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Enviado por: Carlos Baraldini ([email protected])
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El sujeto ético en Epicuro y su relación con el cuidado de sí y la salud en M. Foucault
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Alipso relacionado con sujeto etico Epicuro relacion con cuidado salud FoucaultElementos de la Relación
Jurídica: Aca estan todos los temas que se toman en los dos parciales de la materia civil 1 en la universidad de
la matanza UNLAMSistemas de television por cable.: ...Artículos sobre drogas inteligentes: Drogas
Inteligentes. Plantas, nutrientes y fármacos para potenciar el intelecto y mejorar la salud Enlaces externos
relacionados con sujeto etico Epicuro relacion con cuidado salud Foucault
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Autor: Carlos Baraldini
([email protected]) ÉTICA: Monografía – Título: El sujeto ético en Epicuro y su relación con el
cuidado de sí y la salud en M. Foucault Primera parte. Epicuro La filosofía de Epicuro (341-270 AC) tiene
una característica principal: el placer, como su fundamento natural en búsqueda y hacia la vida feliz, pero tiene
un agregado original a este período helenístico donde se desarrolla inicialmente la escuela del Jardín: el cuerpo
humano, un olvido de las otras escuelas filosóficas anteriores, “Este es el grito de la carne: no tener hambre, no
tener sed, no tener frío; quien tenga y espere tener esto también podría rivalizar con Zeus en felicidad” Esta
voz de la carne, del cuerpo, una verdadera vida de latidos y esta sentencia que aborda como ninguna la
democratización del cuerpo, no puede haber cuerpos que puedan sufrir de hambre, frío o sed, está Epicuro
indicando el sentido de la felicidad a través del placer, está insinuando el cuidado de sí, está germinando allí
un principio de salud, individual y social. Porque este cuerpo y a través de él, las sensaciones, como principio
de conocimiento y energía creadora (la sensación es infalible), será el eje del sujeto ético de Epicuro. Este
cuerpo y el de los otros estarán indicando también el principio de igualdad vigente, recibirán de la naturaleza
los dos mensajeros principales: el placer y el dolor. Esta originalidad de Epicuro la marcamos por ejemplo
con Aristóteles, quien había señalado distintos tipos de vida feliz, pero para alcanzar la felicidad había que
disfrutar del ocio, era una felicidad clasista y exclusiva, impensable para los cuerpos de lo que no pertenecían
a las capas pudientes de la sociedad griega. La práctica filosófica epicúrea será enfrentar y dar combate al
temor, al dolor y a la muerte, dotado de inteligencia, serenidad y alegría. Para alcanzar la vida feliz es
necesario cumplir con el farmakon, el remedio del filósofo que, vana será su palabra si no suprime las
enfermedades del alma : oSin temor a los dioses, ya que no llegan a nosotros ni para ayudarnos ni para
castigarnos, pues son tan perfectos que no nos necesitan, sino fuera así, no serían dioses. oSin temor a la
muerte, pues no es nada para nosotros, ya que mientras vivimos no está presente y cuando está presente
nosotros ya no estamos, ya no somos. oEl dolor y el mal son fáciles de evitar, ya que ningún sufrimiento dura
mucho tiempo. oEl placer y el bien son fáciles de conseguir, ya que si hay placer no hay dolor ni sufrimiento.
Lo máximo en el placer es estar libre de dolor y molestia, tanto en el cuerpo como en el alma, ya que todos los
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placeres son un bien, pero no todos son elegibles, ya que se elige por un cálculo de utilidad y conveniencia.
Caracterizará dos tipos de placer: uno en reposo, donde hay ausencia de dolor corporal y sin perturbación del
alma; y otro en movimiento, cinéticos, es el placer de los sentidos en el proceso de eliminación del dolor.
