Notas del director médico:

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Notas del director médico:
Prótesis de extremidad superior.
Cuarta parte.
Información acerca de la pérdida de
los dos brazos
Volumen 18 · Número 2 · Marzo/Abril 2008
Por Douglas G. Smith, médico
Traducción al español: The BilCom Group
inMotion Volume 18 · Issue 2 · March/April 2008: Notes from the medical director: UpperLimb Prosthetics: Part 4, Insights About Acquired Loss of Both Arms
English Version is available in Library Catalog
La pérdida bilateral de extremidad superior (la pérdida de los dos brazos)
suele deberse a explosiones, lesiones provocadas por descargas
eléctricas, accidentes automovilísticos o con máquinas, y quemaduras. En
los últimos tiempos, hemos visto que cada vez son más los sobrevivientes
de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) que pierden los dos brazos.
Una septicemia grave (infección de la sangre) y una fuerte hemorragia
pueden causar hipotensión arterial (tensión arterial baja) grave. Los
equipos y los procedimientos de las UCI han mejorado al punto en que muchas personas
sobreviven a una hipotensión arterial grave; pero, puesto que la sangre se deriva al corazón y
al cerebro, la circulación sanguínea hacia las manos y los pies se reduce enormemente. Este
proceso, que a veces se denomina isquemia de la UCI, puede provocar la pérdida de múltiples
extremidades.
Es mucho más probable que las personas que han perdido los dos brazos encuentren
dificultades, tanto físicas como emocionales, para adaptarse nuevamente a la vida sin manos,
en comparación con aquellas personas que han nacido sin ellas. Las personas que nacen sin
brazos aprenden, naturalmente, un método único para utilizar los pies con el fin de
alimentarse, asearse y llevar a cabo otras funciones manuales. Los adultos que pierden los dos
brazos, simplemente, no tienen la experiencia, la flexibilidad ni la destreza en los pies que
tiene una persona que ha vivido toda su vida sin las extremidades superiores. Por ello,
generalmente, las prótesis se convierten en una necesidad para la mayoría de las personas con
pérdida bilateral de extremidad superior.
Las soluciones protésicas para extremidades superiores implican muchísima planificación
personalizada. ¿Para qué tareas necesita ayuda la persona y qué clase de dispositivo es más
adecuado? Teniendo en cuenta la infinidad de maneras en las que utilizamos las manos, las
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prótesis de extremidad superior son mucho más complejas que las de extremidad inferior. No
existe una única prótesis que satisfaga todas las necesidades de una persona. La rehabilitación
protésica de extremidad superior insume muchísima energía mental: hay que aprender a
utilizar los dispositivos y luego recordarlo. Por esta razón, algunas personas encuentran que
un mismo dispositivo mecánico o electrónico para cada brazo resulta más eficaz y fácil de
usar. Otras personas alcanzan un mejor nivel de desarrollo funcional con diferentes
dispositivos terminales y combinaciones de dispositivos protésicos de control corporal y
electrónicos.
¡Vamos al cine!
Un buen ejemplo de los desafíos que
enfrentan las personas que han perdido
ambas extremidades superiores es el
personaje de Homer Parrish en la película
ganadora del Oscar de 1946, Los mejores
años de nuestras vidas (The Best Years of
Our Lives). Homer, interpretado por el
verdadero amputado bilateral Harold
Russell, era una estrella de fútbol americano
en la secundaria antes de alistarse en la
Marina durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante la guerra perdió los dos brazos por
debajo de los codos (en la vida real, Russell
perdió sus extremidades superiores cuando
manipulaba un explosivo defectuoso durante
la filmación de una película de
entrenamiento para el Ejército).
La película está llena de escenas e imágenes
intensas, desde el comienzo hasta el final.
Las primeras escenas de Homer y otros
militares en el dramático vuelo de regreso a
casa contrastan con la personalidad
naturalmente optimista de Homer y su
habilidad con las extremidades protésicas, su Fotografía: Harold Russell, quien interpretó el papel
vulnerabilidad emocional respecto de la
de Homer Parrish en la película de 1946, Los mejores
pérdida de sus extremidades y sus
años de nuestras vidas. Cortesía de MPTV.net
pensamientos acerca de la forma en la que
reaccionarán sus seres queridos al verle
nuevamente.
Uno de los militares le ofrece un cigarrillo a Homer (recuerde que esta película fue filmada
antes de que se documentaran los riesgos del tabaco). Mientras observa la falta de las
extremidades de Homer, el militar comienza a sacar el cigarrillo de la cajetilla para dárselo.
Sin embargo, Homer explica: “Está bien, yo puedo”, y utiliza uno de sus ganchos protésicos
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para sacarlo. En un despliegue de habilidad protésica, Homer saca una caja de cerillas de su
bolsillo, toma una cerilla, la enciende y les da fuego a sus compañeros. “¡Chico, deberías
verme destapar una botella de cerveza!”, les dice a los demás.
