Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 17 de junio de 2009

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Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 17 de junio de 2009.-
VISTO:
La actuación nº 2699/09, iniciada de oficio por
requerimiento del señor Defensor Adjunto del Pueblo de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, don Gerardo Gómez Coronado, en
función de la denuncia efectuada por un vecino, Presidente de la
Asociación Civil “Basta de Demoler”, quien manifiesta su preocupación
con las obras de reparación de la vereda del Cementerio de la
Recoleta, que tuvieron como consecuencia la destrucción de parte de
la escalinata del pórtico del cementerio.
Y CONSIDERANDO QUE:
El señor Santiago Pusso, en su
presentación expresa su molestia y preocupación frente a la
destrucción de la escalinata del pórtico del Cementerio de la Recoleta,
que se llevó a cabo en el marco de las obras encaradas por el
Ministerio de Desarrollo Urbano del Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
Al respecto señala: “...Este edificio posee
valores históricos, arquitectónicos y simbólicos por ser un hito dentro
del circuito cultural junto al parque, la Iglesia Nuestra Señora del Pilar y
el Centro Cultural Recoleta... En 1822 se transformó en cementerio
público y se le encargó al ingeniero Próspero Catelín el diseño del
trazado que aún se conserva. En 1881 el premier intendente de
Buenos Aires, Torcuato de Alvear, encargó al arquitecto Juan Antonio
Buschiazzo su ampliación, así como el diseño de los espacios verdes
aledaños. Impulsándose así su reorganización para transformarlo en
un cementerio de reminiscencias europeas, se construye el portal de
orden dórico que jerarquiza el acceso y el característico muro
perimetral de ladrillo de máquina. A esta intervención, de casi 130
años, corresponde la escalinata destruida...” (fs. 3).
Para mejor ilustración se acompaña junto a
esta presentación, testimonios fotográficos, donde se observa la
situación descripta. Cabe destacar que las fotografías se encuentran
1
agregadas como Anexo I, el cual forma parte integrante de la presente
Resolución.
Asimismo, agrega que la destrucción que la
nueva obra podría provocar fue advertida antes de su realización al
ingeniero Miguel Enrique Ortemberg, Director General de Proyectos
Urbanos y Arquitectura, dependiente de la Subsecretaría de Proyectos
de Urbanismo, Arquitectura e Infraestructura del Ministerio de
Desarrollo Urbano del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Al respecto, cabe destacar que el Gobierno
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encuentra realizando
obras de remodelación de plazas y veredas comprendidas en el
perímetro del Cementerio de la Recoleta. A tal efecto, se dispuso
construir una rampa de acceso al cementerio para personas con
movilidad reducida, destrozando las escalinatas de mármol de Carrara
que forman parte del peristilo, sin advertir que, por su valor
arquitectónico, fue declarado “Monumento Histórico Nacional”.
Como es sabido, el art. 41º de la
Constitución Nacional enuncia: “Todos los habitantes gozan del
derecho a un ambiente... Las autoridades proveerán a la protección de
este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la
preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad
biológica, y a la información y educación ambientales...”.
En tanto, la Constitución de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires se refiere al patrimonio, en su art. 27º: “La
Ciudad desarrolla en forma indelegable una política de planeamiento y
gestión del ambiente urbano integrada a las políticas de desarrollo
económico, social y cultural, que contemple su inserción en el área
metropolitana. Instrumenta un proceso de ordenamiento territorial y
ambiental participativo y permanente...” promoviendo “...2. La
preservación y restauración del patrimonio natural, urbanístico,
arquitectónico y de la calidad visual y sonora...” y “...7. La regulación
de los usos del suelo, la localización de las actividades y las
condiciones de habitabilidad y seguridad de todo espacio urbano,
público y privado...”.
El día 1º de julio de 1822, se firmó un
Decreto mediante el cual se destinaba a fines de enterramiento, al
antiguo recinto de los recoletos franciscanos, secularizando los
servicios funerarios y manteniendo su carácter de “camposanto”
reservado a los fieles católicos. Es este el origen del Cementerio del
Norte, conocido actualmente como Cementerio de la Recoleta. Los
peristilos en estilo neoclásico que ostenta actualmente le otorga una
marcada identidad urbana y son atribuidos al arquitecto Juan Antonio
Buschiazzo.
