El Palacio de Almudí, en Murcia, acoge, hasta el 24 de julio, una

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TALLAS VIVAS
Exposición sobre el escultor Nicolás de Bussy en Murcia
El Palacio de Almudí, en Murcia, acoge, hasta el 24 de julio, una amplia muestra de la
obra de Nicolás de Bussy, muy ligado a esta ciudad mediterránea, ya que fue allí donde
desarrolló gran parte de su labor artística. Ahora, con esta exposición, el Ayuntamiento
de Murcia, en colaboración con el Obispado de Cartagena, la Caja de Ahorros del
Mediterráneo (CAM) y la Cofradía de la Santísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo,
da por saldada la deuda pendiente de la región con el escultor nacido en Estrasburgo
Paqui Pallarés (De Alfa y Omega en http://www.planalfa.es)
Un artista, cuando modela su obra, llega a descubrir su propia persona», afirma el
obispo de Cartagena-Murcia, monseñor Manuel Ureña, en la presentación del Catálogo
de esta exposición. Y esto es lo que le ocurre a Nicolás de Bussy, máximo referente del
barroco español en el siglo XVII, y artífice de un amplio conjunto de obras escultóricas
y pictóricas, cuya fama, a su llegada al levante español, hacia 1674, ya venía precedida
de su estancia en la corte de Carlos II, como escultor de Cámara. Su vinculación con
esta zona geográfica se inicia en Valencia, donde funda su taller y establece su
residencia.
Nicolás de Bussy fue un maestro en el uso de las diversas técnicas para sus
composiciones, ya fueran en los retablos pictóricos o en las esculturas. Pero fue, sobre
todo, en estas últimas, en sus obras escultóricas, donde dejó constancia de su sentido
religioso, con rostros cargados de gran expresividad, y donde el drama del dolor y la
muerte adquieren realismo. Es el caso de sus reproducciones de santos, como San
Francisco de Asís, San Francisco Javier, y los bustos de San Pedro y San Pablo, que
capitanean la catedral de Murcia.
Su religiosidad a través de sus obras fue advertida por diversas Órdenes religiosas,
como jesuitas y franciscanos, lo que les llevó a realizar encargos al artista, quien
mantuvo también una relación intensa con las cofradías murcianas. Uno de esos pedidos
fue el Cristo de la Sangre, encargado por la Cofradía del mismo nombre de la iglesia del
Carmen en Murcia, en 1689, cuando de Bussy ya se encontraba instalado en la ciudad.
Una talla de madera policromada, que adquirió gran popularidad, dando origen a
múltiples imitaciones, y que, actualmente, recorre las calles de la ciudad en Semana
Santa, junto a las de San Pedro, concretamente el del Paso de la Negación, y el Cristo
del Pretorio, todas ellas presentes en la muestra. En el Cristo de la Sangre, de Bussy,
además de mostrarse como un buen conocedor de la anatomía, representada en la
posición forzada del Cristo en actitud caminante, imprime en su rostro sentimientos de
asombro, compasión y piedad, al tiempo que es capaz de corporeizar un concepto
teológico como el del lagar místico, en el que el cuerpo de Cristo es exprimido para
verter su sangre, convertido en vino en la Última Cena, y que se dispone a recoger en un
cáliz un pequeño ángel situado a su lado. El tema, según las biografías sobre el artista,
le fue inspirado en la lectura del libro de meditación El cristiano interior, en lo referente
a las alusiones a la cruz como adorable vid, y debe su nombre al chorro de sangre que
emana de su costado.
Por su parte, en el Cristo del Pretorio, de Bussy representa todos los suplicios de la
Pasión, y en el que el rostro refleja el cansancio y la angustia. Esta talla, junto al Cristo
de la Sangre y San Pedro, son las únicas que pudieron ser rescatadas en 1939, tras el
enfrentamiento civil vivido en nuestro país. Asimismo, la figura doliente del Cristo del
Pretorio es la única talla que queda de su conjunto de procesión, en el que formaba parte
Pilatos.
Nicolás de Bussy también reprodujo la imagen de otros grandes santos, como San
Francisco Javier, San Francisco de Asís, San Isidro Labrador y Santa Mónica, todos
ellos en madera policromada y con rostros cargados de expresividad.
Es la primera vez que se expone en Murcia una selección de la obra realizada a
mediados del siglo XVII por Nicolás de Bussy, algunas de cuyas piezas se vieron
dañadas en 1936 con motivo de la guerra civil. Ahora, la presente muestra continúa la
senda iniciada por el Ayuntamiento de Murcia, en 1995, para recuperar y actualizar el
patrimonio de esta región levantina.
Por orden de aparición en la página:
- (1) Detalle de San Félix Cantalicio. Madera policromada. Iglesia parroquial de
Zarandona
- (2)Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre. Madera policromada. Archicofradía del
mismo nombre, en Murcia
- (3)Nuestro Padre Jesús Nazareno. Madera policromada. Iglesia parroquial de
Albudeite
- (4)Detalle de San Francisco de Asís. Iglesia parroquial de San Juan Bautista
- (5)Detalle de San Francisco de Asís. Madera policromada. Iglesia de Santo Domingo
(jesuitas)
- (6)San Pablo. Madera policromada. Catedral de Murcia
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