Joaquín Clausell, el impresionista mexicano

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Nombre del personaje: José Guadalupe Posada
Fecha de nacimiento: 2 de febrero de 1852
Fecha de fallecimiento: 20 de enero de 1913
Origen: Aguascalientes
Actividad: dibujante, grabador
Época: Reforma
"La muerte, es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la
gente acaba siendo calavera".
J.G.Posada
Aguascalientes es la cuna
mexicano José Guadalupe
del grabador
Posada, quien
nació el 2 de febrero de 1852. En aquellos años, el
país sufría las convulsiones de las luchas por el
poder, producto de la guerra de Reforma, José
Guadalupe se reveló pronto como un extraordinario
dibujante, muchas veces contrario a las reglas de
la pintura académica mexicana, vigente hasta los
primeros años del siglo XX. Sin embargo, sus
mejores habilidades estaban en el grabado y sobre
todo, en una nueva técnica más burda y vigorosa:
la litografía.
Sus primeros trabajos realizados en talleres e
imprentas pequeñas, le brindan la posibilidad de
desarrollar su destreza artística como dibujante,
grabador y litógrafo; por esos tiempos, realizó
algunas ilustraciones satíricas que aparecieron en
la revista "El Jocote". En 1872 realizó litografías y grabados en madera que ilustraban cajetillas
de cerillos, documentos y libros.
Realizó ilustraciones y caricatura política en varias imprentas y algunos periódicos, como el
"Argos", "La Patria", "El Ahuizote" y "El Hijo del Ahuizote", para quienes había un enemigo en
común y de quien todos eran opositores: el gobierno del presidente Porfirio Díaz.
La muestra de la obra artística de Posada permite apreciar el gran ingenio y la creatividad
plasmada en sus diferentes estilos; son de admirar las composiciones llenas de movimiento, la
intención de las líneas del grabado, la fuerza con que confiere el gesto a los personajes y
escenas que reproduce. El trazo era según el mensaje que deseaba transmitir; pudiendo ser
difuminado, suave y armonioso, sobre todo en escenas cotidianas y anuncios, o bien, duro y
grueso usando líneas encontradas, que transmiten la tensión del asunto violento y de la
denuncia.
Los personajes representados en sus pinturas y grabados se muestran mezquinos, cobardes,
dignos o cómicos, según sea el caso. Es una experiencia adentrarse a las obras de Posada, ya
que inevitablemente provocan la risa, la curiosidad, el horror y la indignación, ya que
reproducen las características de una sociedad en crisis. Tomó como símbolos populares los
animales ponzoñosos, culebras y serpientes, esqueletos, el fuego, el rayo, la sangre, en fin.
Las críticas imágenes, evidencia de la desigualdad e injusticia social existente en la sociedad
porfiriana, cuestionaban su moralidad y su culto por la modernidad. Describió con originalidad
el espíritu del pueblo mexicano desde los asuntos políticos, la vida cotidiana, su terror por el fin
de siglo y por el fin del mundo, además de los desastres naturales, las creencias religiosas y la
magia.
Por su estilo y temática empleados, José Guadalupe Posada, es considerado un artista
"popular", proveniente del pueblo, que nutrió su obra del imaginario popular mexicano y a quien
se dirigió como público.
Posada es un maestro del Arte Mexicano, a pesar de haber sido rechazado en su época por
algunos artistas de la Academia.
Ilustró corridos, historias de crímenes y pasiones, de aparecidos y milagros. Retrató y
caricaturizó a todo tipo de personajes: revolucionarios, políticos, fusilados, borrachos, peladitos,
bandoleros, catrines, damas elegantes, charros, toreros y obreros. Además ilustró las famosas
"calaveras" (versos con alusión a la muerte que se ilustraban con esqueletos vivos
personificados) género que Posada desarrolló de manera extraordinaria. Revistió al esqueleto
en la calavera: esencia de los pesares y alegrías del pueblo.
"La muerte, -decía Posada-, es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o
pobre, toda la gente acaba siendo calavera".
