Conocido antiguamente como la Casa de Pizarro, se encuentra ubicado en la Plaza Mayor, y a orillas del río Rímac desde 1535. Es la sede de Gobierno del Perú y la residencia del Presidente de la República del Perú. Comprende un área construida de 19 mil 200 metros cuadrados. Trabajan allí unas 200 personas. El ala izquierda del edificio (la que da a la Calle Pescadería) que diseñara el arquitecto polaco Ricardo de Jaxa Malachowsky en 1926, lo ocupaba, hasta el segundo gobierno del arquitecto Fernando Belaúnde Terry, el Ministerio de Justicia. El actual edificio, que no es, ciertamente, lo que el Marqués Pizarro imaginó, data de 1938, pero de uno de sus patios brota una higuera, que la leyenda atribuye más de cuatro siglos y medio de vida. Es considerado un monumento histórico y en sus diferentes versiones arquitectónicas ha albergado a huéspedes ciertamente ilustres. Desde Francisco Pizarro, su fundador, y el libertador Simón Bolívar, hasta el actual Rey de España, Juan Carlos I de Borbón, en la visita oficial que hízo al Perú en noviembre de 1978, sin contar con los 40 Virreyes, 53 caudillos y presidentes y el “negro” León Escobar, bandolero y amo de la Tablada de Lurín. A uno de sus ilustres inquilinos, el arquitecto Fernando Belaúnde Terry, le pareció “bastante afrancesado pero cómodo”. La casa de gobierno actual se levanta en el mismo solar que el marqués Francisco Pizarro reservara, al fundar, en la mañana del 18 de enero de 1535 y en tierras del cacique Tauri Chusko el viejo, la Ciudad de los Reyes (Lima), para que fuera su residencia y futura sede la gobernación de Nueva Castilla. A lo largo de 470 años cinco terremotos, cuatro saqueos y tres incendios destruyeron parcial o totalmente el edificio. Sin embargo mantuvo a través de sus muchas reedificaciones la disposición y planta semejantes a las que Pizarro diseñara luego de la fundación de Lima, que se llevara a cabo en el lugar donde hoy se extiende la Plaza Mayor. Así, según la costumbre española, se asignaron a la iglesia y al cabildo los solares más cercanos a la plaza, luego se procedió a repartir los solares entre los vecinos de la ciudad de Jauja, que fue fundada como la primera capital de estos territorios, y los demás conquistadores, habiéndose realizado la distribución de acuerdo con el plano de la ciudad, denominado "Damero de Pizarro", delineado, en pergamino y después a cordel, por Nicolás de Ribera "El Viejo", el capitán Diego de Agüero y el piloto Francisco Quintero, quienes la dividieron en 117 manzanas, cada una con cuatro solares o terrenos que Francisco Pizarro asignó a sus hombres de acuerdo con la jerarquía que tenían. Francisco Pizarro se adjudicó los cuatro solares que formaban la manzana ubicada al norte de la plaza, es decir toda la sétima manzana de la hilera contigua al río Rímac, donde existía una waka del ídolo del valle y desde donde podía defenderse mejor de las asonadas y también de los mismos conquistadores ya embarcados en luchas intestinas. Los cronistas de la época señalan que la casa del gobernador Pizarro fue sencilla. Ningún alarde de arquitectura, ningún adorno. El marqués Pizarro era hombre de costumbres sobrias y no tuvo tiempo para emprender una obra suntuosa. La edificación de la época de Pizarro fue de adobe y siguiendo los usos de Castilla: dos grandes patios y amplios espacios destinados a la tropa y caballerizas. Las cajas reales con los quintos del Rey eran guardados bajo triple llave y el Ayuntamiento originalmente funcionó en la casa del gobernador Pizarro. También hubo espacio para el juego de bolos. Una “amplia y tendida escalinata”, paralela a lo que hoy es la calle Palacio, conducía a las habitaciones del gobernador. El trazo de esta escalera y la higuera que según la leyenda fue sembrada por el Marqués, es lo poco que actualmente queda del siglo XVI. El 26 de junio de 1541 la Casa de Pizarro fue atacada por los caballeros de la capa -quienes irrumpieron en la edificación logrando asesinar al marqués- y luego saqueada. Luego de la muerte de Pizarro, su casa fue ocupada por