abierto un camino a las captaciones por la extrema derecha. ¿Cómo analiza usted el éxito del Frente Nacional? La subida del Frente Nacional tiene una de sus motivos principales en la competición entre dos maneras de representarse la sociedad. Lo que llamo la tendencia de la justicia social, basada en la producción y el reparto de los recursos, y la tendencia nacional-racial, el FN jugando a la ambigüedad entre el referente nacional y el referente étnico-racial. La tendencia nacional-racial empezó a crecer a primeros de los años 80 a costa del retroceso de la tendencia de la justicia social, principalmente por la descomposición del Partido Comunista, el retroceso de la CGT, la dessindicalización y la deriva neoliberal del Partido Socialista. Por el contrario, durante las huelgas y manifestaciones de 1995, la tendencia de la justicia social retomó fuerza en detrimento de la nacional-racial. Desde entonces, el Frente Nacional mantiene un discurso nacional-social por el que la solución social pasa por la nación en una lectura xenófoba. Usted piensa que la derechización del Partido Socialista es responsable del fuerte ascenso del Frente Nacional y, sin embargo, dice que responsabilizar únicamente al viraje social-liberal del Partido Socialista no es suficiente… El abandono neoliberal de lo social por el Partido Socialista permitió el desarrollo de la tendencia nacional-racial. Pero hay otros factores, como el hundimiento de la corriente estalinista, que dejó un enorme espacio vacío. Al mismo tiempo, hay una responsabilidad moral importante del ‘sarkozysmo’. Sarkozy se puso a la cabeza del embrollo ideológico contribuyendo a instalar de manera más duradera la atracción ideológica y política por la extrema derecha. En ese proceso de extrema-derechización, los gobernantes del Partido Socialista intentan seguir los pasos del ‘sarkozysmo’, que a su vez está siguiendo los pasos del Frente Nacional. Estamos más allá de la “social-liberalización”, entramos en un contexto político en el que la extrema-derechización se ha convertido en uno de los puntos esenciales. Por otro lado, hay otra responsabilidad: la de las organizaciones políticas de la izquierda radical (Nuevo Partido Anticapitalista, Frente de Izquierda y Nouvelle Donne), incapaces de construir una alternativa desde 1995. ¡Han tenido 20 años, hemos tenido 20 años para hacerlo! ¿Tiene usted soluciones frente a este caos? En un libro que sale este mes, Enjeux libertaires pour le XXIè siècle par un anarchiste néophyte (“Desafíos libertarios para el siglo XXI por un anarquista neófito”), intento dibujar un anarquismo pragmático, dos palabras que a menudo no van juntas. No tengo soluciones en mano para proponer, pues es la gente la que debe construir individual y colectivamente sus soluciones. Desde una perspectiva democrática y libertaria, no puedo más que poner a disposición de la gente pistas metodológicas para ayudar a formular los problemas. ¿Algunas de esas pistas? Ampliar la cuestión social a todas las desigualdades y discriminaciones (de clase, de género, racistas, etc.), volver a poner de actualidad el doble objetivo de autogobierno de los individuos y autogobierno de los pueblos contra la profesionalización política, relanzar un internacionalismo desde abajo… ————– *Post scriptum del 7 de diciembre de 2015: La primera vuelta de las elecciones regionales del 6 de diciembre de 2015 ha mostrado un nuevo avance del Frente Nacional. Lo que en octubre se analizó en esta entrevista con Siné Mensuel se ha prolongado con agravaciones en el contexto post-atentados del 13 de noviembre. En esta ocasión, la atracción por temas tratados al principio por la extrema derecha ha afectado todavía más claramente a la izquierda social-liberal que está en el Gobierno: retroceso de las libertades individuales y colectivas con el estado de emergencia, que se encuentra en vías de constitucionalización, y aumento de de los supuestos que permiten perder la nacionalidad, debilitando las lógicas más republicanas en materia de nacionalidad francesa. Más allá de eso, la concurrencia en torno a una cuestión securitaria etnicizada está cada vez más de moda entre la extrema derecha, la derecha ‘sarkozysta’ y la izquierda de Hollande y Valls. El Partido Socialista no había alcanzado tal nivel de descomposición moral, de deriva política y de letargo intelectual desde la época en la que Guy Mollet presidía el Consejo durante la guerra colonial en Argelia. La izquierda radical de 1995, casi paralizada y en vías de automarginalización, aparece cada vez menos como una alternativa posible, dividida entre los que no se han enfrentado al estado de emergencia en la Asamblea Nacional y el Senado (votando a favor o absteniéndose en el caso de todos los diputados del Frente de Izquierda) y los que con un discurso hueco izquierdista patinan cada vez más con los sectores de la población a los que se dirigen (en particular, aquellos que anteponen valores multiculturales y que se expresaron especialmente en el movimiento “Je suis Charlie” y en lo que se ha conocido como la “generación Bataclan”). En ese contexto post-atentados, la sospecha hacia los que son identificados como “musulmanes” ha crecido, lo que ha permitido más agresiones islamófobas aisladas y, en mayor medida, votos con justificaciones xenófobas. Sin embargo, la lógica ultrasecuritaria privilegiada por las cumbres del Estado ha hecho difícil el necesario desarrollo de una organización democrática contra las amenazas reales que vienen de los fundamentalismos islamistas. En una coyuntura tan peligrosa, movilizaciones ciudadanas, sociales, multiculturales, antirracistas, libertarias, internacionalistas, pragmáticas y convergentes son cada vez más necesarias. –Entrevista aparecida en el nº 46 de octubre de Siné Mensuel y publicada online posteriormente, junto con el post scriptum, en Médiapart el 7 de diciembre de 2015. **Traducción: Gladys Martínez López *Fuente: Diagonal Periódico El debilitamiento de lo urbano en Santiago, Chile[1] http://www.eure.cl/index.php/eure/article/view/1570/865 Paula Rodríguez. SUR Corporación de Estudios Sociales y Educación, Santiago, Chile. resumen | Se presentan en este artículo algunos resultados de una investigación cuyo objetivo fue revisar las manifestaciones espaciales del debilitamiento de lo urbano en Santiago de Chile. Para ello, se toma como punto de partida la teoría de Lefebvre sobre la producción social del espacio, enfatizando en su dimensión subjetiva. Este marco permite ordenar la información relativa a Santiago y establecer que se trata de una ciudad en la que se manifiestan grandes distancias sociales concomitantes a un ordenamiento jerárquico de sus municipios. Para profundizar en los aspectos subjetivos de esta producción espacial, se recurre a un encuadre teórico multidisciplinar, con el desarrollo de conceptos elaborados por Heller, Lechner, Soja y Foucault. Se concluye que la dimensión subjetiva de la producción espacial se manifiesta en la creación de contraespacios y contraconductas por parte de quienes viven en la periferia, procesos que se materializan en la creación de un conjunto de normas, las que les permiten actuar con cierta libertad en una ciudad desigual. palabras clave | periferia urbana, segregación, desigualdad social. abstract | This article presents some results of an investigation whose objective was to revise the spatial manifestations of the urban weakening process in Santiago, Chile. For this, Lefebvre’s theory of the social production of space is addressed as a starting point, emphasizing its subjective dimension. This framework allows organizing the available information relative to Santiago and establishing that this is a city where social gaps are evidenced concomitant to the hierarchical order of its diverse municipalities. In order to further analyse the subjective aspects of this spatial production, a theoretical multidisciplinary framework is applied, developing concepts elaborated by Heller, Lechner, Soja and Foucault. The conclusion points that the subjective dimension of the spatial production is found in the development of counterspaces and counterbehaviors by those who live in the periphery, as processes that materialize in the creation of transmissible sets of norms that allow certain freedom of action in an unequal city. keywords | urban periphery, segregation, social inequality. Recibido el 6 de agosto de 2014, aprobado el 10 de marzo de 2015 E-mail: [email protected] Introducción Santiago es el producto de políticas urbanas que han logrado construir un espacio urbano diferenciado (De Ramón, 1985; 1990; Hidalgo, 2007), en el cual se traducen y manifiestan distancias sociales entre grupos de mayores y menores ingresos (Schatan, 2005; Larragaña, 2001; Organisation for Economic Co-operation and Development [oecd], 2013)[2]. Estas distancias son la expresión y producto de una subdivisión territorial y administrativa del territorio de la ciudad en sectores uniformes, homogéneos, organizados en jerarquías (Bourdieu, 1999; Ducci, 2002; Ducci & González, 2006; Hardy, 2009). Los procesos señalados se expresan en que en un municipio determinado, de todos los que componen Santiago[3], tan solo el 1,9% de sus habitantes esté bajo la línea de pobreza; tal es el caso, por ejemplo, del municipio de Vitacura, uno de los de mayores ingresos de Santiago y del país. Por el contrario, otro municipio puede tener más del 20% de sus habitantes bajo la línea de pobreza; es lo que ocurre en La Pintana, con un porcentaje de personas bajo la línea de la pobreza que se eleva por sobre el porcentaje total en el país, de acuerdo con cifras del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud, 2005). Esta estratificación del espacio ha implicado a la vez producción de periferia (Morales & Rojas, 2009; Rodríguez & Icaza, 1993; Rodríguez & Rodríguez, 2009). Se trata de territorios sensibles, dislocados, que también son una manifestación de “la disgregación de la vida mental y social” (Lefebvre, 1983, p. 181), en los cuales se relega a una gran cantidad de personas y se les niega centralidad. El resultado ha sido el debilitamiento de lo urbano. En este contexto, se plantea una pregunta por los ámbitos subjetivos en el debilitamiento de lo urbano en Santiago. Este cuestionamiento es importante, porque lo subjetivo hace referencia a un “complejo que abarca valores y creencias, disposiciones mentales y conocimientos prácticos, normas y pasiones, experiencias y expectativas” (Lechner, 2002, p. 43). Se debe recordar que Lechner insistió en desechar la diferencia entre objetivo y subjetivo. Según Heller (2004), esta escisión, que es el signo de nuestra época, se ha visto reforzada por distintas teorías positivistas y ha provocado “una objetivación de lo social a la vez que una dessubjetivación de la reflexión” (Lechner, 2002, p. 16), lo que debe ser revertido. En la primera sección de este artículo se revisan algunos conceptos de la teoría del espacio lefebvriana; asimismo, se repasan los niveles de las dimensiones del espacio propuestas por Lefebvre, profundizando en la dimensión subjetiva. Para ahondar en esta, se recurre a un encuadre multidisciplinar, a partir de Heller (2004), Lechner (1986, 2002), Soja (1996) y Foucault (2006, 2007). Así, se examina cómo se ha destrozado lo urbano en Santiago y cómo se han incrementado las distancias sociales en la ciudad; con este fin, se cita un corpus de autores chilenos, quienes han estudiado tales procesos, el que también se cita en el siguiente capítulo. En la segunda sección se enfatiza en la dimensión subjetiva de la destrucción de lo urbano. Se parte indicando el incremento de la trama urbana y la producción de espacio urbano inequitativo. Se indica que la participación en la producción de este espacio ha sido desigual: existen algunos grupos sobrerrepresentados, como el Estado, mientras que otros se encuentran subrepresentados, como las personas que habitan en la periferia. Se sugiere que también se debería revisar lo que ha sucedido con estos últimos sectores. A partir de la exposición de algunos de los resultados de una investigación realizada entre 2011 y 2013, se profundiza en las experiencias de pobladores de La Victoria, El Castillo y San Gregorio. Se habla de sus traslados por una ciudad desigual y de cómo se han visto expuestos a tratos denigrantes por portar marcas del demérito (Wacquant, 2012); asimismo, de las soluciones que han encontrado. En la última sección, se concluye que el debilitamiento de lo urbano se relaciona con la jerarquización y diferenciación del espacio urbano, lo que se manifiesta en el espacio urbano (territorio y relaciones sociales). En ámbitos subjetivos, esta jerarquización también puede ser comprendida como una valoración positiva de la desigualdad, la cual puede violentar a las personas de menores ingresos. Estas, por ejemplo, para circular con cierta libertad por los municipios de mayores ingresos, deben generar normas que si bien pueden ser comprendidas como contraconductas, también implican una grave lesión a su derecho a disfrutar de la vida urbana. Lo urbano y lo subjetivo Para Lefebvre (1983, p. 122), lo urbano se define a partir de la noción de centralidad, la cual se comprende como un movimiento dialéctico de construcción/destrucción. La centralidad, señala el autor, hace referencia a la creación de la situación urbana, “en la cual las cosas diferentes influyen, unas en otras, y no existen distintivamente, sino según las diferencias” (p. 123, destacados en el original). Esta afirmación permite profundizar en dos puntos: i) lo urbano es entendido como una “realidad social compuesta por relaciones a concebir, a construir o reconstruir” (Lefebvre, 1983, p. 67); y ii) que la tendencia de lo urbano es ser centro, centralidad, lo que no se refiere al punto cero de las ciudades (el centro), porque cualquier punto de la ciudad puede ser centralidad y cualquiera, periferia. Lefebvre (1978) define lo urbano como el nivel de las relaciones: “La familia, el vecindario, los oficios y corporaciones, la división del trabajo entre los oficios” (p. 70). Para el mismo Lefebvre (1983, p. 125), lo urbano se puntualiza a partir de lógicas de forma (operaciones y disposiciones formales) y dialécticas de contenidos (diferencias y contradicciones) y está ligado a las matemáticas (lo calculable, cuantificable, valorable), la geometría (lo cuadrado, lo circular, etcétera), la recurrencia y la legibilidad. Se trata de una forma, no un sistema, una posibilidad y una tendencia, lo que involucra la idea de proceso, construcción. Lo urbano es la morfología social. Se refiere a la posibilidad de que se produzca la situación urbana. La ciudad, por otra parte, es el sustrato objetivo que permite y articula lo urbano. Así, por ejemplo, siguiendo siempre a Lefebvre (1983, 2013), en la democracia urbana, lo urbano se presentaría como forma utópica, articulada en una ciudad incluyente, que se produce en torno a la justicia, a la posibilidad de producir espacio con valor de uso por sobre el valor de cambio; esta sería la ciudad donde se cumple el derecho a la producción del espacio, no la búsqueda del plusvalor, del lucro. Lo anterior, además, porque lo urbano está fundado sobre el valor de uso. Por el contrario, el debilitamiento de lo urbano produciría la ciudad desigual, que expulsa a las personas de menores ingresos de la centralidad y que está articulada en torno a la jerarquía de las diferencias, con primacía del valor de cambio. En la ciudad se reúne, se centraliza gran cantidad de relaciones, estructuras y funciones (Lefebvre, 1983, p. 123). Esta es su característica, la concentración y la poli(multi)centralidad, y es lo que que necesita lo urbano. Pero también es lo que se opone a la segregación, la cual disgrega, separa personas y relaciones, elude las contradicciones y niega los conflictos. Por segregación comprendemos, siguiendo a Lefebvre (1983), la imposición de una formación totalitaria que apunta a desgarrar lo urbano y su complejidad mediante la ruptura de relaciones y el cese de información (p. 139). Ahora bien, lo opuesto a segregación no es la unidad ni la armonía, sino el lugar de las expresiones, del deseo, “el lugar de enfrentamientos y confrontaciones, como unidad de las contradicciones” (p. 181). Es por esto que, en este artículo, se utilizarán términos como disgregación, separación, diferenciación y jerarquización, para hacer referencia a aquello que destruye lo urbano. Las dimensiones del espacio lefebvrianas que permiten conocer el debilitamiento de lo urbano A fin de conocer lo subjetivo en el debilitamiento de lo urbano en la periferia de Santiago de Chile, se escogió el eje sincrónico, de las dimensiones del espacio, que desarrolla Lefebvre (1983, 2013). En este eje se distinguen tres niveles: Global, Mixto y P.[4] El primer nivel, G, el espacio de lo global, incluye los espacios de carácter público (como templos, edificios políticos y administrativos, entre otros). Este nivel acoge las relaciones más abstractas (mercados de capital y políticas de espacio), se proyecta en el espacio sin construir y se concreta en construcciones, estructura vial y tejido urbano. Es el nivel del Estado, del poder y de la ideología. El segundo nivel es el M, el de los espacios mixtos, que hace referencia a los espacios intermedios (como arterias, áreas de transición, plazas). Es el espacio de la ciudad, el conjunto específicamente urbano (formas, funciones, estructuras). Las estructuras pueden ser de dos tipos: morfológicas (por ejemplo, calles, plazas, barrios, edificios) y sociológicas (por ejemplo, edades, sexos, dirigentes, dirigidos). El tercer nivel, P, es el nivel del habitar. Para comprender la importancia de este nivel, recordemos que lo urbano es definido por Lefebvre (1983, p. 96) como la unidad de los tres niveles, pero con el nivel P en relación de predominio por sobre los otros dos (G y M). El nivel P no puede ser definido como microsocial en oposición a macrosocial. No se refiere al hábitat; tampoco es el lugar de la economía a menor escala o de los agentes, como la familia, los vecinos, y de las relaciones primarias. En el nivel P, Lefebvre incluye claramente lo subjetivo. El nivel P es el habitar, mediante lo cual las personas se reapropian y producen un espacio de intercambios, basado en el valor de uso. El nivel P, el que hace referencia a la vida de las personas, a “su relación con lo posible y con lo imaginario” (Lefebvre, 1983, p. 89), es el nivel de los sueños, del deseo, del espacio íntimo, que no se opone al público, sino que puede (o no) prolongarse en este: Intentar imaginar una ciudad donde la vida cotidiana estaría completamente transformada, donde los hombres serían dueños de su vida cotidiana, que transformarían a su antojo, serían libres respecto a la cotidianidad. (Lefebvre, 1978, p. 145) A partir de la relevancia que Lefebvre otorga al nivel P, se indica que es importante conocer los aspectos subjetivos en el debilitamiento de lo urbano en Santiago; asimismo, recordar que algunos autores chilenos también hablan de esto, por ejemplo, Lechner (2002): La subjetividad importa. No sabemos cuánto ni cómo, pero la vida nos enseña que ella es tan real y relevante como las exigencias de la modernización socioeconómica. Solo si nos hacemos cargo de la tensión existente entre la racionalidad propia a la modernización y la subjetividad de las personas, podemos hacer de los cambios en marcha un desarrollo humano. (p. 43) En esta línea se cita a Heller (2004), quien señala que si bien los sentimientos son una parte inherente de la acción y del pensamiento (no son solo algo que los acompaña), analíticamente se ha producido una separación entre emoción, cognición y voluntad (Benhabib, 1980, p. 215). Esta escisión, que es el signo de nuestra época, se ha visto reforzada por distintas teorías positivistas (Heller, 2004), las que –a su juicio– debieran ser revisadas. La incorporación de lo subjetivo en los análisis del espacio urbano implica reintegrar en ellos las emociones que experimentamos las personas. Como toda creación realizada por personas, las emociones o sentimientos encierran y ocultan –utilizando la terminología de Lefebvre– relaciones sociales, las que se desenvuelven en conflicto y pugna. Ahora bien, lo que se debe tomar en cuenta es que las personas otorgan valores a sus sentimientos y los organizan en jerarquías. Los intereses que guían estas clasificaciones y luchas no han sido siempre los mismos ni han permanecido inalterables a lo largo de la historia (Heller, 2004). Han cambiado, y estos cambios se desarrollan en conflicto entre instituciones y personas diferentes (Foucault, 2006, 2007). Una ciudad donde se destroza lo urbano En las últimas décadas, Santiago ha estallado –utilizando los términos de Lefebvre– de manera desigual e inequitativamente, creando centralidad y también periferia o reforzando la periferia que ya existía (Rodríguez & Rodríguez, 2009; Rodríguez & Rodríguez, 2012; Rodríguez, Rodríguez & Salas, 2005 y 2009). Esta producción de periferia y de centralidad ha sido estudiada cuando distintos autores revisan los análisis de las diferentes políticas urbanas que se han implementado en Santiago; es el caso de Hidalgo (2002, 2004, 2007), y de Rodríguez y Sugranyes (2009), entre otros. En las últimas décadas, el proceso de expansión desigual de Santiago (el estallido) ha ido de la mano con la naturalización de una ideología economicista (Foucault, 2007). Por ideología, recurriendo a Gramsci, comprendemos un sistema de ideas. Los sistemas de ideas, las ideas, son producidas por personas; es decir, al igual que el espacio y que las emociones, las ideas también envuelven relaciones sociales. La definición de ideología de Gramsci está muy cercana al uso que le da Lefebvre en sus textos, porque este último no habla de ideología en un sentido peyorativo o en uno que no distingue entre ideología y estructura; tampoco afirma que las ideologías cambian las estructuras, ni habla de ideologías como soluciones inútiles o estúpidas. La ideología economicista, que en este artículo podemos homologar con el término ideología neoliberal, siguiendo los planteamientos de Foucault (2007), promueve la desigualdad como una “condición necesaria para el mantenimiento de la libertad de los individuos y de la competencia” (Garretón, 2012, p. 24). Al igual que Foucault, Lefebvre también habla de y critica esta ideología economicista, porque ella ampara la centralización de las decisiones, los flujos y las redes, creando verdaderas fortalezas y expulsando hacia la periferia a quienes no disponen de los recursos para participar de los beneficios de la ciudad (Lefebvre, 1976, p. 55). Y cuando esta ideología se traduce y manifiesta en el espacio, también diversifica, diferencia, reagrupa y extiende la ciudad mediante la edificación de conjuntos homogéneos, como es la tendencia en los municipios de Santiago (Ducci & González, 2006; oecd, 2013; pnud, 2005). Lefebvre indica que el espacio se caracteriza por su unióndesunión, homogeneidadquiebre, por ser ordenadodesarticulado. En él, el centro (la unión, lo homogéneo y ordenado) estalla, se petrifica y también violenta a la periferia (lo dislocado, desunido y quebrado) (Lefebvre, 1976, p. 35). En ese sentido, la función de la ideología, en palabras del autor, es aceptar esta disociación y tomarla en cuenta como parte de la realidad. Así se admite que el espacio es dependiente de grupos e intereses diferentes y que no posee una lógica propia; por ello, se puede hablar de contradicciones del espacio y de su carácter político, ideológico y estratégico, de producción de valor y de acumulación, de enajenación y de libertad. En este sentido, cabe recordar que el principal aporte de Lefebvre es indicar que el espacio se produce socialmente, lo que quiere decir que el espacio es producido por personas. En el caso de Santiago, aceptar que la jerarquización y diferenciación es también un asunto ideológico permite revisar la participación desigual de distintos actores en los procesos de producción del espacio (Galetovic, 2006; Morales & Rojas, 2009; Rodríguez y Sugranyes, 2009); también permite indagar en la sobrerrepresentación de algunos grupos en la ciudad, que igualmente se manifiesta en el espacio (Feagin, 1987). Y si se estudia la sobrerrepresentación de algunos grupos, también se debería revisar lo que ocurre con aquellos que aparecen subrepresentados, como lo son las personas que habitan en la periferia. Las distancias sociales producto del debilitamiento de lo urbano Se señala que, en Santiago, el debilitamiento de lo urbano se ha relacionado con la aplicación de una “grilla de inteligibilidad” economicista (Foucault, 2007, p. 208). Esta matriz ha debilitado lo urbano, porque su función es hacer análisis (de ahí lo de inteligibilidad) economicistas en busca del incremento de las rentas y la promoción del valor de cambio por sobre el valor de uso, en todos los ámbitos, incluso los que no son económicos. Esta reducción economicista de cualquier valor implica la desaparición de cualquier particularidad en cualquier producción social (Foucault, 2007). Existe amplio consenso en que la aplicación de la grilla economicista (neoliberal) se inició en Chile a mediados de los años setenta (Garretón, 2012; Martínez & Díaz, 1996; Martínez & Palacios, 2009; Rodríguez & Rodríguez, 2009, 2012; Tironi, Vergara & Baño, 1988). Esto es importante cuando se habla de lo que ha ocurrido en las últimas décadas en Santiago, en las cuales se ha producido un debilitamiento de lo urbano, tal como es planteado por Lefebvre y confirman indicadores del pnud (2005) y de la oecd (2013), entre otros autores. En este artículo se presentan algunos resultados del análisis de lo que ha ocurrido en tres poblaciones (La Victoria, El Castillo y San Gregorio). En ellas, el debilitamiento de lo urbano se ha mantenido y reforzado, en los términos planteados por Lefebvre[5]. Lo anterior se ha traducido, por ejemplo, en los bajos indicadores sociales de las tres poblaciones (I. Municipalidad de La Pintana, 2012; I. Municipalidad de Pedro Aguirre Cerda, 2012; pnud, 2005). Este sello marginal de las tres poblaciones no es algo nuevo, sino que se mantiene desde su creación (Aravena, Forray & Márquez, 2008; Hechos Urbanos, 1987a, 1987b; Integrantes Taller Literario…, 2010; Monardes, 2010). Lo que se debe tomar en cuenta es que, en las tres poblaciones, la producción de periferia ha implicado, necesariamente, la negación de centralidad para una gran cantidad de personas. Estamos hablando de lo que sucede cuando el nivel G (lo global) absorbe al nivel P (del habitar). Es en ese momento que entra en juego el nivel M: el nivel urbano, de la ciudad, de los conjuntos urbanos, el terreno de la lucha, del conflicto (Lefebvre, 1983, p. 95). El debilitamiento de lo urbano y lo subjetivo En las últimas décadas, el área urbana del Gran Santiago se ha cuadruplicado. Para ello se han utilizado distintos instrumentos; grosso modo, en 1960, la superficie era de 11.017 hectáreas y el instrumento que regulaba los límites fue el Plan Regulador Intercomunal de Santiago; en 1979, 42.080 hectáreas y el instrumento, el ds n° 420; en 1994, 49.270 hectáreas y el instrumento, una modificación al Plan Regulador Metropolitano (prms); en 1997, 56.081 hectáreas y el instrumento, una modificación al prms; y en el 2003, 64.140 hectáreas y el instrumento, una modificación al prms. No solo se ha expandido la trama de la ciudad, sino que los municipios que componen Santiago también se han ido distanciando socialmente unos de otros. La ciudad se ha expandido en una periferia donde se sigue concentrando a las personas de menores ingresos (Espinoza, 1988; Garcés, 2002; Hidalgo, 2007; Rodríguez & Sugranyes, 2009). Este aumento de la trama urbana (nivel M, de acuerdo con Lefebvre) y el incremento de las divisiones y las distancias sociales, se intensificó en los años ochenta con la nueva división comunal (Hardy, 2009) y se consolidó en los noventa, durante el retorno de la democracia (Rodríguez & Rodríguez, 2009): ¿Por qué no un todo? ¿Por qué siempre dividir? Te voy a partir por la mitad, la cabeza tuya va a andar por un lado y tus piernas para otro y tu tronco ya no sé para dónde. ¿Para qué las divisiones? Viven dividiendo a la población como dividen las cosas en la vida. No entiendo eso. Yo creo que uno tiene que ser una cosa en la vida. Claro, uno ve que en Maipú hay gente más pudiente y en Padre Hurtado porque están los más (…) [las] división[es] son clasistas, racistas. (Blanca, 2012) El incremento del nivel M también se ha manifestado en la extensión de los traslados de las personas que viven en la periferia entre distintos puntos de la ciudad, por distintos motivos (laborales, educacionales, ocio, etcétera). En el caso de las poblaciones estudiadas, estos viajes han permitido que los entrevistados no solo conozcan una gran cantidad de los municipios, también que puedan reconocer diferencias significativas entre ellos: En Quilicura, las casas están todas juntas. En cambio, en Providencia, Las Condes o Vitacura, son tremendas casas, bonitas. Vive la gente pudiente. Las calles también son distintas. Es todo más lindo si hay más plata. (Myriam, 2012) Las diferencias entre los municipios en Santiago marcan distancias entre las personas por ingresos. Así, por una parte, profundizan las distancias entre opuestos; y por otra, al separar a personas y distanciar las relaciones entre ellas, cortan flujos de información y restringen los intercambios a ciertos horarios, lugares y tipos (Guerrero Valdebenito, 2006)[6]. Estamos hablando de distancias sociales que se relacionan con la producción de un espacio social estratificado (Trivelli, 2009; Hidalgo, 2002; 2004; 2007). Estas son las realidades urbanas a las que se refiere Lefebvre (2013), las cuales son la manera o el modo en que aparecen las distancias entre las personas, en un espacio orgánico, en el que “el espacio ocupado declara sobre el terreno la organización de la sociedad, las relaciones constitutivas” (p. 271). Las marcas del demérito en una ciudad desigual Uno de los resultados de las políticas de diferenciación de la ciudad ha sido la configuración de municipios con muy buenos equipamientos urbanos (parques, plazas, centros comunitarios, bibliotecas, gimnasios municipales, calles bien cuidadas, entre otros), versus municipios homogéneamente de bajos ingresos, sin o con muy malos equipamientos urbanos (con carencia de áreas verdes, sin centros comunitarios, con calles y espacios residuales ocupados como basurales, y así por delante). Los entrevistados coincidieron en señalar que las cosas buenas de los municipios de mayores ingresos se relacionan con el equipamiento urbano y el nivel de urbanización: hay mejor iluminación, casas grandes, piscinas, cines, parques, más dinero. Además, los municipios de mayores ingresos tendrían calles que parecen “de película” por lo limpias, lo bien cuidadas, los grandes árboles y los autos, las casas amplias, los jardines con flores, entre muchos otros detalles. Como se indicó, la mayoría de los entrevistados había conocido las calles de los municipios de mayores ingresos o por motivos laborales o porque habían ido a visitar a algún familiar o enamorado que trabajaba en esos barrios, entre otros motivos: Pero para acá, ponte tú, alguna vez que fui a conocer el trabajo de mi mami, fui a buscar diarios, ¿te acordái? [le pregunta a su mamá]. Ahí quedé maravillada. Ese era como el mundo que no te pertenecía [se ríen]. (Tina, 2012) Sin embargo, al mismo tiempo, los barrios de mayores ingresos no les gustaron porque se viviría de las apariencias, sus habitantes no serían amables, se creerían superiores y estarían “todos endeudados”. A la par que han recorrido la ciudad, los entrevistados señalaron que se han visto enfrentados a emociones que no habían vivido en sus barrios. Por ejemplo, señalaron que había algunos momentos en los que se sentían inseguros en otros barrios que no eran el propio, en otros municipios. Cuando se les consultó por las emociones que han experimentado en sus traslados por los municipios de mayores ingresos, salió a relucir el temor a la discriminación[7]. Tomando en cuenta que se trató de entrevistas semiestructuradas en las cuales se permitió la aparición de nuevas temáticas por parte de los entrevistados, puede ser un hecho significativo que, en la mayoría de los casos, hablaron de la discriminación de la que son objeto (véase, al respecto, unicef, 2008). Estamos hablando del nivel P, al que se refiere Lefebvre, el nivel del habitar; pero, en este caso, de lo que sucede cuando se vive y transita por una ciudad jerarquizada y altamente desigual. En cuanto a los motivos por los cuales creían que eran discriminados, los entrevistados señalaron que podía ser por su aspecto físico, sus modales, cómo pronuncian algunas palabras, su vestimenta, los horarios y días en los que transitan por barrios de mayores ingresos, la población en la que viven, entre otros. Es decir, se refirieron a aspectos físicos (como portación de rostro) o hechos como horarios y lugares de recorridos; dieron a entender que se trataba de una situación en las que ellos y ellas aparecían como estímulos (objetos sensibles) que provocaban determinadas respuestas (discriminación, malos tratos, no ser considerados como personas, entre otros). Esta creación y puesta en circulación de estereotipos a la que aludieron los entrevistados impediría que disfruten de la vida urbana, de acuerdo con sus palabras. Esto ocurre porque, como lo indica Bourdieu (2000), el espacio habitado es una simbolización del espacio social. Por lo mismo, el debilitamiento de lo urbano al que se alude también se relaciona con la promoción de estereotipos de personas reducidos en atributos y cualidades (Wacquant, 2001)[8]. A la par del miedo, los entrevistados manifestaron pesar y enojo. Señalaron su malestar por ser tratados como inferiores, como si fueran de “otra raza” por personas que eran “iguales” que ellas. Recordemos que Lefebvre indica que la segregación separa a personas y relaciones. A eso se referían los entrevistados cuando hablaron de sus temores a ser mirados en menos: a la separación entre personas, la que ha ido de la mano con la diferenciación entre municipios, de acuerdo con lo que indicaron. Este “creerse mejor que otros”, por parte de algunas personas de altos ingresos, queda de manifiesto de muchas maneras, de acuerdo con los entrevistados. Se puede exteriorizar como desconfianza, porque quienes viven en la periferia circulan por barrios de mayores ingresos en horarios que no son los laborales o porque parece que caminan sin un objetivo o un rumbo fijo; o indiferencia o desprecio, porque los que tienen mayores ingresos se sienten diferentes, superiores: Ellos son como de otra raza, tienen más plata. Se creen otra cosa. Nosotros siempre estamos más abajo que ellos, somos distintos. Nosotros decíamos que eso era fome, porque somos todos iguales. (Myriam, 2012) La inseguridad en los municipios de mayores ingresos Cuando señalaron que eran tratados irrespetuosamente por personas que viven en los municipios de mayores ingresos, los entrevistados estaban hablando de personas que habitan en los municipios de más altos ingresos no solo del Gran Santiago, sino también de todo el país (Las Condes, Vitacura, La Reina, por ejemplo). De acuerdo con el pnud, en los municipios con mayor Índice de Desarrollo Humano viven quienes: i) ofrecen una mayor igualdad de oportunidades para todos los que residen en esos espacios; ii) tienen libertad para incidir en decisiones que los afectan; iii) participan en agrupaciones que les permiten enriquecerse de manera recíproca, lo que les posibilita construir un sentido social para sus vidas; iv) responden a sus necesidades sin comprometer a generaciones futuras; v) pueden ejercer sus oportunidades de desarrollo de manera libre y segura, y vi) participan activamente en empleos remunerados y en la producción de recursos. En este contexto, se puede pensar que la creencia de no estar seguro de los entrevistados se relaciona con la sobrerrepresentación de ciertas categorías (Oviedo, Rodríguez & Rodríguez, 2008); por ejemplo, aquellas relacionadas con una perspectiva ecologista del delito[9], o que responden a construcciones conservadoras de lo que se comprende por transgresión. De acuerdo con Lechner (1986), en Chile parece que se teme a la delincuencia, al delincuente, lo cual no es solo un problema de (in)seguridad civil, sino también de discriminación: la creencia es que los delincuentes suelen ser personas que habitan en los sectores de menores ingresos de las ciudades, quienes, según el autor, son las principales víctimas de las (mal llamadas) guerras contra el crimen. Wacquant (2012) también nota que los transgresores habitualmente son personas que componen (lo que él denomina) el proletariado posindustrial, el cual habita en los sectores más precarizados de las ciudades y al que se deja marcado con el demérito (Wacquant, 2001). La sobrerrepresentación de las categorías conservadoras criticadas por Lechner y Wacquant también implica puntos de vista particulares, elecciones y selecciones cognoscitivas, discursos y patrones hegemónicos. Los que “reciben” menos –utilizando el término de Heller (2004)– son quienes habitan en los municipios de menores ingresos, porque son receptores de las marcas del abandono del Estado (Wacquant, 2001, 2012). Los entrevistados forman parte de este conjunto de personas abandonadas y marcadas por el demérito. Lo saben y lo dicen. La producción de contraconductas y contraespacios Como se señaló, el objetivo es ahondar en el nivel P de Lefebvre, el del habitar, de las subjetividades, de los sueños y deseos. Una pregunta, en este sentido, es cómo se manifiesta el temor a ser mirado en menos, en qué se traduce espacialmente. Los entrevistados señalaron sentir temor a ser despreciados en barrios de municipios de mayores ingresos. Esta emoción no provocó que disminuyeran sus recorridos por la ciudad o que dejaran de realizar algunas actividades. El temor se manifestó en la elaboración de un conjunto de medidas para hacer frente a la emoción. Esta creación de normativas es importante, porque los temores, como el miedo a ser discriminado, pueden anular los espacios de representación (el espacio de la biografía, en la tríada de Lefebvre)[10]; los temores también pueden implicar una pérdida en la libertad de las personas, las que dejan de recorrer ciertos lugares, evitan a ciertas personas, dejan de participar en determinadas actividades, se cuidan de no quedarse mucho rato parado en un mismo lugar (por temor a ser detenidos por sospecha por la policía, por ejemplo). Los espacios de la biografía o de representación lefebvrianos son aquellos a los que Soja (1996) se refiere como contraespacios; y Lefebvre (2013), como el “lado clandestino y subterráneo de la vida social” (p. 91). También se pueden situar en las cercanías de las contraconductas de Foucault (2006, p. 407), que hacen que las personas replanteen sus principios articuladores y acciones. En el caso de las tres poblaciones que se analizaron, la producción de normas les permitió a los entrevistados transitar con cierta libertad por espacios que ellos consideraban inseguros; es decir, pudieron crear contraconductas (Foucault, 2006) y contraespacios (Soja, 1996). Esto es importante desde la teoría de producción del espacio de Lefebvre. Recordemos que el interés en este artículo era incorporar lo subjetivo en la producción de periferia en Santiago, para lo cual se propuso hacer énfasis en el tercer nivel de las dimensiones del espacio que propone Lefebvre (1983, 2013): el nivel P, el nivel del habitar, aquel que permite que las personas se apropien y produzcan un espacio de intercambios. En el caso que se revisa, se trata de personas que habitan en la periferia, quienes han sido desprovistas de centralidad y a las cuales no siempre les es posible disfrutar de los beneficios de la vida urbana, en los términos que plantea Lefebvre. Ya vimos cómo la producción de periferia se relaciona con el predominio del nivel G (el Estado, la ideología, los especialistas) y que cuando esto ocurre, también retrocede el nivel P. En estos casos, de acuerdo con Lefebvre, lo que ocurre es que el conflicto se centra en el nivel M (lo construido, el soporte material de lo urbano). La disputa es la ciudad. En este caso, los entrevistados disputan su derecho a transitar libremente por la ciudad. Lo anterior es el marco para comprender que, en el caso de los entrevistados, cuando deben circular por municipios de mayores ingresos, para evitar ser discriminados, la estrategia a la que han recurrido es la creación de un conjunto de normas. Estas reglas, que les permiten elaborar contraconductas, incluyen valores y sentimientos, los cuales forman parte importante de la subjetividad de las personas. Estas normas se traducen en consejos; por ejemplo: no se debe tener vicios, para que no los apunten con el dedo; además, se debe andar siempre limpio; se debe ser honrado y amable; se debe ser agradecido, pero sin agachar la cabeza ni ser sometido(a) o dejarse someter; hay que saber lo que se vale; y confiar en Dios y la Virgen; entre otros. Estas normativas tienen un contenido moral secundario (Heller, 2004)[11], porque el objetivo es actuar en las expresiones de los sentimientos (hablar con respeto, adoptar una actitud que no dé pie a sospechas por parte de la policía, entre otros); es decir, norman lo subjetivo en las relaciones de las personas. Regulan las acciones relativas al nivel P del que habla Lefebvre, el nivel que se refiere al habitar, a la dimensión subjetiva de la vida urbana. Lo importante es que el acatamiento y observancia de estas normas (consejos) ha permitido que los entrevistados no disminuyan lo que comprenden como libertad de acción y autonomía. Es lo que le ocurrió a Marco, quien trabajó revisando los medidores de luz en los municipios de altos ingresos y que, por lo general, tuvo problemas porque los dueños de las casas pensaban que, cuando él revisaba los medidores en las casas, estaba merodeando: A mí me han parado los pacos, y me preguntan qué ando haciendo por ahí. Una vez vi, de reojo, que venía una radiopatrulla. Siempre le decía cosas, pero esa fue como la más firme, la más arriesgada. Veo de reojo que viene una patrulla y yo llamé a la casa que me tocaba, porque tenía que ver un medidor de luz. Entonces, se para el vehículo detrás de mí; yo lo sentía. Y me hacen [hace el ruido de silbido] y yo no miré. Después me hicieron igual [hace el ruido de silbido]... Yo no miré tampoco. Después me dicen: “Oiga, joven”. Y yo ahí doy vuelta la pura cabeza, no el cuerpo, y les digo: “¿Sí?”. “¿Qué anda haciendo?”. Y yo les digo: “Trabajando, ¿y ustedes?”. (Marco, 2012) El desencuentro entre Marco y la policía, que le pidió que se detuviera en la calle porque sospechó de su aspecto –usaba el pelo largo–, da cuenta de una molestia que dijeron sentir, en mayor o menor grado, los entrevistados: somos todos iguales, pero hay algunos que se creen mejores que otros (con “algunos”, los entrevistados se refieren a personas que viven en municipios de mayores ingresos). La norma que siguió Marco en el (des)encuentro con la policía habría sido “no agachar la cabeza”. El aprendizaje de este tipo de normas no es fácil y no está naturalizado. Los entrevistados señalaron que su miedo a la discriminación se producía por estímulos presentes a los cuales respondían; por ejemplo, un mal trato, una descortesía, alguien que los ignoró, que no les respondió, que les preguntó a dónde iban a esa hora, qué estaban haciendo en esa calle y a esa hora, una detención de la policía por sospecha, entre otras muchas situaciones. Junto con lo anterior, también reconocieron el fuerte componente ideológico del temor a ser discriminados. Esta afirmación es correcta, porque se puede vivir sin sentir temor a ser maltratado, se puede vivir sin maltratar o discriminar (Heller, 2004). No se trata en absoluto de una emoción que cumpla una función biosocial. Se trata de una emoción ideológica, de un sentimiento que se aprende. El temor a ser discriminado es una emoción idiosincrática. No es universal, no lo experimentan todas las personas de la misma manera ni en todos los lugares. Las personas que habitan en la periferia son discriminadas en los barrios de más altos ingresos y pueden no serlo en los barrios donde viven. Comentarios finales En este artículo se ha buscado incluir lo subjetivo en el análisis del debilitamiento de lo urbano en la producción de periferia. Esto se relaciona con la jerarquización y diferenciación en la ciudad, la cual, por una parte, corta y separa personas, flujos, redes y relaciones; pero, por otra, cuando se produce un determinado tipo de interacción –como una persona de bajos ingresos que camina por una calle de un municipio de altos ingresos a una hora que no corresponde al tipo de trabajo que usualmente se le atribuye–, se activan los prejuicios, la capacidad de violentar a las personas de menores ingresos. Nos referimos a lo que ocurre en el nivel P, el habitar, de la vida urbana. Como se señaló, el debilitamiento de lo urbano se ha relacionado con el predominio del nivel G por sobre los niveles M y P; es decir, la creación de periferia ha sido el producto de un conjunto de políticas impulsadas por el Estado y creadas por especialistas. Siguiendo a Lefebvre, esta producción de periferia dislocada ha implicado que el nivel P, en el caso de las poblaciones periféricas, haya sido absorbido por el nivel del poder y la ideología (nivel G). Cuando esto ha ocurrido, el nivel M (el de la ciudad, de las formas urbanas) se ha transformado en el escenario y en el objeto de disputa. Lo anterior se ha traducido, por ejemplo, en las dificultades de los entrevistados para circular por barrios de altos ingresos sin despertar sospechas. En situaciones en que no todas las personas pueden circular libremente, se debe comprender que estamos hablando de las disputas por el espacio. Según Smith (1996), Lefebvre entiende que la ciudad es el capítulo final en el cual “el drama del capitalismo está siendo representado” (p. 91). En la base del conflicto está la lucha por el derecho a la ciudad, por no ser excluido de ella. La diferenciación y las distancias sociales en la ciudad también han implicado la puesta en marcha y difusión de un conjunto de categorías conceptuales (descripción) y normativas (ordenamiento y jerarquización). Estamos hablando del nivel G, el nivel del poder (como voluntad y representación), del Estado; de las estrategias, de las políticas, de las lógicas de clase y de las herramientas ideológicas. La persistencia de las distancias sociales se relaciona con la inercia de las estructuras sociales cuando se inscriben en el espacio (Bourdieu, 2000); también con la circulación de un conjunto de categorías, organizadas en una grilla que solo permite y articula lecturas economicistas de la sociedad. En este marco, se producen ciudades como Santiago, en las que se priva del centro de la ciudad, porque “no la merecen”, a las personas de menores ingresos y se las expulsa hacia la periferia (Oszlak, 1991). El debilitamiento de lo urbano a que se ha hecho referencia es difícil de revertir (Bourdieu, 1999; Oviedo, Rodríguez & Rodríguez, 2008), porque se trata de un proceso que ha necesitado de una gran cantidad de actores e instituciones, que han actuado de acuerdo con categorías normativas que también implican la valoración de la desigualdad entre personas y grupos. Las promociones de paridades, de conjuntos de iguales, que se llevan a cabo con las ideologías economicistas (neoliberales) implican una gran cantidad de decisiones y mecanismos, no son naturales y no ocurren al azar. En este sentido, en los términos que establece Lefebvre, la cancelación de la igualdad y la connotación negativa que ella adquiere es producida en el nivel G, y se manifiesta en el espacio habitado, en la ciudad (nivel M). Las acciones que han llevado a cabo el Estado y los especialistas –que han cancelado el nivel P– han sido validadas y aprobadas mediante la aplicación de una matriz economicista con la cual, en palabras de Foucault (2007), “se trata de filtrar toda la acción del poder público en términos del juego de la oferta y la demanda” (p. 284). En el ámbito de lo subjetivo, el debilitamiento de lo urbano al que se alude también se basa en valores economicistas, los que implican la estimación positiva de la desigualdad entre las personas y los diferentes grupos (Foucault, 2007; Garretón, 2012; Hayek, 1986). Esta valoración positiva de la desigualdad ha estado en la base de las políticas y planificación urbana que han promovido y acentuado el debilitamiento de lo urbano en Santiago. Finalmente, cabe indicar que el miedo a la discriminación que señalaron los entrevistados se relaciona con su condición de haber sido desposeídos de centralidad, en términos lefebvrianos. En este caso, se trata de personas que han sido desterradas hacia la periferia y que no tienen acceso a los beneficios de la vida urbana, pero que deben transitar por la ciudad que los expulsa, porque los municipios están enlazados por cadenas de producción capitalista. El resultado ha sido una lesión grave de los derechos de gran cantidad de personas de menores ingresos a participar de los beneficios de la vida urbana, objetiva y subjetivamente. Referencias bibliográficas Aravena, S., Forray, R. & Márquez, F. (2008). Población San Gregorio. Clases laboriosas y clases peligrosas. Informe en proyecto Fondecyt 1050171: “Identidad e identidades. La construcción de la diversidad en Chile”. Santiago: Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt). Benavides, L. & Morales, E. (1982). Campamentos y poblaciones de las comunas del Gran Santiago. Una síntesis informativa. Documento de Trabajo 154. Santiago: Programa flacso. En http://bit.ly/HCUKgD (08-11-2013) Benhabib, S. 