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El Confidencial
Sor Innovación, la monja que está revolucionando la educación
española
La madre Montserrat del Pozo, directora del colegio Montserrrat de Vallvidrera, ha implantado CON éxito las
teorías de Howard Gardner en el ámbito educativo
Montserrat del Pozo estudió Filosofía y Letras, TIENE un máster en Psicología y Gestión Familiar y
estudió en la Universidad de Harvard.
Autor Héctor G. Barnés
Fecha 31.01.2015 – 05:00 H.
El 11 de mayo de 2011, el psicólogo Howard Gardner, creador de la teoría de las inteligencias múltiples,
recogió en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales. Le acompañaba la madre
Montserrat del Pozo, directora del colegio Montserrrat de Vallvidrera, centro que el profesor de la Universidad
de Harvard había visitado esa misma mañana. ¿Qué hacía un hombre así en un sitio como ese? Conocer de
primera mano los frutos que su TRABAJO había dado: el centro implantó a mediados de los noventa un
método educativo basado en sus teorías.
“En el año 1986, empezamos a estudiar el caso del alumnado que llegaba a COU y se veía obligado a dejar las
ACTIVIDADES extraescolares, como los adolescentes que competían en natación o tocaban un instrumento
muy bien, para aprobar”, explica Montserrat a El Confidencial. “Eso no era bueno, una persona competente
debe ser capaz de hacerlo todo”. Poco a poco, sus investigaciones les hicieron centrarse en la organización
neurológica del cerebro DURANTE la primera infancia y, más tarde, en las teorías del autor de La nueva
ciencia de la mente (Paidós). El proyecto estaba en marcha.
En el colegio se trabaja el aprendizaje cooperativo, la inteligencia interpersonal y la intrapersonal, la psicología
del optimismo de Martin Seligman y lo racional-emotivo
“Nos dimos cuenta de que esto nos llevaba a que el alumno fuese protagonista de su propio aprendizaje y a una
serie de metodologías proactivas”, explica Del Pozo, nueva emprendedora de la red Ashoka desde este mismo
año. “Lo importante es que el alumno y el centro se lo crean en todas las actividades que llevan a cabo para que
el alumno no se limite a escuchar y transmitir lo que dice el profesor, sino que sea él quien responda y plantee
otras preguntas al profesor”. Una visión innovadora de la educación que ha conseguido que el Colegio
Montserrat sea uno de los centros privados mejor valorados de Cataluña.
Se trata de un enfoque ecléctico, como explica la religiosa: “Se basa en ideas de neurólogos, de pedagogos, de
economistas, de psicólogos, de sociólogos…”, resume. “Se trabaja el aprendizaje cooperativo, la inteligencia
interpersonal y la intrapersonal, la psicología del optimismo de Martin Seligman y lo racional-emotivo”. Ello
también se traduce en la forma en que las clases se imparten, y que no tienen nada que ver con la lección
magistral, sino que se utilizan juegos, fichas o relatos para impartir los conocimientos.
La fórmula del éxito
¿En qué se refleja esta metodología innovadora? El alumno que estudia en el colegio Montserrat arranca su
jornada con unos breves momentos de reflexión en los que toma conciencia de que el día ha empezado. Justo
después, desarrolla el plan de la jornada y sus objetivos, tanto para el mismo día como para la semana o el mes
en el que se encuentra. Estas notas son contrastadas con su profesor-coach y sus dos compañeros del grupo
base. Las clases se desarrollan a lo largo de varias horas y en ellas se llevan a cabo proyectos
interdisciplinares. Por ejemplo, durante la pasada semana, los estudiantes desarrollaron un proyecto sobre el
Renacimiento que expondrán a sus padres y para el que han escrito poesías, han pintado cuadros y han
analizado textos.
Una vez han invertido parte de su mañana en este proyecto, los alumnos se concentran en los de otras
materias, como Física y Matemáticas o, por la tarde, de Lengua. “El alumno es autónomo, no es ‘¡pip!’ y cambio
de clase, sino que tienen que gestionar ellos mismos su tiempo para hacer todo lo que deben hacer y sacar el
máximo rendimiento, y luego confrontarlo con el profesor y su grupo para que esto se convierta en realidad”.
