1º BACHILLERATO LITERATURA Francisca Sánchez Glez. TEMA 6 EL TEATRO MEDIEVAL: AUTO DE LOS REYES MAGOS. LA CELESTINA. 1. Los orígenes del teatro. El teatro religioso: El Auto de los Reyes Magos. El teatro profano: espectáculos parateatrales, mimo... 2. La Celestina: Autoría Género y estilo Argumento Tratamiento del amor: Parodia del amor cortés Magia Locura amorosa Amor sexual Increpación al amor Personajes Contenido e intención del autor 1 1º BACHILLERATO LITERATURA Francisca Sánchez Glez. 1. EL TEATRO MEDIEVAL. AUTO DE LOS REYES MAGOS. LA CELESTINA Los orígenes, formación y desarrollo de este género coinciden, en general, en diversas literaturas europeas: francesa, italiana, catalana... Se pueden distinguir dos modalidades teatrales: el teatro religioso y el teatro profano. El teatro religioso habría nacido al amparo de los templos, vinculado a las representaciones litúrgicas. Las obras se agruparían en dos ciclos: el de la Navidad y el de la Pasión y Resurrección de Cristo. Las primeras representaciones se llevaron a cabo dentro de los templos, con una escenografía muy simple, cuando la había; luego salieron fuera y necesitaron un escenario propio, colocado sobre un tablado al aire libre, fijo o montado en carros. Las actitudes cada vez más procaces de los actores llevaron a la prohibición del teatro en las iglesias. En cuanto al teatro profano, se supone que sería representado pro los juglares en sus actuaciones, en las que incluirían danzas, mimos y espectáculos parateatrales. Se alude en los documentos a estas representaciones con el nombre de “juegos de escarnio”, que debían de ser farsas burlescas propias para un ambiente popular. Sin embargo, apenas conservamos textos teatrales medievales en castellano, lo que ha llevado a pensar que el teatro fue prácticamente inexistente en Castilla, frente a lo que ocurrió en otras partes de Europa o, dentro de la Península, en el ámbito lingüístico catalán. Sin embargo, los abundantes testimonios de sínodos, concilios, leyes y otros documentos sugieren la representación en los últimos siglos medievales de espectáculos teatrales o más bien semiteatrales por parte de juglares, músicos, hombres y mujeres “salvajes”, etc. Con todo, hoy sólo conservamos del teatro medieval anterior al siglo XV 147 versos de la Representación de los Reyes Magos de la Catedral de Toledo, obra de finales del siglo XII. Recientemente han aparecido también otras, como el Auto de la Pasión, de Alonso del Campo, escrita en el siglo XV. Esto nos lleva a pensar que el teatro castellano debió de consistir en un grupo de obras relacionadas con la Iglesia, en las que se representaban milagros, misterios y moralidades,, basados fundamentalmente en los ciclos de Navidad y la Pasión (según señalábamos anteriormente). Se trata, en todo caso, de obras muy breves, generalmente en un acto (de ahí el nombre de Auto), muy sencillas en sus planteamientos y algo rudimentarias en su realización dramática. Así, el asunto del Auto de los Reyes Magos es mínimo: la consulta que el rey Herodes dirige a sus sabios para averiguar lo que éstos sepan sobre el nacimiento de un niño llamado a sucederle. La consiguiente preocupación del tirano está bien expresada dramáticamente. También conocemos algunos textos dialogados, que quizás llegaron a ser dramatizados de algún modo, probablemente como lectura para oyentes, donde el lector remeda la forma de hablar de cada uno de los personajes, según se dice todavía en el prólogo de La Celestina. 2 1º BACHILLERATO LITERATURA Francisca Sánchez Glez. 2. LA CELESTINA Autoría Actualmente, se acepta que Fernando de Rojas es el autor de la obra excepto del primer acto. Rojas nació en la Puebla de Montalbán (Toledo) hacia 1473-1476; era hijo de Fernando de Rojas, acusado de judaizante por la Inquisición. Estudió en Salamanca , donde recibió el grado de bachiller, después de seis años de estudios de Artes y Derecho. Se estableció como jurista en Talavera de la Reina, donde se casó con Leonor Álvarez de Montalbán, hija de un converso toledano. Fue nombrado, al menos interinamente, alcalde mayor de Talavera en 1538. Rojas murió en 1541. Género y estilo La obra se ha adscrito a distintos géneros. Por la ausencia de narración y la estructura total dialogada ha sido considerada como una obra de teatro, comedia o tragicomedia. En la primera edición llevaba por título de Comedia de Calisto y Melibea; en la de 1502, apareció como Tragicomedia de Calisto y Melibea. Su extensión excesiva (21 actos en la edición definitiva de 1502) ha hecho considerar a otros que es una novela dialogada. Según el crítico Deyermond, La Celestina se transformó a partir del acto I en una parodia de la novela sentimental, especialmente de La cárcel de amor. En cuanto al lenguaje y estilo, coinciden en la obra la lengua culta y