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Jornadas de fin de año de Apertura Sociedad Psicoanalítica, 2011.
CUANDO EL LENGUAJE SE ENGARZA EN EL CUERPO.
ALICIA: DE TESTIGO MUDO A SOLTAR LA VOZ.
Cristina Inés Fedeli*
Resumen: Dice Lacan en Televisión: “En el discurso se articula ese saber que existe en el
inconsciente” y que implica para el analista estar atento al advenimiento de la-lengua en el lenguaje.
Ese nudo de significantes que sólo tiene sentido en cada caso particular.
Si las pulsiones son nuestros mitos es el lenguaje del mito el que engarza el cuerpo, cuerpo afectado
de representaciones donde se escribe el sujeto.
Palabras Clave: demanda de análisis - posición subjetiva – emplazamiento significante – discurso –
contexto.
Podríamos llegar a escribir todo esto
con alfa, beta, gamma minúsculas. Todo aquello que
podría
servir para definir a los personajes como reales
-cualidades, temperamento, herencia, nobleza- en este asunto no sirve para nada.
Cada cual es definido en cada momento, y hasta en su actitud sexual, por el hecho de que una carta siempre
llega a destino.
La carta robada, El Seminario Libro 2 pg. 307.
26 de abril de 1955
Introducción.
Un enfoque en un caso clínico.
Las coordenadas del silencio.
Esta es una propuesta de reflexión sobre una determinada presentación del
silencio en la escena analítica.
Se apoya en la idea de que la construcción del material analítico no proviene del
decir del paciente, sino de lo que se ha dicho entre analista y analizante. Y por lo
tanto, es probable que con la escucha de otro analista se hubiera construido otro
sujeto.
1
Entendemos al sujeto en psicoanálisis como un sujeto local, emplazamiento
significante de una situación de habla particular. El texto a escribir en análisis lo
ubicamos en un contexto propio de la cultura occidental moderna nihilista, sacrificial
y propensa a sostener un real biológico como fundante de lo humano.
Con este diagnóstico de situación y parafraseando a Lacan, no situamos lo
importante en las cualidades biográficas de los personajes sino en una economía
política donde es posible trazar el recorrido de una carta -es decir de un significantea partir de la posición adoptada por dichos personajes frente a él.
No vamos a desarrollar la historia desplegada semanalmente en las sesiones.
Vamos a situar, a la manera en que Lacan analiza el cuento de Edgar Allan Poe La
Carta Robada, dos escenas que dan cuenta del emplazamiento significante del
sujeto en análisis.
Desarrollo
Una mujer joven que podemos llamar Alicia consulta por algo de lo que padece: su
cuerpo le resulta un estorbo. Cree que no logra objetivos en la vida porque este no
se adecúa a los canones de belleza imperantes en nuestra cultura.
En una primera escena encontramos a la madre de Alicia imponiendo su demanda
frente a cuestiones vocacionales de sus hijas, ante la mirada silenciosa de su
marido, el padre de Alicia.
En una segunda escena encontramos a Alicia en los avatares del amor,
comparándose con otras mujeres. Situación que la deja siempre en pérdida. Los
hombres son para las otras, a ella sólo le queda mirar y callar. Ni se le ocurre que
puede interesarle a un hombre. Si alguno le dice algo galante ella se queda
mirándolo en silencio. No le cree.
Con respecto al cuerpo, el significante amo -testigo mudo- anclado en él lo
determina como cuerpo penetrado por las voces de los otros. El silencio como
síntoma, denuncia el exceso de sufrimiento con que este cuerpo se muestra.
La posición subjetiva de Alicia podría leerse como “no querer saber nada de eso”.
Para dar cuenta de la posición subjetiva que le atañe a una persona hay que leerla
en un sistema de relaciones. Recordemos que Lacan trabaja la posición subjetiva
como si fuese la posición en un juego de estrategia.
2
En nuestro caso encontramos a Alicia en una posición de testigo mudo. Este
significante es una construcción, un significante nuevo debitario del espacio analítico
que nombra al sujeto. Nombra para el personaje que lo porta, la impotencia con el
propio cuerpo vivido como estorbo y también para relacionarse con el sexo opuesto.