Una realidad que no sería posible sin los profesores. ¿Cómo debe ser un docente que trabaje en el colegio
Montserrat? La religiosa destaca “sus ganas de aprender y de ser un investigador en el aula”. Da igual su edad
o formación, puesto que como recuerda, todo se puede aprender; lo importante son sus ganas y dedicar tiempo
a su profesión.
A algunos padres les ha costado comprender este tipo de educación en la que el alumno disfruta con lo que
hace, porque algunos siguen pensando que la letra con sangre entra
Por supuesto, un sistema tan innovador puede despertar suspicacias entre los padres y alumnos. ¿Cuáles son
las más frecuentes? “A veces les ha costado comprender este tipo de educación en la que el alumno disfruta
con lo que hace, porque hay padres que siguen pensando que la letra con sangre entra y que la educación debe
ser costosa”, explica la educadora nacida en Venezuela. Tampoco todos los alumnos, ni siquiera los más
estudiosos, están siempre dispuestos a cambiar su visión de las cosas. “Hay un tipo de alumno que quiere las
cosas hechas, y es competente, porque quiere estudiar, hacer el examen y ya está. En nuestro sistema no se
sacan buenas notas con un examen, sino en el día a día y presentando las cosas cuando tocan”.
No obstante, los buenos resultados han terminado por dar la razón a la conocida como Sor Innovación, como fue
bautizada por Manuel Campo Vidal. “Muchos papás han terminado viendo que la mejor manera es trabajar en
grupo, saber discutir proyectos, ver más allá, generar interrogantes y nuevos planteamientos…”, explica
Montserrat. No obstante, y a pesar de que algunos colegios han seguido sus métodos, aún estamos muy lejos
de vivir una revolución semejante a la que su centro ha promovido. ¿Por qué? “Nuestro paradigma es el
proceso, pero antes de implantar la renovación ya se piensa en los resultados. Hay gente que piensa que la
educación debería ser de una determinada manera, pero ya dijo Bauman que todo es líquido. Si se cuida el
proceso, todo saldrá bien”.
Un nuevo estudiante para un contexto cambiante
¿Qué distingue al egresado del colegio Montserrat de otros de su misma generación? Para Del Pozo, tres
factores: la confianza en sí mismo (“si va a una entrevista y no le sale bien, pensará en cómo hacer otra; si al
profesor en la Universidad no le gusta, hablará con él”); disponen de muchos recursos, producto de su
educación en las inteligencias; y gozan de un espíritu de emprendimiento social (“lo que han aprendido es para
darlo a la sociedad”). El centro se ha adaptado así a los cambios que desde los años 80 se han producido en la
sociedad, y que tan sólo se han asomado tímidamente a los colegios: “La educación muchas veces no responde
a ese contexto, las acciones son lentas; nosotros tenemos la audacia de generar una formación para el
profesorado que da lugar a un cambio sistémico en el colegio y en toda la cultura del centro, no en una sola aula
o un único profesor”.
Sin embargo, algunas de sus herramientas, como el desarrollo de las competencias o el trabajo por proyectos
sí han sido recogidas por el Plan Bolonia o la reciente Ley Orgánica para la Mejora de la Educación (LOMCE),
aunque Del Pozo cree que no se ha llegado lo suficientemente lejos. “Lo bueno habría sido que el cambio fuese
total”, explica. “Hay quien incorpora proyectos, pero sin otros cambios, eso genera una tensión entre el centro y
el alumnado. Las cosas a medias hacen daño”.
Ojalá el profesorado se crea que es el protagonista del cambio y genere un tipo de formación que se pueda
llevar a las aulas
No obstante, Montserrat es una optimista, en parte por su visión religiosa del mundo, en parte porque cree que
estamos en un momento en el que la unanimidad respecto a la necesidad de un cambio educativo favorecerá
que este se produzca. “Ojalá el profesorado se crea que es el protagonista del cambio y genere un tipo de
formación que se pueda llevar a las aulas”, concluye. “Estamos en un momento sensible, lo que pasa es que hay
una serie de políticas o circunstancias que hacen difícil que el profesorado haga en las aulas lo que considera
que es mejor. Me gustaría que hubiese una mayor autonomía de centros en la presentación de proyectos y que
se destinasen recursos para que estos se lleven a cabo”.
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