Aféresis (fonética)

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Aféresis (fonética)
Aféresis es la pérdida de un sonido o grupo de sonidos al comienzo de una palabra. Esta puede
darse en la evolución patrimonial de una palabra, por ejemplo, del latín al español:
lectorile > letril > latril > atril.
La aféresis puede ser de una letra inicial; por ejemplo, la pérdida de la p en la palabra psicología >
sicología.
Más concretamente, la aféresis es un metaplasmo donde se produce la pérdida o desaparición de
uno o varios fonemas o sílabas al principio de algunas palabras (cuando la pérdida se produce al
final de la palabra se denomina apócope, y si la pérdida tiene lugar en medio de la palabra se llama
síncopa).
Aféresis en poesía
La aféresis es un recurso poético consistente en la supresión de una sílaba al principio de una
palabra. Este recurso poético era habitual en la poesía en español hasta el Romanticismo, siendo
muy usado en el Siglo de Oro ya que la exigencia métrica en las distintas estrofas conllevaba este
tipo de licencias y libertades; sin embargo, luego cayó en desuso, siendo hoy en día muy raro
encontrarla y constituye cuando se da un rasgo de extrañamiento más que un recurso métrico.
Alegoría
Alegoría, del griego allegorein «hablar figuradamente», es una figura literaria o tema artístico que
pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos. Así
sea una mujer ciega con una balanza, es alegoría de la justicia, y un esqueleto provisto de guadaña
es alegoría de la muerte. Por su carácter evocador, se empleó profusamente como recurso en temas
religiosos y profanos. Fue usada desde la antigüedad, en la época del Egipto faraónico, la Antigua
Grecia, Roma, la Edad Media o el Barroco.
«...contra la desafortunada confusión entre símbolo y alegoría. La alegoría es una representación más o
menos artificial de generalidades y abstracciones perfectamente cognoscibles y expresables por otras vías.
El símbolo es la única expresión posible de lo simbolizado, es decir, del significado con aquello que
simboliza. Nunca se descifra por completo. La percepción simbólica opera una transmutación de los datos
inmediatos (sensible, literales), los vuelve transparentes. Sin esta transparencia resulta imposible pasar de
un plano al otro. Recíprocamente sin una pluralidad de sentidos escalonados en perspectiva ascendente, la
exégesis simbólica desaparece, carente de función y de sentido».
Henri Corbin.
También se denomina alegoría a un procedimiento retórico de más amplio alcance, en tanto que
por él se crea un sistema extenso y subdividido de imágenes metafóricas que representa un
pensamiento más complejo o una experiencia humana real, y en ese sentido puede constituir obras
enteras, como el Nicolas Gomez de Jean de Meung; la alegoría se transforma entonces en un
instrumento cognoscitivo y se asocia al razonamiento por analogías o analógico.
Por ejemplo, Omar Khayyam afirma que la vida humana es como una partida de ajedrez, en la cual
las casillas negras representan las noches y las blancas los días; en ella, el jugador es una pieza más
en el tablero. Jorge Manrique, por otra parte, afirma, tomándolo del Eclesiastés, que nuestras vidas
son ríos y como ellos sólo parecen diferentes en su curso y caudal, pero no en su final, que es el
mar/la muerte: el final ha sido ya escrito, pero no el transcurso de la vida. Y Bernardo de Chartres
enseñaba que somos «enanos a hombros de gigantes», porque por nosotros mismos no podemos
ver muy lejos, pero subidos a hombros del saber antiguo podemos ver incluso más de lo que vieron
los grandes hombres del pasado.
El significado alegórico es también uno de los cuatro que es posible extraerle a la Biblia según los
teólogos. Por otra parte, se conoce como Escuela alegórico-dantesca la poesía alegórica española
del siglo XV influenciada por la Divina Comedia de Dante Alighieri.Podemos ver en la divina
comedia de dante que la loba es alegoría de lujuria y el león es alegoría de soberbia. Los
principales representantes fueron don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (Carrión de
los Condes, 1398-1458) y Juan de Mena (Córdoba, 1411-1456).
El dramaturgo barroco Pedro Calderón de la Barca llevó a su perfección el subgénero dramático
alegórico en un acto de tema eucarístico denominado auto sacramental, donde los personajes son
en realidad alegorías de conceptos abstractos. En El verdadero dios Pan, define así la alegoría:
La alegoría no es más
que un espejo que traslada
lo que es con lo que no es,
y está toda su elegancia
en que salga parecida
tanto la copia en la tabla,
que el que está mirando a una
piense que está viendo a entrambas.
Un buen ejemplo de alegoría son los siguientes versos de Jorge Manrique:
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos
andamos, mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos
así que cuando morimos
descansamos.
(Coplas a la muerte de su padre)
O estas frases de Cervantes:
«Dime: ¿no has visto tú representar alguna comedia adonde se introducen reyes, emperadores y
pontífices, caballeros, damas y otros diversos personajes? Uno hace el rufián, otro el embustero,
éste el mercader, aquél el soldado, otro el simple discreto, otro el enamorado simple; y, acabada la
comedia y desnudándose de los vestidos della, quedan todos los recitantes iguales.
-Sí he visto —respondió Sancho.
-Pues lo mismo —dijo don Quijote— acontece en la comedia y trato de este mundo, donde unos
hacen los emperadores, otros los pontífices, y, finalmente, todas cuantas figuras se pueden
introducir en una comedia; pero, en llegando al fin, que es cuando se acaba la vida, a todos les
quita la muerte las ropas que los diferenciaban, y quedan iguales en la sepultura.
-¡Brava comparación! —dijo Sancho—, aunque no tan nueva que yo no la haya oído muchas y
diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que, mientras dura el juego, cada pieza tiene su
particular oficio; y, en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en
una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
-Cada día, Sancho —dijo don Quijote—, te vas haciendo menos simple y más discreto».
(Cervantes, Quijote, II)
Aliteración
La aliteración es la reiteración de estructuras consecutivas o ligeramente separadas. Dicho de otra
manera, es la repetición de sonidos consonantes (fonemas) al principio de palabras o de sílabas
acentuadas, como por ejemplo en el verso de Zorrilla "el ruido con que rueda la ronca tempestad".
A veces la repetición de sonidos vocálicos también es conocida como aliteración.
Contenido
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1 La aliteración en la poesía
2 La aliteración en la poesía germánica antigua
3 La aliteración en las lenguas tonales
4 Ejemplos
La aliteración en la poesía
Esta figura retórica consiste en el efecto sonoro producido por la repetición consecutiva de un
mismo fonema, o de fonemas similares, vocálicos o consonánticos, en una oración o en un verso.
En ocasiones, la aliteración suele sugerir imágenes relacionadas con los sentidos, como el sonido
del viento, el del agua, o el del paso de un coche. En este caso también se puede considerar
onomatopeya.
La aliteración en la poesía germánica antigua
Aunque la aliteración es hoy por hoy un "embellecimiento" en la prosa y la poesía, el verso
aliterativo fue un principio de estructura formal en el verso germánico antiguo.
Ecos de este recurso han permanecido en la persistencia de la aliteración en la poesía moderna
alemana; como puede verse en los textos de numerosos lieder -canciones alemanas-; como en el
texto de Der Nussbaum, de Mosen: Es grünet ein Nussbaum vor dem Haus, luftig duftig breitet
erblätrig die Äste aus.
En su breve texto sobre las kenningar, Jorge Luis Borges comenta:
"En las historias de la literatura se lee que el verso germánico medieval constaba de dos hemistiquios: en el
primero dos palabras aliteraban, es decir, empezaban con el mismo sonido; en el último, una palabra
aliteraba con las dos anteriores. Esa estructura rigurosa no siempre corresponde a la realidad. Lineas como
Ofer brade brimu Brytene sohtan (sobre el ancho mar buscaron a los Britanos), de la Oda de Brunanburh,
donde el grupo consonántico br ocurre tres veces, son relativamente raras."
