Aplanador # 1 LAS DIEZ FUERZAS QUE APLANARON LA TIERRA La Biblia nos cuenta que Dios creo el mundo en seis días y que el séptimo descanso. El aplanamiento de la Tierra llevo un poco mas de tiempo. El mundo ha sido aplanado por la combinación de diez grandes acontecimientos, innovaciones y empresas. Desde entonces nadie ha descansado, y quizá nunca volverá a descansar. Este capitulo analiza las fuerzas que han planeado el mundo y las nuevas formas e instrumentos para la colaboración que dicho aplanamiento ha generado. Aplanador 1 9/11/1989 LOS MUROS SE DERRUMBAN Y LAS VENTANAS SE LEVANTAN La primera vez que ni el Muro de Berlín, lucía ya un buquete.Fue en diciembre de 1990, durante mi viaje a Berlín con los periodistas que cubrían la visita del Secretario del Estado, James A. Baker III. El Muro de Berlín se habría desquebrajado un año antes, el 9 de noviembre de 1989. Sí, en un maravilloso accidente cabalístico de fechas, el Muro de Berlín cayó el 9 de 11. el muro, aun estando ya perforado y roto, seguía siendo una fea cicatriz que recorría Berlín. El secretario Baker visitaba por primera vez aquel desmoronado monumento al comunismo soviético. Yo me encontraba cerca de él, en compañía de un reducido grupo de periodistas. Así lo recordaba Baker en su libro de memorias, Politics of Diplomacy: Hacia un día nublado y neblinoso. Con mi gabardina puesta, me sentía como un personaje de alguna novela de John Carré. Pero al mirar por una grieta del Muro [cerca de Reichstag]. Esa era su revolución. Cuando Baker terminó de mirar por el Muro y se apartó, los periodistas fuimos turnándonos para escudriñar por el mismo agujero recortado abierto en el hormigón. Compré un par de pedazos del Muro para llevárselos a mis hijas. Recuerdo la sensación de extrañeza que me causaba. Qué cosa más rara era ese muro de cemento que serpenteaba por una ciudad moderna con el único propósito de impedir que las gentes del otro lado pudiesen disfrutar, o siquiera atisbar, la libertad. La caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989 desató unas fuerzas que liberaron, en última instancia, a todos los pueblos cautivos del Imperio Soviético. Pero en realidad hizo mucho más que eso. Inclinó la balanza del poder en el mundo entero a favor de quienes defienden un gobierno democrático, consensuado y orientado al libre mercado, y en detrimento de quienes defienden el régimen autoritario y las economías dirigidas desde un poder central. La Guerra Fría había sido una lucha entre dos sistemas económicos (el capitalismo y el comunismo), con la caída del Muro sólo uno quedaba en pie y todas las personas debían orientarse hacia él de una u otra forma. Desde aquel momento cada vez más economías se organizarán de abajo arriba abajo arriba, siguiendo las demandas y las aspiraciones de las personas, y no de, siguiendo los intereses de una reducida camarilla gobernante. En cuestión de los años dejó de haber un Imperio Soviético tras el que esconderse o con el que sostener regímenes autocráticos en Asia, en Oriente Medio, en África o en Latinoamérica. Si no eras una democracia o una sociedad en proceso de democratización, si seguías empeñado en agarrarte a un sistema económico altamente regulado o planificado desde el poder central, se te consideraba metido en el lado equivocado de la historia. Para algunas personas, sobre todo entre las generaciones mayores, se trato de una transformación poco grata. El sistema comunista fue estupendo a la hora de crear igualdad de pobreza entre la gente. De hecho, no hay en el mundo mejor sistema que el comunismo para conseguirlo. El capitalismo hacía a la gente desigualmente rica, y la caída del Muro de Berlín desestabilizó profundamente a un tipo de persona acostumbrada al estilo de vida paquidérmico y limitado, pero seguro, del socialismo, en que tenías garantizado el empleo, la vivienda, la educación y una