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Propuesta sobre el régimen jurídico especial de protección a los pueblos indígenas en
aislamiento voluntario y en contacto inicial del Perú
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Enviado por: JORGE FERNANDO BAZAN CERDAN ([email protected])
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Propuesta sobre el regimen juridico especial de proteccion a los pueblos indígenas en aislamiento
voluntario y en contacto inicial del Peru
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Propuesta sobre el régimen jurídico especial de protección a los pueblos
indígenas en aislamiento voluntario y en contacto inicial del Perú Agregado: 10 de AGOSTO de 2007 (Por
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especial proteccion los pueblos indigenas aislamiento voluntario contacto inicial del Peru
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Autor: JORGE FERNANDO BAZAN CERDAN ([email protected]) Propuesta sobre el régimen jurídico
especial de protección a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y en contacto inicial del Perú J.
Fernando Bazán Cerdán [email protected] 1. Los pueblos indígenas 2. Marco jurídico sobre pueblos
indígenas Entidad estatal y/o sistema para la protección de los PP II en aislamiento o en contacto inicial
Constataciones y conclusiones Propuesta normativa I. LOS PUEBLOS INDIGENAS 1. Los pueblos
indígenas del Perú Es sabido que el Perú es un país pluriculticural, multiétnico y diverso en donde coexisten
varios pueblos y grupos étnicos, organizados generalmente en comunidades andinas y amazónicas, que poseen
conocimientos científicos y tecnológicos, medicina tradicional, valores culturales, vestimenta, idioma, formas
de organización social, modelos de desarrollo socio económico, maneras de administrar recursos naturales,
diferentes prácticas de ejercer autoridad y administrar justicia, así como de conservar sus tierras y territorios.
Según los datos innegables de nuestra realidad, reconocidos por el texto constitucional, el Perú es un país
pluricultural, multiétnico y multilingüe. Así, de acuerdo al Mapa Etnolingüístico Oficial del Perú[1], en el país
existen 72 etnias[2], 7 ubicadas en el área andina y 65 en el área amazónica, las cuales se agrupan en 14
familias lingüísticas indígenas[3]. Según otras fuentes, la heterogeneidad de la población peruana se
manifiesta actualmente, en la coexistencia de 43 lenguas: 39 son amazónicas, una lengua en fase de estudio y 3
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lenguas andinas: el quechua, aymara y jacura. Todas ellas agrupadas en 17 familias lingüísticas. Los tres
grupos etnolingüísticos más numerosos de la Amazonía son: Asháninka 57,998, el Aguaruna 45,137 y el
Shipibo 20,178. De acuerdo al IX Censo Nacional de Población realizado por el INEI el año 1993, a esa fecha
los miembros de pueblos indígenas en nuestro país ascendían aproximadamente a 7´805,193 pobladores
(representando aproximadamente el 35% de la población total nacional), distribuidos de la siguiente manera:
campesinos 7´505,975 (96.2 %) y nativos 299,218 (3.8 %). En la actualidad, según los registros del Ministerio
de Agricultura, los pueblos indígenas del Perú están organizados mayoritariamente en 5,826 comunidades
campesinas -andinas y costeñas- reconocidas[4] y 1,265 comunidades nativas[5]-amazónicas- inscritas[6]. De
acuerdo a la misma fuente, las comunidades campesinas ocupan una extensión superficial de 16´706,952.7557
has. y agrupan aproximadamente a 1´041,587 familias. Las comunidades nativas ocupan una extensión
superficial de 9´269,332.3145 has. y agrupan aproximadamente a 45,791 familias. La mayoría de las
comunidades vive en condiciones de extrema pobreza e inferior calidad de vida. La pobreza estructural afecta
a los pueblos indígenas con mayor intensidad, restringiéndoles el pleno goce de sus derechos humanos,
económicos, sociales y culturales. 2. Los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y en contacto inicial De
otro lado, en la Amazonía peruana también habitan una cantidad indeterminada de Pueblos Indígenas
caracterizados por no seguir un patrón de vida sedentario. No viven en un solo lugar o asentamiento, sino que
se desplazan por el bosque amazónico refugiándose de diversas amenazas a sus formas de vida. Entre ellos
existe una gran población aún no identificada, especialmente en la zona fronteriza Perú-Brasil, que ha dado
lugar –en el caso brasileño- a la creación de varias reservas indígenas de protección especial. Diferentes
grupos etno-lingüísticos, entre ellos los Nanti (Kugapakori)[7], Kirineri, Matsigenka[8], Asháninka y
Poyenitzari, de la familia lingüística Arahuaca; Chitonahua, Maxonahua, Morunahua, Marinahua y
Sharanahua, entre otros, de la familia lingüística Pano, han optado por aislarse voluntariamente de la sociedad
nacional no indígena y, por lo tanto, no cuentan con comunidades nativas con tierras legalmente reconocidas.