las autoridades y en 1555 se pagó a su hija y heredera doña Francisca Pizarro la suma a que ascendían los arrendamientos desde el 26 de junio de 1541 fecha en que su padre fue asesinado. Posteriormente esos solares fueron adjudicados a la Real Hacienda como parte del pago de los 28 mil pesos de oro que Don Francisco Pizarro debía pagar a la Corona. El antiguo palacio de Pizarro fue utilizado por el primer virrey del Perú Blasco Núñez de Vela como su residencia. Los demás virreyes enriquecieron su artesonado, sus adornos y su mobiliario y fueron mejorando la construcción transformándolo en un suntuoso palacio, digno de la capital de los dominios americanos del entonces poderoso Imperio español. En 1569 llega al Perú el virrey Francisco de Toledo quien gobierna hasta 1581. Este había efectuado mejoras en el antiguo Palacio de Pizarro. Al llegar a Lima Toledo envía una carta al Rey de España en la cual le escribió: "La pobreza, ruIn y flaco edificio de estas casas reales...". Sin embargo, hubo que esperar hasta 1603, para dar una fachada digna al Palacio compuesto de construcciones muy dispares. El Palacio del virrey quedó derruido por el terremoto del 9 de julio de 1586, ocurrido en la época del virrey Fernando de Torres y Portugal, Conde de Villar Don Pardo, (1585 - 1590). Respecto a este Palacio de los Virreyes el padre jesuita Bernabé Cobo escribe en el primer tercio del siglo XVII: "Es la mayor y más suntuosa casa de este Reino, por su gran sitio y por lo mucho que todos los virreyes han ido ilustrándola con nuevos y costosos edificios...". Refiriéndose en particular a la fachada, dice: "La frente que mira a la plaza es de una hermosa galería y mirador, de corredores hasta la mitad, donde está la puerta principal con una suntuosa portada de piedra y ladrillo, que hizo labrar el Virrey Don Luís de Velasco, y la otra mitad de esta acera es de ricas ventanas...". Esta portada del palacio virreinal de aquella época fue perpetuada durante el gobierno del Virrey Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, en una pintura que existe aún en la Sacristía de la Iglesia de La Soledad y que representa el paso del anda de la Lanzada en la procesión de Semana Santa. En ella se puede apreciar la gran portada con su balcón y frontón con las armas reales, de la que arranca hacia la calle de Pescadería una arquería sobre un entrepiso guarnecido de celosías; y, hacia la calle de Palacio, un balcón saliente con celosías, sobre un entrepiso similar en todo al del otro lado. Esta portada y el frente de la Plaza fueron destruidos por los terremotos de 1687 y del 28 de octubre de 1746[3] y reedificados en el mismo estilo, aunque ya no con tanta elegancia. Además es innegable que la fachada quedaba enmascarada y afeada en su planta baja por las covachuelas que formaban los "Cajones de Ribera". En 1769 el Palacio de los Virreyes sufrió un incendio que ocasionó, entre otras desgracias, la pérdida de invalorable documentación. Se atribuyó el siniestro a una venganza personal. Dio ocasión asimismo, para que el Palacio se remozara aunque no tanto.] La única alteración, conservada por mucho tiempo, fue la portada sobre la calle del Palacio, mandada a erigir por el virrey Francisco Gil de Taboada y Lemos (1790-1796). “Es en esta época que inexplicablemente se llevó a cabo la construcción de los “Cajones de Ribera” en la fachada de la casa de Gobierno, que solo muchos años después el presidente Miguel Iglesias haría desaparecer”. En 1821, cuando el virrey La Serna abandonó Lima, José de San Martín se instaló por un breve tiempo en el Palacio; mudándose luego a la casa de campo de la Magdalena Vieja (hoy distrito de Pueblo Libre), que los naturales de ese lugar conocían con el sobrenombre de “Palacio”, edificación no tan suntuosa como el nombre nos haría pensar, que el Virrey Joaquín de la Pezuela había hecho construir, de adobe y de corte más bien sencillo, para descanso y solaz de los virreyes y de su corte, pero que fue ocupada por la hija de Pezuela. En el siglo XIX se construyó, durante el gobierno