Epicuro jerarquizará el placer en reposo, ya que la ataraxia, la ausencia de perturbaciones, es el placer
espiritual más elevado y lo próximo para conseguir la felicidad. Epicuro, frente a la crisis política de su
contexto, pondrá como firme propósito para conseguir la eudaimonía, la felicidad, transitar por la ataraxia, la
tranquilidad imperturbable, para lo cual promoverá ser ajenos a la vida política, desarrollando la
autosuficiencia como un gran bien : “Pues ni banquetes ni orgías constantes ni disfrutar de muchachos ni de
mujeres ni de peces ni de las demás cosas que ofrece una mesa lujosa engendran una vida feliz, sino un cálculo
prudente que investigue las causas de toda elección y rechazo y disipe las falsas opiniones…De todas estas
cosas principio y el mayor bien es la prudencia…De ella nacen todas las demás virtudes, porque enseña que no
es posible vivir feliz sin vivir sensata, honesta y justamente…” Entonces apreciamos que por un lado
introduce el cuerpo, como el órgano vital de las sensaciones y por el cual conocemos, después el placer como
la guía para alcanzar una vida feliz, aclarando que no será cualquier placer, que existirá una elección por
medio de la prudencia y un cálculo, tanto de utilidad como de oportunidad. El placer puro se alcanzará
aplicando un método del criterio hedonista de Epicuro, original, por cuanto necesita eliminar la acumulación,
la maximización por duración y la intensificación, pues el punto estable y seguro de la vida se consigue en lo
poco, porque de lo poco jamás hay penuria. No necesitará de ningún principio ascético, como el de ciertas
escuelas estoicas, para reprimir los deseos, porque está en la misma naturaleza del placer, una vez que se
supera el sufrimiento por la carencia, el placer de la carne no aumenta, sino que varía. Por el otro no buscará
el placer por el poder o la riqueza, sino todo lo contrario, exaltará una vida autosuficiente, donde contentarse
con poco será su mayor riqueza, alejado de la vida pública y poniendo fuera de la vida las luchas competitivas:
“Quien es consciente de los límites de la vida sabe cuán fácil de obtener es aquello que clama el dolor por una
carencia y lo que hace lograda la vida entera. De modo que para nada necesita cosas que traen consigo luchas
competitivas” La mayor riqueza del sabio es su juicio , porque la fortuna poco le ofrece, y este juicio le
brindará los bienes a distribuir a lo largo de toda su vida. Si bien facilitará el alejamiento de la política,
resaltará la amistad como un lazo inestimable para conseguir la vida feliz, será su vínculo con lo social. Y esta
amistad es uno de los bienes que ofrece la sabiduría , el mayor que le ofrece para alcanzar la felicidad, ya que
no existe nada duradero ni eterno, lo único seguro en la limitada vida nuestra es la amistad Si bien la amistad
se origina en la utilidad, agregará Epicuro “No es verdadero amigo ni el que busca en todo la utilidad, ni el que
jamás la une a la amistad. Pues el uno se convierte en tendero de favores con la idea de recompensa y el otro
corta de raíz toda buena esperanza para el futuro” Destaca que junto al filosofar es preciso reír, ocuparse de
las cosas domésticas y continuar proclamando y practicando las máximas de la recta filosofía. No se traiciona
al amigo si no se quiere vivir en desconcierto y agitado por tal infidelidad. Promueve alejarse y liberarse de
intereses que rodean la política, pues el más grande fruto de la autosuficiencia es la libertad. El sujeto ético de
Epicuro no marchará al azar, estará primando el criterio de invulnerabilidad, tampoco será un dependiente para
acceder al bien, pues prevalecerá el criterio de autosuficiencia, y se brindará a una vida de placeres según su
prudencia, donde se advierte el criterio de la perfección. Entonces observamos que la amistad no sólo es una
relación social, sino también un vínculo de salud de sí mismo y los otros. La creación de su escuela en Atenas,
llamada el Jardín, donde vivían sus amigos, que incluían mujeres y esclavos y esclavas, parece a todas luces
no sólo divertida sino también saludable. Antagónico concepto de igualdad frente a la cita de Aristóteles
cuando alude a Homero “Uno solo gobierna la familia” Un camino de fuga cuando los espacios públicos no
generan esperanza. Una forma de refugiarse de aquellos a los que la multitud enardecida les clama ´váyanse
todos´. ¿Quién, hoy, soportando esta cruda realidad no daría más de lo que tiene por refugiarse en un ‘jardín’
de esas cualidades?
Segunda parte. Michel Foucault y su interpretación de la doctrina epicúrea En la
Hermenéutica del sujeto, obra que contiene las clases que dictó Michel Foucault entre enero y marzo de 1982
en el College de Francia, analiza en forma minuciosa la filosofía antigua, en especial la escuela estoica. Pero
el estudio arranca con esa sentencia délfica, epimeleia heautou, la inquietud de sí, a partir del cual se justifica
el imperativo ´conócete a ti mismo´. Haciendo referencia a Epicuro, quien en la Epístola a Meneceo escribió
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“Nunca es demasiado tarde ni demasiado temprano para asegurar la salud del alma”, con lo cual Foucault
interpreta que Epicuro recomendaba una ocupación del día y la noche de uno mismo, pero ¿qué quiere decir
Epicuro con ocuparse?, se pregunta el mismo M.F. En la Sentencia Vaticana 55 Epicuro utiliza el concepto
´curar´, en griego ´therapeuein´, este verbo según M.F. tiene valores múltiples, asociados a los cuidados
médicos y a una terapia del alma a la que eran proclives los epicúreos. “Es sanar, curar según la verdad”
Existe un lazo entre medicina e inquietud de sí, pues la noción de pathos, para los epicúreos, la entienden
como pasión y como enfermedad. Esto dará lugar a que Filón de Alejandría, al constituir su comunidad, se
llamara sí mismo ´terapeutas´, porque velaban por el alma como los médicos velan por el cuerpo. M.F.