Borges Las kenningar (Nueva antología personal, Bruguera, 1980)
Una precisión con respecto a la aliteración en la poesía germánica antigua: en realidad, la
aliteración propiamente dicha se refiere a la grafía; como ejemplo, adviértase que "casa" y "cesta"
forman aliteración y no sólo mediante las letras "s" y "a", sino también mediante la letra "c"
aunque ésta no represente el mismo sonido en una palabra y en la otra. Cuando se trata de los
fonemas, lo correcto en el caso de la poesía germánica antigua y en los de las composiciones en
que se haga uso del mismo procedimiento es hablar de "rima inicial"; como ejemplo, vemos que,
con la pronunciación y la ortografía normativas del castellano actual, "barro" y "vena" no
presentan aliteración, pero sí ocurre que la "b" de barro y la "v" de "vena" suenan igual. "Casa" y
"cesta" forman aliteración, pero no presentan rima inicial. "Barro" y "vena" sí presentan rima
inicial, que es lo que interesa en general, más que la aliteración en sí, en, por ejemplo, la poesía
germánica antigua, dirigida sobre todo a auditorios poco o nada letrados, y que básicamente no se
leía, sino que se cantaba y se declamaba acompañada por algún instrumento musical. Nótese
también que se consideraba que la thorn (sorda) y la eth (sonora) formaban aliteración, y que en un
mismo poema anglosajón podía aparecer la misma palabra con alternancia de ambas letras, incluso
en el mismo pasaje.
La aliteración en las lenguas tonales
Repetición de un sonido al menos dos veces en un verso de arte menor, o al menos tres veces en un
verso de arte mayor. Constituye el recurso fundamental (el único que puede acuñar verso) en la
poesía germánica antigua de los escaldas, donde el verso debe tener al menos tres palabras que
empiecen por el mismo sonido.
Ejemplos
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"La libélula vaga de la vaga ilusión" (Rubén Darío).
"A las aladas almas de las rosas..." (Miguel Hernández).
"En el silencio sólo se escuchaba / el susurro de las abejas que sonaban"(Garcilaso de la
Vega, Égloga III).
"Oye el sórdido son de la resaca, infame turba de nocturnas aves" (Góngora).
"Mi mamá me mima" (Popular)
Gustavo Adolfo Bécquer Fragmento de la Rima 39 de El libro de los gorriones:
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
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Lenisio Dimas
Cada tarde sexas verdes garzas
agarras garras de aves de raras razas
garras de garzas verdes de Caracas
Cerdas tardes desgarradas
cara a cara garza a garza
sexas rea de esta farsa
Rezas
terca rezas
deseas ser fada
deseas esa seda cara
Te degradas
arrastrada rata de fea escara
garras de aves verdes cerradas raras veces
"cacarea cacarea! cafre azteca de Caracas!"
Aceradas tardes vagas de desfasadas frases raras
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"Los suspiros se escapan de su boca de fresa" (Rubén Darío). La repetición del fonema S
evoca en el lector los suspiros mencionados por el hablante lírico.
Bajo el ala aleve del leve abanico
Anacoluto
El anacoluto es un cambio repentino en la construcción de la frase que produce una
inconsistencia; como si se hubiera cambiado la frase en el medio. Es habitual e inconsciente como
parte del habla informal, pero en algunos casos se utiliza adrede, como figura retórica. En este caso
suele denominarse reticencia y consiste en dejar incompleta una frase o no acabar de aclarar una
especie, dando, sin embargo, a entender el sentido de lo que no se dice. Guarda cierta similitud con
el solecismo, pero éste implica una irregularidad sintáctica en el idioma empleado.
Etimología
Anacoluto proviene del latín anacoluthon, y éste del griego ανακόλουθον (anakólouthon; 'que no
sigue', 'inconsecuente'); palabra compuesta con el prefijo privativo ἀν- (an-) y la radical también
griega ἀκόλουθος (akóluthos; 'acólito', 'consecuente', 'compañero de camino').
Su prácticamente sinónimo, solecismo, proviene del latín soloecismus, que a su vez deriva del
griego σολοικισμός (soloikismós, 'error sintáctico'). Su origen es la palabra σόλοικος (sóloikos)
aplicada a los habitantes de Soloi, en Cilicia, que hablaban una variedad de griego altamente
peculiar.
Tipología
El anacoluto se divide en dos subtipos:
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Anantapódoton: es la supresión de una parte de la frase. Ej.: "La historia hubo muchas
guerras" (En la historia hubo muchas guerras).
Anapódoton: es la repetición de una parte de la frase. Ej.: "Si los estudiantes reprueban el
examen lo reprueban, tendrán un recuperatorio".
En retórica
Anacoluto tiene incidentalmente el significado de la frase latina non sequitur en lógica, es decir
una expresión inconsecuente, falta de concordancia, que se aparta del logos en cuanto sentido de
un discurso. En la retórica clásica anacoluthon se utiliza como marca de un posible error de lógica
discursiva
Anadiplosis
La anadiplosis o conduplicación es un recurso literario que consiste en la repetición de la misma
palabra o grupo de palabras al final de un verso y al comienzo del siguiente.1 2 El uso continuado
de anadiplosis se denomina concatenación (...a/a...b/b...c/c...).
Ejemplos
Oye, no temas, y a mi ninfa dile, dile que muero.
Esteban Manuel de Villegas, siglo XVII
Mi sien, florido balcón
de mis edades tempranas, negra está, y mi corazón,
y mi corazón con canas.
Miguel Hernández, siglo XX
Nadie ama solamente un corazón: un corazón no sirve sin un cuerpo.
José María Fonollosa, siglo XX
A veces pienso en ti incluso vestida,
vestida de mujer para la noche,
la noche que cambió tanto en mi vida;
mi vida, deja que te desabroche...'.
Javier Krahe, siglo XX
Mal te perdonarán a ti las horas;
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.
Luis de Góngora, siglo XVII
Anáfora (retórica)
La anáfora (del latín anaphora y ésta del griego ἀναφορά, "ascenso, referencia a lo anterior") es
un caso particular de figura retórica del tipo de la aliteración y que consiste en la repetición de las
primeras palabras de un verso. Ejemplos:
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
Miguel Hernández, "Elegía por la muerte de Ramón Sijé", siglo XX
La anáfora es también considerada como la repetición simple de una palabra cuando esta va al
principio de la frase, o también recurrir al texto con menciones implícitas mediante pronombres
demostrativos. Por ejemplo:
Juan y Pepe fueron a pescar; éste pescó una trucha de tres kilos y aquél otra de cinco.
También se considera una deixis que desempeñan ciertas palabras para asumir una parte del
discurso ya emitida. Por ej:
Dijo que había estado, pero no me lo creí.
En prosa, puede consistir en la repetición de distintas frases o grupos sintácticos.
La anáfora se halla relacionada con la pragmática.
Anástrofe
En retórica, la anástrofe, del griego anastrophé, "inversión", es, dentro de las figuras literarias, una
de las figuras de posición; consiste en invertir el orden sintáctico habitual o normal de dos o más
palabras sucesivas en una frase. No siempre se distingue con claridad del hiperbatón, que, a
diferencia de la anástrofe, supone transposición de uno o más elementos de la oración.
Ejemplos:
1. En la fraseología: "A Dios rogando y con el mazo dando" (el orden normal -que no habitualsería "rogando a Dios")
2. En la literatura: "ninguno no debe usar ni querer de mujeres amor" (Arcipreste de Talavera,
Corbacho).