de José Balta, cerca a su lado izquierdo (por la Calle Pescadería) la Estación de Desamparados del Ferrocarril Central del Perú que cubría la ruta de Lima al Callao y Lima a la Oroya. En 1865, el Arquitecto suizo Michele Trefogli llevó acabo la refacción del Palacio de Gobierno bajo órdenes del General Pezet, vicepresidente de la República. El Arquitecto proyectó y construyó el gran comedor de cristales en el Palacio de Gobierno. Durante la Guerra del Pacífico, el palacio se convirtió en el cuartel general del ejército chileno invasor en campaña, que izó su bandera el 17 de enero de 1881. Esta fue arriada el 23 de octubre de 1883 en la azotea del palacio presidencial, luego de la firma del Tratado de Ancón, el 20 de octubre del mismo año La soldadesca foránea saqueó el Palacio, antes de abandonarlo, llevándose "2 cañones que flanqueaban la puerta principal del Palacio, retratos de los Virreyes y presidentes hasta la Guerra del Pacífico y todos los muebles, alfombras y lámparas", y llegando al extremo de quemar obras de arte o en otros casos llevarlas a Chile. En diciembre de 1884 estalló en uno de los llamados “Cajones de Ribera” -que eran un conjunto de pequeños comercios que afeaban el contorno de palacio y lugar de animada tertulia entre los vecinos de Lima- un incendio que lo daña parcialmente y se pierden archivos del Tribunal Mayor de Cuentas que eran del siglo XVI. Cuando se produjo este siniestro a quien tocó gobernar fue al General Miguel Iglesias. En su gestión, el gobierno decidió darle al edificio la dignidad y prestancia que debía tener como sede del gobierno ordenando el desalojo de los comerciantes y la construcción de una nueva fachada en cada uno de sus lados las cuales se conservaron hasta 1937. En 1886 en el gobierno Presidente Andrés Avelino Cáceres se restaura instalaciones dañadas. Durante el gobierno de Nicolás de Piérola se realzó la fachada del Palacio colocando dos balcones abiertos en los extremos donde ahora están los balcones de desfiles. A principios del siglo XX, en 1906, en el gobierno del Presidente José Pardo y Barreda se convoca a un concurso internacional con la finalidad de construir un nuevo Palacio; el ganador fue el arquitecto Emile Robert, cuyo proyecto de estilo arquitectónico afrancesado y acorde con las tendencias de la época jamás se llegó a concretar. Se presume que este diseño pudo haber servido de fuente de inspiración al arquitecto polaco Ricardo de Jaxa Malachowsky en el diseño de la fachada principal, que mira hacia la Plaza Mayor, del nuevo Palacio. El 3 de julio de 1921 estalló, en el ala derecha del Palacio, que da a la Calle del Palacio, otro incendio que destruyó gran parte de esa ala, es decir, las grandes salas, los aposentos y despachos del Jefe de Estado. El presidente Augusto Bernardino Leguía Salcedo inició posteriormente la transformación del inmueble levantando una elegante fachada de piedra en la que se mantuvo la Puerta de Honor, y que se conservó en la nueva edificación, y dos semanas después mandó levantar el Salón Dorado, de cartón de piedra, con motivos indigenistas y contemporáneos. Los diseñadores fueron entre otros, el arquitecto y escultor español Manuel Piqueras Cotolí, y el pintor Jorge Vinatea Reynoso. Había urgencia porque se estaban próximas las celebraciones por el centenario de la independencia, habiendo Leguía dejado expedito el Gran Salón de Recepciones que tiene mucha semejanza, en cuanto a artesonado y decoración de paredes, con el Palacio del Quirinal de Roma. "El domingo 3 de julio de 1921 hubo un sensacional incendio en el Palacio de Gobierno, casi en vísperas del Centenario de la Independencia nacional y cuando se terminaban los arreglos para esa fecha. El siniestro comenzó a poco más de las tres de la tarde, pocos minutos después de que el Presidente de la República había abandonado su despacho para dirigirse a las carreras de caballos. El fuego se produjo en el despacho presidencial y se propagó luego por los departamentos cercanos. Quedaron totalmente destruidos aquel recinto, la secretaría, el