sostiene que esa sentencia délfica, inscripta en el Templo de Delfos por algunos de los siete sabios, tuvo otras
significaciones, no tenía mucho de filosófica y respondía al cuidado que se dispensaban como privilegios los
integrantes de las capas gobernantes. En realidad esta epimeleia heautou era un privilegio social, político y
económico de los aristócratas espartanos. M.F. avanzará sobre la escuela y la problemática epicúrea, sobre la
amistad, la salud de sí mismo y la de los otros, revelando las prácticas colectivas relativas al cuidado de sí, en
especial cuando analiza el texto de Filodemo, un seguidor de la corriente epicúrea de fines del siglo I antes de
Cristo, quien desarrolla una técnica de hablar claro, la parrhesía, como un paralelismo a las prácticas médicas,
entre auxilio (boetheia) y therapia, terapéutico. Aquí hay un uso de la parrhesía opuesta al de adulación o de la
retórica. Esto del ocuparse de uno de día y de noche también se practicaba en el pitagorismo, con la
preparación purificadora para el sueño, porque al soñar se está en contacto con el mundo de los dioses, el de la
inmortalidad y la verdad, con lo cual ciertas prácticas rituales como la música, los olores y el examen de la
conciencia, permitían una revisión de la jornada, para recordar las faltas cometidas, expurgarlas y purificarse
en ese mismo acto. En Epicuro hay una preocupación central por este cuidado diario y a lo largo de toda la
vida, caracterizando la idea de curación según la verdad, donde ha de jugar el valor de la amistad un eje central
de la salud propia y de la de los otros. El cuidado de sí mismo como eje central, pero como recompensa
complementaria, la salvación de los otros y aquí toma M.F. la concepción epicúrea de la amistad, que no es
otra cosa que una forma de la inquietud de sí y que no es la mera utilidad, ya que cita la Sentencia Vaticana 23
“Toda amistad es deseable por sí misma; pero tiene su origen en los beneficios” o sea que hay que elegirla por
sí misma, es decir que la amistad se volverá deseable por sí misma. Existe una oposición entre el nacimiento
de la amistad por utilidad y el deseo y sólo es deseable en la medida que se mantenga de una manera
constante, estimándose en esa regularidad cierta utilidad. “No necesitamos tanto de la ayuda de nuestros
amigos, cuanto de la confianza en esa ayuda” El saber filosófico de Epicuro, como saber de la naturaleza, es
una modalidad pertinente para la práctica de sí: “El estudio de la naturaleza no forma fanfarrones
(jactanciosos) artífices de la charlatanería ni ostentadores de la cultura por la que pugna la mayoría, sino
espíritus independientes, capaces, orgullosos de sus propios bienes y no de los que surgen de las
circunstancias” Este hombre libre, altivo e independiente (autarkeis), hasta de la propia cultura, porque se
refiere a esa cultura de fanfarrones (kompous) que, según Epicuro, son fabricantes de verbos y que sólo buscan
la admiración de las multitudes. ¿Cómo se opondrá Epicuro a esa paideia? Se pregunta M.F. Pues con la
psysiología responde, la fisiología ¿y en qué es distinta? Simplemente prepara al sujeto, lo equipa, para que
este armado como corresponda. La paraskeue es ese equipamiento, será esa resistencia a todos los
movimientos que pueda recibir del mundo externo. Y esto va a desembocar en la autarkeis, la libertad de
palabra, para usar esa libertad y decir las cosas útiles a los demás: “Yo preferiría proclamar con sinceridad, al
investigar lo concerniente a la naturaleza, lo útil para todos los hombres, aunque nadie llegara a
comprenderme, que prestar conformidad a las vanas opiniones y recoger el cerrado aplauso dispensado por el
vulgo” “Cuando se es joven no hay que vacilar en filosofar y cuando se es viejo, no hay que cansarse de
filosofar, pues nadie es joven o viejo para la salud de su alma...” Esta asimilación entre filosofar y cuidar su
propia alma la destaca M.F., distinguiendo la etapa joven, que es para prepararse, equiparse para la vida, de la
etapa de la vejez, donde el filosofar es rejuvenecer, porque va a rememorar tiempos pasados y esta
recomendación de Epicuro no acaba, el ocuparse de sí mismo es durante toda la vida. Estas prácticas que en la
antigüedad eran ejercicios espirituales, M.F. las llamará ´técnicas del sí mismo´, pues que haya sujetos porque