3. En la retórica publicitaria: "no sabe a plástico, /no sabe a lata,/ no sabe a cartón,/ y no sabe ni
siquiera a vidrio,/ el vidrio" (Campaña de la asociación nacional de fabricantes de vidrio).
Animalización
La animalización es una figura literaria consistente en la comparación entre personas y animales
siendo la persona el objeto real y el animal, el imaginario.
Breve historia de su paso por la literatura española
Esta figura es típica del naturalismo, aunque en la literatura española no es muy frecuente, debido
a que la religiosidad característica de este país chocaba frontalmente con este movimiento literario,
que otorgaba el motivo de los actos de las personas a la naturaleza y personas que nos rodean,
influidos estos últimos a su vez también por más de lo mismo. Todo esto contra la Iglesia que tenía
bastante podeer durante la época del realismo en dicho país
Annominatio
En retórica, la annominatio es, dentro de las figuras literarias, el nombre genérico que reciben una
serie de figuras de repetición (la paronomasia, la derivatio, la figura etimológica y el políptoton) en
tanto que comparten el rasgo de ser repeticiones de palabras que coinciden en determinadas
secuencias fónicas, formen esas palabras familia léxica o no.
Equívoco
Un equívoco es una expresión o situación que puede entenderse según varias significaciones o
sentidos. Por lo que es el oyente o el intérprete quien otorga la forma de interpretación del
contenido.
Uno que se usa frecuentemente es el "doble sentido", originado en la consideración de un término
que tiene más de un significado. No debe confundirse con anfibología, que es aquella falacia no
formal originada en la sintaxis de un texto, y no en el significado equívoco de una palabra. En
tanto el equívoco atiende a una sola palabra, la anfibología atiende a un enunciado.
En retórica, el equívoco (o antanaclasis), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de
repetición. Consiste en hacer uso del valor polisémico de algunas palabras: se repite el significante
(o cuerpo fónico de la palabra) pero en cada aparición el significado es distinto.
Ejemplos:
La palabra "presa" es equívoca en sí misma y su significado únicamente podremos obtenerlo según
el contexto en el que se use:
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Mujer en la cárcel.
Objeto que busca el cazador.
Embalse artificial de agua
Instrumento que se utiliza para sujetar
"Es necesario que traigas las velas para salir a navegar"
Se puede entender "vela" como el bastón de cera, con un núcleo de pabilo, usado para iluminar; o
bien, aquella porción de tela útil para acaparar el viento e impulsar una embarcación.
Tu cara de los ángeles tan cara (Gregorio Silvestre). Retórica
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Cara como faz de una persona
Cara como adjetivo, en femenino, que determina el precio que se está dispuesto a pagar por
algo, es decir, el grado en que se "aprecia" y se valora algo.
Cara con respecto a una medida de precio derivación del significado anterior.
Cara como opuesto a "cruz" de una moneda
En este caso se juega con los dos primeros sentidos.
"¿Cómo quieres que vaya de noche a verte si el perro de tu padre sale a morderme?"
En esta frase el equívoco surge del sentido que se le quiera dar a la preposición "de":
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como propiedad perteneciente a un concepto: (tu padre, según el concepto que tiene quien
habla, tiene la cualidad "de" ser un "perro")
como propiedad de pertenencia física y material de un objeto a un sujeto. (El perro que tu
padre tiene en su casa).
Por cuyo equívoco surge la anfibología de la frase.
Antífrasis
La antífrasis (del griego ἀντίφρασις, 'decir lo contrario') es una figura retórica que consiste en dar
a un objeto o persona un nombre que indica cualidades contrarias a las que realmente posee.1 Así,
en griego antiguo se llamaba γλυκάδιον, 'dulcecito', al vinagre, y el cantante afrocubano Ignacio
Jacinto Villa se hizo famoso con el nombre artístico de Bola de Nieve. La antífrasis obedece a
veces a un propósito apotropaico y eufemístico: así, los griegos llamaban Euménides ('Bien
dispuestas') a las Erinias y los romanos Manes ('Buenos') a los espíritus malignos de los difuntos.
Antítesis
Una antítesis (del griego αντίθεσις – contraposición, oposición; de las raíces anti~ – contra~ y
Tesis – afirmación, axioma) describe en general una contra-afirmación (negación) a una
proposición (tesis).
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1 Definición
2 Uso en la literatura
o 2.1 Ejemplos
3 Referencias
Definición
Dos palabras, conceptos, ideas u oraciones mutuamente contradictorias son contrapuestas. De este
modo la contraposición o la contradicción se realza. Con una antítesis se puede conseguir una
refutación. Una antítesis es generalmente encabezada con la palabra "pero".
En la dialéctica de Hegel y el idealismo alemán, la antítesis forma junto con la tesis una síntesis.
Uso en la literatura
La Antítesis es un recurso estilístico que consiste en contraponer dos sintagmas, frases o versos en
cada uno de los cuales se expresan ideas de significación opuesta o contraria (antítesis
propiamente dicha) o impresiones más subjetivas e indefinidas que se sienten como opuestas
(contraste).
Obsérvese cómo en este soneto Lope responde a los reproches que le hace Góngora por ser
demasiado claro, utilizando sobre todo antítesis en la segunda estrofa y en el verso final:
Livio, yo siempre fui vuestro devoto,
nunca a la fe de la amistad perjuro;
vos en amor, como en los versos, duro,
tenéis el lazo a consonantes roto.
Si vos imperceptible, si remoto,
yo blando, fácil, elegante y puro;
tan claro escribo como vos escuro:
la vega es llana e intrincado el soto.
También soy yo del ornamento amigo;
sólo en los tropos imposibles paro
y deste error mis números desligo.
En la sentencia sólida reparo,
porque dejen la pluma y el castigo
escuro el borrador y el verso claro.
Lope de Vega, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé Burguillos (1624), nº 147.
Ejemplos
Eres como la Rosa
de Alejandría,
colorada de noche,
blanca de día.
(tradicional)1
José Agustín Goytisolo escribió estos versos:
Los niños van por el sol
y las niñas, por la luna.2
Federico Novalis:
harto está el corazón, vacío el mundo.3
Pablo Neruda escribió:
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.4
Rubén Darío:
Cuando quiero llorar no lloro,
y, a veces, lloro sin querer.5
Antonomasia
La antonomasia (latín: antonomasĭa )? (griego: ἀντονομασία antonomazein', 'nombrar diferente'
)? es una sinécdoque que consiste en poner el nombre apelativo por el propio, o el propio por el
apelativo.
La antonomasia es una forma particular de la metonimia.
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1 En Retórica
2 Lista de expresiones antonomásticas
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3 Véase también
4 Referencias
En Retórica
En retórica, antonomasia es la sustitución de un nombre propio por una expresión, tal como «la
Ciudad Eterna» por Roma. El proceso inverso, también es a veces nombrado como antonomasia.
Mediante el uso del recurso de estilo conocido como antonomasia, se utiliza un atributo
característico —aunque generalmente no privativo— de una entidad individual, para poder
particularizarla. Ese atributo asume entonces la función de nombre propio y, de hecho, a veces
sustituye el nombre original.
Un ejemplo muy frecuente de antonomasia ocupado durante la Edad Media y en los inicios del
Renacimiento fue el uso del término «el Filósofo» para referirse a Aristóteles. Un ejemplo más
reciente que el anterior del uso de arquetipos fue cómo los periodistas estadounidenses en los años
treinta llamaban «solones» a los legisladores, en honor al legendario Solón, legislador de Atenas.
De igual manera, la antonomasia funciona en la dirección contraria, utilizando el nombre propio de
personas o entidades individuales como generalización de atributos comunes por los cuales
aquellas eran conocidas, y actuando así en funciones de nombre común. Por ejemplo, de un
dictador sanguinario como Pol Pot, podría decirse que es «un Hitler».