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El método de investigación seleccionado fue el estudio de caso descriptivo integrado; por lo mismo, se buscaron tres unidades de gran cualidad descriptiva y valor heurístico, para dar cuenta de las formas de producción del espacio urbano en Santiago y del declive de lo urbano en la ciudad. En este artículo se presentan algunos resultados del trabajo de campo que se realizó en San Gregorio, El Castillo y La Victoria, entre 2011 y 2012. En total se realizaron 49 entrevistas; aquí se citan tan solo algunas. [2] En cuanto a la distribución de la riqueza en Santiago: “La población situada en el 20% superior de la escala de ingresos gana 12 veces lo que percibe la población que ocupa el 20% inferior” (Organisation for Economic Co-operation and Development [oecd], 2013). [3] Cuando se habla Santiago se hace referencia al Área Metropolitana de Santiago (ams), la que está compuesta por 34 municipios, donde viven cerca de 6.000.000 de personas en un área cercana a los 660 km2. Se entenderá que Santiago es la mancha urbana (se excluirán las zonas rurales, si las hubiera) de 34 municipios del total de 52 que son regulados por el Plan Regulador Metropolitano de Santiago (prms) de 1994 (Galetovic, 2006). [4] Véase Merrifield (2006, pp. 87-88) para un análisis introductorio a los niveles y dimensiones propuestos por Lefebvre. [5] Entre las categorías normativas, se puede indicar la valoración de la desigualdad entre personas y grupos (Hayek, 1986). En Santiago, por ejemplo, la aceptación y promoción de las diferencias estuvo en la base de los programas de erradicación o “limpiezas barriales” (Benavides & Morales, 1982; Morales & Rojas, 2009). [6] Véase Reguillo (2000), en un análisis de la construcción social del otro, los estereotipos. [7] En Rodríguez, Rodríguez y Salas (2009, p. 12) se citan testimonios de jóvenes de barrios periféricos que recorren la ciudad por diferentes motivos; los jóvenes también perciben que son objeto de discriminación en los barrios de altos ingresos. [8] En Reguillo (1998), las diferencias en la percepción de orden y temor de acuerdo con creencias e ideologías. [9]Estas se basan en distinciones físico-psicológicas o ecologistas, las que son muy habituales en los estudios del espacio urbano y los sentimientos. Véase Dammert, Karmy y Manzano (2004) para un análisis, desde la tesis ecológica o ambiental, del temor urbano, la sensación de inseguridad, el abandono del espacio público, el problema de los espacios públicos residuales; el uso de rejas, murallas y casetas, por grupo socioeconómico y tipo de conglomerado urbano. Desde la teoría ecológica de prevención del delito se relaciona el desorden social con el físico, y se señala que ambos prevalecen en los sectores de bajo nivel socioeconómico (Lunecke & Ruiz, 2007). Véase Centro de Investigación Periodística (Ciper) (2009), para un ejemplo de aplicación de categorías conservadoras. [10] Lefebvre (2013, p. 92) construye una tríada para ordenar los momentos de producción del espacio social: prácticas espaciales – representaciones del espacio – espacios de representación. Estos tres momentos le sirven a Lefebvre para hablar de los elementos que permiten la producción y reproducción de las formas sociales. Estas formas permiten que las personas establezcan relaciones con el espacio social. Para Lefebvre (2013, p. 91), el espacio social contiene tres niveles: i) el nivel de la reproducción biológica (las relaciones sociales de reproducción, las relaciones biofiosológicas, entre los sexos, la familia); ii) el nivel de las relaciones de producción (la división del trabajo, las funciones sociales jerarquizadas), y iii) el nivel de la reproducción de las relaciones sociales de producción (las relaciones que permiten y constituyen la sociedad capitalista). [11] Estos son consejos basados en sentimientos orientativos de contacto (Heller, 2004, p. 116), cuya función es entregar orientación en las relaciones próximas, para provocar cercanía o distancia. Este tipo de sentimientos se basa en la experiencia de las personas, en los sistemas de objetivación, en los conocimientos que han adquirido en su vida. vol 42 | no 125 | enero 2016 | pp. 61-79 | artículos | ©EURE Revolucionarios y rebeldes: La guerrilla comunicacional contra el colonialismo informativo http://www.elciudadano.cl/2015/11/27/235846/revolucionarios-y-rebeldes-la-guerrillacomunicacional-contra-el-colonialismo-informativo/ -El colonialismo informativo es esencial para dominar, porque la politización de la clase dominante implica la despolitización de las clases dominadas. No pensar, no intervenir, no vivir. -El desarrollo de más medios alternativos como trincheras de combate es vital en una guerra de batallas comunicacionales contra la dictadura de los conglomerados masivos. El Ciudadano 27 November 18:11 julius-von-bismarck-fulgurator1 En las grandes rebeliones sociales de los últimos años, la comunicación entendida como coordinación del comportamiento ha jugado un papel decisivo. Los medios alternativos y lo que el escritor y filósofo italiano, Umberto Eco, denomina como “guerrilla semiológica” o comunicacional han sido claves en esta guerra en contra de la colonización informativa de los grandes conglomerados masivos. Para Eco, la guerrilla semiológica corresponde a “una serie de intervenciones y actuaciones producidas, no desde el sitio de partida del mensaje, sino en el lugar al que llega, induciendo a los usuarios a discutirlo, a criticarlo, a no recibirlo pasivamente“. Es decir, son las formas que se generan para combatir la potencialidad de controlar el mensaje y “ejercer influencia sobre la opinión de los usuarios y hasta directamente moldear su conciencia”, remata el pensador, quien hace poco criticó a las redes sociales porque “le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas“. En este sentido, todos hablamos de globalización, pero primero pensamos en términos económicos y financieros, en industrias o tecnologías, y de las consecuencias que genera esta carrera. No obstante, pocos nos fijamos en otros agentes que están involucrados en la implantación de estos ideales en la sociedad, lo que implica un aguante mínimo o cero a los cambios. Si miramos hacia atrás, vemos que quien maneja las ideologías o modelos mentales de una sociedad es quien señala el camino de ésta: San Agustín para el cristianismo, Hitler para los nazis; Proudhon de la pequeña burguesía, entre otros. Ellos incitaban a ver el mundo de una manera determinada que viene a ser idealizada y apetecida. En contrapunto, quienes se oponen a la actitud generada por esta conducta, son juzgados como rebeldes, revolucionarios, casi a un paso de ser peligrosos. Los medios de comunicación como la prensa oral y escrita, cumplen su rol básico y fugaz: describir la realidad social. Así los ciudadanos se informan de forma objetiva y expedita de la contingencia nacional e internacional que rodea sus vidas. El individuo entra en una interacción de ideas y al llamado que hacen los medios a sus sentidos, lo que permite que la acción mediática sea rápida y eficaz. La función de los medios es atraer e influenciar la opinión individual y colectiva aunque ello conlleve dejar de lado la veracidad. En este sentido el juego de lo fugaz y la problemática de la objetividad, intentan modelar la opinión pública y la mayoría de las veces tienen éxito. Lo fugaz se renueva por medio de mínimas diferencias o con más cobertura de la información en días sucesivos. Los conglomerados mediáticos abarrotan con la misma noticia para influir simultáneamente la opinión en los lugares más recónditos; tal como ha ocurrido recientemente con los ataques en Francia. La objetividad es parcelada, ya que está fijada por la línea de una elite o del propio periodista. Las informaciones que nos llegan por los distintos soportes mediáticos no exponen el suceso, sino que lo transforman para cumplir con una meta determinada, la política, su financiamiento, no siempre clara para el receptor. INCONSCIENTE COLECTIVO Hollywood difunde el “estilo de vida” norteamericano a través de valores globales como la libertad del individuo, la probabilidad de enriquecerse y la “buena onda” de ayudar raudamente al necesitado u oprimido. Con esta dinámica se infieren dos cosas: las ganas de conseguir estos valores y la defensa de ellos. En el inconsciente colectivo, esa protección está fuertemente ligada a la idea de que el yanqui es el único que puede conseguirla. Por medio de la exposición repetida de este tipo de situaciones, en nuestro inconsciente se generan aseveraciones estereotipadas. Por ejemplo: el protagonista de la película, si ha sido un rebelde social o un mal modelo, muere al terminar el film. La primera imagen que se me viene a la mente es el final de “Busco mi destino” (Easy Rider) y “Caracortada” (Scarface), entre tantos otros. Los rebeldes, revolucionarios, villanos o indeseables de la historia han ido evolucionando a través de los tiempos según las necesidades yanquis, tales como los indios, mexicanos, italianos e irlandeses. En la ideología global fueron los nazis, fascistas italianos y japoneses. Luego los vietnamitas y después los soviéticos y cubanos. Más tarde aparecieron los latinos o más bien los colombianos y por estos días figuran los árabes en general. La intervención mediática consiste en que siempre hay un norteamericano o muchos que ayudan a los desprotegidos a luchar en contra de los villanos. Así se acentúa la necesidad de dependencia del mundo de las fuerzas militares de Estados Unidos. Ellos son el Mesías, son portadores de la verdad, la bondad y la potestad de escarmentar como un dios. Estas situaciones se reiteran diariamente en la televisión y el cine que potencian los golpes noticiosos provenientes de la radio, la prensa escrita e internet. Los conglomerados mediáticos controlan la mayoría de los medios del mundo. Quieren la uniformidad y se preocupan del producto nacional sólo cuando éste acapara la atención de la audiencia local, para transformarlo o suspenderlo y que no se mantenga el patrón. periodismocanalla TIRANOS MEDIÁTICOS Nueve empresas globales de la comunicación (ocho de ellas yanquis) controlan la mayor parte de los satélites, las telecomunicaciones, la televisión, la radio, Internet, el acceso a la información, la industria cultural y el entretenimiento en todo el mundo. Algunos estudios señalan que la economía del libre mercado y los medios de comunicación, principales fuerzas de la globalización, imponen patrones de consumo y formas de vida en todo el mundo. El neoliberalismo abrió a los intereses transnacionales en casi todas las naciones la propiedad de la prensa escrita, radios, la televisión por cable, digital y satelital. El mercado mediático global acabó por ser dominado por 8 conglomerados transnacionales que rigen los medios de EE.UU: ATT/Liberty Media, Disney, Time Warner, Sony, News Corporation, Viacom y Seagram, además del gigante alemán Bertelsman. Hay 50 empresas que participan del mercado mediático global. La mitad de estas firmas son –para variar- estadounidenses; el resto, europeas y japonesas. Las del país del norte: Dow Jones, Gannett, Knight-Ridder, Hearst and Advance Publications. Las europeas: Kirch Group, Havas, Mediaset, Hachette, Prisa, Canal Plus, Pearson, Reuters y Reed Elsevier. Las japonesas, aparte de Sony, son productoras locales. DESIGUALDAD INFORMATIVA consume No es novedosa la existencia de una desigualdad en el consumo de información. Las clases medias y altas son consumidoras y/o emisoras de los nuevos medios (cable, antenas parabólicas y tv digital, internet, telefonía celular), en cambio los desposeídos del sector urbano y rural quedan excluidos de los medios en sus países, donde sólo son presentados como noticia (en tragedias o conflictos), casi nunca son emisores. El acontecer capitalino y el de las grandes ciudades -por banal que sea- ocupa la agenda del día como sucesos del ámbito nacional en función de su rentabilidad económica; el interior sólo merece unas líneas de acuerdo a la trascendencia del hecho o se excluye de la agenda. Estos códigos coloniales son trasladados desde otras grandes urbes y se hacen carne en las capitales y alrededores y son reproducidas y enviadas hacia el interior, siendo de esta forma colonizado por estos códigos de vida que poco tienen que ver con las realidades, identidades y símbolos provinciales o regionales. El colonialismo informativo es esencial para dominar, porque la politización de la clase dominante implica la despolitización de las clases dominadas. No pensar, no intervenir, no vivir. Muchos países han ajustado su legislación permitiendo el acceso a los medios a empresas extranjeras; en algunos casos se ha permitido la privatización de los mismos. En otros hay una corriente de pensamiento que sostiene la necesidad de medios no comerciales. En los países pobres, la privatización y la apertura nacional a los capitales transnacionales fueron normas impuestas indirectamente por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio al condicionar la ayuda a la aplicación de recortes en gastos públicos, subsidios y a la comercialización de todas las actividades. Sin embargo, la desigualdad se mantiene, pues para acceder a Internet es indispensable tener dinero y aún hay muchos pueblos donde hay un flagelo dominante: el hambre, incluso en yanquilandia. Esa diferencia económica contribuye a la uniformidad, porque la imagen del mundo que se presenta a la gente no tiene la más mínima relación con la realidad, ya que la verdad sobre cada asunto queda sepultada bajo montañas de mentiras. Cuando éstas no funcionan y la permisividad falla, gana terreno la censura ya sea impuesta en forma vertical, desde los gobiernos a los medios o la autocensura. En el primer caso, las noticias pasan por un filtro que indica qué y cómo publicar; en el segundo, existen sobreentendidos sobre lo que es conveniente dejar de lado. Es por ello que es de suma importancia que el periodista tenga la capacidad de insertar los hechos de los que es testigo en su contexto histórico, social, cultural y político; y también es clave en esta lucha contra el colonialismo informativo, el desarrollo de más medios alternativos como trincheras de combate en una guerra de batallas semiológicas contra la dictadura de los conglomerados masivos. Por Mauricio San Cristóbal M. El Ciudadano Primera imagen: juliusvonbismarck.com Sobre una mirada metabólica de la política: el extraño debate sobre la “lactosa” en la izquierda y el progresismo latinoamericanos EDUARDO GUDYNAS http://contrahegemoniaweb.com.ar/sobre-una-mirada-metabolica-de-la-politica-el-extranodebate-sobre-la-lactosa-en-la-izquierda-y-el-progresismo-latinoamericanos/#more-2539 En los últimos meses está en marcha un cambio sustantivo en los debates políticos sudamericanos. Las izquierdas que no participan de los gobiernos, están afinando sus cuestionamientos manteniéndose claramente diferenciadas de los reclamos conservadores. Desde presidentes y vicepresidentes, pasando por ministros, hasta conocidos apoyos intelectuales, han endurecido notablemente sus críticas a esas izquierdas. La situación es bien conocida en Ecuador, ya que a esas izquierdas, desde el poder se las ha criticado, fueron ridiculizadas y hostigadas. Las críticas han escalado en intensidad y ahora se las trata de revestir y justificar desde un nuevo discurso. Uno de los ejemplos más claros se escuchó en Quito, el pasado setiembre, en la conferencia del vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, en el segundo encuentro Latinoamericano Progresista (1) (nota de Contrahegemonia: esta conferencia puede leerse más abajo, tras finalizar el presente texto). En ese cónclave, el vicepresidente pidió permiso para criticar a lo que denomina como “izquierda deslactosada”, un término que más o menos equivale a la etiqueta “izquierda infantil” que se ha usado en Ecuador . En unas pocas líneas, García Linera, describe a la “izquierda deslactosada” de la siguiente manera: son unos perfumados, descafeinados, les espanta el “olor” de la plebe o el “lenguaje guerrero”, les incomodan los ruidos de la calle o las barricadas, son radicales o pseudoradicales, pseudoizquierdistas, abstractos, timoratos, inoperantes, arrepentidos y cómplices. Serían apenas observadores desde un balcón, de un café, o en el descanso del fitness matinal, que analizan mirando televisión, y que la única revolución que conocen es de un documental de History Channel. Tienen buenos salarios, pero “no tienen ninguna medida concreta” ni propuestas prácticas enraizadas en los movimientos. La mirada metabólica de la política Como puede verse, la izquierda deslactosada según esa evaluación sería una cosa espantosa. En esos pocos renglones hay por los menos 21 descalificaciones, casi todas adjetivaciones y pocos argumentos. Ante ese tipo de evaluación, entiendo que sólo es posible una reacción un poco en serio y un poco en broma. Comencemos por precisar ese adjetivo de la lactosa para referirse a la izquierda. La lactosa es un azúcar, conformado por una asociación entre glucosa y galactosa, presente en la leche materna de los mamíferos. Se ha vuelto conocida por la intolerancia que algunas personas tienen a esa molécula, lo que ha promovido la venta de leches deslactosadas. Cuando García Linera se lanza contra los deslactosados, estaría introduciendo una metáfora bioquímica de la política que permitiría identificar dos posiciones. Habría una que sería muy buena, desplegada por los gobiernos progresistas, que es la que tendría mucha lactosa; y otra descansaría en los reclamos supuestamente marginales de una izquierda extra-gubernamental, deslactosada o diet. Sea por esta vía o por otra, nos quieren llevar a una discusión donde la lactosidad reemplazaría a otros componentes clásicos de los debates políticos en el gran campo de la izquierda. Seguramente ese camino del análisis metabólico no tiene mucho sentido, pero aún si se lo aceptara, podría argumentarse que la situación actual es seguramente la inversa. Son los progresismos los que se han quedado sin energéticos, se han deslactosado. Entretanto, en los ámbitos de las izquierdas plurales e independientes, es donde todavía persisten las energías, las fuerzas, para buscar los cambios. Atrapados en el desarrollo Para fundamentar que la falta de azúcar está en otro sitio, es necesario precisar que las izquierdas democráticas plurales e independientes han centrado sus cuestionamientos sobre las estrategias de desarrollo progresistas o sus modos de entender la política. Los progresismos sudamericanos actuales han quedado atrapados en estilos de desarrollo que más allá de sus cambios (muchos de ellos positivos), de todos modos siguen basados en los sectores primarios y por ello sufren una amplia gama de impactos, manteniendo su dependencia de la globalización. Esto les ha obligado a reajustar las prácticas políticas de manera que puedan, por un lado, mantener sus conocidas medidas de amortiguación social, y por otro lado, aplacar, detener o impedir que la movilización social ponga en riesgo esos extractivismos. Es una apuesta que sin duda no es neoliberal, pero desembocó en regímenes políticos que son sustancialmente diferentes a las ideas de las izquierdas que los originaron. Toda esta maquinaria sólo es viable mientras el Estado logre capturar márgenes adecuados de excedentes. Los gobiernos necesitan financiarse para sostenerse a sí mismos (lo que no es menor, porque el empleo público se multiplicó en casi todos los países progresistas), y simultáneamente mantener programas de compensación social. El motor principal para lograr estos equilibrios han sido los extractivismos, tales como la minería, los hidrocarburos o los monocultivos. Por más que se acumule la evidencia sobre sus graves impactos sociales o ambientales, sus costos económicos escondidos, o la dependencia de los compradores o inversores internacionales, a pesar de todo eso, en lugar de buscar nuevas opciones, los progresismos optaron por profundizar todavía más su dependencia extractivista. Ahora rebajan los controles, ofrecen cuantiosos subsidios, contratos secretos, o reprimen la protesta ciudadana. Ante estas situaciones los progresismos sostienen que no se puede caer en la “trampa” de los deslactosados, quienes reclamarían dejar en “seis meses lo que ha durado siglos”, como dice García Linera. A mi modo de ver ese tipo de afirmaciones parte de una lectura incorrecta de la realidad. No conozco a nadie que plantee dejar los extractivismos en meses, ni siquiera en unos pocos años. Lo que se exige es la necesidad de entender que no puede insistirse en ese tipo de desarrollo, que deben pensarse cambios y comenzar a ensayarlos, y para ello se proponen salidas paulatinas. Nadie insiste, por ejemplo, en prohibir toda minería, sino en enmarcarla bajo verdaderos controles y apropiarse solamente de aquello que realmente se necesite dentro de la región. Dicho desde la metáfora metabólica, son las izquierdas las que tienen mucha lactosa porque aceptan el riesgo y desafío de imaginar otra economía y superar la dependencia de la globalización. Los progresistas también afirman que sólo podrían abandonar los extractivismos si hay un cambio planetario, una renuncia global al capitalismo o una revolución que rompa con el desarrollo, en todos los países y más o menos simultáneamente. Ese tipo de ideas sí que son ingenuas; es aguardar a que los alemanes o los chinos, todos a la vez, se iluminen repentinamente para cambiar sus estilos de vida, sus apetencias consumistas y sus entendimientos de la economía y la política. Los latinoamericanos no pueden seguir esperando por todo eso, y deben comenzarse los cambios, dicen desde las izquierdas. Por ejemplo, iniciar desenganches selectivos de la globalización en paralelo a fortalecer redes productivas regionales en el continente. ¿No hay alternativas? Muchos progresistas acusan a las izquierdas de no tener propuestas de alternativas o de vivir en una especie de ilusión alejada de la realidad. “No tienen ninguna medida concreta, ni una sola propuesta práctica enraizada en el movimiento social”, dice A. García Linera. Sin embargo, lo que nos rodea es muy diferente. Tanto en los países andinos como en el cono sur, se han planteado y se discuten todo tipo de alternativas a los extractivismos en particular, y a la dependencia de vender materias primas en general. Por ejemplo, fue la sociedad civil ecuatoriana la que innovó al proponer una moratoria petrolera en la Amazonia. Esa iniciativa finalmente no cristalizó, pero hoy, los científicos que estudian el cambio climático cuando afirman que se debe mantener aproximadamente el 80% de los hidrocarburos bajo tierra para asegurar la vida en el planeta, le están dando la razón a esa propuesta. De manera similar, hay economistas que alertando sobre la desindustrialización generada por un boom exportador de commodities y proponen industrializaciones alternativas, especialmente encadenadas con la agropecuaria. Otros han explorado sistemas tributarios alternativos. Hay redes de grupos y organizaciones, reuniones, seminarios, libros y artículos dedicados a las alternativas a los extractivismos, e incluso una reflexión específica de vías de salida transicionales de la adicción a exportar bienes primarios. Esta apretada lista muestra la existencia de múltiples discusiones y ensayos, tanto conceptuales como prácticos. Se podrá estar de acuerdo o no con sus contenidos, pero no puede decirse que no existen. Allí hay espacios espacios repletos de energía e innovación. Los progresismos, en cambio, no han generado ideas alternativas al desarrollo. Es difícil saber si los progresistas no entienden toda esa discusión sobre las alternativas, o no les queda más remedio que ignorarlas y declamar que no existen, ya que si las aceptaran, se verían obligados a comenzar a pensar en cambiar sus propias prácticas. ¿Dónde están las contradicciones? Tanta insistencia en las raras metáforas disimula la paulatina desaparición de una categoría fundamental para los análisis políticos: las contradicciones. Su estudio era un componente clave en aquellas anteriores izquierdas, desde abordajes simples sobre los contrastes entre lo que dicen los gobiernos y lo que realmente hacen, hasta los complejos análisis de coyuntura que ofrecían sindicatos o las ONGs de base popular. El progresismo sudamericano actual, en cambio, no nos habla de contradicciones sino que nos presenta floridas metáforas y adjetivos. Los problemas estarían, desde esa mirada, en los infantilistas y los deslactosados por un lado, y en los conservadores y la derecha por el otro. A pesar de esos intentos, entender las contradicciones sigue siendo fundamental. Su aplicación permitiría comprender mejor las fenomenales tensiones entre la organización de la producción al estilo progresista y su inevitable dependencia comercial como proveedores de materias primas, lo que impone estructuras y dinámicas de unas acotadas variedades de capitalismo. Es que, más allá de los discursos anti-imperialistas, si la inserción económica está dentro de esa economía global, los actores tienen que aceptar y comportarse bajo sus reglas de funcionamiento. Se volverán cada vez más interesados en aumentar la rentabilidad, esquivar impuestos, externalizar los impactos ambientales, dejar para mañana las demandas sindicales, pagar comisiones, etc. Allí estallan múltiples contradicciones que deben ser puestas en evidencia, para evitar caer en trampas, en generar desigualdades por otros medios, o en destruir la naturaleza. Veamos, por ejemplo, si una empresa estatal para ser “exitosa” no tiene más remedio que ser tan contaminante, despiadada, explotadora o corrupta como una corporación transnacional. Ese análisis de las contradicciones son los que sirven para determinar si sigue su marcha la dominación de unas personas sobre otras y sobre la Naturaleza. La energía en la política Otro cuestionamiento frecuente es sostener que esas izquierdas son socialmente marginales o minúsculas. Por ejemplo, García Linera afirma que el “pseudo radicalismo abstracto o inoperante” no apuntala “ninguna” movilización ni “refuerza la acción colectiva”. Aquí también la realidad es distinta. Las izquierdas independientes, democráticas y plurales, están lado a lado, hombro con hombro, con comunidades que padecen serios problemas sociales y ambientales en unos cuantos países. Esa interacción permite que se hagan explícitos impactos que gobiernos y empresas quieren ocultar, sirven para defender derechos ciudadanos, y son una barrera contra la corrupción. No sólo eso, sino que en esas comunidades se escuchan relatos donde son los progresistas en los gobiernos que están recluidos en sus oficinas, y poco o nada saben de lo que realmente sucede hoy en día en las calles o en las comunidades. Esa renovación de la confluencia entre grupos organizados es la que potencia movilizaciones desde hace ya un buen tiempo (como las marchas ciudadanas en defensa de la naturaleza que han ocurrido en distintos países andinos, como la liderada por la CONAIE en Ecuador o las del TIPNIS en Bolivia). Esas y otras movilizaciones fueron rechazadas por los progresistas y además acusaron que se estaba politizando a indígenas o campesinos. No sólo eso, sino que desde entonces parecería que las ONGs son tan pero tan poderosas que deben ser vigiladas y controladas estrechamente por los gobiernos (un extremo que está alcanzando una gran intensidad en Bolivia). Ante esta situación, se vuelve difícil entender los dichos de los progresistas. Por un lado, el progresismo gobernante insiste en que los deslactosados son incapaces de incidir en la movilización ciudadana, y por otro lado afirman que como son tan pero tan potentes, necesitan ser controlados. ¿Le llama la atención que se presenten dos ideas contrarias? Posiblemente no. Es que este tipo de contradicciones se han vuelto comunes, y ya son evidentes para amplias mayorías. Es esto precisamente uno de los signos de la energía menguante de los progresismos. Por lo tanto, no estamos ante un final de ciclo, sino ante su agotamiento. Les resulta cada vez más difícil encontrar nuevos argumentos, y por ello no les queda más remedio que apelar a otros recursos, sean campañas de publicidad, raras metáforas, repetidas adjetivaciones y cuando se puede, algunas burlas. ¿La lactosa sería la medida tanto para las ideas políticas como las prácticas de los gobiernos? ¿Tendremos que implantar un lactosómetro político? Me resisto a caer en esos extremos. ¿No existen palabras más adecuadas o ideas más precisas para explicar el asunto? Sin duda que sí. En esa actitud deben estar las izquierdas que, para relanzarse, deben usar los mejores términos y conceptos posibles, siempre referirse a problemas reales y no ficticios. Izquierdas que defiendan sus ideas y disientan si es necesario, con respeto y con argumentos. La gente no es tonta y es eso lo que espera. Nota El proceso boliviano en clave regional, discurso de A. García Linera, en II Encuentro Latinoamericano Progresistas, Quito, setiembre 2015, en: http://www.alianzapais.com.ec/wpcontent/uploads/2015/10/CONFERENCIA-MAGISTRAL-ALVARO-GARCIA-LINERA-EN-ELAP-2015.pdf Eduardo Gudynas es investigador en temas de desarrollo. Versiones anteriores del presente texto se publicaron en Página Siete (Bolivia) y Plan V (Ecuador). Twitter: @EGudynas II ENCUENTRO LATINOAMERICANO PROGRESISTA ELAP 2015 “Democracias en revolución por soberanía y la justicia social” CONFERENCIA MAGISTRAL “EL PROCESO BOLIVIANO EN CLAVE REGIONAL” Álvaro García Linera Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia Quito 29 de septiembre de 2015 http://contrahegemoniaweb.com.ar/sobre-una-mirada-metabolica-de-la-politica-el-extranodebate-sobre-la-lactosa-en-la-izquierda-y-el-progresismo-latinoamericanos/#more-2539 Ecuador, muy buenos días. América Latina, muy buenos días. Quiero saludar, respetuosamente, a cada una de las personas del continente, de Ecuador, de Argentina, Nicaragua, de El Salvador, de Venezuela, de Cuba, de Brasil, de Perú, de Colombia, de Chile, de mi hermosa Bolivia, y del resto del continente que se han hecho presentes en este encuentro latinoamericano progresista. Agradecer la invitación y las generosas palabras del vicepresidente de la República de Ecuador, muchas gracias. Saludar con mucho cariño al ministro que nos acompaña, al ministro de Cultura, a la secretaria ejecutiva de la Alianza País, embajadores, embajadoras, representantes de todo el continente. El día de hoy quisiera dialogar con ustedes, algo así, como un balance de estos últimos 15 años, un balance rápido y esquemático, pero que pudiera ayudar a visualizar el horizonte de estos 15 años de grandes transformaciones en nuestro continente, en la mayoría de nuestros países de América Latina y, no cabe duda, en el mundo. Quiero destacar, en diez puntos, no solamente algunos avances, algunos logros en el ámbito de los procesos revolucionarios en el mundo, sino que también quisiera destacar las tensiones, las complejidades, las propias contradicciones que son motor de la transformación, de nuevas luchas y de nuevos logros. Porque somos un proceso en movimiento, porque no somos algo estático es que tenemos futuro. Y quienes hablan del fin del relato progresista, como agoreros funcionales a la ofensiva imperial, sepan que venimos de la lucha, que nos hemos forjado en la lucha, que nada de lo que se ha hecho en el continente ha venido como regalo ni concesión de nadie y que estos procesos habrán de continuar, porque tenemos un pueblo y un continente de lucha y seguiremos teniendo un continente y un proceso de lucha. Un primer elemento que quisiera destacar, de estos 15 años, es la resignificación de democracia en los procesos revolucionarios. Muchos de nosotros, de nuestros profesores, de la izquierda de la que emergemos o de la izquierda de la cual heredamos sus glorias y sus derrotas, en el siglo pasado, había concebido a la democracia como un escenario sospechoso, digámoslo así, hasta cierto punto, incómodo que tenía que ser utilizado de manera instrumental para conseguir y llegar a la revolución, para conseguir y llegar al socialismo. El siglo XX estuvo marcado, en las izquierdas, en general, por una mirada esquiva respecto a los procesos democráticos. Estos últimos 15 años han mostrado, a partir de lo que ha sucedido inicialmente en Venezuela, en Ecuador, en Argentina, en Brasil, en Bolivia, en Uruguay, en Nicaragua, posteriormente en El Salvador, de que no es así. Nuestro proceso revolucionario está mostrando que la democracia no es una etapa temporal, un puente, que nos conduce, necesariamente, hacia una nueva sociedad. El aporte que está incorporando América Latina al debate de las izquierdas en el mundo es que la democracia no solamente es un método, es también el espacio, es el escenario del propio proceso revolucionario, es en el desarrollo de las capacidades organizativas autónomas de la sociedad en el desarrollo de la capacidad de participación y de intervención en los asuntos colectivos, en los asuntos comunes que los procesos revolucionarios latinoamericanos han prosperado, consolidado y se están desarrollado. Pero, ciertamente, no es una concepción de la democracia de manera procedimental, como modos de selección de gobernantes, ni siquiera solamente como principios éticos, en la versión literal de lo democrático, en la versión procedimental y minimalística de lo democrático. Lo que América Latina está mostrando es que esta reivindicación de lo democrático como el espacio mismo de la revolución, como escenario inevitable y obligado de la revolución, requiere y necesita una reinvención de lo democrático, una refundación de lo democrático; ya no únicamente como de seleccionar gobernantes – que lo es-, ya no únicamente como modo de respetar asociatividad, pensamiento y actividad política -que lo es-, sino una reinvención de lo democrático a partir de su fundamento, de su esencia, lo democrático como creciente participación de la sociedad en la toma de decisiones. Estamos hablando, entonces, de lo democrático por encima de la concepción fósil que nos viene, muchas veces, de los países, llamados tradicionalmente, democráticos del norte, donde ni la mitad de su población elige gobernantes, y de esa mitad que eligen gobernantes, ni el 2% participa en la toma de decisiones y de este 2%, ni el 1%, en verdad, tiene la fuerza de decisión y de ejecución de las decisiones. Esas democracias fósiles del norte no son, para nosotros, ningún modelo a imitar, ni ningún modelo a seguir. La democracia que estamos reinventando en América Latina es una democracia plebeya, de la calle, del parlamento, de la acción colectiva, de la participación y de la movilización. Es, pues, en este escenario de la democracia concebida como permanente y creciente participación de la gente en la vida pública, en la vida colectiva, en los asuntos comunes, familiares, educativos, médicos, económicos y en los asuntos presupuestarios donde se define el carácter revolucionario y, al final, socialista de cualquier proceso revolucionario. En el fondo, socialismo es la radicalización absoluta de la democracia, la democracia llevada al centro de trabajo, al parlamento, al ejecutivo y a la propia vida cotidiana; y, es que, al final, lo que hemos aprendido es que cualquier método de lucha solo ha de ser revolucionario si tienen la participación de la gente, por la vía armada o por la vía pacífica, ha de tener su efecto real solo en la medida de la permanente, creciente ampliación y desborde de la sociedad en el ejercicio, cumplimiento y el desarrollo de ese método. Sin eso, cualquier acción o parlamentaria o armada, o es reformista o es oportunista, armada o electoral, pero en el fondo lo mismo. Un segundo debate que está siendo zanjado por la experiencia latinoamericana, un debate de la izquierda mundial, es el debate en torno a tomar el poder o construir el poder. ¿Qué hay que hacer? Formados en la vieja escuela, el objetivo es tomar el poder, está bien, venimos, los leninistas al menos -me reivindico como un leninista absoluto- la toma del poder es correcto; pero si quienes propugnamos la toma del poder no entendemos que el Estado -por muy democrático que sea, por muy participativo que sea- es también un monopolio de lo común, de lo universal, es un monopolio creciente de lo colectivo, la toma del Estado, así no más tal como viene, es también la toma de ese monopolio y, a la larga, la toma de las instituciones y, a la larga, la sustitución de unas instituciones y de ese monopolio por una nueva administración y una nueva burocracia. Frente a ese riesgo de convertir la revolución en un proceso que simplemente sustituya una élite por otra élite surgió el debate: entonces no hay que tomar el poder. El compañero John Holloway y la gente que trabajó con él, hace diez años, pusieron en debate en las izquierdas mundiales y latinoamericanas, “entonces no hay que tomar el poder”. Transformar el mundo sin tomar el poder. Claro, se entiende que es un esfuerzo por alejarse de esta sustitución de élites, se entiende que es un esfuerzo por alejarse del control de un monopolio, es decir, de una concentración de decisiones, porque eso también es el Estado; pero al hacerlo, quienes reivindicaron la no toma del poder para cambiar el mundo recluyéndose en pequeños núcleos, en pequeñas comunas, en pequeñas actividades semiautónomas que construyen socialismo y comunismo en pequeño, en los hábito alimentarios, en las compras y en la transferencia de objetos, olvidaron una cosa terrible: que cuando uno se aleja -yo no quiero embadurnarme ni mancharme con el poder, me recluyo en mi comuna, en mi pequeño lugar, al margen del poder- lo que estoy haciendo es que el poder, independientemente de lo que yo diga o haga, siga existiendo y al seguir existiendo bajo la vieja manera del monopolio centralizado por unas oligarquías que rotan en la gestión de la administración pública, permitimos, en ese nuestro aislamiento, que esos pocos sigan administrando en contra de las mayorías. Permitimos, admitimos -en nuestro silencio y en nuestro aparente abandono y reclusión monástica en un centro donde nadie se contamina- y estamos dejando en pie que el poder del Estado se mantenga en manos de pequeñas oligarquías, en manos de pocos, que privaticen los recursos de muchos. Se deja que el Estado y ese monopolio llamado Estado siga desorganizando a la sociedad, siga conduciendo la desposesión de los recursos comunes de la sociedad y, lo peor, que esto público no estatal que produce la sociedad, que surge en esas pequeñas iniciativas autónomas o semiautónomas de la sociedad, de manera aislada y desarticulada, a la larga, queden subsumidas por el propio Estado y por los propios procesos de valorización del capitalismo. El gran problemas de solamente enfocarse en “tomo el poder” o “construyo poder”, al margen del Estado, radica en que hay y hubo en la izquierda una concepción del Estado como una cosa y, por lo tanto, si es una cosa o bien es conquistable -hay que conquistar el Estado- o bien es distanciable -hay que alejarse de esa cosa que nos envenena-, en ambos casos el Estado es visto como cosa a conquistar o a huir de ella, conquisto la cosa o huyo de la cosa. El problema es que el Estado no es solo una cosa, el Estado es también una cosa, pero es más que una cosa, es instituciones, es normas, es procedimientos que le dan forma cósica al Estado; pero el Estado es más que eso. El Estado es una relación entre las personas, es una manera de vincularnos cotidianamente entre las personas en torno a cosas que nos involucran a todos: la vialidad, la educación, el intercambio de productos, la sanidad, el respeto, los procedimientos lógicos y los procedimientos morales. El Estado es, pues, el espacio de lo común de una sociedad, de lo colectivo que tiene una sociedad, de lo universal que posee una sociedad; no es un hecho dado, lo universal, lo colectivo y lo común ha sido un proceso histórico y gradual de concentración, de formación de lo común, de construcción o consolidación o expropiación de lo colectivo y de lo universal, pero el Estado es el monopolio de lo universal. Su fuerza radica en eso, en que nos atraviesa a todos, que nos involucra a todos, que no contiene a todos; sino no fuera universal, sería un particular. En la medida en que nos involucra a todos, aún a los que no queremos nada con el Estado, aún a los que huimos del Estado, el Estado es una relación entre las personas, una relación viva entre personas que viven en un barrio, los del barrio que viven en una ciudad, los de la ciudad que viven en un departamento, los de los distintos departamentos que viven junto a otros departamentos. ¿Qué tienen en común? El Estado. Lo común que tienen personas que viven acá, en Quito, con las personas que viven en Guayaquil, con las personas que viven en la sierra y las que viven en la Amazonía, está concentrado en el Estado. El Estado es, pues, también, la gestión de lo común, la gestión de lo universal, la gestión de lo colectivo que tiene una sociedad, de lo colectivo estatizado que tiene una sociedad. Pero, también, es monopolio, si bien lo común, es su concentración; si bien lo colectivo, es su monopolización; y por eso Marx tenía una frase fantástica que resume esta paradoja del Estado: el Estado es una comunidad ilusoria. Es ilusoria, sí; no es objetivamente construida desde el encuentro entre personas libremente asociadas, sí; pero es comunidad, es una comunidad real, es una comunidad vigente. Pero, luego, ilusoria, comunidad ilusoria; gestor de lo común, monopolizador de lo común, el Estado es una relación paradojal, material e ideal; común y monopolizada; universalista e individualizada. En eso radica su magia. Por lo tanto, si esto es verdad, si el Estado es una cosa, pero es más que una cosa; es instituciones; pero es más que instituciones, es procedimientos; pero es más que procedimientos, si el Estado es también lo común, los preceptos lógico, los preceptos morales con los que integramos nuestra vida en común, personas que vivimos en lugares muy distintos, pero que nos sentimos partícipes de una misma comunidad histórica en el mundo, si el Estado es eso, entonces, ¡hay que tomarlo!, hay que tomar esa relación, hay que conquistarla. No te puedes quedar al margen del poder porque eso a los únicos que beneficia es a quienes están en el poder y están destrozando a la sociedad desde el poder. No puede haber izquierda revolucionaria que no opte por la toma del poder, es un falso debate, pero una izquierda revolucionaria entendiendo que el Estado, si bien es comunidad, es también ilusoria, es también monopolio, no puede contentarse con tomar el poder, está obligada -desde antes, en medio y como continuación del proceso- a transformar ese poder, democratizar ese poder, construir el poder; si solamente nos dedicamos a tomar el poder sin transformarlo, sin democratizarlo, sin construir poder social que democratice la toma de decisiones, a la larga, devendremos en una nueva élite. Y si solamente nos contentamos con construir poder externamente del Estado, dejaremos tranquilas a las élites gobernar durante 500 años, y el poder nuevamente en contra de la sociedad. Si el Estado es una institución paradojal, las revoluciones contemporáneas son también paradójicas: toma del poder – construcción del poder; construcción del poder – toma del poder; ampliación del poder – concentración del poder, en esta dialéctica se juega el destino de una revolución. Una tercera enseñanza y complejidad de la revolución latinoamericana en marcha es el tema de la hegemonía, entendido como liderazgo intelectual, como liderazgo moral, como liderazgo ético, como liderazgo lógico, como liderazgo organizativo de un bloque social sobre el resto de la sociedad en la que todos ven el porvenir, el horizonte, la síntesis de lo que somos todos. Esta es la idea general de la hegemonía, en el sentido gramsciano. ¿Cómo lograr esta hegemonía? El viejo debate del siglo XX dividido en dos: los países asiáticos y los países modernos. Los países asiáticos poseedores de una sociedad civil supuestamente frágil y amorfa, entonces, en esos países había que tener una guerra de movimientos, de asalto frontal al Estado; en cambio en los países de fuertes instituciones públicas, de una fuerte sociedad civil, entonces, había que tener una mirada menos audaz y más lenta y difusa: guerra de posiciones, para asediar las casamatas sólidas que tiene el Estado y la sociedad civil contemporánea. Guerra de posiciones o guerra de movimientos, asalto frontal o largo proceso cultural de convencimiento y seducción para llegar al poder, el viejo debate. Es que los dos son necesarios. Qué ha mostrado la experiencia latinoamericana, nuevamente, en esta mirada paradojal que quiero manifestar de los procesos revolucionarios y ¿si no fueran paradojales no sería revolucionarios? Es que los dos son necesarios. No puede haber conquista del poder, no puede haber transformación de la correlación de fuerzas en el Estado si previamente no ha habido una modificación en los parámetros de percepción lógicos y en los parámetros de ordenamiento del mundo morales de la sociedad. ¿Qué pasó en Ecuador, Bolivia, qué ha pasado en Venezuela los años 2000, 2005, 2008? Hasta antes, todo era perfecto, todos eran neoliberales, la privatización de los recursos iba a traer el bienestar, la riqueza para el pueblo, el mundo era globalizado, los Estados eran burócratas, la presencia de la inversión extranjera era la salvadora del mundo. Eso ordenaba el mundo, eso ordenaba la vida cotidiana de las personas, su horizonte de acción, su parámetro lógico y su tolerancia moral hacia los gobernantes. Y, ¿qué pasó? Hubo un momento en que eso ya no era tolerable, ya no era creíble, en que eso no era verificable; y poco a poco ese descreimiento sobre ese ordenamiento neoliberal del mundo, sobre estas ideas fuerza que ordenaban la organización cotidiana del mundo en nuestra sociedades fue cuestionada, se fue resquebrajando, fue siendo debatida, primero por dirigentes políticos, por dirigentes sindicales, por académicos, por el ama de casa y por el estudiante, algo no cuajaba, algo no encajaba en este horizonte del fin de la historia al que todos teníamos que ceñirnos, tarde o temprano, para conseguir la felicidad, pero la felicidad no llegaba y ese fin de la historia no se presentaba como fin y el paraíso había sido sustituido por un infierno cotidiano para conseguir trabajo y la comida diaria. Previamente, hubo un cimbramiento espiritual, mental y cultural en las sociedades latinoamericanas, en unos casos promovidos por una acción militar, en otro, por una acción colectiva frente a los dueños del agua, en otros casos, por una movilización frente al gobierno que había engañado a su pueblo; un quiebre cultural, un ruptura simbólica, un conjunto de modificación del sentido común de la sociedad y sobre ese escenario abierto por un quiebre cultural que modifica las tolerancias morales de las personas, que habilita un espacio de predisponibilidad a nuevas fidelidades, a nuevos proyectos, a nuevos liderazgos, sobre ese escenario emerge cada uno de los procesos progresista en América Latina, con el presidente Chávez, con el presidente Kirchener, con el presidente Correa, “Lula”, con el presidente Evo. No se trata de personas que caen como un rayo en cielo despejado, hubo un quiebre previo, fundamentalmente cultural, es decir, no puede haber el asalto, digámoslo así, la toma vía electoral, vía revolucionaria, la toma del poder sin previamente una transformación en los parámetros culturales, es decir, no hay una verdadera guerra de posiciones sin una guerra de movimientos previa, y la inversa el igual. Y, aquí dialogo, brevemente con la profesora Chantal Muff sobre este tema, ¿basta con promover una transformación cultural en los parámetros cognitivos de la sociedad para crear identidades y una predisposición al cambio? Es necesario, pero no es suficiente; no hay revolución latinoamericana que haya triunfado contentándose simplemente con la modificación de los parámetros culturales. Aquí, en Ecuador, ¿acaso no hemos tenido que derrotar primero en las urnas y luego en las calles a la oposición golpista para consolidar el proceso revolucionario? En Bolivia, ¿acaso no hemos tenido que derrotar a los separatistas y a la derecha que querían dividir Bolivia y la tuvimos que derrotar electoral, política y militarmente para recién consolidar los procesos? No hay revolución duradera, no hay revolución verdadera, que simplemente se asiente con la transformación gradual de los parámetros culturales, eso tiene que traducirse, tarde o temprano inevitablemente, en una acción de fuerza, de derrota de tu adversario. Solamente derrotando a tu adversario, tu hegemonía cultural puede irradiarse y consolidarse. La experiencia, entonces, qué enseña, que la hegemonía, en realidad es Gramsci y Lenin, y nuevamente Gramsci, es lucha cultural, lucha de símbolos, lucha de identidades, lucha de construcciones cognitivas, lucha de ideas fuerza desde la sociedad; condensación, enfrentamiento, derrota de tu adversario, tienes que derrotar a tu adversario, sino no has triunfado e inmediatamente que has derrotado a tu adversario, nuevamente lucha cultural para asentar esa victoria, para consolidar esa victoria, y nuevamente el adversario volverá a sobreponerse y buscará reagruparse y tendrás que derrotarlo cultural, política y, si es necesario, militarmente para volver a avanzar en la parte cultural. Es un falso debate o Lenin o Gramsci, Gramsci sin Lenin es un proceso de ternura sin victoria; Lenin sin Gramsci es un hecho de fuerza sin irradiación, necesitas a Lenin y a Gramsci. Un cuarto punto que emerge del anterior, de nuestros procesos latinoamericanos es la importancia de la lucha por el sentido común. El sentido común son ideas ordenadoras del mundo, son ideas ordenadoras de la cotidianidad, son ideas movilizadoras; es el punto en el que se define la tolerancia moral entre gobernantes y gobernados, es el lugar de las certidumbres estratégicas de la sociedad. La dominación neoliberal, evidentemente, fue fuerza, fue coerción, fue imposición; pero también fue idea fuerza. El neoliberalismo también, y quizá fundamentalmente, fue un conjunto de preceptos mentales, un conjunto de ideas fuerza, de sentidos comunes de lo propio y lo ajeno, de lo privado y de lo colectivo, de lo extranjero y de lo nacional, de lo eficiente y de lo ineficiente, de lo probable y de lo improbable mediante el cual la sociedad, el ama de casa, el estudiante, el dirigente, el partido político, el congresista ordenaban el mundo, explicaban el mundo para andar en el mundo. Se trata, pues, las ideas fuerza de esquemas mentales, de esquemas lógicos y morales que tienden a naturalizar el hecho de la dominación, a volverlo cuerpo, carne, rutina, a volverlo “natural”. Si esto es así, la revolución, la lucha contra el neoliberalismo que requiere de golpes de fuerza electoral, de golpes de fuerza social, colectivos y movilizables, requiere, en lo fundamental, también, de nuevas ideas fuerza, ideas esperanzadoras, ideas con la capacidad de generar movilización y acción colectiva con la capacidad de territorializarse e irradiarse. No hay lucha victoriosa contra el neoliberalismo sin una lucha en las ideas antes de la toma de poder, en el momento de la toma del poder y, fundamentalmente, después de la toma del poder. Hago un llamado de atención, sobre ese punto, a los más de 54 organizaciones políticas de América Latina, 14 de Ecuador, no podemos descuidar la lucha por las ideas, después de las victorias. De un tiempo para acá, después de una gran ascenso de un intenso debate colectivo que ayudó a posesionar, a convertir en fuerza material, un conjunto de ideas, progresistas revolucionarias sobre el mundo, hemos entrado en un periodo de estancamiento y eso es muy peligroso, es peligrosísimo. Necesitamos permanentemente renovar, enriquecer relanzar el conjunto de ideas, no podemos perder la bandera de la esperanza de la sociedad, una revolución es una esperanza en movimiento, una esperanza movilizadora en movimiento práctico, hemos avanzado hasta acá, nos ha costado muchísimo y hemos logrado muchas cosas, en estos diez años, cinco años, quince años, pero no es suficientes. La batalla de las ideas