cierto tipo de ´relación con el sí mismo´ nació en una cultura, porque los individuos se prestan cierta forma de
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atención, se reconoce como sujeto, a diferencia de la conciencia que exige el reconocimiento del otro, el sujeto
aquí solo tiene necesidad del reconocimiento de sí mismo. “...la oposición entre saber de las cosas y saber de
sí mismo no puede interpretarse en ningún caso, ni en los epicúreos ni en los cínicos, como la oposición entre
el saber de la naturaleza y el saber del ser humano. La oposición que se establece en ellos y la descalificación
que aplican a una serie de conocimientos se refiere simplemente a esta modalidad del saber. Lo que se
requiere... tanto para el sabio como para su discípulo, no es un saber referido a ellos mismos, no es un saber
que capture el alma, que haga del yo el objeto mismo del conocimiento. Es un saber que se refiere a las cosas,
que se refiere al mundo, que se refiere a los dioses y a los hombres, pero que tenga como objeto y función la
modificación del ser del sujeto. Es preciso que esta verdad afecte al sujeto. No se trata de que el sujeto se
vuelva objeto de un discurso veraz” Esto indicaría que la genealogía de la moral social moderna de M.F. giró
sobre una teoría del sujeto. En sus primeros trabajos de 1954 “Enfermedad mental y personalidad” M.F.
invocará una razón ética contra la razón natural: “Se supone que el asilo ideal debe reconstituir alrededor del
alienado una casi familia en la que deba sentirse como en su casa, pero en realidad está sometido a un
ininterrumpido control social y moral; curarlo quiere decir reinculcarle los sentimientos de dependencia, de
humildad, de culpabilidad, de reconocimiento, que son la armadura moral de la vida de familia...Lo que uno
descubre como psicología de la locura no es más que el resultado de las operaciones con que se la ha
tratado...toda esa psicología no existiría sin el sadismo moralizador en que la encerró la filantropía del siglo
XIX con las hipócritas apariencias de una liberación” Foucault se preguntará cómo el hombre occidental
llegó a reconocerse como sujeto de deseo, una búsqueda de la verdad en la sexualidad, descubriendo un
dispositivo de poder, que nos lleva a formularnos tales cuestiones. Después de vastas investigaciones y
ensayos, sus intervenciones críticas serán portadoras de un contenido normativo y hasta de tipo universalista,
pues se refieren a una exigencia de autonomía del sujeto y una oposición cerrada al sufrimiento injusto, de allí
su pintura del ´arte de vivir´ de la época helenista, que después matizará con la pastoral cristiana. El sujeto
ético de M.F. no se rige por el deber ser, no pone el centro en sacrificio alguno, es una ética que desemboca en
la sabiduría, aunque desconfía de que hoy pueda ser practicable, ante todo porque esa sabiduría sería la del
amo, del señor, intuyendo que el goce moderno ya no puede estar reglamentado por el uso de los placeres de la
Grecia antigua. Es probable sentir melancolía por aquel Jardín de Epicuro y sus amigos, incluyendo la
genialidad de Michel Foucault, de quien recordamos estas palabras de enero de 1976. “Me parece que del
fenómeno general de la dominación de la clase burguesa puede deducirse cualquier cosa. Creo que lo que hay
que hacer es lo inverso, es decir, ver históricamente cómo, a partir de abajo, los mecanismos de control
pudieron actuar en lo que se refiere a la exclusión de la locura, a la represión, a la prohibición de la sexualidad;
cómo, en el nivel efectivo de la familia, del entorno inmediato, de las células o en los niveles más bajos de la
sociedad, esos fenómenos de represión o exclusión tuvieron sus instrumentos, su lógica, y respondieron a
cierta cantidad de necesidades; mostrar cuáles fueron sus agentes y no buscarlos en absoluto por el lado de la
burguesía en general, sino por el de los agentes reales, que pudieron ser el entorno inmediato, la familia, los
padres, los médicos, los escalones más bajos de la policía y cómo esos instrumentos de poder...comenzaron a
volverse económicamente rentables y políticamente útiles”
Bibliografía de Consulta Sobre la felicidad.
Epicuro. Editorial Debate. España. 2001 La hermenéutica del sujeto. Michel Foucault. FCE. Bs. As. 2002
Foucault y la filosofía antigua. F. Gros y C. Levy. Ed. Nueva Visión. Bs.As. 2004 Defender la sociedad. M.
