MODALIDADES DISCURSIVAS Y DE INTERACCIÓN Aunque el término relato encierra en sí los conceptos de relato, historia y narración, es posible identificar características específicas en cada uno de ellos. El relato (texto) hace referencia al discurso oral o escrito que relata un acontecimiento o una serie de acontecimientos, “nos informa sobre o es el discurso”. La historia (o historia contada), por el contrario, se refiere a una sucesión de acontecimientos bien sea reales o ficticios que nos revelan un objeto del discurso, un referente (aquello que permite ser reconstruido a partir del texto) y nos habla de los actores. Por último, nos encontramos con la narración o más bien con el “acto de narrar” (no debe confundirse en ningún caso con el acto de escribir), el cual nos informa sobre el narrador y el narratario. De igual forma cabe mencionar que el texto narrativo es el objeto de estudio y, por ende, se constituye en el camino indispensable para llegar hasta la historia y la narración. La mimesis es el “relato de lo hablado”, es decir, de las escenas de diálogos o monólogos, en esta se imita, se expone, las acciones hablan por sí mismas, por lo tanto el nivel de información va a ser superior y la narración mínima, caso contrario a la diégesis, la cual se constituye en el “relato de lo no hablado” y por ende, va a existir una mayor intervención de parte del narrador (quien nos describe personajes, acontecimientos y cosas) y un nivel de información inferior. La diégesis puede llegar a tener un mayor acercamiento a la mimesis cuando el narrador aprende a ser menos evidente y, la cantidad de detalles es tan significativa, que resulta totalmente verosímil para el lector. La perspectiva o punto de vista nos ubica frente a los interrogantes ¿quién narra? y ¿dónde esta situado dicho narrador?; sin embargo, estos pueden referirse tanto a la narración en su totalidad como a fragmentos de la misma, pues bien sabemos que en una narración pueden haber cambios de perspectiva, así que todo depende entonces del tipo de focalización (“Cero”: el narrador es omnisciente, sabe más que los personajes e incluso conoce sus pensamientos. “Externa”: los lectores solo conocen las acciones del personaje y desconocen su interior. “Interna”: el narrador esta al nivel del personaje, bien sea porque todo se narra desde la perspectiva de una de las figuras de la narración o de varias). En la instancia narrativa, por el contrario, hablamos de la relación narrador- relato-narratario, para la cual es necesario tener en cuenta algunas categorizaciones: Temporalidad de la narración (relación existente entre la narración y la historia contada. Puede ser ulterior, anterior o absoluta, esta última se da cuando el narrador nos informa concretamente sobre el acto de narrar). Nivel narrativo (cuando hablamos de relatos dentro del relato, aunque incluye diversas clasificaciones según su forma, función y tipo de narrador) y la Persona. Además de la Perspectiva y la Instancia narrativa, Genette también define como recursos narrativos: El tiempo, donde vendríamos a determinar aspectos como la duración (resumen para transitar entre escenas, pausa para descripciones o intervenciones del narrador, escenas de diálogos, elipsis explícitas o implícitas…), la frecuencia (el número de veces que se relata lo que acontece una o varias veces) y el orden (donde podemos valernos de recursos ya reconocibles como son la analepsis, allalepsis y la prolepsis). Y El modo, que básicamente se refiere al cómo se narra un discurso (mimesis y diégesis). CLASES DE INTERACCIÓN (Según la perspectiva de Sanchis): Interacción Ritualizada: Cada personaje sabe qué es lo que quiere el otro, podemos hablar entonces de una “Conducta estereotipada” que se encuentra inmersa en unos esquemas de comportamiento. La imprevisibilidad es prácticamente nula. Interacción Asimétrica: Un personaje le resta fuerza y preponderancia al otro, adivinando sus estrategias, siempre esta un paso más delante. Reactiva: La imprevisibilidad es permanente, puesto que cada personaje influye en el otro y van modificándose constantemente. Hay cambios de fuerza. Interacción Virtual: Se da en ambientes ficticios diferentes. Personajes que están a su vez en el futuro o en el pasado o que se desdoblan en dos dimensiones de su personalidad. Interacción mediata: La interacción es mediatizada por un tercer