Los Pueblos Indígenas en aislamiento voluntario, de los cuales hasta el momento se han podido identificar 14
grupos etno-lingüísticos, con una población que se estima entre 5,000 a 10,000 habitantes, que viven en los
departamentos de Cusco, Madre de Dios, Apurímac, Ucayali, Huánuco y Loreto, en una situación
especialmente vulnerable. En los departamentos de Cusco, Madre de Dios y Ucayali coexisten diez pueblos
indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial pertenecientes a las familias lingüísticas Arahuac y
Pano. Las del primer grupo se localizan en la zona formada por la cabeceras y partes altas de los ríos
Ticumpinía, Timpía, Camisea, Manu, Paquiria, Serjali, Las Piedras, Los Amigos y Tahuamanu. Las del
segundo grupo se ubica en la zona formada por las cabeceras de los ríos Inuya, Mapuya, Cujar (Alto Purús),
Alto Yuruá, Alto Sepahua, Alto Piedras y probablemente los ríos Tahuamanu, Yaco y Chandless. De igual
manera, en las Areas Naturales Protegidas como el Parque Nacional del Manu, la Zona Reservada del Alto
Purús y en la Zona Reservada Apurímac-Vilcabamba. Ellos están expuestos a enfermedades nuevas y
epidemias mortales, así como a otro tipo de amenazas derivadas de la destrucción del medio ambiente y la
invasión de sus territorios por la exploración y explotación petrolera, maderera, aurífera, por la presión de
grupos religiosos mediante contactos forzados, por investigadores etnobotánicos, lingüístico-botánicos, por ser
un destino de ecoturismo, la colonización, la violencia política, el narcotráfico y otros. La Asociación
Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana – AIDESEP, junto a otras organizaciones indígenas de la
Amazonía han asumido la defensa de estos Pueblos en aislamiento voluntario, dado que ellos no cuentan con
representación ante la sociedad peruana. Su defensa se basa en el derecho que tienen a elegir libremente si
quieren vivir aislados o no a personas ajenas a ellos y en su derecho a ocupar sus territorios sin intrusión no
autorizada en sus tierras de terceros o extraños. Según el Convenio N° 169 de la Organización Internacional
del Trabajo[9], “los gobiernos deberán tomar medidas para impedir tales infracciones” (Art. 18°). Por lo tanto,
el Estado peruano debe reconocer oficialmente la existencia de los Pueblos Indígenas en situación de
aislamiento voluntario, así como los derechos territoriales que les son propios. Debe asumir, asimismo, el
compromiso de protegerlos, por la situación de vulnerabilidad en que se encuentran, respetando al mismo
tiempo su voluntad de vivir en aislamiento mientras éstos no cambien –libre y voluntariamente- tal decisión y
expresen su voluntad de acercamiento al resto de la sociedad nacional. II. MARCO JURÍDICO SOBRE
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PUEBLOS INDÍGENAS 1. Normatividad internacional El Estado peruano ha suscrito la mayoría de tratados
internacionales de derechos humanos sobre pueblos indígenas y minorías, así como los tratados de derecho
internacional humanitario. De acuerdo a disposiciones internacionales[10] e internas[11] el Estado peruano
está obligado a cumplir los tratados suscritos, reconociéndoles supremacía sobre la normatividad interna. Los
instrumentos internacionales en materia de reconocimiento y respeto a los derechos colectivos de los pueblos
indígenas establecen un conjunto de obligaciones para el Estado peruano. Así, interesa resaltar a los
Convenios de la OIT referidos a pueblos indígenas y que fueron introducidos con fuerza vinculante a nuestro
ordenamiento jurídico, tales como los Convenio N° 107 y N° 169 de la OIT. Cabe señalar que, el “Convenio
Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes” (1989), elaborado con el
concurso del Instituto Indigenista Interamericano (organismo público internacional que forma parte de la
estructura de la Organización de Estados Americanos), sustituyó al anteriormente vigente Convenio N° 107 de
la OIT, denominado “Convenio relativo a la Protección e Integración de las Poblaciones Indígenas y de otras
Poblaciones Tribuales(sic) y Semitribuales(sic) en los Países Independientes” (1957), que fue aprobado por el
Congreso peruano a través de la Resolución Legislativa N° 13467 del 18 de noviembre de 1960. Por la
ratificación del Convenio 169 de la OIT el Estado peruano se obligó a respetar los derechos de los pueblos
indígenas y adecuar la legislación nacional en favor de los mismos. Asimismo, al ratificar el anterior
instrumento internacional el Estado peruano, en el marco de los esenciales principios convencionales de
respeto, participación y consulta de los pueblos indígenas, se comprometió a adoptar medidas especiales para
garantizar a éstos el goce efectivo de los derechos humanos y libertades fundamentales, sin restricciones, así
como realizar esfuerzos para mejorar las condiciones de vida, participación y desarrollo en el marco del
respeto de sus valores culturales y religiosos. Para dicho efecto, la autoridad gubernamental responsable
deberá cerciorarse que los programas de desarrollo y medidas de política que afecten a los indígenas, se
realicen con su cooperación, inclusive en su planificación, coordinación, ejecución, evaluación y control de su
aplicación, así como en la proposición de medidas legislativas y de otra índole por parte de las autoridades
competentes (Artículo 33°). La posición que la Constitución asigna a los tratados internacionales sobre
derechos humanos como categoría de fuente de interpretación de las derechos fundamentales, significa
reconocer a dichos tratados un nivel de norma de cumplimiento obligatorio. Los tratados en materia de
derechos humanos tienen una jerarquía no sólo constitucional, sino que también gozan de una fuerza material
supraconstitucional, que prevalece en relación a las normas del Derecho interno y en razón de la norma que
mejor proteja a los derechos fundamentales[12]. Este sería el caso de los instrumentos internacionales en
materia de derechos humanos de los pueblos indígenas vigentes en nuestro país, tal como el Convenio N° 169
de la OIT, cuyas disposiciones sobre los derechos a la participación y consulta y e derecho a la autonomía, son
vulneradas también por el Artículo 6° del Decreto Supremo N° 028-2003-AG. 2. Normatividad constitucional
Sin perjuicio de lo anterior, los derechos colectivos de los pueblos indígenas han recibido reconocimiento
constitucional a partir de la Constitución de 1920 (Arts. 41° y 58°), pasando por la Constitución de 1933 (Arts.