Sin dejar entrever ninguna emoción, Homer relata el episodio en el que perdió las manos
cuando su barco fue hundido durante una batalla: “Cuando recobré el conocimiento, estaba en
un crucero y no tenía las manos”, cuenta. “Después, fue todo fácil”. “¿Fácil!”, se sorprende
uno de sus compañeros. “Me cuidaron bien”, explica Homer. “Me enseñaron a usar estas
cosas”, dice refiriéndose a las prótesis. “Puedo marcar un número telefónico, conducir un
automóvil, colocar una moneda en la máquina de discos. Estoy muy bien”. Luego Homer
admite su preocupación acerca del reencuentro con su novia, Wilma. Se lo ve pensativo y
dice: “Wilma es tan solo una niña; nunca ha visto nada como estas manos”.
Cuando la ayuda de los seres queridos puede lastimar
Cuando Homer regresa a su casa, podemos percibir su sensación de soledad y vulnerabilidad
en el momento en que desciende de un taxi y se detiene, solo, delante de la casa. Cuando
Wilma aparece y le abraza, se queda paralizado con los brazos a los costados. Luego, Homer
hace un gesto de despedida con uno de sus ganchos protésicos a los otros dos militares que se
alejan en el taxi. La madre de Homer nota el gancho, queda boquiabierta y ahoga un sollozo.
No queriendo llamar la atención a su pérdida permanente, se refiere a su propia reacción
diciendo: “No es nada”.
Estas intensas escenas están cargadas de información emocional. Muestran los sentimientos
complejos y conflictivos de Homer: en un momento, está entusiasmado y feliz; y segundos
más tarde, se lo ve preocupado y afectado. Es el ejemplo de lo que sienten muchos
amputados: el deseo de seguir adelante, de continuar con sus vidas, lo que entra en conflicto
con la preocupación acerca del futuro y de cómo sobrellevar una vida que ha cambiado para
siempre. Estas escenas también ayudan a expresar los sentimientos encontrados de los
miembros de la familia y los seres queridos: ¿Cómo puedo ayudar? ¿Debería ofrecerle mi
ayuda? Caramba, ¿qué se supone que debo hacer?
La película, que ganó siete premios Oscar, está llena de escenas conmovedoras a la vez que
enseña al espectador acerca de la pérdida de una extremidad, nuestra reacción al respecto, y
las acciones y reacciones de los demás. Durante una reunión en la casa de Homer, el padre de
Wilma enciende un cigarro y rechaza la ayuda de Homer. Luego le pregunta si está buscando
trabajo. Wilma le interrumpe y dice: “Padre, es demasiado pronto para que Homer piense en
un trabajo. Acaba de salir del hospital”.
Es mucho más probable que las
Su padre señala que es consciente de la situación, personas que han perdido los dos
pero advierte que no siempre abundarán las
brazos encuentren dificultades, tanto
oportunidades. “Puedes pensar en mi negocio,
físicas como emocionales, para
Homer, los seguros”, sugiere. “Hemos contratado
adaptarse nuevamente a la vida sin
a muchos veteranos. Los hombres que han sufrido
manos, en comparación con aquellas
alguna clase de discapacidad son muy buenos
personas que han nacido sin ellas.
vendedores, ¿lo sabías?”. Avergonzado, Homer
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derrama su bebida. Su madre excusa su
comportamiento y complica aún más las cosas
diciendo: “Wilma sostendrá tu copa”.
Esta escena muestra dos ejemplos perspicaces de ayuda “solícita”, la clase de ayuda
bienintencionada que produce el efecto contrario. Homer interpreta los comentarios de Wilma
y de su madre de este modo: él es discapacitado y no puede cuidarse solo. En situaciones
como esta, una persona que ha perdido las extremidades puede sentirse frustrada, enojada o
las dos cosas. Y la persona que ofreció su ayuda solícita no comprende el porqué de esta
reacción. La escena termina con Wilma confundida cuando Homer se marcha de su casa.
La clave para evitar que la ayuda parezca solícita es consultar primero a la persona. Si usted
supone que la otra persona necesita ayuda, es posible que, sin querer, transmita el siguiente
mensaje: Déjame que haga esto por ti porque tú no puedes hacerlo. Por ejemplo, imagine que
encuentra a una persona en silla de ruedas tratando de subir una colina. Usted podría acercarse
y comenzar a empujar la silla de ruedas, creyendo que está siendo amable. Pero si primero
pregunta hará la diferencia. Esa persona desea que le pregunten: “¿Le ayudaría si empujo la
silla?”, para que luego pueda decidir si responde “Sí, gracias” o “No, yo puedo”. O incluso:
“¡No, gracias, necesito realizar actividad física!”.
Necesito recibir ayuda/Deseo ayudar/Odio recibir ayuda
Volviendo a nuestra película, en tanto Homer se prepara para ir a la cama, su padre le ayuda a
abotonarse el pijama luego de que se quita los brazos protésicos. Esta escena hace hincapié,
nuevamente, en la necesidad de ayuda que tiene Homer. Muchas personas que perdieron
ambas extremidades superiores necesitan ayuda con ciertas tareas. Homer está profundamente
preocupado porque necesitará ayuda con ciertas cosas por el resto de su vida. Esta escena es
un claro ejemplo de cómo este tipo de tarea se realiza casi automáticamente. Usted no quiere
agradecerle a la otra persona su ayuda, ni tampoco quiere enojarse por ello. Se percibe la
tristeza de Homer, se percibe la tristeza de su padre.