Foucault. FCE. Bs. As. 2000 M. Foucault filósofo. E. Barbier y otros. Gedisa. España. 1995 La Política.
Aristóteles. Centro editor de cultura. Bs. As. 2003.
" }
Autor: Carlos Baraldini
([email protected]) ÉTICA: Monografía – Título: El sujeto ético en Epicuro y su relación con el
cuidado de sí y la salud en M. Foucault Primera parte. Epicuro La filosofía de Epicuro (341-270 AC) tiene
una característica principal: el placer, como su fundamento natural en búsqueda y hacia la vida feliz, pero tiene
un agregado original a este período helenístico donde se desarrolla inicialmente la escuela del Jardín: el cuerpo
humano, un olvido de las otras escuelas filosóficas anteriores, “Este es el grito de la carne: no tener hambre, no
tener sed, no tener frío; quien tenga y espere tener esto también podría rivalizar con Zeus en felicidad” Esta
voz de la carne, del cuerpo, una verdadera vida de latidos y esta sentencia que aborda como ninguna la
democratización del cuerpo, no puede haber cuerpos que puedan sufrir de hambre, frío o sed, está Epicuro
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indicando el sentido de la felicidad a través del placer, está insinuando el cuidado de sí, está germinando allí
un principio de salud, individual y social. Porque este cuerpo y a través de él, las sensaciones, como principio
de conocimiento y energía creadora (la sensación es infalible), será el eje del sujeto ético de Epicuro. Este
cuerpo y el de los otros estarán indicando también el principio de igualdad vigente, recibirán de la naturaleza
los dos mensajeros principales: el placer y el dolor. Esta originalidad de Epicuro la marcamos por ejemplo
con Aristóteles, quien había señalado distintos tipos de vida feliz, pero para alcanzar la felicidad había que
disfrutar del ocio, era una felicidad clasista y exclusiva, impensable para los cuerpos de lo que no pertenecían
a las capas pudientes de la sociedad griega. La práctica filosófica epicúrea será enfrentar y dar combate al
temor, al dolor y a la muerte, dotado de inteligencia, serenidad y alegría. Para alcanzar la vida feliz es
necesario cumplir con el farmakon, el remedio del filósofo que, vana será su palabra si no suprime las
enfermedades del alma : oSin temor a los dioses, ya que no llegan a nosotros ni para ayudarnos ni para
castigarnos, pues son tan perfectos que no nos necesitan, sino fuera así, no serían dioses. oSin temor a la
muerte, pues no es nada para nosotros, ya que mientras vivimos no está presente y cuando está presente
nosotros ya no estamos, ya no somos. oEl dolor y el mal son fáciles de evitar, ya que ningún sufrimiento dura
mucho tiempo. oEl placer y el bien son fáciles de conseguir, ya que si hay placer no hay dolor ni sufrimiento.
Lo máximo en el placer es estar libre de dolor y molestia, tanto en el cuerpo como en el alma, ya que todos los
placeres son un bien, pero no todos son elegibles, ya que se elige por un cálculo de utilidad y conveniencia.
Caracterizará dos tipos de placer: uno en reposo, donde hay ausencia de dolor corporal y sin perturbación del
alma; y otro en movimiento, cinéticos, es el placer de los sentidos en el proceso de eliminación del dolor.