nuevamente es decisiva en las universidades, en los periódicos, en los medios de comunicación, las asambleas, reuniones y encuentros donde no debe haber escenario donde no esté el revolucionario con su idea, con su pancarta, con su frase, con su periódico, con su discurso para dar esta batalla. En muchos lugares de América Latina, los luchadores sociales que estábamos, o en el ámbito sindical o en el ámbito gremial o en el ámbito académico, hemos pasado a gestión de gobierno, era necesario por supuesto, pero hemos dejado la retaguardia abandonada y eso es muy peligroso. Necesitamos volver ahí, tan importante como un eficiente ministro de gestión pública, como un ministro de obras, tan importante, es un dirigente conduciendo el sindicato o la confederación, es el académico enseñando en la universidad. No concentremos toda la fuerza intelectual y activa en la gestión del gobierno, no descuidemos el frente social, lo digo como experiencia, vicepresidente, eso nos ha pasado a nosotros y es un error. Muchos dirigentes combativos y luchadores se han pasado a gestión de gobierno y ahora son alcaldes, ministros y diputados, excelente, tenemos un parlamento con el 65 % de organizaciones sociales, es un parlamento muy plural, pero me preocupa lo que está pasando a nivel del sindicato, de la federación, de la confederación y de la academia, ahí, es donde se está comenzando a atrincherar la derecha; no lo permitamos, vayamos nuevamente ahí a dar la batalla. La batalla sentido común, la batalla por las ideas es lo que ha de sostener la continuidad de este proceso, a largo plazo. Una quinta lección que hemos aprendido, que ha emergido de la acción y de la lucha de los procesos revolucionarios, es que la que la democracia no debe reducirse únicamente al ámbito de la participación parlamentaria, por muy plural, por muy participativa y expresiva que sea esto. Los procesos revolucionarios se defienden, se asientan, se consolidan, se construyen y se profundizan teniendo fuerza en el parlamento y teniendo fuerzas en las calles, ¡obligatoriamente! Venimos de las calles, nos hemos forjado en las calles de ahí venimos, hay que mantener. Yo hablaría que los procesos revolucionarios tienen una gobernabilidad dual, la gobernabilidad que se gesta en la articulación del ejecutivo, el liderazgo revolucionario, el parlamento, la expresión de los sectores sociales, primer ámbito de gobernabilidad. Y el segundo ámbito de gobernabilidad es la relación que entablamos con las organizaciones sociales, con los sindicatos, con lo barrios, con los gremios movilizados defendiendo sus revolución, eso es democracia. Hemos criticado la democracia fósil del norte, eligen una vez cada cinco años y luego un puñado de 20 personas decide el destino de millones de personas, eso no queremos, ni lo vamos hacer, ni lo vamos a repetir. La democracia real, profunda, radical latinoamericana es profunda participación de la sociedad en el parlamento, en los ministerios; pero profunda movilización y participación de la sociedad en las calles, para defender para profundizar su proceso revolucionario. Una sexta lección que sacamos de nuestra experiencia revolucionaria, es el tema del papel de la gestión económica, y cuando uno está en gestión de gobierno, entiende la profundidad de los textos del “Che”, por ejemplo, cuando debatían sobre la economía en Cuba, sus debates con Charles Bettellheim o las reflexiones de Lenin en la nueva política económica en “Más vale poco pero bueno”, etc. Cuando uno está en oposición, ¿qué es lo que importa?, su capacidad de movilización y su capacidad de crear ideas fuerza articuladoras que generen un principio de esperanza social en torno a liderazgos individuales y colectivos; eso es lo central, uno se juega diez, veinte, treinta cuarenta años, muchas veces nos morimos y algunos tenemos la suerte de vivir para que todo esto se consolide en un proceso revolucionario, como hoy en América Latina, pero eso es estar en oposición. Cuando este proceso revolucionario, que emerge desde la sociedad, se vuelve gestión de gobierno, se necesita capacidad de movilización, se necesita capacidad de seducción, capacidad de convencimiento, pero también, y esto es lo nuevo, capacidad de gestión económica. Los procesos revolucionarios latinoamericanos van a definir su destino en la economía, porque los ciclos de participación, de movilización, los ciclos heroicos no son perpetuos, son por oleadas momentos de ascenso, consolidación, estabilización y descenso y luego viene un valle que puede durar semanas, meses, años hasta un nuevo proceso de ascenso social. Y en estos valles que, a veces son cortos, de semanas, medianos, de años o, a veces, largos; ya no son los momentos heroicos de la generosidad y el universalismo desplegado como derroche revolucionario. Es el tiempo de cotidianidad, de los resultados y al gobernante, al vicepresidente, al presidente Correa, al presidente Evo, al presidente Chávez al presidente “Lula”, al presidente Kirchner, la sociedad le dice, he peleado mucho presidente, me he sacrificado, este es mi proceso, es mi conquista, pero quiero también resultados, quiero ver mi agua potable, quiero ver mi calle, quiero ver mi escuela, quiero ver mi hospital y, es ahí, vicepresidente (de Ecuador) que lo está viviendo usted, lo aprendo de usted también, es donde tenemos que mostrar la otra cara del revolucionario, también ser revolucionario en la capacidad de gestión, en la capacidad de gestión económica de nuestro país. El futuro se va a definir ahí, lo que vaya a pasar en América Latina, el año 2015, 2016, 2017, 2018 que es una etapa de transición va a depender de cómo podemos responder, de cómo podemos actuar, como podemos generar un conjunto de decisiones que le den a las personas certidumbre a las personas en el ámbito económico. Tenemos que depositar ahí toda nuestra fuerza, compañero vicepresidente, ahí es dónde nos vamos a jugar y es ahí donde está apuntando sus cañones del imperio, ahí es donde está apuntando sus cañones la conspiración permanente de las fuerzas conservadoras locales e internacionales, en la economía, y es ahí donde tenemos que obtener una nueva victoria, con una buena gestión de la economía y una buena administración de la economía. No voy a detenerme sobre los aspectos principales, solamente menciono algunos que nos están ayudando en Bolivia, exportación, mercado externo y mercado interno; eso nos ha ayudado a notros mucho, hemos crecido mucho con la economía de exportación cuando los precios estuvieron altos. Nosotros también dependemos del gas, el 50 % de nuestras exportaciones son del gas y cuando subió el precio del petróleo y el gas entró mucho dinero. Pero como sabíamos que eso podía, cualquier rato, caer, porque ya el 2008, cayó de 140 dólares a 35 dólares, duró poco pero cayó más de cien dólares el barril de petróleo, pero sabíamos que esto es inestable, que uno no puede confiarse únicamente en una dinámica de exportaciones hay que aprovechar pero también generar tu retaguardia y eso es el mercado interno, el crecimiento vía mercado interno, vía dinámica interna. En Bolivia el crecimiento del 5 % anual, mitad crecimiento del mercado interno, mitad mercado externo, ha caído el mercado externo, en vez de crecer el 6 o 7 % , estamos creciendo 4.5 %, es un buen crecimiento porque tomamos la previsión de también apuntalar el crecimiento del mercado interno y mercado interno es distribución de la riqueza. No puede haber una fortaleza del mercado interno sin distribución de la riqueza. Dice la teoría económica, primero genera riqueza y luego distribúyela, pues nosotros no les hemos hecho caso a los economistas, hemos distribuido y producido, producido y distribuido, no hemos esperado primero producir para luego distribuir, a medida que producíamos, distribuíamos y al distribuir producíamos más y producíamos mejor. Y de esa manera estamos pudiendo remontar este momento adverso en el ámbito económico. Segunda cosa, el Estado tiene que controlar los resortes fundamentales de la economía, de las empresas y de la generación del excedente del país y todo en función de la sociedad, crecimiento en función de la sociedad, distribución de la riqueza para potenciar la sociedad, inversiones para potenciar la sociedad; todo el aparato económico en torno al núcleo de empoderar de mejorar las condiciones de la propia sociedad. Un séptimo problema y tensión que se está dando en nuestros procesos revolucionarios es el debate entre generación de bienestar económico, preservación de la Madre Tierra, entre generación de más riqueza material y protección de la Madre Tierra, el famoso debate sobre los extractivismos que se ha puesto de moda, en América Latina, claro, Ecuador, Venezuela, Bolivia arrastran una herencia extractivista, que en el caso de Bolivia se remonta a 1.570 cuando el virrey Toledo, instaura el trabajo obligatorio en el Cerro Rico de Potosí y convierte a Bolivia en un escenario productor de materias primas que se exportan a la metrópoli. Desde entonces, Bolivia y América Latina quedaron definidas en la distribución planetaria de tareas del capitalismo, como productores de materias primas, traemos casi 450 años de esa herencia, es verdad está ahí esa herencia. Igualmente, somos, las sociedades latinoamericanas, con muchos problemas de pobreza, con muchas necesidades de una población que, durante décadas y siglos en la colonia, en la república, hasta el neoliberalismo, fue abandonada a su suerte. Casi, en otros países han llegado al siglo XXI, con la mitad de su gente en pobreza, los continentes más pobres, compitiendo con África, muchas necesidades inmediatas, muchos requerimientos inmediatos. Entonces, se tiene esa herencia, eres extractivista desde antes y tienes muchas necesidades materiales insatisfechas de las personas y lo que tienes que hacer es producir en base a tu herencia para satisfacer las necesidades de la gente, que ve en sus líderes y en su revolución la esperanza para salir de la pobreza y para acabar su miseria y abandono. Pero, a la vez, tenemos, en América Latina, raíz indígena, hay, en nuestra herencia familiar hay un indio o somos indios, somos indígenas o venimos de raíz indígena y ahí está nuestra fuerza y en esa fuerza de nuestra raíz indígena no solamente esta una identidad y una historia, sino está una enseñanza de un tipo de intercambio metabólico, diría Marx, con la naturaleza mutuamente procreativo, las tecnologías indígenas, la sabiduría indígena heredada en tierras bajas y en tierras altas, en la amazonia y la sierra es de una tecnología productiva, de unos conocimientos productivos que siempre intentó dialogar con la naturaleza, porque la naturaleza fue concebida como un ser vivo, como un ser orgánico y el ser humano como una prolongación orgánica de ese ser superior y, entonces, a ese ser superior vivo no lo matas, porque tú dependes de él y porque tú eres una prolongación, matar la naturaleza, para el indígena, es matarse a sí mismo. Arrastramos esa herencia venimos de esa raíz y, a la vez, el cambio climático en el mundo que está transformando la siembra, la cosecha, el clima, es también una responsabilidad del revolucionario asumirla como una tarea para preservar la naturaleza y ¿cómo hago coincidir las dos?, gran debate, ni Lenin nos dijo cómo, ni Gramsci nos dijo cómo. Fidel Castro sí, ha reflexionado sobre eso. ¿Cómo articulamos, especialmente, en sociedades como la ecuatoriana o la boliviana de vieja y preponderante herencia extractivista?, si solo nos dedicamos a producir, no importa extractivistamente, pero para satisfacer necesidades materiales, tenemos éxito económico, tenemos resultados económicos; pero hemos abandonado una raíz comunitaria, una herencia comunitaria indígena que habilita un provenir, porque el futuro va a ser ecológico o no va ser el futuro, el futuro socialista, el futuro comunitario ha de ser ecológico o no va a poder existir y, a la vez si solamente nos dedicamos a cuidar la naturaleza, a no tocarla, seguimos en la pobreza, seguimos en la miseria. Y van a venir los neoliberales a quienes no les importa nada ni los árboles, ni los pajaritos y ellos si van a dedicarse a producir como puedan y a satisfacer necesidades de la población y la población, con justo motivo, te va abandonar, nos va a abandonar. Entonces, no puedes simplemente a producir de manera irreflexiva, manteniendo el extractivismo porque renuncias a tu raíz y a tu porvenir; y no puedes contentarte con ser un cuidador de bosques, dejando a la población en la miseria colonial, en la que viven, hoy, los pueblos indígenas, porque hoy su condición de vida, no es una condición de vida idílica, es una condición de vida de pobreza, colonial construida en los en los últimos 500 años. Eso es lo que nos propone el medioambientalismo colonial, yo le he llamado. Latinoamericanos déjense de soñar con el progreso, si quieren hacer algún aporte a la humanidad, dedíquense a cuidar árboles, el norte que siga produciendo, que siga inundando de C02 el mundo, que siga destruyendo los bosques del mundo, América Latina dedicada ahora a generar el oxígeno que el norte está aniquilando; este es el mendioambientalismo colonial, que los países del sur paguemos la plusvalía ambiental congelando nuestra producción, congelando nuestro desarrollo, congelando nuestro futuro, congelando nuestras condiciones de vida que son coloniales, supuestamente, en aras de preservar la naturaleza, mientras los del norte siguen con la orgía destructiva del planeta. Y nos atacan: gobierno de Correa, extractivista; gobierno de Evo Morales, extractivista, claro reciben buen dinero los que nos critican de esos organismos extranjeros, para criticarnos, para mantener esas palabras y, a la larga, sirven a esos interese externos. No señores, de qué se trata, qué es lo que estamos haciendo en Bolivia y qué es lo que yo veo en distancia, lo que se está haciendo en Ecuador, que lo considero correcto. ¿Tenemos que salir del extractivismo?, sí, tenemos que salir, pero no se sale congelando las condiciones de producción, ni regresando a la edad de piedra, se sale del extractivismo, utilizando temporalmente el extractivismo para crear las condiciones culturales organizativas y materiales de una población que salte a la economía del conocimiento. ¿De qué economía del conocimiento voy a hablar cuando tengo compañeros que viven en el altiplano, en casas de piedra que caminan cinco horas para llegar a su colegio, que se sientan en un asiento de barro y que están durmiéndose todo el día porque no les alcanza el alimento para estar despiertos, qué economía del conocimiento se construye de esta manera? Esta es la farsa del mediambientalismo colonial, porque hay un medioambientalismo revolucionario, pero el medioambientalismo colonial nos quieren hacer caer en esa trampa, las condiciones de vida actual de los pueblos indígenas son idílicas y armónicas. Que vayan a conocer a un niño durmiéndose porque no pudo desayunar bien, que entren a ver a la Amazonía, para ver cómo se muere la gente por la mordedura de una víbora porque no hay ni en cinco días una atención médica. No conocen desde sus ONG, en las que ganan mucho dinero se dedican a ver desde la ventana lo que pasa en el mundo y se dedican a resolver los problemas del mundo desde donde están, no es así. Hay que acabar con el extractivismo, sí, pero simultáneamente hay que acabar con la miseria y hay que utilizar las herramientas heredadas, ¿cómo nos piden a nosotros acabar en cinco años lo que ha durado 500 años? Nos exigen que acabemos en seis meses lo que ha durado siglos. No señores, no vamos a caer en esa trampa. Los procesos latinoamericanos asumen que hay que pasar a una economía del conocimiento, a una economía industriosa que vincule la ciencia y la tecnología contemporánea con la ciencia y la tecnología ancestral, vamos a llegar a eso, pero lo vamos hacer creando las condiciones materiales, culturales y espirituales para ese tipo de economía y sociedad, produciendo lo que hoy tenemos, temporalmente usando el petróleo, el gas, los minerales, la agricultura; necesitamos un periodo de transición, un puente que cree las condiciones técnicas, materiales y culturales de una nueva generación capaz de superar el extractivismo. Entonces, vamos a seguir produciendo, porque hay que satisfacer las necesidades materiales de la gente, pero, a la vez, iremos creando las condiciones, para un reencuentro con la naturaleza, rescatando la tradición indígena de la relación mutuamente vivificante con la naturaleza. Extractivismo, sí, temporalmente, sí, necesariamente hasta crear la nueva sociedad del conocimiento y de la cultura. Permítanme aquí criticar a esta izquierda de cafetín, que así le llamo yo, si quieren ustedes izquierda “deslactosada”, evidentemente hay grupos que se oponen, dicen, desde la más izquierda del proceso ¿quiénes son?, es una izquierda perfumada que observa el fragor de los procesos desde el balcón, un café o desde la televisión, es una izquierda bien remunerada, es una izquierda que se horroriza del lenguaje guerrero y del olor de la plebe, en las calles, le incomoda el estruendo de la batalla y el desorden de una democracia de barricada. Es una izquierda que le gusta su café descafeinado, que critican a los gobiernos progresistas que no han construido en una semana el comunismo, que aprovechando el descanso de su fitness matinal, nos critican de que no hayamos acabado de una buena vez con el mercado mundial y en seminarios, donde rinden cuentas de sus financiamientos externo que garantizan su buena vida, denuncian a los gobierno progresistas, por no haber instaurado inmediatamente y por decreto el buen vivir. A estos caballeros y señoritas, la verdadera y desbordante lucha de clases plebeya e indígena les resulta incomprensible, la única revolución que conocen es la que han visto resumida en History Channel. Y por ello, la multiforme, a veces, desorganizada lucha plebeya real por el poder, les resulta totalitaria, tiránica y autoritaria. Son, pues, los radicales de palabra y timoratos de espíritu, son los arrepentidos cómplices del pasado neoliberal, devenidos, de manera sorpresiva hoy, en ultra radicales profetas del inminente fracaso de los procesos revolucionarios. Portadores de teorías “deslactosadas”, no tienen ninguna medida concreta, ni una sola propuesta práctica enraizada en el movimiento social que pueda hacer avanzar los procesos revolucionarios, son, por tanto, los mediocres corifeos internos de la nueva ofensiva imperial que buscan desestabilizar a los procesos y gobiernos progresistas. Su pseudo radicalismo abstracto e inoperante, no apuntala ninguna movilización, ni refuerza la acción colectiva de los sectores populares, campesinos, obreros o indígenas; eso sí, su discurso aglutina el conservadurismo y el racismo de sectores acomodados que, bajo el camuflaje de un discurso acomodados que bajo el camuflaje de un discurso pseudo izquerdista o pseudo ambientalista, buscan desprestigiar los procesos revolucionarios. Al no impulsar la movilización la movilización de las clases subalternas, ni ser alternativa de poder real, estos pseudos radicales trabajan para los restauradores del neoliberalismo, son los ideólogos del fin del relato del progresismo latinoamericano. Los conozco, no soy tan mayor como mi profesor Emir Sader, pero me tocó vivir un proceso parecido en los años 80 y vi un proceso progresista y estudié lo que pasó en Bolivia, cuando el gobierno progresista de Juan José Torres, con el gobierno progresista de Unidad Demócrata y Popular (UDP), que tenían sus problemas y sus dificultades, y surgió un oposición de izquierda radical que le demandaba el comunismo, el socialismo, el decreto, el nacionalizar los mercados, el hacer todo inmediato y ya. Esos no fueron alternativa de poder, ayudaron a derrocar a los gobiernos progresistas y no entraron al poder, lo que habilitaron fue diez años de dictadura militar, veinte años de neoliberalismo y, como por suerte, estamos vivos para conocer la historia y no la vamos a repetir, no vamos a permitir que estos tipos vuelvan a socavar los procesos revolucionarios, ayudando a un regreso de las fuerzas conservadoras. Permítanme cerrar con un noveno punto, el tema de la cohesión nacional estatal. Podemos decir que el neoliberalismo en el mundo ha tenido, en términos generales, dos fases, dos etapas a nivel mundial. Una fase que va de los años 1980, con Ronald Reagan y Margaret Thatcher hasta el año 2000, 2005 y, una segunda fase, desde el año 2005 hasta hoy y no sabemos cuánto más, a nivel mundial. En la primera fase 1980 a 2005, el neoliberalismo utilizó el Estado nacional, lo utilizó, lo capturó, lo reformó y lo utilizó para transferir el excedente, la riqueza pública, las empresas públicas, los ahorros públicos a empresas privadas, a propiedad privada local y fundamentalmente extranjera. Se privatizaron empresas, se transfirieron recursos de los bancos a los sectores privados y se entregaron recursos naturales a inversión extranjera. En esta fase, donde el Estado nacional juega un papel de regulador y transferente de lo público a lo privado, el Estado también juega el papel de cohesionador cultural de la sociedad en torno a la privatización. Cumple funciones de privatizar, de transferir lo público a lo privado y funciones de dar la cohesión cultural, la cohesión ideológica, el cemento, diría Louis Althusser, para mantener la percepción de la sociedad articulada a las decisiones gubernamentales. Estamos hoy ante una nueva fase del neoliberalismo, en esta nueva fase, los Estados plurinacionales son un estorbo, y me atrevo a decir que han sacado la lección de lo que ha pasado en América latina, para no repetirla, para empezar a operar en el mundo árabe y el Europa. Hoy estamos ante una fase distinta del neoliberalismo, ya no les son cómodos los Estados nacionales, no le son funcionales ni útiles; entonces, han pasado a una etapa de desmembramiento, debilitamiento y fraccionamiento de los Estados con dos variantes. La primera variante de este desmembramiento de los Estados: formación de oposiciones políticas movilizadas, creación de áreas extraterritoriales del Estado, pueden ser parques nacionales, fraccionalismo regional en algún país, posteriormente, promover guerras civiles e intervención militar extranjera, el caso de Irak, Afganistán, Libia Túnez, Siria; no sé si el caso de Ucrania puede entrar en este modelo de desmembramiento de Estados nacionales. La otra variante es impulsar privatizaciones, ampliar el endeudamiento público, impulsar pérdida de soberanía tributaria de esos Estados, pérdida de soberanía monetaria y recordé de áreas de intervención estatal; el ejemplo de Grecia ahí es paradigmático, en esta otra modalidad de derrumbe de la soberanía estatal, lo que ha hecho Europa, Merkel, Alemania, el Fondo Monetario Internacional y el Bundesbank con el pueblo griego. Ambas vertientes, vía guerra civil o recortamiento de soberanía conducen a una implosión de los Estados, a una cohesión ideológica, ya no por parte del Estado, sino por estructuras supraestatales y un nuevo reparte de empresas, recursos y áreas geográficas. Este es momento novedoso, si en los años 80 los Estados eran funcionales al desarrollo del neoliberalismo, en esta etapa no le son funcionales, vean la aniquilación de los Estados laicos en el mundo árabe, es terrible, al final, se trata de ver quién controla la geopolítica y el petróleo, pero ahora bajo vía de fragmentación, de pequeños feudos armados, enfrentados unos contra otros. Si esta es la lógica contemporánea, la defensa de los Estados, necesariamente bajo un nuevo mando, bajo un nuevo bloque social de poder, se presenta como una tarea imprescindible en los procesos revolucionarios de América Latina y el mundo. La defensa de los procesos en América Latina ha de requerir profundización de la revolución y la irradiación a otros lugares. Es importante no olvidar que los procesos revolucionarios, nos son permanentemente ascendentes, son por oleadas, avanzan, se consolidan, se estancan, retroceden, caen, vuelven a levantarse en un proceso continuo de avances y retrocesos por oleadas. En el fondo, la lucha del pueblo, solo la lucha, ha de definir el futuro curso histórico del continente y el mundo. Muchas gracias. Entrevista a Patricia Palacios, Máster en Filosofía/ La filosofía y la ciencia: Una unión natural http://www.elciudadano.cl/2015/12/28/244467/la-filosofia-y-la-ciencia-una-union-natural/ La interdisciplinariedad es una fuente inagotable para la generación del conocimiento, le da más sentido y proyección como sucede en la conjunción de la filosofía de la ciencia. La existencia de la filosofía de la ciencia parece un campo restringido para algunos especialistas y conocedores de sus temas, pero cada vez más se identifica y valora la repercusión en la producción y comprensión del proceso creador del conocimiento científico y filosófico. Para profundizar en la importancia de esta relación en el campo epistemológico y su trascendencia social, Patricia Palacios, Master en Filosofía de las Ciencias de la London School of School of Economics, candidata a doctora en Filosofía de la Física de la Universidad de Múnich Alemania, y miembro del Instituto de Filosofía y Ciencias de la Complejidad, IFICC*, responde a una serie preguntas con respecto a la filosofía de la ciencia. -¿Por qué la filosofía y la ciencia se pueden unir en este concepto que llamamos “filosofía de la ciencia”? -La unión entre filosofía y ciencia es natural. A veces nos olvidamos que las preguntas que motivan gran parte de la empresa científica son preguntas filosóficas. ¿Cuál es el origen del universo? ¿Qué distingue al ser humano del resto de los seres vivos? ¿Qué es el tiempo? ¿De qué está constituida la materia? Todas estas preguntas que la ciencia ha intentado responder han estado presentes desde que el ser humano se comenzó a preguntar por sí mismo y por su entorno, en otras palabras desde que empezó a filosofar. La pregunta sería entonces en qué momento se separaron filosofía y ciencia. Hoy parte de las tareas de la filosofía de la ciencia es rescatar esa unión natural pero olvidada. Recordar las preguntas filosóficas que motivan proyectos científicos y analizar en qué medida la ciencia ha logrado ayudarnos a responder esas inquietudes, en qué medida nos ha ayudado a conocer el mundo que nos rodea. Otra de las tareas de la filosofía de la ciencia consiste en mirar la ciencia “desde afuera” y analizar desde allí el método científico, determinar criterios que nos permitan distinguir ciencia de lo que no es ciencia, evaluar en qué medida se puede hablar de progreso científico, reflexionar acerca de lo que nos lleva a aceptar una teoría, etc. Finalmente, la filosofía de las ciencias tiene como tarea estudiar teorías científicas particulares y analizar su consistencia lógica, la legitimidad de sus axiomas, interpretar sus formalismos matemáticos y estudiar las posibles consecuencias filosóficas que se pueden derivar de ellas. Dib. Filosofía de la Ciencia -¿Es entre sus diferencias o sus identidades donde se construye el mejor puente entre las dos? ¿Cuál es el aporte que le da la una a la otra? -En ambas creo, gracias a la diferencia, se puede estudiar la ciencia como algo independiente con la libertad que otorga la filosofía, recordemos que en filosofía todo se puede poner en discusión… Gracias a la semejanza se puede hacer filosofía haciendo ciencia al mismo tiempo y viceversa. Respecto al aporte, pienso que hay que distinguir entre el aporte que de hecho da una a la otra y el aporte que podría dar una a la otra. Lamentablemente, creo que todavía no se ha logrado establecer el diálogo que se tendría que establecer entre estas dos disciplinas. La filosofía puede aportar con su aparataje conceptual y analítico a evaluar teorías científicas. También nos puede ayudar a tener una actitud más crítica a la hora de escuchar lo que nos dice la ciencia. Finalmente, creo que la filosofía le puede devolver a la ciencia su motivación fundamental, que es ayudarnos a entender la complejidad que nos rodea. Por otro lado, creo que la ciencia también tiene mucho que aportar a la filosofía. Como dije antes, muchas de las preguntas que se hace la ciencia son preguntas filosóficas y la ciencia ha hecho un trabajo empírico espectacular para intentar responder estas inquietudes. No puedo concebir que se haga una investigación sobre el tiempo o sobre el espacio, por ejemplo, sin mirar lo que nos dice la Teoría de la Relatividad Especial y General de Einstein. Tampoco puedo concebir que se intente responder cuáles son los constituyentes de la materia sin mirar el trabajo que se ha hecho en mecánica cuántica. -¿Cuáles son los temas que analiza la filosofía de la ciencia que la hacen necesaria para el conocimiento? -Los que mencioné antes. En primer lugar, la filosofía de la ciencia se pregunta hasta qué punto y de qué manera la ciencia ha logrado responder inquietudes filosóficas. En segundo lugar, estudia la ciencia como algo independiente y reflexiona sobre sus métodos, sobre qué constituye una explicación científica, sobre los criterios para aceptar una teoría, etc. Finalmente, la filosofía de la ciencia propone una mirada crítica sobre teorías científicas particulares. Creo que el análisis de todos estos temas es necesario en la medida que nos importe el conocimiento científico. -¿Cómo se llega a la filosofía de la física, por qué se puede señalar un camino así de específico en esta disciplina o en otras? -Por las mismas razones por las que se llega a la especialización en todas las áreas del conocimiento. La filosofía de las ciencias fue abarcando cada vez más temas y fue analizando la ciencia con mayor profundidad hasta que se hizo necesario el trabajo de filósofos que dominaran una ciencia en particular. Hoy en día, la mayoría de los filósofos de la física tienen formación en física y filosofía. Esto les permite hablar con mayor autoridad acerca de cómo funciona la física en general y también acerca de las teorías físicas específicas que están analizando. Aunque no lo crean, existe una especialización incluso dentro de la filosofía de la física. Hay filósofos especializados en mecánica cuántica, en relatividad general, en mecánica estadística, etc. Se podría decir que gracias a la especialización gran parte del trabajo en filosofía de la física logra ser hoy en día un trabajo tanto en física como en filosofía. -¿Qué significa la ontología de la física fundamental? -“Ontología” es una palabra griega que significa estudio del ser. En otras palabras se puede entender como el estudio acerca de lo que hay, de lo que existe, de lo que es real. “Física fundamental” se refiere a las teorías físicas que pretenden describir el comportamiento de los constituyentes últimos de la materia. De ahí la palabra “fundamental”. Cuando hablamos entonces de ontología de la física fundamental nos estamos preguntando qué nos dice la física acerca de lo que constituye finalmente el mundo que nos rodea. Esta pregunta no es tan fácil de responder. En primer lugar, no está completamente claro qué teoría en física lograría hablar de los constituyentes últimos de la materia. Además, dentro de las mismas teorías físicas no hay consenso respecto a los constituyentes fundamentales. Por ejemplo, existe todavía el debate de si la mecánica cuántica nos propone que todo está constituido por ondas o partículas. Asimismo existe la discusión de si la teoría cuántica de campos nos propone que los fundamentos últimos de la naturaleza son campos o no. Creo que estas preguntas son unas de las preguntas más interesantes e importantes que se pueden hacer en filosofía. -¿Por qué alguien que no es científico ni filósofo puede encontrar valor en esta conexión? ¿Cuál es el valor general para la sociedad? -La ciencia ocupa un lugar importante en la sociedad y en nuestro cuerpo de conocimientos. Se construyen edificios a la base de la física de Newton, se construyen GPS usando mecánica cuántica, nos movemos por el mundo creyendo que la tierra gira alrededor del sol y tomamos medicamentos asumiendo que hay una serie de reacciones químicas asociadas a nuestras enfermedades. En otras palabras, le creemos a la ciencia. Creo que es entonces de interés general preguntarse qué justifica el conocimiento científico y mirar crítica y reflexivamente lo que esta disciplina nos propone. Esa es la invitación general que hace la filosofía de la ciencia. Afiche-workshop-reduccionismo Ilustraciones Gabriel Razeto *El IFICC realizará el simposio Reduction in Physics and Biology en los días del 4 al 6 de enero. Esta es una oportunidad para ser parte de un espacio de reflexión con varios especialistas en Filosofía de la Ciencia en Física y Biología. Las charlas son inglés y la entrada es LIBERADA, con transmisión on line para los interesados en cualquier lugar del mundo, solo hay que inscribirse en el correo: [email protected] Más información: http://ificc.cl/node/509 La izquierda del futuro: una sociología de las emergencias Boaventura de Sousa Santos / I http://www.jornada.unam.mx/2016/01/05/opinion/014a1pol El futuro de la izquierda no es más difícil de predecir que cualquier otro acontecimiento social. La mejor manera de abordarlo es haciendo lo que llamo sociología de las emergencias. Consiste en prestar especial atención a algunas señales del presente para ver en ellas tendencias, embriones de lo que puede ser decisivo en el futuro. En este texto, doy especial atención a un hecho que, por inusual, puede señalar algo nuevo e importante. Me refiero a los pactos entre diferentes partidos de izquierda. Los pactos Las izquierdas no tienen una fuerte tradición de pactos entre sí. Algunas ramas tienen incluso más acuerdos con la derecha. Diríase que las divergencias internas en la familia de las izquierdas son parte de su código genético, constantes a lo largo de los últimos doscientos años. Las diferencias han sido más amplias o notorias en democracia. La polarización llega a veces al punto de que se niega la pertenencia a la misma familia. Por el contrario, durante las dictaduras los entendimientos han sido frecuentes, aunque terminen junto con este tipo de régimen. A la luz de esta historia, merece una reflexión el hecho de que en tiempos recientes estamos asistiendo a un movimiento pactista entre diferentes ramas de las izquierdas en países democráticos. En el sur de Europa es un buen ejemplo la unidad en torno a Syriza en Grecia, a pesar de todas las vicisitudes y dificultades; el gobierno dirigido por el Partido Socialista en Portugal con el apoyo del Partido Comunista y del Bloco de Esquerda a raíz de las elecciones del 4 de octubre de 2015; algunos gobiernos autonómicos en España, salidos de las elecciones regionales de 2015 y, al momento en que escribo, la discusión sobre la posibilidad de un pacto a escala nacional entre el PSOE, Podemos y otros partidos de izquierda como resultado de las elecciones generales de diciembre. Hay indicios de que en otros lugares de Europa y América Latina pueden surgir acuerdos similares. Se imponen dos cuestiones. ¿Por qué este impulso aliancista en democracia? ¿Cuál es su sostenibilidad? La primera pregunta tiene una respuesta plausible. En el caso del sur de Europa, la agresividad de la derecha (tanto de la nacional como de la que viste la piel de las instituciones europeas) en el poder en los últimos cinco años ha sido tan devastadora para los derechos de la ciudadanía y para la credibilidad del régimen democrático que las fuerzas de izquierda comienzan a estar convencidas de que las nuevas dictaduras del siglo XXI surgirán en forma de democracias de bajísima intensidad. Serán dictaduras presentadas como dictablandas odemocraduras, como la gobernabilidad posible ante la inminencia del supuesto caos en los tiempos difíciles que vivimos, como el resultado técnico de los imperativos del mercado y de la crisis que loexplica todo sin necesidad de ser explicada. El pacto resulta de una lectura política de que lo que está en juego es la supervivencia de una democracia digna de ese nombre y de que las divergencias sobre lo que esto significa ahora tienen menos urgencia que salvar lo que la derecha todavía no ha logrado destruir. La segunda pregunta es más difícil de responder. Como decía Spinoza, las personas (y también las sociedades, diría yo) se rigen por dos emociones fundamentales: el miedo y la esperanza. El equilibrio entre ambas es complejo pero sin una de ellas no sobreviviríamos. El miedo domina cuando las expectativas de futuro son negativas (esto es malo pero el futuro podría ser aún peor); por su parte, la esperanza domina cuando las expectativas futuras son positivas o cuando, por lo menos, el inconformismo con la supuesta fatalidad de las expectativas negativas es ampliamente compartido. Treinta años después del asalto global a los derechos de los trabajadores, de la promoción de la desigualdad social y del egoísmo como máximas virtudes sociales; del saqueo sin precedente de los recursos naturales, de la expulsión de poblaciones enteras de sus territorios y de la destrucción ambiental que esto significa; de fomentar la guerra y el terrorismo para crear estados fallidos y tornar las sociedades indefensas ante la expoliación; de la imposición más o menos negociada de tratados de libre comercio controlados por los intereses de multinacionales; de la total supremacía del capital financiero sobre el productivo y sobre la vida de las personas y las comunidades; después de todo esto, combinado con la defensa hipócrita de la democracia liberal, es plausible concluir que el neoliberalismo es una inmensa máquina de producción de expectativas negativas para que las clases populares no sepan las verdaderas razones de su sufrimiento, se conformen con lo poco que aún tienen y estén paralizadas por el miedo a perderlo. El movimiento pactista dentro de las izquierdas es producto de un tiempo, el nuestro, de predominio absoluto del miedo sobre la esperanza. ¿Significará esto que los gobiernos salidos de los pactos serán víctimas de su éxito? El éxito de los gobiernos pactados por las izquierdas se traducirá en la atenuación del miedo y en la devolución de alguna esperanza a las clases populares, al mostrar, mediante una gestión de gobierno pragmática e inteligente, que el derecho a tener derechos es una conquista civilizatoria irreversible. ¿Será que, cuando brille nuevamente la esperanza, las divergencias volverán a la superficie y los pactos serán echados a la basura? Si ello ocurriese, sería fatal para las clases populares, que rápidamente regresarían al silenciado desaliento ante un fatalismo cruel, tan violento para las grandes mayorías cuanto benévolo para las pequeñísimas minorías. Pero también sería fatal para las izquierdas en su conjunto, pues quedaría demostrado durante décadas que las izquierdas son buenas para corregir el pasado, pero no para construir el futuro. Para que tal cosa no suceda, deben ser llevadas a cabo dos tipos de medidas durante la vigencia de los pactos. Dos medidas que no se imponen por la urgencia del gobierno corriente y que, por eso, tienen que resultar de una voluntad política bien determinada. Llamo a estas dos medidas Constitución y hegemonía. Constitución y hegemonía La Constitución es el conjunto de reformas constitucionales o infraconstitucionales que restructuran el sistema político y las instituciones con el fin de prepararlas para posibles embates con la dictablanda y el proyecto de democracia de bajísima intensidad que conlleva. Dependiendo de los países, las reformas serán diferentes, como lo serán los mecanismos utilizados. Si en algunos casos es posible reformar con base en los parlamentos, en otros será necesario convocar asambleas constituyentes originarias, dado que los parlamentos serían el mayor obstáculo para cualquier reforma constitucional. También puede suceder que, en un determinado contexto, la reformamás importante sea la defensa activa de la Constitución existente mediante una renovada pedagogía constitucional en todas las áreas de gobierno. Pero habrá algo común a todas las reformas: volver el sistema electoral más representativo y más transparente; fortalecer la democracia representativa con la participativa. Los teóricos liberales más influyentes de la democracia representativa han reconocido (y recomendado) la coexistencia ambigua entre dos ideas (contradictorias) que aseguran la estabilidad democrática: por un lado, la creencia de los ciudadanos en su capacidad y competencia para intervenir y participar activamente en la política; por otro, un ejercicio pasivo de esa competencia y de esa capacidad mediante la confianza en las élites gobernantes. Como lo demuestran las protestas que han sacudido muchos países desde 2011, la confianza en las élites ha venido deteriorándose sin que, sin embargo, el sistema político (por su diseño o práctica) permita a los ciudadanos recuperar su capacidad y competencia para intervenir activamente en la vida política. Sistemas electorales asimétricos, partidocracia, corrupción, crisis financieras manipuladas –he aquí algunas de las razones de la doble crisis de representación (no nos representan) y de participación (no vale la pena votar, todos son iguales y ninguno cumple lo que promete). Las reformas constitucionales obedecerán a un doble objetivo: hacer la democracia representativa más representativa, y complementar la democracia representativa con la participativa. Estas reformas darán como resultado que la formación de la agenda política y el control del desempeño de las políticas públicas dejen de ser un monopolio de los partidos y sean compartidas por partidos y ciudadanos independientes organizados democráticamente. El segundo conjunto de reformas es lo que llamo hegemonía, entendida como el conjunto de ideas sobre la sociedad e interpretaciones del mundo y de la vida que, por ser altamente compartidas, incluso por los grupos sociales perjudicados por ellas, permiten que las élites políticas, al apelar a tales ideas e interpretaciones, gobiernen más por consenso que por coerción, aun cuando van en contra de los intereses objetivos de grupos sociales mayoritarios. La idea de que los pobres son pobres por su propia culpa es hegemónica cuando es defendida no sólo por los ricos, sino también por los pobres y las clases populares. En este caso son menores los costes políticos de las medidas para eliminar o restringir drásticamente la renta social de inserción. La lucha por la hegemonía de las ideas de sociedad que sostienen el pacto entre las izquierdas es fundamental para su supervivencia y consistencia. Esta lucha tiene lugar en la educación formal y en la promoción de la educación popular, en los medios de comunicación, en el apoyo a los medios alternativos, en la investigación científica, en la transformación curricular de las universidades, en las redes sociales, en la actividad cultural, en las organizaciones y movimientos sociales, en la opinión pública y en la publicada. Mediante ella se construyen nuevos sentidos y criterios de evaluación de la vida social y la acción política (la inmoralidad del privilegio, de la concentración de la riqueza y de la discriminación racial y sexual; la promoción de la solidaridad, de los bienes comunes y de la diversidad cultural, social y económica; la defensa de la soberanía y de la coherencia de las alianzas políticas; la protección de la naturaleza) que hacen más difícil la contrarreforma de las ramas reaccionarias de la derecha, las primeras en irrumpir en un momento de fragilidad del pacto. Para que esta lucha tenga éxito es necesario impulsar políticas que, a simple vista, son menos urgentes y compensadoras. Si esto no ocurre, la esperanza no sobrevivirá al miedo. Si algo se puede afirmar con alguna certeza acerca de las dificultades que están pasando las fuerzas progresistas en América Latina, es que esos problemas se asientan en el hecho de que sus gobiernos no enfrentaron ni la cuestión de la Constitución ni la de la hegemonía. En el caso de Brasil, este hecho es particularmente dramático. Y explica en parte que los enormes avances sociales de los gobiernos de la época de Lula sean ahora tan fácilmente reducidos a meros expedientes populistas y oportunistas, incluso por parte de sus beneficiarios. Explica también que los muchos errores cometidos (para comenzar, haber desistido de la reforma política y de la regulación de los medios de comunicación, algunos de los cuales dejan heridas abiertas en grupos sociales importantes, tan diversos como los campesinos sin tierra ni reforma agraria, los jóvenes negros víctimas de racismo, los pueblos indígenas ilegalmente expulsados de sus territorios ancestrales, pueblos indígenas y quilombolas con reservas homologadas pero engavetadas, militarización de las periferias de las grandes ciudades, poblaciones rurales envenenadas por agrotóxicos, etcétera) no sean considerados errores, sino que sean omitidos y hasta convertidos en virtudes políticas o, al menos, sean aceptados como consecuencias inevitables de un gobierno realista y desarrollista. Las tareas incumplidas de la Constitución y de la hegemonía explican también que la condena de la tentación capitalista por gobiernos de izquierda se centre en la corrupción y, por tanto, en la inmoralidad e ilegalidad del capitalismo, no en la injusticia sistemática de un sistema de dominación que se puede realizar en perfecto cumplimiento de la legalidad y la moralidad capitalistas. El análisis de las consecuencias de no haber resuelto las cuestiones de la Constitución y de la hegemonía es relevante para prever y prevenir lo que puede pasar en las próximas décadas, no sólo en América Latina, sino también en Europa y otras regiones del mundo. Entre las izquierdas latinoamericanas y las de Europa del sur ha habido en los pasados 20 años importantes canales de comunicación, que están todavía por analizarse en todas sus dimensiones. Desde el inicio del presupuesto participativo en Porto Alegre (1989), varias organizaciones de izquierda en Europa, Canadá e India (de las que tengo conocimiento) comenzaron a prestar mucha atención a las innovaciones políticas que emergían en el campo de las izquierdas en varios países de América Latina. A partir del final de la década de 1990, con la intensificación de las luchas sociales, el ascenso al poder de gobiernos progresistas y las luchas por asambleas constituyentes, sobre todo en Ecuador y Bolivia, quedó claro que una profunda renovación de la izquierda, de la cual había mucho que aprender, estaba en curso. Los trazos principales de esa renovación fueron los siguientes: la democracia participativa articulada con la democracia representativa, articulación de la cual ambas salían fortalecidas; el intenso protagonismo de movimientos sociales, de lo que el Foro Social Mundial de 2001 fue muestra elocuente; una nueva relación entre partidos políticos y movimientos sociales; la sobresaliente entrada en la vida política de grupos sociales hasta entonces considerados residuales, como los campesinos sin tierra, pueblos indígenas y pueblos afrodescendientes; la celebración de la diversidad cultural, el reconocimiento del carácter plurinacional de los países y el propósito de enfrentar las insidiosas herencias coloniales siempre presentes. Este elenco es suficiente para evidenciar cuánto las dos luchas a las que me he estado refiriendo (la Constitución y la hegemonía) estuvieron presentes en este vasto movimiento que parecía refundar para siempre el pensamiento y la práctica de izquierda, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo. La crisis financiera y política, sobre todo a partir de 2011, y el movimiento de los indignados fueron los detonantes de nuevas emergencias políticas de izquierda en el sur de Europa, en las que estuvieron muy presentes las lecciones de América Latina, en especial la nueva relación partidomovimiento, la nueva articulación entre democracia representativa y democracia participativa, la reforma constitucional y, en el caso de España, las cuestiones de la plurinacionalidad. El partido español Podemos representa mejor que cualquier otro estos aprendizajes, incluso cuando sus dirigentes fueron desde el principio conscientes de las diferencias sustanciales entre los contextos político y geopolítico europeo y latinoamericano. La forma en que tales aprendizajes se irán a plasmar en el nuevo ciclo político que está emergiendo en Europa del sur es, por ahora, una incógnita. Pero desde ahora es posible especular lo siguiente: si es verdad que las izquierdas europeas aprendieron con las muchas innovaciones de las izquierdas latinoamericanas, no es menos cierto (y trágico) que éstas se olvidaron de sus propias innovaciones y que, de una u otra forma, cayeron en las trampas de la vieja política, donde las fuerzas de derecha fácilmente muestran su superioridad, dada la larga experiencia histórica acumulada. Si las líneas de comunicación se mantienen hoy, siempre salvaguardando la diferencia de contextos, quizá sea tiempo de que las izquierdas latinoamericanas aprendan también con las innovaciones que están emergiendo entre las izquierdas del sur de Europa. Entre ellas destaco las siguientes: mantener viva la democracia participativa dentro de los propios partidos de izquierda, como condición previa a su adopción en el sistema político nacional en articulación con la democracia representativa; pactos entre fuerzas de izquierda (no necesariamente sólo entre partidos) y nunca con fuerzas de derecha; pactos pragmáticos no clientelistas (no se discuten personas o cargos, sino políticas públicas y medidas de gobierno), ni de rendición (articulando líneas rojas que no pueden ser cruzadas con la noción de prioridades o, como se decía antes, distinguiendo las luchas primarias de las secundarias); insistencia en la reforma constitucional para blindar los derechos sociales y tornar el sistema político más transparente, más próximo y más dependiente de las decisiones ciudadanas, sin tener que esperar elecciones periódicas (refuerzo del referendo) y, en el caso español, tratar democráticamente la cuestión de la plurinacionalidad. La máquina fatal del neoliberalismo continúa produciendo miedo en gran escala y siempre que falta materia prima trunca la esperanza que puede encontrar en los rincones más recónditos de la vida política y social de las clases populares, la tritura, la procesa y la transforma en miedo. Las izquierdas son la arena que puede atajar ese aparatoso engranaje, a fin de abrir las brechas por donde la sociología de las emergencias hará su trabajo de formular y amplificar las tendencias, los todavía no, que apuntan a un futuro digno para las grandes mayorías. Por eso es necesario que las izquierdas sepan tener miedo sin tener miedo del miedo. Sepan sustraer semillas de esperanza a la trituradora neoliberal y plantarlas en terrenos fértiles, donde cada vez más ciudadanos sientan que pueden vivir bien, protegidos tanto del infierno del caos inminente como del paraíso de las sirenas del consumo obsesivo. Para que esto ocurra, la condición mínima es que las izquierdas permanezcan firmes en las dos luchas fundamentales: la Constitución y la