Alicia ocupa ese lugar, pero en la historia familiar se verifica que es un lugar que ya
ha sido ocupado por otros.
Este lugar de ceguera vela la verdadera falta del Otro que la persona carga sobre
sí como propia. Para el neurótico la duda se instala sobre la realidad para evitar el
dolor que ésta le produce. Intenta sacar algo del cuadrángulo de la realidad y lo
pone afuera. “Soy yo que imagino esto”.
Cuando Nietzsche pronuncia que “Dios ha muerto” da cuenta de la desaparición
de las verdades absolutas. Dios ha muerto, significa que hemos perdido el referente;
hecho que se verifica en el campo de las ciencias sociales, donde no existe un
referente, un elemento que es uno, idéntico a sí mismo y que sirve como medida
patrón para establecer relaciones entre los otros. Si hubiese referente en el mundo
humano habría relación-proporción sexual.
Si acordamos que la realidad no es una representación de una verdad develada,
se requiere una ética para determinar qué es la realidad.
Nuestra ética consiste en preguntarnos en los textos que tenemos que
enfrentarnos como analistas sobre el conflicto en términos del deseo. Plantear las
propiedades y condiciones de dicho conflicto y trabajar en una solución favorable al
deseo.
Se trata de cierta operatoria sobre el decir, o lo otro del decir, para que la persona
en diálogo con su analista encuentre eso otro que su decir implica y que puede ser
útil para operar con el sufrimiento.
Será en cada caso una operatoria con la conjetura, sobre las hipótesis. Habrá que
efectuar un cálculo de sujeto: quién lo dice y para qué.
El sujeto es un texto a escribir
Como en el cuento de Poe se trata de la política del avestruz. El sujeto o tema se
reparte en tres posiciones: la de la ceguera, la de ver y no decir nada y la tercera,
dejarse desplumar. Posiciones que no son atributo de los protagonistas sino que
3
dependen de quién porte en cada escena, la carta ensuffrance, detenida – en
sufrimiento.
Para calcular un sujeto deberemos situar dos escenas, para que se produzca el
entre.
Dice Lacan,1 “en el discurso se articula ese saber que ex –siste en el inconsciente”
y que implica para el analista estar atento al advenimiento de “la-lengua” en el
lenguaje. Ese nudo de significantes que sólo tiene sentido en cada caso particular.
El nuevo lazo social que propone el psicoanálisis ubica al analista como alguien -a
quien el que padece pacientemente- esté dispuesto a escuchar. La interpretación no
se escucha de cualquiera, no puede venir de cualquier lado. La interpretación es un
enunciado abierto que obliga a quien habla, a pensar. Hay una invitación a saber a
quien inicialmente nada quiere saber. Se produce la curación por saber cuándo hay
cierto esclarecimiento; cuando el análisis sirve para modificar el destino de una
persona impidiendo la repetición de las historias bajo las coordenadas de la
neurosis.
El significante –proveniente del campo del Otro2- embraga en el cuerpo, hace
cuerpo. Produce una inscripción en lo corporal.
En las relaciones con el mundo externo, a partir de la Modernidad se interioriza
esta relación del hombre con su mundo produciendo la ilusión de que la causa
proviene del interior del cuerpo pero, nos advierte Lacan, la pulsión es un eco en el
cuerpo de que hay un decir.
Dice Lacan en su El Seminario Libro VII La ética:
Hubo durante largo tiempo un alma del mundo, y el pensamiento pudo mecerse
en alguna relación profunda de nuestras imágenes con el mundo que nos rodea.
Este es un punto cuya importancia parece no percibirse: la investigación
freudiana introdujo todo ese mundo en nuestro interior, lo envió definitivamente a
su lugar, a saber a nuestro cuerpo y a ningún otro lado.3
1
2
Lacan, J. Television (1973). En: www.elpsicoanalistalector.blogspot.com
Lacan, J. (2006).
El Seminario. Libro XI. Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis.
Buenos Aires: Paidós. Pág. 212 y 213.
3
Lacan, J. (2007). El Seminario. Libro VII. La Ética. (1959-60). Buenos Aires: Paidós. Pág. 115.