Epicuro jerarquizará el placer en reposo, ya que la ataraxia, la ausencia de perturbaciones, es el placer
espiritual más elevado y lo próximo para conseguir la felicidad. Epicuro, frente a la crisis política de su
contexto, pondrá como firme propósito para conseguir la eudaimonía, la felicidad, transitar por la ataraxia, la
tranquilidad imperturbable, para lo cual promoverá ser ajenos a la vida política, desarrollando la
autosuficiencia como un gran bien : “Pues ni banquetes ni orgías constantes ni disfrutar de muchachos ni de
mujeres ni de peces ni de las demás cosas que ofrece una mesa lujosa engendran una vida feliz, sino un cálculo
prudente que investigue las causas de toda elección y rechazo y disipe las falsas opiniones…De todas estas
cosas principio y el mayor bien es la prudencia…De ella nacen todas las demás virtudes, porque enseña que no
es posible vivir feliz sin vivir sensata, honesta y justamente…” Entonces apreciamos que por un lado
introduce el cuerpo, como el órgano vital de las sensaciones y por el cual conocemos, después el placer como
la guía para alcanzar una vida feliz, aclarando que no será cualquier placer, que existirá una elección por
medio de la prudencia y un cálculo, tanto de utilidad como de oportunidad. El placer puro se alcanzará
aplicando un método del criterio hedonista de Epicuro, original, por cuanto necesita eliminar la acumulación,
la maximización por duración y la intensificación, pues el punto estable y seguro de la vida se consigue en lo
poco, porque de lo poco jamás hay penuria. No necesitará de ningún principio ascético, como el de ciertas
escuelas estoicas, para reprimir los deseos, porque está en la misma naturaleza del placer, una vez que se
supera el sufrimiento por la carencia, el placer de la carne no aumenta, sino que varía. Por el otro no buscará
el placer por el poder o la riqueza, sino todo lo contrario, exaltará una vida autosuficiente, donde contentarse
con poco será su mayor riqueza, alejado de la vida pública y poniendo fuera de la vida las luchas competitivas:
“Quien es consciente de los límites de la vida sabe cuán fácil de obtener es aquello que clama el dolor por una
carencia y lo que hace lograda la vida entera. De modo que para nada necesita cosas que traen consigo luchas
competitivas” La mayor riqueza del sabio es su juicio , porque la fortuna poco le ofrece, y este juicio le
brindará los bienes a distribuir a lo largo de toda su vida. Si bien facilitará el alejamiento de la política,
resaltará la amistad como un lazo inestimable para conseguir la vida feliz, será su vínculo con lo social. Y esta
amistad es uno de los bienes que ofrece la sabiduría , el mayor que le ofrece para alcanzar la felicidad, ya que
no existe nada duradero ni eterno, lo único seguro en la limitada vida nuestra es la amistad Si bien la amistad
se origina en la utilidad, agregará Epicuro “No es verdadero amigo ni el que busca en todo la utilidad, ni el que
jamás la une a la amistad. Pues el uno se convierte en tendero de favores con la idea de recompensa y el otro
corta de raíz toda buena esperanza para el futuro” Destaca que junto al filosofar es preciso reír, ocuparse de
las cosas domésticas y continuar proclamando y practicando las máximas de la recta filosofía. No se traiciona
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al amigo si no se quiere vivir en desconcierto y agitado por tal infidelidad. Promueve alejarse y liberarse de
intereses que rodean la política, pues el más grande fruto de la autosuficiencia es la libertad. El sujeto ético de
Epicuro no marchará al azar, estará primando el criterio de invulnerabilidad, tampoco será un dependiente para
acceder al bien, pues prevalecerá el criterio de autosuficiencia, y se brindará a una vida de placeres según su
prudencia, donde se advierte el criterio de la perfección. Entonces observamos que la amistad no sólo es una
relación social, sino también un vínculo de salud de sí mismo y los otros. La creación de su escuela en Atenas,
llamada el Jardín, donde vivían sus amigos, que incluían mujeres y esclavos y esclavas, parece a todas luces
no sólo divertida sino también saludable. Antagónico concepto de igualdad frente a la cita de Aristóteles
cuando alude a Homero “Uno solo gobierna la familia” Un camino de fuga cuando los espacios públicos no
generan esperanza. Una forma de refugiarse de aquellos a los que la multitud enardecida les clama ´váyanse
todos´. ¿Quién, hoy, soportando esta cruda realidad no daría más de lo que tiene por refugiarse en un ‘jardín’
de esas cualidades?
Segunda parte. Michel Foucault y su interpretación de la doctrina epicúrea En la
Hermenéutica del sujeto, obra que contiene las clases que dictó Michel Foucault entre enero y marzo de 1982
en el College de Francia, analiza en forma minuciosa la filosofía antigua, en especial la escuela estoica. Pero
el estudio arranca con esa sentencia délfica, epimeleia heautou, la inquietud de sí, a partir del cual se justifica
el imperativo ´conócete a ti mismo´. Haciendo referencia a Epicuro, quien en la Epístola a Meneceo escribió
“Nunca es demasiado tarde ni demasiado temprano para asegurar la salud del alma”, con lo cual Foucault
interpreta que Epicuro recomendaba una ocupación del día y la noche de uno mismo, pero ¿qué quiere decir
Epicuro con ocuparse?, se pregunta el mismo M.F. En la Sentencia Vaticana 55 Epicuro utiliza el concepto
´curar´, en griego ´therapeuein´, este verbo según M.F. tiene valores múltiples, asociados a los cuidados
médicos y a una terapia del alma a la que eran proclives los epicúreos. “Es sanar, curar según la verdad”
Existe un lazo entre medicina e inquietud de sí, pues la noción de pathos, para los epicúreos, la entienden
como pasión y como enfermedad. Esto dará lugar a que Filón de Alejandría, al constituir su comunidad, se
llamara sí mismo ´terapeutas´, porque velaban por el alma como los médicos velan por el cuerpo. M.F.