hegemonía. Traducción: Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez http://www.jornada.unam.mx/2016/01/06/politica/014a1pol Apuntes sobre geoeconomía desde el Sur (2015-2016) http://www.contextolatinoamericano.com/articulos/apuntes-sobre-geoeconomia-desde-elsur-2015-2016/# Por Alfredo Serrano Mancilla. I. La resistencia hegemónica de los Estados Unidos El país hegemón se resiste y hace lo imposible para recuperar el terreno perdido en el siglo XXI. Estados Unidos necesita del monopolio del dólar para sostener su endeudamiento billonario en lo comercial (505.000 millones de dólares) y en lo fiscal (59,4 billones de dólares). La economía made in USA depende interna y externamente del poderío de su moneda a escala global. Así lo reconoce por ejemplo el mismo Jared Bernstein (economista jefe entre 2009-2011 del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y miembro actual del equipo económico de Barack Obama) en el mismo New York Times: “el papel del dólar como moneda de reserva mundial pasó a ser un principio fundamental de la política económica de Estados Unidos". Sin embargo, en la última década, el proceso progresivo de desdolarización en la acumulación mundial de reservas hace peligrar precisamente la posición exclusiva dominante de los Estados Unidos en materia geoeconómica. Dos variables son claves para comprender la dimensión de este fenómeno: 1) La participación del dólar en las tenencias de reservas mundiales pasó de representar el 71,1% en 2000 hasta el 60,7% en 2011; esta evolución se explica por el creciente rol del yuan chino que ya es usado como moneda de reserva en un total 40 bancos centrales, y 2) A los Estados Unidos tampoco le conviene económicamente que el intercambio comercial entre grandes países se realice cada vez más en monedas propias sin necesidad de transitar por el dólar (Rusia con China, Japón con China, también previsto para los BRICS). En lo que llevamos de siglo XXI, Estados Unidos tampoco cuenta con el monopolio en relación a las grandes transnacionales, pero sí va dando signos de recuperación en este pasado 2015. En la última década, fueron aparecido grandes corporaciones mundiales con casa matriz en China, América Latina, Rusia, India; además de las que ya existían en Japón y en Europa. Antes del estallido de la crisis, Estados Unidos solo tenía 34 compañías entre el centenar de empresas más valiosas del mundo. No obstante, durante este periodo de gran recesión, las empresas estadounidenses han sabido recuperar posiciones. En la actualidad, ya disponen del 54% de ese top 100 mundial. El dato demuestra recuperación del capital estadounidense en el tablero global pero aún insuficiente para aseverar que su hegemonía es la misma que la que ostentara en el siglo pasado. Los países emergentes se han convertido a día de hoy en países suficientemente emergidos y protagónicos. El ejemplo de China es el más destacado en este sentido que en la actualidad cuenta con un significativo 11% en dicho top 100 mundial (a fines de s.XX sólo tenía el 2%). Otro ejemplo es que en la clasificación Fortune 500 -que reúne a las mayores empresas del mundo por facturación-, el número de compañías cuya sede está en algún país emergente ha pasado de 21 en el año 2000 a 132 en 2014 (95 de ellas son chinas). Estados Unidos no ha perdido la hegemonía pero sí la debe compartir con otros bloques económicos consolidados a nivel mundial. Frente a ello, la estrategia económica estadounidense se ha centrado fundamentalmente en vencer en la guerra de las expectativas económicas. Durante todo el año 2015, la Reserva Federal (FED) ha anunciado una subida de la tasa de interés que finalmente se ha producido a final de año y en escala menor. El objetivo era (y aún es) realizar un efecto llamada a los capitales financieros que se habían ido de casa en busca de otros destinos más rentables. Pero además con esta subida y con la apreciación del dólar en el último año, pretende decirle al mundo que la economía estadounidense está en plena forma. Luego de unos años de una excesiva expansión monetaria, usada para sanear a grandes bancos y fondos de inversión recomprando buena parte de su deuda intoxicada, Estados Unidos anuncia al mundo que está preparado para crecer y volver a ser el único epicentro de la economía mundial. Su deseo es claro: hacer resucitar al Consenso de Washington como único centro de gravedad del nuevo orden geoeconómico mundial. No lo tendrá fácil, pero tampoco hay que infravalorar su capacidad para lograrlo. No se debe olvidar que tiene nuevos aliados gracias a sus invasiones y a nuevos movimientos de ajedrez (Irán). Además, su imperio en la economía del conocimiento en pleno auge del mundo tecnológico le permitirá seguir ganando terreno en esta guerra de posiciones económicas a nivel global. También cuenta con otra arma de destrucción masiva: el monopolio de las agencias de calificación de riesgo (Moody’s, Standard & Poor`s, Fitch). El mundo financiarizado aún pivotea fuertemente sobre suelo norteamericano. Su arquitectura económicafinanciera internacional aún continúa siendo soporte de las relaciones geoeconómicas (FMI, OMC, BM, CIADI, etc.). A pesar de este gran hard power, Estados Unidos no está solo en la escena mundo; lo sabe y buscará como sea poder resarcirse para gobernar económicamente el planeta tal como lo hizo en las últimas décadas del siglo pasado. El tablero y sus piezas están servidos. La partida para el 2016 recién comienza; veremos cómo acaba. II. Sobre el precio del petróleo A pesar de la consolidación de las nuevas fuentes energéticas, el petróleo sigue siendo el rey. Este recurso fósil representa un tercio de la matriz energética mundial. Su papel geoeconómico es indiscutible. El siglo XXI se ha caracterizado por un Gran Cambio en este asunto debido fundamentalmente a la recuperación del rol de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) frente a la AIE (Agencia Internacional de la Energía). Los países OPEP fueron paulatinamente recobrando su protagonismo y soberanía en relación a la determinación del precio a nivel internacional. A junio del 2014, el precio por barril alcanzó hasta 115 dólares. Sin embargo, desde ese momento, se ha producido un derrumbe continuado. El año 2015 acabó con un precio por debajo de 40. Su valor alcanza el mínimo de los últimos 11 años. Son muchos los factores en juego para explicar esta caída tan abrupta. Mucho se dice acerca de que todo se debe a un incremento de la oferta petrolera en este último tiempo. Se han sucedido varios hechos claves en este sentido: 1) aumento de la producción de la producción de esquisto en Estados Unidos que se fue aprovechando de la subida pasada de los precios (pasó desde los 5,1 millones de barriles diarios en 2009 hasta los 9,32 millones en los que terminó el año 2014), 2) Arabia Saudí ha sobrepasado la producción de 9 millones de barriles al día, 3) Irak ya está por encima de los 4 millones de barriles al día, y 4) y además, en clave de expectativas, Irán prevé un aumento de su producción petrolera en 500.000 barriles por día a partir de este año gracias al levantamiento de las sanciones (debido al pacto con Estados Unidos). Es por tanto cierto que este incremento de oferta petrolera tiene mucho que ver en el descenso del precio. Sin embargo, no es la única razón de esta situación. El mismo Congreso de Estados Unidos considera que: "el 30% del precio del petróleo se debe a la especulación de los Fondos de Inversión y grandes bancos"; y la consultora Goldman Sachs considera que el impacto de este fenómeno es del 40% en el precio. Esto quiere decir que no todo se debe a un frío calculo de oferta y demanda, sino que a esta explicación hay que sumarle el interés especulativo de los grandes capitales mundiales en base a claves geopolíticas/geoeconómicas. Se prevé un leve incremento de la demanda del crudo a nivel internacional. Pero la oferta seguirá creciendo al menos en el corto plazo. No parece fácil imaginar un acuerdo pleno entre los países OPEP para reducir la cuota ofertada. Arabia Saudí no parece querer hacer nada para incrementar los precios a pesar que su record en déficit fiscal (es actualmente del 15% de su PIB). Irán ha anunciado que aumentará sus exportaciones petroleras. Por otro lado, Estados Unidos, con estos precios tan bajos, no podrá mantener la cuota de producción del petróleo de esquisto tal como ha venido ya sucediendo en el año pasado. Un precio tan bajo del petróleo tiene un efecto inmediato en la rentabilidad económica de este tipo de inversiones. Si el precio continúa a la baja, habrá mucha producción que cesará porque no podrán soportar los actuales costes de producción. Nuevamente, el factor tecnológico se convierte en determinante en este asunto para quien quiera sobrevivir a precios tan reducidos. La guerra del precio del petróleo está servida sobre la mesa. Existen multiplicidad de predicciones. Algunos analistas consideran que el objetivo a largo plazo del reino saudita es mantener bajos los precios para, de esa forma, dejar fuera de mercado a los productores de petróleo no convencional o de esquisto. Si esto fuera así, entonces sí, el precio podría volver a remontar hasta valores impredecibles. La mayoría de estudios internacionales (Westpac, Barclays, Wells Fargo, Unicredit y Société Générale) estiman el valor en un intervalo entre 41-60. Según Goldman Sachs, el año que viene la sobreoferta mundial será de 580.000 barriles diarios; así que los inventarios seguirían llenándose. Moody’s cree en su informe petrolero anual que el desequilibrio del mercado petrolero se prolongará hasta más allá de 2016. Lo mismo considera la Agencia Internacional de la Energía. La ecuación sobre los precios del petróleo no se resuelve en base a la matemática. La (geo)economía política tiene mucho que decir en este asunto. Arabia Saudí e Irán compiten por su posición hegemónica en Oriente Medio. El conflicto en Siria tampoco puede pasar desapercibido en esta discusión. El intento de castigar a Rusia, quien elevó en un 7,5% sus exportaciones de petróleo en 2015, es otro elemento clave para entender lo que pasará en la evolución de los precios del petróleo. El fin de la prohibición a las ventas del crudo de Estados Unidos fuera del país es otro ingrediente en este gran maremágnum petrolero. Es complejo hacer predicciones sobre el precio a partir de cuotas de oferta y demanda petrolera teniendo en cuenta que lo que está en juego son las cuotas de poder geopolítico. Detrás de todo ello, el pulso entre la OPEP y la AEI está en el centro de la actual batalla geoeconómica en materia petrolera. III. Los ataques contra los BRICS, contra China El comercio Sur-Sur cada vez es más importante a nivel mundial. Pasó de suponer un 6% en 1985 a un 24% en 2010; mientras que el comercio Norte-Norte retrocedió al 38% en ese mismo periodo); en materia de inversiones extranjeras directas, las de flujo Sur-Sur ya son casi 50%. Por su parte, los BRICS representan al 45% de la población mundial, el 25% del PIB mundial, el 41% de las reservas de divisas y 45% de la producción agrícola del mundo. Su comercio intra bloque supone el 17% del comercio mundial. Este grupo de países además viene construyendo una arquitectura financiera paralela a la hegemónica, con su propio Banco de Desarrollo y su Fondo de Reservas; y como se ha dicho anteriormente, realizan una gran parte de su transacciones comerciales sin necesidad de pasar por el dólar. como Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Países Bajos, Australia, Corea del Sur, Israel, etc. Esto constituye una enorme victoria diplomática de China en materia financiera internacional. China es indudablemente el vértice principal de este nuevo pentágono geopolítico. Poco a poco, Pekín va configurándose como la única potencia capaz de establecer, a medio plazo, una verdadera ‘rivalidad estratégica’ con Washington. Tan es así que el mismo FMI reconoció recientemente que la economía china es la mayor del mundo. China representa el 16,479% del PIB mundial medido en Paridad de Poder Adquisitivo, frente al 16,277% de Estados Unidos. La reciente creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) pretende reforzar esta posición en el terreno de lo financiero. El BAII pretende rivalizar con el FMI y BM, y también con el Banco Asiático de Desarrollo (creado en 1966, y muy controlado por Japón). Ni Tokio, ni Washington se han adherido al BAII; pero ya se han adherido unos 57 países, entre ellos los BRICS (Brasil, Rusia, la India y Sudáfrica), así A pesar que el FMI todavía no le concede mayor cuota de participación a China en su actual estructura[1], sí se ha aprobado la inclusión del yuan chino en su cesta de monedas de reserva, integrada hasta ahora sólo por el dólar estadounidense, el euro, la libra esterlina y el yen. Esto tiene un importante valor simbólico y real en el camino de la internacionalización del yuan como moneda referencia a nivel global. Desde el inicio del siglo XXI, China viene aumentando sus inversiones directas en el exterior, alcanzando una media de 200.000 millones de dólares al año; en este sentido, las inversiones chinas comprometidas para América Latina son de 250.000 millones de dólares para los próximos diez años. Con América Latina también se han incrementado de manera espectacular los intercambios comerciales (entre 2000 y 2013, se multiplicaron por 22). Estos datos reflejan que la transición geoeconómica es un hecho en gran medida debido al papel de China. El Consenso de Beijing, como muchos lo denominan, actúa como contrapeso al Consenso de Washington. Estados Unidos no está solo en este mundo. Lo saben y por ello reaccionan contra los BRICS y contra todo aquel país que no se atenga a su mandato. Así vienen procurando en los últimos meses construir un sentido común global, en lo económico, de qué todo es culpa de los BRICS, todo es culpa de los países emergentes, todo es culpa de China. Lo han hecho y lo seguirán haciendo. Llueven los estudios que afirman que los BRICS, y muy particularmente China, no podrán continuar siendo países de destino de inversiones a escala global. Se percibe este intento de restauración conservadora neoliberal a nivel mundial en lo económico para que todo vuelva a la hegemonía de antes, a la del siglo XX. La campaña contra China tiene visos que continuarán en el año 2016. Que el modelo económico chino tiene graves fallas estructurales no lo discute nadie, pero tampoco es riguroso decir que se acabó el milagro chino, que ya no crece como antes, que está en el pleno colapso financiero. Todo suena a un excesivo ataque coral contra las expectativas económicas Chinas. Resulta preciso ser cuidadoso a la hora de aseverar ciertas visiones catastrofistas que más se parecen a deseos de profecías auto cumplidas. Es fundamental tener en cuenta que no hubo milagro chino alguno; más bien todo ha sido fruto de una estrategia económica de inserción mundial muy acertada para recuperar una posición dominante, muy en correspondencia con el tamaño de país que representa. China usó su potencial exportador en un mundo económico neoliberal y posfordista en el que la fragmentación geográfica de la producción mundial les permitió insertarse ventajosamente a escala global. Así inició una senda de crecimiento de doble dígito que nunca es fácil de sostener en el tiempo. Sin embargo, no debería minusvalorarse que todas las predicciones coinciden en afirmar que la economía seguirá creciendo por encima del 6% a pesar de haber decidido cambiar su modelo económico puertas adentro. China apuesta por un proceso de sustitución de importaciones para satisfacer la demanda interna. Desea reducir su dependencia exportadora aunque ésta siga siendo clave en los próximos años. Este hecho económico será determinante a escala global porque seguramente pueda incidir en el comercio mundial, y en el precio de los commodities a escala internacional como ya ha venido sucediendo en el último tiempo. Además, hay que destacar que China ha cambiado su patrón de relacionamiento exterior: si hace pocos años, el comercio ocupó la principal actividad económica exterior, hoy en día, han crecido las relaciones financieras y las inversiones. Esto significa que China se convierte así en un socio económico estratégico creciente más allá de las relaciones comerciales. Esto no cambiará en el año 2016, ni en los venideros. Esto justifica que los ataques contra China continuarán. Seguramente habrá nuevos intentos para afirmar un gran crash financiero en el país asiático. Ya sucedió este 2015. Si bien fue cierto que se produjeron en dos momentos consecutivos caídas abruptas del valor de las bolsas de China, también es cierto que en el primer semestre del año 2015, hubo una gigantesca capitalización bursátil en el gigante asiático. Es decir, en suma, en el año 2015 no le fue mal a la capitalización bursátil china. En definitiva, es importante no caer en “lecturas” económicas fijadas desde el capitalismo neoliberal que procuran ir contra China para hacernos creer que se desinfla su economía y será la culpable del freno en la economía global. Ni esto ni tampoco decir que el gigante asiático tendrá su misma política económica que hace unos pocos años. IV. Europa y su Sur Europa continúa entrampada en su encrucijada económica. Apenas crece. La Comisión Europea estima un crecimiento para la eurozona en 2016 de hasta el 1,9%, pero en base a valores del comercio mundial muy por encima de lo que pronostican el resto de organizaciones internacionales. La producción industrial tampoco presenta síntomas de recuperación. La productividad por hora trabajada tampoco ha crecido significativamente en los principales países de la UE. El desempleo sigue siendo elevadísimo, muy particularmente el juvenil; la pobreza y exclusión social se constituye como un gran déficit estructural de todas las economías europeas. El endeudamiento social es un principio rector conexo con las nuevas fórmulas de políticas económicas aplicadas en la Unión Europea (UE). El Estado del Bienestar europeo está más cerca de estas alturas de constituirse como el Estado de malestar que exige el capital para que su tasa de ganancia recupere los niveles exaltados de otros tiempos. Incuestionablemente, la integración por arriba desintegró a los de abajo. La moneda única, el euro, es la moneda del pensamiento único en lo económico. Frente a la crisis europea del modelo fallido neoliberal, la salida es más neoliberalismo bajo una reconfiguración hacia dentro para insertarse de otra forma puertas afuera. Diferenciar mucho más lo que es centro de lo que supone la periferia se convierte en un objetivo básico para estos tiempos en la Europa de las dos velocidades. El patrón de desarrollo desigual europeo se exige cada vez más pronunciado en el nuevo reordenamiento interno para que la inserción exportadora de las grandes transnacionales sea la respuesta efectiva frente a la actual crisis económica. La depreciación del euro parece ser uno de los caminos elegidos para seguir vendiendo afuera lo que adentro no se compra. Y además, el BCE, luego de haberlo iniciado muy tardíamente, seguirá seguramente con su programa de compras de deuda hasta 2017 para seguir “saneando” a la gran banca privada europea. Las respuestas económicas en la zona euro continúan dando la espalda a todo lo que tenga que ver con la economía real. Así es como el estado-nación llamado Alemania impone su modelo: un esquema supranacional europeo a su merced que le permita competir afuera. En este marco impuesto por el centro, la única alianza sin nacionalidad permitida casa adentro es aquella que existe en el plano de las transnacionales con casa matriz en la UE. Ese pacto está bien sellado por todas las grandes empresas privadas europeas, y en él, no tiene cabida el pueblo griego ni sus derechos sociales. El gran capital europeo quiere esta UE y no otra. No acepta ni tolera que a ningún pueblo del Sur se le ocurra decir lo contrario. El año pasado 2015 se inició con la victoria del pueblo griego, y acabó con un nuevo gobierno portugués de coalición de izquierdas, y con una realidad política española más multipartidista, con la inclusión de una fuerza política, Podemos, que demanda otra economía al servicio de los ciudadanos. En medio, el pueblo griego sufrió un importante revés porque el gobierno no pudo llevar a cabo lo que la democracia y las urnas así demandaron. Alemania se impuso en Grecia y avisó a navegantes europeos que las consultas para decidir algo diferente a lo que dictamine la troika no son bienvenidas. Las llamadas “decisiones técnicas” son para los capitales europeos más importantes que aquello que emane de una elección democrática. De todas formas, Grecia no se queda sola en este nuevo escenario europeo. El Sur europeo comienza a decir “Basta Ya” a seguir siendo denominados peyorativamente los cerditos, esto es, los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España). Esto no gustar a Alemania ni a los grandes capitales. Grecia aislada representa poco cuantitativamente en la economía europea. Pero en cambio su poder simbólico, unido a la potencial llegada de otros países del Sur que se sumen a esta interpelación del modelo europeo, ocasionaría un grave riesgo para la sostenibilidad del proyecto made in Germany. Esto no significa que estén dadas las condiciones objetivas y subjetivas para un cambio inmediato en el corto plazo. Pero sí se observa como el Sur comienza a constituirse como un nuevo todo que aparece a través de los eslabones más débiles del modelo europeo reclamando otras políticas económicas más justas, más a favor de la garantía de los derechos sociales. La tensión está servida entre un Sur que empuja hacia otro rumbo y una superestructura económica europea que resiste los embistes. He aquí la cuestión: restauración conservadora o ruptura democrática. El euro, la arquitectura institucional política y económica europea, la presión de la gran banca privada y de los grandes capitales harán lo imposible para que nada emerja para ni siquiera proponer alternativas. La idea de Thatcher está más vigente que nunca: “no hay alternativas”. En ello se sustenta la solidez del neoliberalismo. En no permitir que aparezca otra opción posible. Sin embargo, puede que esto esté cambiando. En Grecia, a pesar de todos los sinsabores, el pueblo griego no elige a los representantes que la UE desea. En Portugal, la presencia de la izquierda en el nuevo gobierno ha dado al traste con las esperanzas de proseguir silenciosamente con la gestión efectiva de las políticas de austericidio. Lo último ha sucedido en España donde el Partido Popular tiene a dos tercios de los votos en su contra. Podemos, como alternativa real de cambio, representa el 20% del electorado y se constituye como pieza clave en los próximos años. Los que siempre presumen de democracia, ahora son los mismos que hablan de incertidumbre institucional o falta de estabilidad política cuando la mayoría en España ha decidido otro parlamento más plural, con una reveladora presencia de otras voces que critiquen fuertemente las políticas de déficit social que afecta a la cotidianidad de la ciudadanía. Aquello que dijera Angela Merkel en un mitin de su partido en mayo de 2011 vislumbra perfectamente que su preocupación de antaño está cada vez más justificada en el tiempo presente: “No podemos tener una moneda común mientras unos tengan tantas vacaciones y otros tan pocas, o mientras en Grecia, España y Portugal la gente se jubile mucho antes que en Alemania”. El Norte queriendo conducir al Sur. El rumbo geopolítico en disputa. Y todo dependerá, en gran medida, de cómo las fuerzas del Sur sigan creciendo, consolidándose y coordinando su acción frente al norte europeo. En ello, mucho tendrá que ver también cómo se confronte contra el modelo hegemónico dominante. O se acomodan a él, y por tanto, es muy difícil que haya una mejora sostenible para las mayorías. O, por el contrario, se implementa otra política económica alternativa dentro de los límites y márgenes estrechos que concede el sistema europeo, y mientras tanto, se avanza estratégicamente en acumular fuerzas para interpelar los aspectos determinantes estructurales, y poder realizar una transformación más radical para democratizar la economía. V. América Latina en disputa América Latina está más en disputa que nunca. En el tramo final del año, ocurrió un suceso muy novedoso para lo que venía siendo el siglo XXI. Es la primera que vez que un gobierno progresista en la región pierde unas elecciones presidenciales. La restauración conservadora se impuso en Argentina con una gran alianza encabezada por Mauricio Macri. En Venezuela, aunque no se ha perdido el ejecutivo, el pasado 6 de Diciembre del 2015 la Revolución Bolivariana también sufrió un importante revés electoral en la Asamblea Nacional. Después de una década ganada en muchos países de la región gracias a gobiernos que antepusieron políticas soberanas a favor de la recuperación de sectores estratégicos y políticas económicas redistributivas garantizadoras de derechos sociales, mejorando los niveles de vida en muchas dimensiones (incluida el consumo), después de estos años, se abre una nueva fase de cambios al interior de este cambio de época. Ya no se puede afirmar que la derecha regional opositora no sabe ganar elecciones en lo que va de siglo XXI en aquellos países que optaron por una vía contra hegemónica (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina). La política efectiva de cambios materiales en las condiciones de vida a favor de la mayoría ha sido insuficiente en algunos países para tener el apoyo mayoritario en las urnas (elección presidencial en Argentina y parlamentarias en Venezuela). El abanico de las razones de este viraje electoral es muy amplio. En el caso argentino, un asunto fundamental es la elección del candidato. Ahora sí se puede afirmar que no sirve cualquiera para continuar con un proyecto de cambio por muy bien engrasado que éste esté. Scioli no es lo mismo que Cristina Fernández de Kirchner. Esto obliga a pensar con mayor responsabilidad el tema de la sucesión, quién, cuándo, cómo, qué identidad política representa. Otro tema sustancioso es la dificultad de los procesos de cambio para disputar el futuro, sin caer en un excesivo relato retrospectivo. La campaña del miedo, de la vuelta a un pasado peor, no parece suficiente para ganar. La nueva mayoría, propia del cambio de época, no cree a estas alturas que se pueda volver atrás. El nuevo ciclo histórico de transformaciones logró instalar un nuevo sentido común de irreversibilidad. Y a partir de ahí, toca pensar en el futuro; disputarlo y ganar la batalla de las expectativas para volver a encantar a las mayorías. La fidelidad se sostiene con desafíos hacia delante y sería un craso error obcecarse con querer construir la historia echando demasiado la mirada hacia atrás. Este aspecto es válido para Argentina, pero también para otros países. Se necesita reinventar una narrativa esperanzadora, de oportunidades futuras, que no rompa con el pasado, que sirva como detonante de motivación y entusiasmo. Se precisa identificar cuáles son las nuevas demandas de la ciudadanía para seguir avanzando. No sirve de nada viejas respuestas si existen nuevas preguntas. Otro rasgo característico de esta nueva disputa que se abre en adelante es que el cambio de época ha provocado un cambio en la derecha regional. Macri no es Menem; Capriles tampoco es Caldera; ni Mauricio Rodas se parece a Nebot. La derecha del siglo XXI ya no es la del siglo XX aunque arrastre ciertos lugares comunes del pasado. Se presenta como la política de la buena onda, más amigable, revestida excesivamente de marketing, evitando exceso de confrontación. Esta nueva derecha ha venido ampliando su base de apoyo a costa de aglutinar nuevas demandas y valores más individuales (ecologismos, oenegismos, etc.) Fueron agregando siglas, creando coaliciones, alianzas territoriales. Véase Cambiemos en Argentina, y la Mesa de Unidad en Venezuela. Fueron creando una aparente unidad en medio de un mar de múltiples intereses no idénticos. Es una estrategia cada vez más poliédrica que comienza a darles algunos resultados positivos. A estas claves, hay que sumar seguramente los errores propios de la gestión gubernamental, el desgaste propio de más de una década y la imagen de deterioro azuzada siempre por los medios de comunicación hegemónicos. Sin embargo, en estos últimos años existe una razón de peso que sobresale por encima de las demás: el flanco económico. La caída de precios del petróleo, la contracción del comercio mundial y el estrangulamiento financiero internacional constituyen un frente externo adverso que añade obstáculos a este momento histórico. Además, cada vez son más notorias las tensiones y contradicciones económicas internas propias de cualquier proceso de cambio a tan alta velocidad. El rentismo importador del siglo XXI hace tanta mella como el rentismo exportador del siglo XX; el cambio de modelo productivo es imperioso comenzando por aquellos sectores más prioritarios para sostener el alto consumo en bienes básicos para la población. Se abre por tanto un año 2016 de alta intensidad de disputa entre diferentes modelos económicos. El debate se abre de par en par. Cada proyecto político pondrá encima de la mesa aquello que considera más oportuno para afrontar los desafíos inminentes. Esta vez sí hay una singularidad: los proyectos que eran opositores en Argentina y en Venezuela, ahora tendrán que ser protagonistas y propositivos. En Argentina, el electroschock económico de Macri ya se ha iniciado. Apenas un par de semanas de gobierno han bastado para no dejar ninguna duda acerca del modelo económico que pretende la derecha argentina para los próximos años. La apuesta es evidente: ponerse al lado del campo argentino, de las pocas grandes empresas agroexportadoras, permitiéndoles que sean ellos una suerte de “para Banco Central”, con capacidad suficiente para elegir qué hacer con los dólares del país. No solo eso, sino a cambio de dar “libertad” en comprar dólares, el país se endeudará de manera externa-eterna para las próximas décadas. Se acabó la soberanía y cualquier ilusión de seguir caminando hacia la independencia económica del país. En Venezuela, la oposición tendrá que decidir, sí o sí, en el seno de la Asamblea Nacional si su propuesta es pedir prestado al FMI, volver a liberalizar el tipo de cambio, llevar a cabo políticas de ajuste en detrimento de la inversión social, o descapitalizar el país poniendo a la venta los activos más importantes de los sectores estratégicos. Es momento de no poder esconderse. Tendrán que dejar de criticar para pasar a proponer. No están acostumbrados a ello pero tendrán que hacerlo dada su nueva fuerza parlamentaria. A partir de ahí, se inicia un pulso entre diferentes proyectos económicos. Cada uno pondrá encima de la mesa sus cartas. Los procesos de cambio aún en marcha, muy especialmente el venezolano, deberán procurar buscar soluciones internas frente a la restricción externa que no impliquen un ajuste neoliberal. No se puede superar este momento negociando los derechos sociales. Por ejemplo, en Venezuela, el Estado de las Misiones ha de ser precisamente el músculo económico a utilizar para la nueva etapa. La inversión social ha logrado realmente crear un nuevo universo económico siempre minusvalorado por el neoliberalismo. La cara económica de lo social es preciso valorarla en su justa medida. No es marginal ni desdeñable que el Estado haya puesto en funcionamiento una maquinaria de políticas públicas inclusivas a favor del área social para una mayoría ciudadana. Hay que aprovecharlas, hay que utilizarlas eficazmente como efecto multiplicador en lo económico. La nueva matriz de políticas públicas tiene un gran potencial económico para afrontar este escenario externo adverso. Esta nueva economía que pivota en torno a lo social ha de ser aprovechada como detonador para un salto adelante en lo productivo. Por ello, es imprescindible una nueva política de compras públicas a favor de un nuevo tejido productivo, democratizado, más eficiente. Por ejemplo, en Venezuela, se requiere internalizar la actividad económica derivada de la Misión Vivienda, de otras misiones relacionadas con el sistema de alimentación, con la sanidad, con la educación. Lo interno ha recobrado además más importancia ahora que “el país económico” es más amplio, más incluyente. Gracias a la mejora en las condiciones sociales, económicas y laborales, la democratización del consumo en estos procesos ha sido significativa garantizando así una sólida demanda interna. Centrar la política económica en cambiar la matriz productiva a favor de una nueva oferta interna es cuestión imprescindible. En este sentido, también cabe planificar una oferta supranacional, a nivel regional, poniéndose de acuerdo entre los países amigos para conjuntamente repensar cómo realizar la gran transformación productiva latinoamericana, considerando además un mundo con cadenas globales de valor muy fragmentadas geográficamente. A veces, puede ser más rentable producir cualquier insumo con alto valor agregado insertándose inteligentemente en el mundo en vez de querer producir cada bien pero teniendo que importar gran parte del valor agregado. A esta vía interna hay que añadir también lo tributario porque es posiblemente el camino más confiable para compensar la caída de los ingresos públicos por los bajos precios del petróleo. La soberanía tributaria se erige en estos tiempos en la senda más sostenible para hacer irreversible todo lo logrado en lo social. Hay margen de maniobra suficiente para recaudar más fondos públicos bajo principios de justicia social. En Venezuela, por ejemplo, se ha dado un paso acertado en este sentido con la última decisión acerca de eliminar los ajustes por inflación que utilizan los grandes capitales para dejar de pagar impuestos; la implementación del impuesto sobre transacciones financieras también constituye un mecanismo acertado para evitar que el capital financiero evada impuestos. Una política de tolerancia cero contra la evasión y elusión fiscal se hace cada vez más indispensable. Los impuestos directos todavía tienen gran capacidad para recaudar. Se precisa también una revisión de la regulación de la inversión extranjera directa para que los dividendos no sean repatriados en su totalidad hacia las casas matrices. Más bien, hay que buscar las fórmulas para que la ganancia generada dentro de casa se vuelva a reintegrar en el orden económico interno, y multiplicarlas productivamente. Esta tarea no es únicamente obligatoria para Venezuela; también para Ecuador y Bolivia. Hay que encontrar alternativas a los Tratados Bilaterales de Inversión de neoliberalismo pero con efectividad. Frente a la limitación financiera internacional, se precisa explorar mejor los mecanismos de atracción de inversiones productivas a favor del modelo de desarrollo que se pretende construir en adelante. Se hace necesario además un uso más eficaz de las divisas: una suerte de acupuntura en la colocación de las escasas divisas para que el modelo económico interno florezca. Es por ello que el cambio de paradigma recientemente aprobado en Venezuela, va en el buen camino. Se sustituye el viejo mecanismo de entrega de divisas a cambio de demostrar que no se puede producir por otro que permite acceder a las divisas (para las necesidades de importación de los insumos productivos) bajo el requisito de cumplir con una determinada cuota obligatoria de producción. Esta es la verdadera discusión de la política cambiaria: cómo, cuánto, cuándo, y a quién otorgarles divisas para darles el uso más productivo posible evitando la utilización ociosa y especulativa de las mismas. Luego de ello, sí que será necesario revisar la política de tipo de cambio frente una economía mundial en la que el dólar se aprecia, pero también en la que existen otras monedas cada vez más relevantes en el ámbito del comercio internacional. En esta gran batalla geoeconómica tampoco se puede descuidar el papel de las translatinas, que son las nuevas multinacionales de origen latinoamericano y con casa matriz en América Latina, nacidas del boom económico en la región y que aprovecharon el mundo neoliberalmente globalizado. Este nuevo tejido empresarial (un gran capital privado latinoamericano) tienen gran capacidad económica para hacer y deshacer a su antojo en cada uno de los países del continente. Son actores decisivos en este nuevo tempo económico: tienen fuerza suficiente para provocar guerras económicas efectivas si quieren, pero también pueden ser aliados sostenedores de procesos si lo desean. No es un tema baladí ni para que sea pasado por alto. Empresas como Vale, Cemex, Latam, Mexichem, Odebrechet, Embraer, Falabella, Femsa, Avianca, América Movil, Copa Airlines, son entre otras, claves en el panorama geoeconómico regional y mundial. Conforman en realidad un nuevo modelo de integración económica para la región: piensan en otra hoja de ruta económica más a favor de su tasa de ganancia. El rumbo de los próximos meses y años dependerá en gran medida de qué tipo de políticas económicas afronten esta nueva realidad geoeconómica. No hacer nada frente a ello es permitir que se afiance una alianza del gran capital latinoamericano, a lo europeo, que solo necesite los Estados-nación para que le acomoden las instituciones a su antojo. Son estos algunos elementos económicos fundamentales en esta nueva década en disputa. La presión desde afuera, así como las tensiones adentro, fuerza a elegir un camino u otro. El punto de bifurcación está a la vuelta de la esquina. Hay que decidir si la restricción externa se convierte en restricción interna, o si por el contrario se aprovecha estas circunstancias adversas para dar un paso adelante avanzando en la verdadera independencia económica. Porque de no ser así, la región también tiene otro bloque neoliberal que avanza aunque no sea sin problemas sociales casa adentro. La Alianza del Pacífico continúa con su política económica de bobo aperturismo al mundo, cediendo soberanía en los sectores estratégicos, y políticas públicas cada vez más anti sociales. Este revival del ALCA para el siglo XXI avanza con sus tratados de libre comercio desmantelando el pequeño tejido productivo nacional que existía en estos países, destruyendo al campesinado, generando una mayor dependencia importadora en bienes básicos, y lo que es más grave, acuciando un patrón de acumulación cada vez más concentrado en pocas manos a costa del mal vivir de las mayorías. A esta opción del Pacífico, hay que sumarle la interna en Mercosur, con una Argentina representada ahora por Macri, con un empresariado brasileño que empuja y empuja para que se firme un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. La geoeconomía latinoamericana está en pleno movimiento, y este año 2016 será decisivo. La Unasur y la Celac han optado por la vía política dejando de lado casi todo lo que tiene que ver estrictamente con lo económico (como si esto no fuera también político). Aún tiene mucho por delante para poder avanzar (por ejemplo, por qué no una agencia latinoamericana de calificación de riesgo). La Alianza del Pacífico no quiere dejar esta oportunidad de intento restauración neoliberal a escala global. Mercosur es a día de hoy un gran interrogante con una correlación de fuerzas cambiante. La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) ha de emerger y reapropiarse de una agenda económica regional que ha perdido relativamente en los últimos años. Lo que suceda en Venezuela será determinante para la región, pero también lo será cómo Bolivia continúe saltando escollos, entre ellos el más inminente, el referéndum que habilitaría una nueva reelección del Presidente Evo Morales. No hay que olvidar a Ecuador que, luego de haber aprobado una enmienda constitucional que permite la reelección presidencial indefinida pero no aplicable para el caso de Rafael Correa, viene de un año de alto voltaje político. En este caso, el país dolarizado ha de superar la restricción externa como si fuese interna. En suma, este eje de cambio, de ruptura con el viejo modelo neoliberal que partió de diferentes procesos constituyentes, afronta su etapa más complicada en este cambio de época, en el que lo económico tiene un papel privilegiado. - Alfredo Serrano Mancilla es Doctor en Economía, Director CELAG, @alfreserramanci [1] Para adoptar una decisión importante en el seno del FMI es necesario el 85% de los derechos de voto; Estados Unidos dispone del 16,74% de los votos; la UE unida también posee más del 30% de los votos para vetar; China sólo tiene el 3,81% de los votos. MANFRED MAX NEEF Esta economía neoliberal mata más gente que todos los ejércitos del mundo juntos, y no hay ningún acusado, no hay ningún preso, no hay ningún condenado por Equipo Revista En Torno. http://revistaentorno.cl/magazine/12/ Desde Fundación DECIDE viajamos exclusivamente a Valdivia para entrevistar a Manfred Max Neef. Economista de la Universidad de Chile, elaboró ideas en torno al desarrollo sustentable, la economía ecológica y el desarrollo a escala humana. En 1983 gana el premio Right Livelihood Award, considerado el premio nobel alternativo de economía, y en 1993 es candidato a Presidente de la República en Chile. A continuación, una entrevista imperdible. Buen día, Manfred. En DECIDE hemos observado que la izquierda, o los movimientos sociales a groso modo, fueron más o menos exitosos en instalar ciertas ideas o posiciones a lo largo del siglo XX: los derechos humanos, derechos sociales, algunas reivindicaciones de género. Pero a partir de la caída de la Unión Soviética quedó bastante huérfana de ideas –de la proposición de un modeloen el plano económico; a diferencia de lo que ocurre entre actores vinculados al mundo ambiental y a propuestas que giran en torno a la sustentabilidad, que logran escapar de los marcos de la modernidad, entendido como economías basadas en costos y beneficios. Bueno, parece evidente que la economía convencional y tradicional no ha respondido a lo que debería haber respondido. De que exista una tremenda testarudez de parte de quienes son del mainstream, no quita que sea y siga siendo un fracaso tremendamente peligroso y brutal. Esta economía neoliberal mata más gente que todos los ejércitos del mundo juntos, y no hay ningún acusado, no hay ningún preso, no hay ningún condenado. Todos los horrores que estamos viendo en el mundo, gran parte de ellos, tienen un trasfondo que está anclado a esta visión de tratamiento y práctica económica. La obsesión del crecimiento, para empezar, es un disparate. Porque una elemental ley natural, que todo el mundo conoce, es que todos los sistemas vivos crecen hasta un cierto punto en que dejan de crecer. Tú dejaste de crecer, yo deje de crecer, el árbol grande deja de crecer, pero no deja de desarrollarse. Seguir forzando el crecimiento para consumir más y seguir produciendo una infinita cantidad de cosas innecesarias, generando una de las instituciones más poderosas del mundo como lo es la publicidad, cuya función es una y muy clara: hacerte comprar aquello que no necesitas, con plata que no tienes, para impresionar a quienes no conoces. Eso evidentemente no puede ser sustentable. Ahora, frente a las alternativas, desde luego para mí la más importante, es la visión de la economía ecológica. Porque a diferencia de la economía tradicional, la economía ecológica es una economía que está al servicio de la vida y tiene características fundamentalmente opuesta a la convencional. La economía convencional -que es la hija de la economía neoclásica- desde una visión ontológica, se sustenta en una visión mecánica, newtoniana: el humano, la economía y el mundo son mecánicos. Y en un mundo mecánico tú tienes sistemas que tienen partes. Partes que descompones, analizas y vuelves a armar. Del otro lado, la economía ecológica se sustenta en una visión orgánica. Los sistemas no tienen partes, sino que participantes, los cuales no son separables. Lo cual significa que todo está intrínsecamente unido y relacionado. Esto por lo demás ya es un mensaje que hace más de 90 años nos viene dando la física cuántica, pero ese mensaje ha tardado en llegar a las ciencias sociales. En este sentido, la economía ecológica o cualquier nuevo sistema económico debe en mi opinión, sustentase en cinco postulados fundamentales y un principio valórico irrenunciable. El postulado número uno: la economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía. Dos: el desarrollo tiene que ver con las personas y la vida, no con objetos. Tres: crecimiento no es lo mismo que desarrollo, y el desarrollo no precisa necesariamente de crecimiento. Cuatro: ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas. Y cinco: la economía es un subsistema de un sistema mayor y finito que es la biosfera, por lo tanto el crecimiento permanente es imposible. Y el principio valórico irrenunciable que debe sustentar una nueva economía es que ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia, puede estar por sobre la reverencia a la vida. Si tú recorres estos puntos vas a ver que lo que hoy tenemos –en la economía neoliberal- es exactamente lo contrario. Hoy en día llegamos al extremo, comienzo del siglo XXI, que hay más esclavos de los que había antes de la prohibición de la esclavitud en el siglo XIX. Esclavos en serio, no en sentido figurado, de los cuales el 60% son niños y las demás, principalmente, mujeres. Usted mencionaba la idea del crecimiento cero. Pero pareciera ser, cuando se le habla a gobiernos latinoamericanos, incluidos los de izquierda, que el crecimiento cero no es para nosotros: primero debemos crecer y luego podemos hablar de crecimiento cero, ¿está usted de acuerdo? Hay crecimientos que son necesarios y justificables, y hay crecimiento que es totalmente innecesario. Y, desde luego, no confundir crecimiento con desarrollo que son dos cosas distintas. Si usted crece para desarrollarse, se puede pensar. Pero si usted crece a raíz de agotar recursos renovables y no renovables, eso es estúpido. Fíjese usted qué es lo que ocurre en la macroeconomía convencional, es tan absurdo que la pérdida de patrimonio se contabiliza como aumento de ingreso. Si yo arraso este bosque, eso me genera crecimiento e ingreso, pero ¿cuál es el resultado? Quedamos pobres. Destruí el suelo, en ese proceso crecí, pero el resultado es que quedé más pobre. Con mis colegas planteábamos lo que se conoce como la hipótesis del umbral, que ya está completamente confirmada, y que ya deja de ser hipótesis. En toda sociedad hay un período en el cual el crecimiento económico conlleva un mejoramiento de la calidad de vida, pero sólo hasta un punto. El punto umbral. Luego del cual si hay más crecimiento empieza a decaer la calidad de vida. Hay distintos componentes de la calidad de vida, pero llegado un determinado crecimiento, la calidad de vida de la ciudad empieza a decaer, ¡pero la ciudad crece! Claro que hay países que necesitan crecer, hay países que están en la extrema pobreza, pero tiene que ser un crecimiento que efectivamente contribuya a la superación de la pobreza. Porque el crecimiento que se sustenta nada más que en el consumismo, no genera desarrollo ni mejora la calidad de vida. Hago una pregunta elemental, ¿tú crees que es necesario que hayan 185 tipos de shampoos? ¿Seríamos inmensamente más pobres si hubieran 50 tipos de shampoos? Entonces, en todo orden de cosas es lo mismo. Tú estás ocupando recursos valiosísimos para producir cosas innecesarias, eso genera crecimiento, pero no desarrollo. Yendo a los bienes comunes, hemos trabajado en este concepto porque entendemos que viene a liberarnos del eje “bien público – bien privado” que ha perdido progresivamente el sentido que justificó su existencia en el contexto de las luchas del siglo XX. Para mí esas son contribuciones lingüísticas que no corresponden a la realidad. Para mí no hay ninguna diferencia entre un bien público y un bien privado: es parte de la naturaleza. Que tenga dueño, que no tenga dueño, o que tenga muchos dueños me da igual. Lo que interesa es la característica de ese bien y cuál es la función de ese bien, no el concepto de propiedad que hay detrás. Y entonces, como ya lo dije antes, se trata de entender que nosotros estamos absolutamente integrados a la naturaleza. De tal manera, que hay que entender que esos bienes son parte integral de un todo. Cualquier acto que nosotros cometamos que tiene que ver con la destrucción de ese bien, es un acto de suicidio colectivo. Tú te estás suicidando y se está suicidando la sociedad en la medida que destruyes los bienes de la naturaleza que no se pueden reponer. Por supuesto si tú cortas un árbol y facilitas que pueda volver a crecer, bueno, no hay problema, eso es lo normal, eso no es depredar. Depredar es ir mucho más allá de lo que realmente se necesita. Y en ese sentido todos los bienes son importantes y puedes decir que todos los bienes son comunes. Lo de público y privado es una cuestión leguleya que sirve para el abuso, como en el caso del agua en Chile, que es grotesco. Te compraste el agua de ese río y el vecino no puede sacar ni un vaso de agua, eso es monstruoso, te fijas. Pero eso es la parte jurídica, la parte que nosotros fabricamos, que no se corresponde a lo que debe ser nuestra relación con todos los bienes que son naturales. Luego puedes agregar la propiedad, pero debes entender que eso es parte de un todo, y si alguien tiene una propiedad, esa persona tiene una responsabilidad muy clara respecto a ese bien. Desde la izquierda, hablando históricamente, se entendió alguna vez que valía la pena reivindicar la propiedad pública en términos de recursos. En el caso de Chile, eso estaba muy claro con la nacionalización del cobre, entendiendo que detrás de eso iba a haber una redistribución, una democratización en la gestión del recurso. Pero ahora –dictadura y Concertación de por mediovemos que de eso hubo bastante poco. Codelco, por ejemplo, siendo una empresa pública contamina e interviene más que cualquier empresa privada. Mucha gente se imagina que el socialismo y el capitalismo son absolutamente opuestos. Pero en términos ambientales son idénticos, como también en su relación con la tecnología. La naturaleza está ahí para ser explotada y eso es válido tanto para el socialismo como para el capitalismo. La única diferencia que hay entre los dos es en la distribución de la riqueza. En uno la distribuye el Estado y en el otro, el mercado. Izquierda y derecha a mí no me dice nada. Es una lucha histórica donde esas categorías ya cumplieron su función y ya no sirven. Hoy día yo te pregunto, ¿qué es una persona de izquierda? Hace 40 años se sabía muy bien. Ahora yo te saco 40 personas que se dicen de izquierda y les pido que en una frase digan qué significa ser de izquierda, voy a tener 40 respuestas distintas. Hoy la gente se alinea por otras cuestiones, el ambiente, el cambio climático, esas son otras preocupaciones que no vienen ni con derecha ni con izquierda. No vamos a decir que solo la derecha es culpable del cambio climático: son todos culpables del cambio climático. Entonces, hay que trabajar con nuevas categorías