LA ESCUELA PRERRAFAELITA EN VALLE

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LA ESCUELA PRERRAFAELITA EN VALLE
" Arrastrado por la corriente en medio de la indecisa bandada de sus cartas iba el cuerpo
de Eulalia. La luna marcaba un camino de luz sobre las aguas y la cabellera de Eulalia,
deshecha ya, apareció dos veces flotando"
Como Zamora Vicente ha señalado "cada época ha buscado en el arte el polo más
allegado a sus querencias reales" y de esta manera el modernismo se aferró fuertemente
al primitivismo y al prerrafaelismo inglés. Y Valle Inclán amante de la plástica quiso
sumarse también a esta tendencia pictórica, tendencia que llevará a buen término en sus
obras, del mismo modo que Machado evocaría la lírica tradicional de Berceo o Manrique,
y como él otros muchos del 98, algo que ya Azorín destacó como rasgo distintivo de la
generación.Así a lo largo de las Sonatas son muchos los ejemplos que descubren la ya
mencionada afición de Valle por la pintura. El prerrafaelismo tiene una relación directa con
el romanticismo. Nace después de un período de transición que sigue a la muerte de
figuras como Shelley, Byron, Keats o Coleridge y que a su vez está relacionado con el
renacimiento gótico. La profusión de detalles y una marcada tendencia a lo arcaico se
unen en el prerrafaelismo para crear esa expresión romántica tan propia de la escuela
inglesa. La influencia romántica no sólo llega a Don Ramón a través de la pintura sino que
también procede de escritores como Bécquer: así el romanticismo tardío de las Leyendas
hace eco en las primeras obras del escritor gallego. Soledad, medievalismo, ruinas, lo
misterioso, lo sobrenatural, lo mágico, el gusto por lo aristocrático, así como por la
antigüedad y su pureza son características del Romanticismo que más tarde adoptará
Dante Gabriel Rossetti en los postulados del prerrafaelismo en 1848.
El escritor gallego conjugará esos elementos en su obra y como si del pincel de un BurneJones, de un Millais o de un Rossetti se tratara, su pluma creará tonalidades cromáticas
de reminiscencia pictórica: luces, sombras, colores... que cobrarán vida a través de un
léxico predominantemente pictórico. Su prosa en definitiva esteea teñida por una
tendencia colorista que domina todo lo demás. Ejemplo de ello es la desventurada historia
que se narra en Eulalia, cuento que comenzó formando parte de Femeninas y que pasó
después en sus obras completas a agruparse con los de Corte de Amor. En el cuento
Valle Inclán reproduce, de igual manera que Millais en su cuadro, la descripción que por
boca de la reina Gertrudis hace Shakespeare de la muerte de Ofelia en el acto IV de
Hamlet. La obra de Millais presenta el mismo amor por el detalle que es característica del
escritor gallego.La figura de Ofelia idealizada se mantiene flotando con la igual elegancia
que Eulalia, sus cabellos ondulantes sobre el agua y su cara reflejan ese ambiente
romántico que ya mencionamos antes.
El amor sensualizado en expresiones lineales, así como la belleza femenina estereotipada
e idealizada a un mismo tiempo son otras de las características de la escuela inglesa que
Valle utiliza en las escuelas tempranas. Como Eva Llorens señala: "La figura femenina
recortada sobre el fondo escenográfico es, más que una mujer, una aparición , y como tal
aparición su presencia en el cuento será inconsistente y decorativa también". Y es que los
artistas del prerrafaelismo idealizan a la figura femenina hasta hacerla irreal: como en una
Anunciación murillesca o en una Adoración del quattrocento, con sus vírgenes estáticas o
con imágenes tomadas temáticamente de la Biblia o de algún retablo. Veamos la
descripción que nuestro escritor hace de Rosario, la protagonista de Sonata de
Primavera:
" María Rosario lloraba en silencio y resplandecía, hermosa y cándida, como una
madona... Yo recordé entonces los antiguos cuadros, vistos tantas veces en un antiguo
monasterio de la Umbría, tablas prerrafaélicas que pintó en el retiro de su celda un monje
desconcido, enamorado de los ingenuos milagros que florecen la leyenda de la reina
Turingia [...] Desde lejos como a través de una larga sucesión de pórticos, distinguí a
María Rosario sentada al pie de una fuente, leyendo en un libro"
Esta misma sensación de irrealidad que el lector descubre más allá del texto es
igualmente perceptible en la Beata Beatrix de Dante Rossetti.
La religiosidad decorativa y volupuosa es otra de las características que aparecen en la
obra de Valle; al igual que otros elementos la idea no es original, procede también del
Renacimiento gótico y de los pintores italianos. Ya dijimos que algunas de sus
descripciones son calcos de Anunciaciones, Adoraciones o incluso retablos:
"María Rosario lloraba en silencio y resplandecía hermosa y cándida como una Madona,
en medio de la sórdida corte de mendigos que se acercaban de rodillas para besarle las
manos. Aquellas cabezas humildes...María Rosario también tenía una hermosa leyenda y
los lirios blancos de la caridad también la aromaban. Vivía en el palacio como en un
convento... su mente soñaba sueños de santidad. Eran sueños albos como las parábolas
de Jesús, y el pensamiento acariciaba los sueños como la mano acaricia el suave y tibio
plumaje de las palomas familiares... María Rosario hubiera querido convertir el palcio en
albergue donde se recogiese la procesión de viejos y lisiados.. Después del día lleno de
quehaceres humildes, silenciosos, cristianos...reza con fe ingenua al Niño Jesús, que
resplandece bajo un fanal, vestido con alba de seda recamada de lentejuelas y abalorios"
Podríamos decir que María Rosario aparece descrita así en cierta manera porque su
dulzura y pureza sirven de contraposición al diabolismo del protagonista: el marqués de
Bradomín.
