Aféresis (fonética) Aféresis es la pérdida de un sonido o grupo de sonidos al comienzo de una palabra. Esta puede darse en la evolución patrimonial de una palabra, por ejemplo, del latín al español: lectorile > letril > latril > atril. La aféresis puede ser de una letra inicial; por ejemplo, la pérdida de la p en la palabra psicología > sicología. Más concretamente, la aféresis es un metaplasmo donde se produce la pérdida o desaparición de uno o varios fonemas o sílabas al principio de algunas palabras (cuando la pérdida se produce al final de la palabra se denomina apócope, y si la pérdida tiene lugar en medio de la palabra se llama síncopa). Aféresis en poesía La aféresis es un recurso poético consistente en la supresión de una sílaba al principio de una palabra. Este recurso poético era habitual en la poesía en español hasta el Romanticismo, siendo muy usado en el Siglo de Oro ya que la exigencia métrica en las distintas estrofas conllevaba este tipo de licencias y libertades; sin embargo, luego cayó en desuso, siendo hoy en día muy raro encontrarla y constituye cuando se da un rasgo de extrañamiento más que un recurso métrico. Alegoría Alegoría, del griego allegorein «hablar figuradamente», es una figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos. Así sea una mujer ciega con una balanza, es alegoría de la justicia, y un esqueleto provisto de guadaña es alegoría de la muerte. Por su carácter evocador, se empleó profusamente como recurso en temas religiosos y profanos. Fue usada desde la antigüedad, en la época del Egipto faraónico, la Antigua Grecia, Roma, la Edad Media o el Barroco. «...contra la desafortunada confusión entre símbolo y alegoría. La alegoría es una representación más o menos artificial de generalidades y abstracciones perfectamente cognoscibles y expresables por otras vías. El símbolo es la única expresión posible de lo simbolizado, es decir, del significado con aquello que simboliza. Nunca se descifra por completo. La percepción simbólica opera una transmutación de los datos inmediatos (sensible, literales), los vuelve transparentes. Sin esta transparencia resulta imposible pasar de un plano al otro. Recíprocamente sin una pluralidad de sentidos escalonados en perspectiva ascendente, la exégesis simbólica desaparece, carente de función y de sentido». Henri Corbin. También se denomina alegoría a un procedimiento retórico de más amplio alcance, en tanto que por él se crea un sistema extenso y subdividido de imágenes metafóricas que representa un pensamiento más complejo o una experiencia humana real, y en ese sentido puede constituir obras enteras, como el Nicolas Gomez de Jean de Meung; la alegoría se transforma entonces en un instrumento cognoscitivo y se asocia al razonamiento por analogías o analógico. Por ejemplo, Omar Khayyam afirma que la vida humana es como una partida de ajedrez, en la cual las casillas negras representan las noches y las blancas los días; en ella, el jugador es una pieza más en el tablero. Jorge Manrique, por otra parte, afirma, tomándolo del Eclesiastés, que nuestras vidas son ríos y como ellos sólo parecen diferentes en su curso y caudal, pero no en su final, que es el mar/la muerte: el final ha sido ya escrito, pero no el transcurso de la vida. Y Bernardo de Chartres enseñaba que somos «enanos a hombros de gigantes», porque por nosotros mismos no podemos ver muy lejos, pero subidos a hombros del saber antiguo podemos ver incluso más de lo que vieron los grandes hombres del pasado. El significado alegórico es también uno de los cuatro que es posible extraerle a la Biblia según los teólogos. Por otra parte, se conoce como Escuela alegórico-dantesca la poesía alegórica española del siglo XV influenciada por la Divina Comedia de Dante Alighieri.Podemos ver en la divina comedia de dante que la loba es alegoría de lujuria y el león es alegoría de soberbia. Los principales representantes fueron don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (Carrión de los Condes, 1398-1458) y Juan de Mena (Córdoba, 1411-1456). El dramaturgo barroco Pedro Calderón de la Barca llevó a su perfección el subgénero dramático alegórico en un acto de tema eucarístico denominado auto sacramental, donde los personajes son en realidad alegorías de conceptos abstractos. En El verdadero dios Pan, define así la alegoría: La alegoría no es más que un espejo que traslada lo que es con lo que no es, y está toda su elegancia en que salga parecida tanto la copia en la tabla, que el que está mirando a una piense que está viendo a entrambas. Un buen ejemplo de alegoría son los siguientes versos de Jorge Manrique: Este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos cuando nacemos andamos, mientras vivimos, y llegamos al tiempo que fenecemos así que cuando morimos descansamos. (Coplas a la muerte de su padre) O estas frases de Cervantes: «Dime: ¿no has visto tú representar alguna comedia adonde se introducen reyes, emperadores y pontífices, caballeros, damas y otros diversos personajes? Uno hace el rufián, otro el embustero, éste el mercader, aquél el soldado, otro el simple discreto, otro el enamorado simple; y, acabada la comedia y desnudándose de los vestidos della, quedan todos los recitantes iguales. -Sí he visto —respondió Sancho. -Pues lo mismo —dijo don Quijote— acontece en la comedia y trato de este mundo, donde unos hacen los emperadores, otros los pontífices, y, finalmente, todas cuantas figuras se pueden introducir en una comedia; pero, en llegando al fin, que es cuando se acaba la vida, a todos les quita la muerte las ropas que los diferenciaban, y quedan iguales en la sepultura. -¡Brava comparación! —dijo Sancho—, aunque no tan nueva que yo no la haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que, mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y, en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura. -Cada día, Sancho —dijo don Quijote—, te vas haciendo menos simple y más discreto». (Cervantes, Quijote, II) Aliteración La aliteración es la reiteración de estructuras consecutivas o ligeramente separadas. Dicho de otra manera, es la repetición de sonidos consonantes (fonemas) al principio de palabras o de sílabas acentuadas, como por ejemplo en el verso de Zorrilla "el ruido con que rueda la ronca tempestad". A veces la repetición de sonidos vocálicos también es conocida como aliteración. Contenido [ocultar] 1 La aliteración en la poesía 2 La aliteración en la poesía germánica antigua 3 La aliteración en las lenguas tonales 4 Ejemplos La aliteración en la poesía Esta figura retórica consiste en el efecto sonoro producido por la repetición consecutiva de un mismo fonema, o de fonemas similares, vocálicos o consonánticos, en una oración o en un verso. En ocasiones, la aliteración suele sugerir imágenes relacionadas con los sentidos, como el sonido del viento, el del agua, o el del paso de un coche. En este caso también se puede considerar onomatopeya. La aliteración en la poesía germánica antigua Aunque la aliteración es hoy por hoy un "embellecimiento" en la prosa y la poesía, el verso aliterativo fue un principio de estructura formal en el verso germánico antiguo. Ecos de este recurso han permanecido en la persistencia de la aliteración en la poesía moderna alemana; como puede verse en los textos de numerosos lieder -canciones alemanas-; como en el texto de Der Nussbaum, de Mosen: Es grünet ein Nussbaum vor dem Haus, luftig duftig breitet erblätrig die Äste aus. En su breve texto sobre las kenningar, Jorge Luis Borges comenta: "En las historias de la literatura se lee que el verso germánico medieval constaba de dos hemistiquios: en el primero dos palabras aliteraban, es decir, empezaban con el mismo sonido; en