A este subtipo de antonomasia se la conoce con el nombre de «antonomasia vossiana», por haber
sido establecida modernamente por G. J. Vossius.1
Las antonomasias, a pesar de ser sustantivos comunes, se escriben con mayúsculas, debido a que
fungen como nombres propios.
En el lenguaje periodístico actual es muy común acudir a un uso abundante de expresiones
antonomásticas y clichés, siendo ésta una notable característica distintiva de ese registro del
lenguaje. La generación mediática de antonomásticos es constante y difundida tanto por medios
escritos como audiovisuales.
Siendo lugares comunes del habla, los antonomásticos vienen dados por la cultura nacional de los
distintos países, su mundo periodístico, su tradición literaria, etc. Sin embargo existen
antonomásticos que son ampliamente compartidos internacionalmente, especialmente en el
lenguaje escrito. Por ejemplo, «Ciudad Luz» para referirse a París.
Sinécdoque
La sinécdoque es un tropo en el cual:
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Una parte de algo es usada para representar el todo.
El todo es usado por una parte.
La especie es usada por el género.
El género es usado por la especie.
El material de que algo está hecho es usado por la cosa.
La sinécdoque es una licencia retórica mediante la cual se expresa la parte por el todo. Es una de
las maneras más comunes de caracterizar un personaje ficticio. Frecuentemente, alguien es
constantemente descrito por una sola parte o característica del cuerpo, como los ojos, que vienen a
representar a la persona.
También en los sonetos y otras formas de poesía se usan sinécdoques para caracterizar al ser
amado en términos de partes individuales del cuerpo en vez de un ser completo, coherente. Esta
práctica es especialmente común en los sonetos de Petrarca, donde el ser amado idealizado es
frecuentemente descrito parte por parte, de pies a cabeza.
Ejemplos
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Quedó sola con cuatro bocas que alimentar. - se refiere a los hijos.
¡Llegó el tombo! - se refiere a algunos oficiales de ella, no a toda la institución.
Son características del gato - utiliza el nombre de un animal para referirse a la especie.
Trabajo para ganarme el pan.
El resonar de los bronces -se refiere a las campanas
La experiencia es la madre de la ciencia.
Metonimia
La metonimia (griego: μετ-ονομαζειν met-onomazein [metonomadz͡ein], 'nombrar allende', es
decir, 'dar o poner un nuevo nombre' )?, o transnominación, es un fenómeno de cambio semántico
por el cual se designa una cosa o idea con el nombre de otra, sirviéndose de alguna relación
semántica existente entre ambas.
Son casos frecuentes las relaciones semánticas del tipo causa-efecto, de sucesión o de tiempo o de
todo-parte.
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1 Metonimia en psicoanálisis
2 Metonimia en lingüística
3 Tipos
4 Véase también
Metonimia en psicoanálisis
En psicoanálisis, de acuerdo a la teoría lacaniana, la metonimia es uno de los dos procesos
psíquicos, siendo el otro la metáfora, usados por el inconsciente para manifestarse. El siguiente
ejemplo trata de ilustrar este punto: una persona que odie a su padre, al no poder hacer consciente
este sentimiento, desarrolla una aversión aparentemente inexplicable hacia la marca de cigarrillos
que éste fumaba. En este caso, lo que el padre significa para el sujeto (significado) se traslada del
significante inicial (el padre) hacia otro que está relacionado (los cigarrillos.)
Metonimia en lingüística
Roman Jakobson ha realizado una clara y concisa explicación de las relaciones entre metonimias y
metáforas guiándose por las consideraciones estructuralistas de Saussure. Una posible
interpretación que hacen algunos lingüistas es que la metáfora es una exageración de la metonimia.
Por otra parte el mismo Jakobson en el trabajo referido explica en parte la diferencia de ciertas
afasias, metonímicas las unas, metafóricas las otras. Jakobson considera que la metonimia se
relaciona con lo que el antropólogo James George Frazer ha clasificado como magia por contagio,
y que la metáfora se relaciona con lo que el mismo Frazer llama magia homeopática, o imitativa.
También Jakobson sugiere que los procesos de lo inconsciente, denominados por S. Freud
«desplazamiento» y «condensación», podrían equipararse a la metonimia y a la metáfora
respectivamente. A partir de esto es que Lacan expresa que lo inconsciente está estructurado como
un lenguaje, mediante procesos de tipo metonímico y metafórico.
Retornando a la índole semiótica de la metonimia cabe decir que las principales modalidades de
metonimia se dan según la relación de los términos en juego; por ejemplo: de continente a
contenido («bebió un vaso de agua» en lugar de «bebió el agua que estaba dentro de un vaso»); de
materia a objeto («la carne» en sentido figurado -o metonímico- para aludir al cuerpo); de lugar de
procedencia («un rioja» en lugar de «un vino de la Rioja»); de lo abstracto a lo concreto y del
signo a la cosa significada o viceversa. La metalepsis es un tropo del conjunto de las metonimias
en el cual se nombra o toma al antecedente por el consecuente o viceversa. Usando una
terminología típica de la semiótica, puede decirse que la metonimia es el desplazamiento de algún
significado, desde un significante hacia otro significante, que le es en algo próximo.
Tipos
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Causa por efecto:
Carecer de pan (carecer de trabajo).
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Efecto por causa:
Los niños son la alegría de la casa (causan felicidad).
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Contenedor por contenido:
Tomar una copa (tomarse el contenido de una copa)
Se comió dos platos (comerse el contenido de dos platos)
Fumarse una pipa (fumarse el contenido de una pipa)
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Símbolo por cosa simbolizada:
Juró lealtad a la bandera (jurar lealtad al país).
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Lugar por lo que en él se produce:
Un Rioja (un vino de Rioja).
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Autor por obra:
Un Picasso (un cuadro de Picasso).
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Objeto poseído por poseedor:
El primer violín de la orquesta (se refiere al que toca el violín).
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La parte por el todo:
Una ciudad de diez mil almas (habitantes: no un pueblo fantasma, supuestamente
merodeado sólo por espectros); no había ni un alma (ni una persona); el balón se introduce
en la red (la portería).

El todo por la parte:
Lavar el coche (la carrocería).
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La materia por el objeto:
Un lienzo (un cuadro).
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El nombre del objeto por el de otro contiguo a él:
El cuello de la camisa.
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El instrumento por el artista:
La mejor pluma de la literatura universal es Cervantes.
Apócope
En gramática, una apócope (del griego apokopé < apokopto, "cortar") es un metaplasmo donde se
produce la pérdida o desaparición de uno o varios fonemas o sílabas al final de algunas palabras
(cuando la pérdida se produce al principio de la palabra se denomina aféresis, y si la pérdida tiene
lugar en medio de la palabra se llama síncopa). Era figura de dicción según la preceptiva
tradicional.
El género de esta palabra es femenino.
En español se apocopan algunos adjetivos, adverbios, sustantivos, verbos y determinantes.
Contenido
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1 Adjetivos calificativos
2 Adverbios
3 Cardinales
4 Ordinales
5 Sustantivos
o 5.1 Nombres propios
6 Enlaces externos
Adjetivos calificativos
Ante masculino singular:
bueno → buen: "buen día"
malo → mal: "mal augurio"
Ante un nombre en singular:
grande → gran: "gran carrera" (Excepto cuando anteceden los adverbios más o menos: "la
más grande carrera")
santo → san: "San Antonio"
Adverbios
Mucho → muy (apócope de muito, del latín multum). Esto sucede cuando precede a un
adjetivo o a un adverbio, pero no ante más, menos, mejor y peor: "muy bajo, muy
temprano".
