Género y Desarrollo. Aportes para un debate

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Género y Desarrollo. Aportes para un debate
Patricia Ruiz Bravo L
En 1975 se llevó a cabo la Primera Conferencia Internacional de la Mujer con el objetivo de
promover una mayor igualdad entre hombres y mujeres desterrando la marginación y
opresión de la mayoría femenina. Desde entonces los intentos por que las políticas de
desarrollo incorporen a las mujeres como sujetos activos y sean partícipes de los beneficios
de los proyectos han sido diversos. En los años 70s Ester Boserup1 puso en jaque a las
Políticas de Desarrollo en boga al demostrar la importancia de la participación económica
de las mujeres y su contribución al desarrollo de las sociedades llamadas “atrasadas” Su
investigación no sólo cuestionó los supuestos teóricos de las concepciones tradicionales de
desarrollo que ignoraban la participación de las mujeres sino que puso en tela de juicio el
impacto de las políticas de desarrollo implementadas al desconocer estos aportes. Desde
entonces hasta la fecha la relación entre género y desarrollo ha sido compleja y no exenta
de conflictos. Por ello, en las páginas que siguen nuestra intención es mostrar los aportes
que los estudios de la mujer primero y de género después, han ofrecido al debate y a la
práctica del desarrollo. Nos interesa analizar la comunicación y los debates ocurridos en
estas dos áreas con el objetivo de poner en claro el estado de la cuestión y las propuestas en
curso.
La historia previa.
La década de los 70s fue decisiva en la formulación de los enfoques y políticas sobre mujer
y desarrollo (Razavi y Miller, 1995) Como resultado del trabajo de académicas y
profesionales vinculadas a las instituciones del desarrollo se logró denunciar públicamente
la manera en que las políticas de desarrollo que se venían implementando desde las
instituciones internacionales, no sólo habían ignorado a la mujer sino que en muchos casos

Ruiz Bravo, Patricia (2004) Género y desarrollo. Aportes para un debate. Ponencia presenta en el Coloquio
Internacional “Políticas de Economía, Ambiente y Sociedad en tiempos de globalización. Más de los debates
sobre la coyuntura en Venezuela”. Programa Globalización, Cultura y Transformaciones Sociales, CIPOST –
FaCES – UCV, Caracas, 14 y 15 de mayo de 2004.
1
Ester Boserup (1970) realizó uno de los estudios pioneros mas relevantes a nivel mundial respecto a la
participación económica de la mujer denunciando la invisibilización de sus aportes y el imapcto negativo que
esta invisibilización tiene en el diseño e implementación de las políticas de desarrollo.
1
habían tenido efectos negativos empeorando el status de las mujeres en las zonas que
supuestamente querían beneficiar. Es en este contexto que surge el primer enfoque que trata
sobre el tema de mujer y desarrollo, nos referimos a las propuestas Mujer y Desarrollo
(MED)2.
En breve las propuestas de MED buscaban integrar a la mujer en el desarrollo enfatizando
dos criterios: eficiencia económica y equidad. Basándose en los estudios realizados en la
década de los 70s planteaban que la subordinación de la mujer tenía que verse en el marco
económico de la división del trabajo y en la exclusión de la mujer del trabajo productivo.
Esta exclusión, que afecta valores como la justicia, la igualdad y los derechos, debía ser
eliminada. Desde esta lectura la estrategia se dirige a promover la incorporación económica
de la mujer en el mercado de trabajo. Para ello los instrumentos son reformas legales -que
permitan eliminar las trabas institucionales que discriminan a la mujer- y la modernización
educativa -para cambiar la mentalidad tradicional que ve a la mujer como sujeto sin
derechos y como menor de edad y sujeta al marido. Con este bagaje, las defensoras de
MED se instalaron en las diferentes agencias internacionales de desarrollo y buscaron
impactar en los gobiernos y en las políticas de desarrollo a lo largo de más de una década.
En este lapso MED ha ido cambiando y otros discursos han emergido en su interior; no
obstante el discurso predominante ha sido el que enfatiza la importancia que tiene para el
desarrollo integrar a las mujeres definiendo ésta en términos de eficiencia económica:
integrar a las mujeres supone contar con mas recursos humanos, mas mano de obra, mas
producción y más mercado. Se trata pues de una racionalidad económica propia de un
pensamiento liberal, moderno. Es con esta perspectiva que MED busca “vender” su
propuesta a las instituciones internacionales cayendo, sin tal vez proponérselo, en lo que
Razavi y Miller (op cit) llaman “la instrumentalización de la mujer”. El reclamo de la
equidad cede el paso a la eficiencia: se ve que la mujer es útil para el desarrollo pero se deja
de lado el derecho de la mujer a participar en el proceso.