el último, una palabra aliteraba con las dos anteriores. Esa estructura rigurosa no siempre corresponde a la realidad. Lineas como Ofer brade brimu Brytene sohtan (sobre el ancho mar buscaron a los Britanos), de la Oda de Brunanburh, donde el grupo consonántico br ocurre tres veces, son relativamente raras." Borges Las kenningar (Nueva antología personal, Bruguera, 1980) Una precisión con respecto a la aliteración en la poesía germánica antigua: en realidad, la aliteración propiamente dicha se refiere a la grafía; como ejemplo, adviértase que "casa" y "cesta" forman aliteración y no sólo mediante las letras "s" y "a", sino también mediante la letra "c" aunque ésta no represente el mismo sonido en una palabra y en la otra. Cuando se trata de los fonemas, lo correcto en el caso de la poesía germánica antigua y en los de las composiciones en que se haga uso del mismo procedimiento es hablar de "rima inicial"; como ejemplo, vemos que, con la pronunciación y la ortografía normativas del castellano actual, "barro" y "vena" no presentan aliteración, pero sí ocurre que la "b" de barro y la "v" de "vena" suenan igual. "Casa" y "cesta" forman aliteración, pero no presentan rima inicial. "Barro" y "vena" sí presentan rima inicial, que es lo que interesa en general, más que la aliteración en sí, en, por ejemplo, la poesía germánica antigua, dirigida sobre todo a auditorios poco o nada letrados, y que básicamente no se leía, sino que se cantaba y se declamaba acompañada por algún instrumento musical. Nótese también que se consideraba que la thorn (sorda) y la eth (sonora) formaban aliteración, y que en un mismo poema anglosajón podía aparecer la misma palabra con alternancia de ambas letras, incluso en el mismo pasaje. La aliteración en las lenguas tonales Repetición de un sonido al menos dos veces en un verso de arte menor, o al menos tres veces en un verso de arte mayor. Constituye el recurso fundamental (el único que puede acuñar verso) en la poesía germánica antigua de los escaldas, donde el verso debe tener al menos tres palabras que empiecen por el mismo sonido. Ejemplos "La libélula vaga de la vaga ilusión" (Rubén Darío). "A las aladas almas de las rosas..." (Miguel Hernández). "En el silencio sólo se escuchaba / el susurro de las abejas que sonaban"(Garcilaso de la Vega, Égloga III). "Oye el sórdido son de la resaca, infame turba de nocturnas aves" (Góngora). "Mi mamá me mima" (Popular) Gustavo Adolfo Bécquer Fragmento de la Rima 39 de El libro de los gorriones: Mientras se sienta que se ríe el alma, sin que los labios rían; mientras se llore, sin que el llanto acuda a nublar la pupila; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan, mientras haya esperanzas y recuerdos, ¡habrá poesía! Lenisio Dimas Cada tarde sexas verdes garzas agarras garras de aves de raras razas garras de garzas verdes de Caracas Cerdas tardes desgarradas cara a cara garza a garza sexas rea de esta farsa Rezas terca rezas deseas ser fada deseas esa seda cara Te degradas arrastrada rata de fea escara garras de aves verdes cerradas raras veces "cacarea cacarea! cafre azteca de Caracas!" Aceradas tardes vagas de desfasadas frases raras "Los suspiros se escapan de su boca de fresa" (Rubén Darío). La repetición del fonema S evoca en el lector los suspiros mencionados por el hablante lírico. Bajo el ala aleve del leve abanico Anacoluto El anacoluto es un cambio repentino en la construcción de la frase que produce una inconsistencia; como si se hubiera cambiado la frase en el medio. Es habitual e inconsciente como parte del habla informal, pero en algunos casos se utiliza adrede, como figura retórica. En este caso suele denominarse reticencia y consiste en dejar incompleta una frase o no acabar de aclarar una especie, dando, sin embargo, a entender el sentido de lo que no se dice. Guarda cierta similitud con el solecismo, pero éste implica una irregularidad sintáctica en el idioma empleado. Etimología Anacoluto proviene del latín anacoluthon, y éste del griego ανακόλουθον (anakólouthon; 'que no sigue', 'inconsecuente'); palabra compuesta con el prefijo privativo ἀν- (an-) y la radical también griega ἀκόλουθος (akóluthos; 'acólito', 'consecuente', 'compañero de camino'). Su prácticamente sinónimo, solecismo, proviene del latín soloecismus, que a su vez deriva del griego σολοικισμός (soloikismós, 'error sintáctico'). Su origen es la palabra σόλοικος (sóloikos) aplicada a los habitantes de Soloi, en Cilicia, que hablaban una variedad de griego altamente peculiar. Tipología El anacoluto se divide en dos subtipos: Anantapódoton: es la supresión de una parte de la frase. Ej.: "La historia hubo muchas guerras" (En la historia hubo muchas guerras). Anapódoton: es la repetición de una parte de la frase. Ej.: "Si los estudiantes reprueban el examen lo reprueban, tendrán un recuperatorio". En retórica Anacoluto tiene incidentalmente el significado de la frase latina non sequitur en lógica, es decir una expresión inconsecuente, falta de concordancia, que se aparta del logos en cuanto sentido de un discurso. En la retórica clásica anacoluthon se utiliza como marca de un posible error de lógica discursiva Anadiplosis La anadiplosis o conduplicación es un recurso literario que consiste en la repetición de la misma palabra o grupo de palabras al final de un verso y al comienzo del siguiente.1 2 El uso continuado de anadiplosis se denomina concatenación (...a/a...b/b...c/c...). Ejemplos Oye, no temas, y a mi ninfa dile, dile que muero. Esteban Manuel de Villegas, siglo XVII Mi sien, florido balcón de mis edades tempranas, negra está, y mi corazón, y mi corazón con canas. Miguel Hernández, siglo XX Nadie ama solamente un corazón: un corazón no sirve sin un cuerpo. José María Fonollosa, siglo XX A veces pienso en ti incluso vestida, vestida de mujer para la noche, la noche que cambió tanto en mi vida; mi vida, deja que te desabroche...'. Javier Krahe, siglo XX Mal te perdonarán a ti las horas; las horas que limando están los días, los días que royendo están los años. Luis de Góngora, siglo XVII Anáfora (retórica) La anáfora (del latín anaphora y ésta del griego ἀναφορά, "ascenso, referencia a lo anterior") es un caso particular de figura retórica del tipo de la aliteración y que consiste en la repetición de las primeras palabras de un verso. Ejemplos: Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. Miguel Hernández, "Elegía por la muerte de Ramón Sijé", siglo XX La anáfora es también considerada como la repetición simple de una palabra cuando esta va al principio de la frase, o también recurrir al texto con menciones implícitas mediante pronombres demostrativos. Por ejemplo: Juan y Pepe fueron a pescar; éste pescó una trucha de tres kilos y aquél otra de cinco. También se considera una deixis que desempeñan ciertas palabras para asumir una parte del discurso ya emitida. Por ej: Dijo que había estado, pero no me lo creí. En prosa, puede consistir en la repetición de distintas frases o grupos sintácticos. La anáfora se halla relacionada con la pragmática. Anástrofe En retórica, la anástrofe, del griego anastrophé, "inversión", es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras de posición; consiste en invertir el orden sintáctico habitual o normal de dos o más palabras sucesivas en una frase. No siempre se distingue con claridad del hiperbatón, que, a diferencia de la anástrofe, supone transposición de uno o más elementos de la oración. Ejemplos: 1. En la fraseología: "A Dios rogando y con el mazo dando" (el orden normal -que no habitualsería "rogando a Dios") 2. En la literatura: "ninguno no debe usar ni querer de mujeres amor" (Arcipreste de Talavera, Corbacho). 