personaje, en el cual recaen las acciones de los otros dos. Diferida: Las reacciones son mínimas y bastante tardías o exageradas. Las reacciones se dan dos o más réplicas adelante. Anticipada: La reacción se produce antes de darse la acción Interacción X: Exploración de códigos no convencionales, además de distintos para ambos personajes. La comunicación es distorsionada, pues no se habla el mismo lenguaje o no es interpretado de la misma forma. Interacción Escena-Sala: El personaje no interactúa con nadie, parece ignorar su tragedia. MODALIDADES DEL MONÓLOGO: Este es entendido como el monopolio del discurso y sus modalidades responden, básicamente, ¿quién habla y a quién?: El Locutor se interpela a sí mismo: Se constituye en un recurso informativo para el espectador, no genera acción. Existen dos variables en esta modalidad: en primera persona gramatical y en segunda persona gramatical (el yo es plural, el personaje se habla a sí mismo). El locutor interpela a otro personaje: Es entendido como el diálogo con un personaje silencioso. Veamos sus variables: el locutor interpela a otro personaje presente en la escena; el locutor interpela a otro personaje ausente en la escena, pero presente en la escena contigua; el locutor interpela a otro personaje que está presente en escena, pero no en el mismo espacio, no hay interacción directa. El locutor interpela al público: El locutor interpela al público bien sea por que es un público real o porque le atribuye una identidad ficcional o porque lo utiliza como recurso para suministrar información. MODALIDADES DEL DIÁLOGO: Diálogo simétrico: Es equilibrado, ambos tienen el mismo derecho a la palabra. Asimétrico o cuasi monólogo: Uno de los personajes habla mucho más que el otro, por lo tanto, existe un desequilibrio en la interpelación. Monólogos alternados: La réplica de cada personaje tiene una extensión excesiva. Esticomitias: Hay un Intercambio de réplicas breves, los personajes prácticamente se quitan la palabra de la boca. Más allá de todos los términos abordados hasta el momento y los cuales se constituyen en recursos fundamentales para la escritura de un guión, podemos decir que el guionista cuenta, fundamentalmente, con cuatro recursos narrativos: La acción (lo que sucede), el tiempo (cuando sucede), la caracterización (personajes que la realizan) y el ambiente (medio en que se produce dicha narración). Como es de suponerse, los elementos citados no tienen porque establecer necesariamente una relación de contrapeso;; es más, habrá un elemento que predomine siempre sobre el otro, según el tipo de narración y la perspectiva del narrador. CON BASE EN LA POÉTICA DE ARISTÓTELES Los argumentos deben desarrollados teniendo en cuenta los siguientes aspectos a mencionar: El guionista no debe olvidar tener siempre, en la medida de lo posible, muy visualizadas las verdaderas escenas, como si las tuviera frente a sus ojos, pues solo convirtiéndose en un “testigo ocular”, estará en capacidad de crear lo que es adecuado y también “estará menos expuesto a subestimar las incoherencias”. El guionista deberá igualmente, hasta donde sea posible, representar su historia con los mismos gestos de sus personajes, es decir, las emociones deben ser descritas de tal manera que resulten convincentes, tal y como si las experimentara por condiciones naturales y en el preciso momento de la escritura. La narración, bien sea ya preparada o de su propia invención, deberá ser, principalmente, “simplificada y reducida a una forma universal”, antes de extenderla por medio de la inserción de los episodios. Posteriormente, será necesario “intercalar los episodios o incidentes”, tomando en cuenta, desde luego, que estos sean adecuados; bien sabemos por ejemplo que en los dramas, los episodios son cortos. Se requiere una completa maestría en la construcción tanto de la complicación (entendido como todo aquello que va desde el comienzo de la historia hasta el instante inmediatamente anterior al cambio de fortuna del héroe) como del desenlace, pues son muchos los guionistas que después de una excelente complicación, fracasan en el desenlace. El guionista debe combinar todo elemento de interés o al menos los más importantes, considerando el filo de la crítica a la que se ve sometido en nuestros días, la cual siempre está en espera de que los logros de sus predecesores sean superados.