y no quedarse trancado en el siglo XX o, peor aún, en el siglo XIX. Ahora, ¿cómo cree usted que se tienen que gestionar esos recursos? ¿Qué experiencias se pueden rescatar? La única manera de hacerlo bien es en la medida de estimular y reforzar con el mayor vigor posible las economías locales, lo pequeño, el municipio, cuando mucho la región. Porque para comenzar, ahí tú tienes identidad, tú eres alguien. Porque, ¿en qué consiste ser chileno? La banderita macanuda, el himno, esa es una lesera. Tu identidad está en la ciudad donde naciste, y particularmente en el barrio donde creciste. Yo soy porteño del cerro Artillería, del paseo 21 de Mayo, ahí está mi identidad, el resto es una abstracción que no tiene más sentido. En ese sentido, las experiencias más exitosas y más interesantes son las que se están haciendo hace tiempo en Escandinavia, particularmente en Suecia. El Natural Step, el paso natural de Suecia, consiste en un gran consenso nacional que ha llevado a una economía responsable, los únicos que no están en crisis en Europa por lo demás. Y como consecuencia de eso, al movimiento de los eco-municipios hoy. Algo que empezó hace 30 años en un municipio muy pequeñito en la región del Ártico sueco, donde dijeron “bueno, nosotros somos tan pobres que no podemos esperar nada de nadie, tenemos que inventar la manera de desarrollarnos”. Y tuvieron un éxito extraordinario, y hoy dos tercios de los municipios son así. Pero finalmente, ¿qué es un ecomunicipio? Es un municipio que tiene autonomía financiera, autonomía energética, autonomía en transporte, en educación, en cultura, autonomía completa. El 100% del impuesto que tú pagas se queda aquí, no se va al centro para que ellos decidan qué hacer con la plata. ¿Qué significa eso?, ¿cuál es el impacto psicológico que produce eso? Que tú estás viendo lo que hacen con tu plata. Si no te gusta lo que están haciendo, sabes a donde ir y a quien decirle. Aquí qué hacen con tu plata, ¿tienes idea? Cero. Aquí en Chile, acá en Valdivia, si tú quieres poner un semáforo te lo tiene que autorizar Santiago. Un chato que está en un escritorio que en su vida ha venido a Valdivia. Bueno, como esas experiencias, hay otras igualmente notables en Inglaterra, los Transition Towns, los pueblos de transición, que incluso tiene sus propios medios de pagos. ¿Cómo es eso? Generan sus propios medios de pagos, con su propio dinero, y ese dinero gira localmente. Todos los negocios locales compran y venden con ese dinero. Y ese dinero lo puedes convertir a moneda nacional si te vas a otra parte. Pero lo que significa es que todo lo que tú generas como excedente gira ahí mismo, y estimula ahí mismo la economía. O sea, genera un boom económico. Además no es dinero que puedas acumular con fines especulativos, porque tiene una duración limitada. O sea, es un dinero que tiene que estar activo. Esos son medios de pagos locales. Para hacer eso, ¿cómo construimos con actores subalternos, actores sociales, alternativas que tengan posibilidades reales de disputar ese poder? He llegado a una conclusión hace mucho tiempo: tú no puedes confrontarlos, porque vas a perder el tiempo. Debes empezar a hacer acciones locales tú. Cuando fui candidato a la presidencia me preguntaban lo mismo, y yo decía “mire, imagínese que usted está en un potrero y a 100 metros suyo está un rinoceronte furioso, listo para atacar. Lo más estúpido que usted puede hacer es suponer que también es un rinoceronte y atacarlo, no le deja ni en polvo. Entonces, ¿cómo se puede derrotar a ese rinoceronte? La nube de mosquitos. Una nube de mosquitos puede volver loco al rinoceronte hasta que se cae al precipicio, y no puede matar a ningún mosquito, porque los mosquitos tienen dos atributos que son claves: Uno, que siempre permanecen juntos y, dos, que no hay ningún mosquito jefe, o sea, es una sociedad no descabezable. Entonces tú tienes que joder, joder y joder, ese es el rol de los movimientos sociales. Y mira como están surgiendo en España, los que están surgiendo en Inglaterra. En Inglaterra imagínate, ahora sale un sujeto de izquierda de frentón. En Estados Unidos ahora, el que está detrás de Hillary Clinton, el que está subiendo más, es un socialista químicamente puro de Vermont. Los movimientos sociales en Alemania, los Piratas. Entonces esos son los mosquitos, y esa es la única manera. Para terminar, ¿qué está leyendo actualmente? Actualmente, los filósofos idealistas alemanes del siglo XVIII, especialmente a Schelling, que me ha vuelto a fascinar. Porque todo esto que ya hablamos, lo dijo él hace más de 200 años. Todo esto que es el romanticismo alemán es fascinante. Porque lo fascinante que surge en ese movimiento del este de Alemania, Leipzig, esas zonas maravillosas, es que en ese momento el ser humano descubre la naturaleza. La naturaleza es producto del romanticismo alemán. Fíjate, si tu analizas la pintura, toda la historia de la pintura, hasta ese momento la naturaleza era el telón de fondo de una persona y su retrato. Allí, por primera vez aparece una pintura de la naturaleza. Por Caspar Friedrich en Alemania, que después se extiende al resto de la pintura. En la literatura lo mismo. Más interesante todavía, recuerdo que mi gran amigo, el historiador Rafael Bernal, hizo un estudio a fondo de los cronista de la conquista de América, todos los cronistas de la conquista, siglo XVI. ¿Y sabes qué? Descubrió una cosa impresionante, no hay ningún cronista que describa la naturaleza. Cómo puedes entender tú, que alguien que viene de una zona semidesértica como Castilla o Andalucía, y de repente está frente al monte Chimborazo o al medio de la Amazonía no describa lo que ve. Lo único que describe es la fatiga, el dolor, la lucha, las dificultades, el enemigo, la batalla, pero el paisaje no existe. El paisaje y la naturaleza existen a partir del romanticismo y de la filosofía idealista, especialmente Schelling. NUEVO GOBIERNO de Argentina Vamos por todo Por Martín Rodríguez* http://www.eldiplo.org/199-america-latina-gira-a-la-derecha/vamos-por-todo/ Argentina tiene su primer gobierno de derecha elegido por los votos. El PRO, con apariencia despolitizada, ofreció enfriar la política y ordenar la economía. o que parecía un sueño eterno ocurrió: Argentina tiene el primer gobierno de centro derecha que llega al poder con los votos. Muchos analistas se consuelan pensando algo que tiene ecos de verdad: que los años y la campaña presidencial hicieron del PRO algo más que el heredero histórico de la UCeDé o el reflejo de la Internacional Conservadora que soñó José María Aznar. Que el PRO llegó al poder en virtud de la aceptación de lo que Ignacio Ramírez llama “ecosistema kirchnerista”: una sociedad con ciertos consensos que ya ni el propio kirchnerismo (siempre confrontativo) expresa. Léase: un consenso sobre derechos sociales y la palabra Estado asociada a una nueva sensibilidad política. A su modo, la campaña de Macri no fue contra las políticas del kirchnerismo sino contra el estilo kirchnerista. Ofreció cerrar la llamada “grieta”. El macrismo quiere cerrar la grieta pero funciona como esos cierres relámpago que están rotos: lo que cierra hacia arriba lo abre hacia abajo. Argentina es un país de empoderados (el agro, los sindicatos históricos y los clasistas, los medios de comunicación, la clase política y empresarial, la Iglesia): ¿hay país y sociedad liviana para el sueño del liberalismo argentino y la disciplina social que su implementación supone? La herencia kirchnerista construyó “revelaciones”: Héctor Magnetto (un nombre que no existía en el vocabulario político previo), el rol de los medios de comunicación, la naturaleza de clase del Poder Judicial. Y la respuesta opositora fue la de los años 90: revelar los negocios del Estado. De modo que hubo un empate entre Estado y medios de comunicación, entre el gobierno y Clarín, que corrió de escena a cualquier otro actor político, o, más directamente, a la política. Toda política de oposición resultaba destituyente, coaccionada sobre los intereses corporativos de quienes odiaban al gobierno. “¿A quién le hacés el juego?”. Esto ponía en el mismo relieve a Macri, Binner, Stolbizer o De Gennaro. No había políticos opositores, había políticos destituyentes. De ese modo, la pretensión hegemónica kirchnerista no tenía límites: era sobre toda la política en su forma “autónoma”. Y deglutió el mito de Alfonsín como el inventor de ese modal: democracia versus autoritarismo. Ese juego construyó un desierto que habilitó su espejo de política con apariencia despolitizada. El PRO ofreció enfriar la política y ordenar la economía. Pero una vez en el gobierno, a un mes de su asunción, a todas luces resulta un nuevo proyecto intenso y hegemónico que calienta la arena. El beneficio a las cerealeras, la liberación del cepo y la devaluación demostraron que Macri tampoco dejó sus ideales en la puerta de la Casa Rosada. Su pedagogía es económica, economicista, y tampoco parece simplemente pragmático: en la primera reunión del Mercosur dio la nota y planteó un nuevo norte regional. El PRO también “va por todo” y se imagina un nuevo faro del sur y del cambio. Ya demostró que los límites constitucionales pueden ser “reinterpretados”. Y esto recién empieza. Argentina: todo el poder a los ceo´s http://www.revistacrisis.com.ar/notas/todo-el-poder-los-ceos Ni dueños ni perezosos, los cuadros ministeriales del nuevo gobierno se abalanzaron sobre sus despachos con una trama de obligaciones y complicidades, un cálculo sobre el propio futuro laboral y, en muchos casos, ruidosos fracasos corporativos. Para su propia tranquilidad desarrollista, Farmacity, Telecom, el HSBC, Shell, La Anónima o Clarín son algunas de las fábricas posmodernas donde se criaron los nuevos prohombres que acompañarán al politburó del Colegio Cardenal Newman en la titánica empresa de disciplinar al Estado. POR: ALEJANDRO BERCOVICH El gabinete del Ingeniero Macri representa el mayor desembarco de la historia de gerentes de grandes empresas en las áreas más sensibles del Estado. La novedad dejó asomar una discusión sobre las lógicas distintas que rigen el mundo de los negocios y la administración de lo público. Pero el debate parece obturado por la ensoñación expectante que genera cada nuevo inquilino al llegar a la Casa Rosada, y soslayado por la mitad más uno de la población que ungió presidente al heredero de una de las mayores fortunas del país. El ideal del “empresario exitoso” que arriba blandiendo su espada flamígera para limpiar la política de sus vicios e ineficiencias siempre estuvo en el ADN del PRO, como retrataron Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Bellotti en su radiografía ahora imprescindible (Mundo Pro, 2015) de la fuerza que logró llegar a la Casa Rosada en una década, tras haber virado a un pragmatismo que le permitió superar sus propias limitaciones. Lo novedoso de este elenco gobernante pura sangre, surgido de la élite de los negocios y de las universidades donde se forman o las oenegés de las que se nutren sus cuadros directivos, es que terminó por colonizar áreas donde ni siquiera el onganiato se había animado a colocar sus tecnócratas, en la primera dictadura que decidió seguir al pie de la letra aquella prescripción de SaintSimon exhumada en twitter por el economista Pablo Gerchunoff: “Los industriales, y no los juristas y los metafísicos, le darán la prosperidad a Francia. Hay que pasar del gobierno de los hombres a la administración de las cosas”. La problemática es mucho más abarcativa que el slogan elitista y exitista que define a este elenco de gerentes como “los mejores”, inspirado en la ética protestante norteamericana y su proverbial desprecio por los “perdedores”, que allá aprenden desde chiquitos y esparcen por el mundo vía Nickelodeon. Pero es también más compleja que los prejuicios simétricamente simplones que enarbola el progresismo autoproclamado para censurarlos aún antes de verlos andar sus primeros pasos. Porque no es cuestión de repudiarlos por razones epidérmicas ni trazar un corte basado en las declaraciones juradas patrimoniales o en el código postal, en el cual por otra parte quedarían del mismo lado que Cristina Kirchner, Daniel Scioli o Aníbal Fernández. Ni de inventariarlos sin más como “la derecha patronal” cuando las patronales realmente existentes dividieron por mitades sus apuestas en forma de donativos de campaña, y hasta en algunos casos (como los de Eurnekian o Coto) fueron más generosos con el candidato del Frente para la Victoria. Se trata de determinar si el desembarco expresa la intención de imponer un nuevo régimen que, bajo el ropaje de la meritocracia de self made men que siempre agitó el liberalismo económico para endulzar los amargos sacrificios que exige a las mayorías, apunte a profundizar el ya insoportablemente desigual reparto de la riqueza en la Argentina. Los propios dueños del capital discutieron en todo el mundo, durante la segunda mitad del siglo XX, sobre el rol en las empresas de esa élite gerencial que irrumpió cuando aparecieron los primeros elefantes blancos del capitalismo. John K. Galbraith los bautizó como la “tecnoestructura”, una clase divorciada de los patrones en ideas, cultura y formación, con sus objetivos propios, a veces incluso contrapuestos a los de ellos. ¿No vale la pena preguntarse entonces por los posibles conflictos de intereses que pueda generar el abordaje del Estado por parte de tantos CEO juntos? ¿No hay enseñanzas que extraer de las experiencias de tecnócratas como Álvaro Alsogaray, Adalbert Krieger Vasena o Domingo Cavallo en estas pampas, o de los Chicago Boys del Chile pinochetista? ¿Es acaso estéril interrogarnos sobre el rédito individual, corporativo o de clase, que esperan quienes renuncian a la mitad de sus ingresos o más para abrazar la función pública? La carrera empresarial, a diferencia de lo que ocurre con la administración pública en nuestro país, se transita a través de un prolongado escalafón a lo largo del cual las compañías cimentan la identificación del ejecutivo con el capital que ayuda a reproducir. Son décadas de fidelización como las que transitó en Shell el flamante ministro de Energía Juanjo Aranguren, veterano de mil batallas durante sus 37 años en la petrolera angloholandesa en cuyo cuartel general de Houston se piensa a más largo plazo que en el Pentágono. Son vidas como la de Isela Costantini, la nueva jefa de Aerolíneas, de lujo cebado por multinacionales cuyos directorios comparten una porción de la plusvalía que obtienen con sus capataces supercapacitados (porque ya no vale decir ilustrados) para que ellos sigan regenteando el crecimiento de la torta, que invariablemente se sigue repartiendo mal. O trayectorias como la del ahora ministro de Producción, Pancho Cabrera, quien dirigió cinco años Hewlett-Packard, fundó luego la AFJP Máxima (líder de una actividad que estafaba sistemáticamente a los futuros jubilados endosándoles las pérdidas de sus apuestas bursátiles y a los inversores minoristas que caían en la trampa de sus pases de manos, como exhibió el extinto decano de periodistas Julio Nudler) y prosiguió su carrera en el HSBC, el banco Roberts, La Nación y luego Clarín. Así como con Cabrera como ministro de Desarrollo Económico en la Ciudad se registraron decisiones del gobierno local que beneficiaron a sus antiguos empleadores (los contratos con una firma del grupo Clarín para la provisión de netbooks a los docentes y alumnos porteños y para la provisión de Internet y 3G a las escuelas, o las exenciones impositivas para las radicadas en el distrito tecnológico como Iron Mountain, proveedora clave del HSBC), la convocatoria para un puesto estratégico en la Jefatura de Gabinete del financista Mario Quintana expuso un vínculo que se había insinuado cuando Macri vetó una ley que ponía en jaque a la cadena Farmacity, la criatura más preciada de Quintana como emprendedor. Fue en 2011, cuando la Legislatura reglamentó la ley de medicamentos nacional y ordenó que los medicamentos se vendieran solo en farmacias tradicionales, siempre por mostrador y con asistencia del farmacéutico para combatir la automedicación. Eso ilegalizaba el “modelo Farmacity” y obligaba a la cadena a reacondicionar todos sus locales para seguir operando, lo cual jamás ocurrió gracias al veto del Ejecutivo. Por si faltaran pistas sobre la génesis de la decisión, Quintana había publicado un libro en coautoría con su compañero de facultad Horacio Rodríguez Larreta (Domando al Elefante Blanco, 1998) donde ambos ponderaban las privatizaciones del menemismo. Tampoco conviene comprar la infalibilidad de “los que saben”, esgrimida en muchos casos con reverencia aspiracional por quienes jamás ocuparán un puesto de ese tipo. Para relativizar aquello de que los CEO del nuevo gabinete son imbatibles “como el Barça”, como se apuró a definir el presidente de la Asociación de Bancos, Claudio Cesario, vale citar la quiebra de la cadena de minimercados Eki, donde los socios y accionistas mayoritarios eran ni más ni menos que Quintana y Cabrera. Por no aludir a la bancarrota de Sevel, que piloteó en persona el heredero de Franco. Tampoco fueron muy rentables para la editorial Sudamericana ni para Telecom las funciones que cumplieron allí Pablo Avelluto y Susana Malcorra respectivamente. Los incentivos de los gerentes o empresarios que se vuelcan a la función pública, incluso aunque no incurran en corrupción lisa y llana, son contradictorios en varios planos. Es habitual que los funcionarios con perfiles profesionales o técnicos tejan vínculos desde el Estado que les aseguran el sustento o la continuidad de sus carreras una vez abandonada la gestión, y en todos los casos falta mucho escrutinio público sobre los favores que eventualmente ofrendan a quienes serán más adelante sus empleadores o mecenas de sus fundaciones. Lo mismo corre para todos los ministros de Trabajo que llegaron a Alem 650 después de haber asesorado a gremios, y para los economistas cuyas consultoras tienen clientes que golpean la puerta de sus despachos cuando llegan a ocuparlos. Son límites difusos y podría aducirse que todo candidato a un puesto de responsabilidad carga con su propia biografía. Pero la fidelidad de los alfiles corporate es, ante todo, con la organización que los convirtió en lo que son. Y la de los empresarios que ponen en riesgo su propio capital, con ese capital que también preserva su lugar privilegiado en la sociedad. ¿Qué pasará si alguna otra firma del fondo Pegasus creado por Quintana (como Freddo o el Tortugas Mall) se ve amenazada por una ley del Congreso con él como número dos de la Jefatura? ¿Y si debe terciar en la reglamentación de alguna norma sobre laboratorios, que se convirtieron en sus enemigos mientras gestionó Farmacity? ¿Cómo actuará el nuevo secretario de Comercio, Miguel Braun, cuando deba evitar abusos de posición dominante por parte de La Anónima, la cadena de supermercados de su tío Federico Braun, generoso benefactor de la campaña del Pro? ¿Cómo le irá a un gigante de los servicios públicos privatizados como Telecom, que coló en el gabinete de Vidal a su gerente de Recursos Humanos como ministro de Trabajo y a su ex CEO como canciller? ¿Qué pueden esperar los fondos de inversión Axis y Convexity de las resoluciones que tome para regular el mercado su fundador, Luis Toto Caputo, flamante secretario de Finanzas de Alfonso Prat-Gay y ex presidente del Deutsche Bank? ¿Cómo inclinará el fiel de la balanza el ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Leonardo Sarquis, en la pulseada de la semillera Monsanto, donde dirigió hasta hace poco una división clave, con los productores de granos a los que exige el pago de regalías mediante intimaciones judiciales? ¿Y cuando Aranguren le fije el precio del gas en boca de pozo a Shell? Son incompatibilidades de distintos grados, matizables pero en absoluto desdeñables como sugieren quienes enarbolan falazmente el mal de muchos y recitan de memoria el rosario de Ricardos Jaimes y Lázaros Báez a los que nos acostumbró el kirchnerismo. Los entusiastas del nuevo gobierno citan también el contraejemplo de Guillermo Dietrich, quien venía de conducir la concesionaria que fundó su padre e impulsó no obstante como ministro de Transporte porteño las bicisendas y el metrobús, deplorados por los automovilistas. Dietrich sigue siendo accionista de la concesionaria aunque delegó su dirección en parientes. Y reivindica su derecho a serlo. Distinto piensa Juan Cruz Avila, CEO de su propia productora televisiva, quien aceptó manejar un abultado presupuesto en el Ministerio de Educación de Esteban Bullrich. “Si me ofrecieran manejar Canal 7, que es lo que sin dudas calza con mi curriculum, no lo aceptaría porque para mí la televisión es un negocio y lo que yo quiero es contribuir”, le dijo a La Nación. Cuando el tecnócrata llega a un despacho estatal suele hacerlo temporariamente, como un alto en su verdadera carrera, un sacrificio que vende hacia fuera como altruista, tras el cual volverá “a laburar”. Aunque su CV incluya más años de pasillo ministerial que de oficina privada, nunca se reconocerá a sí mismo como un funcionario público y hasta abominará de los burócratas que sí lo hacen. Si las circunstancias lo llevan a enfrentarse con los intereses con los que sí está comprometido, simplemente dará un paso al costado. Lo hizo en octubre de 2001 Julio Dreizzen, subsecretario de Financiamiento de Cavallo pero ante todo exgerente de Mercado de Capitales del Banco Galicia, de donde venía de hacer negocios durante toda la década del 90. Cuando Mingo propuso un aplazamiento de los pagos de deuda del fisco con los bancos locales pero con un tope de tasas para hacerlo sostenible, Dreizzen debió optar entre ambas lealtades. Renunció sin dudar. La City es especialmente vengativa con sus hijos ingratos. El tsunami actual de gerentes que avanza sobre reparticiones públicas tiene además un inconfundible sabor a revancha frente a una herejía del kirchnerismo que apenas fue registrada por la sociedad pero que irritó como pocas al planeta managerial: la irrupción en las cúpulas de las 42 mayores empresas del país de un grupo de enviados del Ministerio de Economía, que bajo la batuta de Axel Kicillof empezaron a ejercer los derechos que le conferían al Estado las acciones heredadas de las AFJP. Esos economistas jóvenes, en su mayoría keynesianos y hasta (¡oh!) marxistas, sintieron el rigor de la derrota en las reuniones de directorio a las que les tocó asistir cuando Macri ya se perfilaba como ganador para el 22 de noviembre. Si hacía poco habían aprendido a pedir la palabra para exigirles que invirtieran más o que no despidieran personal a los jefes del Macro, de Siderar o hasta de Mirgor (fundada por el propio Mauricio con su amigo Nicky Caputo en los 80), el fin de ciclo expuso a esos intrusos a bromas cargadas de rencor de clase, como la de los directores privados que se pasaron una hora entera charlando sobre el mundial de rugby y riéndose de la ignorancia que demostraba el personero estatal sobre la materia. Cuando el axelista reclamó hablar de una vez sobre la empresa, le respondieron muy serios que lo harían al mes siguiente con el que viniera en su lugar. Leñadores del árbol caído, como dice Asís. También está el detalle del sueldo. Lo admitió un miembro del gabinete nacional cuando María Eugenia Vidal intentaba armar el suyo en la provincia: “Está muy difícil. Ninguno de los candidatos buenos que podemos convocar va a ir a laburar de ministro por 40 lucas”. En la Nación, el ingreso para ese cargo se estira hasta 115 mil pesos mensuales. Pero no tiene parangón con los 250 mil pesos que se lleva a la casa un CEO de primer nivel, a lo que se suman bonus anuales que llegan a decuplicar esa cifra. Incluso suponiendo que todos resignan ingresos por amor a la patria y que se mostrarán inflexibles con las demandas de sus benefactores y socios, súbitamente más atraídos por el bronce que por la plata, la colonización del Estado por parte de cuadros empresariales tendrá un impacto innegable en la sociedad. Como teorizó Foucault cuando asomaba el primer neoliberalismo, las transformaciones que se registran a nivel agregado son mucho más significativas que la suma de todos los avances individuales sobre el Estado. No es simplemente una vuelta al liberalismo clásico, e incluso no tiene nada de liberal en términos de respeto por las libertades individuales. Se trata de incrustar la racionalidad económica al criterio tradicional de soberanía moderna. Basar la legitimidad en la eficacia de gestión, antes que en el ejercicio de la representación. El imperativo saintsimoniano de gestionar los asuntos públicos como si fueran procesos económicos es el último grito del capitalismo posneoliberal, acaso el gesto más audaz de esta nueva derecha dispuesta a renovarse. El Estado macrista no promete garantizar derechos sino proveer servicios. Y para hacerlo, nadie mejor que los hombres de acción, de empresa: los administradores de las cosas. Por Brasil y el ajuste local, el Banco Mundial recortó con fuerza estimación de crecimiento para Argentina http://www.cronista.com/economiapolitica/Por-Brasil-y-el-ajuste-local-el-Banco-Mundial-recortocon-fuerza-estimacion-de-crecimiento-para-Argentina-201601070056.html?utm_source=planisys&utm_medium=EnvioNewsletterCronista&utm_campaign=Enviod iariodelNewsletterdelCronista&utm_content=1&# El organismo multilateral consideró que recién en 2017 se verán efectos positivos en la actividad por el regreso de inversiones. Peores perspectivas para países emergentes por ESTEBAN RAFELE [email protected] El Banco Mundial (BM) realizó un fuerte recorte en sus previsiones de crecimiento de Argentina para este 2016 y proyectó una expansión del PBI de 0,7%, 1,1 punto porcentual menos de lo que había estimado en un reporte anterior, seis meses atrás. Argentina, al igual que el resto de la región, sentirá la debilidad de precios de los commodities que exporta y los efectos de las recesiones de Brasil y Venezuela. Pero además, el Banco Mundial consideró que la administración de Mauricio Macri llevará adelante un ajuste fiscal y monetario que provocará un "rebote" económico recién en el próximo año. "Se espera que el nuevo gobierno de Argentina implemente un ajuste monetario y fiscal en 2016, empujando un rebote en crecimiento en 2017, cuando la inversión se recupere lentamente debido a la renovada confianza de los inversores y lidere la recuperación", indicó el organismo multilateral en su informe "Perspectivas de la Economía Global", divulgado ayer. El BM había estimado en junio último un crecimiento de 1,1% para 2015, 1,8% para este 2016 y 3% para el año entrante. El organismo consideró que la economía doméstica creció más de lo previsto el año que terminó debido a la expansión del gasto público en tiempos electorales, hasta 1,7%. De todos modos, indicó que esa expansión "podría no ser sostenible, ya que en parte se debió al gasto público pre-electoral, mientras las exportaciones netas cayeron y la inflación permaneció alta". La entidad con sede en Washington recortó la expansión para 2017 a 1,9% y vaticinó que saltará a 3% recién en 2018. Región complicada Las economías de América del sur se verán particularmente afectadas por las recesiones con "alta inflación" de Brasil y Venezuela. "Una prolongada desaceleración en una o las dos economías podría generar externalidades negativas prolongadas en toda la región", alertó el Banco Mundial. Según análisis econométricos del BM, una contracción de un punto porcentual en Brasil tiende a reducir el crecimiento en Argentina, luego de dos años, en 0,7 puntos porcentuales. El desempeño peor a lo esperado de grandes economías emergentes como China y Brasil hicieron que el Banco Mundial recortara su previsión de crecimiento mundial para este año, desde 3,3% de junio al 2,9%. China terminó 2015 con una expansión del 6,9% y crecerá este año 6,7%, previó el organismo multilateral, en lo que representa el peor crecimiento desde 1990. Brasil profundizó su recesión y finalizó el año con una caída del 3,7% interanual, que se recortará este año a -2,5%. Recién en 2017 el país vecino volvería a crecer 1,4%, siempre según la previsión del Banco Mundial. Rusia, la otra economía emergente, víctima de las fluctuaciones del precio del petróleo, vio su actividad caer 3,8% en 2015 y se contraerá otro 0,7% este año. Del otro lado, los países de mejores ingresos tendrán buenos desempeños económicos este año. Estados unidos crecerá 2,1% (desde el 1,6% estimado para 2015) y la zona Euro avanzará 2,7% (desde 2,5%). "El crecimiento más fuerte de las economías avanzadas compensará solo parcialmente los riesgos de persistente debilidad de los principales emergentes", indicó Ayhan Kose, responsable de las proyecciones económicas del BM, según consignó AFP VENEZUELA Y LAS LECCIONES AGRIDULCES DE LA IZQUIERDA http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/internacional/item/venezuela-y-las-leccionesagridulces-de-la-izquierda?category_id=139 Las cosas ya no son como antes y por ello las razones de antes para votar por la izquierda no son exactamente las mismas que las razones de hoy. Sin saber leer este cambio y sin reconocer la importancia de la gestión, las hegemonías de la izquierda serán únicamente “décadas ganadas” y no opciones reales de poder que salven a la vida humana y planetaria de la catástrofe capitalista. Andrés Felipe Parra Fuente de la imagen: www.correodelorinoco.gob.ve De acuerdo con el último reporte del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, la oposición obtiene los diputados necesarios para hacerse con las dos terceras partes de la Asamblea Nacional. La Mesa de Unidad Democrática (MUD) disfruta, por lo tanto, de la llamada “mayoría calificada”, que le permite obstaculizar las acciones del gobierno, convocar referendos para reformar la Constitución y aprobar o derogar leyes ordinarias y orgánicas. Lo que puede hacer la MUD Desde el 5 de enero del año entrante, la asamblea podrá vetar al vicepresidente ejecutivo, que es el ministro de todos los ministros y se encarga de coordinar el gabinete. También la MUD tendría influencia sobre los ministros nombrados por el poder ejecutivo y los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia. Teniendo en cuenta estas facultades amplias, los medios tradicionales de comunicación han señalado que la MUD estaría plenamente capacitada para forzar la dimisión de Maduro, dado un hipotético escenario de “ingobernabilidad”. Esto pasaría si la MUD veta permanentemente el nombramiento del vicepresidente ejecutivo y, por ende, de los ministros de gobierno, lo que haría imposible en la práctica conformar un gabinete. Sin embargo, el artículo 240 de la Constitución autoriza al Presidente de la República a disolver el Parlamento, únicamente en el caso de que haya tres mociones de censura contra el nombramiento del vicepresidente en un mismo periodo constitucional. En esta situación, se volverían a convocar elecciones Parlamentarias en los siguientes sesenta días a la disolución de la Asamblea. Pero esta posibilidad de disolver el Parlamento no arregla del todo la situación para Maduro. No hay que perder de vista, en este sentido, que desde el año entrante se cumple el tiempo para hacer un referendo revocatorio del Presidente. Por supuesto, la oposición no va a dejar pasar la oportunidad de forzar una salida temprana del chavismo aprovechando este escenario. Pero la MUD no tiene las cosas servidas en bandeja de plata. El arma con la que ganó de forma aplastante las elecciones puede también irse en su contra. La MUD no ganó las elecciones convenciendo al electorado de ciertos contenidos programáticos, porque ni siquiera ellos mismos los tienen. La explotación de la evidente situación de descontento que tienen grandes sectores de la población frente al gobierno de Maduro sirve muy bien para movilizar electores. Pero es difícil para mantener una bancada parlamentaria unida, sobre todo a la hora de votar leyes específicas, que tengan incidencia sobre el presupuesto estatal y, por ende, sobre los derechos y programas sociales. En este aspecto, los actores más fuertes no son las figuras más visibles de la oposición en los medios de comunicación, como Capriles o Leopoldo López, sino los partidos tradicionales Acción Democrática y COPEI, que por su vocación de grandes partidos clásicos pueden aprovechar la situación para fortalecerse individualmente y aceitar su maquinaria. El reto de la MUD consiste en convertir un consenso en torno al descontento y a la desesperación en un consenso programático y de medidas concretas. Esa es una tarea difícil para una coalición compuesta en su mayoría por grupos de derecha, en un país en el que las personas suelen considerar que sus derechos sociales están ya adquiridos. La tarea es aún más difícil cuando muchos electores que le dieron el triunfo a la MUD son abiertamente “chavistas”. ¿Por qué ganó la MUD? Muchas veces un caso individual puede ser diciente de una tendencia amplia y colectiva. En las redes sociales circuló durante la campaña a las elecciones un video de Henrrique Capriles con Yuraima Rondón. Yuraima no es Lilian Tintori (la esposa de Leopoldo López): es morena y tiene un tatuaje de Chávez en su brazo. Nadie dudaría de que es una mujer de auténtica extracción popular. Aduce que iba a votar en contra del gobierno de Maduro porque votaba por Chávez y no por esa partida de “corruptos e ineficientes que no sirven para nada”. (https://www.youtube.com/watch?v=9-G-nDkFcIg). El video fue reseñado y difundido con favoritismo por portales periodísticos de tendencia abiertamente opositora como lapatilla.com o el periódico El Nuevo Herald. En esas notas se celebraba que incluso los chavistas se estaban volviendo de oposición, gracias a la ineficiencia y la corrupción del gobierno. Este diagnóstico, aunque es parcialmente cierto, es incauto y no es sino el reflejo de la audacia y de la inteligencia promedio de los periodistas cuando tratan temas políticos. Que las personas chavistas y de extracción popular están descontentas con el gobierno es un hecho casi incuestionable. No solo el caso de Yuraima Rondón es diciente en este aspecto. Basta con leer un día el portal aporrea.org, que recoge reflexiones “espontáneas” de personas y cuadros chavistas de relativa importancia local, para darse cuenta de que la situación económica difícil e infernal no es solo una construcción mediática de la “derecha internacional”, y que la gestión del gobierno tiene –al menos en parte- una gran responsabilidad. Pero lo que no es un hecho es que los chavistas se estén “volviendo de oposición”. Ciertamente, la realidad parecería ser todo lo contrario: la oposición ha tomado la idea del “cambio” y del hartazgo con la situación cotidiana en el país y la ha estirado como un caucho, hasta el punto de que la oposición misma se ha convertido en “chavista”, por lo menos para ganar las elecciones. Esta estrategia de utilizar el “legado” de Chávez a su favor proviene ciertamente desde las elecciones de abril de 2013, en las que el candidato opositor Capriles afirmaba frecuentemente que su “modelo” no era Colombia sino Brasil y que era posible gestionar técnicamente los programas sociales del gobierno, heredados por Chávez. No hay que olvidar que uno de los lemas de esa campaña del 2013 era “vota abajo y a la izquierda”, haciendo referencia a la posición que Capriles tenía en el tarjetón. De esta paradoja no debe deducirse, sin embargo, que el triunfo aplastante de la oposición sea pírrico o menor. Todo lo contrario. Lo que se demuestra es que el hecho de que las personas aún crean en Chávez como referente político y de liderazgo no es en absoluto suelo seguro para las ideas de izquierda o socialistas. El “pueblo chavista” no es necesariamente un pueblo de izquierda. Esto lo ha entendido mucho más la oposición que el propio chavismo, cuya estrategia política y electoral se ha reducido a fomentar el recuerdo de Chávez, ignorando que toda memoria y todo recuerdo –como lo dijo una vez Nietzsche en la Genealogía de la Moral- implican siempre un olvido; ignorando, por lo tanto, que la figura y el recuerdo de Chávez no le pertenece simbólicamente a la izquierda, porque recordar al “Comandante” puede implicar el olvido de que él mismo era de izquierda. ¿Y de quién es la culpa? Este juego simbólico con el significado de la figura de Chávez en la vida cotidiana de los venezolanos no es lo único que explica la derrota. O más bien, la oposición ha ganado terreno para generar un cambio en lo que significa Chávez para la gente, porque hay una sensación de hartazgo con la situación económica del país. Que la economía anda mal, lo dicen tanto los oficialistas como los opositores. Es un hecho evidente. Pero en política los hechos no son importantes. O lo son mientras puedan ser relacionados con un responsable. Para el chavismo el culpable es la oposición y su guerra económica contra la revolución, mientras que para la oposición el único responsable es el gobierno y el presidente Maduro. Determinar quién es el único responsable es ciertamente un ejercicio que desde cualquier punto de vista falta a la verdad: en cualquier situación de la vida real, los escenarios en el que se toman las decisiones son escenarios relacionales y de responsabilidad compartida. De hecho, de eso se trata la política: de personas y voluntades plurales que no coordinan y que, al mismo tiempo, tienen responsabilidad sobre una cosa común. En ese caso, responsabilizar al otro significa también y necesariamente echarse uno mismo al agua. Este ejercicio de reconocer la propia responsabilidad en la del otro está ausente del discurso chavista, pero también del de la oposición y la prensa internacional, que cumple un rol vergonzoso en el cubrimiento de la situación en Venezuela: no hay distinción alguna entre informar sobre el país vecino y atacar la posibilidad misma de un proyecto de izquierda en las latitudes locales. En esto hasta la prensa más “liberal” y “moderada” en Colombia sigue siendo puramente uribista, al tratar la situación venezolana con el chip del enemigo interno. Por este motivo, la crisis económica que atraviesa hoy Venezuela no responde de forma unilateral a unas supuestas ocurrencias infantiles del presidente Maduro. Es verdad que él dice muchas tonterías. Pero eso es un gaje del oficio en cualquier político. Lo cierto es que el chavismo tiene condiciones adversas para gobernar, que vienen desde tiempos lejanos. Una sola las puede resumir todas: la dependencia del petróleo. Si el petróleo va mal, Venezuela va mal. Sea el gobierno de izquierda o de derecha. A finales de la década de los ochenta y durante los noventa, las tasas de inflación del país eran similares –o más altasque las actuales, hubo también épocas de controles fuertes a la circulación de divisas (impuestos desde 1983, después el archiconocido “viernes negro”; un 18 de febrero en el que se impusieron controles gubernamentales a la venta de dólares debido a la devaluación del Bolívar). Con divisas controladas por el gobierno, la importación de alimentos y de bienes es más complicada, más burocrática. Hay necesariamente un mercado negro de divisas, que afecta la compra y venta de lo que la gente necesita para vivir. El chavismo no heredó entonces un paraíso. Por eso tampoco es cierto que hayan dañado todo lo que antes era bueno y bello en Venezuela. Pero eso no excusa que existan aspectos totalmente reprochables y equivocados en la gestión chavista del Estado venezolano. Uno de ellos es, lastimosamente, la corrupción. La izquierda siempre ha dudado, con muy buenas razones, de la reducción de la política a la pura y mera técnica. Pero esta duda razonable sobre la tecnocracia ha ocultado muchas veces el problema de cómo hacer una gestión sólida guiada por principios de izquierda. El chavismo no ha sabido distinguir entre una crítica argumentada a los criterios de evaluación del gasto público que propone la derecha para el interés de los ricos y un uso solapado del discurso crítico de la izquierda para cometer fraude. Criticar la gestión no supone relegarla a un segundo plano, sino todo lo contrario: es todo un frente de batalla. Al respecto el manejo del ya liquidado CADIVI (la institución que vendía divisas a un precio subsidiado a personas naturales y jurídicas para distintos fines económicos y personales), que estaba en manos del hermano de Diosdado Cabello, deja mucho que desear, cuando se supo –mientras se estaba en campaña electoral en abril del año 2013- que existían empresas fantasma que pedían dólares al gobierno para robarlos con la fachada de importar bienes para los venezolanos. Las cifras robadas ascienden a millones (incluso miles de millones) de dólares, según lo aceptaban personas afines al chavismo como el profesor Eduardo Samán, conocido en Venezuela por estar al frente de las inspecciones a fábricas y supermercados para controlar la venta de mercancías al precio justo. El manejo de las divisas por parte del gobierno ha sido poco responsable y salpicado de escándalos graves de corrupción. Por este manejo deficiente se explica, en parte, la situación de escasez y las largas colas a las que están sometidos los venezolanos. Si existe algo así como una guerra económica de ciertos sectores empresariales contra la Revolución Bolivariana, algo que puede verse en empresas que dan un manejo poco honesto a los dólares entregados por el gobierno, la victoria es de la oposición porque hay también ciertos sectores chavistas que participan en ella untándose las manos con el otro bando. ¿Qué viene? El escenario dentro del chavismo es hoy tenso. Hay sectores del chavismo que piden la renuncia del presidente Maduro y otros que responden que hay que mantenerse unidos frente a la adversidad. Sin embargo, es difícil que la exigencia de la renuncia de Maduro dentro de las filas chavistas tenga éxito. Otros sectores del chavismo, encabezados por la ya muy famosa llamada “Marea Socialista”, han tenido desde hace algún tiempo la idea de cultivar un chavismo independiente o “puro”, atendiendo a las bases y olvidándose de las élites que gobiernan. Estas soluciones, muchas veces típicas de la izquierda, que exigen la “auto organización del pueblo” en momentos de crisis, son ciertamente la salida más fácil que puede colocarse en el papel. Pero en las circunstancias políticas actuales las cosas son a otro precio. En la Venezuela de hoy la “auto organización del pueblo” pasa necesariamente por la cuestión del futuro del actual gabinete de gobierno. Darle la espalda al problema no es organizar nada, ni a nadie. Así pues, la “organización de las bases” tiene un momento necesariamente electoral, aunque no sea el único. En este sentido, los chavistas, además de “organizar las bases”, deberían darse cuenta de quién decide en este momento los destinos políticos de su país. La respuesta está, en parte, en la clase media. Esa clase media que surgió gracias a las políticas expansivas del gasto público durante los gobiernos de Chávez y que uno podría decir que hoy conforma la mayoría de la población venezolana –incluso de acuerdo a los datos oficiales. El error del chavismo –y también de la izquierda en América Latina- es creer que el pueblo que los eligió es exactamente el mismo que va a refrendar sus mandatos y políticas. En Venezuela, el chavismo cree que el pueblo que vota hoy por ellos es el mismo de la Cuarta República; o en Argentina se apelaba a ese pueblo que estaba cansado del ‘corralito’. La lección de la izquierda es entonces agridulce: ella transformó efectivamente el mundo –para bien y para mal- y eso quiere decir que transformó también al pueblo que la apoyó y la eligió en las urnas. Las cosas ya no son como antes y por ello las razones de antes para votar por la izquierda no son exactamente las mismas que las razones de hoy. Sin saber leer este cambio y sin reconocer la importancia de la gestión, las hegemonías de la izquierda serán únicamente “décadas ganadas” y no opciones reales de poder que salven a la vida humana y planetaria de la catástrofe capitalista. Siete lecciones para la izquierda Por Álvaro García Linera* http://www.eldiplo.org/199-america-latina-gira-a-la-derecha/siete-lecciones-para-laizquierda/ En este texto el vicepresidente de Bolivia señala cuestiones cruciales para la izquierda latinoamericana, como el papel del Estado, las tensiones del extractivismo para los países subdesarrollados y la importancia de la gestión económica. as revoluciones se parecen menos a interminables escaleras mecánicas que a las olas que rompen en la orilla. Se forman, se alzan, avanzan, parecen suspendidas en su movimiento y luego caen antes de volver a levantarse. Las etapas de este movimiento continuo dependen del vigor de las movilizaciones populares, que determinarán el futuro de nuestro continente. Y ahora las fuerzas progresistas se ven enfrentadas a ciertas tensiones que va a haber que superar. Voy a identificar acá siete de esas tensiones. La primera concierne a la democracia, que nuestra familia política concibió durante mucho tiempo como un puente incómodo entre la sociedad actual y el socialismo. La izquierda latinoamericana demostró que esa visión era errónea: la democracia nos provee no sólo de un método sino también del marco indispensable para la transformación social. Los procesos revolucionarios regionales de los últimos años surgieron mediante el fortalecimiento de las capacidades de organización autónoma de la sociedad, mediante la promoción de su participación y de su inversión en los asuntos colectivos. Eso no es casualidad. Esta concepción de la democracia como el espacio mismo de la revolución implica sin embargo su reinvención. No se trata de conformarse con una concepción fósil que llegó desde los países del Norte. No: la democracia que reinventamos en América Latina se quiere plebeya, una democracia de la calle. Al final, el verdadero socialismo se caracteriza por la radicalización absoluta de la democracia: en los lugares de trabajo, dentro del Ejecutivo y del Parlamento, en la vida diaria. Sin este proceso, toda lucha que aspire a cambiar el mundo, ya sea a través de las urnas o de las armas, va a oscilar entre reformismo y oportunismo. Otro interrogante, viejo como la izquierda: ¿tenemos que tomar el poder o construir uno nuevo, lejos del primero? Nosotros, de la vieja escuela, siempre consideramos que nuestro objetivo era la toma del poder, olvidando a veces que todo el Estado, por más democrático que sea, se constituye como monopolio de lo común, de lo universal. Ahora bien, apoderarse de ese monopolio tal como se constituyó es lo mismo que reemplazar una burocracia por otra. ¿Eso quiere decir que habría que renunciar a tomar el poder? Algunos defendieron esta idea. Se recluyeron en pequeñas comunidades, proponiéndose construir el socialismo a pequeña escala; se consagraron a la lucha contra la comida chatarra; crearon circuitos de intercambio no comerciales, basados en el trueque, etcétera. Pero se olvidaron de algo: el poder no desaparece porque uno se quede al margen del mismo. Sigue existiendo, monopolizado por las mismas oligarquías de siempre. La centralidad del Estado La dificultad, en el plano teórico, radica en el hecho de que el Estado no existe sólo en el plano material. Su existencia toma cuerpo, por supuesto, alrededor de una serie de instituciones, normas, procedimientos. Pero también estructura la relación entre la gente. Orquesta la manera en la que concebimos colectivamente todo lo que nos une los unos a los otros: las rutas, la educación, el comercio, las cuestiones de salud, así como también los razonamientos lógicos y morales. Si el Estado organiza de esta manera los preceptos de acuerdo con los cuales manejamos nuestras vidas sintiéndonos miembros de una misma comunidad histórica, mientras vivimos a cientos de kilómetros unos de otros, claro está, ¡nos tenemos que apoderar de él! ¿Cómo podría la izquierda revolucionaria no estimar una herramienta semejante? Esto no significa sin embargo que pueda contentarse con tomar el poder. Tiene que transformarlo y democratizar la toma de decisiones. Sin lo cual la izquierda dará a luz a una nueva elite que reproducirá el comportamiento de la anterior. Tercera cuestión: la de la conquista de la hegemonía, entendida como la dirección intelectual, moral, ética, lógica y organizacional de un bloque social particular sobre el resto de la sociedad. Toda transformación de la relación de fuerzas dentro del Estado requiere una modificación previa de los parámetros de percepción lógica de la sociedad; de la manera en la que cada cual ordena el mundo, incluido el plano moral. Antes de los años 2000, todo iba de la mejor manera en el mejor de los mundos. La privatización de los recursos naturales aseguraría el bienestar de todos, nos prometían. Esta convicción ordenaba la vida diaria; delimitaba el horizonte de las ambiciones de cada cual. Poco a poco esta construcción intelectual se volvió intolerable. Ya no era creíble, porque no se correspondía con el mundo tal como la gente lo percibía. Todas estas ideas-fuerza que organizaban el día a día fueron puestas en duda. Ese momento de ruptura simbólica en el que se modifica el “sentido común” hizo que la gente se volviera receptiva a nuevos proyectos. Entonces surgieron Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Evo Morales (Bolivia). No cayeron del cielo, sino que aparecieron en medio de la agitación. Sin embargo, transformar los parámetros culturales no alcanza: tarde o temprano, este proceso tiene que llevar a encarar la prueba de fuego, a derrotar al adversario para permitirle a la nueva hegemonía propagarse y consolidarse. ¿Dónde estamos hoy en día? En el curso de los últimos años un intenso debate colectivo transformó un conjunto de ideas revolucionarias en fuerza concreta. Pero ahora entramos en una fase de estancamiento extremadamente peligrosa. Tenemos que relanzar la guerra de ideas; no nos podemos permitir perder el estandarte de la esperanza. Una revolución es la esperanza en movimiento. Hemos conseguido mucho. Pero no alcanza. La batalla por la hegemonía se volvió nuevamente decisiva. La gestión es revolucionaria En muchos países de América Latina, quienes militamos en las universidades, en los sindicatos, en las asociaciones, nos tuvimos que consagrar a la gestión de los gobiernos. Era indispensable, pero nos llevó a abandonar nuestra retaguardia. Nos tenemos que volver a concentrar en eso. Acordarnos de que un dirigente sindical al frente de su confederación cuenta tanto como un ministro. No abandonemos el frente social. En Bolivia hemos cometido este error. Y es justamente ahí donde la derecha intenta reorganizarse. Otra dificultad: cuando estamos en la oposición, lo esencial consiste en producir ideas que generen esperanza y encarnarlas. Una vez en el poder, todo eso sigue siendo necesario, pero también hay que mostrarse capaz de gestionar la economía. La respuesta de los revolucionarios latinoamericanos a este desafío va a determinar su destino. Los ciclos heroicos de la movilización no son eternos. Tienen períodos de desaceleración que pueden durar semanas, meses, años. Es el momento en el que nos preocupamos por el día a día, por los resultados concretos; el momento en el que la gente se dirige a los dirigentes políticos para decirles: “Luché mucho. Me sacrifiqué. Pero también yo quiero cosechar los frutos de esta revolución. ¿Dónde está mi agua potable, mi escuela, mi hospital?”