3. En la retórica publicitaria: "no sabe a plástico, /no sabe a lata,/ no sabe a cartón,/ y no sabe ni siquiera a vidrio,/ el vidrio" (Campaña de la asociación nacional de fabricantes de vidrio). Animalización La animalización es una figura literaria consistente en la comparación entre personas y animales siendo la persona el objeto real y el animal, el imaginario. Breve historia de su paso por la literatura española Esta figura es típica del naturalismo, aunque en la literatura española no es muy frecuente, debido a que la religiosidad característica de este país chocaba frontalmente con este movimiento literario, que otorgaba el motivo de los actos de las personas a la naturaleza y personas que nos rodean, influidos estos últimos a su vez también por más de lo mismo. Todo esto contra la Iglesia que tenía bastante podeer durante la época del realismo en dicho país Annominatio En retórica, la annominatio es, dentro de las figuras literarias, el nombre genérico que reciben una serie de figuras de repetición (la paronomasia, la derivatio, la figura etimológica y el políptoton) en tanto que comparten el rasgo de ser repeticiones de palabras que coinciden en determinadas secuencias fónicas, formen esas palabras familia léxica o no. Equívoco Un equívoco es una expresión o situación que puede entenderse según varias significaciones o sentidos. Por lo que es el oyente o el intérprete quien otorga la forma de interpretación del contenido. Uno que se usa frecuentemente es el "doble sentido", originado en la consideración de un término que tiene más de un significado. No debe confundirse con anfibología, que es aquella falacia no formal originada en la sintaxis de un texto, y no en el significado equívoco de una palabra. En tanto el equívoco atiende a una sola palabra, la anfibología atiende a un enunciado. En retórica, el equívoco (o antanaclasis), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de repetición. Consiste en hacer uso del valor polisémico de algunas palabras: se repite el significante (o cuerpo fónico de la palabra) pero en cada aparición el significado es distinto. Ejemplos: La palabra "presa" es equívoca en sí misma y su significado únicamente podremos obtenerlo según el contexto en el que se use: Mujer en la cárcel. Objeto que busca el cazador. Embalse artificial de agua Instrumento que se utiliza para sujetar "Es necesario que traigas las velas para salir a navegar" Se puede entender "vela" como el bastón de cera, con un núcleo de pabilo, usado para iluminar; o bien, aquella porción de tela útil para acaparar el viento e impulsar una embarcación. Tu cara de los ángeles tan cara (Gregorio Silvestre). Retórica Cara como faz de una persona Cara como adjetivo, en femenino, que determina el precio que se está dispuesto a pagar por algo, es decir, el grado en que se "aprecia" y se valora algo. Cara con respecto a una medida de precio derivación del significado anterior. Cara como opuesto a "cruz" de una moneda En este caso se juega con los dos primeros sentidos. "¿Cómo quieres que vaya de noche a verte si el perro de tu padre sale a morderme?" En esta frase el equívoco surge del sentido que se le quiera dar a la preposición "de": como propiedad perteneciente a un concepto: (tu padre, según el concepto que tiene quien habla, tiene la cualidad "de" ser un "perro") como propiedad de pertenencia física y material de un objeto a un sujeto. (El perro que tu padre tiene en su casa). Por cuyo equívoco surge la anfibología de la frase. Antífrasis La antífrasis (del griego ἀντίφρασις, 'decir lo contrario') es una figura retórica que consiste en dar a un objeto o persona un nombre que indica cualidades contrarias a las que realmente posee.1 Así, en griego antiguo se llamaba γλυκάδιον, 'dulcecito', al vinagre, y el cantante afrocubano Ignacio Jacinto Villa se hizo famoso con el nombre artístico de Bola de Nieve. La antífrasis obedece a veces a un propósito apotropaico y eufemístico: así, los griegos llamaban Euménides ('Bien dispuestas') a las Erinias y los romanos Manes ('Buenos') a los espíritus malignos de los difuntos. Antítesis Una antítesis (del griego αντίθεσις – contraposición, oposición; de las raíces anti~ – contra~ y Tesis – afirmación, axioma) describe en general una contra-afirmación (negación) a una proposición (tesis). Contenido [ocultar] 1 Definición 2 Uso en la literatura o 2.1 Ejemplos 3 Referencias Definición Dos palabras, conceptos, ideas u oraciones mutuamente contradictorias son contrapuestas. De este modo la contraposición o la contradicción se realza. Con una antítesis se puede conseguir una refutación. Una antítesis es generalmente encabezada con la palabra "pero". En la dialéctica de Hegel y el idealismo alemán, la antítesis forma junto con la tesis una síntesis. Uso en la literatura La Antítesis es un recurso estilístico que consiste en contraponer dos sintagmas, frases o versos en cada uno de los cuales se expresan ideas de significación opuesta o contraria (antítesis propiamente dicha) o impresiones más subjetivas e indefinidas que se sienten como opuestas (contraste). Obsérvese cómo en este soneto Lope responde a los reproches que le hace Góngora por ser demasiado claro, utilizando sobre todo antítesis en la segunda estrofa y en el verso final: Livio, yo siempre fui vuestro devoto, nunca a la fe de la amistad perjuro; vos en amor, como en los versos, duro, tenéis el lazo a consonantes roto. Si vos imperceptible, si remoto, yo blando, fácil, elegante y puro; tan claro escribo como vos escuro: la vega es llana e intrincado el soto. También soy yo del ornamento amigo; sólo en los tropos imposibles paro y deste error mis números desligo. En la sentencia sólida reparo, porque dejen la pluma y el castigo escuro el borrador y el verso claro. Lope de Vega, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé Burguillos (1624), nº 147. Ejemplos Eres como la Rosa de Alejandría, colorada de noche, blanca de día. (tradicional)1 José Agustín Goytisolo escribió estos versos: Los niños van por el sol y las niñas, por la luna.2 Federico Novalis: harto está el corazón, vacío el mundo.3 Pablo Neruda escribió: Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.4 Rubén Darío: Cuando quiero llorar no lloro, y, a veces, lloro sin querer.5 Antonomasia La antonomasia (latín: antonomasĭa )? (griego: ἀντονομασία antonomazein', 'nombrar diferente' )? es una sinécdoque que consiste en poner el nombre apelativo por el propio, o el propio por el apelativo. La antonomasia es una forma particular de la metonimia. Contenido [ocultar] 1 En Retórica 2 Lista de expresiones antonomásticas 3 Véase también 4 Referencias En Retórica En retórica, antonomasia es la sustitución de un nombre propio por una expresión, tal como «la Ciudad Eterna» por Roma. El proceso inverso, también es a veces nombrado como antonomasia. Mediante el uso del recurso de estilo conocido como antonomasia, se utiliza un atributo característico —aunque generalmente no privativo— de una entidad individual, para poder particularizarla. Ese atributo asume entonces la función de nombre propio y, de hecho, a veces sustituye el nombre original. Un ejemplo muy frecuente de antonomasia ocupado durante la Edad Media y en los inicios del Renacimiento fue el uso del término «el Filósofo» para referirse a Aristóteles. Un ejemplo más reciente que el anterior del uso de arquetipos fue cómo los periodistas estadounidenses en los años treinta llamaban «solones» a los legisladores, en honor al legendario Solón, legislador de Atenas. De igual manera, la antonomasia funciona en la dirección contraria, utilizando el nombre propio de personas o entidades individuales como generalización de atributos comunes por los cuales aquellas eran conocidas, y actuando así