erudita y la lengua popular. En general los personajes hablan una y otra con arreglo a su condición social, aunque algunos de ellos, como la vieja Celestina, pueden cambiar de registro según el interlocutor y la situación en que se encuentren. En buena medida, el autor utiliza el lenguaje de las novelas sentimentales de la época, pero empleado en este contexto y en contraste con el lenguaje de la calle, resulta inapropiado y ridículo. Sería precisamente el lingüístico uno de los aspectos que Rojas parodia de las novelas sentimentales. El amor cortés de la literatura cortesana y su código lingüístico resultan inapropiados y absurdos en la vida cotidiana de una ciudad castellana de finales del XV. Como muestra la obra, ese amor cortés literaturizado esconde finalmente la pasión sexual en la que quedan igualados señores y criados. Pese a sus diferencias, ambos modos de expresión, el culto y el popular, coinciden en la utilización de un lenguaje lascivo, sea explícito, sea oculto. Obvios son los chistes fáciles o las expresiones obscenas. La variedad lingüística muestra, en fin, el poder de la palabra en la Tragicomedia, que sirve para informar, comunicar y relacionarse con los demás, pero también para persuadir, convencer, engañar y dominar a los otros. Este extraordinario dominio de la lengua se ha relacionado con el modo de vida de la comunidad conversa, acostumbrada a utilizar el idioma con sumo cuidado, a saber ocultar ideas y sentimientos, a dominar el arte de la persuasión y a valerse de la ambigüedad como modo de subsistencia. 3 1º BACHILLERATO LITERATURA Francisca Sánchez Glez. Argumento Se trata de una aventura novelesca: Calisto queda enamorado de Melibea y, al ser rechazado por ella, solicita la ayuda de Celestina por consejo de su criado Sempronio. Celestina logra llegar a Melibea e interesarla por Calisto. Los criados quieren explotar la pasión de Calisto. Convencidos de que Celestina debe repartir el pago (una cadena de oro) y ante su resistencia, la matan, por lo que son apresados y ajusticiados. Calisto, que ha conseguido que Melibea le reciba una noche en su casa, se mata al romperse la escala por la que estaba bajando. Melibea no puede soportar el dolor de la muerte de su amado, sube a la torre de su casa y se arroja al vacío. La obra concluye con el llanto de Pleberio, padre de Melibea. Tratamiento del amor Parodia del amor cortés En el comienzo de la obra, Calisto comete la primera transgresión a las reglas del amor cortés al saltarse el período de espera, declarándose a Melibea cuando la ve por primera vez. Además de no guardar el secreto, que cuenta a su criado Sempronio, sigue el consejo de éste y recurre a una alcahueta. Así rebaja la figura de Melibea. Magia Celestina acude a la magia para que Calisto consiga a Melibea. Hace uso de la philo-captio (“captar los amores”), práctica por la cual se creía que se podía provocar una pasión amorosa. Para ello conjura al demonio. Locura amorosa En la obra, aparece también la concepción del amor como locura; en efecto, en la época, este sentimiento era considerado como uno de los tipos de locura humana. Esa locura se hará presa de Melibea y la llevará al suicidio. Amor sexual En La Celestina el amor es físico; la alcahueta insiste no sólo en el placer físico, sino en el deleite espiritual que ocasiona el acto sexual. La sexualidad llega a ser compartida: la criada Lucrecia presencia las relaciones de Melibea con Calisto, y Celestina quiere contemplar las de Pármeno con Areúsa. Increpación al amor Pero el amor será duramente atacado por Pleberio, padre de Melibea, tras el suicidio de su hija, en un bellísimo monólogo al final de la obra. 4 1º BACHILLERATO LITERATURA Francisca Sánchez Glez. Personajes Los dos planos lingüísticos señalados anteriormente se corresponden con los dos grupos de personajes que integran la obra: los personajes de elevada clase social y los de las clases sociales populares. Al primer grupo pertenecen Calisto, Melibea y los padres de ésta, Pleberio y Alisa. Al segundo, Celestina, Areúsa, Elicia y los criados. Calisto es el galán. De saneada economía, ocioso, posee rentas y criados. Se comporta como un enamorado cegado por la pasión. En pos de su objetivo, la conquista de Melibea, carece de escrúpulos, utiliza todas las artimañas que le puedan conducir a ese fin, habla con un lenguaje empapado por el estilo retórico de literatura cortesana de la época y se ha visto en él una parodia del héroe de las novelas sentimentales. Melibea, también de buena familia y asimismo conocedora de la literatura sentimental, se comporta de manera muy activa en la obra. No oculta su pasión y muere finalmente por ella. Las interpretaciones del personaje han variado desde quienes consideran que, como Calisto, es también un ejemplo de comportamiento inadecuado, cegada