207° a 212°), en especial en aspectos referidos a su existencia legal, personalidad jurídica, desarrollo, cultura y
propiedad comunal. En la Constitución de 1979 se reconocen también los derechos colectivos a la existencia
legal, personería jurídica, autonomía (organizativa, laboral, en el uso de la tierra, económica y administrativa),
desarrollo integral y propiedad comunal (Arts. 161° a 163°). En el articulado de la Carta de 1993 se recoge
parte de nuestra tradición constitucional sobre los derechos colectivos de los pueblos indígenas, comunidades
campesinas y nativas, así como se constitucionalizan otros derechos colectivos. Los derechos colectivos
reconocidos son el derecho a la identidad étnica y cultural, la educación bilingüe e intercultural, el derecho al
idioma, la propiedad comunal, la existencia legal, personalidad jurídica, la propiedad comunal, la autonomía
comunal, la identidad cultural de las comunidades, etc. (Arts. 2°, 19, 17°, 48°, 88° y 89°). 3. Normatividad
ordinaria No sólo los instrumentos internacionales y el ordenamiento constitucional reconocen y protegen los
derechos humanos colectivos de los pueblos indígenas, sino que también las normas ordinarias con jerarquía
de ley desarrollan tales derechos. Así, en el ámbito de la legislación interna, la mayoría de derechos colectivos
de los pueblos indígenas, comunidades campesinas y comunidades nativas están contenidas inter alia en los
siguientes cuerpos legales: Decreto Ley Nº 22175 del 09.05.78 (Ley de Comunidades Nativas y de Desarrollo
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Agrario de la Selva y de la Ceja de Selva); Artículos 134° a 139°, 2024° y 2026° del D. Leg. Nº 295 del
14.11.84 (Código Civil); Ley Nº 24656 del 14.04.87 (Ley General de Comunidades Campesinas); Ley Nº
26505 del 18.07.95 (Ley de la inversión privada en el desarrollo de las actividades económicas en las tierras
del territorio nacional y de las comunidades campesinas y nativas); Ley Nº 26845 del 26.07.97 (Ley de
titulación de las tierras de las comunidades campesinas de la costa); etc. 4. Régimen jurídico de los pueblos
indígenas en aislamiento y en contacto inicial La primera norma legal de nuestro ordenamiento jurídico que
contempló la situación de los indígenas en aislamiento y en contacto inicial fue la Quinta Disposición
Transitoria de la Ley de Comunidades Nativas y de Promoción Agropecuaria de Regiones de Selva y Ceja de
Selva, Decreto Ley N° 20653 del 24 de junio de 1974, la cual dispuso que para la demarcación del territorio de
las Comunidades Nativas cuando se encuentren en situación de contacto inicial y esporádico con los demás
integrantes de la comunidad nacional, se determinará un área territorial provisional de acuerdo a sus modos
tradicionales de aprovechamiento de los recursos naturales, hasta que se defina una de las situaciones a que se
refieren los incisos a) y b) del artículo 9° del citado Decreto Ley, vale decir, hasta que adquieran carácter
sedentario o semi-sedentario (cuando realicen migraciones estacionales) o cuando posean tierras en cantidad
insuficiente. El Decreto Ley N° 20653 fue derogado por el Decreto Ley N° 22175 del 10 de mayo de 1978,
nueva Ley de Comunidades Nativas y de Desarrollo Agrario de la Selva y Ceja de Selva, vigente hasta la
actualidad, y que en su Segunda Disposición Transitoria, concordante con los respectivos incisos a) y b) del
artículo 10° de este Decreto Ley, reprodujo integralmente la disposición citada anteriormente, referida a la
situación de los indígenas en aislamiento y en contacto inicial. La primera área territorial provisional para
indígenas en contacto inicial o esporádico, se estableció mediante el artículo 1° de la Resolución Ministerial
N° 00046-90-AG/DGRAAR del 14 de febrero de 1990, que declaró como Reserva del Estado en favor de los
grupos étnicos Kugapakori y Nahua, de las familias lingüísticas Arawak y Pano, la superficie de 443,887 Hás
de tierras, ubicada en los distritos de Echarate y Sepahua, provincias de La Convención y Atalaya,
departamentos de Cusco y Ucayali, respectivamente. En el inciso 19) del artículo 2° de la Constitución
Política de 1993, se reconoce que toda persona tiene derecho a su identidad étnica y cultural, y, asimismo, que
el Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación. Tal como se señaló líneas arriba, el
Convenio Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes del año 1989,
contiene disposiciones aplicables a los pueblos indígenas en general y de modo especial para los que se
encuentran en situación de aislamiento y en contacto reciente. Así, en materia de derechos territoriales debe
tomarse en cuenta de manera particular el numeral 1 del artículo 14° del Convenio Nº 169 de la OIT, que
prescribe que los derechos de propiedad y posesión de los pueblos indígenas, sobre las tierras tradicionalmente