sostiene que esa sentencia délfica, inscripta en el Templo de Delfos por algunos de los siete sabios, tuvo otras
significaciones, no tenía mucho de filosófica y respondía al cuidado que se dispensaban como privilegios los
integrantes de las capas gobernantes. En realidad esta epimeleia heautou era un privilegio social, político y
económico de los aristócratas espartanos. M.F. avanzará sobre la escuela y la problemática epicúrea, sobre la
amistad, la salud de sí mismo y la de los otros, revelando las prácticas colectivas relativas al cuidado de sí, en
especial cuando analiza el texto de Filodemo, un seguidor de la corriente epicúrea de fines del siglo I antes de
Cristo, quien desarrolla una técnica de hablar claro, la parrhesía, como un paralelismo a las prácticas médicas,
entre auxilio (boetheia) y therapia, terapéutico. Aquí hay un uso de la parrhesía opuesta al de adulación o de la
retórica. Esto del ocuparse de uno de día y de noche también se practicaba en el pitagorismo, con la
preparación purificadora para el sueño, porque al soñar se está en contacto con el mundo de los dioses, el de la
inmortalidad y la verdad, con lo cual ciertas prácticas rituales como la música, los olores y el examen de la
conciencia, permitían una revisión de la jornada, para recordar las faltas cometidas, expurgarlas y purificarse
en ese mismo acto. En Epicuro hay una preocupación central por este cuidado diario y a lo largo de toda la
vida, caracterizando la idea de curación según la verdad, donde ha de jugar el valor de la amistad un eje central
de la salud propia y de la de los otros. El cuidado de sí mismo como eje central, pero como recompensa
complementaria, la salvación de los otros y aquí toma M.F. la concepción epicúrea de la amistad, que no es
otra cosa que una forma de la inquietud de sí y que no es la mera utilidad, ya que cita la Sentencia Vaticana 23
“Toda amistad es deseable por sí misma; pero tiene su origen en los beneficios” o sea que hay que elegirla por
sí misma, es decir que la amistad se volverá deseable por sí misma. Existe una oposición entre el nacimiento
de la amistad por utilidad y el deseo y sólo es deseable en la medida que se mantenga de una manera
constante, estimándose en esa regularidad cierta utilidad. “No necesitamos tanto de la ayuda de nuestros
amigos, cuanto de la confianza en esa ayuda” El saber filosófico de Epicuro, como saber de la naturaleza, es
una modalidad pertinente para la práctica de sí: “El estudio de la naturaleza no forma fanfarrones
(jactanciosos) artífices de la charlatanería ni ostentadores de la cultura por la que pugna la mayoría, sino
espíritus independientes, capaces, orgullosos de sus propios bienes y no de los que surgen de las
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El
circunstancias” Este hombre libre, altivo e independiente (autarkeis), hasta de la propia cultura, porque se
refiere a esa cultura de fanfarrones (kompous) que, según Epicuro, son fabricantes de verbos y que sólo buscan
la admiración de las multitudes. ¿Cómo se opondrá Epicuro a esa paideia? Se pregunta M.F. Pues con la
psysiología responde, la fisiología ¿y en qué es distinta? Simplemente prepara al sujeto, lo equipa, para que
este armado como corresponda. La paraskeue es ese equipamiento, será esa resistencia a todos los
movimientos que pueda recibir del mundo externo. Y esto va a desembocar en la autarkeis, la libertad de
palabra, para usar esa libertad y decir las cosas útiles a los demás: “Yo preferiría proclamar con sinceridad, al
investigar lo concerniente a la naturaleza, lo útil para todos los hombres, aunque nadie llegara a
comprenderme, que prestar conformidad a las vanas opiniones y recoger el cerrado aplauso dispensado por el
vulgo” “Cuando se es joven no hay que vacilar en filosofar y cuando se es viejo, no hay que cansarse de
filosofar, pues nadie es joven o viejo para la salud de su alma...” Esta asimilación entre filosofar y cuidar su
propia alma la destaca M.F., distinguiendo la etapa joven, que es para prepararse, equiparse para la vida, de la
etapa de la vejez, donde el filosofar es rejuvenecer, porque va a rememorar tiempos pasados y esta
recomendación de Epicuro no acaba, el ocuparse de sí mismo es durante toda la vida. Estas prácticas que en la
antigüedad eran ejercicios espirituales, M.F. las llamará ´técnicas del sí mismo´, pues que haya sujetos porque
cierto tipo de ´relación con el sí mismo´ nació en una cultura, porque los individuos se prestan cierta forma de
atención, se reconoce como sujeto, a diferencia de la conciencia que exige el reconocimiento del otro, el sujeto
aquí solo tiene necesidad del reconocimiento de sí mismo. “...la oposición entre saber de las cosas y saber de
sí mismo no puede interpretarse en ningún caso, ni en los epicúreos ni en los cínicos, como la oposición entre
el saber de la naturaleza y el saber del ser humano. La oposición que se establece en ellos y la descalificación
que aplican a una serie de conocimientos se refiere simplemente a esta modalidad del saber. Lo que se
requiere... tanto para el sabio como para su discípulo, no es un saber referido a ellos mismos, no es un saber
que capture el alma, que haga del yo el objeto mismo del conocimiento. Es un saber que se refiere a las cosas,
que se refiere al mundo, que se refiere a los dioses y a los hombres, pero que tenga como objeto y función la
modificación del ser del sujeto. Es preciso que esta verdad afecte al sujeto. No se trata de que el sujeto se
vuelva objeto de un discurso veraz” Esto indicaría que la genealogía de la moral social moderna de M.F. giró
sobre una teoría del sujeto. En sus primeros trabajos de 1954 “Enfermedad mental y personalidad” M.F.