pensión, por magros que fuesen. Pero para muchas otras fue como recibir permiso para salir libres de la cárcel. Es por ello que la caída del Muro se noto en muchos más lugares. De hecho, para apreciar los efectos aplanadores de largo alcance que tuvo la caída del Muro de Berlín, lo mejor es hablar con personas que no sean ni alemanas, ni rusas. Tarun Das presidía la Confederación de Industrias Indias en el momento de la caída del Muro, y pudo ver cómo llegaba hasta su país. << Nosotros teníamos una montaña de regulaciones, controles y burocracia. Nehru había accedido al poder [tras el fin del gobierno colonial británico] y se encontró con que debía administrar un país inmenso, sin tener ninguna experiencia. EE.UU. estaba muy ocupado con Europa, Japón y el Plan Marshall. Así que Nerhu miró al norte, al otro lado de Himalaya, y mandó a Moscú a su equipo de economistas. Cuando volvieron, le dijeron que aquel país [ la Unión Soviética] era asombroso. Asignan los recursos. Otorgan licencias, hay una comisión de planificación que lo dice todo, y el país funciona. Así pues, nosotros cogimos aquel modelo y nos olvidamos de que teníamos un sector privado... El sector privado quedó atrapado, pero soterrado, y se recelaba del mundo de los negocios. ¡Obtenían beneficios! Entre 1946 y 1991 todas las infraestructuras pertenecían al gobierno... [ El peso de la propiedad estatal] estuvo a punto de provocar la bancarrota del país. No podíamos pagar nuestras deudas. Como pueblo, no teníamos confianza en nosotros mismos. Claro, habíamos podido ganar un par de guerras con Paquistán, pero eso no daba confianza a la nación>>. En 1991 la India estaba quedándose sin una divisa fuerte y Mnohan Singh, el ministro de Finanzas del momento ( y acutal primer ministro), decidió que la India tenía que abrir su economía. <<Cayó nuestro Muro de Berlín – dijo Das-, y fue como si se hubiese soltado un tigre enjaulado. Se abolieron los controles comerciales. Siempre estábamos en un crecimiento del 3 por ciento, la llamada tasa hindú de crecimiento: lenta, cautelosa y conservadora. Para conseguir [mejores resultados], había que ir a América. En fin, tres años después [de reformas de 1991] teníamos una tasa de crecimiento del 7 por ciento. ¡Al cuerno con la pobreza! Para ganar dinero, ya te podías quedar en la India, y hasta podías entrar en la lista de Forbe`s de las personas más ricas del mundo... Todos esos años de socialismo y de controles nos habían hecho rodar pendiente abajo, hasta no tener más que mil millones de dólares en divisas extranjeras. Hoy tenemos 118.000 millones de dólares... En diez años pasamos de una modesta confianza en nosotros mismos, a una ambición salvaje>>. La caída del Muro de Berlín no sólo contribuyó a allanar el terreno sitios como la India, China y el antiguo Imperio Soviético. Además nos sirvió para pensar de otra manera en el mundo, para verlo más como un todo fisuras. Porque el Muro de Berlín no estaba obstaculizando únicamente nuestro avance, sino también nuestra visión, es decir, nuestra capacidad para ver el mundo como un mercado único, un ecosistema único y una comunidad única. Hasta 1989 se podía tener una política del Este o una política occidental, pero costaba mucho pensar en tener una política <<global>>. Amartya Sen, economista indio ganador del Premio Nobel y actualmente profesor en Harvard, me comentó una vez que <<el Muro de Berlín, no sólo simbolizaba que había gente que no podía salir de Alemania del Este, sino que era además una manera de impedir que nos formásemos una visión global de nuestro futuro. Mientras estaba ahí el Muro de Berlín, no podíamos reflexionar sobre el mundo desde un punto de vista global. No podíamos pensar en él como un todo>>. Sen dijo que había una historia preciosa en sánscrito sobre una rana que nace en un pozo y nunca en su vida sale de él. <<Su visión del mundo es el pozo>>, me