Templos de Anahuac

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Templos de Anahuac
Para muchos son tan sólo viejas construcciones de poco valor y mucho menos
significado. Vestigios de un pasado que hay que olvidar, de un tiempo superado,
erigidas por incivilizados e ignorantes, gente que cometía sacrificios humanos
sanguinarios...
Sin embargo, en “esas piedras”, por sus medidas, proporción, peso, ubicación,
colocación, distribución, grabados y vibración, existe un legado que los maestros
conocen y al que sirven, mientras los neófitos lo aprenden a leer.
En estos lugares construidos por los antiguos grandes maestros, eran
preparados e iniciados, así como ascendidos, los hombres y mujeres que gobernaban
los destinos de los pueblos indígenas, con el objetivo de lograr el desarrollo armónico
del ser humano por encima de toda vanidad materialista, tal como lo demuestra la
palabra del sabio Tlatoani Nezahualcoyotl:
... Es verdad,
no para siempre se vive en la Tierra,
tan sólo un poco.
Tan sólo como una pintura
nos iremos borrando.
Tan sólo como una flor
nos iremos marchitando.
Aunque sea de jade se parte,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
Es verdad,
no para siempre se vive en la Tierra,
tan sólo un poco,
¡Oh! ¿cómo habremos de irnos?
¿cómo ha de actuar mi corazón?
Dejemos al menos flores,
dejemos al menos cantos,
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... In nelli,
an nochipa tlalticpac,
zan achica ye nican.
Zan yuhqui tlacuilolli
ah tonpupulihui
Zan yuhqui xochitl
in zan toncuetlahui
Tel ca chalchihuitl no xamani,
no teocuitlatl in tlapani
no quetzalli poztequi.
In nelli,
an nochipa tlalticpac,
zan achica ye nican.
¿Quen in tonyazque?
¿que in quichihuas no yollotzin?
Zan tenyotiliuh xochime,
zan tenyotiliuh cuicame
Esta es la poesía de un tlatoani, aclarando que entre nuestros antecesores no
existió el término “rey” y mucho menos “emperador”. Así pues, “tlatoa” significa
“hablar” o “palabra”, o sea se refiere al “Verbo”, mientras que el sufijo “ni” es el
pronombre posesivo de la primera persona. Asimismo, “tlatoa” proviene de “tla” –
“fuego” y de “toa” – “nuestra agua”.
Nuestros antepasados bien sabían que “la Palabra” es el fuego que se origina
en nuestra agua, es decir que conocía el arte de la alquimia sexual trascendente desde
la mismísima lengua que hablaban cotidianamente. Y sus gobernantes (tlatoanis) eran
los portadores de la Palabra.
Con su maravillosa poesía, Nezahualcoyotl - el “Coyote que ayuna”, nos enseña
entre muchos otros conocimientos, que las cosas materiales se terminan, nada de eso
nos llevamos después de dejar esta Tierra, tan sólo acompaña a nuestro corazón, a
nuestro espíritu, el enervante perfume de las flores y la rítmica belleza de los cantos
preciosos (las enseñanzas tanto orales como ejemplares de los maestros).
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Nada nos llevaremos, pero podremos dejar el color, el aroma y la vibración de
los cantos y flores que esparcimos a los cuatro rumbos del universo, cuando vamos
haciendo florecer La Palabra en nosotros mismos.
Nuestros antepasados nos dejaron un camino a seguir en su maravillosa poesía
y canto, en la danza, en las lenguas indígenas, en las leyendas, en los códices, pero
especialmente en la piedra, para que salgamos del letargo, para que aquel que así lo
decida, salga de la falsa vida que ahora estamos empeñados en vivir.
Justamente hablando de la piedra, hemos de afirmar que aquellas magníficas
construcciones que los frailes invasores del siglo XVI llamaron templos, en realidad se
denominan genéricamente como “Tecalli” cada una de ellas.
Las raíces de este término provienen de “Te” – piedra y “calli” – casa, es decir
“casa de piedra”, debido a que en una casa es donde se resguardan o se protegen las
cosas importantes, lo mismo que en nuestro cuerpo se halla latente y resguardada la
piedra de la filosofía.