por la pasión y, por tanto, personaje también paródico, hasta quienes han resaltado la pureza de sus sentimientos, su carácter rebelde y la honestidad y sinceridad de su comportamiento, que contrastaría con el de su amante. Pleberio y Alisa, personajes de poco relieve, excepto aquél al final de al obra, se comportan como padres desconocedores de los verdaderos sentimientos de su hija y, por ello, tanto más sorprendidos por los acontecimientos que se descubrirán en el desenlace del drama. El gran personaje de la Tragicomedia es, sin duda, el de al alcahueta Celestina. Se la caracteriza como maga y hechicera, con un gran conocimiento de la vida y de los entresijos del corazón humano. Es la figura central en las relaciones del resto de los personajes de la obra. No obstante su sabiduría, se muestra cegada, no por la pasión amorosa, como los amantes, sino por la ambición. El tipo de la alcahueta o tercera contaba con ilustres precedentes tanto en la comedia latina, como en la literatura castellana (la Trotaconventos del Libro de Buen Amor), y era un personaje muy conocido en la literatura popular, la trotula o trot. Pero la maestría de Fernando de Rojas consiste en fundir todos esos modelos y superarlos al convertir el estereotipo literario o folclórico en un personaje característico ya de la literatura moderna, dotado de individualidad, de intimidad personal y de intensa vida propia. El mundo de los criados y de las prostitutas refleja esencialmente el dominio de los instintos, del interés egoísta y de la codicia. Cada uno de ellos tiene sus particularidades personales pero, en conjunto, son conscientes de su posición de clase y, salvo Tristán y Sosia, odian a sus amor. Sempronio dirá que quien a otro sirve no es libre y la inteligente Areúsa verá el conflicto social con lucidez: Nunca oyen las sirvientas su nombre propio de la boca dellas, sino puta acá, puta acullá, ¿a dó vas tiñosa? ¿qué hiciste, bellaca? (...) Por esto, madre, he querido más vivir en mi pequeña casa exenta y señora que no en sus ricos palacios sojuzgada y cautiva. 5 1º BACHILLERATO LITERATURA Francisca Sánchez Glez. Contenido e intención del autor Amor, muerte, ambición, egoísmo, codicia, lucha de clases, son, como hemos visto, temas centrales de La Celestina. Amor entre los protagonistas y también en las personas de baja condición social (lo que es en la literatura culta muy novedoso); muerte de gran parte de los personajes; ambición extrema en los criados y la vieja alcahueta, pero también en figuras como Pleberio, que ha dedicado su vida a atesorar bienes; lucha de clases, en fin, desde la primera página de la obra hasta la última. Sin embargo, las interpretaciones de la intención que haya podido guiar a Rojas en su composición han sido muy diversas. Esquemáticamente, son de dos tipos: hay quienes consideran que la obra tiene un final moral y pretende mostrar a los lectores las consecuencias de los malos comportamientos, y quienes, haciendo hincapié en el origen converso del autor, subrayan la visión pesimista que ofrece de esa realidad conflictiva, su desengaño y su honda desesperación, la concepción de la vida como guerra e, incluso, su completo nihilismo. Como quiera que sea, la obra refleja ejemplarmente la mentalidad de la sociedad castellana de finales del siglo XV y los valores propios del capitalismo incipiente del momento: el afán de lucro, el pragmatismo, el individualismo, el placer de la vida, etc. En contacto con esta realidad, personajes y sentimientos perecen. La mentira, la traición y el engaño parecen así marcar la vida de los hombres. El dinero lo puede todo, los personajes se utilizan unos a otros y no hay verdadera solidaridad ni amistad. Ni tampoco amor, que o es ciega pasión o puro interés. Esto es así, incluso para el en apariencia inocente amor del padre que se muestra patéticamente desesperado ante el suicidio de su hija. Su amor paternal aparece también cosificado por los nuevos valores burgueses. Melibea es ante todo la heredera perdida: Ya quedas sin tu amada heredera. ¿Para quién edifiqué torres? ¿Para quién adquirí honras? ¿Para quién planté árboles? ¿Para quién fabriqué navíos...? La Celestina cerraría, pues, de modo brillante y revelador la literatura castellana medieval, mostrando abiertamente el conflicto entre los viejos y los nuevos valores. Los personajes son sistemáticamente destruidos sin lograr una auténtica comunicación humana. Amor, amistad, sinceridad, incluso los modelos literarios del pasado, todo desaparece en una sociedad competitiva y groseramente materialista. Fernando de Rojas niega los nuevos valores pero sin proponer otros. En La Celestina no parece existir el futuro. Sólo las prostitutas y criados que sobreviven a la catástrofe tienen ante sí una vida, en la que se afirman en su soledad. 6