Luego de varias evaluaciones se determinó que a pesar de los esfuerzos, MED no había
logrado sus objetivos de equidad. Entre otras, las razones referidas son las siguientes:
2
En inglés es conocido como las políticas WID. Ver: Razavi y Miller, 1995, Moser 1991, Benería 1982 entre
otros.
2
a. Al enfatizar la incorporación de la mujer en actividades productivas y al desarrollar
proyectos dirigidos a las mujeres se perdió de vista las relaciones de género y de poder
en las que las mujeres están insertas. La evaluación de proyectos mostró casos en los
que se habían dirigido esfuerzos a las mujeres por separado y que ello había traído
consecuencias negativas en su interrelación con los varones, en algunos casos sus
propias parejas.
b. Se han detectado errores procedentes de la generalización de los casos de África
Subsahariana3 a otros contextos. Las mujeres no tienen un trabajo en exclusiva sino que
desarrollan diversos tipos de actividades frente a las cuales no habían propuestas
concretas.
c. Por desarrollar sus propuestas en un marco de crítica al enfoque de bienestar se
descuidaron los otros roles –reproductivo, social, comunal etc-que cumplen las
mujeres. Ello ha llevado a la dicotomización y separación de esferas y temas que para
las mujeres se encuentran en una fuerte interacción como son: mujer y familia,
producción y reproducción, desarrollo y bienestar, pareja y afecto etc.
Las propuestas de genero.
Como respuesta a los enfoques MED 4se pensaron alternativas basadas en las nuevas
aproximaciones teóricas de género. Autoras como Rubin (1986) Scott(1990), Ortner
(1979) etc. mostraron la importancia de las representaciones sociales y la dimensión
simbólica en la construcción social de la diferencia sexual y en las relaciones de poder que
se establecen entre los géneros. A partir de una crítica a una mirada economicista, se
diseñaron propuestas que sin descuidar la dimensión social y material de la construcción
del género llamaron la atención sobre la dimensión simbólica y sobre la manera en que la
cultura representa a los géneros y les asigna posiciones diferentes.
3
Este sesgo se debió al peso que se le dio al trabajo de Boserup (op cit) cuyas evidencias empíricas eran del
África Subsahariana. Al respecto ver las críticas en Deere y León de Leal 1986, Benería 1982
4
Como hemos dicho el enfoque MED se fue modificando a lo largo de la década. Además del enfoque de la
eficiencia y la equidad, Moser(1991) y Buvinic (1986) señalan el enfoque antipobreza, desarrollado sobre
todo bajo el influjo de la estrategia de necesidades básicas.
3
Un trabajo pionero para la formulación del enfoque de género y desarrollo fue el realizado
por Young y colaboradoras (Young et al 1981)5 Las autoras critican el enfoque MED por el
abandono que hacen de las demandas por equidad y por la preeminencia otorgada a la
incorporación económica de la mujer al mercado de trabajo. En concreto plantean las
siguientes reservas al enfoque MED:
a.
Tienden a separar a las mujeres como si fuese un grupo aislado y homogéneo. Al
hacerlo olvidan el hecho que las mujeres tienen un conjunto de lealtades y relaciones
que juegan un rol fundamental en la definición de sus estrategias.
b.
Es predominantemente descriptivo y no considera las relaciones y juegos de poder.
c.
El análisis de la subordinación de la mujer y la identificación de los factores que la
explican es sesgada pues se privilegia únicamente el aspecto económico del trabajo
productivo dejando de lado los factores socioculturales, simbólicos y de poder. Al no
tomar en consideración estos elementos han descuidado el análisis de los obstáculos que
se plantean a una incorporación de la mujer el desarrollo
Como resultado se afirma la necesidad de un enfoque de género que se integre y se nutra
del análisis general de la economía pero problematizando una relación determinista entre
ambos. Se trata de tener una aproximación más comprensiva y holística considerando las
interacciones entre las relaciones de género y otras formas de exclusión y diferenciación
social como pueden ser clase, raza, edad etc. Es en este contexto que se va perfilando el
marco analítico conocido hoy como el marco de las relaciones sociales.6
La problemática central de esta aproximación no es la integración de la mujer al desarrollo
sino el análisis de las estructuras sociales así como los procesos y relaciones que producen
e incrementan una posición de desventaja de la mujer en la sociedad. A diferencia del
enfoque MED el núcleo de su argumentación reposa en el análisis del poder y en la
dimensión política de la propuesta. (Razavi y Miller, 1995, Young 1991,Kabeer 1995. No
se trata de “convencer a las agencias internacionales ” de la eficiencia ni la relevancia
económica, es mas bien un cuestionamiento central a la manera en que está organizada la
sociedad y a los valores que suscribe. Por ello, la propuesta no es “incorporar” a la
5
Citado por Razavi y Miller 1995
Este marco ha sido trabajado por Naila Kabeer, quien era también parte del grupo de la Universidad de
Sussex. Ver al respecto: Kabeer 1995
6
4
mujer en este “desarrollo” sino más bien cuestionar las premisas que le sirven de
sustento.