ocupadas por ellos, debe ser salvaguardados, incluyendo el derecho a utilizarlas en los casos en que no estén
exclusivamente ocupadas por ellos. En este caso debe prestarse particular atención a la situación de los
pueblos nómadas y de los agricultores itinerantes, que para nosotros es indudablemente el caso de los pueblos
indígenas en aislamiento voluntario y en contacto inicial. Posteriormente, se establecieron otras reservas
territoriales para grupos étnicos e similar situación, tales como los Murunahua (Resolución Directoral
Regional N° 000189-CTARU/DRA del 01 de abril de 1997), los Mashco-Piro (Resolución Directoral
Regional N° 000190-CTARU/DRA del 01 de abril de 1997), los Ishconahua (Resolución Directoral Regional
N° 00201-CTARU/DRA del 11 de junio de 1998) y los pueblos indígenas en aislamiento voluntario del
Manu-Madre de Dios (Resolución Ministerial N° 0427-2002-AG del 25 de abril de 2002). El 14 de febrero
del 2001, mediante Decreto Supremo Nº 015-2001-PCM se constituyó la Comisión Especial Multisectorial
para las Comunidades Nativas, con las funciones de estudiar la situación y los problemas de las comunidades
nativas de la amazonía, así como de formular propuestas integrales para garantizar la plena vigencia de sus
derechos constitucionales y promover su bienestar y desarrollo económico[13]. Dentro de los asuntos
prioritarios encomendados a dicha Comisión se encontró la presentación de una propuesta para “el
establecimiento de mecanismos de protección a los grupos nativos no contactados” (Artículo Tercero, numeral
8). El 02 de marzo de 2001 se expidió la Resolución Ministerial N° 104-2001-PROMUDEH, por la cual se
aprobó el Reglamento de la Comisión de Asuntos Indígenas (CAI), órgano multisectorial complementario a la
desaparecida Secretaría Técnica de Asuntos Indígenas (SETAI) del Ministerio de Promoción de la Mujer y del
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Desarrollo Humano (PROMUDEH)[14], encargado de encargado de promover la mejor articulación entre las
demandas de las comunidades campesinas y nativas y la oferta de servicios por parte del Estado. En el referido
Reglamento se reconoció como Pueblos Indígenas a: “...aquellos grupos originarios definidos por el inciso 1b)
del Artículo 1 del Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo - OIT sobre Pueblos
Indígenas y Tribales en Países Independientes, siendo criterio fundamental para su determinación la
conciencia de su identidad indígena. Dentro de esta definición se encuentran además comprendidas las
Comunidades Campesinas y Nativas del territorio nacional, así como los pueblos que se encuentran en
situación de contacto inicial o aún no contactados y aquellos que estando integrados como Comunidades
Campesinas y Nativas no han sido aún reconocidas oficialmente como tales. La utilización del término
“Pueblos” en el presente Reglamento no tiene implicancia alguna en lo que atañe a los derechos que puedan
conferirse a este término en el derecho internacional, sino más bien al reconocimiento de su derecho a
mantener una identidad étnica y cultural propia, sus costumbres y tradiciones e instituciones”. El 03 de julio de
2001 fue publicado el Decreto Supremo N° 013-2001-PROMUDEH, por el cual se encargó a la SETAI de
PROMUDEH garantizar el respeto y promoción de los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento
voluntario y contacto inicial, frente a las acciones que emprendan diversos sectores del Poder Ejecutivo. Para
garantizar los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial, se encomendó a
la SETAI la realización de las siguientes funciones: 1) Diseñar una política de intervención; 2) Elaborar los
lineamientos que deberán seguir las personas naturales y jurídicas de derecho público y privado que
desarrollen actividades hidrocarburíferas, forestales, turísticas o de cualquier otra índole en los lugares donde
se desplacen dichos pueblos; 3) Establecer los mecanismos necesarios para asegurar la participación de dichos
pueblos en los beneficios que reporten tales actividades, los cuales deberán recibir además una indemnización
equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como resultado de las actividades antes mencionadas; y 4)
Elaborar un plan de alfabetización y educación bilingüe para dichos pueblos. Para el cumplimiento de las
funciones indicadas, la SETAI establecería los mecanismos de coordinación con las organizaciones
representativas de los pueblos indígenas, pudiendo solicitar la intervención del Programa Especial de
Comunidades Nativas de la Defensoría del Pueblo. El 24 de julio de 2001, la Comisión Especial
Multisectorial para las Comunidades Nativas, con el concurso de la Mesa de Diálogo y Cooperación para las
Comunidades Nativas, publicó el Plan de Acción para los Asuntos Prioritarios (en adelante el Plan de Acción),