en funciones de nombre común. Por ejemplo, de un dictador sanguinario como Pol Pot, podría decirse que es «un Hitler». A este subtipo de antonomasia se la conoce con el nombre de «antonomasia vossiana», por haber sido establecida modernamente por G. J. Vossius.1 Las antonomasias, a pesar de ser sustantivos comunes, se escriben con mayúsculas, debido a que fungen como nombres propios. En el lenguaje periodístico actual es muy común acudir a un uso abundante de expresiones antonomásticas y clichés, siendo ésta una notable característica distintiva de ese registro del lenguaje. La generación mediática de antonomásticos es constante y difundida tanto por medios escritos como audiovisuales. Siendo lugares comunes del habla, los antonomásticos vienen dados por la cultura nacional de los distintos países, su mundo periodístico, su tradición literaria, etc. Sin embargo existen antonomásticos que son ampliamente compartidos internacionalmente, especialmente en el lenguaje escrito. Por ejemplo, «Ciudad Luz» para referirse a París. Sinécdoque La sinécdoque es un tropo en el cual: Una parte de algo es usada para representar el todo. El todo es usado por una parte. La especie es usada por el género. El género es usado por la especie. El material de que algo está hecho es usado por la cosa. La sinécdoque es una licencia retórica mediante la cual se expresa la parte por el todo. Es una de las maneras más comunes de caracterizar un personaje ficticio. Frecuentemente, alguien es constantemente descrito por una sola parte o característica del cuerpo, como los ojos, que vienen a representar a la persona. También en los sonetos y otras formas de poesía se usan sinécdoques para caracterizar al ser amado en términos de partes individuales del cuerpo en vez de un ser completo, coherente. Esta práctica es especialmente común en los sonetos de Petrarca, donde el ser amado idealizado es frecuentemente descrito parte por parte, de pies a cabeza. Ejemplos Quedó sola con cuatro bocas que alimentar. - se refiere a los hijos. ¡Llegó el tombo! - se refiere a algunos oficiales de ella, no a toda la institución. Son características del gato - utiliza el nombre de un animal para referirse a la especie. Trabajo para ganarme el pan. El resonar de los bronces -se refiere a las campanas La experiencia es la madre de la ciencia. Metonimia La metonimia (griego: μετ-ονομαζειν met-onomazein [metonomadz͡ein], 'nombrar allende', es decir, 'dar o poner un nuevo nombre' )?, o transnominación, es un fenómeno de cambio semántico por el cual se designa una cosa o idea con el nombre de otra, sirviéndose de alguna relación semántica existente entre ambas. Son casos frecuentes las relaciones semánticas del tipo causa-efecto, de sucesión o de tiempo o de todo-parte. Contenido [ocultar] 1 Metonimia en psicoanálisis 2 Metonimia en lingüística 3 Tipos 4 Véase también Metonimia en psicoanálisis En psicoanálisis, de acuerdo a la teoría lacaniana, la metonimia es uno de los dos procesos psíquicos, siendo el otro la metáfora, usados por el inconsciente para manifestarse. El siguiente ejemplo trata de ilustrar este punto: una persona que odie a su padre, al no poder hacer consciente este sentimiento, desarrolla una aversión aparentemente inexplicable hacia la marca de cigarrillos que éste fumaba. En este caso, lo que el padre significa para el sujeto (significado) se traslada del significante inicial (el padre) hacia otro que está relacionado (los cigarrillos.) Metonimia en lingüística Roman Jakobson ha realizado una clara y concisa explicación de las relaciones entre metonimias y metáforas guiándose por las consideraciones estructuralistas de Saussure. Una posible interpretación que hacen algunos lingüistas es que la metáfora es una exageración de la metonimia. Por otra parte el mismo Jakobson en el trabajo referido explica en parte la diferencia de ciertas afasias, metonímicas las unas, metafóricas las otras. Jakobson considera que la metonimia se relaciona con lo que el antropólogo James George Frazer ha clasificado como magia por contagio, y que la metáfora se relaciona con lo que el mismo Frazer llama magia homeopática, o imitativa. También Jakobson sugiere que los procesos de lo inconsciente, denominados por S. Freud «desplazamiento» y «condensación», podrían equipararse a la metonimia y a la metáfora respectivamente. A partir de esto es que Lacan expresa que lo inconsciente está estructurado como un lenguaje, mediante procesos de tipo metonímico y metafórico. Retornando a la índole semiótica de la metonimia cabe decir que las principales modalidades de metonimia se dan según la relación de los términos en juego; por ejemplo: de continente a contenido («bebió un vaso de agua» en lugar de «bebió el agua que estaba dentro de un vaso»); de materia a objeto («la carne» en sentido figurado -o metonímico- para aludir al cuerpo); de lugar de procedencia («un rioja» en lugar de «un vino de la Rioja»); de lo abstracto a lo concreto y del signo a la cosa significada o viceversa. La metalepsis es un tropo del conjunto de las metonimias en el cual se nombra o toma al antecedente por el consecuente o viceversa. Usando una terminología típica de la semiótica, puede decirse que la metonimia es el desplazamiento de algún significado, desde un significante hacia otro significante, que le es en algo próximo. Tipos Causa por efecto: Carecer de pan (carecer de trabajo). Efecto por causa: Los niños son la alegría de la casa (causan felicidad). Contenedor por contenido: Tomar una copa (tomarse el contenido de una copa) Se comió dos platos (comerse el contenido de dos platos) Fumarse una pipa (fumarse el contenido de una pipa) Símbolo por cosa simbolizada: Juró lealtad a la bandera (jurar lealtad al país). Lugar por lo que en él se produce: Un Rioja (un vino de Rioja). Autor por obra: Un Picasso (un cuadro de Picasso). Objeto poseído por poseedor: El primer violín de la orquesta (se refiere al que toca el violín). La parte por el todo: Una ciudad de diez mil almas (habitantes: no un pueblo fantasma, supuestamente merodeado sólo por espectros); no había ni un alma (ni una persona); el balón se introduce en la red (la portería). El todo por la parte: Lavar el coche (la carrocería). La materia por el objeto: Un lienzo (un cuadro). El nombre del objeto por el de otro contiguo a él: El cuello de la camisa. El instrumento por el artista: La mejor pluma de la literatura universal es Cervantes. Apócope En gramática, una apócope (del griego apokopé < apokopto, "cortar") es un metaplasmo donde se produce la pérdida o desaparición de uno o varios fonemas o sílabas al final de algunas palabras (cuando la pérdida se produce al principio de la palabra se denomina aféresis, y si la pérdida tiene lugar en medio de la palabra se llama síncopa). Era figura de dicción según la preceptiva tradicional. El género de esta palabra es femenino. En español se apocopan algunos adjetivos, adverbios, sustantivos, verbos y determinantes. Contenido [ocultar] 1 Adjetivos calificativos 2 Adverbios 3 Cardinales 4 Ordinales 5 Sustantivos o 5.1 Nombres propios 6 Enlaces externos Adjetivos calificativos Ante masculino singular: bueno → buen: "buen día" malo → mal: "mal augurio" Ante un nombre en singular: grande → gran: "gran carrera" (Excepto cuando anteceden los adverbios más o menos: "la más grande carrera") santo → san: "San Antonio" Adverbios Mucho → muy (apócope de muito, del latín multum). Esto sucede cuando precede a un adjetivo o a un adverbio, pero no ante más, menos, mejor y peor: "muy bajo, muy temprano". Tanto → tan y cuanto → cuán. Los dos pierden la sílaba final ante adjetivos o adverbios: "tan bonito, cuán cercano", pero no ante una forma verbal, aunque en el