Las calaveras de Posada son en la mayoría de los casos asociadas con el Día de los Muertos,
ya que interpretó la vida y las actitudes sociales del pueblo mexicano, representados en sus
grabados con calaveras vestidas de gala, calaveras en fiesta de barrios, en calles citadinas, en
las casas de los ricos. Dibujó calaveras montadas a caballos, en bicicletas, con las que
señalaba las lacras, la miseria y los errores políticos del país. Es el caso original de "La
Catrina", grabado que representa una burla a la clase alta del Porfiriato.
No cabe duda de que la obra de Posada influyó en artistas posteriores como José Clemente
Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León, Leopoldo Méndez, entre otros. Por lo anterior
es considerado precursor del movimiento nacionalista en las Artes Plásticas, su obra continúa
presente en la cultura popular de México y del mundo.
Sus obras las conservan, entre otras instituciones, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el
Museo José Guadalupe Posada en Aguascalientes, además de colecciones particulares.
José Guadalupe Posada, (Aguascalientes, 2 de febrero de 1852 - Ciudad de México, 20 de
enero de 1913), grabador mexicano.
Fue considerado por Diego Rivera como el prototipo del artista del pueblo y su defensor más
aguerrido. También es considerado precursor del movimiento nacionalista mexicano de artes
plásticas. Célebre por sus dibujos y grabados sobre la muerte. Apasionado de dibujar
caricatura política. Desarrolló nuevas técnicas de impresión. Trabajó y fundó periódicos
importantes. Consolidó la fiesta del día de los muertos, por sus interpretaciones de la vida
cotidiana y actitudes del mexicano por medio de calaveras actuando como gente común.
Comenzó su carrera haciendo dibujos, copiando imágenes religiosas y como ayudante de un
taller de cerámica. En 1866 trabajó como aprendiz de litografía y grabado en el Taller de
Trinidad Pedroza. En esos tiempos realizó algunas ilustraciones satíricas que aparecieron en la
revista "El Jicote". Se trasladó en 1872 a la ciudad de León (Guanajuato) en donde realizó
litografías y grabados en madera que ilustraban cajetillas de cerillos, documentos y libros.
En 1887 se fue a vivir a la Ciudad de México; instaló su primer taller en la calle de Santa
Teresa y después se cambió a la calle de Santa Inés número 5, hoy calle de Moneda. Muy
pronto comenzó a trabajar como dibujante editorial en el taller de Antonio Vanegas Arroyo, para
quien realizó miles de ilustraciones. Realizó ilustraciones y caricatura política en otras
imprentas y algunos periódicos, como el "Argos", "La Patria", "El Ahuizote" y "El hijo del
Ahuizote" editado por Ricardo Flores Magón, todos de oposición al gobierno del presidente
Porfirio Díaz.
Desde el estallido de la Revolución de 1910 hasta su muerte en el año de 1913, el maestro
Posada trabajó incansablemente en la prensa dirigida a los trabajadores, ésta constituye hoy
una crónica de la sociedad y la política de su época.
José Guadalupe Posada (1852-1913), Vignetta satirica sullo scandalo
detto del "ballo dei 41", avvenuto nel 1901 quando 41 omosessuali
furono arrestati a Città del Messico durante una festa privata
nell'abitazione di Benito Papazón.
La obra de Posada es muy grande y variada. Su calidad plástica es uno de los más grandes
valores que en ella se aprecian, ésta es producto de su ingenio y de su gran oficio de dibujante
y grabador. Son de admirar las composiciones llenas de movimiento, la intención de las líneas
del grabado, la fuerza con que confiere el gesto a los personajes y escenas que reproduce. El
trazo era según el mensaje que quería transmitir; puede ser difuminado, suave y armonioso,
sobre todo en escenas cotidianas y anuncios, o duro y grueso usando líneas encontradas, que
transmiten la tensión del asunto violento y de la denuncia.
Los personajes, apoyándose de los textos chuscos y venenosos de las noticias, se muestran
entonces mezquinos, cobardes, dignos ó cómicos, según sea el caso. Es una experiencia
adentrarse a la obras de Posada, ya que inevitablemente provocan la risa, la curiosidad, el
horror y la indignación.