. Es en ese preciso momento que tenemos que poder mostrar la otra cara del revolucionario: la del buen gestor. Nos vamos a tener que mostrar a la altura de esta exigencia durante la etapa de transición que se abre. Una quinta cuestión que atraviesa nuestros procesos revolucionarios enfrenta el bienestar económico y social a la preservación de la Madre Tierra. En resumen, el famoso debate acerca del “extractivismo”, de moda en América Latina. Ecuador, Venezuela y Bolivia cargan una pesada herencia en este campo. En el caso de Bolivia, todo se remonta al año 1570, cuando el virrey Francisco de Toledo instauró el trabajo obligatorio en el Cerro Rico, la montaña que domina desde lo alto a la ciudad de Potosí. Convirtió entonces a Bolivia en productora de materias primas para la metrópolis. Desde hace 450 años la división internacional del trabajo le impuso este mismo rol al país, al igual que al resto de América Latina. Pero nuestras sociedades también se caracterizan por tasas récord de pobreza y desigualdad; por las necesidades materiales de nuestras poblaciones, que fueron abandonadas a su suerte. Ecologismo colonial Entonces, ¿qué hacer? Si producimos para satisfacer nuestras necesidades materiales, vamos a conseguir buenos resultados económicos, pero habremos traicionado la herencia indígena que alimenta nuestra visión del futuro. Tampoco nos podemos conformar con proteger a los árboles y dejar a nuestra población en la miseria –porque las condiciones de vida de los pueblos indígenas no tienen nada de idílico: estamos hablando de una indigencia colonial construida durante los últimos quinientos años–. Es sin embargo a lo que nos invita lo que yo llamo el ecologismo colonial: “Queridos latinoamericanos, dejen de soñar con el progreso, nos dice; si quieren hacer algo por la humanidad, dedíquense a proteger a los árboles. Nosotros, en el Norte, nos vamos a encargar de destruirlos y de producir y esparcir el dióxido de carbono por todo el mundo”. En resumen, que los países del Sur financien la plusvalía medioambiental mediante la interrupción de su desarrollo y la renuncia a su futuro. Algunos de los compañeros del Altiplano viven en casas de piedras; tienen que caminar cinco horas para llegar a la escuela más cercana; duermen todo el día por falta de alimentación. Que alguien me lo explique: ¿qué economía del conocimiento se puede construir en estas condiciones? ¿Salir del “extractivismo”? Sí, sin lugar a dudas. Pero no volviendo a la Edad de Piedra. La transición implica la utilización de nuestros recursos naturales para crear las condiciones –culturales, políticas y materiales– que le permitirán a la población pasar a otro modelo económico. Una lógica semejante le escapa a esta izquierda, crítica de los gobiernos progresistas latinoamericanos, a los que les reprocha no haber construido el comunismo en unas semanas. Ejercitándose en su fitness matutino, o en seminarios generosamente financiados desde el exterior, se burla de nuestra incapacidad de controlar el mercado mundial o de instaurar de un día para el otro (¡y por decreto!) el “vivir bien”. Estos radicales de salón interpretan el papel de los idiotas útiles del neoliberalismo haciéndose eco de su cancioncita del fracaso inevitable de las revoluciones. No proponen medidas concretas, no formulan ninguna propuesta enraizada en los movimientos sociales o capaz de hacer progresar las dinámicas revolucionarias. Mediocres corifeos de la nueva ofensiva imperial, ponen su pseudorradicalidad al servicio de los dominadores, cuyo único objetivo es vernos fracasar. Última cuestión, el Estado. A escala mundial, el neoliberalismo tuvo dos grandes fases. La primera arranca en los años 1980, con la llegada al poder de Ronald Reagan en Estados Unidos y de Margaret Thatcher en el Reino Unido. Se extiende hasta 2005, más o menos. Durante este período, el neoliberalismo usa al Estado para privatizar las riquezas públicas y darle una legitimación ideológica. Ahora estamos en una segunda fase. Los Estados nacionales ya no son útiles para los neoliberales, que se dedican a desmembrarlos. En principio, facilitando la formación y la movilización de oposiciones políticas, y creando zonas donde el Estado ya no es soberano (regiones autónomas, territorios ocupados, etc.). Y después debilitando la soberanía presupuestaria y monetaria de los Estados, por ejemplo mediante la mecánica de la deuda, como se puede ver en Grecia. La defensa del Estado –puesta al servicio de un nuevo bloque social– tiene que volverse por lo tanto una de las prioridades de la izquierda. * Vicepresidente de Bolivia. Este texto es una versión revisada de una conferencia pronunciada en Quito, Ecuador, el 29 de septiembre de 2015. Vientos de tormenta sobre Caracas Por Gregory Wilpert* http://www.eldiplo.org/199-america-latina-gira-a-la-derecha/vientos-de-tormentasobre-caracas/ En las elecciones legislativas del pasado 6 de diciembre la oposición ganó 112 del total de 167 escaños de la Asamblea Nacional. Esa mayoría de dos tercios le garantiza poderes que hacen tambalear al presidente Maduro y a la Revolución Bolivariana. ese a la dura derrota, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados lograron reunir el 41,6% de los votos, es decir, 5,6 millones de electores, mientras la coalición de derecha, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), obtuvo el 54,4% de los votos, es decir, 7,5 millones. En relación a la elección presidencial de 2013, la oposición ganó 400.000 votos, mientras que los chavistas perdieron 2 millones. Así, el triunfo de la derecha no se debe tanto a su atractivo como al cansancio de buena parte del electorado bolivariano, que prefirió salir de pesca en lugar de ir a votar (1). Muchos venezolanos lo reconocen: su abstención es principalmente un voto de castigo por la espantosa crisis económica, marcada por una inflación de alrededor del 200%, constantes penurias y colas de varias horas para conseguir productos de primera necesidad; al menos, aquellos cuyo precio está bajo control del gobierno (2). Nunca, en los últimos diecisiete años –con la excepción del corto período del golpe de Estado fallido en 2002–, la oposición se había acercado tanto a su objetivo de derrocar a la Revolución Bolivariana. Para lograrlo por completo, ahora busca sujetar todas las palancas de la administración. Venezuela difiere de la mayoría de las democracias parlamentarias por su Estado ramificado en cinco ramas: además de los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, dispone de una Autoridad Electoral y de un “Poder Ciudadano”, que incluye las funciones que, en otros países, se conocen como auditor general de finanzas, procurador general y mediador de la República. Excluidos los miembros del Ejecutivo, todas las autoridades de esos diversos sectores son elegidas por la Asamblea Nacional. Eso significa que los actuales titulares de esos puestos siguen perteneciendo a la ex mayoría chavista. Alternativas La Constitución venezolana no otorga prerrogativas ilimitadas a los diputados, aunque controlen los dos tercios de los escaños: el Presidente es quien nombra al gobierno. Para tomar el control del país, la actual mayoría debe pues elegir entre tres alternativas. La más radical sería convocar a una Asamblea Constituyente, con el fin de reescribir la Constitución de 1999, y acto seguido, someter el nuevo texto a un referéndum. La segunda, apenas menos drástica, consistiría en iniciar una reforma constitucional orientada a modificar algunos puntos importantes de la Ley Fundamental, para facilitar la toma de poder de la Asamblea sobre las otras ramas del Estado –a condición, una vez más, de conseguir la aprobación del pueblo–. Por último, los representantes de la MUD pueden tratar de destituir a los principales dirigentes de las instituciones rivales: al Presidente, por supuesto, pero también a los miembros de la Corte Suprema, del Ministerio Público, del Consejo Nacional Electoral, etc. Cada una de esas alternativas implica altos riesgos para los nuevos amos de la Asamblea. Primero, bastaría con que un solo diputado de derecha renunciara o se pasara al bando enemigo, para que la derecha perdiera su mayoría de dos tercios y viera reducidos sus esfuerzos a la nada. Esa eventualidad no es tan improbable, ya que la MUD, una coalición muy heteróclita, reúne a doce partidos, que en algunos casos se detestan más o menos cordialmente. Garantizar la disciplina sin fisuras de sus representantes no será fácil. Habida cuenta la larga historia de negociaciones y cambios de alianzas en la Asamblea Nacional, incluso entre facciones pro y anti gubernamentales, no es impensable que el PSUV logre corroer la súper mayoría de la MUD. De las tres opciones planteadas por la Constitución de 1999 (¡a la que gran parte de la oposición se opuso!), la más simple, para la derecha, consistiría en tratar de hacer rodar una tras otra las cabezas del Estado, empezando por los miembros de la Corte Suprema, puesto que son ellos quienes tienen el poder de validar o no los procedimientos de destitución. Pero previamente, haría falta que el procurador general aceptara poner bajo acusación a la más alta instancia judicial del país. Y el procurador es partidario de Maduro... Resta una cuarta posibilidad, para la cual no se necesita a la Asamblea Nacional: llamar a un referéndum revocatorio contra el Presidente. Como la crisis económica hizo caer en picada su índice de popularidad, muchos de sus opositores consideran que esa es la mejor manera de lograr su destitución antes del fin de su mandato, en enero de 2019. Pero esta alternativa tampoco sería tan fácil: hay que conseguir el apoyo del 20% de los electores inscritos para abrir el proceso de referéndum. La última vez que la oposición intentó tomar este camino, contra el presidente Chávez, en 2004, tuvo que batallar durante meses para recolectar los 2,5 millones de firmas requeridas. Desde entonces, el cuerpo electoral creció considerablemente; no sólo por razones demográficas, sino porque el Consejo Nacional Electoral (CNE) registró a una amplia franja de la población, que hasta ese momento no votaba. El número de firmas exigido para realizar un referéndum se eleva hoy a 4 millones. Aun contra un Presidente impopular, movilizar a voluntarios suficientes para recolectarlas puede llegar a significar una misión ardua. Pero la oposición no está inerme. Puede abocarse inmediatamente a derogar varias leyes progresistas de la era Chávez, como ya lo anunciaron algunos de sus voceros. Entre los blancos prioritarios, figurarán sin duda la reforma agraria de 2001, que establece un impuesto a las tierras improductivas e impide que una sola persona posea una superficie superior a las 5.000 hectáreas (3); la ley del trabajo de 2013, que prohíbe, entre otras cosas, los despidos masivos y reduce la semana laboral de 44 a 40 horas; la ley de responsabilidad de los medios de comunicación de 2004, que introduce un control de los contenidos y favorece el desarrollo de los medios del tercer sector, denominados “comunitarios” (4), y la ley de control de precios. Luego vendrían ciertos acuerdos multilaterales –como el programa de ayuda petrolera al Caribe, Petrocaribe (5)–, el financiamiento del canal internacional venezolano TeleSur, los fondos públicos adjudicados a los programas sociales y las grandes empresas estatales, como la compañía telefónica, que la derecha sueña con volver a privatizar. No obstante, la oposición tiene previsto, antes que nada, hacer aprobar una ley de amnistía a favor de aquellos que califica como “presos políticos”, condenados por corrupción o incitación a la violencia, como Leopoldo López (6). En el interés del país, lo más urgente sería reparar el sistema de control de la tasa de cambio, cuyos defectos permitieron a los ámbitos empresariales librar una verdadera guerra económica contra el gobierno de Maduro. Pero la oposición no parece tener apuro en iniciar ese proceso. ¿Por qué modificar un sistema que tiene la ventaja de seguir debilitando cada vez más al Presidente? Por otra parte, tocar la tasa de cambio podría llegar, a corto plazo, a agravar un poco más las dificultades de la población, y la oposición no tiene ningunas ganas de asumir la responsabilidad de semejante escenario (7). Movimientos bolivarianos Sin duda, Venezuela se apresta a vivir tiempos altamente conflictivos. La derecha reconquistó un pilar de poder, a partir del cual se esforzará en destruir la mayor cantidad posible de conquistas de la era Chávez. Pero su margen de maniobra sigue siendo acotado, sobre todo frente a un movimiento bolivariano que no perdió nada de su poder, ni en el Estado ni en la población. Las resistencias contra una tentativa de restauración del neoliberalismo serán tanto más enérgicas por cuanto que las fuerzas del chavismo están actualmente en pleno proceso de renovación y reorganización, tras su amargo fracaso en las urnas. Desde que se anunciaron los resultados, Maduro y los movimientos sociales que componen la galaxia chavista organizan una serie de encuentros que apuntan a “preparar el renacimiento de la Revolución Bolivariana, desde abajo hacia arriba”, según palabras del Presidente (15-12-15). Los disidentes también alzan la voz, en particular los ex ministros Héctor Navarro (Enseñanza Superior), Jorge Giordani (Planificación) y Miguel Rodríguez Torres (Interior); plantean críticas y, al mismo tiempo, propuestas constructivas, para corregir la política del gobierno. También se organizan asambleas callejeras, donde todos los chavistas presentan su análisis de las causas de la derrota. Por último, el gobierno convocó a una semana de reunión de todos los representantes de los consejos comunales y de las comunas. La eficacia de semejante despliegue de actividad dependerá de la manera en que el gobierno se apropie de las sugerencias planteadas por los movimientos sociales, en particular en el ámbito económico... 1. Aunque la participación (74,25%) fue mayor que en las anteriores elecciones legislativas, de 2010 (66,45%). 2. Gregory Wilpert, “Venezuela se ahoga en su petróleo”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, noviembre de 2013. 3. Maurice Lemoine, “Ardua y decidida reforma”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, octubre de 2003. 4. Renaud Lambert, “En Amérique latine, des gouvernements affrontent les patrons de presse”, Le Monde diplomatique, París, diciembre de 2012. 5. En virtud de este acuerdo, distintos países del Caribe compran a Venezuela petróleo crudo a una tarifa preferencial. 6. Franck Gaudichaud, “América Latina y la ‘mano negra’ de Washington”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, junio de 2015. 7. Ladan Cher, “Venezuela, presa de la corrupción”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, marzo de 2015. * Autor de Changing Venezuela by Taking Power: The History and Policies of the Chávez Government, Verso, Londres, 2007. Venezuela candente Por Ignacio Ramonet* http://www.eldiplo.org/199-america-latina-gira-a-la-derecha/venezuela-candente/ La derrota del Partido Socialista Unido de Venezuela en las elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2015, que otorgó a la oposición el control del Congreso, augura un año de alta intensidad en Venezuela, con riesgos de enfrentamientos violentos. Es necesario un diálogo nacional constructivo. l año 2016 podría ser de alta conflictividad en Venezuela. Por razones internas y por razones externas. En el plano interno, la amplia victoria en las elecciones legislativas del pasado 6 de diciembre de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) configura una Asamblea Nacional controlada –por mayoría calificada, y por primera vez desde 1999– por fuerzas hostiles a la Revolución Bolivariana. Pero en cuyo seno, la bancada chavista del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) sigue siendo la más numerosa con 51 diputados. Lo cual permite augurar, a partir del 5 de enero, un enfrentamiento dialéctico de alta intensidad. Con el control de los dos tercios de la Cámara Legislativa, la oposición cree sin duda que ha llegado la hora de la revancha y sueña con “deconstruir” pieza por pieza la Revolución Bolivariana. Teóricamente podría hacerlo. La Constitución lo permite siempre que se cuente también con el apoyo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que cumple funciones de Tribunal Constitucional, y del Poder Ciudadano (integrado por el Defensor del Pueblo, la Fiscal General y el Contralor General de la República) (1). Pero sería un gravísimo error. La MUD no debe confundirse. Porque está claro –un simple análisis de los resultados lo demuestra– que los electores no le han dado mandato para ello, ni potestad absoluta para gobernar jurídicamente. El enfrentamiento institucional podría ser frontal y brutal (2). Sociológicamente, el chavismo sigue siendo ampliamente mayoritario. En un eventual referéndum a favor o en contra de la Revolución Bolivariana, todos los estudios concluyen que una sólida mayoría votaría a favor de la continuidad del proceso. El 6 de diciembre pasado, se trataba únicamente de elecciones legislativas, de designar diputados, y no de cambiar de República, ni de cambiar de Presidente. Los ciudadanos, inteligentemente, aprovecharon para enviar un mensaje de alerta y de protesta a las autoridades. Muchos de ellos no imaginaban ni remotamente que otorgarían a la oposición una victoria tan excesiva. Nunca fue un voto de adhesión a un (oculto) programa de la MUD, sino un voto de advertencia al actual gobierno. Una dura pulseada Y es bastante normal. Porque desde hace largos meses, como consecuencia –en parte– de una “guerra sucia” económica fomentada y auspiciada por las oficinas de la Internacional conservadora, y también –tal y como lo ha denunciado el presidente Nicolás Maduro–, a causa de “la asfixia de la burocracia y de la corrupción”, la vida cotidiana se ha vuelto prácticamente infernal para la gente. El desabastecimiento de productos de primera necesidad –tanto alimentarios como de higiene personal y del hogar– y de medicamentos transforma el día a día de los venezolanos en una incesante lucha para resolver estrecheces que casi nunca antes se conocieron a este nivel. Aunque muchos comentaristas no lo reconocen, las autoridades han hecho un esfuerzo colosal y prioritario para combatir esta plaga. Pero los electores consideraron que no fue suficiente. Y sancionaron con su voto negativo esa ausencia de victoria en un frente capital. Esa es la causa principal de los adversos resultados del 6D para el chavismo. Si a eso se añaden diversos problemas que siguen sin solución –como los temas de la inflación, de la inseguridad y de la corrupción, que contaminan la imagen de la Revolución Bolivariana–, completamos el diagnóstico de un malestar general que se ha tornado en sentimiento crítico contra los gobernantes. La oposición, decíamos, cree que le ha llegado su hora: la hora de la restauración neoliberal. Y después de haber ocultado cuidadosamente su programa durante la campaña electoral, ya está anunciando en voz alta su intención de multiplicar las privatizaciones, de reducir los servicios públicos, de revocar las leyes laborales, de liquidar los logros sociales, de desmantelar los acuerdos internacionales... Ante semejante provocación (recordemos que el chavismo es sociológicamente mayoritario), el presidente Maduro ha alertado a la opinión pública y acelerado la constitución de un Parlamento Comunal cuya función en la arquitectura del Estado aún no está clara, pero que podría funcionar como un órgano representativo y consultivo de la sociedad en paralelo a la Asamblea Nacional. Todo indica que puede haber choque de trenes. La sociedad venezolana es profundamente democrática y pacífica –tal y como lo ha demostrado en los últimos diecisiete años–, pero estamos ante una dura pulseada entre las dos grandes fuerzas políticas, chavismo y derecha, que controlan, respectivamente, el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. La tentación de recurrir a la calle y a las manifestaciones de masas va a ser muy grande. Con el peligro que ello conlleva en términos de enfrentamientos y de violencia. Este escenario de guerra civil tampoco es el deseado por la mayoría de los electores cuyo mensaje del 6 de diciembre pasado significaba abiertamente un llamado al diálogo entre oficialismo y oposición con un propósito claro: que las dos fuerzas se entiendan para resolver los problemas estructurales del país. Un contexto desfavorable Decíamos al principio que, en 2016, la conflictividad podría ser alta en Venezuela también por razones externas. Y es que este año se anuncia, en términos de coyuntura económica internacional, como uno de los peores en las dos últimas décadas. Esencialmente por tres razones: el derrumbe del precio de las materias primas y del petróleo, la crisis de crecimiento en China y el aumento del valor del dólar estadounidense. Es inútil insistir en que los precios del petróleo tienen una incidencia fundamental en la vida económica de Venezuela, ya que más del 90% de los recursos en divisas del país proceden de la exportación del oro negro. En dieciocho meses, los precios del barril, que estaban en 115 dólares, se derrumbaron a 30 dólares... Y no es imposible que, a lo largo del año, bajen hasta los 20 dólares... Para cualquier país petrolero (Angola, Argelia, México, etc.), eso representa un panorama complicado, pero para Venezuela (y, en cierta medida, Ecuador o Bolivia), que redistribuye en políticas sociales lo esencial de su renta petrolera, significa un golpe muy duro y una amenaza mortal para el equilibrio de la Revolución Bolivariana. El segundo parámetro exterior es China. Este país ha modificado su modelo de desarrollo y crecimiento apostando ahora por su mercado interior (1.500 millones de consumidores), por el aumento de los servicios y de la calidad de vida que la contaminación amenazaba de muerte. Las tasas de crecimiento, antes del 10% o 12%, se han reducido al 6% o 7%. Consecuencia: la importación de materias primas (minerales o agrícolas) se ha reducido, lo cual acarreó un derrumbe de los precios que afecta de manera especial a los países exportadores latinoamericanos de metales (Perú, Chile) y de soja (Argentina, Brasil). Las crisis políticas que están viviendo estos dos últimos países no son ajenas a esta situación, y ello afecta indirectamente también a Caracas, socio importante de Brasilia y Buenos Aires en el marco del Mercosur. Por último, el dólar. La decisión que tomó el 16 de diciembre pasado la Reserva Federal de subir los tipos de interés en un 0,25%, después de nueve años sin hacerlo, aumenta la fuerza del dólar. Que el dólar sea más rentable en Estados Unidos alienta a los inversores a retirar sus capitales –invertidos masivamente en los “países emergentes” desde que empezó la crisis en 2008–, y a desplazarlos hacia América del Norte. Consecuencia: el valor de la moneda de los “países emergentes” (Brasil, Colombia, Chile) se desploma y se devalúa doblemente por el reforzamiento del dólar y por la huida de capitales. Y todos los productos importados se encarecen. Semejante contexto latinoamericano e internacional dibuja, para 2016, un entorno poco favorable para la economía de Venezuela. Y coloca muy cuesta arriba la perspectiva de hallar soluciones rápidas para resolver los problemas del país. Desde que ganó las elecciones el 14 de abril de 2013, el presidente Nicolás Maduro ha lanzado llamados a la oposición y al sector privado en repetidas ocasiones para establecer un Diálogo Nacional. Es muy importante, ante las tempestades que se avecinan, que la MUD responda ahora a esos llamados con espíritu constructivo de responsabilidad. Venezuela se lo merece. 1. Tres cargos ejercidos actualmente por personalidades afines al Ejecutivo. 2. Véase Gisela Brito, “Asamblea Nacional, Ejecutivo y Tribunal Supremo de Justicia. Claves sobre la disputa institucional en Venezuela”, América Latina en movimiento, Quito, 18-12-15, www.alainet.org/es/articulo/174345 Las tensiones del poder Por Renaud Lambert* http://www.eldiplo.org/199-america-latina-gira-a-la-derecha/las-tensiones-del-poder/ Dura derrota en Venezuela, giro a la derecha en Argentina, crisis económica y política en Brasil, manifestaciones en Ecuador... Luego de más de una década en el poder, confrontada a las contradicciones de la gestión y las alianzas políticas, la izquierda latinoamericana se debilita y enfrenta nuevamente sus viejos demonios. n la autopista que conduce al centro, un inmenso graffiti atrae la mirada: “Que la crisis la paguen los banqueros”. Común y corriente desde hace algunos años en la mayoría de las capitales europeas, acá el eslogan llama la atención. Estamos en Río de Janeiro, donde, dos años atrás, la fiesta estaba en su punto álgido. En marzo de 2013, en el mismo lugar, la doble vía de vehículos parecía avanzar en medio de una selva de grúas. El estado de ánimo general le había inspirado al semanario británico The Economist una portada destacada: en el corazón de la tormenta financiera, entre la bruma, la estatua del Cristo Redentor levantaba vuelo desde la cima del Corcovado. “Brasil despega”, declaraba la revista, que consagraba catorce páginas al “más bello éxito latinoamericano” (14 de noviembre de 2009). Incapaz de sacar provecho de la debacle neoliberal, la izquierda europea dirigía entonces su mirada del otro lado del Atlántico para encontrar motivos de esperanza. Los logros del “laboratorio latinoamericano”, celebrados al ritmo del samba brasileño, de la morenada boliviana, del pasillo ecuatoriano o del joropo venezolano, ¿acaso no le permitían soñar con su propia victoria? Pero, tras una desaceleración económica internacional que afecta particularmente a las economías del subcontinente, el cuadro se oscureció. Los demonios de la izquierda Recordemos. El 6 de noviembre de 2013, el presidente ecuatoriano Rafael Correa se despachaba con una crítica sin concesiones contra el neoliberalismo durante una conferencia en La Sorbona, en París. Un año después firmaba un tratado de libre comercio con la Unión Europea. A pesar de sus dificultades, la “Revolución Bolivariana” siempre se había destacado por su determinación en mejorar las condiciones de vida de los venezolanos. El 26 de enero de 2015, un documento de la –muy neutral– Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) anunciaba que en el país la tasa de pobreza había pasado del 25,4% al 32,1% entre 2012 y 2013 (1). Durante la campaña presidencial de octubre de 2014, una réplica de Dilma Rousseff, entonces candidata a su propia sucesión, en un debate televisado marcó los ánimos. Al reprocharle a su adversario Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, derecha), su gusto por las sangrías, exclamó: “¡Lo único que saben hacer es cortar, cortar y cortar!” (TV Bandeirantes, 14 de octubre de 2014). Menos de un año después, defendía la “pócima amarga” de la austeridad y recortaba incluso los programas sociales que sin embargo había prometido defender (O Estado de S. Paulo, 9 de septiembre de 2015). Mientras el símbolo regional de la lucha contra el imperialismo, Cuba, inaugura un Consejo de Negocios en asociación con la Cámara de Comercio de Estados Unidos, el peronismo de izquierda fue derrotado en la segunda vuelta de las presidenciales argentinas de noviembre de 2015. En Brasil, Ecuador y Venezuela, distintas movilizaciones callejeras exigen la renuncia de gobiernos elegidos gracias a poderosos movimientos sociales. “Ayer, América Latina representaba una fuente de inspiración para la izquierda europea. Desde que se empezaron a aplicar aquí las mismas políticas de austeridad que en Europa es al revés”, observa Guilherme Boulos, dirigente del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST). Antes de afirmar: “Mucha gente aquí habla de la necesidad de crear un Podemos brasileño”. Creado con la perspectiva de importar a Europa los triunfos de la izquierda latinoamericana, ¿el joven partido español se vería entonces erigido a su vez en modelo en la región que lo inspiró? A veces los progresistas dan la impresión de haber perdido la brújula. ¿Estaremos condenados a perseguir eternamente la esperanza alrededor del globo? Si se estima que la denuncia ritual de las traiciones y de los cambios de bando agota el análisis de las dificultades de la izquierda en el poder, puede ser. En caso contrario, el interés del “laboratorio latinoamericano” –ampliamente analizado en nuestras columnas– no desaparece porque le cueste conseguir nuevas victorias. Intentar comprender las tensiones que lo atraviesan puede resultar igual de rico en enseñanzas. Impensable, responderán. Ni las historias, ni los dirigentes, ni los proyectos políticos de los países de la región se parecen. ¿Cómo comparar al Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva, atento a satisfacer tanto a los banqueros como a los pobres, con la Venezuela de Hugo Chávez, determinada a construir “el socialismo del siglo XXI”? La objeción no es incorrecta. Pero del Altiplano boliviano a la Francia de 1981, del Caribe venezolano al Estados Unidos del New Deal, las fuerzas de izquierda enfrentan con frecuencia demonios similares… “Cada vez que un partido de izquierda llega al poder, se debilita” (2), observaba recientemente Lula da Silva. La vía de las urnas presenta valiosas ventajas en relación con la vía armada, empezando por una probabilidad mayor de no ser asesinado, encarcelado o torturado antes que se produzca la revolución. Sin embargo impone algunas limitaciones. Además de que tuvo que proveer cuadros al gobierno y a los diferentes ministerios que controla desde 2003, al Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y de Lula da Silva se le agotaron las fuerzas a nivel local. Mientras en el año 2000 contaba con 187 equipos municipales, en 2008 sumaba 559, es decir, tres veces más. Ciertamente, recluta nuevos militantes, pero en un contexto en el que la formación de cuadros “se marchita progresivamente en torno a cuestiones prácticas: ¿cómo gestionar un mandato? ¿cómo legislar? ¿cómo comunicar las propias políticas públicas?” (3), se lamenta Valter Pomar, del PT. Consecuencia, según Marco Aurélio Garcia, asesor especial de Asuntos Internacionales de la presidencia brasilena: “Perdimos el contacto con la sociedad, dejamos de reflexionar y nos burocratizamos” (4). En resumen, el PT ya no consigue movilizar, particularmente de cara a una juventud reivindicativa que no conoció las grandes batallas que libró antes de llegar al poder. Al igual que el vicepresidente boliviano ("Siete lecciones para la izquierda", por Álvaro García Linera, pág. 12), el presidente ecuatoriano Rafael Correa se muestra consciente de esta dificultad. Mientras la derecha organizaba su contraofensiva, le confió a su ministro de Relaciones Exteriores, Ricardo Patiño –uno de los más cercanos– la misión de “reforzar las bases” de su movimiento, Alianza País. El objetivo: “Que podamos llenar en dos horas la Plaza Grande”, el gran lugar de movilización de la capital ecuatoriana (El Universo, 16 de julio de 2015). Sin embargo, militantes y movimientos sociales aceptan con mayor facilidad el rol de correa de transmisión del poder cuando el poder tolera sus críticas; una disposición que no siempre manifiesta Correa. Un ejemplo: en octubre de 2013, un grupo de diputados de Alianza País, apoyado por una gran cantidad de militantes, encaró la legalización del aborto en el marco de un nuevo Código Penal. En contra de la idea, el presidente enseguida declaró: “Si este tipo de traiciones y comportamientos desleales continúa […] presentaré mi renuncia”(5). Los diputados renunciaron. Además de alejar a los dirigentes políticos de sus bases, la institucionalización los divide. En la primavera de 2014, el politólogo estadounidense Steve Ellner lamentaba del peso que tenían los funcionarios en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV): “Los siete vicepresidentes del partido, que representan las diferentes regiones, son gobernadores o miembros del gabinete del presidente Nicolás Maduro”. Contrariamente a lo que había sucedido en el primer congreso, en 2009, los delegados de 2014 no fueron elegidos por los militantes: eran gobernadores, intendentes y diputados, así como militantes “elegidos ‘por consenso’” (6). Constatación similar un poco más al sur. “Antes de su llegada al poder, la vida interna del PT reflejaba la oposición entre las diferentes corrientes y sus análisis estratégicos –observa el economista Reinaldo Gonçalves–. Después, los funcionarios tomaron el poder” (7). Ahora bien, Artur Henrique, ex presidente de la mayor central sindical brasileña (CUT), sostiene que a veces los mandatos transforman a los militantes: “En nombre de la ‘gobernabilidad’ del país, ahora nos explican que no se puede hacer esto, que no se puede hacer lo otro…”. Cuando la táctica –concebir las elecciones como una etapa hacia la transformación del mundo– se transforma en estrategia –adaptar sus convicciones al objetivo electoral–, la ambición política se deshilacha. Y hasta desaparece: ahora “el PT constituye más un obstáculo que una ventaja” (8), zanja Jean Tible, un militante. ¿Habría llegado a la misma conclusión si su formación se hubiese dedicado a transformar el sistema político brasileño para “democratizar la democracia”? No lo consideró, y así renunció a dar batalla contra el poder del dinero, la corrupción y los lobbies… ¿Consumo o conciencia? Pero las dificultades de la vía democrática al socialismo no se limitan a los efectos perversos del ejercicio del poder. También surgen al determinar con qué electores contar. En países en los que las dictaduras reprimieron a las organizaciones comunistas, en los que el neoliberalismo pulverizó los raros bastiones obreros y en los que los medios de comunicación están en manos del sector privado, el fondo del aire no está más rojo que en otras partes. Esperar forjarse una base electoral mayoritaria contando exclusivamente con las franjas radicalizadas de la población es –por el momento…– como perseguir una quimera; renunciar a ello equivale a entreabrirle la puerta al pragmatismo, sin saber cuánto se va a abrir. Las alianzas se efectúan en primer lugar dentro del campo progresista. Ni Chávez ni Correa emergieron de formaciones políticas preexistentes. En contextos de crisis política, ascendieron de la mano de movimientos heterogéneos cuya cohesión no descansaba en una contabilidad real, sino en una certeza: el regreso de una verdadera democracia constituía una condición indispensable para la realización de las ambiciones de cada uno de los componentes de la coalición. Las nuevas Constituciones, redactadas inmediatamente después de la llegada al poder de la izquierda en Venezuela, Ecuador y Bolivia, reflejan a veces esa confusión. Y anuncian, de manera indirecta, algunas decepciones futuras –como en la cuestión de la protección de la Madre Tierra–. Por fuera del arco de las fuerzas que componen a la izquierda, las concesiones tienen que ser temporarias y limitarse a “tener en cuenta una parte de las necesidades de sus adversarios” (9), estima el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera. No hay una alianza con la derecha, pero sí con algunos de los sectores que representa tradicionalmente: las clases medias, algunas franjas de la patronal. Al aceptar obrar en el marco de instituciones más restrictivas para el Poder Ejecutivo, el PT cruzó el Rubicon. En 1980, en el momento de su creación, se declaraba “sin patrones”; en 2002 se aliaba con el empresario evangelista José Alencar para ganar las elecciones presidenciales, y con distintos partidos conservadores para formar su gobierno. Entre el compromiso y la implicación no hay una frontera clara sino más bien tonalidades, cuyos matices percibe cada uno de manera distinta según obre dentro del gobierno o de los movimientos sociales. ¿En qué momento se deja de gobernar con la derecha y se empieza a gobernar para ella? En Brasil, Rousseff acaba de adoptar la hoja de ruta de sus adversarios políticos. Las renuncias se acumulan tanto más rápido cuanto que la presión electoralista no se disipa cuando se gana un escrutinio: los brasileños votan cada dos años, y apenas salen de una campaña ya se ven envueltos en el torbellino de la siguiente. “Se nos reprocha que no somos ‘verdaderos demócratas’, pero desde 2007 ganamos diez escrutinios, es decir, más de uno por año –nos dice un alto funcionario ecuatoriano–. Ahora bien, el calendario electoral no es el de la política, y debo confesar que por momentos preferiríamos consagrarnos a la puesta en práctica de nuestra política más que tener que hacer campaña.” Una de las virtudes de la democracia también representa su principal desafío: el poder, regularmente en disputa, sigue siendo precario. Cuando es lo suficientemente conservadora, la oposición puede contar con el apoyo de los medios y del sector privado. Cuando el contexto económico le impide a la izquierda sostener el discurso de la esperanza, la derecha se equivocaría si no se lo apropiara. Le alcanza con medir la importancia de las cuestiones sociales en la población y ya se viste de nueva vanguardia. Hace ya casi dos años, Henrique Capriles, el representante de la derecha venezolana, más sutil que sus aliados golpistas, exponía a Le Monde sus nuevas convicciones. Afirmando estar “lejos de la derecha”, este hijo de familia bien que participó en el golpe de Estado (fallido) de 2002 contra Hugo Chávez declaraba, con la mano en el corazón: “La clave del cambio se encuentra en los barrios”; por lo que era necesario “volver a los métodos tradicionales de militancia: el contacto directo, el puerta a puerta, las asambleas en los vecindarios, el trabajo de hormiga” (3 de abril de 2014). Dificultad suplementaria cuando se trata de los electores: el “adversario al cual hay que satisfacerle una parte de las necesidades”, para retomar las palabras de García Linera, no se encarna sólo en los medios conservadores. También se cristaliza en la relación que cada cual tiene con la sociedad de consumo, incluyendo a la izquierda. Consultado acerca de las razones por las cuales no había ido más lejos en la transformación de su país, el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica respondió: “¡Porque la gente quiere iPhones!” (10). Ser pobre no implica ser revolucionario. Y no todos los revolucionarios sueñan con febriles Asambleas Generales. También ocurre que la mejora del nivel de vida, principal logro de la izquierda latinoamericana, favorece algunos cambios de bando. En vísperas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales argentinas, en octubre de 2015, las redes sociales progresistas difundían un gráfico con el título “Los ciclos económicos de Argentina”. El esquema presentaba las diferentes etapas de un proceso circular: 1/ “La derecha destruye a las clases medias”; 2/ “Las clases medias empobrecidas votan por un gobierno popular”; 3/ “Elegido, ese gobierno mejora el nivel de vida de las clases medias”; 4/ “Las clases medias se imaginan que forman parte de la oligarquía y votan a la derecha”. Regreso al punto de partida. Y el fenómeno no concierne únicamente a los estratos intermedios de la población. Cuando le preguntamos acerca del debilitamiento de las capacidades de movilización del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Brasil, el académico Armando Boito propone una explicación: aunque tímidas, las políticas del PT transformaron a una fracción del movimiento en pequeños campesinos instalados. Su radicalidad disminuyó a partir del momento en que tuvieron algo que perder más allá de sus cadenas. ¿El sueño conservador de una “sociedad de propietarios” encuentra otros apoyos? No alcanza con desear el nacimiento del “hombre nuevo” tan caro a Ernesto “Che” Guevara para que surja, ni siquiera en Cuba. Pero algunas políticas quizás no facilitan las cosas. Presidente del Banco Central de Bolivia en diferentes gobiernos conservadores, el actual ministro de Economía del país, Luis Arce, se enorgullece: “Ahora en Bolivia todo el mundo tiene la posibilidad de volverse rico”. ¿Hay que sorprenderse? Semejante eco de François Guizot, uno de los pensadores liberales y conservadores de la Restauración, facilita la emergencia de una nueva burguesía indígena, no necesariamente más progresista que la anterior, de la cual uno de sus miembros resume la “revolución” en estos términos: “Tengo plata, puedo hacer lo que quiero” (11). Aunque el “proceso bolivariano” se caracterizó por su capacidad para estimular la politización de la población ( "El chavismo por su base", por Bracho y Rebotier, pág. 11), una parte de su base se siente igualmente inclinada a darle la espalda. El embajador de Venezuela en París, Héctor Michel Mujica Ricardo, nos cuenta una anécdota. En vísperas de las elecciones presidenciales de 2013, se encuentra con una joven de un barrio popular. Para él ella encarna la categoría de la población que más se benefició de las ambiciosas políticas redistributivas del gobierno. “Antes vivía en la miseria. Fue gracias a Chávez que salí de ahí”, confirma. Antes de agregar, como una evidencia: “Ahora ya no soy pobre, voto a la oposición”. De Argentina a Venezuela, ¿habrá que resignarse a que la mejora de las condiciones de vida aleja mecánicamente de la izquierda a sus beneficiarios? “Hay varias maneras de mejorar el nivel de vida de las personas –objeta Pomar–. Lo que hicimos en Brasil fue aumentar el consumo, lo que hizo crecer su sumisión a las lógicas del mercado.” Así, el PT les permitió a los más pobres mandar a sus hijos a escuelas privadas, acceder a las prepagas, financiar mediante capitalización sus jubilaciones. “Así no se desarrolla la conciencia política. Habría sido más eficaz construir servicios públicos. Pero hubiera sido necesario subir los impuestos, y por lo tanto enfrentar a la burguesía. Un camino incompatible con la estrategia de conciliación adoptada primero por Lula y luego por Dilma…” En un contexto de desaceleración económica, el camino del compromiso lleva a un impasse. Ninguno de los gobiernos progresistas latinoamericanos consiguió transformar su estructura productiva: dependientes de sus exportaciones de materias primas, están a la merced de la tormenta internacional. Tampoco hubo mayor éxito en el plano fiscal. Cuando la renta se hunde, y la economía se estanca (o se contrae), las sumas disponibles para la redistribución se derriten como la nieve al sol. Deja de ser posible aliviar a los pobres sin molestar a los poderosos. Ahora bien, para enfrentar los intereses de estos últimos, más vale poder contar con la movilización de los primeros. Después de un período de distanciamiento, ¿lograrán los dirigentes progresistas volver a unirse con los movimientos sociales? ¿Y éstos conseguirán hacer renacer la esperanza? 1. Según Caracas, la pobreza disminuyó en el primer semestre de 2015. 2. Coloquio en el Instituto Lula, San Pablo, 5-10-15. 3. Valter Pomar, “Pour ne plus avoir peur de perdre”, en “Feu sur l’école”, Manière de voir, Nº 131, París, octubre-noviembre de 2013. 4. Entrevista en Brasileiros, San Pablo, 9-12-15. 5. “Rafael Correa amenaza con renunciar si el Congreso despenaliza el aborto”, www.infobae.com, 11-10-13. 6. Steve Ellner, “Venezuela: Chavistas debate the pace of change”, Report on the Americas, Vol. 47, Nº 1, Nueva York, primavera de 2014. 7. Entrevista en IHU Online, 27-8-15. 8. Alana Moraes y Jean Tible, “¿Fin de fiesta en Brasil?”, Nueva Sociedad, Buenos Aires, septiembre-octubre de 2015. 9. Álvaro García Linera, “Las contradicciones de la revolución boliviana”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, Buenos Aires, septiembre de 2011. 10. Anécdota contada por Amador Fernández-Savater, a quien agradecemos. 11. Estas dos citas fueron extraídas del Financial Times, Londres, 4-12-14. ¿Traición? “La lógica según la cual el libre comercio beneficia a todo el mundo es una mentira, o una tontería, más propia de la religión que de la ciencia.” En 2006, Rafael Correa, por entonces candidato a la Presidencia de Ecuador, no se andaba con vueltas: nunca iba a firmar un tratado de libre comercio (TLC). Ocho años después, el 12 de diciembre de 2014, su gobierno firmó uno con la Unión Europea. ¿Cambio? Seguro. Pero, ¿traición? En la noche del 31 de diciembre de 2014 expiraba el tratado que autorizaba a Quito a beneficiarse del sistema general de preferencia (SGP+) de la Unión Europea. Este dispositivo de reducción de las barreras aduaneras se aplicaba a cerca de 6.500 productos, es decir, el 60% de la suma de las exportaciones de Ecuador hacia Europa (por un total de 2.500 millones de euros en 2013). Entre estos productos, la banana, que representa el 30% de las ventas a Europa. Ahora bien, ésta también figura entre las exportaciones de Colombia y Perú. En 2012, los dos países firmaron con Bruselas un TLC que reducía de manera más generosa aun que el SGP+ las barreras aduaneras a las que están sujetos. Una catástrofe para Ecuador, cuyas ventas de bananas al exterior se redujeron un 25% en 2013. Un simple adelanto de lo que vendría, ya que el TLC prevé reducir progresivamente los derechos aplicables a las bananas colombianas y peruanas hasta llegar a un piso de 75 euros por tonelada en 2020 (contra 114 euros para Ecuador). Entre sus convicciones y la banana, el presidente Correa en un principio se negó a elegir. Mientras Bruselas le proponía firmar el mismo texto que Bogotá y Lima, intentó discutir los términos. En vano: la Unión Europea se mostró tan poco dispuesta a negociar con él como con el primer ministro griego Alexis Tsipras. El acuerdo era a todo o nada. Excluido del SGP+, a Quito “no le queda más opción que firmar el TLC –les explicó uno de los responsables europeos a sus interlocutores ecuatorianos durante las negociaciones–. A menos que elijan el aislamiento” (El Diario, 8 de noviembre de 2014). En definitiva, Correa tuvo que elegir la banana. R.L. Un movimiento Contra la mundial originalidad a ultranza En enero de 2014, los zapatistas del Chiapas mexicano invitaron a varios centenares de intelectuales extranjeros a celebrar el 20º aniversario de su levantamiento. Ninguna pregunta va a quedar sin respuesta, prometen, siempre que los invitados consientan de antemano compartir la vida diaria de la organización: su resistencia a las agresiones del ejército mexicano, su batalla por la subsistencia alimenticia, su búsqueda de no reproducir las estructuras autoritarias de antaño. Durante la ceremonia de cierre, después de una semana de inmersión, los visitantes pueden hacer las preguntas que ya no se aguantan más. Una joven estadounidense levanta la mano: “Todo lo que vi acá me interesó mucho, pero hay algo que no me queda claro: ¿cuál es su posición respecto de la cuestión queer?”. En el estrado, el representante de los zapatistas se queda (1)… mudo ¿Un Sur demasiado poco atento a los combates de algunos militantes occidentales? También pasa que los reproches circulan en la dirección contraria. En un artículo en el que criticaba el interés de sus colegas latinoamericanos por los trabajos del marxista británico David Harvey, el intelectual uruguayo Eduardo Gudynas denuncia una forma de “colonialismo simpático”. El sistema de pensamiento “occidental” de Harvey sería incompatible con la realidad andina. ¿La prueba? Los análisis del británico, consagrados a la geografía o a la exégesis del Capital de Karl Marx, no le reservan “ningún lugar al sumak kawsay ecuatoriano o al suma qamaña boliviano” –conceptos generalmente traducidos como “vivir bien” (2)–. La emancipación no se pensaría por lo tanto de la misma manera de uno y otro lado del Atlántico. El socialismo latinoamericano no será “ni un calco, ni una copia” (3) de su versión europea, había advertido el marxista José Carlos Mariátegui ya en 1928. Desde entonces, el autor y la idea quedaron tan relacionados que cuando uno tipea “Mariátegui” en el motor de búsqueda Google aparece enseguida “ni calco ni copia”. La obra del peruano sin embargo no se reduce a esas seis palabras. Otras, citadas con menor frecuencia, completan el análisis: “Aunque el socialismo haya nacido en Europa, como el capitalismo, no es […] ni específica ni particularmente europeo. Es un movimiento mundial del cual no se puede sustraer ninguno de los países que se mueven en la órbita de la civilización occidental […] En la lucha entre dos sistemas, entre dos ideas, no nos viene a la mente ni ser espectadores ni inventar 1. 2. 3. 