El hecho de ubicar el análisis de género en diálogo con otras relaciones sociales da pie para
cuestionar la imagen homogénea y universalizante de las mujeres. A diferencia de estas
propuestas lo que se persigue es analizar las diferencias que existen entre las mujeres
considerando un complejo de factores que definen cada situación de manera particular.
Un aspecto central en esta mirada es la manera en que se conceptualiza la división del
trabajo. A diferencia de los enfoques basados en los roles que definen la división del
trabajo como esferas separadas entre hombres y mujeres, en el marco de las relaciones
sociales la división del trabajo no es vista como una separación excluyente sino como un
tipo de conexión social que involucra a hombres y mujeres en relaciones de cooperación y
conflicto que implican permanentes negociaciones entre los participantes. Esta manera de
entender la división del trabajo tiene implicancias importantes para la planificación y
diseño de proyectos de desarrollo. Como señalan Razavi y Miller (op cit, p 28)
“ El marco de relaciones sociales intenta demostrar que los aspectos de colaboración y
conflicto en las relaciones de género, involucran a hombres y mujeres en un constante
proceso de negociación y renegociación. Por tanto, la prioridad para aquellos interesados
en mejorar el status de la mujer debe ser entonces proveer a la mujer de mayores poderes
de negociación en el proceso”
Desde esta perspectiva, las acciones de desarrollo deberían estar dirigidas a brindar a las
mujeres estrategias que les permitan un mayor empoderamiento, una mayor participación
en la toma de decisiones. Es este el punto que tocamos a continuación
3. 3 La autonomía y el empoderamiento en las propuestas de género y desarrollo.
Si para MED la meta era la incorporación de las mujeres al trabajo productivo, para el
enfoque Género y Desarrollo el objetivo es cambiar las relaciones de poder entre los
géneros. Para ello se requiere transformaciones en la organización de la sociedad y en la
asignación de recursos (materiales y simbólicos) pero también, y de manera especial,
modificaciones en la manera en que los actores sociales - hombres y mujeres - se definen a
5
sí mismos y se relacionan con los otros. Este proceso socio cultural implica además
cambios en las subjetividades que reclaman atención y una mirada de largo plazo.
En este escenario, las estrategias de “empoderamiento” son vistas como herramientas
necesarias en el proceso de cambios. Se trata de promover niveles de decisión que permitan
a las mujeres nuevas lecturas de sí mismas y de su ubicación social. Las propuestas de
empoderamiento fueron formuladas por un colectivo de mujeres del Tercer Mundo que,
desde una crítica a las visiones de un feminismo occidental homogeneizante, buscó
formular planteamientos que incluyeran las diferencias de clase y etnia (Sen y Grown 1985,
Sen 1997,Moser,1991)7
El empoderamiento significa “ (si) poder significa contro, entonces el empoderamiento es
el proceso a traves del cual se va ganando control. El verdadero empoderamiento incluye
ambos elementos (Sen 1997,190, citado en Mestrum,1999) 8 En breve, el empoderamiento
es visto como una estrategia que implica un proceso de ir haciéndose de este poder. El
objetivo es dar poder a las mujeres pero entendiendo éste no como un ejercicio de
dominación sobre otros sino en términos de “ capacidad de las mujeres de aumentar su auto
confianza e influir en la dirección de los cambios mediante la habilidad de ganar el control
sobre recursos materiales y no materiales fundamentales “ Moser (Ibíd.). , p 105).