que fue fruto de un trabajo colectivo, consensual y participativo entre miembros de la sociedad civil
(organizaciones indígenas, entre otros) y representantes de los diversos sectores públicos. Las acciones del
mencionado Plan contienen reivindicaciones de los pueblos y comunidades indígenas amazónicas postergadas
por muchos años, expresando un paso adelante en la democratización del país y en la consolidación de los
derechos de los pueblos indígenas. Dentro del Plan de Acción se consideró como una área prioritaria especial
la de “proteger a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario”, señalando que tal protección debe tener
como objetivos: 1) Establecer el Régimen Jurídico Especial de los Pueblos Indígenas en Aislamiento
Voluntario; 2) Garantizar la conectividad del territorio de los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario
conformando un corredor ecológico cultural; y 3) Proteger a los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario
de cualquier intrusión no autorizada en sus territorios de personas ajenas a ellos. En cuanto al objetivo de
establecer un Régimen Jurídico Especial de los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario, el Plan de
Acción fundamentó su necesidad en el hecho de que: “la protección especial de los pueblos indígenas en
aislamiento voluntario requiere una serie de medidas especiales orientadas a garantizar su protección, velar por
el respeto de sus derechos humanos, garantizar la seguridad jurídica de sus territorios, y promover acciones
adecuadas cuando ellos decidan iniciar un proceso de interacción con la sociedad nacional”. De esta manera, el
establecimiento de un régimen jurídico especial de protección de los pueblos indígenas en aislamiento
voluntario, deberá comprender la ejecución de las siguientes acciones específicas: “Acción G 1.1: Crear una
instancia estatal responsable de coordinar y ejecutar, en conjunto con otros sectores, y con las organizaciones
indígenas del área, las acciones de protección de los Pueblos Indígenas en aislamiento voluntario y de velar
por el respeto irrestricto de sus derechos. Acción G 1.2: Crear una comisión interinstitucional para definir las
instancias responsables de desarrollar planes de contingencia para los casos de contacto entre Pueblos
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Indígenas aislados y personas ajenas a ellos. Acción G 1.3: Promover en la comisión interinstitucional una
alianza estratégica con los organismos competentes del Estado para manejar criterios conjuntos entre políticas
de conservación de la diversidad biológica y políticas de protección de los Pueblos Indígenas en aislamiento
voluntario. Acción G 1.4: Crear una comisión de elaboración de mecanismos legales y de protección especial
para los Pueblos Indígenas en aislamiento voluntario con participación de las organizaciones indígenas.
Acción G 1.5: Desarrollar un estudio específico sobre las causas y factores externos que constituyen amenazas
para los Pueblos Indígenas en aislamiento, que facilite el desarrollo de medidas especiales para su eliminación
dentro del régimen jurídico especial. Acción G 1.6: Crear normas en la legislación ambiental y la extracción
de recursos para prohibir todo tipo de actividades de investigación, evangelización y proselitismo político y
religioso, así como contratos para la explotación y uso de recursos naturales en los territorios de Pueblos
Indígenas en aislamiento voluntario, por ser atentatorios contra su integridad y vida”. Es pertinente señalar que
en este tema el Plan de Acción definió un cronograma de ejecución para las citadas acciones (inmediatas y a
mediano plazo, no más allá del 2006) y las entidades responsables (SETAI, Defensoría del Pueblo, Ministerio
de Salud, PETT e INRENA). 5. La Comisión Nacional de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos
(CONAPA) El 05 de octubre de 2001 con el Decreto Supremo N° 111-2001-PCM se dispuso a creación de la
Comisión Nacional de los Pueblos Andinos y Amazónicos (en adelante CONAPA), dependiente de la
Presidencia del Consejo de Ministros, como expresión de la “voluntad del gobierno (para) concertar los
esfuerzos de los diferentes sectores de la administración pública relacionados con el desarrollo de las
poblaciones indígenas, andinas y amazónicas, dando participación directa a los representantes de tales pueblos,
a fin de propiciar su integración, manteniendo su identidad” (Tercer Considerando). Esta entidad pública fue
creada con “... la finalidad de promover, coordinar, dirigir, ejecutar, supervisar y evaluar las políticas,
programas y proyectos correspondientes a las poblaciones comprendidas, dentro del marco de las normas y
principios establecidos en los Tratados Internacionales sobre la materia de los que sea parte el Perú...” (Art.