4. una tercera vía. La originalidad a ultranza es una preocupación literaria y anárquica” (4). Gracias a Hélène Roux que contó esta anécdota de su estadía en Chiapas. “La necesidad de romper con un ‘colonialismo simpático’”, 30-9-15, www.rebelion.org José Carlos Mariátegui, 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, múltiples ediciones. Citado en Michael Löwy, Le Marxisme en Amérique latine. Anthologie, Maspero, París, 1980. R.L. * Jefe de redacción adjunto de Le Monde diplomatique, París. LA HEGEMONÍA PROGRESISTA DESAFIADA POR LAS NUEVAS FUERZAS DE DERECHAEl contraataque Por Gabriel Vommaro* http://www.eldiplo.org/199-america-latina-gira-a-la-derecha/el-contraataque/ Las nuevas derechas regionales crecen a partir de una agenda institucional y anti-corrupción y la decisión de aceptar el piso de derechos sociales construido en la última década. Aunque incipiente, su ascenso obliga a repensar los modos de definirlas. as derechas latinoamericanas debieron lidiar en estos años con importantes desafíos: si ya habían superado en buena medida el lastre de su pasado autoritario, la década del 2000 trajo una hegemonía de gobiernos de izquierda y nacional-populares poderosos electoralmente, que hicieron del neoliberalismo su principal antagonista. En este contexto, las derechas de la región, para ser competitivas electoralmente (1), debieron lograr al menos dos cosas: encontrar un espacio de representación bien definido, por fuera del proyecto que representaban las fuerzas de izquierda en el poder, y, al mismo tiempo, aceptar como piso los bienes colectivos conquistados por dichos gobiernos para proponer una redefinición de la relación entre el Estado y la sociedad. En definitiva, debieron aceptar una cierta “derrota” en el plano de las ideas mientras ensayaban una crítica institucional capaz de construir mayorías. Fue la agenda institucional – “republicana”, si reducimos el concepto a su interpretación más liberal– la que permitió elaborar una crítica más o menos consistente a esos gobiernos y la que también permitió delimitar los contornos de lo no representado por las fuerzas políticas de izquierda, que tendieron a concentrar el poder en los Ejecutivos y a reformar algunas instituciones con un sentido democratizador no siempre bien argumentado (los medios de comunicación, la Justicia). En muchos casos, como en Argentina, Ecuador y Venezuela, esto despertó el rechazo de los actores más poderosos de esas instituciones –lo que se suele llamar “intereses sectoriales”– y de buena parte de la ciudadanía. Esta agenda institucional de las nuevas derechas servía también para hacer pasar la crítica al intervencionismo estatal como lucha contra el autoritarismo, en consonancia con un argumento clásico de los tiempos de la Guerra Fría. Asimismo, la agenda institucional encontró en las denuncias de corrupción uno de los pilares en los que asentar esa crítica a los abusos de un poder que se juzgaba demasiado concentrado. Si muchos partidos y líderes progresistas llegaron al poder con una crítica a la clase política en base a la idea de que su permeabilidad a los poderes económicos se traducía en prácticas corruptas, esta agenda se fue abandonando paulatinamente, de modo que quedó disponible para las fuerzas de oposición en general, y de centroderecha en particular. La agenda anticorrupción perdió sus aristas críticas a la connivencia entre actores políticos y actores económicos y fue redefinida como una lógica de construcción de poder estatal contra la sociedad. De este modo, las fuerzas que desde el Estado avanzaban con estrategias de protección de los ciudadanos mediante la expansión de los derechos sociales y culturales comenzaron a aparecer como amenazas a esa ciudadanía, en su denunciada voracidad depredadora de lo público. Parte de esa narrativa alimentó el avance de las derechas y centroderechas de la región. El segundo camino adoptado permite pensar alguna de sus novedades. La crítica a los gobiernos progresistas comenzó por aceptar ciertos bienes colectivos instituidos por ellos, de modo tal que dejen de ser “conquistas” asociadas a estas experiencias para volverse patrimonio de la sociedad. Las políticas sociales cuasi-universales, otrora denunciadas como estrategias de construcción de poderes clientelares, pasaron a ser derechos ciudadanos. La aceptación de estos bienes colectivos, e incluso de ciertos lenguajes de derechos de fuerte peso en el ciclo de gobiernos progresistas y nacional-populares, implicó, al mismo tiempo, la redefinición del proyecto político de las derechas regionales. Si tiene sentido hablar de nuevas derechas, con lo problemático del adjetivo “nuevas” (nada es del todo nuevo en la vida social, todo arrastra algo de lo viejo en su ADN), es porque construyeron una relación menos traumática con el Estado y con lo público. Desde luego, esta afirmación es aplicable a algunos casos, como el argentino o el chileno, y no tanto a otros, como el brasileño, en donde las derechas más tenazmente opositoras parecen haberse renovado poco respecto del repertorio discursivo y del repertorio de acciones políticas más clásico. Por otro lado, aunque la nueva derecha propone una nueva definición de lo público-estatal antes que anatemizarlo, su relación con la igualdad sigue siendo problemática, al menos con el modo en que ésta fue definida durante el ciclo político progresista (2). Bajo la perspectiva de la nueva derecha, el Estado deja de ser el gran motor de la igualdad para convertirse en el promotor de la libertad: un “facilitador” de las energías emprendedoras presentes en la sociedad y ahogadas por las políticas populistas. Fuentes En la articulación entre la definición de un perfil propio y la aceptación de ciertos bienes colectivos del ciclo político nacionalpopular y progresista, las nuevas derechas abrevan en tres fuentes que podríamos llamar culturales: la primera es el mundo de la empresa como espacio de gestión eficiente de los problemas, en el que la ideología deja paso a la flexibilidad y el pragmatismo propio de un emprendedorismo de nuevo cuño, que tiene a la innovación y el trabajo en equipo entre sus pilares. La ideología de este nuevo emprendedorismo fue descripta por Luc Boltanski y Eve Chiapello en su trabajo sobre los principios éticos –valores y principios de justicia para la acción– que promueven los libros de management y autoayuda empresaria (3). La promoción de la movilidad y la necesidad de evitar la pesadez de los conflictos políticos definen una “ideología del hacer” fuertemente arraigada en algunos de los partidos de centroderecha de la región, como el PRO en Argentina, Renovación Nacional en Chile o SUMA, la fuerza de Mauricio Rodas, en Ecuador. La segunda fuente ideológica es el mundo de las ONG, donde la nueva derecha encuentra espacios de reclutamiento de cuadros técnicos para áreas “blandas” de gobierno, como justicia, educación, derechos humanos y desarrollo social. Formados muchos de ellos en una matriz católica, de tradición liberal-progresista algunos otros, proveen una faz sensible, abierta y social a gobiernos en los que los managers manejan las áreas estratégicas (financieras, económicas y productivas). El voluntariado como valor permite una relación con el otro social gobernada por una sensibilidad profesionalizada antes que por la militancia épica e ideológica. El mundo sin conflicto es posible no sólo por las bondades gestionarias sino también por la pluralidad cultural y la compasión experta. La tercera fuente es el mundo de las nuevas espiritualidades y la autoayuda: en su construcción de un mundo plural y del hacer sin conflictos, el individualismo new age tiene su lugar: provee “bienes de salvación”, por citar al viejo Weber, a individuos que se ven a sí mismos como hacedores de su propio destino. La afinidad electiva entre cierta lectura hiperindividualista de estas nuevas espiritualidades y las nuevas derechas ha sido señalada, entre otros ejemplos, para el caso de PRO en Argentina (4). Los tres recursos, que aluden a diferentes mundos sociales, tienen conexiones y ramificaciones, muchas veces de larga data: la relación de las ONG con el mundo de la empresa es conocida, y la construcción de prácticas de “responsabilidad social empresaria” le dieron nuevo empuje. Del mismo modo, buena parte de las nuevas espiritualidades actúan con la lógica de las ONG, y profesionalizan la provisión de estos bienes de salvación conectándolos, al mismo tiempo, con la provisión de bienes culturales y con la organización de las energías voluntarias en trabajos de contacto solidario con otros actores sociales. Por último, la autoayuda vinculada con el emprendedorismo retoma ciertos componentes de los repertorios morales y discursivos de las nuevas espiritualidades –el trabajo sobre sí, la autosuperación– como proyecto individual. Digamos, antes de concluir este punto, que los tres componentes en los que abreva la nueva derecha –con diferente intensidad en cada caso– no son importados al mundo partidario o del Estado sin ninguna mediación. Son traducidos políticamente. Los propios cuadros que provienen del mundo de la empresa o de las ONG viven su ingreso a la política como un “salto” que supone una cierta conversión que les permite conservar lo mejor de ambos mundos. En definitiva, actores políticos fuertemente conectados con esos mundos sociales traen al espacio político repertorios de acción y visiones que traducen políticamente, es decir que convierten en recursos políticos. El hecho de poseer esas conexiones estrechas, que podemos llamar socioculturales, con esos diferentes mundos sociales, los dota de una enorme naturalidad en la movilización de esos recursos, que forman parte de un ethos político de nuevo tinte. Por eso no existe –así, sin más– un partido o un gobierno de managers ni de ONG ni de una nueva espiritualidad, sino una traducción política de estas fuentes culturales. Experiencias Los modos en que se combinaron estos elementos difieren de un caso nacional a otro en buena medida en virtud de la relación entre nuevas derechas y derechas establecidas. En Chile, por ejemplo, la renovación de la derecha se construyó en diálogo y en tensión con partidos hegemónicos que contaban con tradiciones ideológicas definidas y fuerte capacidad de movilización electoral, incluso en sectores populares. En Argentina, en cambio, la nueva derecha vino a ocupar un espacio vacante de fuerza electoralmente competitiva, frente a la extrema debilidad de las derechas liberal y conservadora, que aceptaron arriar algunas banderas ideológicas e integrarse más o menos orgánicamente al nuevo armado político, a cambio de gozar por primera vez en su historia de una fuerza propia con posibilidades de llegar al poder por medio de la conquista de mayorías electorales, primero a nivel subnacional y luego a nivel nacional (5). Por último, la relación entre nuevas y viejas derechas también repercute en el plano más pedestre pero no menos fundamental de las estrategias electorales: la posibilidad de lograr la unidad del espacio político de la derecha y de sumar incluso a otras fuerzas como modo de construir sellos competitivos. En Argentina, el PRO logró el monopolio de su representación cuando absorbió a los partidos conservadores y los restos de la Ucedé primero y luego, a partir de 2007, a Recrear, la fuerza que había creado Ricardo López Murphy, para más tarde conseguir el apoyo de los conservadurismos provinciales. Pero lo que le permitió llegar al poder fue una coalición con otros espacios políticos –radicales y neorradicales–, que le dieron anclaje nacional y le permitieron reunir casi todos los votos opositores al peronismo en general y al kirchnerismo en particular. Del mismo modo, la estrategia de unidad de la oposición venezolana fue saludada por la derecha regional: el ex presidente salvadoreño Armando Calderón celebró en el programa Dígalo aquí, transmitido por El Venezolano TV desde Miami, el triunfo opositor en las últimas elecciones legislativas: “La madurez de los políticos venezolanos nos está enseñando a los latinoamericanos lo que se puede hacer con unidad” (6). La nueva derecha chilena –representada por fuerzas como Evopoli y Amplitud–, precisamente por encontrarse en tensión con la derecha más tradicional, tiende a ser, por el momento, minoritaria. En Brasil, en tanto, la derecha tradicional parece más cerca de la moderación política, mientras que la nueva derecha se inclina por estrategias de desestabilización. Su dispersión favorece, hasta el momento, la supervivencia del PT en el poder. Si los recientes logros electorales de las nuevas derechas son parte de una nueva oleada o no es algo que aún no podemos saber. Pero sí sabemos que su capacidad de renovación desafía al pensamiento a construir nuevas herramientas para comprender sus modos de construcción política y sus narrativas políticas y culturales. 1. Para analizar otras estrategias de construcción política de la derecha más allá de la disputa estrictamente electoral, véase Juan Pablo Luna y Cristóbal Rovira Kaltwasser (eds.), The Resilience of the Latin American Right, Johns Hopkins University Press, Baltimore, 2014. 2. Idem. 3. El nuevo espíritu del capitalismo, Akal, Madrid, 2002. 4. Véase al respecto el reciente editorial de José Natanson sobre el peso de la interpretación individualista del budismo en estilo new age de la cultura política de PRO, “Buda”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, diciembre de 2015, así como Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Bellotti, Mundo PRO, Planeta, Buenos Aires, 2015 (capítulo 10). 5. Véase “De la UCeDe al PRO. Un recorrido por la trayectoria de los militantes de centro-derecha de la ciudad de Buenos Aires”, en Gabriel Vommaro y Sergio Morresi (editores), Hagamos equipo. Pro y la construcción de la nueva derecha en Argentina, UNGS, Buenos Aires, 2015. 6. Disponible en http://upla.net/modules/smartsection/item.php?itemid=1098 * Sociólogo, autor, junto a Sergio Morresi y Alejandro Bellotti, de Mundo PRO, Planeta, Buenos Aires, 2015. © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur El Mundo en noticias El "perro loco" de la OTAN, el turco Erdogan trama anexionar la península de Crimea al "nuevo Imperio Otomano" Luciano Lago Del presidente turco, Recep Tayik Erdogan, se puede decir cualquier cosa menos que le falta "gran visión" y proyectos megalómanos. Erdogan ha cultivado durante mucho tiempo el sueño de convertirse en el "nuevo sultán", tratando de aprovechar la situación de inestabilidad en que se encuentran los países vecinos de Turquía Imperio Otomano: Siria, Irak y ahora, parece cierto, que busca incluso la guerra de Crimea. Lleva tiempo poniendo sus ojos en Siria, desde que exclamara en 2011, en presencia de sus aliados occidentales (que básicamente asintieron), que estaba a pocos pasos de ver pronto Alepo (segunda ciudad más grande de Siria), convirtiéndose en la provincia 82 de Turquía. Hasta el momento no ha sido posible ponerlo en práctica: se encontró un hueso duro con la resistencia del Ejército sirio y las formaciones kurdas. Su plan para anexionarse la zona septentrional de Irak habitado por kurdos, se evidenció con la invasión del ejército de Ankara que fue empujado a una parte de la zona, entre las protestas del gobierno de Bagdad, que ha amenazado con emprender acciones militares contra Turquía. Erdogan, sin embargo, no se dejó intimidar por contar con uno de los más numerosos y bien armados ejércitos de toda la región. Incluso el presidente Obama, pidió la intervención del gobierno en Bagdad, ha respondido a las protestas, al declarar, como Pilatos, que las cuestiones territoriales deben resolverse entre los dos países (?!). Este apoyo de Estados Unidos a las ambiciones turcas y la financiación que Ankara recibe de Arabia Saudí (y la UE) empujan a Erdogan en su megalomanía de ir más allá y mostrar que desde hace mucho tiempo el "nuevo sultán" se ha centrado en la guerra de Crimea, región que se separó de la Ucrania y se integró en la Federación de Rusia, a través de una población refendum autoproclamado. Tras el golpe de estado de Ucrania. Como se sabe en Crimea vive una pequeña minoría de turcomanos, que además de la península se extiende por el Mar Negro como la misma Turquía, esta región ha estado históricamente bajo la influencia del Imperio Otomano y esto empuja a Erdogan a reclamar el derecho a interferir en asuntos internos de Crimea y reclaman un "protectorado" turco en la península con el riesgo de un conflicto abierto con Rusia. La Guerra de Crimea ya había tenido lugar históricamente, en 1853, y se había involucrado tanto en Turquía (con el apoyo de Francia y el Reino Unido), la Rusia zarista. A veces la historia se repite, pero esta vez en forma de farsa. Considerar que Turquía ya ha cometido un acto de guerra contra Rusia, con el pretexto de derribar a un avión militar ruso Su-24 el espacio aéreo sirio, matando a su piloto a cargo de terroristas turcos que estaban presentes en la zona . Un acto de barbarie en violación de cualquier convenio internacional. Esta acción dio lugar a una congelación de las relaciones entre los dos países y la promulgación de sanciones por parte de Rusia en represalia contra los intereses de Turquía. No contento con haber creado esta situación, sintiéndose fuerte por el respaldo de la OTAN, según información fiable el presidente turco el 19 de diciembre se reunió con dos de los organizadores de los recientes bloqueos de suministro de electricidad y alimentos en Crimea. La agencia turca Anadolu informó que Erdogan se reunió en Konya, Anatolia, con tal Mustafa Dzhemilev y Refat Chubarov que afirma haber sido los principales organizadores del bloqueo de los suministros a la guerra de Crimea. El primero de los dos, Dzhemilev es un destacado exponente del movimiento ucraniano Majis en representación de la minoría musulmana tártara que vive en la península de Crimea. Al mismo tiempo, la agencia QHA informó que el primer ministro de Ucrania turco Ahmet Davutoglu había celebrado una reunión de trabajo con el mismo Chubarov y otros políticos ucranianos prominentes, donde se creía que el tema central de las conversaciones para la liberación de Crimea de la Federación ruso. En esa ocasión parece que Erdogan y los líderes tártaros han hablado de una posible asociación estratégica entre Turquía y Ucrania, en la perspectiva de una zona de libre comercio, la necesidad de mantener el bloqueo a la guerra de Crimea y la formación de una unidad militar conjunta en la región de Khersen . Debe tenerse en cuenta que Erdogan, en agosto del año pasado, presidió un congreso de los tártaros de Crimea, una organización que reúne a los tártaros exiliados de Rusia que viven sobre todo en Turquía y en esa ocasión dijo que Turquía nunca habría reconocido la 'anexión de Crimea a Rusia. No es ningún secreto que los Majis, la organización de los tártaros de Crimea, está controlada y financiada directamente por los servicios de inteligencia del gobierno de Ankara y es una organización que se encarga de provocaciones, atentados y sabotajes. Algunos analistas expertos dicen que el turco nacionalista ve a Crimea como una región que debe ser anexada a Turquía en el contexto de una expansión de un nuevo "Imperio Otomano" y parece que esta "visión" es compartida por el propio Erdogan. Algunas fuentes de información, los círculos de la oposición de Turquía, informaron que Erdogan ha hecho arreglos para enviar a Ucrania grupos terorristas nacionalistas turcos, extremistas ultra, que pertenece a la organización de los "Lobos grises", para apoyar las actividades de Dzhemilev y su grupo de musulmanes tártaros. Esta organización tiene como objetivo unir a todos los turcos y turcomanos en un super estado "Gran Turquía", a pesar de las diferentes etnias y orígenes de estas poblaciones. El fundador de este movimiento de los "Lobos grises" Alparslan Turkes, era un admirador de las ideas de Adolf Hitler y había servido en el servicio de la red Gladio anti-turca que había sido una red paralela que se había operado en la dependencia de la CIA en Turquía y en otros países de la OTAN. Esta organización (Lobos grises) es directamente responsable del asesinato de varios miles de kurdos y pertenecía a esta organización, como se ha señalado, incluso Ali Agca, que pretendió asesinar al papa Juan Pablo II. Además, la organización de los Lobos grises recluta voluntarios para combatir en Siria contra el gobierno de Bashar al-Assad y persigue el objetivo de la anexión de la región norte de Siria, y destruir la resistencia de los kurdos presente en esa zona. En esta actividad los extremistas turcos fueron ayudados y asistidos por el servicio de inteligencia turco que proporcionó sus armas y equipo, así como la formación militar llevada a cabo en los campamentos en Turquía y la facilitación del paso de la frontera con Siria turco para infiltrarse en Siria. Para Erdogan, que apoya estos extremistas y los utiliza para sus fines geopolíticos, es un juego muy peligroso que podría conducir a una confrontación con Rusia, como la guerra de Crimea es zona "sensible", donde los rusos son muy cuidadosos para identificar intentos de incitación y ataques terroristc que los servicios de seguridad rusos saben que es probable. Una provocación en Crimea, impulsada por Turquía y sus extremistas, podría detonar un conflicto abierto con la consiguiente implicación de la OTAN, de la que Turquía es miembro. No se sabe si la megalomanía de turco es controlable o si esta forma parte de los planes de Washington de utilizar Turquía en su papel de "Mad Dog" de la OTAN, provocaciones que planifican con el objetivo de crear conflictos. Este papel fue interpretado muy bien por el turco en Siria y ha dado lugaar a la intervención rusa. Un segundo tiempo podría resultar fatal: el "perro rabioso" tarde o temprano termina disparado rápidamente por el cazador y Vladimir Putin es un experto en la caza. Los conflictos por la hegemonía Traductor de Google para empresas:Google Translator ToolkitTraductor de sitios webGlobal Market Finder PREDICCIONES PARA EL AÑO 2016 (DIVERSAS FUENTES) http://elrobotpescador.com/2016/01/05/predicciones-para-el-ano-2016-diversas-fuentes/ POR QUÉ LA TERCERA GUERRA MUNDIAL PARECE INEVITABLE http://elrobotpescador.com/2016/01/04/por-que-la-tercera-guerra-mundial-parece-inevitable/ Sale a la luz una nueva vía del tráfico de armas destinadas a los yihadistas por Valentin Vasilescu Una investigación del BIRN revela que, desde 2011, Estados Unidos, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos han comprado en Bulgaria armamento de tipo soviético por un monto de 600 millones de dólares para los grupos armados que operan contra la República Árabe Siria. Ese tráfico de armas contradice los principios de la Organización de Naciones Unidas que prohíben a todos los Estados miembros tratar de derrocar un gobierno mediante la entrega de armas a opositores internos o a mercenarios externos. leer mas en: http://www.voltairenet.org/article189737.html El Estado Mayor Conjunto denuncia la influencia de los halcones liberales sobre la Casa Blanca por Thierry Meyssan http://www.voltairenet.org/article189739.html ¿Pueden los militares influir en los políticos o deben limitarse a obedecerlos, aunque los vean cometer errores? El coronel James H. Baker, actual estratega del Pentágono, abordó este tema en un célebre artículo. Este es también el sentido del artículo de Seymour Hersh sobre cómo el Estado Mayor Conjunto estadounidense estuvo advirtiendo constantemente a la Casa Blanca sobre las operaciones de la CIA en Siria y en Ucrania. Hace varios meses que el complejo militaroindustrial, el ex director de la DIA y el ahora ex secretario de Defensa vienen multiplicando las críticas sobre la política del presidente Obama. Los generales Michael T. Flynn, ex director de la agencia de inteligencia del Pentágono (DIA), y Martin Dempsey, ex jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos (JCS), posan con sus esposas. Después de haber obedecido en silencio, hoy arremeten contra la influencia de los halcones liberales sobre la Casa Blanca. Para ambos generales, Washington debería actuar como un socio confiable para Moscú, en vez de seguir jugando sucio en Siria y Ucrania. Desde la realización de la Conferencia de Ginebra, en junio de 2012, Estados Unidos ha estado acumulando las contradicciones, tanto en Siria como en Ucrania. Ahora, el Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos ha decidido organizar “filtraciones” de información sobre su propia posición, como medio de influir en la Casa Blanca. Contradicciones y vacilaciones de la Casa Blanca Durante los dos mandatos de George W. Bush, la Casa Blanca quería derrocar la República Árabe Siria y crear en Ucrania una zona de caos, como había logrado hacerlo en Irak. Por un lado, esperaba proseguir así el rediseño del «Medio Oriente ampliado» y, por el otro, cortar las líneas de comunicación terrestre entre Occidente y el creciente poder que representan Rusia y China. Cuando Barack Obama llegó a la Casa Blanca, como sucesor de George W. Bush, tenía como consejeros al general Brent Scowcroft y a su propio mentor en temas políticos, que no era otro que Zbignew Brzezinski. Estos ex consejeros de Jimmy Carter y de Bush padre en materia de seguridad nacional desconfiaban de la teoría del caos de Leo Strauss. Ellos estimaban que el mundo tenía que estar organizado según el modelo de la paz de Westfalia, o sea alrededor de Estados internacionalmente reconocidos. Al igual que Henry Kissinger, ellos aconsejaban debilitar a los Estados, para que no estuvieran en condiciones de oponerse a la hegemonía estadounidense, pero sin destruirlos. Por consiguiente, no vacilaban en recurrir a grupos no estatales para que hicieran el trabajo sucio del Imperio estadounidense, pero sin la menor intención de confiarles la administración de territorios. Cuando los halcones liberales, reunidos alrededor de Hillary Clinton, Jeffrey Feltman y David Petraeus –un general de salón reciclado en la vida civil–, sabotearon el acuerdo que la Casa Blanca acababa de negociar con el Kremlin y reactivaron la guerra en Siria, en julio de 2012, Barack Obama no reaccionó. En plena campaña para la elección presidencial, Obama no podía darse el lujo de permitir que se viera claramente el desorden reinante en su equipo de gobierno. Lo que hizo fue tender una trampa al general Petraeus, haciéndolo arrestar –llegando incluso a esposarlo– al día siguiente de su propia reelección como presidente de Estados Unidos. Después, despidió a Hillary Clinton y la reemplazó por John Kerry. Este último, que tenía relaciones cordiales con el presidente sirio Bachar al-Assad, podía recuperar el terreno perdido en ese aspecto. En cuanto a Feltman, que ya se hallaba en la ONU, sacarlo de allí bruscamente parecía delicado. Pero John Kerry comenzó dejándose convencer de que ya era demasiado tarde y de que a la República Árabe Siria no le quedaba mucho tiempo. Y creyó que lo único que podía hacer era evitar que Assad corriera el mismo fin trágico que Muammar el-Kadhafi, sodomizado con una bayoneta antes de ser asesinado. La Casa Blanca y el Departamento de Estado se habían dejado cegar por las mentiras que databan de los tiempos de la administración Bush, cuando todos los funcionarios estaban movilizados, no para analizar el mundo y tratar de entenderlo sino para justificar por adelantado los crímenes de Washington. En 2006, el primer secretario de la embajada de Estados Unidos en Damasco, William Roebuck, había redactado un informe impuesto como verdad indiscutible: Siria no era una república baasista sino una dictadura alauita. Así que Arabia Saudita, Qatar y Turquía podían respaldar legítimamente a la mayoría sunnita de la población para implantar la «democracia de mercado» [1]. El presidente Obama dejó, por tanto, a la CIA seguir adelante con su operación de derrocamiento del régimen sirio, disfrazada de apoyo a los «rebeldes moderados». Se organizan entonces amplias redes de tráfico de armas, primeramente desde la Libia post-Kadhafi, más tarde desde la Bulgaria de Rosen Plevneliev y Boiko Borisov [2], y posteriormente desde la Ucrania post-Yanukovich [3]. Simultáneamente, se abren oficinas de reclutamiento en todo el mundo musulmán para enviar combatientes a salvar a los sunnitas sirios reprimidos por la dictadura siria. Pero al final no queda más remedio que reconocer que la República Árabe Siria resiste a la embestida de la mayor coalición de la Historia (114 países y 16 organizaciones internacionales agrupadas en el seno de los «Amigos de Siria»). Y si la República Árabe Siria logra resistir es simplemente porque nunca ha sido una dictadura alauita sino más bien un régimen laico y socialista; porque el ejército sirio nunca se ha dedicado a masacrar a los sunnitas y porque son precisamente sunnitas la mayoría de los soldados que defienden la República Árabe Siria ante la agresión extranjera. En febrero de 2014, cuando los neoconservadores, reunidos alrededor de Victoria Nuland, lograron derrocar el gobierno de Kiev –a golpe de millones de dólares–, el presidente Obama vio en ello el merecido resultado de largos años de esfuerzos. Barack Obama no percibió de inmediato las consecuencias de aquella operación. Y después se vio ante un dilema: dejar el país sin gobierno, como un hueco negro entre la Unión Europea y Rusia, o poner en el poder a los soldaditos de la CIA, varios nazis y unos cuantos islamistas. Así que optó por la segunda posibilidad, pensando que sus servicios secretos encontrarían entre esos mercenarios algunos individuos capaces de mantener una apariencia de respetabilidad. Los hechos han demostrado que no lo lograron. El resultado es que, si bien el régimen de Viktor Yanukovich era corrupto – aunque no más que los de Moldavia, Bulgaria o Georgia, y todavía sería posible mencionar muchos más–, el poder actualmente instalado en Kiev encarna todo aquello contra lo que luchó Franklin D. Roosevelt. El periodista Seymour Hersh reveló la masacre de My Lay –durante la agresión estadounidense contra Vietnam– así como las torturas que practicaban los militares de Estados Unidos en la cárcel de Abu Ghraib –durante la invasión de Irak. Después de haber trabajado en el New York Times, y posteriormente en el New Yorker, este periodista estadounidense ya no logra publicar sus trabajos en la prensa de su propio país y funge como colaborador de la London Review of Books. Lo que quieren los militares estadounidenses En momentos en que la Casa Blanca y el Kremlin acaban de concluir un segundo acuerdo para restaurar la paz en el Medio Oriente, el periodista estadounidense Seymour Hersh publica –en la London Review of Books– una larga investigación donde revela cómo el Estado Mayor Conjunto, encabezado por el general Martin Dempsey, se resistió a dejarse llevar por las ilusiones de Barack Obama [4]. Según Hersh, los militares estadounidenses trataron de mantener el contacto con sus homólogos rusos, a pesar del manejo político de la crisis ucraniana. Para ello transmitieron información crucial a algunos de sus aliados, con la esperanza de que estos los hicieran llegar a los sirios, pero se abstuvieron de toda ayuda directa a Damasco. Seymour Hersh deplora el hecho que ya no sea así desde que el general Joseph Dunford encabeza el Estado Mayor Conjunto. En este artículo, Seymour Hersh afirma que la política de la Casa Blanca se ha mantenido invariable en 4 aspectos, totalmente absurdos, según los militares: - la insistencia en la salida del presidente Assad; - el rechazo a crear una coalición contra el Emirato Islámico junto a Rusia; - seguir viendo en Turquía un aliado estable en la guerra contra el terrorismo - seguir creyendo en la existencia de fuerzas sirias de oposición moderada aptas para recibir apoyo estadounidense. Es necesario recordar que el anterior secretario de Defensa, Chuck Hagel, fue descartado en febrero de 2014 precisamente por haber cuestionado esa política [5]. Chuck Hagel fue reemplazado por Ashton Carter, un alto funcionario –ex colaborador de Condoleezza Rice– conocido por su habilidad para los negocios [6]. En octubre de 2014, la Rand Corporation, principal tanque pensante del complejo militaroindustrial estadounidense, tomó oficialmente posición a favor del presidente Assad, subrayando que su derrota haría inevitable la llegada de los yihadistas al poder mientras que su victoria permitiría estabilizar la región [7]. En agosto de 2015, fue el general Michel T. Flynn, ex director de la Defense Intelligence Agency (DIA, la agencia de inteligencia del Pentágono), quien reveló al canal de televisión qatarí Al-Jazeera que se había esforzado por advertir a la Casa Blanca sobre las operaciones planificadas por la CIA y varios aliados de Washington mediante el uso de los yihadistas. Ante las cámaras de Al-Jazeera, el general Flynn comentaba uno de sus informes –recientemente desclasificado [8]–, donde anunciaba la creación del Emirato Islámico [9]. Finalmente, en diciembre de 2015, el ex secretario de Defensa, Chuck Hagel, declaraba que la posición de la Casa Blanca sobre Siria restaba credibilidad al presidente Obama [10] JPEG - 44.8 KB La eliminación del presidente democráticamente electo de Siria es un objetivo de guerra de los halcones liberales y los neoconservadores estadounidenses. La neutralización de Assad implicaría la caída del régimen, de la misma manera como el linchamiento de Kadhafi hundió Libia en el caos. Hoy resulta imposible salvar al pueblo sirio sin respaldar a su presidente, Bachar al-Assad. Cómo trataron los militares de ayudar a Siria Según Hersh, en 2013 el Estado Mayor Conjunto estadounidense dio a conocer a sus homólogos sirios las 4 exigencias de Washington para implementar un cambio de política: - Siria tendría que impedir que el Hezbollah atacara Israel; - Siria tendría que retomar las negociaciones con Israel para resolver la cuestión del Golán; - Siria tendría que aceptar la presencia de consejeros militares rusos - y también tendría que comprometerse a realizar nuevas elecciones al final de la guerra, permitiendo además la participación de un amplio sector de la oposición. Al leer esas 4 condiciones resulta sorprendente comprobar lo siguiente: o los militares estadounidense carecen totalmente de conocimientos sobre la política del Medio Oriente, o lo que buscan es imponer condiciones que no son tales y que serán aceptadas de inmediato por parte de Damasco. A menos que se trate, en realidad, de sugerencias enviadas al presidente Assad para que lograra hacer evolucionar la posición de su homólogo estadounidense. - En primer lugar, el Hezbollah es una red de resistencia contra la ocupación israelí creada en Líbano como respuesta a la invasión de 1982. Inicialmente, el Hezbollah no contaba con asesoramiento de los Guardianes de la Revolución iraníes, aunque mucho le debe al Basij [11], sino del Ejército Árabe Sirio. Y sólo se volvió hacia Irán en 2005, después de la retirada del Ejército Árabe Sirio del Líbano. A pesar de ello, durante la agresión israelí de 2006 contra el Líbano, el entonces ministro sirio de Defensa estuvo –en secreto– en el campo de batalla para supervisar la entrega de material militar. Actualmente, el Hezbollah chiita y el Ejército Árabe Sirio laico luchan juntos, en Líbano y en Siria, contra los yihadistas, que a su vez cuentan con apoyo aéreo de Israel, país que además presta atención médica a los yihadistas heridos. - Desde 1995 (en Wye River) y hasta 2000 (en Ginebra), el entonces presidente estadounidense Bill Clinton organizó negociaciones entre Israel y Siria. Todo se negoció de forma equitativa, a pesar de la deshonestidad de la delegación israelí –que escuchaba las conversaciones telefónicas entre los presidentes de Estados Unidos y de Siria [12]. La paz habría podido y debido firmarse en aquel momento, si el primer ministro israelí Ehud Barack no se hubiese echado atrás en el último momento, como señala el propio presidente Bill Clinton en sus memorias [13]. Posteriormente, Bachar al-Assad retomó las negociaciones, indirectamente –a través de Turquía– y por propia iniciativa. Pero las interrumpió cuando Israel violó descaradamente el derecho internacional al interceptar y abordar la «Flotilla de la Libertad» en aguas internacionales. Actualmente, Siria sigue estando dispuesta, y desea, retomar y llevar a buen término aquellas negociaciones, pero la parte israelí rechaza esa posibilidad. - En cuanto a las relaciones militares entre Damasco y Moscú, estas se remontan a la época de la Unión Soviética, con una especie de paréntesis en tiempos de Boris Yeltsin. En 2005, Bachar al- Assad viajó a Rusia para renegociar la deuda que Siria había contraído con la desaparecida URSS. El presidente sirio ofreció entonces al Kremlin 30 kilómetros de litoral para ampliar el puerto militar de Tartús, pero los rusos –cuyas fuerzas armadas se hallaban en plena reorganización– no mostraron interés en la propuesta. En junio de 2012, antes de la Conferencia de Ginebra, el consejero sirio de Seguridad Nacional Hassan Turkmani propuso a los rusos desplegar «chapkas azules» (una fuerza de paz) en suelo sirio para estabilizar el país. El Kremlin, observando la actividad de la CIA y la ola de yihadistas provenientes de todo el mundo musulmán, comprendió poco después que aquella guerra era el ensayo general de una operación que habría de desplazarse hacia el Cáucaso. Vladimir Putin decidió entonces que el tema sirio era una «cuestión interna rusa» y se comprometió a desplegar sus fuerzas armadas. Si nada sucedió en 2013 y 2014 no fue porque Rusia hubiese cambiado de opinión sino porque estaba preparando sus fuerzas, y sobre todo dando los últimos toques a nuevos tipos de armas. - En mayo de 2014, la República Árabe Siria organizó una elección presidencial, que todas las embajadas presentes en Damasco calificaron de justa y democrática. Fueron los europeos quienes, violando la Convención de Viena, impidieron a cientos de miles de refugiados sirios votar en dicha elección presidencial. Y también convencieron a diferentes grupos de oposición para que no presentaran candidatos. Bachar al-Assad, que ganó ampliamente esa consulta, está sin embargo dispuesto a poner su mandato en la balanza, de forma anticipada, cuando termine la guerra. Mediante un simple voto del parlamento, la República Árabe Siria podría aceptar las candidaturas de ciudadanos sirios exilados, exceptuando a los que hayan colaborado con la Hermandad Musulmana o con sus organizaciones armadas, como al-Qaeda, el Emirato Islámico, etc. Los militares estadounidenses quieren desmarcarse de los neoconservadores Justo antes de dejar el cargo de jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Martin Dempsey había logrado la nominación del coronel James H. Baker como nuevo director del Office of Net Assessment, o sea la oficina encargada de elaborar los proyectos y estrategias del Pentágono [14]. Al coronel Baker se le considera recto, racional y razonable –exactamente lo contrario de los straussianos– y aunque Seymour Hersh no lo menciona en su artículo, parece entonces posible que Baker tenga que ver con la posición del Estado Mayor Conjunto. En todo caso, el artículo de Seymour Hersh demuestra que existe en el Estado Mayor Conjunto estadounidense una voluntad de desmarcarse a la vez de la Casa Blanca y de los halcones liberales, como los generales David Petraeus y John Allen. Esto es una manera de subrayar que, en el actual contexto, el presidente Obama ya no tiene ninguna razón para seguir con las ambigüedades que tuvo que se vio obligado a mantener durante los 3 últimos años. Elementos fundamentales - En los últimos meses, la Rand Corporation (principal tanque pensante del complejo militaroindustrial estadounidense), el ex director de la Defense Intelligence Agency Michael T. Flynn, el ex jefe del Estado Mayor Conjunto Martin Dempsey y el ex secretario de Defensa Chuck Hagel han cuestionado las contradicciones y vacilaciones de la Casa Blanca. - Los estrategas militares estadounidenses cuestionan la política de confrontación con Rusia, heredada de la era Bush. Ese sector está pidiendo que se implante una colaboración en Siria y Ucrania, así como volver a meter en cintura a los supuestos aliados de Washington, como Turquía, Arabia Saudita y Qatar. - La alta oficialidad estadounidense estima que hay que respaldar al presidente Bachar y que este debe vencer y mantenerse en el poder; que hay que actuar junto a Rusia contra el Emirato Islámico; que hay que castigar a Turquía porque no está comportándose como aliado sino como un enemigo y que hay que dejar de soñar con la existencia de rebeldes sirios moderados y no esconderse más detrás de esa ficción, que sólo sirve para permitir a la CIA seguir aportando apoyo a los terroristas. Thierry Meyssan <:ver_imprimer:> <:recommander:recommander:> Seenthis Digg RSS [1] “Influencing the SARG in the end of 2006”, William Roebuck, Cable from the State Department, Wikileaks. [2] «Sale a la luz una nueva vía del tráfico de armas destinadas a los yihadistas», por Valentin Vasilescu, Red Voltaire , 25 de diciembre de 2015. [3] «Qatar y Ucrania acaban de entregar misiles antiaéreos Pechora-2D al Emirato Islámico », «Qatar preparó el bombardeo contra un campamento del ejército de Siria», por Andrey Fomin, Oriental Review (Rusia), Red Voltaire, 23 de noviembre y 11 de diciembre de 2015. [4] “Military to Military. US intelligence sharing in the Syrian war”, por Seymour M. Hersh, London Review of Books, Vol. 38, No. 1, 7 de enero de 2016. [5] «¿Todavía tiene Obama una política militar?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 1º de diciembre de 2014. [6] «El nuevo jefe del Pentágono se rodea de consejeros privados», Red Voltaire, 27 de diciembre de 2014. [7] Alternative Futures for Syria. Regional Implications and Challenges for the United States, por Andrew M. Liepman, Brian Nichiporuk, Jason Killmeyer, Rand Corporation, 22 de octubre de 2014. [8] Informe de la Agencia de Inteligencia Militar a los diferentes servicios de la administración sobre los yihadistas en Siria (documento desclasificado en inglés), 12 de agosto de 2012. [9] «La inteligencia militar estadounidense y Siria», por W. Patrick Lang, Centre français de recherche sur le renseignement (CF2R), Red Voltaire, 22 de diciembre de 2015. [10] “Hagel: The White House tried to destroy me”, por Dan de Luce, Foreign Policy, 18 de diciembre de 2015. [11] El Basij es una milicia popular iraní. Sus miembros son voluntarios y participan no sólo en actividades vinculadas a la defensa del país sino también en el mantenimiento del orden público y diversas labores administrativas o de carácter social. [12] Cursed Victory: A History of Israel and the Occupied Territories (En español, “Victoria maldita: la historia de Israel y los territorios ocupados), Ahron Bregman, Penguin, 2014 (Traducido únicamente al alemán). [13] My Life, Bill Clinton, Knopf Publishing Group, 2004. [14] «Nominación del nuevo estratega del Pentágono», Red Voltaire, 17 de mayo de 2015. De cómo Bulgaria abastece en drogas y armas a al-Qaeda y el Emirato Islámico por Thierry Meyssan http://www.voltairenet.org/article189788.html Hasta los secretos mejor guardados acaban saliendo a la luz. El cártel mafioso que gobierna Bulgaria acaba de ser sorprendido con las manos en la masa cuando –a pedido de la CIA– garantiza drogas y armamento a al-Qaeda y el Emirato Islámico, tanto en Libia como en Siria. El caso es particularmente grave, sobre todo teniendo en cuenta que Bulgaria es miembro de la Unión Europea y de la OTAN. RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 4 DE ENERO DE 2016 Jefe de uno de los dos cárteles mafiosos búlgaros –la SIC– Boiko Borisov es el actual primer ministro de Bulgaria. Su país, miembro de la OTAN y de la Unión Europea, abastece con drogas y armas a los terroristas de al-Qaeda y del Emirato Islámico, en Libia y en Siria. Supuestamente, todo empezó por casualidad. Hace una treintena de años que la fenetilina era utilizada como sustancia dopante en los medios deportivos de Alemania occidental. Según el entrenador Peter Neururer, más de la mitad de los futbolistas de la Bundesliga la utilizaban corrientemente [1]. Varios traficantes búlgaros vieron en ella un filón. Entre el desmembramiento de la Unión Soviética y la entrada de Bulgaria en la Unión Europea, los traficantes búlgaros comenzaron a producir la fenetilina y a exportarla ilegalmente hacia Alemania bajo la denominación de Captagón. Dos grupos mafiosos búlgaros comenzaron a competir en ese terreno: Vasil Iliev Security (VIS) y Security Insurance Company (SIC). En este último bando se encontraba el karateka Boiko Borisov. Este deportista de alto nivel, profesor de la Academia de Policía, creó una firma dedicada a la protección de personalidades y fue guardaespaldas tanto del ex presidente prosoviético Todor Jivkov como del proestadounidense Simeón II de SaxeCobourg-Gotha. Y cuando este último se convirtió en primer ministro, Borisov fue nombrado director central del ministerio del Interior, antes de ser electo alcalde de Sofía, la capital búlgara. En 2006, el embajador de Estados Unidos en Bulgaria –y futuro embajador en Rusia–, John Beyrle, describe a Boiko Borisov en un cable confidencial dado a conocer por Wikileaks. El embajador de Estados Unidos presenta a Borisov como un personaje vinculado a dos grandes jefes mafiosos, Mladen Mihalev (alias «Madzho») y Rumen Nikolov (alias «El Pachá») [2], fundadores ambos de la SIC. En 2007, basándose en un informe elaborado por una importante empresa suiza, la publicación U.S. Congressional Quarterly asegura que Borisov había “enterrado” numerosas investigaciones en el ministerio del Interior y que estaba personalmente implicado en 28 asesinatos de carácter mafioso. También según esa publicación estadounidense, Borisov se convirtió en socio del director adjunto de la CIA John E. McLaughlin, instaló en Bulgaria una cárcel secreta de esa agencia estadounidense y ayudó a garantizar una base militar en el marco del proyecto de ataque contra Irán [3]. En 2008, Jurguen Roth, el especialista alemán en redes del crimen organizado, califica a Boiko Borisov de «Al Capone búlgaro» [4]. Ya convertido en primer ministro, y siendo ya Bulgaria miembro de la OTAN y de la Unión Europea, la CIA solicita a Borisov que ayude en la guerra secreta contra Muammar elKadhafi. Y, desde su puesto de jefe del gobierno búlgaro, Boiko Borisov comienza a abastecer con Captagón –fabricado por la SIC– a los yihadistas de al-Qaeda en Libia. La CIA hace entonces esa droga sintética mucho más atractiva y eficaz mezclándola con una droga natural –el hachís–, que permite manipular con más facilidad a los combatientes y hacerlos más aterradores, conforme a lo previsto en los trabajos de Bernard Lewis [5]. Posteriormente, Borisov extenderá su tráfico a Siria. Pero lo más importante llega cuando, valiéndose del hecho que Bulgaria –ya incorporada a la OTAN– había sido anteriormente miembro del desaparecido Pacto de Varsovia, la CIA compra a Borisov armamento de fabricación soviética –por un monto de 500 millones de dólares– y lo transporta a Siria. Se trataba principalmente de 18 000 lanzagranadas antitanque portátiles y de 700 sistemas de misiles antitanqueKonkurs. Cuando el Hezbollah envió a Bulgaria un equipo encargado de recabar información sobre ese tráfico, un autobús lleno de vacacionistas israelíes fue blanco de un atentado en la localidad búlgara de Burgas, con saldo de 32 heridos. Benyamin Netanyahu y el propio Boiko Borisov atribuyeron el atentado a la resistencia libanesa mientras que la prensa atlantista se hacía eco de numerosas imputaciones sobre un supuesto kamikaze del Hezbollah. Finalmente, la Dra. Galina Mileva, reconocida médico forense, observó que los restos mortales del kamikaze no correspondían con la descripción proporcionada por los testigos del atentado; un responsable del contraespionaje búlgaro, el coronel Lubomir Dimitrov, comprobó que la persona en cuestión no era un kamikaze sino un simple portador y que la bomba había sido detonada por control remoto, probablemente sin conocimiento de esa persona. Por otro lado, mientras la prensa acusaba a dos árabes que ostentaban las nacionalidades canadiense y australiana, la Sofia News Agency citaba a un cómplice estadounidense conocido bajo el seudónimo de David Jefferson. En todo caso, mientras la Unión Europea utilizaba el atentado para clasificar al Hezbollah como «organización terrorista», Kristian Vigenin, ministro búlgaro de Exteriores durante el corto periodo en que Borisov se vio excluido del poder ejecutivo, subrayó que nada permitía vincular a la resistencia libanesa con el atentado perpetrado en Burgas [6]. A finales de 2014, la CIA puso fin a sus pedidos a Bulgaria. Arabia Saudita, reemplaza entonces a la agencia estadounidense, y abandona las compras de armas de tipo soviético para comenzar a adquirir armamento de la OTAN, como los misiles antitanques BGM-71 TOW, de fabricación estadounidense. Riad pronto contó en ese empeño con el respaldo de los Emiratos Árabes Unidos [7]. Estos dos países del Golfo garantizaron directamente la entrega de ese armamento a al-Qaeda y al Emirato Islámico, transportándolo en aviones de las compañías aéreas Saudi Arabian Cargo y Etihad Cargo hasta Tabuk, en la frontera de Arabia Saudita con Jordania, y la base militar de Al-Dhafra, en suelo de los Emiratos Árabes Unidos, base utilizada por las fuerzas armadas de ese país, de Francia y de Estados Unidos. En junio de 2014 la CIA vuelve a intervenir, esta vez para hacer que Bulgaria cierre su territorio al paso del gasoducto rusoSouth Strean, que habría podido garantizar el abastecimiento de gas a Europa occidental [8]. Esta decisión, que priva a Bulgaria de cuantiosos ingresos, permite simultáneamente frenar el crecimiento de la Unión Europea – conforme al plan Wolfowitz [9]–, aplicar las sanciones europeas contra Rusia, sanciones impuestas usando como pretexto la crisis ucraniana, y desarrollar además el gas de esquistos en Europa oriental [10], así como mantener el interés por el derrocamiento de la República Árabe Siria –país llamado a convertirse en un gran exportador de gas [11]. Por lo que se sabe hasta el momento, Bulgaria –país miembro de la OTAN y de la Unión Europea– sigue enviando ilegalmente drogas y armas a al-Qaeda y el Emirato Islámico, violando así la resolución 2253, recientemente adoptada por unanimidad en el Consejo de Seguridad de la ONU. Thierry Meyssan [1] “Doping war im Fußball gang und gäbe”, Frankfürter Allgemeine Zeitung, 13 de junio de 2007. [2] “Bulgaria’s most popular politician: great hopes, murky ties”, John Beyrle, 5 de mayo de 2006. [3] “Bush’s Bulgarian Partner in the Terror War Has Mob History, Investigators Say”, Jeff Stein, U.S. Congressional Quarterly, mayo de 2007. [4] Die neuen Dämonen, Jurgen Roth, 2008. [5] The Assassins: A Radical Sect in Islam, por Bernard Lewis, Weidenfeld & Nicolson, 1967. [6] «Bulgaria descarta implicación del Hezbollah en el atentado de Burgas», Red Voltaire, 7 de junio de 2013. [7] «Sale a la luz una nueva vía del tráfico de armas destinadas a los yihadistas», por Valentin Vasilescu, Red Voltaire, 25 de diciembre de 2015. [8] «Sabotaje al gasoducto South Stream», por Manlio Dinucci y Tommaso di Francesco, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 12 de junio de 2014. [9] «US Strategy Plan Calls For Insuring No Rivals Develop» y «Excerpts from Pentagon’s Plan: "Prevent the Re-Emergence of a New Rival"» Patrick E. Tyler, New York Times, 8 de marzo de 1992. «Keeping the US First, Pentagon Would preclude a Rival Superpower», Barton Gellman,The Washington Post, 11 de marzo de 1992. [10] «Bloqueo contra South Stream, la «bofetada» estadounidense a la Unión Europea», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 6 de diciembre de 2014. [11] «Siria, centro de la guerra del gas en el Medio Oriente», por Imad Fawzi Shueibi, Red Voltaire, 13 de mayo de 2012. ¿POR QUÉ ESTÁ GANANDO LA EXTREMA DERECHA EN EUROPA? http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/internacional/item/por-queesta-ganando-la-extrema-derecha-en-europa?category_id=139 La idea central en el espacio europeo frente a los flujos de bienes, de hombres y de capital entre las fronteras internacionales, que se ha ido construyendo durante todo el siglo XX, es que lo que debe fluir libremente son los bienes y no los hombres. Esto quiere decir, entre otras cosas, flujo libre de bienes de consumo a bajo precio gracias a sus condiciones baratas de producción debido a los derechos débiles y a los salarios mínimos de los trabajadores en otros países. Anders Fjeld Fuente de la imagen: www.lavanguardia.com El partido de extrema derecha en Francia, Frente Nacional (FN), nunca había obtenido tantos votos como durante las últimas elecciones regionales. El 6 de diciembre, en la primera vuelta, estaba punteando en 6 departamentos y obtuvo la mayor votación total, 28%. En las mismas elecciones, hace cinco años, obtuvo 11%. En la segunda vuelta, el 13 de diciembre, no ganó ningún departamento al final, gracias a dos movilizaciones contra la expansión de la extrema derecha: una participación electoral más importante (58% de participación a diferencia de 43% en la primera vuelta); y alianzas entre la izquierda y la derecha en departamentos en donde la FN tenía la oportunidad de ganar. Desde que Marine Le Pen tomó en 2011 el relevo como dirigente del fundador Jean-Marie Le Pen, su padre, el partido ha ido ganando territorio. Sin duda la estrategia de “limpiar” el partido de sus expresiones racistas y xenófobas más explícitas ha logrado establecer un discurso más “políticamente” correcto, vinculado a un nuevo populismo que deja las consideraciones morales de los “buenos franceses” para atacar más bien a las “elites” en nombre del pueblo, buscando también, frente a su oposición a la inmigración, una retórica más tecnocrática y económica. No voy a especular acá sobre la manera en que este partido ha sabido aprovechar coyunturas políticas con sus discursos de enemigos y de seguridad. Voy más bien a indicar tres tendencias ideológicas compartidas por el gobierno de izquierda, el Partido Socialista (PS) de François Hollande, y el partido principal de oposición de derecha, Unión por un Movimiento Presidencial (UMP) de Nicolas Sarkozy, tendencias que el Frente Nacional simplifica con sus discursos (aún) más populistas. Dicho de otra manera, el Frente Nacional aprovecha el clima ideológico creado a la vez por el PS y por la UMP, apuntando, a veces desafortunadamente con razón, a una indistinción política entre estos dos partidos. Además, con una “izquierda de la izquierda” muy débil en Francia, el Frente Nacional logra muchas veces presentarse como la “verdadera” alternativa a los dos partidos centrales. El PS, supuestamente representando a la izquierda, no tiene ninguna excusa por este avance de la derecha extrema: activamente ha participado durante su gobierno en la “derechización” del paisaje ideológico por su promoción de estas tres tendencias. 