Lo que hace que esta escena sea profundamente intensa es el silencio. Los dos saben qué
deben hacer y transmiten sus sentimientos sin necesidad de expresarlos con palabras: Homer
necesita esa ayuda y está agradecido por la ayuda que recibe, pero también odia necesitarla.
Su padre sabe que tiene que ayudarle y quiere hacerlo porque ama a su hijo, pero también
odia que su amado hijo necesite de su ayuda. Esta escena transcurre en el más absoluto
silencio: es por ello que resulta increíblemente conmovedora. Homer y su padre han caído en
una rutina tácita, que comprenden y resulta frustrante para ambos, y que no es necesario
discutirla: todo al mismo tiempo. El silencio habla por sí solo.
Nuevamente, se explora la profundidad de los sentimientos y las ansiedades de Homer en una
repetición de la escena anterior, solo que ahora se trata de Homer y Wilma. Homer le muestra
a Wilma que puede sacarse el arnés protésico sin ayuda, y se contonea dentro de la chaqueta
del pijama. Luego agrega: “Pero no puedo abotonarla”. Wilma abotona la chaqueta del
pijama, mirándolo cariñosamente. Homer se lamenta: “Es ahora cuando sé que me encuentro
indefenso. Mis manos (protésicas) están allí sobre la cama. No puedo volver a colocármelas
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sin que alguien me ayude. No puedo fumar un cigarrillo ni leer un libro. Si esa puerta se
cerrara de golpe, no podría abrirla para salir de la habitación. Soy tan dependiente como un
bebé que no sabe cómo conseguir algo excepto llorando”. Homer explica su frustración y su
impotencia, así como su entendimiento de que necesita ayuda y de que odia esa necesidad.
Wilma le asegura a Homer que le ama y que, juntos, pueden solucionar estos problemas. Le
da el beso de las buenas noches, apaga la luz y, pensativa, deja la puerta levemente
entreabierta al salir de la habitación. Este hecho simple y silencioso demuestra que Wilma
comprende las necesidades de Homer y que está dispuesta a ayudarle, sin ser solícita ni
hacerle sentir disminuido.
A las personas suele resultarles más difícil recibir ayuda que brindarla. La persona que brinda
ayuda y la persona que la recibe deben llegar a un acuerdo, de manera que la persona que la
recibe no se sienta disminuida y que no se cree una sensación de dependencia. La ayuda
puede representar un consuelo, y transmitir tranquilidad y comprensión, sin ser de ningún
modo solícita.
El valor
Wilma utiliza la palabra “valor” cuando habla acerca de cómo se enfrentan ella y las demás
personas a la pérdida de extremidades de Homer y a sus sentimientos. Si bien suele hablarse
del valor de las personas que pierden una o más extremidades, apenas si se habla del valor de
sus seres queridos. Wilma, simple pero eficazmente, expresa que el valor es un elemento
necesario para todas las personas involucradas. El amor que Wilma y Homer se tienen está
basado en el carácter, el valor, la fortaleza interna y la comprensión. La pérdida que sufrió
Homer es algo con lo que tendrán que vivir y trabajar juntos.
La película termina con la boda de Homer y Wilma. Wilma
sostiene uno de los ganchos protésicos de Homer mientras
recitan sus votos. A Homer, el novio ansioso, los nervios le
juegan una mala pasada al recitar los votos. Luego, llega el
turno de que Wilma muestre sus nervios. En el momento de
recitar la frase: “En el bienestar o en la enfermedad, en la
riqueza o en la pobreza…” vemos que Homer sostiene con
firmeza la mano temblorosa de Wilma. Homer utiliza su
destreza con la prótesis para colocar el anillo en el dedo anular
de la mano izquierda de Wilma. Esta escena captura el
increíble valor de Homer y Wilma, así como la confianza que
se tienen uno al otro. Homer, sin brazos, tiene el valor y la
confianza de poder hacer lo que un esposo necesita y debe
hacer. Wilma tiene el valor y la confianza de comprender y
admirar la forma en que Homer se desenvuelve en la vida, y de
aceptar que sus vidas no son “normales”, sino únicas y
singularmente especiales.
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Foto cortesía de UpperEx.com
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Como podrá imaginar, definitivamente, recomiendo esta película. Usted debe ver esta
película. Aunque nos centramos en Homer y Wilma, y en sus luchas y procesos de
adaptación, la película también trata otros problemas que enfrentan los veteranos lesionados y
sus seres queridos. Está ambientada en la época de la Segunda Guerra Mundial, pero su
temática está siempre vigente. Los problemas que Homer y Wilma enfrentan son igualmente
relevantes hoy en día para los valientes veteranos militares que regresan a casa desde tierras
lejanas y deben continuar con sus vidas que, a veces, han cambiado radicalmente.
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