2°). 6. La Reserva Territorial Kugapakori, Nahua, Nanti y otros Tal como se indico anteriormente, la Reserva
del Estado en favor de los grupos étnicos Kugapakori y Nahua constituyó la primera área territorial provisional
declarada en nuestro país para los indígenas en contacto inicial o esporádico, a través de la Resolución
Ministerial N° 00046-90-AG/DGRAAR del 14 de febrero de 1990. La mencionada reserva territorial se
estableció con el propósito declarado de “...preservar el derecho de los grupos nativos (...) sobre las tierras que
ocupan de modo tradicional para el aprovechamiento de los recursos naturales existentes en dicha área”
(Artículo Segundo), frente a las amenazas de despojo territorial por parte de colonos y personas vinculadas a
empresas madereras. Es pertinente señalar que a pesar de que en 1990 el Estado, a través del Ministerio de
Agricultura, declaró como Reserva territorial a la referida área ocupada por los grupos étnicos Kugapakori y
Nahua, en el año 2000 el mismo Ministerio de Agricultura expidió la Resolución Ministerial N°
0249-2000-AG (02-05-00), en la que contradictoriamente afectó una parte significativa de la referida reserva
territorial, al autorizar el otorgamiento de contratos de extracción forestal para maderas con fines industriales
y/o comerciales a favor de particulares, basándose en la afirmación de que los bosques de la reserva territorial
eran de libre disponibilidad y no correspondía a áreas de comunidades nativas tituladas. Trece años después
de haberse declarado la Reserva Territorial Kugapakori Nahua, el 26 de julio de 2003 se publicó en el Diario
Oficial “El Peruano” el Decreto Supremo N° 028-2003-AG, en cuyo artículo 1° se declaró a la superficie de
456,672.73 Hás., ubicada en los distritos de Echarate y Sepahua, provincias de La Convención y Atalaya,
departamentos de Cusco y Ucayali, respectivamente, como “Reserva Territorial del Estado a favor de los
grupos étnicos en aislamiento voluntario y contacto inicial Kugapakori, Nahua, Nanti y otros”. Esta norma
sustituyó a la anterior Resolución Ministerial N° 00046-90-AG/DGRAAR del 14 de febrero de 1990, que
declaró como Reserva del Estado en favor de los grupos étnicos Kugapakori y Nahua, de las familias
lingüísticas Arawak y Pano, la superficie de 443,887 Hás de tierras (Ver numeral 24 de esta demanda). 7. El
Decreto Supremo N° 028-2003-AG El propósito declarado del Decreto Supremo N° 028-2003-AG del 26 de
julio de 2003 sería el de dotar a la referida Reserva de “un mayor nivel de protección legal a la par de
establecer, con mayor claridad, las medidas de control y limitaciones al desarrollo de actividades en dicha
área, así como designar a las autoridades competentes para garantizar los derechos que asisten a los pueblos
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indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial localizados en dicha área” (Décimo Quinto
Considerando del Decreto Supremo N° 028-2003-AG). Sin embargo, resulta evidente que la verdadera
finalidad de la norma en cuestión radica en facilitar los derechos de aprovechamiento de los recursos naturales
gasíferos del Proyecto Camisea que se superponen a la Reserva Territorial Nahua Kugapakori. Vale decir, se
pretende privilegiar los derechos de explotación en el lote 88, otorgados en febrero del 2000, por un plazo de
40 años, al consorcio petrolero Pluspetrol Perú Corporation S.A. (operador), Hunt Oil Company of Perú LLC,
SK Corporation y Tecpetrol del Perú S.A.C., por encima de los derechos de los pueblos indígena en
aislamiento y en contacto inicial, tal como se establecerá más adelante. El mencionado Decreto Supremo
contiene diversas disposiciones que pueden ser consideradas como relativamente favorables a los grupos
étnicos Nahua, Nanti (Kugapakori), Matsiguenka y otros, en la medida que se dirigen a configurar un
particular sistema de protección sobre tales pueblos indígenas que se encuentran en aislamiento voluntario y
contacto inicial. El conjunto de dispositivos del aludido Decreto Supremo pueden ser divididas en dos grupos:
a) Las que desarrollan la naturaleza jurídica de un singular régimen territorial de la Reserva; y b) Las que
delinean y asignan responsabilidades a diversas entidades públicas para configurar un régimen de protección
de las poblaciones indígenas ubicadas al interior de la Reserva. Las normas vinculadas a la naturaleza jurídica
del régimen territorial de la Reserva, presentan el siguiente contenido: 1) Las precisiones respecto a que la
Reserva “... se establece con el propósito de preservar los derechos por los citados grupos sobre las tierras que
ocupan de modo tradicional así como su derecho al aprovechamiento con fines de subsistencia de los recursos
naturales existentes en dicha área” y “...que la totalidad de los pueblos indígenas ubicados en su interior
concurrirán como beneficiarios mancomunados de la reserva territorial“ (Art. 2°); 2) La declaración por la cual
se garantiza “...la integridad territorial, ecológica y económica de las tierras comprendidas al interior de la
Reserva Territorial del Estado..” (Art. 3°, primer párrafo); 3) La prohibición del “...establecimiento de
asentamientos humanos diferentes a los de los grupos étnicos mencionados...al interior de la reserva territorial
así como el desarrollo de actividades económicas” (Art. 3°, segundo párrafo); 4) La prohibición del
“...otorgamiento de nuevos derechos que impliquen el aprovechamiento de recursos naturales” (Art. 3°,
segundo párrafo); 5) La confirmación sobre que la “reserva territorial del Estado establecida...subsistirá hasta
que se defina una de las situaciones a que se refieren los incisos a) y b) del artículo 10° del... Decreto Ley N°
22175” (Art. 4°, primer párrafo); 6) La precisión respecto a “...que el total del área establecida como reserva
territorial será destinada íntegramente a favor de los pueblos indígenas ubicados en su interior, realizándose la