invocará una razón ética contra la razón natural: “Se supone que el asilo ideal debe reconstituir alrededor del
alienado una casi familia en la que deba sentirse como en su casa, pero en realidad está sometido a un
ininterrumpido control social y moral; curarlo quiere decir reinculcarle los sentimientos de dependencia, de
humildad, de culpabilidad, de reconocimiento, que son la armadura moral de la vida de familia...Lo que uno
descubre como psicología de la locura no es más que el resultado de las operaciones con que se la ha
tratado...toda esa psicología no existiría sin el sadismo moralizador en que la encerró la filantropía del siglo
XIX con las hipócritas apariencias de una liberación” Foucault se preguntará cómo el hombre occidental
llegó a reconocerse como sujeto de deseo, una búsqueda de la verdad en la sexualidad, descubriendo un
dispositivo de poder, que nos lleva a formularnos tales cuestiones. Después de vastas investigaciones y
ensayos, sus intervenciones críticas serán portadoras de un contenido normativo y hasta de tipo universalista,
pues se refieren a una exigencia de autonomía del sujeto y una oposición cerrada al sufrimiento injusto, de allí
su pintura del ´arte de vivir´ de la época helenista, que después matizará con la pastoral cristiana. El sujeto
ético de M.F. no se rige por el deber ser, no pone el centro en sacrificio alguno, es una ética que desemboca en
la sabiduría, aunque desconfía de que hoy pueda ser practicable, ante todo porque esa sabiduría sería la del
amo, del señor, intuyendo que el goce moderno ya no puede estar reglamentado por el uso de los placeres de la
Grecia antigua. Es probable sentir melancolía por aquel Jardín de Epicuro y sus amigos, incluyendo la
genialidad de Michel Foucault, de quien recordamos estas palabras de enero de 1976. “Me parece que del
fenómeno general de la dominación de la clase burguesa puede deducirse cualquier cosa. Creo que lo que hay
que hacer es lo inverso, es decir, ver históricamente cómo, a partir de abajo, los mecanismos de control
pudieron actuar en lo que se refiere a la exclusión de la locura, a la represión, a la prohibición de la sexualidad;
cómo, en el nivel efectivo de la familia, del entorno inmediato, de las células o en los niveles más bajos de la
sociedad, esos fenómenos de represión o exclusión tuvieron sus instrumentos, su lógica, y respondieron a
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cierta cantidad de necesidades; mostrar cuáles fueron sus agentes y no buscarlos en absoluto por el lado de la
burguesía en general, sino por el de los agentes reales, que pudieron ser el entorno inmediato, la familia, los
padres, los médicos, los escalones más bajos de la policía y cómo esos instrumentos de poder...comenzaron a
volverse económicamente rentables y políticamente útiles”
Bibliografía de Consulta Sobre la felicidad.
Epicuro. Editorial Debate. España. 2001 La hermenéutica del sujeto. Michel Foucault. FCE. Bs. As. 2002
Foucault y la filosofía antigua. F. Gros y C. Levy. Ed. Nueva Visión. Bs.As. 2004 Defender la sociedad. M.
Foucault. FCE. Bs. As. 2000 M. Foucault filósofo. E. Barbier y otros. Gedisa. España. 1995 La Política.
Aristóteles. Centro editor de cultura. Bs. As. 2003.
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