LA PRINCESA Y LOS GUISANTES (Andersen) (Versión de «El huevo de chocolate») Había una vez un príncipe que quería casarse con una bella princesa. Pero quería que fuese una princesa de verdad. ¡Había muchas princesas falsas! Un día se marchó a dar la vuelta al mundo para buscar una princesa con la que casarse pero a todas las princesas que encontraba les veía algún defecto. Había muchas princesas pero nunca podía asegurarse que fueran de verdad, a todas les faltaba alguna gracia real. Finalmente cansado y desilusionado volvió a su casa muy triste porque no había encontrado a la princesa de sus sueños. Una noche se desató una fuerte tormenta con muchísimos truenos y relámpagos. El rey mandó cerrar todas las puertas y ventanas del castillo y toda la familia real se reunió alrededor de la chimenea. Al príncipe le gustaba mucho oír las historias que contaba su padre. De pronto se oyeron unos golpes en la puerta del castillo. El príncipe bajó a abrir y se encontró a una jovencita guapísima que dijo ser una princesa que iba de viaje hacia otro reino y que, debido a la tormenta, había perdido a su comitiva. La pobre chica estaba mojada y muy cansada y dijo que quería irse a dormir. La reina, que era muy lista, quiso averiguar si era una princesa de verdad y sin decirle nada a nadie se fue al cuarto donde dormiría la chica y puso tres guisantes debajo del colchón. Después colocó veinte colchones más, uno encima del otro, y además veinte edredones. En esta cama pasó la noche la princesa. Por la mañana temprano cuando se levantó la chica lo primero que le preguntó la reina fue qué tal había dormido y su respuesta fue: - ¡Oh, muy mal, muy mal! Había algo debajo del colchón que se me clavaba en la espalda y no me ha dejado dormir en toda la noche. ¡Tengo el cuerpo lleno de moratones! La reina sonrió. El príncipe también sonrió. ¡Por fin había encontrado una princesa de verdad! Estaba claro que sólo una verdadera princesa podía tener la piel tan delicada para notar tres pequeños guisantes debajo de veinte colchones y veinte edredones. El príncipe y la princesa se casaron y fueron muy felices. Los tres guisantes fueron expuestos en el museo del castillo para que todo el mundo pudiera verlos. Y colorín, colorado este cuento se ha acabado. La princesa del guisante [Cuento infantil. Texto completo] Hans Christian Andersen Érase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero que fuese una princesa de verdad. En su busca recorrió todo el mundo, mas siempre había algún pero. Princesas había muchas, mas nunca lograba asegurarse de que lo fueran de veras; cada vez encontraba algo que le parecía sospechoso. Así regresó a su casa muy triste, pues estaba empeñado en encontrar a una princesa auténtica. Una tarde estalló una terrible tempestad; se sucedían sin interrupción los rayos y los truenos, y llovía a cántaros; era un tiempo espantoso. En éstas llamaron a la puerta de la ciudad, y el anciano Rey acudió a abrir. Una princesa estaba en la puerta; pero ¡santo Dios, cómo la habían puesto la lluvia y el mal tiempo! El agua le chorreaba por el cabello y los vestidos, se le metía por las cañas de los zapatos y le salía por los tacones; pero ella afirmaba que era una princesa verdadera. "Pronto lo sabremos", pensó la vieja Reina, y, sin decir palabra, se fue al dormitorio, levantó la cama y puso un guisante sobre la tela metálica; luego amontonó encima veinte colchones, y encima de éstos, otros tantos edredones. En esta cama debía dormir la princesa. Por la mañana le preguntaron qué tal había descansado. -¡Oh, muy mal! -exclamó-. No he pegado un ojo en toda la noche. ¡Sabe Dios lo que habría en la cama! ¡Era algo tan duro, que tengo el cuerpo lleno de cardenales! ¡Horrible!. Entonces vieron que era una princesa de verdad, puesto que, a pesar de los veinte colchones y los veinte edredones, había sentido el guisante. Nadie, sino una verdadera princesa, podría ser tan sensible. El príncipe la tomó por esposa, pues se había convencido de que se casaba con una princesa hecha y derecha; y el guisante pasó al museo, donde puede verse todavía, si nadie se lo ha llevado. Esto sí que es una historia, ¿verdad? TRABAJO ORAL CON EL CUENTO: 1. ¿Qué es una versión? 2. ¿Cómo empiezan las dos versiones? 3. ¿Cómo podrían empezar? (LISTA DE COMIENZOS PARA MATERIAL DE APOYO) 4. ¿Crees que es cierto lo que cuenta el cuento? ¿por qué? 5. ¿Qué es lo que más te ha sorprendido? 6. ¿Qué es lo que menos te ha gustado? ¿por qué? Plan de trabajo con las versiones de un cuento 1. Escribe en la libreta de borrador tu propia versión del cuento y muéstrala a Candela. 2. Revisa el texto según las anotaciones: a. Mayúsculas. b. Puntos finales. c. Interrogaciones d. Repeticiones. 3. Revisa tu cuento con un compañero o compañera. 4. Revisa tu cuento con Candela. 5. Pasa tu cuento al cuaderno e ilústralo.