salón llamado de Castilla, el salón dorado, el gabinete del Consejo de Ministros, la sala de edecanes, la oficina de informaciones y la sala de espera. Perdiéndose documentos de importancia, mobiliario y obras de arte; entre estas los famosos lienzos de Ignacio Merino titulados La venganza de Cornaro y Colón ante el Consejo de Salamanca, los óleos de Teófilo Castillo La muerte de Pizarro y La Sangre del Inca, el retrato de Francisco Pizarro que tenía mas visos de autenticidad y varios cuadros sobre virreyes. Las obras de merino y las coloniales habían sido sacadas del Museo del Museo de Historia Nacional en calidad de préstamo en la época del Presidente Billinghurst para decorar el salón dorado de Palacio. Acerca del origen de tan desgraciado acontecimiento hubo las versiones más contradictorias. Algunos lo atribuyeron a un cruce de los alambres conductores de fuerza eléctrica. El punto de vista oficial fue que tratábase de un hecho intencional, llevado a cabo por manos criminales bajo inspiraciones de carácter político. Leguía en sus memorias tituladas Yo tirano, yo ladrón, afirma que se produjo una explosión en el sótano debajo del salón de Castilla, con el fin de asesinarlo. El Presidente se alojó en los departamentos de la Prefectura donde siguió despachando y, con decisión y eficacia, tomó las disposiciones necesarias para que el Palacio pudiera estar habilitado a fin de mes, con motivo de las fiestas del Centenario". En 1926 el presidente Augusto B. Leguía encargó al arquitecto francés Jean Claude Antoine Sahut Laurent el diseño del nuevo Palacio de Gobierno, juzgándose por entonces que el siniestrado edificio “era arquitectónicamente insignificante y de modesta elevación”. Cuando Sahut llega al Perú su obra estaba influenciada por los estilos historicistas y franceses; sin embargo, él junto a otros arquitectos extranjeros son quienes dan auge al famoso estilo neocolonial con tendencias moriscas, estilo que se ve reflejado en el diseño del Palacio, pero mezclado con otros elementos de los estilos que estaban en boga en Europa Al diseñar el trazo del Palacio el arquitecto Sahut conserva la antigua disposición general, lo que se puede observar en los salones que él realizó, tales como el Hall Eléspuru y Choquehuanca, el Salón Pizarro, (que concluyó en 1927), el Salón Dorado o de Recepciones (en reemplazo del Salón Inca que diseñó el arquitecto y escultor español Manuel Piqueras Cotolí, el Despacho Presidencial, el Patio Sevillano, donde está el Jardín con la Higuera de Pizarro, (hecho entre 1927 y 1931). De lo que quedaba del antiguo Palacio Sahut pensó restaurar la Capilla que se encontraba frente a la Plaza Mayor y el lado que quedaba hacia la calle Pescadería. La Foundation Company fue la empresa encargada de ejecutar la estructura del edificio, siendo el Administrador de los trabajos Carlos Willis y el Director de Obras Públicas el Dr. Mariano Barboza. En 1926 se procedió a demoler la edificación temporal que estaba en la calle del Palacio. En 1929 a raíz de la caída de la Bolsa de Valores de Nueva York y la crisis económica mundial, que repercute en el Perú, la Foundation Company paraliza sus actividades en el Perú desde el 1 de diciembre del mismo año, dejando sin concluir el Salón de Recepciones. Leguía es derrocado el 22 de agosto de 1930 y las obras de construcción del actual Palacio de Gobierno se paralizaron. Corresponden a la década del 20 del siglo XX la Puerta de Entrada (llamada Puerta Principal o de Honor, obra, en estilo neocolonial (neoplateresco) del arquitecto Claude Sahut y que lleva en lo alto el escudo de armas del Marqués Pizarro) por la calle del Palacio, el Hall Eléspuru, el Salón Sevillano, el Salón Dorado, el Salón Pizarro (hoy Túpac Amaru II) y el despacho presidencial, conservándose el trazo y ubicación de la escalera –ahora en mármol blanco y cubierto de artesonado de estilo renacentista español- por donde subieron los caballeros de la capa para asesinar al Marqués Pizarro el 26 de junio de 1541 y por donde hoy se llega a estos salones ceremoniales.