También debemos observar que una Tecalli, se inicia con una primera piedra
(Centetl) y toda ella se erige en piedra. En Tenochtitlán por ejemplo, encontramos la
Huellic Tecalli (mejor conocida como “templo mayor”), levantada con tezontle de dos
colores (rojo y negro) en siete etapas constructivas superpuestas, cada una, réplica
idéntica de la anterior, indicando con claridad cómo se lleva a cabo la construcción de
los cuerpos existenciales del ser, paso a paso, piedra a piedra.
Con relación al término Anáhuac, también debemos aclarar su etimología:
“A” – agua
y
“nahuac” – junto a
Es decir “junto al agua”
Como corolario, diremos que es evidente, que las casas de piedra se levantan
siempre junto al agua. No puede ser de otra forma.
Tal era el pensamiento y la práctica de nuestros antiguos maestros en estas
tierras mexicanas. Sin embargo, desde hace casi 500 años, que inició la intromisión de
los venerables hombres de piel blanca comandados por el extremeño Hernán Cortés,
que a juzgar por la evidencia de los hechos sólo buscaron el vano enriquecimiento
material, nuestro pueblo paga un karma duro, muy duro.
Esta gran nación, que en otros tiempos contaba con la guía cotidiana de seres
iluminados (como los tlamatini - sabios, los temachtiani - maestros, los tepopohque Página 3 / 5
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sanadores, los tepixque - “sacerdotes”, etc.), hoy día ignora la gran sabiduría de la que
es heredera.
Pero bien sabemos que la Ley Cósmica siempre se cumple con justicia y
equidad irremediable, que nunca comete injusticia y que además, se trata más de una
medicina que de un castigo. Aprendamos pues la lección.
Por cierto, hablando de los tepixque que los españoles denominaron
“sacerdotes” porque eran los oficiantes en las Tecalli, podemos aseverar que este
término viene de “te” – piedra y “pixque” – recolector, con lo que podemos deducir la
verdadera función que tenían estos sabios como responsables de las Tecalli; pues bien
se sabe que los tepixque o “recolectores de las piedras” eran quienes recibían y
examinaban a los aspirantes a neófito, al pie de estas excelsas construcciones.
Como podemos observar, aún los que no las rechazamos, sino que admiramos
la gran belleza y perfección de tales edificaciones, ignoramos casi por completo su vital
y trascendental importancia. Apenas si empezamos a suponerla gracias a las
enseñanzas de nuestro gurú Samael Aun Weor, de tal manera que resalta la
importancia de al menos visitarlas, guardando un profundo respeto hacia lo
desconocido.
Hoy en día, ya se ha cumplido la promesa de Nuestro Señor Quetzalcoatl:
 Regresó por el este (físicamente llegó desde las tierras de los mamas en Santa Marta Colombia
entrando por tierras mayas, que es justamente por donde alguna vez dejó nuestro territorio
nacional)
 Se internó hasta el corazón de Tenochtitlan
 Unió las dos partes del caracol y
 Fecundó las semillas latentes de la gran cultura de Anahuac que aguardaban su
regreso.
Ahora, lo que nos falta es convertirnos en dignos discípulos de Él; recopilar y
entender el propósito exacto de cada uno de estos sagrados recintos, pero sobre todo,
hacernos conscientes de su profunda significación, de las profundas enseñanzas 100%
prácticas que sus antiguos edificadores dejaron inscritas para la posteridad.
Nuestro querido Avatara de la Era de Acuario nos dio todas las claves para
despertar y desarrollar la Conciencia y por lo tanto, para alcanzar a comprender el
oculto significado, para que algún día le demos el uso correcto a “esas piedras” que
nuestros antecesores nos legaron.
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Por eso hermano, si tienes el anhelo de cultivar flores y entonar cantos de
sabiduría, como el sabio Nezahualcoyotl nos propone, te invito a que no busques, sino
que encuentres en tu interior aquello que hace verdaderamente al ser humano: la
libertad.
Y sólo “la verdad nos hará libres”
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