titulación correspondiente...así como el establecimiento de una o varias reservas comunales, de ser el caso,
sobre la totalidad de la superficie no titulada a las comunidades” (Art. 4°, segundo párrafo). Las disposiciones
que asignan responsabilidades en entidades públicas para configurar un régimen de protección de las
poblaciones indígenas ubicadas al interior de la Reserva, aluden a los siguientes aspectos: 1) La precisión
respecto a “...que todo ingreso de terceros (a la Reserva), sean éstos públicos o privados, con fines
asistenciales, de salud, investigación y otros requiere la autorización previa de la ...CONAPA, así como la
puesta en conocimiento de las organizaciones indígenas de la zona” (Art. 3°, tercer párrafo); 2) La precisión
respecto a “...que aquellos derechos de aprovechamiento de recursos naturales actualmente existentes deberán
ejercerse con las máximas consideraciones para garantizar la no afectación de los derechos de las poblaciones
indígenas que habitan al interior de la reserva..., siguiendo las directivas que al respecto deberá establecer la
...CONAPA” (Art. 3°, cuarto párrafo); 3) El encargo “...al Instituto Nacional de Recursos Naturales –
INRENA en coordinación con la...CONAPA, el establecimiento de mecanismos de control a fin de cautelar la
integridad territorial de la reserva territorial...” (Art. 5°, primer párrafo); 4) El encargo por el cual
“...CONAPA tendrá a su cargo la formulación de planes de contingencia y emergencia en caso de contacto con
los pueblos indígenas en aislamiento voluntario o contacto inicial, debido a que son altamente vulnerables”
(Art. 5°, primer párrafo, in fine); 5) La precisión respecto a “...que el control de las rutas de ingreso a la
Reserva...será realizada por el ...INRENA a través del personal del contiguo Parque Nacional del Manu, por
constituir también rutas de acceso a terceros a esta área natural protegida” (Art. 5°, segundo párrafo); 6) El
encargo conferido a la CONAPA para “...la conducción, coordinación y/o autorización de las actividades
científicas o humanitarias que requieran desarrollarse al interior de la reserva territorial” (Art. 6°, in fine); y 7)
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El encargo conferido a la CONAPA para “...la actuación como tutor provisional para representar a estos
pueblos” (Art. 6°). 8. La Tutela Provisional sobre los indígenas de la Reserva Territorial Kugapakori, Nahua,
Nanti y otros (Artículo 6° del Decreto Supremo N° 028-2003-AG) Merece especial análisis el artículo 6° del
Decreto Supremo N° 028-2003-AG, en el extremo que autoriza a la Comisión Nacional de los Pueblos
Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (CONAPA) para actuar como tutor provisional de los pueblos
indígenas Kugapakori, Nahua, Nanti y otros, en situación de aislamiento voluntario y en contacto inicial, y, a
consecuencia del tal encargo, ejercer la representación legal de estos pueblos. La parte pertinente del artículo
6° del Decreto Supremo N° 028-2003-AG señala lo siguiente: “Artículo 6°.- Encárguese a la Comisión
Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos – CONAPA la actuación como tutor provisional
para representar a estos pueblos (Kugapakori, Nahua, Nanti y otros)” (...) Tal como se ha sostenido por
diversos especialistas, el referido párrafo del artículo 6° del Decreto Supremo N° 028-2003-AG tiene
marcados aspectos de ilegalidad e inconstitucionalidad que cuestionan su validez como modelo jurídico de
protección a los pueblos indígenas indígenas en aislamiento y en contacto inicial, principalmente por las
razones que se reseñan en los párrafos siguientes. La institución de la Tutela se encuentra regulada en los
artículos 502° al 563° de nuestro Código Civil. Así, en el mencionado cuerpo legal se conceptúa a la Tutela
como una institución propia del Derecho de Familia y supletoria del amparo familiar y, formada por el
conjunto de derechos y obligaciones que la ley confiere a un tercero para que cuide de la persona y bienes de
un menor de edad que no se halla sujeto a la patria potestad (Art. 502° del Código Civil). En lo que se refiere a
las facultades de representación implícitas en la Tutela, el Artículo 527° del Código Civil dispone que: “El
tutor representa al menor en todos los actos civiles, excepto en aquéllos que, por disposición de la ley, éste
puede ejecutar por sí solo.” La anterior disposición es concordante con el segundo párrafo del Artículo 145°
del mismo Código Civil, al señalar sobre el origen de la representación, que: (...) “La facultad de
representación la otorga el interesado o la confiere la ley.” De manera pacífica la doctrina civilista ha
reconocido que la Tutela es ejercida por parientes o extraños por mandato de la ley, es un derecho supletorio
de la patria potestad[15] y tiene su base en la convivencia y la solidaridad, destacando como sus notas
esenciales: la presencia de un interés colectivo, el carácter público del cargo, la obligatoriedad de su asunción
y ejercicio, y la supervigilancia del Estado. Adicionalmente, del ordenamiento jurídico vigente también se
desprenden como principales características de la Tutela, las siguientes: a) Es una función supletoria de la
patria potestad (Restringe su régimen únicamente a los menores no sujetos a la patria potestad); b) Es una
función representativa (El tutor es el representante legal del menor de edad en todos los actos de naturaleza
civil, por tanto, no se trata de una mera asistencia); c) Es permanente (En sentido literal se contrapone a lo
fugaz y no equivale por cierto a vitalicia. Subsiste todo el tiempo que la hacen necesaria las condiciones que
son origen de la figura); d) Es personalísima e intransferible (Significa que debe desempeñarse en forma
personal y no puede transferirse por acto inter vivos o mortis causa o de última voluntad. No puede ser objeto
de cesión ni de sustitución); e) Su desempeño es unipersonal (Significa que la tutela no puede desempeñarse
