Domíngue y Alonso; Las personas sordas: un enfoque multidimensional

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• Referencia bibliográfica
♦ DomÃ−nguez, A.B. y Alonso, P. (2004): “Las personas sordas: un enfoque
multidimensional”, en DomÃ−nguez, A.B. y Alonso, P. (Eds.): “La Educación de los
alumnos sordos hoy. Perspectivas y respuestas educativas”. Málgada, Aljibe. (pp. 21-36)
• Breve resumen de la lectura
El capÃ−tulo se adentra, desde la dimensión sociocultural, en otra forma de interpretar la sordera, otro modo
de entender a las personas Sordas que, sobre todo, pone el acento en lo colectivo frente a lo individual y en las
caracterÃ−sticas culturales frente a las “audiológicas”. En definitiva, el reconocimiento del colectivo Sordo
como grupo social con caracterÃ−sticas propias se fundamenta, en gran medida, en la idea de que la
conexión con el mundo a través de la visión y el uso de una lengua de signos confiere rasgos de
identidad propios.
• Ideas principales
• La realidad de las personas Sordas, como la de cualquier otra, es multidimensional y, por lo tanto, puede y
debe ser analizada desde distintos planos o dimensiones: dimensión audiológica (distintos grados de
pérdida auditiva), dimensión de la discapacidad (limitaciones funcionales) y dimensión sociocultural.
• Dimensión sociocultural: los Sordos son personas con capacidad que comparten con otros semejantes una
lengua, una historia y una cultura propia, que les confiere una “identidad” que debe ser aceptada y
reconocida en una sociedad que abogue por la “igualdad en la diversidad”.
• Existen muchas personas Sordas depositarios de una identidad positiva y para quienes la respuesta social
que demandan (educativa, laboral, asistencial,…) debe construirse desde el respeto y el reconocimiento de
esta realidad, lo cual implica, ineludiblemente, redituar a la Lengua de Signos en el lugar que le
corresponde y reconocer su papel preponderante en el mantenimiento de dicha identidad.
• ¿En qué se manifiesta la experiencia de ser Sordo?: en la interiorización de una lengua de signos; en
las caracterÃ−sticas del grupo (la Comunidad Sorda, de la que forman parte tanto las personas Sordas como
aquellos oyentes que respeten su lengua y se identifiquen con ella); y en el comportamiento, costumbres y
tradiciones de su propia cultura: estrategias para establecer la conversación y mantenerla, estrategias
espaciales, producciones culturales,…
• En cada uno de estos planos pueden aparecer múltiples barreras que se erigen en contra de los valores, la
planificación y las prácticas necesarias para avanzar hacia la educación que estamos defendiendo para
los alumnos Sordos.
• Estos tres planos de la acción educativa (cultura, polÃ−ticas y práctica), son interdependientes entre sÃ−
y, a la larga, las intervenciones dirigidas a eliminar o minimizar las barreras para el aprendizaje y la
participación de los alumnos Sordos deben realizarse en los tres y entre los planos se debe mantener un
mÃ−nimo grado de coherencia y convergencia.
• Barreras: la perspectiva sociocultural nos llevará a centrarnos en el análisis de algunas de las principales
barreras, las cuales pueden encontrarse en diferentes planos: en la propia cultura de los centros, en la
polÃ−tica y planificación de los centros, en el trabajo de aula.
• El concepto Necesidades Educativas Especiales puede ser detonante de etiquetas, pues definir a un alumno
con este término puede generar expectativas más bajas por parte de los docentes, tendiendo a reforzar la
creencia de subordinar la responsabilidad en un especialista. Por ello, se propone utilizar el concepto de
“barreras para el aprendizaje y la participación”.
• En resumen: el enfoque en que se sitúa esta lectura a la hora de considerar a los alumnos Sordos es
multidimensional, es decir, estos alumnos tienen un déficit auditivo del que se derivan una serie de
consecuencias o dificultades en distintas áreas, como es el lenguaje oral y el lenguaje escrito. Pero
además disponen de unas capacidades que les permiten adquirir tempranamente una lengua, la lengua de
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signos, y lograr un desarrollo armónico, siempre que el contexto lo posibilite. En este sentido, entendemos
la discapacidad desde un plano social y no sólo individual como resultado de la interacción de cada
persona con su contexto.
• Reflexión personal
No se puede decir cuál de los sentidos es más importante. Si pensamos en términos de supervivencia, no
quisiéramos prescindir de ninguno de ellos pero la experiencia nos ha enseñado que el oÃ−do y la vista
son más frágiles que el resto y, por lo tanto, requieren de más cuidados. Resulta interesante notar que la
mayorÃ−a de las personas le dan más peso a la vista. Esto se debe a que, para alguien sin impedimentos, es
fácil darse cuenta de su importancia tratando de valerse por sÃ− mismo con los ojos vendados.
Es difÃ−cil creer que exista un individuo a quién este sencillo experimento no le cause angustia y
frustración después de una hora o menos. Sin embargo, una experiencia similar con respecto al oÃ−do
es imposible y, por lo tanto, no hay posibilidad de comparar dichas deficiencias conÂ
justicia.       Lo que sÃ− se puede comparar es el efecto que produce cualquiera de ellas en el
ánimo y en el desempeño de las personas que lo sufren, y la observación cuidadosa de diversos casos nos
obliga a considerarlas como iguales o, al menos, similares en importancia. Ninguno de nuestros sentidos es un
lujo. Tampoco son simples mecanismos de supervivencia.
Para valorarlos en toda su dimensión es indispensable darnos cuenta de que son el medio por el cual
percibimos los mensajes enviados por otros individuos. Que esos mensajes constituyen la base de la
comunicación con nuestros semejantes y que, en última instancia, esa comunicación es lo que nos hace
humanos. Por esta razón, no existe ningún pretexto válido para negarle a nadie la posibilidad de oÃ−r
mejor; ni siquiera a nosotros mismos.
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