lenguaje coloquial se haga a veces: "tan es así, tan era cierto". Las formas correctas son: "tanto es así, tanto era cierto". recientemente → recién Cardinales ciento → cien. Ciento se apocopa ante un sustantivo (aunque éste vaya precedido de un adjetivo): "Los cien estupendos libros", "Las cien mejores poesías". Se apocopa también cuando es multiplicador de mil: "Los Cien Mil Hijos de San Luis". uno → un. Se apocopa ante nombres masculinos: "Un artículo". También los cardinales compuestos de uno: "veintiún soldados". Ordinales primero → primer. Se apocopa delante de un sustantivo masculino singular: "Su primer libro no era tan bueno", "Su primer y único novio". Según la Real Academia Española, la apócope ante sustantivos femeninos es un arcaísmo que debe evitarse en el habla culta actual. tercero → tercer. Su uso es igual al de primer. Sustantivos bici → bicicleta foto → fotografía mini → minifalda moto → motocicleta nazi → nacionalsocialista radio → radiorreceptor, radioemisora tele → televisión Reticencia En retórica, la reticencia o aposiopesis (ἀποσιώπησις, 'silenciamiento') es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras de omisión. Consiste en dejar incompleta una frase, destacándose más lo que se calla que lo que se dice. Ejemplo: "Si yo hablase...". Apóstrofe No confundir con Apóstrofo, signo ortográfico. Apóstrofe, figura literaria de diálogo que consiste en hablar en un discurso o narración de manera vehemente en segunda persona, dirigiéndose a un grupo o personas presente, fallecida o ausente, a abstracciones u objetos inanimados, o incluso a sí mismo. El empleo de este recurso es muy común en las plegarias u oraciones, en los soliloquios y en las invocaciones. También es frecuente la utilización de esta figura en política, ya que crea la impresión entre el público de que el orador se está dirigiendo directamente a sí mismo, lo que aumenta la receptividad. Ejemplos Olas gigantes que os rompéis bramando En las playas desiertas y remotas Envuelto entre sábanas de espuma, ¡Llevadme con vosotras! Gustavo Adolfo Bécquer, Rima LII ¡O virtuosa, magnífica guerra! En ti las querellas volverse debían, en ti do los nuestros muriendo vivían por gloria en los cielos y fama en la tierra, en ti do la lanza cruel nunca yerra nin teme la sangre verter de parientes; revoca concordes a ti nuestras gentes de tales quistiones y tanta desferra. Juan de Mena, Laberinto de Fortuna Asíndeton El asíndeton es un recurso literario que consiste en omitir la conjunción. Designa la supresión de las marcas de la coordinación y, por lo tanto, unión entre términos que normalmente las llevarían. Suele utilizarse para dar agilidad al texto. Acude, corre, vuela, traspasa la alta sierra, ocupa el llano. No perdones la espuela no des paz a la mano; menea fulminando el hierro insano. Fray Luis de León (siglo XVI) Es una figura que afecta a la construcción sintáctica del enunciado y que consiste en la omisión de nexos o conjunciones entre palabras, proposiciones u oraciones. Esta ausencia de nexos confiere al texto una mayor fluidez, al tiempo que transmite una sensación de movimiento y dinamismo o de apasionamiento, y contribuye a intensificar la fuerza expresiva y el tono del mensaje. Como por ejemplo: Llegué, vi, vencí. (Veni, vidi, vici). Pleonasmo Un pleonasmo es una expresión en la que aparecen uno o más términos redundantes (por ejemplo: sal fuera). Contenido [ocultar] 1 Ejemplos 2 Uso del pleonasmo 3 Véase también 4 Referencia o 4.1 Enlaces externos Ejemplos Algunos ejemplos típicos de pleonasmo son: Lo vi con mis propios ojos. ¡Métete adentro! ¡Sube arriba! Te vuelvo a repetir. Un ejemplo célebre de pleonasmo es la frase del torero español Rafael Guerra: Lo que no puede ser, no puede ser y además, es imposible.[1] Uso del pleonasmo En algunos casos el pleonasmo tiene valor expresivo y se utiliza como recurso estilístico, como sucede en este romance tradicional: Allí arriba en aquel cerro hay un lindo naranjel que lo cría un pobre ciego, pobre ciego que no ve. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, el uso del pleonasmo es involuntario y sugiere poca habilidad lingüística Cacofonía La cacofonía es el efecto sonoro desagradable producido por la cercanía de sonidos o sílabas que poseen igual pronunciación dentro de una palabra o en palabras cercanas en el discurso. Según Ayuso: "las cacofonías son sonidos repetidos que maltratan los oídos".[1] Se emplea a veces como recurso literario. Etimológicamente es un cultismo del griego κακοφωνία, que significa malsonante, de κακός (horrendo, desagradable), y φωνή (sonido). La mejor forma de detectarlas es leyendo el texto en voz alta. Algunas técnicas para corregir las cacofonías son:[2] pasar al plural algunas de las palabras usar sinónimos cambiar el orden de las palabras para distanciar los sonidos repetitivos Ejemplos Descubierto habéis la caca con las cacas que cantáis. Francisco de Quevedo Y déjame muriendo un no sé qué que quedan balbuciendo San Juan de la Cruz, Cántico Espiritual, siglo XVI En la enseñanza del idioma español, especialmente a niños, se concede el uso adecuado de expresiones cacofónicas formando parte de trabalenguas, como ejercicio para adquirir una pronunciación ágil y una buena articulación: Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal en tres tristes trastos Humor La repetición de sílabas, palabras o frases, iguales o muy semejantes, también se utiliza para producir efectos humorísticos. Por ejemplo, en este conocido calambur: Yo loco, loco, y ella loquita. Yo lo coloco y ella lo quita. Calambur El calambur (del italiano "bromear con el cálamo" ) es un juego de palabras que, basándose en la homonimia, en la paronimia o en la polisemia, consiste en modificar el significado de una palabra o frase agrupando de distinta forma sus sílabas. Por ejemplo: plátano es/plata no es. Origen El padre de este artificio lingüístico, según la mayoría de los autores, es François Georges Maréschal, marqués de Bièvre, quien al parecer comenzó a explotar la hilaridad que en la corte de Luis XVI provocaban los continuos equívocos protagonizados por el conde de Kalemburg, embajador de Westfalia, debidos a su escaso dominio de la lengua francesa. No obstante, hay quienes postulan que el término calambur proviene del árabe kalembusu (palabra equívoca), o del italiano calamo burlare (bromear con la pluma). Otros estudios lo hacen proceder del francés calembour, (de calembourg) y este, de Kahlenberg, pueblo cuyo párroco, hacia 1300, fue célebre por el empleo de este juego de palabras. Ejemplos El calambur más famoso de la historia de la lengua española se atribuye a Francisco de Quevedo quien llamó "coja" a la reina Isabel de Borbón (coja realmente y a la que le enojaba mucho toda mofa hacia su discapacidad), primera esposa de Felipe IV de España, tras apostar el pago de una cena con sus colegas a que el propio Quevedo tenía el valor de decirle dicho insulto a la cara. Compró Quevedo dos ramos de flores: uno de claveles blancos y otro de rosas rojas, y se presentó ante la reina en la plaza pública en la que ésta se encontraba. Con una cortés reverencia, Quevedo extendió los brazos ofreciéndole a Mariana de Austria los dos ramos de flores, uno sujeto en cada mano. A continuación Quevedo recitó a la reina los dos versos que harían que sus amigos le pagasen la cena de la apuesta. Y dijo así: Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja. / Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja. Otro calambur de Quevedo se encuentra en un poema suyo, narrando la boda de unos esclavos: Ella esclava y él esclavo que quiere hincársele en medio. / Ella esclava y él es clavo que quiere hincársele en medio. Un famoso