Observemos ahora con detenimiento la obra Ecce ancilla domini de Dante G. Rossetti, en
ella al igual que en Valle hay dos elementos que merecen ser destacados: por un lado la
religiosidad del tema y por otro la expresión de los ojos que igualmente puede observarse
en otra de las descripciones de Eulalia:
" Estaba muy bella, con una sombra de vaga tristeza en los ojos. Suspirando abrió la
sombrilla y bajó al jardín: alejóse por un sendero entre rosales, enarenado y ondulante...
Su sombrilla pequeña, blanca y gentil, tan pronto aparecía entre los maizales como
tornaba a ocultarse y ligera y juguetona, volteaba sobre el hombro de Eulalia... como una
flor cortesana..."
Se trata de una mirada lánguida que acentúa esa belleza dolorosa y decadente. Esta
comunión de elementos artísticos, históricos y religiosos unidos en la plástica, nos
recuerda los cuadros de Leonardo da Vinci, Murillo o Fray Angélico. Pero la figura
femenina no lo es todo, al igual que en una pintura flamenca el detallismo del trasfondo es
igualmente importante. Los fondos decorativos flores, fuentes, jardines, escalinatas,
palacetes... cobran especial importancia en la obra valleinclanesca.
"Larga hilera de álamos asomaba por encima de la verja su follaje que plateaba al sol. Allá
en el fondo, albeaba un palacete moderno con persianas verdes y balcones cubiertos de
enredaderas. Las puertas áticas también tenían florido y rumoroso toldo"
El palacete cobra vida en la descripción así como hace en la arquitectura modernista, por
ejemplo el de Gaudí a la entrada del parque Güell.
La escalinata supone otro añadido más a la larga lista de elementos decorativos usados
por Valle. Esta escalinata es utilizada por los prerrafaelitas no sólo como elemento
decorativo en sus pinturas, sino que su presencia dentro del decorado acentúa por un
lado el uso de la línea curva y por otro pone de relieve la estilización lineal que hace de la
mujer un objeto precioso y delicado como ya señalábamos antes. Dicha ondulación
sensual y curvilínea se observa igualmente en Valle:
" Cuando Eulalia apareció en lo alto de la escalinata, sus hijas, tras los cristales del
miradorle mandaban besos. La dama levantó sonriente la cabeza y las saludó con la
mano. Después permaneció un momento indecisa: estaba muy bella, con una sombra de
vaga tristeza en los ojos. Suspirando abrió la sombrilla y bajó al jardín: alejóse por un
sendero entre rosales ".
L'Escalier d'Or de E. Burne-Jones es un claro ejemplo de composición, supeditada a la
curva de la escalinata.
Es de interés destacar las semejanzas entre Burne-Jones y Valle, a pesar de que el
escritor gallego pertenece a una generación siguiente, incorpora a su prosa los mismos
elementos decorativos: semejante imaginería de inspiración italiana y medieval así como
un mismo espíritu celta con el añadido de esa melancolía tan típicamente nórdica. Aunque
como más tarde veremos, Valle no utiliza el decorado con la misma intención artística que
el pintor inglés.
Julio Romero de Torres ejerció también una gran influencia sobre nuestro escritor con
quien mantuvo una gran amistad. Considerado uno de los más modernistas de todos los
pintores españoles, fue además uno de los que sintió más cerca la influencia de los
prerrafaelitas.
" Después Rosita fijó largamente en el duquesito sus ojos negros, poderosos y velados. ¡
Aquellos ojos adonde asomaba el alma de una sultana! "
Hemos visto como el prerrafaelismo contiene en su ideología los mismos ingredientes que
aparecen en Valle:
- los bellos gestos.
- las actitudes elegantes.
- la armonía de la forma y del color.
- el misterio de un pasado glorioso.
- la belleza dolorosa y decadente.
- el culto a la línea.
- la sensualidad frente al rechazo de la vulgaridad y sobre todo la elección de temas
religiosos para la descripción del paisaje y el trasfondo en sus obras.
Sin embargo, es conveniente dejando a un lado todas estas semejanzas, poner de relieve
la diferencia de Valle con respecto a los prerrafaelitas quizá el aspecto más importante:
los prerrafaelitas utolizan estos ambientes románticos con la única finalidad de dotar a sus
obras de misterio, belleza, sensualidad... sin embargo Valle, coétaneo a su época
modernista, incorpora la nota sensual y erótica. A través de ella se deduce ese carácter
negativo que irá poco a poco desarrollando en sus obras con el tiempo; ahora tan sólo se
trata de una sociedad decadente, ridiculizada y no juzgada, un esbozo tan sólo de lo que
será su más preciado fruto: el esperpento. Valle no vuelve su mirada al pasado
melancólicamente, sino que la traslada al presente para actualizarlo.
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