2
Por dicho motivo, con fecha 2 de octubre de
2007 mediante el Decreto P.E.N. nº 1289, fueron declarados
monumento histórico nacional los peristilos de los Cementerios de la
Recoleta, Chacarita y Flores, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El concepto de monumento histórico
nacional es definido por la Comisión Nacional de Museos y de
Monumentos y Lugares Históricos de acuerdo al siguiente criterio:
“...inmueble de existencia material, construido o edificado, donde
tuvieron origen o transcurrieron hechos de carácter histórico,
institucional o ético espiritual, que por sus consecuencias
trascendentes resultan valiosos para la identidad cultural de la Nación,
o bien sus características arquitectónicas singulares o de conjunto, lo
constituyen en un referente válido para la historia del arte o de la
arquitectura en la Argentina. Su preservación y presencia física
-comprendido su entorno- tiene por finalidad transmitir y afirmar los
valores históricos o estéticos que en ese bien se concretan”1.
Es así que, según el art. 2º de la Ley nº
12.665, modificada por la Ley nº 24.2522 se establece que: “Los bienes
históricos y artísticos, lugares, monumentos, inmuebles propiedad de
la Nación, de las provincias, de las municipalidades o instituciones
públicas, quedan sometidos por esta ley a la custodia y conservación
de gobierno federal, y en su caso, en concurrencia con las autoridades
respectivas”.
En su art. 4º impone las siguientes
restricciones: “...Los inmuebles históricos no podrán ser sometidos a
reparaciones o restauraciones, ni destruidos en todo o en parte,
transferidos, gravados o enajenados sin aprobación o intervención de
la comisión nacional. En el caso de que los inmuebles históricos sean
de propiedad de las provincias, municipalidades o instituciones
públicas, la comisión nacional cooperará en los gastos que demande la
conservación, reparación o restauración de los mismos”.
A su vez, la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, a través de la Ley nº 206 afectó los edificios, equipamientos y
espacios verdes que constituyen el Cementerio de la Recoleta, al
distrito de zonificación APH -Area de Protección Histórica- incorporado
al Código de Planeamiento Urbano como APH 14. Cabe señalar que,
los APH son distritos que abarcan ámbitos que por sus valores
históricos, arquitectónicos, simbólicos y ambientales poseen un alto
significado patrimonial, siendo merecedores de un tratamiento de
protección por sus características diferenciales.
El Código de Planeamiento Urbano de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Ley nº 449) establece: “La
salvaguarda y puesta en valor de lugares, edificios u objetos
considerados por estas normas de valor histórico, arquitectónico,
1
2
Disposición CNMMLH nº 5/91 de fecha 21 de octubre de 1991.
B.O. del día 18 de noviembre de 1993.
3
simbólico o ambiental obliga a todos los habitantes a ordenar sus
conductas en función de su protección, como así de aquellos
elementos contextuales que contribuyen a su valoración”. En este
sentido señala: “Las obligaciones de protección permanecerán en
vigencia aunque los bienes fueran enajenados, alquilados o sometidos
a cualquier tipo de protección legal que sobre ellos puedan establecer
sus propietarios”.
La
preservación,
salvaguarda
y
restauración del Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (PCCABA), se encuentra legalmente enmarcada en la
Ley nº 1227, que define al PCCABA como “...el conjunto de muebles e
inmuebles, ubicados en el territorio de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, cualquiera sea su régimen jurídico y titularidad, que en sus
aspectos tangibles e intangibles, materiales y simbólicos, y que por su
significación intrínseca y/o convencionalmente atribuida, definen la
identidad y la memoria colectiva de sus habitantes” (art. 2º). A su vez,
en su art. 9º especifica que “...Se considerarán incluidos en el
PCCABA a todos aquellos bienes culturales declarados o que
declarare la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares
Históricos... en cualquiera de las tipologías que componen su registro
en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires...”.
A su vez, en su art. 13º establece las
siguientes restricciones: “Los bienes que se declaren o que se
consideren declarados en virtud de lo dispuesto en el Art. 9º, Inc. a) de
la presente Ley, no podrán ser enajenados, transferidos, modificados o
destruidos en todo o en parte sin la previa intervención de la Secretaría
de Cultura, salvo que dichas facultades, en los casos que
correspondan deban ser ejercidos por la Comisión Nacional de
Museos, Monumentos y Lugares Históricos o por la Secretaría de
Medio Ambiente y Planeamiento Urbano del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires”.
El Decreto nº 312 del año 2006, que
reglamentó la Ley nº 1227, impone en su art. 13º para los bienes
declarados de interés cultural las siguientes restricciones: “...El
propietario y/o guardián del bien deberá conservarlo para asegurar su
integridad, dándole un uso compatible con sus valores patrimoniales,
debiendo dar aviso inmediato al Organo de Aplicación de toda
situación de riesgo o deterioro sufrido por el bien declarado. El Organo
de Aplicación podrá solicitar información sobre el estado de los bienes
a sus propietarios y/o guardianes, como así también realizar
inspecciones y convenir con éstos la realización de trabajos dirigidos a
su conservación y uso...”.