Tanto → tan y cuanto → cuán. Los dos pierden la sílaba final ante adjetivos o adverbios:
"tan bonito, cuán cercano", pero no ante una forma verbal, aunque en el lenguaje coloquial
se haga a veces: "tan es así, tan era cierto". Las formas correctas son: "tanto es así, tanto era
cierto".
recientemente → recién
Cardinales
ciento → cien. Ciento se apocopa ante un sustantivo (aunque éste vaya precedido de un
adjetivo): "Los cien estupendos libros", "Las cien mejores poesías". Se apocopa también
cuando es multiplicador de mil: "Los Cien Mil Hijos de San Luis".
uno → un. Se apocopa ante nombres masculinos: "Un artículo". También los cardinales
compuestos de uno: "veintiún soldados".
Ordinales
primero → primer. Se apocopa delante de un sustantivo masculino singular: "Su primer
libro no era tan bueno", "Su primer y único novio". Según la Real Academia Española, la
apócope ante sustantivos femeninos es un arcaísmo que debe evitarse en el habla culta
actual.
tercero → tercer. Su uso es igual al de primer.
Sustantivos
bici → bicicleta
foto → fotografía
mini → minifalda
moto → motocicleta
nazi → nacionalsocialista
radio → radiorreceptor, radioemisora
tele → televisión
Reticencia
En retórica, la reticencia o aposiopesis (ἀποσιώπησις, 'silenciamiento') es, dentro de las figuras
literarias, una de las figuras de omisión. Consiste en dejar incompleta una frase, destacándose más
lo que se calla que lo que se dice.
Ejemplo: "Si yo hablase...".
Apóstrofe
No confundir con Apóstrofo, signo ortográfico.
Apóstrofe, figura literaria de diálogo que consiste en hablar en un discurso o narración de manera
vehemente en segunda persona, dirigiéndose a un grupo o personas presente, fallecida o ausente, a
abstracciones u objetos inanimados, o incluso a sí mismo. El empleo de este recurso es muy común
en las plegarias u oraciones, en los soliloquios y en las invocaciones. También es frecuente la
utilización de esta figura en política, ya que crea la impresión entre el público de que el orador se
está dirigiendo directamente a sí mismo, lo que aumenta la receptividad.
Ejemplos
Olas gigantes que os rompéis bramando
En las playas desiertas y remotas
Envuelto entre sábanas de espuma,
¡Llevadme con vosotras!
Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LII
¡O virtuosa, magnífica guerra!
En ti las querellas volverse debían,
en ti do los nuestros muriendo vivían
por gloria en los cielos y fama en la tierra,
en ti do la lanza cruel nunca yerra
nin teme la sangre verter de parientes;
revoca concordes a ti nuestras gentes
de tales quistiones y tanta desferra.
Juan de Mena, Laberinto de Fortuna
Asíndeton
El asíndeton es un recurso literario que consiste en omitir la conjunción. Designa la supresión de
las marcas de la coordinación y, por lo tanto, unión entre términos que normalmente las llevarían.
Suele utilizarse para dar agilidad al texto.
Acude, corre, vuela,
traspasa la alta sierra, ocupa el llano.
No perdones la espuela
no des paz a la mano;
menea fulminando el hierro insano.
Fray Luis de León (siglo XVI)
Es una figura que afecta a la construcción sintáctica del enunciado y que consiste en la omisión de
nexos o conjunciones entre palabras, proposiciones u oraciones. Esta ausencia de nexos confiere al
texto una mayor fluidez, al tiempo que transmite una sensación de movimiento y dinamismo o de
apasionamiento, y contribuye a intensificar la fuerza expresiva y el tono del mensaje. Como por
ejemplo: Llegué, vi, vencí. (Veni, vidi, vici).
Pleonasmo
Un pleonasmo es una expresión en la que aparecen uno o más términos redundantes (por ejemplo:
sal fuera).
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1 Ejemplos
2 Uso del pleonasmo
3 Véase también
4 Referencia
o 4.1 Enlaces externos
Ejemplos
Algunos ejemplos típicos de pleonasmo son:
Lo vi con mis propios ojos.
¡Métete adentro!
¡Sube arriba!
Te vuelvo a repetir.
Un ejemplo célebre de pleonasmo es la frase del torero español Rafael Guerra: Lo que no puede
ser, no puede ser y además, es imposible.[1]
Uso del pleonasmo
En algunos casos el pleonasmo tiene valor expresivo y se utiliza como recurso estilístico, como
sucede en este romance tradicional:
Allí arriba en aquel cerro
hay un lindo naranjel
que lo cría un pobre ciego,
pobre ciego que no ve.
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, el uso del pleonasmo es involuntario y sugiere poca
habilidad lingüística
Cacofonía
La cacofonía es el efecto sonoro desagradable producido por la cercanía de sonidos o sílabas que
poseen igual pronunciación dentro de una palabra o en palabras cercanas en el discurso. Según
Ayuso: "las cacofonías son sonidos repetidos que maltratan los oídos".[1] Se emplea a veces como
recurso literario.
Etimológicamente es un cultismo del griego κακοφωνία, que significa malsonante, de κακός
(horrendo, desagradable), y φωνή (sonido).
La mejor forma de detectarlas es leyendo el texto en voz alta. Algunas técnicas para corregir las
cacofonías son:[2]
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pasar al plural algunas de las palabras
usar sinónimos
cambiar el orden de las palabras para distanciar los sonidos repetitivos
Ejemplos
Descubierto habéis la caca
con las cacas que cantáis.
Francisco de Quevedo
Y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo
San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual, siglo XVI
En la enseñanza del idioma español, especialmente a niños, se concede el uso adecuado de
expresiones cacofónicas formando parte de trabalenguas, como ejercicio para adquirir una
pronunciación ágil y una buena articulación:
Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal en tres tristes trastos
Humor
La repetición de sílabas, palabras o frases, iguales o muy semejantes, también se utiliza para
producir efectos humorísticos. Por ejemplo, en este conocido calambur:
Yo loco, loco, y ella loquita.
Yo lo coloco y ella lo quita.
Calambur
El calambur (del italiano "bromear con el cálamo" ) es un juego de palabras que, basándose en la
homonimia, en la paronimia o en la polisemia, consiste en modificar el significado de una palabra
o frase agrupando de distinta forma sus sílabas. Por ejemplo: plátano es/plata no es.
Origen
El padre de este artificio lingüístico, según la mayoría de los autores, es François Georges
Maréschal, marqués de Bièvre, quien al parecer comenzó a explotar la hilaridad que en la corte de
Luis XVI provocaban los continuos equívocos protagonizados por el conde de Kalemburg,
embajador de Westfalia, debidos a su escaso dominio de la lengua francesa.
No obstante, hay quienes postulan que el término calambur proviene del árabe kalembusu (palabra
equívoca), o del italiano calamo burlare (bromear con la pluma). Otros estudios lo hacen proceder
del francés calembour, (de calembourg) y este, de Kahlenberg, pueblo cuyo párroco, hacia 1300,
fue célebre por el empleo de este juego de palabras.
Ejemplos
El calambur más famoso de la historia de la lengua española se atribuye a Francisco de Quevedo
quien llamó "coja" a la reina Isabel de Borbón (coja realmente y a la que le enojaba mucho toda
mofa hacia su discapacidad), primera esposa de Felipe IV de España, tras apostar el pago de una
cena con sus colegas a que el propio Quevedo tenía el valor de decirle dicho insulto a la cara.
Compró Quevedo dos ramos de flores: uno de claveles blancos y otro de rosas rojas, y se presentó
ante la reina en la plaza pública en la que ésta se encontraba. Con una cortés reverencia, Quevedo
extendió los brazos ofreciéndole a Mariana de Austria los dos ramos de flores, uno sujeto en cada
mano. A continuación Quevedo recitó a la reina los dos versos que harían que sus amigos le
pagasen la cena de la apuesta. Y dijo así:
Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja. / Entre el clavel blanco y la rosa roja, su
majestad es coja.