José Guadalupe Posada es considerado como artista "popular", porque provenía del pueblo,
porque nutrió su obra del imaginario popular mexicano y porque hizo de él mismo su público .
Utilizaba como modelos algunos grabados religiosos novohispanos, fotografías de Casasola y
de Hugo Brehme. Tomó también símbolos populares como los animales ponzoñosos, culebras
y serpientes, esqueletos, el fuego, el rayo, la sangre, entre otros.
Posada es un maestro del Arte Mexicano, a pesar de ser haber sido rechazado en su época
por algunos artistas académicos. Y es que sus estampas, en las que el artista presentaba el
verdadero rostro de la realidad mexicana (caótica, pasionaria, llena de muerte, aunque al
mismo tiempo llena de vida), chocaban de frente con la corriente de pensamiento que vivía el
país a fines del siglo XIX, en la que la ciencia y la razón, lo llevarían al progreso y a las buenas
costumbres.
Las imágenes criticaban, con un atrevido humor negro, la desigualdad e injusticia social que
existía en la sociedad porfiriana; cuestionaba su moralidad y su culto por la modernidad.
Describió con originalidad, el espíritu del pueblo mexicano desde los asuntos políticos, la vida
cotidiana, su terror por el fin de siglo y por el fin del mundo, además de los desastres naturales,
las creencias religiosas y la magia.
Las obras van del chisme cómico a la noticia trágica, del suceso real a la narración fantástica.
Ilustró corridos, historias de crímenes y pasiones, de aparecidos y milagros. Retrató y
caricaturizó a todo tipo de personajes: revolucionarios, políticos, fusilados, borrachos, militares,
bandoleros, catrines, damas elegantes, charros, toreros y obreros.
Además ilustró las famosas "calaveras" (versos con alusión a la muerte que se ilustraban con
esqueletos vivos personificados) género que Posada desarrolló de manera extraordinaria (si
bien al parecer esto no fue idea original suya, pues en México el caricaturista Manuel Manilla
ya había hecho este tipo de caricatura). La muerte, decía Posada, era democrática, ya que a fin
de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acabaría siendo calavera. Además de
publicarse en los periódicos, éstas noticias e historias insólitas se editaban en las hojas
volantes de la llamada "prensa de a centavo" que se vendía en las calles, y que eran bien
recibidas por la gente, por su contenido y precio accesible.
Posada es una vena vital del arte mexicano del siglo XX, comenzando por el movimiento
muralista, y por artistas como Diego Rivera y José Clemente Orozco, quienes admitieron en su
tiempo ser admiradores y seguidores de éste gran artista popular. Sus obras las conservan,
entre otras instituciones, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Museo José Guadalupe
Posada en Aguascalientes, además de colecciones particulares.
Murió pobre y fue enterrado en una fosa de sexta clase en el Panteón de Dolores, en la
ciudad de México. Como nadie reclamó sus restos los siguientes siete años, fueron
exhumados para reenterrarlos en una fosa común.
JOSÉ GUADALUPE POSADA
Por Diego Rivera
En México han existido siempre dos corrientes de producción de arte verdaderamente distintas,
una de valores positivos y otra de calidades negativas, simiesca y colonial, que tiene como
base la imitación de modelos extranjeros para proveer a la demanda de una burguesía incapaz,
que fracasó siempre en sus intentos de crear una economía nacional y que ha concluído por
entregarse incondicionalmente al poder imperialista.
La otra corriente, la positiva, ha sido obra del pueblo, y engloba el total de la producción, pura y
rica, de lo que se ha dado en llamar "arte popular". Esta corriente comprende también la obra
de los artistas que han llegado a personalizarse, pero que han vivido, sentido, trabajado
expresando la aspiración de las masas productoras. De estos artistas el más grande es, sin
duda, José Guadalupe Posada, el grabador de genio.
Posada, tan grande como Goya o Callot, fue un creador de una riqueza inagotable, producía
como un manantial de agua hirviente.
Posada, intérprete del dolor, la alegría y la aspiración angustiosa del pueblo de México, hizo
más de quince mil grabados; así lo asegura el editor Vanegas Arroyo.