En virtud de las disposiciones contenidas
en el Decreto nº 312/06, es función del Organo de aplicación: “Cuando
verifique la comisión de una infracción contemplada en el Régimen de
Faltas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en ejercicio de su
poder de policía, seguirá el procedimiento establecido en la Ley 1217
4
hasta la intervención de la instancia administrativa y judicial que la
misma prevé”.
Al respecto, en caso que se hubieran
producido daños al patrimonio por un accionar incorrecto o descuidado
de la empresa contratista, corresponde intimar a la misma a que, bajo
supervisión del órgano correspondiente, efectúe la reposición y
restauración del área en cuestión con los elementos originales y bajo
su cargo.
Finalmente, cabe destacar que el
Cementerio de la Recoleta es el primer cementerio público de la
Ciudad y uno de los cementerios más reconocidos del mundo. En su
poco más de cinco hectáreas alberga una gran cantidad de obras
arquitectónicas de artistas reconocidos, y descansan allí los restos de
próceres de la independencia, presidentes y familias tradicionales que
forman parte de nuestra historia y definen nuestra identidad.
No obstante todo lo expuesto, debe
señalarse que el art. 42º de la Constitución de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires prescribe que: “La Ciudad garantiza a las personas con
necesidades especiales el derecho a su plena integración, a la
información y a la equiparación de oportunidades. Ejecuta políticas de
promoción y protección integral, tendientes a la prevención,
rehabilitación, capacitación, educación e inserción social y laboral.
Prevé el desarrollo de un hábitat libre de barreras naturales, culturales,
lingüísticas,
comunicacionales,
sociales,
educacionales,
arquitectónicas, urbanísticas, del transporte y de cualquier otro tipo, y
la eliminación de las existentes”.
Es decir, el Cementerio de la Recoleta debe
contar con rampas seguras para permitir y facilitar el ingreso de
personas con movilidad reducida, pero las mismas podrían ser
ejecutadas en otros accesos o sectores donde no fuera evidentemente
dañina al conjunto arquitectónico.
Conforme lo establece el art. 2º de la Ley nº
3 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la misión de este
organismo es la defensa, promoción y protección de los derechos
humanos y demás derechos y garantías e intereses individuales,
colectivos y difusos tutelados en la Constitución de esta Ciudad y leyes
dictadas en su consecuencia.
Por otra parte, es también misión de este
organismo la tutela de los derechos enunciados vulnerados en virtud
de actos, hechos u omisiones de la administración pública o de
prestadores de servicios públicos, especialmente en estos casos,
cuando la violación a las leyes de patrimonio se producen por la
negligencia de quienes deberían velar por su preservación, adquieren
una gravedad superior, siendo deber de esta Defensoría del Pueblo
emitir las recomendaciones pertinentes frente a los actos señalados.
5
POR TODO ELLO:
LA DEFENSORIA DEL PUEBLO
DE LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES
RESUELVE:
1) Recomendar al señor Ministro de Desarrollo Urbano del Gobierno
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, arquitecto Daniel Gustavo
Chain:
a) la inmediata revisión de las obras que se están llevando a
cabo en las escalinatas del Cementerio de la Recoleta. Asimismo,
planificar las medidas necesarias a fin que se construyan las rampas
en otros accesos o sectores donde no se comprometa el patrimonio
histórico de la Ciudad;
b) en caso que se hubieran producido daños al patrimonio por
un accionar incorrecto o descuidado de la empresa contratista,
proceda a intimar a la misma a que, bajo supervisión del órgano
correspondiente, efectúe la reposición y restauración del área en
cuestión con los elementos originales y bajo su cargo.
2) Comunicar la presente con el testimonio fotográfico que como
Anexo I forma parte integrante de la presente Resolución.
3) Fijar en 30 días el plazo previsto en el art. 36º de la Ley nº 3 de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.3
4) Registrar, y oportunamente, archivar.
Código 401
URB
Adj3/cab/DM
gv/D/LDS
RESOLUCION Nº 2129/09
3
Ley nº 3, art. 36º: Con motivo de sus investigaciones, el Defensor o Defensora del Pueblo puede formular advertencias,
recomendaciones, recordatorios de los deberes de los funcionarios, y propuestas para la adopción de nuevas medidas.
Las recomendaciones no son vinculantes, pero si dentro del plazo fijado la autoridad administrativa afectada no produce
una medida adecuada, o no informa de las razones que estime para no adoptarla, el Defensor o Defensora del Pueblo
puede poner en conocimiento del ministro o secretario del área, o de la máxima autoridad de la entidad involucrada, los
antecedentes del asunto y las recomendaciones propuestas.
Si tampoco así obtiene una justificación adecuada, debe incluir tal asunto en su informe anual o especial a la Legislatura,
con mención de los nombres de las autoridades o funcionarios que hayan adoptado tal actitud.
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