ejemplo, éste más moderno, es el de una campaña publicitaria (que salió en abril de 2007) de Telemadrid, cadena televisiva pública de la Comunidad de Madrid. El lema fue ideado por la agencia Publicis, concretamente por la publicista Blanca Gomará. Oficialmente el calambur no se hizo con tendenciosidad, sino que fue fruto de una coincidencia; sin embargo, muchos aseguran que realmente el lema tuvo el fin de transmitir un mensaje oculto que expresara una queja a Esperanza Aguirre (presidenta de la Comunidad de Madrid) por unas supuestas intervenciones partidistas en Telemadrid. Dicho lema era repetido por varios periodistas de la cadena mientras sujetaban un espejo, en la publicidad de dicha cadena y también en la vía y el transporte público. Tras percatarse del mensaje oculto en el lema, la campaña fue inmediatamente retirada. El lema es el siguiente: Telemadrid, espejo de lo que somos. / Telemadrid, "Espe" jode lo que somos. Más ejemplos: Si yo lo quito , ella lo caza. / Si yo loquito , ella locaza. Yo loco, loco, y ella loquita. / Yo lo coloco y ella lo quita. ¡Ave!, César de Roma. / A veces arde Roma. Mi madre estaba riendo. / Mi madre está bariendo El Conde Escoto, ni es Conde, ni Escoto. / El Conde Escoto ni esconde, ni es coto. Alberto Carlos Bustos. / Al ber tocar los bustos. El Comandante. / El coma andante. (Cuba, en referencia a Fidel Castro) El calambur es utilizado para la construcción de acertijos como los siguientes: Fui al centro y vi unos zapatos y los compré ¿Qué compré? (los hilos) Blanca por dentro, verde por fuera, si quieres que te lo diga, espera (La pera) Plata no es oro tampoco ¿Que es? (El plátano) Este banco está ocupado por un padre y por un hijo. El padre se llama Juan, el hijo ya te lo he dicho (Esteban) Dicen que son de dos, pero sólo son de una (Los dedos) No pienses en otras cosas, que las tienes en el mar, o las ves llegar furiosas, o las ves mansas llegar (Las olas) ¿Os lo creeréis si os lo digo que ésta es su capital? Pero no es ésta, os lo digo, sino ruega y lo sabrás (Oslo y Noruega) Y lo es, y lo es y no me lo adivinas en un mes (El hilo) Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir; te la digo veinte veces y no la sabes decir (La tela) Ya ves, ya ves, tan claro que es. No me la adivines de aquí a un mes (Las llaves) Escriba, escriba y comprobará que mi nombre se lo he dicho ya (La criba) Redondo, redondo, fila por fila; quien sepa leer, mi nombre escriba (La criba) Yo, yo me subo, yo, yo me bajo; si lo adivinas eres muy majo (El yoyó) Vivo en el mar sin ser pez y soy siempre juguetón; nunca me baño en el Rin, pues soy el mismo del fin (El delfín) En un puerto hay tres barcos, uno es un crucero, otro un trasatlántico y el otro ya te lo he dicho (El yate) "Sí mona, así te quiero", un galán aseguraba y a su dama así le daba, astuto, su nombre entero (Simona) ¡Escapa, escapa!, que esto que te digo, aunque no te obligo, te abriga y te tapa (La capa) Míralo del derecho y del revés, viene y va; va y viene. Si taba no es. ¿Qué será? (El tábano) Yo tengo un ángulo recto y tres lados que me abarcan. Aunque no quieras creerlo, mi nombre completo es cuadra (La escuadra) Es puma, no es animal; flota y vuela... ¿qué será? (La espuma) Esto que estoy diciendo, es lo que yo te pregunto y serás un gran borrico si no lo dices al punto (El estoque) Lana sube, lana baja, los ladrones la trabajan (La navaja) ¿Qué será? ¿qué será? que en la mesa siempre está (La quesera) Si el ena-morado es discreto y entendido / ahí va el nombre de la dama / y el color de su vestido (Elena, morado) De mi arte a tu arte, prefiero mi arte (miarte) Hola, me llamo Enrique Cimiento (enriquecimiento) Una tienda de pan es una panadería. Una tienda de zapatos es una zapatería. Una tienda de quesos, ¿Qué sería? (quesería) ¿Por qué lavo la rueda? / ¿Por qué la bola rueda? Elsa lame el salame Entramos en tramos No me lo quito ni loquito Alberto Carlos Bustos Un chico y una chica van a casa, dos son sus hijos.¿Cómo están ese chico y chica? ( Casados ) Un sol,un dado un palo y un mudo/ un soldado palomudo ¿Ya se va para Quito? (Broma hecha al ex presidente colombiano, Álvaro Uribe, durante su gobierno en una visita al Ecuador) A la mascotita, la masco Tita El militante del IRA delira No ve la novela Te dio tedio Elsa audita a el saudita Su nueva mascota suplanta a su planta ¿Y usted no nada nada? / Es que no traje traje Captatio benevolentiae La Captatio benevolentiae, del latín captatio ('captación, acción de buscar algo') y benevolentia ('benevolencia') en el caso genitivo, es un recurso literario y retórico a través del cual el autor intenta atraerse la atención y buena disposición del público, en el caso de un discurso, o lector, si apareciese en una obra escrita. Los autores hacen alusión la mayoría de las veces a que los oyentes o lectores sean comprensivos con sus errores aduciendo alguna excusa o razón, si bien en muchos de los casos es, presumiblemente, falsa modestia. Catacresis La catacresis (del griego κατάχρησις, 'aprovechamiento'), o abusión, es una figura retórica que consiste en utilizar metafóricamente una palabra para designar una realidad que carece de un término específico.[1] Así, hablamos por ejemplo de boca de riego o de agujero negro, a sabiendas de que no se trata propiamente de una boca ni de un agujero, pero sin que tengamos como alternativa otro término no metafórico para designar a esas realidades. Perífrasis (retórica) En retórica, dentro de las figuras literarias, la perífrasis o circunloquio, es una de las figuras oblicuas; consiste en designar de forma indirecta un concepto a través de un conjunto de sus características. Fundamentalmente, se trata de dar un rodeo para evitar una expresión estereotipada o común más usual, utilizando para ello varias palabras que la evocan sin citarla de forma expresa. Es un mecanismo frecuente en la lítotes o atenuación, en la ironía y en el eufemismo, y está vinculado a la definitio. Ejemplos «el techo del mundo» = la cumbre del Everest; «el rey de los animales» = el león; «la materia que sirve para calcular los ángulos» = la trigonometría; «dio su último suspiro» = murió; «no pocos» = muchos (lítotes); «el Supremo Hacedor» = Dios; «el abajo firmante» = nombre propio. Los epítetos épicos como «el que en buena hora nació» para referirse a El Cid, también se pueden clasificar como perífrasis. Cohabitación (retórica) En retórica, la cohabitación, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras lógicas. Consiste en adscribir a un mismo sujeto dos conceptos contrarios; su uso estilístico más frecuente tiene por objeto el reflejar las contradicciones de la persona en el plano amoroso o moral. Ejemplo "lloro e río en un momento e soy contento e quexoso, ardid me fallo e medroso..." Marqués de Santillana Communicatio En retórica, la communicatio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras dialécticas. Consiste en presentar, con fines argumentativos, varias posibilidades como vías de actuación ante una situación determinada. Su expresión se suele hacer mediante una pregunta retórica, dirigida o no al interlocutor. Ejemplo: "muchas veces he dudado sobre cuál cosa haré antes: desterrar a ti de la tierra o a mí de mi fama en darte lugar que digas lo que quisieres". (Diego de San Pedro, Cárcel de Amor). Retruécano En retórica, un retruécano (o conmutación), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de repetición. Consiste en un quiasmo al que se le ha añadido también el cruce de las funciones sintácticas de los términos implicados. En otras palabras, el retruécano es la reorganización diferente de los elementos de una oración en otra oración subsiguiente, en la que se invierte la