Mano de obrero, armada de un buril de acero, hirió el metal ayudado por el ácido corrosivo
para arrojar los apóstrofes más agudos contra los explotadores.
Precursor de Flores Magón, Zapata y Santanón, guerrillero de hojas volantes y heróicos
periódicos de oposición.
Ilustrador de los cuentos y las historias, las canciones y las plegarias de la gente pobre.
Combatiente tenaz, burlón y feroz; bueno como el pan y amigo de divertirse, cuyo reducto fue
un humilde taller instalado en una puerta cochera, a la vista, pero al flanco de la iglesia de
Santa Inés y de la Academia de San Carlos.
¿Quiénes levantarán el monumento a Posada? Aquellos que realizarán un día la Revolución,
los obreros y campesinos de México.
Posada fue tan grande, que quizá un día se olvide su nombre. Está tan integrado al alma
popular de México, que tal vez se vuelva enteramente abstracto; pero hoy su obra y su vida
trascienden (sin que ninguno de ellos lo sepa), a las venas de los artistas jóvenes mexicanos
cuyas obras brotan como flores en un campo primaveral, después de 1923.
La producción de Posada, libre hasta de la sombra de una imitación, tiene un acento mexicano
puro.
Analizando la labor de Posada, puede realizarse el análisis completo de la vida social del
pueblo de México.
Los valores plásticos que contiene la obra de Posada son todos los más esenciales y
permanentes de la obra de arte.
La composición de Posada, de un extraño dinamismo, mantiene, sin embargo, el equilibrio más
grande de los claros y oscuros en relación a la superficie del grabado.
El equilibrio a la par que el movimiento, es la calidad máxima del arte clásico mexicano; es
decir, el pre-cortesiano.
Del arte clásico mexicano es propio también el amor al carácter y el empleo, a la vez terrible y
drolático, de la muerte, convertida en elemento plástico.
Posada: la muerte que se volvió calavera, que pelea, se emborracha, llora y baila.
La muerte familiar, la muerte que se transforma en figura de cartón articulada y que se mueve
tirando de un cordón.
La muerte como calavera de azúcar, la muerte para engolosinar a los niños, mientras los
grandes pelean y caen fusilados, o ahorcados penden de una cuerda.
La muerte parrandera que baila en los fandangos y nos acompaña a llorar el hueso en los
cementerios, comiendo mole o bebiendo pulque junto a las tumbas de nuestros difuntos..
La muerte que es, en todo caso, un excelente tema para producir masas contrastadas de
blanco y negro, volúmenes recientemente acusados y expresar movimientos bien definidos de
largos cilindroides formando bellos ángulos en la composición, magistral utilización de los
huesos mondos.
Todos son calaveras, desde los gatos y garbanceras, hasta Don Porfirio y Zapata, pasando por
todos los rancheros, artesanos y catrines, sin olvidar a los obreros, campesinos y hasta los
gachupines.
Seguramente, ninguna burguesía ha tenido tan mala suerte como la mexicana, por haber
tenido como relator justiciero de sus modos, acciones y andanzas, al grabador genial e
incomparable Guadalupe Posada.
Su buril agudo no dio cuartel ni a ricos ni a pobres; a estos les señaló sus debilidades con
simpatía, y a los otros, con cada grabado les arrojó a la cara el vitriolo que corroyó el metal en
que Posada creó su obra.
La distribución de blancos y negros, la inflexión de la línea, la proporción, todo en Posada le es
propio, y por su calidad lo mantiene en el rango, de los más grandes.
Porque Posada fue un clásico, no le subyugó nunca la realidad fotográfica, la infrarealidad,
siempre supo expresar como valores plásticos la calidad y la cantidad de las cosas dentro de la
super-realidad del orden plástico.
Si es indiscutible lo que dijo Augusto Renoir: que la obra de arte se caracteriza por ser
"indefinible e inimitable," podemos decir que la obra de Posada es la obra de arte por
excelencia. Ninguno imitará a Posada; ninguno definirá a Posada. Su obra, por su forma, es
toda la plástica; por su contenido es toda la vida, cosas que no pueden encerrarse dentro de la
miserable gaveta de una definición.
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