1. Amalgamas confusas en lo que concierne la inmigración En los discursos sobre la inmigración se cruzan fenómenos distintos, que se vuelven indistintos y que se confunden, como si todos fueran parte del mismo problema. La coyuntura se mezcla con dinámicas y hechos más estructurales para engendrar la imagen de una nación que debe desconfiar y defenderse contra la inmigración. En los discursos políticos, raramente son claras las demarcaciones entre, de un lado, la inmigración masiva a Europa causada por el conflicto en Syria, los ataques terroristas, la guerra declarada por Daesh contra los poderes occidentales, en particular Francia, y, del otro, la religión islámica, los musulmanes franceses, la inmigración legal y clandestina, los sin-papeles y los suburbios pobres. Por ejemplo, los terroristas del 13 de noviembre son franceses, han crecido en Francia, pero los únicos problemas que son evocados por los políticos son cómo luchar contra Daesh en Siria y en Iraq, cómo cerrar las fronteras contra terroristas potenciales y cómo destruir las redes extremistas existentes. Parece que no existe ninguna voluntad de problematizar el estado social de Francia – las condiciones sociales de los suburbios, de la inmigración, de la educación, del trabajo, de las viviendas y de las estigmatizaciones sociales... En este sentido, la respuesta del presidente “socialista” François Hollande a los ataques de 13 de noviembre tiene muchas similitudes con la respuesta de George Bush frente a los ataques del 11 de septiembre 2011: discurso guerrero, restricción de libertades democráticas y una prolongación del estado de urgencia, represión de movimientos alternativos en general (por ejemplo movimientos disensuales alrededor del COP21 y movimientos de izquierda alternativa y anarquista). Dicho de otra manera, los problemas se exportan y se presentan como una lucha contra enemigos en lugar de enfrentarse como síntomas de problemas internos y como parte de una historia difícil de descolonización y de apertura a nuevas culturas. Sin tomar en cuenta estos aspectos, las amalgamas confusas que se vehiculan podrían fácilmente simplificarse por el Frente Nacional de manera que terminen por nutrir un sentimiento de amenaza externa constante y hacer creíble una serie de “soluciones” fáciles frente a una realidad más compleja. 2. Utopía de las fronteras Una tendencia más transeuropea es la de pretender que las fronteras nacionales y europeas podrían de hecho ser controladas y reguladas, y que el hecho de fortalecerlas aún más es de gran importancia política. La “solución” a disturbios sociales, a la debilidad creciente de sistemas públicos de bienestar, a tasas altas de desempleo (después de la crisis en 2007) sería, en parte, la de cerrar las fronteras para poder distribuir mejor los recursos existentes, reservar el trabajo escaso a la población nacional, y evitar conflictos culturales. Por supuesto, esta pretensión utópica no es meramente discursiva sino institucional, legal y policial. El problema es que, aunque la migración podría ser desincentivada hasta cierto punto, es imposible pararla y controlarla. El resultado de esta utopía del control de las fronteras es más bien la generación de medios clandestinos y peligrosos de pasaje, de una precariedad social con respecto a una parte importante de la población (por deudas importantes para los pasajes, por la criminalización, por la ausencia de acceso a servicios sociales y al mercado legal de trabajo y de viviendas), de una cultura de desconfianza y de marginalización, de una invisibilidad pública que hace que esta tasa de inmigración clandestina se explote fácilmente en el mercado de trabajo... De nuevo, el problema no es que se pretenda tener cierto control sobre las fronteras, lo que se necesita también; el problema es que el clima ideológico busca sus soluciones principalmente por el cierre de las fronteras y la criminalización de la inmigración “incontrolada”, lo que, por causa de su propia ceguera, crea más problemas de los que resuelve. El Frente Nacional es sin duda el partido que más puede purificar esta utopía y sus “soluciones”. 3. Mercado internacional: flujos libres de bienes y no de hombres La idea central en el espacio europeo frente a los flujos de bienes, de hombres y de capital entre las fronteras internacionales, que se ha ido construyendo durante todo el siglo XX, es que lo que debe fluir libremente son los bienes y no los hombres. Esto quiere decir, entre otras cosas, flujo libre de bienes de consumo a bajo precio gracias a sus condiciones baratas de producción debido a los derechos débiles y a los salarios mínimos de los trabajadores en otros países. La relación económica de las fronteras, relativa al mercado internacional: es aquí que se quiere a la vez aprovechar los bienes mercantiles baratos y excluir a los trabajadores a bajo precio que los producen. Políticamente, la producción nacional se piensa entonces por su competitividad en el mercado internacional y no por los flujos de bienes de consumo que recorren el espacio nacional y sus condiciones de producción (en otros lados), lo que resulta en dar privilegio, en términos de inmigración, a una “inmigración cualificada” – o competitiva. Sin embargo, esta “inmigración cualificada”, relativa al mercado de trabajo y a la competitividad internacional, se reapropia por el Frente Nacional (y típicamente por la derecha en general) con calificaciones morales, hablando de los inmigrantes en términos de “aportes a la nación” o de “pesos a los sistemas nacionales de bienestar”, entrando en confusiones con problemas sociales de marginalidad, de pobreza, de estigmatización y de criminalidad. Lo que recorre estas tendencias también es 1. una preferencia por un vocabulario de justicia, más bien que de solidaridad; 2. un análisis de los problemas sociales y políticos centrado sobre las fronteras y la inmigración, los “elementos internos de disturbio” y la criminalidad y las diferencias culturales, más bien que sobre las instituciones deficientes, la historia de la descolonización y la participación en el mercado internacional; 3. una comprensión de los inmigrantes como elementos extranjeros que deben ser integrados y la inmigración como un flujo básicamente anárquico que debe ser reducido y controlado, más bien que flujos existentes y variables que ya desde mucho tiempo estructuran los espacios nacionales y el capitalismo actual y que apuntan así a varios problemas internos en una sociedad que todavía se resiste a abrirse a las nuevas condiciones cosmopolíticas del capitalismo. Sabiendo mezclar de manera confusa coyunturas, hechos estructurales y fenómenos distintos, son el Frente Nacional y la extrema derecha los que van ganando con respecto a estas tres tendencias ideológicas, tendencias que en Francia se promueven por los dos partidos mayores y que además están muy presentes en el espacio europeo. ¿Por qué China tiene el mejor y el peor sistema educativo del mundo? http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/educacion/2016-01-05/sistema-educativochina-mejor-peor-mundo_1130421/ Tras los resultados de China en PISA, muchas voces animan a copiar su sistema. Sin embargo, no son pocos, incluso entre los chinos, los que advierten de que puede causar más daño que beneficio JOSÉ ANTONIO MARINA Este es el titulo de un libro publicado por Yong Zhao, experto en educación, profesor de la Universidad de Oregón, nacido y educado en China: 'Who's Afraid of the Big Bad Dragon: Why China Has the Best (and Worst) Education System in the World'. Según él, “la educación en China ahoga la creatividad, extingue la curiosidad, asfixia al individuo, arruina la salud de los jóvenes, amarga a los estudiantes y a sus familias, corrompe a profesores y directivos, y perpetúa la injusticia y la desigualdad”. Sin embargo, sus estudiantes obtienen las mejores calificaciones en PISA. Esta es la razón por la que menciono aquí este libro. Seguimos hablando de que Finlandia ocupa el primer lugar en el 'ranking' de sistemas educativos, pero cuando se incluyen en él los países orientales, no es así. Según el último PISA, en matemáticas el orden era Shanghái, Singapur, HongKong, Taiwán, Corea del Sur, Macao, Japón, Liechtensein, Suiza, Países Bajos, Estonia y Finlandia. También en ciencias y en comprensión lectora las primeras plazas están ocupadas por países asiáticos. Todos ellos siguen el modelo educativo chino, basado en la repetición y la memoria. Esta disparidad entre lo que consideramos “mala pedagogía” y los buenos resultados, constituye lo que se ha denominado “la paradoja china”, que ha sido estudiada, entre otros, por John Biggs en 'The chinese Learner' y 'Teaching the chinese Learner'. Si los países occidentales adoptan el modelo educativo chino, subirán de rango en las pruebas, pero perderán lo que les ha llevado a la modernidad El éxito de la escuela china hizo decir al actual secretario de Estado de Educación norteamericano Arne Duncan- que vivíamos un “momento Sputnik”, recordando que cuando la URSS lanzó su primer satélite, Estados Unidos sufrió la penosa experiencia de sentirse tecnológicamente superado, y se pusieron a trabajar frenéticamente para recuperar el liderazgo. Tras los resultados de China en PISA, muchas voces animan a copiar su sistema. En Estados Unidos tuvo un gran éxito el libro 'The Battle Hymn of the Tiger Mother', escrito por Amy Chua, una profesional de prestigio norteamericana de procedencia china, donde cuenta cómo educó a sus dos hijas como una “madre china”, decepcionada por la permisiva educación americana. Zhao advierte contra lo que considera que sería un tremendo error: “China representa una peligrosa amenaza (…). Si, abandonando sus propias tradiciones, los países occidentales adoptan el modelo educativo chino, posiblemente subirán de rango en las pruebas internacionales, pero perderán todo aquello que les ha llevado a la modernidad: creatividad, espíritu de empresa y una genuina diversidad de aptitudes”. Un hecho como este nos fuerza a revisar las pruebas PISA y a otra cosa aún más fundamental: evaluar atentamente los métodos educativos que estamos empleando. Es cierto que el aprendizaje puramente memorístico tiene mala fama, pero olvidar que la repetición es un medio indispensable para aprender con profundidad es un disparate. He leído estos días el libro de Daniel Doyle 'The Talent Code'. El autor ha visitado una serie de instituciones que tienen extraordinario éxito educativo, que son verdaderas “factorías de talento”: un destartalado club de tenis en Moscú que en los tres años anteriores ha producido mas jugadoras del 'Top 20' que el conjunto de Estados Unidos; una escuela en San Mateo (California) que en cuatro años ha transformado una escuela tradicionalmente retrasada en matemáticas en el 96% de éxito. Una academia de esquí en Vermont que en los últimos 40 años ha producido 50 campeones olímpicos. Le ha sorprendido ver la importancia que todas esas instituciones dan al entrenamiento repetitivo. ¿Estaremos olvidando algo? El objetivo de este artículo no es contestar a esta pregunta, sino insistir en la idea de que los sistemas educativos no pueden estar en manos de aficionados o de ideólogos. Una nación necesita estar al corriente de lo que se hace en otros países, sopesar las evidencias, estar dispuesta a cambiar sus creencias educativas si resultan equivocadas, tener claro lo que quiere conseguir y explicárselo bien a los ciudadanos. Les pondré un ejemplo. Los currículos españoles son largos y caóticos. Cada Comunidad Autónoma puede determinar un porcentaje de la programación. El 45% las que tengan lengua cooficial y el 35% las que no lo tengan. Si creemos en que la educación tiene una base científica, parece lógico que la elección de los contenidos tenga que justificarse con gran rigor. Nunca he visto que esto se haga. Por esa razón, en el 'Libro blanco de la profesión docente' solicitaba la existencia de un Consejo pedagógico del Estado, encargado de asesorar sobre los currículos, su actualidad, la comparación con lo que se hace en otros países, el resultado de su aplicación. En Francia, existe el del Conséil Supérieur des Programmes. Ese consejo también debería informar a la sociedad de sus estudios y conclusiones, para que esta supiera a qué atenerse y tuviera confianza en quienes se ocupan de la educación de su juventud. 2015, balance global: La Historia agazapada http://www.colombiainforma.info/politica/seccion-politica/2992-2015-balance-global-la-historiaagazapada 29 dic. CI (Alejandro Mantilla Q.*).- El año que termina confirma el regreso de la Historia. Mientras en Europa el péndulo se mueve a la izquierda, en Nuestra América se vive el proceso contrario. Medio Oriente, geopolítica del Caos. Colombia, esperanzas y preocupaciones. La marcha de la Historia se asemeja a un depredador que escondido acecha a una presa que al estar desprevenida tarde o temprano será devorada. La tesis del fin de la Historia se impuso como imagen del supuesto triunfo definitivo del capitalismo real, ante la debacle de los regímenes de Europa del Este y la derrota de los esfuerzos alternativos al capitalismo y la ideología liberal. El año que termina confirma el regreso de la Historia, no como el ausente que retorna, sino como el depredador que ve recompensada la paciencia del acecho. Sin embargo, como sostuvo un viejo conocido, la “Historia no hace nada”, reivindicarla solo busca indicar que “no todo está dicho, ni decidido, sobre la suerte que correrán, que correremos, sus víctimas” (Aníbal Quijano). Reivindicar al depredador que vuelve para devorarnos pretende recordarnos que nada está decidido sobre nuestro destino; 2015 fue una profusa lección sobre lo incierto del porvenir, sobre el lugar de la Historia como tiempo del ahora. Europa o el postergado retorno de la Política Hoy la vieja Europa convulsiona. En la mayoría de los regímenes políticos europeos ha sido usual la alternancia entre gobiernos de la democracia cristiana y gobiernos presididos por partidos de la internacional socialista. Desde los años 80 esos dos bloques han minimizado sus desacuerdos, sobre todo en materia de política económica, de ahí que Chantal Mouffe los compare con la rivalidad entre Coca Cola y Pepsi: meras diferencias de envase. Ese bipartidismo aparente se resquebrajó en el 2015. En Grecia y Portugal hoy gobiernan coaliciones de izquierda que obtuvieron mayorías parlamentarias con programas contrarios al neoliberalismo. En Francia el racista Frente Nacional consolida su ascenso, restando espacio a los socialistas y a la derecha tradicional. En España el Partido Popular y el PSOE perdieron el monopolio político imperante desde la muerte de Franco, gracias al ascenso de la renovadora izquierda de Podemos y la nueva derecha de comercial de televisión agrupada en Ciudadanos, mientras ganan fuerza las reivindicaciones nacionalistas, en especial en Cataluña. 01.jpgEl 2015 marcó para Europa el retorno de la política. Tras treinta años de modelo neoliberal y del desvanecimiento del antagonismo genuino, hoy retorna el debate político de fondo. Sin embargo, ese regreso de la política aún parece postergarse. Aunque Syriza ganó tres elecciones en nueve meses agitando un programa anti-austeridad, hasta ahora el gobierno griego no ha logrado agrietar la dictadura económica de las instituciones financieras europeas y ha aceptado nuevos programas de ajuste neoliberal. Podemos hoy se enfrenta a la difícil disyuntiva de buscar una coalición de gobierno con el PSOE, ERC e Izquierda Unida, entrando en un pacto con los representantes de la “casta” que tanto han criticado en su campaña electoral, o esperar a la celebración de nuevas elecciones donde pueda retroceder en el número de escaños obtenidos. La CUP catalana, formación de izquierda e independentista, debe decidir si opta por una alianza con la burguesía nacional para buscar la autonomía, o si prioriza su identidad de clase por sobre la identidad nacional. La crisis financiera global, la creciente afluencia de migrantes y refugiados, el resurgir de la izquierda radical y los avances de la ultraderecha, han generado un escenario de convulsiones en Europa. Sin embargo, hasta ahora el control del continente por el imperialismo alemán, el capital financiero y la troika no sufre alteraciones significativas. La ideología, ese sublime objeto La presunta muerte de la historia y de la política se acompañó del supuesto fin de las ideologías, aunque fuese irónico que tal proclamación se mostrara como un típico gesto ideológico. Otro rasgo del 2015 es la resurrección de las ideologías, tomemos como ejemplo el debate electoral en Estados Unidos. Por el lado demócrata gana terreno la candidatura de Bernie Sanders, quien se autodefine como socialista admirador de los Estados de Bienestar nórdicos. Los Republicanos, por su parte, tienden a radicalizarse más hacia la derecha con figuras como Donald Trump, o con el ultraconservador Paul Ryan, el nuevo líder de la Cámara de Representantes. En Inglaterra, el país modelo de la estabilidad política, el nuevo líder del partido laborista es Jeremy Corbyn, un veterano dirigente reconocido por su oposición a las intervenciones militares de su país, por su republicanismo, por su adhesión a la causa palestina, a una agenda ecologista y a la lucha contra las políticas de ajuste neoliberal. Al igual que los socialistas portugueses, Corbyn ha hecho que el laborismo vuelva a ser digno de llevar ese nombre. El llamado “fin de ciclo” o la nueva etapa de las luchas Mientras en Europa el péndulo se mueve a la izquierda, en nuestra América se vive el proceso contrario. Los recientes procesos electorales en Argentina y Venezuela generaron graves reveses para los gobiernos progresistas de la región, mientras el gobierno de Dilma Rousseff vive una grave crisis que pasa por el juicio político a la mandataria y por el avance de una oposición ultraconservadora en el parlamento. Por lo anterior, se viene hablando del “fin de ciclo” de los gobiernos progresistas en la región, sugiriendo que se cierra así una etapa que duró algo más de quince años. Los gobiernos progresistas lograron limitar la influencia de Estados Unidos en la región, generaron nuevos escenarios de integración desde el sur, le disputaron el poder político a las oligarquías locales y desarrollaron importantes programas sociales orientados a la reducción de la pobreza, logros cruciales para la historia de América Latina. Sin embargo, también se han evidenciado limitaciones: un notorio compromiso con el desarrollo de proyectos extractivistas y de agronegocio, preocupantes casos de corrupción (como en Brasil), un distanciamiento con movimientos sociales que los llevaron al poder (véase la tensa relación entre el gobierno ecuatoriano y el legendario movimiento indígena de ese país), un liderazgo demasiado centrado en las figuras presidenciales, peligrosas alianzas con el capital de origen chino y la paradoja de una política social que reduce la pobreza pero sin redistribuir la riqueza, en buena medida gracias a programas financiados con la renta del extractivismo. El llamado fin de ciclo puede redefinirse apuntando a dos tareas complementarias para la izquierda del continente. Por un lado, por la urgencia de generar un nuevo ciclo de luchas de oposición a los sectores de derecha que avanzan en la región; la respuesta del movimiento popular argentino a los primeros gestos del gobierno de Macri y la estrategia de parlamento popular a la que ha acudido el chavismo, muestran que se abre una nueva etapa de luchas en América Latina. Por otro lado, es crucial hacer un balance ponderado tanto de los logros como de las limitaciones de los gobiernos progresistas, para así repensar un programa de transformación para las izquierdas del continente. La geopolítica del Caos 02.jpgEl ataque al semanario Charlie Hebdo, los atentados del 14 de noviembre en París y el avance de ISIS (Estado Islámico) en Siria e Irak, los acuerdos diplomáticos entre Estados Unidos e Irán, el rol que juega Rusia en medio oriente, la guerra fría entre Irán y Arabia Saudita, las tensiones entre Rusia y Turquía, el conflicto armado en Yemén, los ataques de Boko Haram en Nigeria, la valerosa resistencia del pueblo Kurdo, el renacer de los nacionalismos en Europa, el ascenso de las inversiones chinas en todo el planeta o la nueva oleada de instalación de bases militares estadounidenses en el pacífico sur de Asia, confirman que el “nuevo orden mundial unipolar” es otra promesa incumplida de los noventa. En lugar de un armonioso orden mundial encabezado por Estados Unidos, vemos configurarse una nueva geopolítica del caos, con múltiples actores, conflictos, tensiones diplomáticas y alianzas cambiantes. Aunque Estados Unidos sigue teniendo una incuestionable hegemonía militar y cultural a nivel mundial y Alemania sigue definiendo el panorama europeo, el planeta entero está hoy repleto de tensiones en un contexto signado por la crisis económica global y por los estragos ambientales del cambio climático. En suma, se multiplican los antagonismos en un contexto de lucha por el control de territorios, bien sea por la búsqueda de rentabilidad o por el dominio de recursos naturales y bienes comunes, el mejor caldo de cultivo para las guerras. Colombia: esperanzas y preocupaciones El 2015 fue un año marcado por las elecciones regionales y por los avances en la solución política del conflicto. Los resultados de las elecciones regionales muestran una consolidación del poder político tradicional, en muchos casos reforzado por las rentas del extractivismo y de los recursos públicos, mientras las izquierdas sufrieron un evidente retroceso, al perder por primera vez en doce años la alcaldía de Bogotá. La gran paradoja de la solución política al conflicto radica en que mientras el proceso de paz entre las FARC y el gobierno hoy luce casi irreversible, las condiciones para una genuina construcción de paz parecen alejarse. La criminalización de la protesta social, la ausencia de garantías para la izquierda y los movimientos sociales, la profundización de una política pública neoliberal y extractivista, y la consolidación del paramilitarismo en buena parte del territorio nacional, generan un contexto que luce adverso para una paz estable y duradera. Además, los acuerdos de La Habana no ofrecen herramientas para ponerle límites al modelo económico imperante, asunto que no ha sido objeto de negociación en la mesa. El año se cierra con el anuncio de la comandancia del Ejército de Liberación Nacional -ELN- sobre el inicio de la fase pública de negociaciones para el año 2016. La particularidad de ese proceso sería su énfasis en la búsqueda de participación de la sociedad y en las transformaciones necesarias para la paz, asuntos que resultan novedosos y que pueden generar una comprensión del proceso donde coincidan la solución política con las condiciones necesarias para la paz. Dinámica interesante para un año que promete la reactivación de iniciativas de movilización social en defensa de lo público y del territorio. *** Alguna vez Walter Benjamin escribió que “la historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacío, sino el que está lleno del tiempo del ahora”. Si algo nos mostró el año 2015 es la refutación del engaño del tiempo homogéneo configurado como final de la historia; tal refutación da lugar a nuestro tiempo, el tiempo del ahora donde nada está definido y donde el porvenir depende de cada hombre y cada mujer. CI AM/PF/29/12/2015/10:30 * Alejandro Mantilla Q. es integrante del Comité Ejecutivo de Poder y Unidad Popular -PUP-, organización que hace parte del Polo Democrático Alternativo -PDA- y el Congreso de los Pueblos. + Ver otras publicaciones de: Alejandro Mantilla Q. Gobiernos populares de América Latina, ¿fin de ciclo o nuevo tiempo político? http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207535 Isabel Rauber Alainet Recientemente algunos intelectuales que se autodefinen de izquierda o centro-izquierda, anunciaron que estábamos a las puertas del fin del ciclo de los gobiernos progresistas, caracterizado por el agotamiento de sus programas neodesarrollistas –que incluyen el extractivismo , y su “ineficiente” capacidad de gestión. Es de esperar entonces, según ellos, una avanzada de la derecha en la región, situación que configuraría un nuevo mapa político en Latinoamérica. Con este discurso “visionario”, apuntalado por el conocimiento de los planes geopolíticos del imperio para la región, tales intelectuales contribuyeron a instalar y “naturalizar” en la opinión pública el advenimiento del fin de los gobiernos populares y su reemplazo “inevitable” por gobiernos de derecha, presentándolos incluso como una “saludable alternancia”. Vale entonces compartir reflexiones acerca de este diagnóstico y su sentencia. El recuento crítico de los acontecimientos políticos de los últimos años revela que las propuestas políticas que caracterizaron el quehacer de los gobiernos populares en tiempos de proyección posneoliberal, están cumplidas. Y ello anuncia la apertura de un nuevo tiempo, con nuevas problemáticas, tareas, sujetos y desafíos. Pero además de tareas y agendas, los primeros años de los gobiernos populares significaron también para los pueblos transitar por un conjunto de aprendizajes. Quedó al descubierto –en los hechos que gobierno y poder no son sinónimos, que no es posible, enfrentarlos al mismo tiempo ni del mismo modo. Las revoluciones democráticas no son sinónimos de la otrora “vía pacífica”, suponen la profundización del conflicto político como vehículo de la lucha de clases, anudada fuertemente con una profunda batalla político-cultural de ideas. Se evidenció que no basta con poner “buenos gobernantes” a ocupar puestos institucionales que responden al sistema que se busca cambiar. El crecimiento económico es importante, pero insuficiente. La educación política, la batalla ideológica es central. Y está anudada a la participación política, al empoderamiento. Nadie puede empoderar a otro/s y mucho menos desde arriba. El empoderamiento germina con la participación consciente y protagónica de los sujetos en los procesos sociotransformadores. Se agotó la concepción de la política desde arriba y a “dedo”, propia del siglo XX; la “bobería”, el romanticismo anodino acerca de la democracia, la subestimación de la política, y las viejas modalidades de la representación política que suplantan el protagonismo popular y fragmentan lo político de lo social. Fin del maximalismo teórico y el minimalismo práctico propio de sectores (ultra)izquierdistas. Fin del vanguardismo, del pensamiento liberal de izquierda y de las prácticas que, en virtud de ello, aíslan a la militancia izquierdista de los procesos concretos de los pueblos, sus actores y sus dinámicas, posicionándolas fuera de los escenarios concretos de las contiendas políticas. Desafíos centrales del nuevo tiempo politico Marcados por los procesos políticos que sacudieron el continente en los últimos veinte años, pueblos, organizaciones sociales y políticas, y gobiernos populares, revolucionarios y progresistas necesitan hacer un alto en el camino, dar cuenta de los logros, las limitaciones y las nuevas tareas del presente. Esto es: replantearse tanto las preguntas iniciales como las respuestas que guiaron los pasos del quehacer político, económico, social y cultural por más de una década, preparándose para enfrentar nuevos desafíos. Entre ellos destacaré aquí los siguientes: Conservar lo logrado implica profundizar el proceso de cambios La consolidación de actores de oposición política de signo neoliberal colocó a algunos gobiernos a la defensiva. Conservar los logros se convirtió entonces en una prioridad del accionar político en la actual coyuntura. Pero lo que no estuvo ni está claro es que para conservar lo conquistado y sostener los procesos de cambios es necesario profundizarlos, radicalizarlos. Y esto no se logra con acuerdos de cúpulas ni buscando alianzas con sectores del poder opuestos a los cambios; el ejemplo de Brasil es muy elocuente al respecto. La clave radica en anclar los procesos a la participación protagónica de los pueblos. Se ha construido un nuevo tiempo social, político, cultural. Y este trae consigo nuevas tareas cuya realización está anudada al protagonismo popular. Esto implica también fortalecer los procesos de concientización y organización colectiva que vigoricen la determinación de los pueblos para sostener los logros alcanzados y traccionar el proceso hacia mayores transformaciones. Y esto no puede ser espontáneo; librados los acontecimientos a la “espontaneidad” no hay que sorprenderse ante el advenimiento de sucesiones políticas de derecha. La actual coyuntura política continental coloca a los gobiernos populares, las fuerzas progresistas o revolucionarias de la región en la disyuntiva de profundizar las transformaciones o sucumbir ante ellas, si optan por conservarlas solo “desde arriba”. La participación protagónica del/los pueblo/s es neurálgica para que los gobiernos populares sean también un camino de construcción de poder popular La profundización de la democracia en este nuevo tiempo reclama asumir el decisivo imperativo político del protagonismo del pueblo para profundizar las transformaciones, entendiendo que ellas anudan, simultáneamente, los derroteros políticos de los gobiernos populares con los diversos procesos de construcción y afianzamiento de poder popular desde abajo que los pueblos desarrollan en cada país. En esto radica, centralmente, la profundización de los procesos sociotransformadores iniciados. Pensarla como un simple aggiornamento de la agenda pública deja a los gobiernos populares a merced de la voracidad política de los opositores. Las realidades objetivas y subjetivas han cambiado; las subjetividades políticas de los sujetos participantes de los procesos de cambio se han radicalizado, hay un pueblo que reclama nuevos y mayores protagonismos. Ese protagonismo necesita hoy reorganizarse y rearticularse, conformando nuevas confluencias de los quehaceres de la militancia social y política, dentro y fuera de lo institucional, actualizando el horizonte estratégico de los cambios. En este sentido, apostar a la construcción del protagonismo colectivo de los pueblos para su constitución en la fuerza político-social de liberación es el factor neurálgico que marcará el rumbo y las dinámicas políticas del presente y el futuro inmediato en los procesos populares en curso en cada país y en la región. Ello es vehículo también para la construcción de la unidad de los pueblos. Reconocer a la participación popular orgánica como un factor clave para el afianzamiento y la profundización de los procesos de cambio en curso, no está reñido con el reconocimiento al papel de los liderazgos individuales. Pero esto no significa aceptar que la continuidad de los líderes a la cabeza de los gobiernos populares, es el factor que da estabilidad y solidez a los procesos. Al contrario, cuando hay líderes que sustituyen el protagonismo político de los pueblos, en realidad, lejos de garantizar continuidades, anuncian el cortoplacismo del camino emprendido. Pueblos sin autonomía y auto-convencimiento poco pueden hacer para sostener y/o profundizar procesos que en realidad no sienten como propios. Por ese camino, el extrañamiento de los mismos anidará silenciosamente entre las filas populares y abrirá cauces a previsibles derrotas. Esto no es: “sí o no”; hay muchos matices. En no pocas coyunturas se ha visto que los pueblos y sus organizaciones concentran mayor madurez y responsabilidad que sus dirigentes y si bien no logran a veces evitar el desenlace negativo, con su presencia protagónica en las calles lo aminoran bastante. Los líderes son importantes y en algunas coyunturas decisivos, pero nunca para sustituir la participación protagónica de los pueblos, sino para desencadenarla y potenciarla. Hugo Chávez, ejemplo de líder carismático y gran creador y conductor del proceso revolucionario boliviariano de Venezuela, no centró el proceso revolucionario en su persona. Tenía claro que el pueblo autoconstituido en sujeto revolucionario es el protagonista creador, constructor y sostén del poder popular de nuevo tipo que germina desde abajo en los consejos comunales y comunas. En ellos la revolución bolivariana abre cauces hacia la creación de una nueva civilización, al orientarse vía empoderamiento colectivo hacia la construcción del Estado comunal. Tan claro lo tenía que su lema fue (y es) “comuna o nada”. Construir un nuevo modo de producción y reproducción (sociedad-naturaleza) Una de las mayores limitaciones de lo que podría definirse sin grandes rigores, como “modelo económico neodesarrollista” es que se ajusta a los marcos del modo de producción capitalista, sosteniendo el circuito de la muerte. Esto marca como una tarea importante de este nuevo tiempo: crear y articular procesos productivos alternativos existentes y promover la búsqueda de nuevas bases económicas que hagan posible la coherencia social entre el ciclo de producción y la reproducción. Se trata de avanzar hacia la conformación de un sistema productivo que sea socialmente responsable del ciclo reproductivo que genera. Esto es: aportar a la creación de un nuevo modo de producción reproducción sociales con lógica circular, que abra cauces a una nueva economía, que además de enfrentar con éxito la lucha contra el hambre, la pobreza, el analfabetismo y las enfermedades curables, sea el sustrato de un nuevo modo de vida y una nueva civilización, la del buen vivir y convivir. Salir del cerco ideológico, político, cultural y mediático del poder hegemónico Desplegar la batalla político cultural en todos los terrenos y dimensiones, en particular las redes sociales. Atender al desarrollo de la subjetividad y espiritualidad de los pueblos poteciando sus identidades, culturas, cosmovisiones… Desarrollar sostenidamente procesos interactivos de formación política. Abrir cauces a un nuevo pensamiento crítico latinoamericano, descolonizado, intercultural y multicosmovisivo, plurívoco, anclado a las prácticas de los pueblos. Promover procesos articulados de descolonización, interculturalidad y despatriarcalización en la construcción del poder popular desde abajo. Desarrollar un nuevo tipo de intelectual orgánico, que descubra, promueva y potencie el pensamiento de los pueblos en toda su diversidad, amplitud y riqueza. Trabajar por el fortalecimiento y desarrollo de las articulaciones regionales y continentales de los movimientos y organizaciones sociales populares, particularmente ampliar y profundizar el espacio ALBA de los movimientos. Y también impulsar la creación de espacios de encuentro, intercambio y coordinación de organizaciones sociales y políticas continentales, regionales y en el ámbito de cada país. Apostar a la creación y construcción de una nueva izquierda política, social y cultural Es vital comprender las nuevas dimensiones de lo político, de la acción y organización políticas; dar cuenta de las nuevas realidades y sus nuevos sujetos/as: los/as desplazados/as de diversos orígenes, los/as precarizados/as permanentes, los movimientos indígenas, las mujeres, los/las jóvenes, los niños y las niñas, los y las adultos/as mayores, los LGTB… abrir espacio a las diversas identidades, cosmovisiones, saberes, sabidurías y corrientes de pensamiento: los saberes ecológicos, la biopolítica, la bioética, el feminismo político y la despatriarcalización como crítica raizal del poder del capital… Construir la ofensiva estratégica popular revolucionaria Una de las resultantes más recurrentes de la división del campo popular, y particularmente entre la izquierda latinoamericana, es que las protestas y luchas sociales terminan siendo funcionales a los intereses de los poderosos. Marcado el campo popular por disputas internas de “poder”, por divisiones multicolores de todo signo entre las fuerzas políticas y su correlato en los movimientos sociales populares, los conflictos sociales terminan subordinados a los intereses intestinos del poder, fortaleciéndolo como recambio, en vez de lograr –colectivamente- subordinar a los poderosos a los intereses del pueblo y proponer una agenda política para concretar los objetivos populares (ofensiva). El caso de Argentina es muy elocuente al respecto, visible tanto en los acontecimientos recientes como en la trayectoria histórica de las izquierdas. A esta gran debilidad política y cultural hay que sumar la instalación de un pensamiento binario (lo uno o lo otro, blanco o negro…), el desarrollo de la guerra mediática para conquistar y anestesiar las mentes del “gran público”, sin que las organizaciones políticas y sociales –ocupadas en sus peleas internas , asuman las tareas de la batalla de ideas como una de las disputas centrales de las luchas políticas de nuestro tiempo. La falta de convergencia y unidad de los diversos actores sociales y políticos, aunada con la escasa formación política, las sectorialización y el corporativismo… coloca a las organizaciones sociales y políticas de los pueblos en situación de subordinación a los intereses de los poderosos. En función de ello, estos pueden manipularlos para alcanzar sus propósitos, debilitando y resquebrajando la base social de los gobiernos populares para reagruparse como bloque de poder opositor con capacidad de recuperar su hegemonía. Esta recuperación es en realidad una nueva toma de posiciones de los poderosos quienes haciéndose cargo de las nuevas realidades políticas recientemente vividas con los gobiernos populares , una vez en los gobiernos, buscarán destruir las bases democráticas de las sociedades para impedir cualquier intento futuro de reeditar gobiernos progresistas, populares o revolucionarios en el continente. Y para ello no están solos, cuentan con el apoyo imperial del Norte, de las instituciones del poder global del capital y de sus cañoneras mediáticas locales y globales. El arribo de gobiernos de derecha en la región no es una simple “vuelta al pasado”, tampoco responde a una “enriquecedora alternancia” de gobiernos y gobernantes. Se trata de una vuelta de hoja, un giro raizal en la orientación de los procesos emprendidos, que se produce para articular los procesos locales con las necesidades hegemónicas y lógicas del poder global del capital: saqueo, dominación y muerte… Es importante no subestimarlo. Y preparar las nuevas resistencias anclándolas en la coordinación y unidad a partir de la participación articulada social y política de los sectores populares en su diversidad. A ello debe encaminarse el fortalecimiento de la formación política y de los procesos orgánicos de convergencia colectiva de organizaciones sociales y políticas hacia objetivos comunes, enmarcados en la creación y construcción colectivas de un nuevo horizonte civilizatorio. Isabel Rauber es Doctora en Filosofía; educadora popular; militante social; estudiosa de los movimientos sociales latinoamericanos empeñados en procesos participativos de construcción de poder popular desde abajo. Fuente: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2088 El nuevo paradigma ha modificado los discursos políticos, los ganadores de las elecciones en los últimos dos años han incorporado este lenguaje, así que es necesario ahondar mas en este modelo y descubrir su naturaleza sociológica. Contra la igualdad de oportunidades Por José Natanson http://www.eldiplo.org/199-america-latina-gira-a-la-derecha/contra-la-igualdad-deoportunidades/ uy de moda en estos días, la concepción liberal de la igualdad de oportunidades propone generar las condiciones para que todos los ciudadanos puedan, con creatividad y esfuerzo, desarrollar plenamente sus capacidades a lo largo de su vida, y que cada uno llegue hasta donde pueda. Partiendo de la premisa casi diríamos filosófica de que los seres humanos somos diversos y que no tiene sentido pretender que todos deseen, hagan o ganen lo mismo, el liberalismo busca construir una única línea de largada, como la que contiene a los corredores de cien metros, las manos en tierra, la flexión elástica de las rodillas, antes de que el disparo habilite la competencia. Por eso el énfasis igualitarista está puesto en evitar las discriminaciones de cuna y remover los obstáculos que enturbian la carrera. Una metáfora posible es la del fútbol. ¿Por qué los pobres son tan buenos jugadores como los ricos? Porque el fútbol es un deporte que no exige una inversión inicial, alcanza con algo de espacio y una pelota, y que está básicamente al alcance de cualquiera (mismas condiciones para todos), y porque se despliega en función de un reglamento que no distingue el origen social de los participantes (reglas claras). Para los liberales, la desigualdad –considerada, insistamos, una derivación natural de la misma esencia humana– genera un proceso de competencia que, como la selección natural de las especies, hace que las sociedades progresen. La desigualdad es, en definitiva, justa, porque es resultado del sacrificio y la autosuperación, una idea que puede parecer contra-intuitiva pero que está bien afianzada en el rincón meritocrático del argentinean dream: mi hijo el dotor. Frente a este planteo, el enfoque de la igualdad de resultados sostiene que la desigualdad no es un dato inconmovible de la naturaleza sino una construcción social reformable. Por eso, en lugar de enfatizar las posibilidades de circulación entre una posición social y otra procura acortar la distancia que las separa: más que apuntar a que los hijos de los inmigrantes lleguen a ser, pongamos, abogados exitosos, el objetivo es que la brecha que aleja al obrero del abogado se achique o, al menos, se vuelva tolerable. Consideradas en sus derivas más extremas, ambas nociones han producido todo tipo de crueldades, del terror estalinista a las guerras emprendidas por las democracias liberales en Medio Oriente. Pero se trata, bien miradas, de dos perspectivas diferentes de justicia, que a su vez implican una determinada visión del rol del gobierno y sus políticas públicas. La igualdad de oportunidades, al menos en sus interpretaciones más progresistas, asume la necesidad de construir un piso social para que luego los individuos puedan competir libremente, lo que supone enfrentar las discriminaciones por motivos de raza, lugar de nacimiento y género, combatir la pobreza y, sobre todo, garantizar educación pública de calidad, mientras que la igualdad de resultados, al menos en sus interpretaciones más moderadas, apuesta a un sistema de seguridad social poderoso, la acción del Estado como distribuidor del ingreso y, sobre todo, una estructura impositiva progresiva, dentro de la cual el impuesto a las ganancias, una de las grandes creaciones políticas del siglo XX y al que le estamos debiendo un desagravio, ocupa un lugar centralísimo. Si la concepción liberal de la igualdad de oportunidades considera que las sociedades progresan por vía meritocrática (competencia asegurada por el mercado), la perspectiva de la igualdad de resultados cree que lo hacen a través de la construcción colectiva de bienes públicos (solidaridad garantizada por el Estado); si el liberalismo define a los individuos en función de lo que los distingue (su identidad), la igualdad de resultados los concibe por lo que tienen en común (su posición en la estructura social). Por eso el liberalismo considera a las clases sociales como el equivalente a la belleza de Moria Casán, el encanto paisajístico de Mar del Plata o la resistencia peronista: mitos del siglo XX. Experiencias Decíamos que la igualdad de oportunidades está de moda. Y en efecto, por su apelación al progreso individual, el recurso retórico a la segunda persona del singular (“quiero que estés cada día un poco mejor”), el objetivo explícito de su política social, que no es reducir la desigualdad sino eliminar la pobreza, y desde luego su programa económico, orientado a desmontar el entramado de controles, regulaciones e intervenciones heredado del gobierno anterior, el macrismo sintoniza cristalinamente con esta perspectiva, evocada por el presidente en dos oportunidades en su discurso de asunción. El hecho de que buena parte de su gabinete esté integrado por funcionarios que ocuparon altos cargos en empresas privadas (“hombres exitosos”) subraya esta línea de superación que está en la base del enfoque liberal de la igualdad de oportunidades. Sin embargo, la experiencia histórica indica que los países más liberales son también los más injustos. Estados Unidos es más desigual que Alemania (Gini de 0,469 contra 0,283), del mismo modo que Gran Bretaña (0,328) es más desigual que Francia (0,305), mientras que en América Latina el liberalismo chileno (Gini de 0,521) generó una sociedad más inequitativa que el cuasi-socialismo uruguayo (0,403) (nótese que se trata en todos los casos de países que, con sus más y sus menos, funcionan, lo que demuestra que ambas concepciones pueden resultar en cierto modo positivas) (1). ¿Por qué los países más liberales son más injustos que aquellos que apostaron a un Estado fuerte, una economía intervenida y una estructura impositiva más exigente? Más allá de los procesos históricos concretos, el enfoque de la igualdad de resultados, en tanto apunta a mejorar las condiciones de una posición determinada de la pirámide social, lleva naturalmente a establecer relaciones con quienes se encuentran en ese mismo lugar: su consecuencia es el cambio social por vía de la acción colectiva, al estilo de los socialismos, los populismos o las revoluciones del siglo pasado, mientras que la perspectiva de la igualdad de oportunidades empuja a los individuos no a cambiar la circunstancia de un grupo o clase social sino sencillamente a superarla. Mientras que en el primer caso el resultado es la impugnación más o menos reformista, más o menos revolucionaria del statu quo, en el segundo es una apuesta individual, como mucho familiar, a encontrar una salida. Pero además la igualdad de resultados mejora también la igualdad de oportunidades. Siguiendo con la metáfora espacial, es evidente que si la distancia entre un lugar en la escala social y otro es chica entonces será más fácil atravesarla. “Al revés de lo que dice la leyenda –escribe François Dubet, uno de los grandes especialistas en el tema– hay más movilidad social en Francia que en Estados Unidos. El llamado a la igualdad de oportunidades no dice nada de las distancias que separan las condiciones sociales, y estas pueden ser tan grandes que los individuos no lleguen a atravesarlas nunca, con excepción de algunos héroes de los cuales uno se pregunta si no serán el árbol de la fluidez que no deja ver el bosque de la inmovilidad, o sea, héroes de pura propaganda” (2). Los datos acompañan esta afirmación: en Estados Unidos y Gran Bretaña, entre el 40 y el 50 por ciento del nivel socioeconómico de los padres se “transmite” a sus hijos, mientras que en países como Dinamarca, Noruega o Finlandia este determinismo se reduce al 20 por ciento (3). El estudio más completo sobre igualdad de oportunidades elaborado en Argentina, que como señala Marcelo Zlotogwiazda no casualmente fue elaborado por FIEL (4), concluye que la movilidad social entre generaciones es menor aquí que en los países desarrollados. Final Los funcionarios provenientes de la empresa privada probablemente tengan mucho que aportar a la gestión pública, como revela, por citar un caso extemporáneo, la interesante gestión de Miguel Galuccio, ex gerente de Schlumberger, al frente de YPF. Por confianza personal, inclinación ideológica o convicción política, Macri ha apostado a ellos para ocupar lugares centrales de su gobierno, lo que reintroduce la cuestión de la igualdad de oportunidades en el debate público. Insistamos con que se trata, al igual que la perspectiva de la igualdad de resultados, de una propuesta de justicia, que además es complementaria: salvo los liberales utópicos a lo Friedman y unos pocos comunistas remanentes, todos coinciden en que el modelo ideal combina una sociedad relativamente igualitaria (que asegure la paz social) y relativamente meritocrática (que asegure el progreso). La cuestión es cómo, y en qué proporciones. Concluyamos entonces con una de las respuestas más sugerentes, la que proporciona John Rawls en su famosa Teoría de la justicia (5), donde trata de establecer cuál es el grado ideal de igualdad de una sociedad determinada. Rawls propone un ejercicio teórico sencillo: imaginar una sociedad en la que sus integrantes decidan libremente el nivel de igualdad deseado, pero con una trampa: aunque libres y racionales, los individuos desconocen el lugar social que ocupan. Este “velo de ignorancia” respecto de su posición en la pirámide social, el hecho de no saber si son pobres o ricos, conduce, dice Rawls, a una sociedad más justa: por el temor a resultar desfavorecidos, los ciudadanos, incluso los ex gerentes de multinacionales, las estrellas deportivas y los herederos, coincidirán en la necesidad de construir un umbral mínimo de satisfacción para todos y en aceptar la prosperidad de los que más tienen siempre y cuando lleve a un progreso social que genere también beneficios para los demás. 1. Datos del PNUD. 2. François Dubet, ¿Por qué preferimos la desigualdad? (aunque digamos lo contrario), Siglo XXI, 2015, y Repensar la justicia social. Contra el mito de la igualdad de oportunidades, Siglo XXI, 2014. 3. Miles Corak, “Do poor children become poor adults? Lessons from a cross country comparison of generational earnings mobility”, Discussion Paper Nº 1993, IZA. 4. FIEL, “La igualdad de oportunidades en la Argentina: movilidad intergeneracional en los 2000”. 5. John Rawls, Teoría de la justicia, Fondo de Cultura Económica, 1979.