posición de los términos que se repiten, de manera que el sentido de la segunda oración contraste con el de la primera. Por ejemplo, «hay muchos que siendo pobres merecen ser ricos, y en siendo ricos merecen ser pobres.» (Quevedo). En este ejemplo tenemos, en primer lugar, el quiasmo que consiste en el intercambio de posición en el texto de los términos pobres y ricos; pero, en este caso, se habla de retruécano porque, además, las funciones sintácticas también han sido cruzadas: en su primera aparición, ricos es el atributo de ser; pero en la siguiente frase, el atributo pasa a ser pobres. Ejemplos "Muchos de los que viven merecen la muerte. Muchos de los que mueren merecen vivir. ¿Puedes devolver la vida?" J. R. R. Tolkien Si tu vida fuera mi vida moriría de pena No me acuerdo, pero no es cierto Y si es cierto, no me acuerdo No me acuerdo hoy Los Tres, No es cierto (fragmento) Otros ejemplos: «Hay grandes libros en el mundo, y grandes mundos en los libros». «Voy a prenderme fuego sin llamas, ahora que no me llamas ni para pedirme fuego». «Pensar tanto en ti en la vida, es como la vida soñando solo contigo». «Muchas vueltas da la vida, la vida da muchas vueltas». «Voy de palabras con cuerpo a tu cuerpo sin palabras». Simile El término latino simile designa una de las probationes argumentativas o pruebas retóricas que se utilizan para fundamentar las tesis en una argumentación. Dentro de ellas, lo simile pertenece a las llamadas «pruebas intratécnicas», esto es, frente a la «extratécnicas», a aquellas que dependen de la capacidad retórica del orador. Al mismo grupo pertecen el argumentum y la sententia. Al ámbito de lo simile pertenecen los razonamientos que se apoyan en la analogía o relación de semejanza entre los asuntos tratados. Se distinguen cuatro técnicas dentro de lo simile: dos de ellas, el exemplum y la similitudo, tienen un claro valor probatorio dentro del razonamiento; las otras dos, el símil y la comparación, por su parte, tienen un valor puramente retórico, en el sentido de «ornamental». En este sentido, las analogías que aparecen en estas dos últimas técnicas suelen ser más breves que las que aparecen en las dos primeras. Concretamente: en el exemplum, el elemento con el que se establece la analogía es un hecho concreto (ficticio o real) protagonizado por unos personajes en un tiempo determinado; en la similitudo, a diferencia del anterior, el hecho con el que se establece la analogía es un hecho cotidiano, no concreto, con protagonistas no especificados; en cuanto al símil, se trata de una analogía en la que los elementos relacionados son presentados como iguales en cuanto a una cualidad; por último, en la comparación la analogía presenta a uno de los elementos en cuestión como superior o inferior al otro, de acuerdo con alguna cualidad específica. Complexión (retórica) En retórica, la complexión (o complexio, en latín) es una de las figuras literarias de repetición. Consiste en el uso combinado de dos figuras de repetición, la anáfora y la epífora, por lo que la repetición de palabras se repite tanto al principio como al final de versos o unidades sintácticas consecutivas. Ejemplos "no vos supe servir, no, y, agora que os serviría, no vos puedo haber, no" (fragmento del Romance de rosa fresca) Concatenación La concatenación es, en general, el acto de unir o enlazar cosas. En literatura En el contexto de las figuras retóricas, la concatenación es el uso continuado de la anadiplosis. Nótese el siguiente ejemplo: La plaza tiene una torre, La torre tiene un balcón, el balcón tiene una dama, la dama una blanca flor... Antonio Machado Concessio En retórica, y dentro de las figuras retóricas, la concessio es una de las figuras dialécticas. Consiste en conceder parte de la razón al adversario en el asunto sobre el que se está discutiendo; en tanto que recurso retórico, este reconocimiento parcial de falta de razón no es más que un mecanismo que tiene por objeto intensificar la importancia del resto de aspectos en los que no se concede la razón al otro. Conciliatio En retórica, la conciliatio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras dialécticas. Es un recurso manipulador del lenguaje pues retoma un término usado previamente en el discurso, hipotéticamente por el interlocutor, y lo reutiliza pero con un significado completamente diferente al que en su anterior aparición tenía. Ejemplo: "no puedo negar a vuesa merced lo de ser mudable, pues no he tenido cosa en mi casa que vuesa merced no me la haya mudado en la suya con la facilidad que sabe" (Francisco de Quevedo); en su primera aparición en el ejemplo, mudar tiene un sentido intelectual, mientras que en la segunda lo tiene físico. Correctio En retórica, dentro de las figuras literarias, la correctio es una de las figuras dialécticas. Se trata de introducir una corrección respecto de un elemento emitido en el discurso. Esta rectificación se resuelve en una relación de antonimia entre los términos implicados. Ejemplo: "-Trabajo tenías, madre, con tantas mozas, que es ganado muy trabajoso de guardar. - ¿Trabajo, mi amor? Antes descanso y alivio." La Celestina. Reificación La reificación o cosificación es un recurso estético, seguido fundamentalmente en la literatura y pintura del expresionismo, que consiste en degradar a seres humanos transformándolos en cosas o mirándolos como si fueran cosas. Por tanto, quien así lo hace posee un absoluto dominio de ellas a causa de su pasividad y les priva de cualquier humanidad. Se trata de un mecanismo habitual del vituperio: (por ejemplo, "tarugo" es un insulto que transforma a un personaje en un inútil, de la misma forma que un trozo de madera sobrante o tarugo es inútil para un carpintero). Aunque su uso es muy antiguo (se encuentra en el pintor Archimboldo y en Francisco de Quevedo), se trata de un procedimiento estético desarrollado fundamentalmente por el movimiento de vanguardia conocido como expresionismo, y por tanto se encuentra en los esperpentos dramáticos de Ramón María del Valle-Inclán. Cronografía En retórica, la cronografía (del griego χρονο 'cronos', "tiempo", y γραφειν grafía, "describir"), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de definición; consiste en una descripción de tiempos, entendidos estos por momentos temporales determinados. Ejemplo: Por el mes era de Mayo, cuando hace la calor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor. Romance del prisionero. Definitio En retórica, la definitio, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de definición. Consiste en relacionar las características esenciales de un concepto partiendo de la especificación de este (en el caso en que se elude la expresión del concepto, se tiene un caso de perífrasis). Ejemplo: "la misericordia es virtud muchas veces coronada, es merced enternecida, es un amor materno; la más amartelada diligencia para el perdón..." (Francisco de Quevedo). Evidentia En retórica, la evidentia (o demonstratio), dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de descripción. Se trata de un término que hace referencia genérica a una técnica descriptiva que consigue representar una realidad de una forma especialmente viva y detallada. A tal efecto, la evidentia hace uso de varios recursos: la descripción pormenorizada; la enumeración; la translatio temporum o "cambio de perspectiva temporal", esto es, utilizar un presente histórico para hacer la acción más cercana al receptor; el apóstrofe; la sermocinatio; la similitudo; la subiectio. Deprecación En retórica, la deprecación, dentro de las figuras literarias, es una de las figuras de diálogo. Consiste en emplear la súplica, el ruego o la plegaria para lograr un fin. Ejemplo: “Sácame de aquesta muerte, mi