Otro calambur de Quevedo se encuentra en un poema suyo, narrando la boda de unos esclavos:
Ella esclava y él esclavo que quiere hincársele en medio. / Ella esclava y él es clavo que quiere
hincársele en medio.
Un famoso ejemplo, éste más moderno, es el de una campaña publicitaria (que salió en abril de
2007) de Telemadrid, cadena televisiva pública de la Comunidad de Madrid. El lema fue ideado
por la agencia Publicis, concretamente por la publicista Blanca Gomará. Oficialmente el calambur
no se hizo con tendenciosidad, sino que fue fruto de una coincidencia; sin embargo, muchos
aseguran que realmente el lema tuvo el fin de transmitir un mensaje oculto que expresara una queja
a Esperanza Aguirre (presidenta de la Comunidad de Madrid) por unas supuestas intervenciones
partidistas en Telemadrid. Dicho lema era repetido por varios periodistas de la cadena mientras
sujetaban un espejo, en la publicidad de dicha cadena y también en la vía y el transporte público.
Tras percatarse del mensaje oculto en el lema, la campaña fue inmediatamente retirada. El lema es
el siguiente:
Telemadrid, espejo de lo que somos. / Telemadrid, "Espe" jode lo que somos.
Más ejemplos:
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Si yo lo quito , ella lo caza. / Si yo loquito , ella locaza.
Yo loco, loco, y ella loquita. / Yo lo coloco y ella lo quita.
¡Ave!, César de Roma. / A veces arde Roma.
Mi madre estaba riendo. / Mi madre está bariendo
El Conde Escoto, ni es Conde, ni Escoto. / El Conde Escoto ni esconde, ni es coto.
Alberto Carlos Bustos. / Al ber tocar los bustos.
El Comandante. / El coma andante. (Cuba, en referencia a Fidel Castro)
El calambur es utilizado para la construcción de acertijos como los siguientes:
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Fui al centro y vi unos zapatos y los compré ¿Qué compré? (los hilos)
Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, espera (La pera)
Plata no es oro tampoco ¿Que es? (El plátano)
Este banco está ocupado por un padre y por un hijo. El padre se llama Juan, el hijo ya te lo
he dicho (Esteban)
Dicen que son de dos, pero sólo son de una (Los dedos)
No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las ves llegar furiosas, o las ves
mansas llegar (Las olas)
¿Os lo creeréis si os lo digo que ésta es su capital? Pero no es ésta, os lo digo, sino ruega y
lo sabrás (Oslo y Noruega)
Y lo es, y lo es y no me lo adivinas en un mes (El hilo)
Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no la sabes decir (La
tela)
Ya ves, ya ves, tan claro que es. No me la adivines de aquí a un mes (Las llaves)
Escriba, escriba y comprobará que mi nombre se lo he dicho ya (La criba)
Redondo, redondo, fila por fila; quien sepa leer, mi nombre escriba (La criba)
Yo, yo me subo, yo, yo me bajo; si lo adivinas eres muy majo (El yoyó)
Vivo en el mar sin ser pez y soy siempre juguetón; nunca me baño en el Rin, pues soy el
mismo del fin (El delfín)
En un puerto hay tres barcos, uno es un crucero, otro un trasatlántico y el otro ya te lo he
dicho (El yate)
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"Sí mona, así te quiero", un galán aseguraba y a su dama así le daba, astuto, su nombre
entero (Simona)
¡Escapa, escapa!, que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa (La capa)
Míralo del derecho y del revés, viene y va; va y viene. Si taba no es. ¿Qué será? (El
tábano)
Yo tengo un ángulo recto y tres lados que me abarcan. Aunque no quieras creerlo, mi
nombre completo es cuadra (La escuadra)
Es puma, no es animal; flota y vuela... ¿qué será? (La espuma)
Esto que estoy diciendo, es lo que yo te pregunto y serás un gran borrico si no lo dices al
punto (El estoque)
Lana sube, lana baja, los ladrones la trabajan (La navaja)
¿Qué será? ¿qué será? que en la mesa siempre está (La quesera)
Si el ena-morado es discreto y entendido / ahí va el nombre de la dama / y el color de su
vestido (Elena, morado)
De mi arte a tu arte, prefiero mi arte (miarte)
Hola, me llamo Enrique Cimiento (enriquecimiento)
Una tienda de pan es una panadería. Una tienda de zapatos es una zapatería. Una tienda de
quesos, ¿Qué sería? (quesería)
¿Por qué lavo la rueda? / ¿Por qué la bola rueda?
Elsa lame el salame
Entramos en tramos
No me lo quito ni loquito
Alberto Carlos Bustos
Un chico y una chica van a casa, dos son sus hijos.¿Cómo están ese chico y chica? (
Casados )
Un sol,un dado un palo y un mudo/ un soldado palomudo
¿Ya se va para Quito? (Broma hecha al ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, durante su
gobierno en una visita al Ecuador)
A la mascotita, la masco Tita
El militante del IRA delira
No ve la novela
Te dio tedio
Elsa audita a el saudita
Su nueva mascota suplanta a su planta
¿Y usted no nada nada? / Es que no traje traje
Captatio benevolentiae
La Captatio benevolentiae, del latín captatio ('captación, acción de buscar algo') y benevolentia
('benevolencia') en el caso genitivo, es un recurso literario y retórico a través del cual el autor
intenta atraerse la atención y buena disposición del público, en el caso de un discurso, o lector, si
apareciese en una obra escrita.
Los autores hacen alusión la mayoría de las veces a que los oyentes o lectores sean comprensivos
con sus errores aduciendo alguna excusa o razón, si bien en muchos de los casos es,
presumiblemente, falsa modestia.
Catacresis
La catacresis (del griego κατάχρησις, 'aprovechamiento'), o abusión, es una figura retórica que
consiste en utilizar metafóricamente una palabra para designar una realidad que carece de un
término específico.[1]
Así, hablamos por ejemplo de boca de riego o de agujero negro, a sabiendas de que no se trata
propiamente de una boca ni de un agujero, pero sin que tengamos como alternativa otro término no
metafórico para designar a esas realidades.
Perífrasis (retórica)
En retórica, dentro de las figuras literarias, la perífrasis o circunloquio, es una de las figuras
oblicuas; consiste en designar de forma indirecta un concepto a través de un conjunto de sus
características.
Fundamentalmente, se trata de dar un rodeo para evitar una expresión estereotipada o común más
usual, utilizando para ello varias palabras que la evocan sin citarla de forma expresa.
Es un mecanismo frecuente en la lítotes o atenuación, en la ironía y en el eufemismo, y está
vinculado a la definitio.
Ejemplos
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«el techo del mundo» = la cumbre del Everest;
«el rey de los animales» = el león;
«la materia que sirve para calcular los ángulos» = la trigonometría;
«dio su último suspiro» = murió;
«no pocos» = muchos (lítotes);
«el Supremo Hacedor» = Dios;
«el abajo firmante» = nombre propio.
Los epítetos épicos como «el que en buena hora nació» para referirse a El Cid, también se pueden
clasificar como perífrasis.
Cohabitación (retórica)
En retórica, la cohabitación, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras lógicas. Consiste
en adscribir a un mismo sujeto dos conceptos contrarios; su uso estilístico más frecuente tiene por
objeto el reflejar las contradicciones de la persona en el plano amoroso o moral.
Ejemplo
"lloro e río en un momento
e soy contento e quexoso,
ardid me fallo e medroso..."
Marqués de Santillana
Communicatio
En retórica, la communicatio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras dialécticas.
Consiste en presentar, con fines argumentativos, varias posibilidades como vías de actuación ante
una situación determinada. Su expresión se suele hacer mediante una pregunta retórica, dirigida o
no al interlocutor.