decía. <<Antes de la caída de Muro, así era el mundo para muchas personas del planeta. Cuando cayó, fue como si de repente la rana del pozo pudiese comunicarse con las ranas de todos los demás pozos... Si yo celebro la caída del Muro, es porque estoy convencido de que podemos aprender mucho los unos de otros. La mayor parte del conocimiento deriva de aprender de los que están al otro lado de nuestras fronteras>>. Si, a partir de aquel 9 de noviembre el mundo se transformó en un sitio mejor en el que vivir, porque cada brote estimulaba otros brotes. Y ese proceso, en sí y por sí mismo, tuvo un efecto aplanador en todas las sociedades, fortaleciendo a los que estaban abajo y debilitando a los que estaban arriba. <<Liberación de la mujer- apuntó Se, por poner sólo un ejemplo-, que promueve la alfabetización de las mujeres, tiende a reducir la fertilidad y la mortalidad infantil y aumenta las oportunidades de las mujeres de encontrar empleo, la que a su vez influye en el diálogo político y otorga a la mujer la oportunidad de desempeñar un papel más importante en el autogobierno de su comunidad>>. Por último, la caída del Muro no sólo permitió que más personas pudiesen entrar en contacto con las reservas de conocimiento de los otros, y vicervesa. Además, preparó el terreno para la adopción de unos patrones comunes a todos, patrones sobre cómo organizar la economía, cómo tendría que hacerse la contabilidad, cómo debería ser la banca, cómo tendrían que calcularse las cotizaciones en Bolsa y cómo deberían redactarse los informes sobre economía. Más adelante ahondo en la cuestión un terreno de juego más llano, mas nivelado. Por decirlo de otro modo, la caída del Muro estimuló el movimiento libre de prácticas óptimas. Tras la desaparición del Muro, cuando surgía un patrón económico o tecnológico y demostraba su valía en el escenario mundial, se adoptaba mucho más rápidamente que antes. Sólo en Europa la caída del Muro propició la formación de la Unión Europea y su ampliación de 15 a 25 países. Este hecho, unido a la adopción del euro como moneda común, ha creado una zona económica única en lo que antaño fue una región dividida por un Telón de Acero. Si bien los efectos positivos de la caída del Muro se hicieron evidentes de forma indirecta, la causa de su derrumbe no estaba tan clara. Porque además no había sólo una causa. Hasta cierto punto, las termitas carcomieron los cimientos de la Unión Soviética, ya de por sí debilitados por las propias contradicciones internas y por la falta de eficiencia del sistema; hasta cierto punto la concentración militar de la Administración Reagan en Europa forzó la bancarrota soviética al obligar al Kremlin a gastar en cabezas de mísiles; y hasta cierto punto los desafortunados esfuerzos de Mijaíl Gorbachov por reformar algo imposible de reformar desencadenó el final del comunismo. Pero si tuviera que señalar un factor de entre lo más importantes, sería la revolución de la información que comenzó a principios o mediados de los años 80. los sistemas totalitarios dependen de un monopolio de la información y de la fuerza, y gracias a la difusión de los faxes, teléfonos y otras modernas herramientas de comunicación, empezó a colarse demasiada información por el Telón de Acero. Más o menos en la época en que cayó el Muro se alcanzó una masa crítica de ordenadores personales de IBM y del sistema operativo Windows que los dotaba de vida, y su difusión dio la puntilla al comunismo, ya que mejoraron inmensamente la comunicación horizontal en detrimento de la variante exclusivamente vertical, de arriba abajo, en que se basaba el comunismo. Además, gracias a ellos, el individuo pudo recopilar información por sí solo y ganar poder. (Cada componente de esta revolución de la información surgió de una evolución diferente. Así, la red telefónica evolucionó a partir del deseo de las personas de hablar