Esta manera de concebir el empoderamiento remite a los aportes de H. Arendt cuando
distinguiendo las diferentes formas de poder llama la atención sobre ese poder para actuar,
esa capacidad, esa potencia que permite la acción colectiva: “ [el poder] corresponde a la
capacidad humana no sólo de actuar sino de actuar en concierto. El poder no es nunca
propiedad de un individuo, pertenece al grupo y existe sólo mientras éste no se desintegra
“ (Arendt, 1970. También encontramos un vínculo con la manera en que Sen plantea el
enfoque del desarrollo como el despliegue de las capacidades y la libertad para elegir (Sen,
1996, Iguiñiz 1996)
7
En el desarrollo del enfoque del empoderamiento un rol importante ha jugado el grupo DAWN (Alternativas
de desarrollo con mujeres para una nueva era) Véase al respecto Sen y Grown 1985.
8
Citado por Mestrum 1999. Para una crítica sobre las ambivalencias y dificultades del concepto ver Mestrum
1999 y Meertens, 1994
6
Al lado del enfoque de empoderamiento se desarrolla el concepto de autonomía para
enfatizar los procesos que diferentes grupos sociales utilizan desde posiciones subalternas
para abrirse espacios de participación y modificar su situación de subordinación. Vargas y
Meynen (1994) señalan que: “ Galtung (1980) relaciona el concepto de autonomía con la
capacidad de una persona para desarrollar poder sobre si misma, no en soledad o
aislamiento, no a través de derechos sociales y políticos, sino a través del desarrollo de los
medios materiales y no materiales para sobreponerse a - y con ello reducir - la opresión
que traen las distintas formas de “poder sobre otros” (Vargas y Meynen 1994, 29)
Como lo señalan las autoras el concepto de autonomía implica esta capacidad de actuar
sobre uno mismo y el poder entendido como “capacidad para definir una agenda propia; no
habilita a las personas para ejercer poder sobre otros, sino a tener poder sobre sus propias
vidas” (Ibíd.) pp. 29)
Es esta autonomía en tanto proceso la que interesa promover en los programas y políticas
de desarrollo. Creemos que el objetivo de empoderamiento de las mujeres pasa por el
desarrollo de procesos de autonomía y de espacios de agencia. El concepto de agencia
(agency) nos permite dar cuenta de procesos en los cuales las personas van gestionando su
propia vida. Se trata de ver a la mujer como sujeto con posibilidades de actuación
alejándonos de la imagen de la mujer víctima, carente, objeto inerme frente a la opresión.
El concepto de agency nos permite hablar del actor pero también de las circunstancias
estructurales que lo constriñen y de las resistencias y alternativas de actuación que se
plantea. De acuerdo a Giddens (1987)9la agency, permite superar las dicotomías entre lo
objetivo y lo subjetivo, entre la estructura y la acción y mostrar la relación entre la acción y
el poder.
Retomando lo señalado líneas arriba podemos completar nuestro panorama diciendo que
para lograr esta mayor capacidad para actuar sobre las circunstancias que la rodean y sobre
sí mismas, las mujeres tendrán que hacer uso de los recursos potenciales y disponibles que
tienen a su alcance. Habrá espacios y dimensiones en los cuales la mujer tiene mas recursos
9
Este tema lo toca cuando se refiere a la dualidad de la estructura social. Ver Giddens, 1987 a
7
que en otros y ello incidirá en su capacidad de actuar (agency)10 y en los niveles de
autonomía que genera (poder sobre sí misma)
En conclusión podríamos señalar que los aportes de los estudios de género pueden
sintetizarse en los puntos siguientes.
1. Han permitido reconocer los aportes de las mujeres al desarrollo económico
visibilizando areas productivas y de servicios no consideradas previamente
2. Han ampliado la concepción del desarrollo vinculándolo a las demandas de
Democracia, equidad y ciudadanía. Al hacer un reclamo por la situación de las
mujeres en particular los estudios de género han llamado la atención sobre otros
grupos también excluidos y sobre la importancia de modificar los paradigmas
económicos que reducen el análisis del desarrollo a los inidcadores
macroeconómicos.
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La palabra agencia tiene en Español una virtud adicional. Nosotros decimos “agenciar” para dar cuenta del
proceso de tratar de buscar recursos o mecanismos para lograr algo que aparentemente no está a nuestro
alcance. Así por ejemplo, una persona puede no tener carro y necesitar uno para hacer una mudanza, en ese
caso se puede decir, voy a tratar de agenciármelo. Implica que la persona llamará amigos, parientes etc. y que
hará lo posible por conseguirlo. En este sentido la palabra hace alusión a negociaciones, búsqueda, afán de
lograr algo que en primera instancia está fuera de uestras manos. Es esta dimensión de no sumisión la que
nos interesa explorar.
10
8
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