Ejemplo:
"muchas veces he dudado sobre cuál cosa haré antes: desterrar a ti de la tierra o a mí de mi
fama en darte lugar que digas lo que quisieres". (Diego de San Pedro, Cárcel de Amor).
Retruécano
En retórica, un retruécano (o conmutación), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras
de repetición. Consiste en un quiasmo al que se le ha añadido también el cruce de las funciones
sintácticas de los términos implicados. En otras palabras, el retruécano es la reorganización
diferente de los elementos de una oración en otra oración subsiguiente, en la que se invierte la
posición de los términos que se repiten, de manera que el sentido de la segunda oración contraste
con el de la primera.
Por ejemplo, «hay muchos que siendo pobres merecen ser ricos, y en siendo ricos merecen ser
pobres.» (Quevedo). En este ejemplo tenemos, en primer lugar, el quiasmo que consiste en el
intercambio de posición en el texto de los términos pobres y ricos; pero, en este caso, se habla de
retruécano porque, además, las funciones sintácticas también han sido cruzadas: en su primera
aparición, ricos es el atributo de ser; pero en la siguiente frase, el atributo pasa a ser pobres.
Ejemplos
"Muchos de los que viven merecen la muerte.
Muchos de los que mueren merecen vivir.
¿Puedes devolver la vida?"
J. R. R. Tolkien
Si tu vida fuera mi vida moriría de pena
No me acuerdo, pero no es cierto
Y si es cierto, no me acuerdo
No me acuerdo hoy
Los Tres, No es cierto (fragmento)
Otros ejemplos:
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«Hay grandes libros en el mundo, y grandes mundos en los libros».
«Voy a prenderme fuego sin llamas, ahora que no me llamas ni para pedirme fuego».
«Pensar tanto en ti en la vida, es como la vida soñando solo contigo».
«Muchas vueltas da la vida, la vida da muchas vueltas».
«Voy de palabras con cuerpo a tu cuerpo sin palabras».
Simile
El término latino simile designa una de las probationes argumentativas o pruebas retóricas que se
utilizan para fundamentar las tesis en una argumentación. Dentro de ellas, lo simile pertenece a las
llamadas «pruebas intratécnicas», esto es, frente a la «extratécnicas», a aquellas que dependen de
la capacidad retórica del orador. Al mismo grupo pertecen el argumentum y la sententia.
Al ámbito de lo simile pertenecen los razonamientos que se apoyan en la analogía o relación de
semejanza entre los asuntos tratados.
Se distinguen cuatro técnicas dentro de lo simile: dos de ellas, el exemplum y la similitudo, tienen
un claro valor probatorio dentro del razonamiento; las otras dos, el símil y la comparación, por su
parte, tienen un valor puramente retórico, en el sentido de «ornamental». En este sentido, las
analogías que aparecen en estas dos últimas técnicas suelen ser más breves que las que aparecen en
las dos primeras. Concretamente:
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en el exemplum, el elemento con el que se establece la analogía es un hecho concreto
(ficticio o real) protagonizado por unos personajes en un tiempo determinado;
en la similitudo, a diferencia del anterior, el hecho con el que se establece la analogía es un
hecho cotidiano, no concreto, con protagonistas no especificados;
en cuanto al símil, se trata de una analogía en la que los elementos relacionados son
presentados como iguales en cuanto a una cualidad;
por último, en la comparación la analogía presenta a uno de los elementos en cuestión
como superior o inferior al otro, de acuerdo con alguna cualidad específica.
Complexión (retórica)
En retórica, la complexión (o complexio, en latín) es una de las figuras literarias de repetición.
Consiste en el uso combinado de dos figuras de repetición, la anáfora y la epífora, por lo que la
repetición de palabras se repite tanto al principio como al final de versos o unidades sintácticas
consecutivas.
Ejemplos
"no vos supe servir, no,
y, agora que os serviría,
no vos puedo haber, no"
(fragmento del Romance de rosa fresca)
Concatenación
La concatenación es, en general, el acto de unir o enlazar cosas.
En literatura
En el contexto de las figuras retóricas, la concatenación es el uso continuado de la anadiplosis.
Nótese el siguiente ejemplo:
La plaza tiene una torre,
La torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor...
Antonio Machado
Concessio
En retórica, y dentro de las figuras retóricas, la concessio es una de las figuras dialécticas. Consiste
en conceder parte de la razón al adversario en el asunto sobre el que se está discutiendo; en tanto
que recurso retórico, este reconocimiento parcial de falta de razón no es más que un mecanismo
que tiene por objeto intensificar la importancia del resto de aspectos en los que no se concede la
razón al otro.
Conciliatio
En retórica, la conciliatio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras dialécticas. Es un
recurso manipulador del lenguaje pues retoma un término usado previamente en el discurso,
hipotéticamente por el interlocutor, y lo reutiliza pero con un significado completamente diferente
al que en su anterior aparición tenía.
Ejemplo: "no puedo negar a vuesa merced lo de ser mudable, pues no he tenido cosa en mi casa
que vuesa merced no me la haya mudado en la suya con la facilidad que sabe" (Francisco de
Quevedo); en su primera aparición en el ejemplo, mudar tiene un sentido intelectual, mientras que
en la segunda lo tiene físico.
Correctio
En retórica, dentro de las figuras literarias, la correctio es una de las figuras dialécticas. Se trata de
introducir una corrección respecto de un elemento emitido en el discurso. Esta rectificación se
resuelve en una relación de antonimia entre los términos implicados.
Ejemplo:
"-Trabajo tenías, madre, con tantas mozas, que es ganado muy trabajoso de guardar.
- ¿Trabajo, mi amor? Antes descanso y alivio."
La Celestina.
Reificación
La reificación o cosificación es un recurso estético, seguido fundamentalmente en la literatura y
pintura del expresionismo, que consiste en degradar a seres humanos transformándolos en cosas o
mirándolos como si fueran cosas. Por tanto, quien así lo hace posee un absoluto dominio de ellas a
causa de su pasividad y les priva de cualquier humanidad. Se trata de un mecanismo habitual del
vituperio: (por ejemplo, "tarugo" es un insulto que transforma a un personaje en un inútil, de la
misma forma que un trozo de madera sobrante o tarugo es inútil para un carpintero).
Aunque su uso es muy antiguo (se encuentra en el pintor Archimboldo y en Francisco de
Quevedo), se trata de un procedimiento estético desarrollado fundamentalmente por el movimiento
de vanguardia conocido como expresionismo, y por tanto se encuentra en los esperpentos
dramáticos de Ramón María del Valle-Inclán.
Cronografía
En retórica, la cronografía (del griego χρονο 'cronos', "tiempo", y γραφειν grafía, "describir"),
dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de definición; consiste en una descripción de
tiempos, entendidos estos por momentos temporales determinados.
Ejemplo:
Por el mes era de Mayo,
cuando hace la calor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor.
Romance del prisionero.
Definitio
En retórica, la definitio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de definición.
Consiste en relacionar las características esenciales de un concepto partiendo de la especificación
de este (en el caso en que se elude la expresión del concepto, se tiene un caso de perífrasis).
Ejemplo: "la misericordia es virtud muchas veces coronada, es merced enternecida, es un amor
materno; la más amartelada diligencia para el perdón..." (Francisco de Quevedo).
Evidentia
En retórica, la evidentia (o demonstratio), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de
descripción. Se trata de un término que hace referencia genérica a una técnica descriptiva que
consigue representar una realidad de una forma especialmente viva y detallada.
A tal efecto, la evidentia hace uso de varios recursos:
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la descripción pormenorizada;
la enumeración;
la translatio temporum o "cambio de perspectiva temporal", esto es, utilizar un presente
histórico para hacer la acción más cercana al receptor;
el apóstrofe;
la sermocinatio;
la similitudo;
la subiectio.