entre sí estando en puntos muy distantes unas de otras. El fax evolucionó del deseo de transmitir comunicación escrita por la red telefónica. El ordenador personal se extendió gracias a las aplicaciones que arrasaron en un primer momento, como fueron las hojas de cálculo y los procesadores de Windows. El primer ordenador personal de IBM llego al mercado en 1981. Al mismo tiempo, muchos científicos informaticos de todo el mundo habían empezado a usar esas cosas llamadas Internet y correo electrónico. La primera versión del sistema operativo Windows soltó amarras en 1985, y la versión rompedora de verdad, que hizo que los PC fuesen realmente fáciles de utilizar por el consumidor (Windows 3.0) salió el 22 de mayo de 1990, solo seis meses después de la caída del Muro en ese mismo periodo, algunas personas aparte de los científicos empezaron a descubrir que si compraban un PC y un MODEM podrían, conectar sus ordenadores al teléfono y mandar mensajes electrónicos a través de proveedores privados de conexión a Internet, tales como CompuServe o América Online. << La difusión de los ordenadores personales, de los faxes, de Windows y de los módems conectados a una red telefónica mundial confluyeron a finales de los años 80 y principios de los 90 en la creación de una plataforma básica desde la que se inicio la revolución global de la información>>, afirmaba Craig J. Mundie, director de tecnologías de Microsoft. La clave fue la combinación de todos esos productos, de la que surgió un único sistema ínter operativo. Y esto ocurrió, decía Mundie, en cuanto tuvimos en crudo una plataforma informática tipificada (el PC de IBM), una interfaz grafica de usuario también tipificada para procesar textos y hacer hojas de cálculo (Windows), así como una herramienta tipificada para las comunicaciones (los módems y la red telefónica mundial). En cuanto dispusimos de esta plataforma ínter operativa básica, las aplicaciones bomba se propagaron por el ancho del mundo. <<La gente descubrió que en el fondo le encantaba hacer todas esas cosas en el ordenador, que además mejoraron mucho la productividad>>, decía Mundie. <<Todas tenían mucho atractivo a nivel individual, por lo que la gente se sintió impulsada a ir a la tienda a comprarse su PC con su Windows, que lo hacia funcionar, y a ponerlo en la mesa, y esto a su vez forzó aun mas la difusión de esta nueva plataforma en el mundo de la informática empresarial. La gente dijo: “Madre mía, esto es un activo, y deberíamos aprovecharlo bien”>>. Cuanto mas se asentaba Windows como sistema operativo principal, añadía Mundie, <<mas programadores aparecían y se ponían a elaborar aplicaciones para que los negocios del mundo rico las instalen en sus ordenadores, para que pudiesen hacer un montón de tareas nuevas y diferentes, que empezaron a mejorar aun mas la productividad. Decenas de millones de personas de todo el mundo se hicieron programadores pero acabo traduciéndose a treinta y ocho idiomas. La gente pudo familiarizarse con el PC en su propio idioma>>. Todo aquello era nuevo y excitante, pero no deberíamos olvidar lo limitada que resultaba esa primera plataforma PC-Windows-modem. <<Había demasiadas limitaciones arquitectónicas para aquella plataforma>>, decía Mundie. <<Faltaban infraestructuras.>> Todavía no había aparecido el Internet tal como lo conocemos hoy (con unos protocolos de transmisión aparentemente mágicos que pueden conectarlo todo y a todos). En aquellos días, las redes contaban con unos protocolos muy básicos de intercambio de archivos y de mensajes electrónicos. Por eso, la gente que usaba ordenadores que tenían el mismo tipo de sistema operativo y de software podían intercambiarse documentos a través del correo electrónico y de transferencias de archivos, pero ya solo hacer eso era tan complicado que los únicos que se molestaban en hacerlo eran los informáticos de elite. Uno no