4
… lo que llamamos lo humano, sólo puede ser definido de la manera en que
definí recién a la Cosa, a saber, aquello que de lo real padece del significante.4
La fórmula de la pulsión es la fórmula de la Demanda que no puede venir sino del
Otro. La puesta en forma de la Demanda implica situar al Sujeto y al Otro como dos
toros interpenetrados.
El cuerpo humano, como la figura topológica del toro se ve atravesado por esa
Demanda.
¿Cómo arribar a la posibilidad de elegir si no es operando analíticamente sobre
esa Demanda?
Trabajamos con el argumento de que la entrada en análisis se produce en el
mismo momento en que se puede diagnosticar una demanda de análisis.
Conclusiones
El yo es una imagen real, se comporta como un objeto pero es un engaño. Hay
que retener que este objeto no existe. No hay acceso directo al propio cuerpo. Eso
se establece a partir de la introducción de la mirada del Otro. En el mundo humano
tanto el cuerpo como la relación del cuerpo con los objetos, participan de una ficción.
Si definimos al inconsciente como el discurso del Otro, el sujeto en análisis no
puede ser más que un sujeto bidimensional, del orden del discurso, cuya existencia
depende de dos instancias enunciativas.
Un analista puede proponer en la dirección de una cura, a una persona cuya
posición puede ser leída como de testigo mudo, hacer circular la carta, puesto que
una carta, siempre llega a destino.-
Bibliografía
1. Eidelsztein, A. (2001). Las estructuras clínicas a partir de Lacan. Volumen I. Buenos
Aires: Letra Viva.
2. Eidelsztein, A. (2006). La topología en la clínica psicoanalítica. Buenos Aires: Letra
Viva.
4
Op. Cit., pág. 154.
5
3. Eidelsztein, A. (2008). Las estructuras clínicas a partir de Lacan. Volumen II. Buenos
Aires: Letra Viva.
4. Freud, S. (1987). Tres ensayos de teoría sexual. (1905). Notas agregadas en 1915.
Tomo VII de Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
5. Freud, S. (1987). Sobre la dinámica de la transferencia.(1912). Tomo XII de Obras
Completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
6. Freud, S. (1986). La represión. (1915). Tomo XIV de Obras Completas. Buenos
Aires: Amorrortu Editores.
7. Freud, S. (1986). Pulsiones y destinos de pulsión. (1915) Tomo XIV de Obras
Completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
8. Freud, S. (1987). Conferencia 22°. Algunas perspectivas sobre el desarrollo y la
regresión. Etiología. Parte III: Doctrina general de la neurosis. (1916 – 17). Pg. 318 y
319. Tomo XVI de Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
9. Freud, S. (1986). El yo y el ello. (1923). Cap. 3 y 5.Tomo XIX de Obras Completas.
Buenos Aires: Amorrortu Editores.
10. Lacan, J. (2008). El Seminario. Libro II. El Yo en la Teoría de Freud y en la Técnica
Psicoanalítica. (1954-55). Buenos Aires: Paidós.
11. Lacan, J. (2007). El Seminario. Libro VII. La Ética. (1959-60). Buenos Aires: Paidós.
12. Lacan, J. (2006). El Seminario. Libro XI. Los Cuatro Conceptos Fundamentales del
Psicoanálisis. (1964).. Buenos Aires: Paidós.
13. Lacan, J. (1988). Escritos I. La carta robada.(1966) Buenos Aires: Siglo XXI
Editores,14° ed. en español.
14. Lacan, J. (1987). Escritos II. Subversión del sujeto y dialéctica del deseo. (1960).
Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 14° edición en español.
15. Lacan, J. (1987). Escritos II. Posición del inconsciente. (1964). Buenos Aires: Siglo
XXI Editores, 14° edición en español.
16. Lacan, J. (1984). El atolondradicho. Escansión N°1 – Ornicar? Buenos Aires:
Paidós. Biblioteca Freudiana.
*Cristina Inés Fedeli
E – mail: [email protected]
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Psicoanalista. Licenciada y profesora en psicología por la Universidad Nacional de
La Plata. Docente e investigadora de la Facultad de Psicología. (UNLP)
Maestrando de la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad de Buenos Aires.
Miembro de Apertura Sociedad Psicoanalítica de Buenos Aires.
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