Deprecación
En retórica, la deprecación, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de diálogo.
Consiste en emplear la súplica, el ruego o la plegaria para lograr un fin.
Ejemplo:
“Sácame de aquesta muerte,
mi Dios y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte.
Mira que muero por verte,
y vivir sin ti no quiero
y tan alta vida espero
que muero por que no muero”.
Santa Teresa de Jesús
Digresión
Una digresión ( del latín digressĭo, -ōnis, apartarse), también llamado "excurso", es el efecto de
romper el hilo del discurso con un cambio de tema intencionado.
En literatura la digresión formó parte sustancial de los trabajos satíricos del siglo XVIII, como en
El cuento del tonel de Jonathan Swift, La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy de
Laurence Sterne. En el siglo XX se ha asociado con la ficción posmoderna que ha usado la
digresión para distanciar al lector de la ficción y para crear una sensación de juego.
Ejemplo:
- El gato de mi prima es demasiado alterado - Dijo impaciente. Y cómo no iba a serlo, si cierta raza
de gatos no puede si quiera adaptarse al clima tan frío del pueblo donde vivían. Es como si alguien
quisiera traerse verduras exóticas del caribe y las plantara lo más al norte de Rusia. Aunque, claro,
puede darse el caso de que aquello funcione, no sería más que una de las tantas muestras de
supervivencia de las especies.
- ¿Estará estresado?
- Lo dudo.
Distinctio
En retórica, la paradiástole o distinctio es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras
dialécticas. Relacionado directamente con la conciliatio, de la que sería una suerte de negación, el
recurso de la distinctio manifiesta la inconveniencia de considerar como sinónimos dos términos
determinados.[1]
Ejemplos
No todo alabar es bien decir.
Baltasar Gracián
Conocer no es lo mismo que saber.
Vicente Aleixandre
Distributio
En retórica, la distributio, dentro de las figuras retóricas, una de las figuras de acumulación.
Consiste en la puntualización de los distintos aspectos que forman parte de una idea expuesta al
comienzo de un texto; a diferencia de la expolitio, no implica una explicación detallada de esos
aspectos.
Dubitatio
En retórica, la dubitatio, también llamada aporesis, es una de las figuras dialécticas dentro de la
clasificación de figuras literarias. Consiste en expresar una duda entre distintas posibilidades para
expresar un concepto.
Ejemplo: “Nadie más incapaz que yo para dirigiros la palabra, pero, venciendo mi natural
timidez, me atrevo a hacerlo, empujado por el entusiasmo que me posee”.
Ecthlipsis
En retórica, la ecthlipsis es la figura literaria de dicción que complementa a la sinalefa, pues
supone la fusión de las consonantes final e inicial de sendas palabras cuando aquéllas son idénticas
o muy similares.
Ejemplo: los siguientes versos, de Jorge Manrique, forman parte de una estrofa formada con versos
de 8 y 4 sílabas. El segundo de los versos, aunque cuenta con 5 sílabas gramaticales, gracias a la
ecthlipsis, se queda con 4, pues su primera sílaba, que empieza por d, se une a la última palabra
del primer verso que termina en d.
ni menos la voluntad
de tal manera.
Enálage
La enálage (del griego ‘εναλλαγή, 'cambio') es una figura retórica que consiste en utilizar una
palabra con una función sintáctica que no le es propia. Así, en el verso de Quevedo
soy un fue, y un será, y un es cansado
las formas verbales fue, será y es ejercen la función de atributo, como si se tratara de sustantivos.
En ocasiones, se considera también enálage el uso traslaticio de un tiempo verbal por otro, o de un
género gramatical por otro.
Uno de los rasgos característicos de los romances es el uso del tiempo imperfecto de indicativo con
valor de pretérito perfecto simple o de presente de indicativo. Por ejemplo, el Romance del
prisionero comienza con el verso
Que por mayo era, por mayo,
pero la acción no sucede en el pasado, sino en el presente (cuando hace la calor; sino yo, triste y
cuitado / que yago en esta prisión).
Encabalgamiento
Encabalgamiento es un efecto poético que ocurre cuando la pausa de fin de verso no coincide con
una pausa morfosintáctica (una coma, un punto...). La frase inconclusa queda, por tanto, «a
caballo» entre dos versos (efecto del que toma su nombre la figura retórica).
Existen dos tipos: el encabalgamiento suave (en el que apenas se rompe la unidad de la frase al
cortarla) y el brusco o abrupto (en el que se deja sentir ese corte violenta y repetidamente). Cuando
el encabalgamiento abrupto ocupa tres sílabas o menos, se denomina braquistiquio, y sirve para
subrayar o destacar el significado de una expresión entre dos pausas fuertes. En un comentario de
texto, el encabalgamiento se debe situar en el nivel fónico de los aspectos verbales. Se habla de
esticomitia cuando el encabalgamiento comprende ambos versos por completo.
Aquí un ejemplo de encabalgamientos, las expresiones en negrita en esta lira de Fray Luis de
León:
Bien como la ñudosa
carrasca, en alto risco desmochada
con hacha poderosa
de ser despedazada
del hierro, torna rica y esforzada...
Fray Luis de León, siglo XVI
Otro ejemplo, en el que se produce encabalgamiento en todos los versos:
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Hendíadis
La endíadis o hendíadis (del latín hendiadys, y éste de la expresión griega ἓν διὰ δυοῖν, 'uno
mediante dos') es una figura retórica que consiste en la expresión de un único concepto mediante
dos términos coordinados. Así, si decimos "estará aquí en carne y hueso", los dos sustantivos
sirven para trasmitir una sola idea ('en persona'). Otros ejemplos comunes son las expresiones
"prometer el oro y el moro", "estar a las duras y a las maduras", "a tontas y a locas", "a trancas y
barrancas" y "a troche y moche" (en las que intervienen también la rima y la paronomasia).
Elipsis (figura retórica)
La elipsis es una figura retórica que consiste en la supresión de algún término de la oración, que
aunque sea necesario para la correcta construcción gramatical, se sobreentiende por el contexto.
Ejemplos:
Yo llevaba las flores y ellos, el incienso.
En este verso, se omite el verbo 'llevar', anterior a 'incienso'.
Félix cantaba una canción romántica y sus amigos, unos boleros.
En este verso, se omite el verbo 'cantar', anterior a 'boleros'.
Con estas y con otras leyes y estatutos
nos conservamos y vivimos alegres;
somos señores de los campos, de los sembrados,
de la selvas, de los montes, de las fuentes, de los ríos;
los montes nos ofrecen leña de balde; los árboles, frutos;
las viñas, uvas.
(Miguel de Cervantes)
Énfasis
En retórica, el énfasis es un tropo que consiste en emplear una palabra o expresión en un sentido
más restringido y preciso del que habitualmente tiene en la lengua común, con el objeto de
intensificar un determinado sentido. Puede considerarse una forma de sinécdoque.
Por ejemplo: en "es todo un hombre", la palabra hombre no designa al ser humano varón, sino al
conjunto de cualidades propias de la hombría. De esta forma, la aplicación de tal frase a un hombre
se hace con el objeto de subrayar la hombría de la persona en cuestión.
Enumeración (retórica)
En retórica, la enumeración es una de las figuras de acumulación. Consiste en sumar o acumular
elementos lingüísticos a través de la coordinación, bien a través de conjunciones, bien por
yuxtaposición. A diferencia de la interpretatio, los miembros coordinados designan realidades
diferentes. Normalmente, se acompaña del uso de la anáfora o del paralelismo.
Ejemplos:
"desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo[...]
Lope de Vega
[...]Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
Vicente Aleixandre
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