podía sentarse tan ricamente, y mandar un mensaje electrónico o un archivo a cualquier persona en cualquier lugar (sobre todo, fuera de su empresa o fuera de su servicio de Internet), como lo hacemos hoy. Si, claro, los usuarios de AOL podían comunicarse con los de CompuServe, pero no era sencillo ni fiable. Como consecuencia, decía Mundie, en todos esos ordenadores se estaban acumulando cantidades ingentes de datos y creatividad, pero no había una manera fácil e ínter operativa de compartirlos y moldearlos. La gente podía escribir aplicaciones nuevas que permitían trabajar juntos a varios sistemas escogidos, pero en general sus funciones se limitaban a intercambios planificados entre PC dentro de la red de una misma empresa. Aun así, el periodo entre aquel 9 del 11 y mediados de los 90 desencadeno un avance impresionante en lo relativo a adquisición personal de poder y autonomía, por muy limitadas que estuviesen las redes. Era la época de <<Mi maquina y yo podemos comunicarnos mejor y mas de prisa con amigos nuevos y con algunas otras personas de mi empresa, por lo que podemos hacernos mas productivos>>. Se habían derrumbado los muros y las Windows [Ventanas] se habían abierto, allanando el mundo como nunca en la historia. Pero aun no había amanecido la era de las comunicaciones globales de una pieza. Aunque no nos dimos cuenta, lo cierto es que en esa fascinante nueva era hubo una nota discordante. No solo fue que americanos y europeos se sumaron a las gentes del Imperio Soviético en sus celebracionesde la caida del muro ( y se arrogaron los méritos) Hubo otra persona que alzó su copa, no exactamente de Champán, sino de espeso café turco. Se llamaba Osama Bin Laden y su inversión de los hechos era muy diferente. Según su punto de vista, habían sido los combatientes de la yihad en Afganistán, entre los que se encontraba el, los que habían derrocado al imperio Soviético al forzar al Ejercito Rojo a retirarse de Afganistán (con un poco de ayuda de las fuerzas estadounidenses y paquistaníes). Una vez cumplida la misión (los soviéticos finalizaron su retirada de Afganistán el 15 de febrero de 1989, apenas nueve meses antes de la caída del Muro de Berlín), Bin Laden miro en derredor y se dio cuenta de que la otra superpotencia, EE. UU., tenía una enorme presencia en su propio país de origen, Arabia Saudi, en el que se encuentran las dos ciudades más santas del Islam. Y aquello no le gusto nada. Así pues, mientras nosotros bailábamos encima del Muro y abríamos nuestras ventanas y proclamábamos que ya no queda ninguna alternativa ideológica al capitalismo de libre mercado, Bin Laden desplazaba las miras de sus armas hacia América. Tanto Bin Laden como Ronald Reagan veían la Unión Soviética como el <<imperio malo>>, pero el primero había empezado a ver a América también así. El si tenía una alternativa ideológica al capitalismo de mercado libre: el Islam político. No se sintió vencido al contemplar el fin de la Unión Soviética, sino envalentonado. No se sintió atraído por la ampliación del terreno de juego, sino repelido por ella. Y no era el único. Unos atribuían a Ronald Reagan la caída del Muro al provocar la bancarrota de la Unión Soviética con su carrera de armamentos; otros se lo atribuían a IBM, a Steve Jobs y a Bill Gates por haber posibilitado que el individuo adquiriese la capacidad de descargarse el futuro en su ordenador. Pero a un mundo de distancia, en tierras musulmanas, muchos atribuían Bin Laden y a sus camaradas el hundimiento del Imperio Soviético y la caída del Muro, gracias a su fervor religioso, y millones de personas se sintieron impulsadas a actualizar el pasado. En resumen, mientras nosotros celebrábamos el 9 del 11, se sentaban sembrando las semillas de otra memorable fecha, el 11 del 9. Pero ya nos ocuparemos de eso un poco mas adelante. De momento, dejemos que prosiga el aplanamiento. Pag 64