Dios y dame la vida; no me tengas impedida en este lazo tan fuerte. Mira que muero por verte, y vivir sin ti no quiero y tan alta vida espero que muero por que no muero”. Santa Teresa de Jesús Digresión Una digresión ( del latín digressĭo, -ōnis, apartarse), también llamado "excurso", es el efecto de romper el hilo del discurso con un cambio de tema intencionado. En literatura la digresión formó parte sustancial de los trabajos satíricos del siglo XVIII, como en El cuento del tonel de Jonathan Swift, La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy de Laurence Sterne. En el siglo XX se ha asociado con la ficción posmoderna que ha usado la digresión para distanciar al lector de la ficción y para crear una sensación de juego. Ejemplo: - El gato de mi prima es demasiado alterado - Dijo impaciente. Y cómo no iba a serlo, si cierta raza de gatos no puede si quiera adaptarse al clima tan frío del pueblo donde vivían. Es como si alguien quisiera traerse verduras exóticas del caribe y las plantara lo más al norte de Rusia. Aunque, claro, puede darse el caso de que aquello funcione, no sería más que una de las tantas muestras de supervivencia de las especies. - ¿Estará estresado? - Lo dudo. Distinctio En retórica, la paradiástole o distinctio es, dentro de las figuras literarias, una de las figuras dialécticas. Relacionado directamente con la conciliatio, de la que sería una suerte de negación, el recurso de la distinctio manifiesta la inconveniencia de considerar como sinónimos dos términos determinados.[1] Ejemplos No todo alabar es bien decir. Baltasar Gracián Conocer no es lo mismo que saber. Vicente Aleixandre Distributio En retórica, la distributio, dentro de las figuras retóricas, una de las figuras de acumulación. Consiste en la puntualización de los distintos aspectos que forman parte de una idea expuesta al comienzo de un texto; a diferencia de la expolitio, no implica una explicación detallada de esos aspectos. Dubitatio En retórica, la dubitatio, también llamada aporesis, es una de las figuras dialécticas dentro de la clasificación de figuras literarias. Consiste en expresar una duda entre distintas posibilidades para expresar un concepto. Ejemplo: “Nadie más incapaz que yo para dirigiros la palabra, pero, venciendo mi natural timidez, me atrevo a hacerlo, empujado por el entusiasmo que me posee”. Ecthlipsis En retórica, la ecthlipsis es la figura literaria de dicción que complementa a la sinalefa, pues supone la fusión de las consonantes final e inicial de sendas palabras cuando aquéllas son idénticas o muy similares. Ejemplo: los siguientes versos, de Jorge Manrique, forman parte de una estrofa formada con versos de 8 y 4 sílabas. El segundo de los versos, aunque cuenta con 5 sílabas gramaticales, gracias a la ecthlipsis, se queda con 4, pues su primera sílaba, que empieza por d, se une a la última palabra del primer verso que termina en d. ni menos la voluntad de tal manera. Enálage La enálage (del griego ‘εναλλαγή, 'cambio') es una figura retórica que consiste en utilizar una palabra con una función sintáctica que no le es propia. Así, en el verso de Quevedo soy un fue, y un será, y un es cansado las formas verbales fue, será y es ejercen la función de atributo, como si se tratara de sustantivos. En ocasiones, se considera también enálage el uso traslaticio de un tiempo verbal por otro, o de un género gramatical por otro. Uno de los rasgos característicos de los romances es el uso del tiempo imperfecto de indicativo con valor de pretérito perfecto simple o de presente de indicativo. Por ejemplo, el Romance del prisionero comienza con el verso Que por mayo era, por mayo, pero la acción no sucede en el pasado, sino en el presente (cuando hace la calor; sino yo, triste y cuitado / que yago en esta prisión). Encabalgamiento Encabalgamiento es un efecto poético que ocurre cuando la pausa de fin de verso no coincide con una pausa morfosintáctica (una coma, un punto...). La frase inconclusa queda, por tanto, «a caballo» entre dos versos (efecto del que toma su nombre la figura retórica). Existen dos tipos: el encabalgamiento suave (en el que apenas se rompe la unidad de la frase al cortarla) y el brusco o abrupto (en el que se deja sentir ese corte violenta y repetidamente). Cuando el encabalgamiento abrupto ocupa tres sílabas o menos, se denomina braquistiquio, y sirve para subrayar o destacar el significado de una expresión entre dos pausas fuertes. En un comentario de texto, el encabalgamiento se debe situar en el nivel fónico de los aspectos verbales. Se habla de esticomitia cuando el encabalgamiento comprende ambos versos por completo. Aquí un ejemplo de encabalgamientos, las expresiones en negrita en esta lira de Fray Luis de León: Bien como la ñudosa carrasca, en alto risco desmochada con hacha poderosa de ser despedazada del hierro, torna rica y esforzada... Fray Luis de León, siglo XVI Otro ejemplo, en el que se produce encabalgamiento en todos los versos: Una tarde parda y fría de invierno. Los colegiales estudian. Monotonía de la lluvia en los cristales. Hendíadis La endíadis o hendíadis (del latín hendiadys, y éste de la expresión griega ἓν διὰ δυοῖν, 'uno mediante dos') es una figura retórica que consiste en la expresión de un único concepto mediante dos términos coordinados. Así, si decimos "estará aquí en carne y hueso", los dos sustantivos sirven para trasmitir una sola idea ('en persona'). Otros ejemplos comunes son las expresiones "prometer el oro y el moro", "estar a las duras y a las maduras", "a tontas y a locas", "a trancas y barrancas" y "a troche y moche" (en las que intervienen también la rima y la paronomasia). Elipsis (figura retórica) La elipsis es una figura retórica que consiste en la supresión de algún término de la oración, que aunque sea necesario para la correcta construcción gramatical, se sobreentiende por el contexto. Ejemplos: Yo llevaba las flores y ellos, el incienso. En este verso, se omite el verbo 'llevar', anterior a 'incienso'. Félix cantaba una canción romántica y sus amigos, unos boleros. En este verso, se omite el verbo 'cantar', anterior a 'boleros'. Con estas y con otras leyes y estatutos nos conservamos y vivimos alegres; somos señores de los campos, de los sembrados, de la selvas, de los montes, de las fuentes, de los ríos; los montes nos ofrecen leña de balde; los árboles, frutos; las viñas, uvas. (Miguel de Cervantes) Énfasis En retórica, el énfasis es un tropo que consiste en emplear una palabra o expresión en un sentido más restringido y preciso del que habitualmente tiene en la lengua común, con el objeto de intensificar un determinado sentido. Puede considerarse una forma de sinécdoque. Por ejemplo: en "es todo un hombre", la palabra hombre no designa al ser humano varón, sino al conjunto de cualidades propias de la hombría. De esta forma, la aplicación de tal frase a un hombre se hace con el objeto de subrayar la hombría de la persona en cuestión. Enumeración (retórica) En retórica, la enumeración es una de las figuras de acumulación. Consiste en sumar o acumular elementos lingüísticos a través de la coordinación, bien a través de conjunciones, bien por yuxtaposición. A diferencia de la interpretatio, los miembros coordinados designan realidades diferentes. Normalmente, se acompaña del uso de la anáfora o del paralelismo. Ejemplos: "desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo[...] Lope de Vega [...]Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios, ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas, mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal, metal, música, labio, silencio, vegetal, mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo. Vicente Aleixandre