conjuntamente. Sólo en casos excepcionales se puede nombrar otro tutor); y f) Es una función remunerada (El
tutor tiene derecho a una retribución que fijará el juez, teniendo en cuenta la importancia de los bienes del
menor y el trabajo que ha demandado su administración). Por su parte, nuestro Código Civil reconoce –en
relación a su origen- únicamente a las siguientes clases o tipos de Tutelas: a) La Tutela testamentaria[16] (Es
aquella que se origina en una disposición de última voluntad del padre o de la madre del menor, por la cual se
instituye tutor para que cuide de la persona y de los bienes del mismo. Por extensión, también es la
determinada por escritura pública para que surta sus efectos después de su muerte); b) La Tutela legítima[17]
(Es la que se impone a determinadas personas por disposición de la ley, cuando no hay tutor testamentario o
por escritura pública); c) La Tutela dativa[18] (La ley confiere al Consejo de Familia la facultad de designar
tutor a una persona residente en el lugar del domicilio del menor a falta de tutor testamentario o de tutor
legítimo); d) La Tutela estatal[19] (Es la tutela que ejerce el Estado sobre los incapaces menores de edad a
falta de tutor testamentario, por escritura pública, legítimo o dativo. Los beneficiarios de esta tutela serán los
expósitos); y e) La Tutela oficiosa[20] (Es aquella en la que no existe propiamente designación legal del tutor,
de modo que la persona que hace sus veces, no cumple con los requisitos exigidos y sólo actúa movido por
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sentimientos de piedad o por designios inconfesables cuidando de la persona y asumiendo el cuidado de los
bienes del menor). De lo anterior, se desprende que, para nuestro ordenamiento jurídico, la facultad de
representación la otorga el interesado o la confiere la ley. En consecuencia, una institución pública no puede
arrogarse per se capacidad jurídica para otorgar facultades de representación y mucho menos autodesignarse
representante de sujetos de derecho individuales o colectivos que tienen existencia legal y personalidad
jurídica propia (Principio general: no se puede dar lo que no se tiene). De esta manera, “Representa” quien
tiene el poder para ello, quien desarrolla mecanismos en ese sentido, y por ello es peligroso que se legitime a
una entidad estatal en ese sentido, en particular a aquellas que no gozan per se de legitimidad representativa en
su origen. Una entidad pública no puede designar tutores o representantes de sujetos de derecho del ámbito
privado, que no son incapaces y vía una norma administrativa de rango inferior a la ley. Un ente público no es
titular de derechos constitucionales o convencionales de Derechos Humanos. Los actos jurídicos practicados o
celebrados por la persona (tutor provisional) que no tienen la representación que se atribuyen son ineficaces
ante el supuesto representado (pueblos indígenas) y devienen en nulos por ser contrarios a las leyes que
interesan al orden público (instrumentos que reconocen derechos humanos a los pueblos indígenas). De
acuerdo a lo prescrito por las normas anteriormente aludidas del Código Civil, que regulan la institución
jurídica de la Tutela, es posible afirmar prima facie que el Artículo 6° del Decreto Supremo N° 028-2003-AG
resulta manifiestamente ilegal al contravenirlas flagrantemente, por las siguientes consideraciones jurídicas: ·
La disposiciones referidas a la capacidad e incapacidad de los sujetos de derecho, como son las referidas a la
tutela, son de orden público por lo que no pueden ser objeto de disposición vía actos administrativos o de
gobierno, y sólo pueden ser establecidas o reguladas mediante una norma con rango de ley en sentido formal. ·
La figura de la tutela provisional no es posible establecerla mediante un acto de gobierno encarnado en un
decreto supremo, que por definición es una norma de carácter general expedida por el Presidente de la
República, y que ostenta un rango jerárquico inferior a la ley. · Por definición la seuda institución de la tutela
provisional deviene en incompatible con la característica de permanencia de la Tutela · No pueden
establecerse ningún tipo de tutela sobre un colectivo de personas, en los que no se tiene certeza respecto a la
edad de cada uno de sus integrantes. · No pueden establecerse ningún tipo de tutela sobre personas mayores de
edad, así sea éstas incapaces para ejercitar sus derechos por si mismas. · Sólo pueden ser tutores las personas
físicas que tengan capacidad de ejercicio, salvo el caso de la Tutela estatal en que el Estado sólo puede
ejercerla sobre los expósitos[21], a través de los superiores de los respectivos establecimientos. · El Estado en
modo alguno puede ejercer una tutela provisional sobre menores de edad o sobre mayores de edad a través de
un organismo técnico-administrativo del Poder Ejecutivo y mucho menos mediante una dependencia pública
adscrita a la Presidencia del Consejo de Ministros que carece de personería jurídica, como es el caso de la
CONAPA. · La CONAPA –a pesar de no contar con personería jurídica- ha de cumplir un fin público,
realizando sus funciones como detentador del poder y regido por el “principio de legalidad” (sólo puede hacer
lo que la ley autoriza). No lo contrario. · La seuda institución de la tutela provisional no existe en nuestro
ordenamiento jurídico vigente y desnaturaliza a la institución civil de la Tutela. La seuda institución de la
tutela provisional establecida por el Artículo 6° del Decreto Supremo N° 028-2003-AG resulta
inconstitucional, pues viola el derecho de igualdad ante la ley y a la no discriminación, previsto como derecho
fundamental de las personas en el numeral 2 del Artículo 2° de la Constitución Política vigente, toda vez que
establece un régimen jurídico en materia de instituciones supletorias del amparo familiar[22] diferente al
aplicable al común del resto de nacionales y exclusivo para personas indígenas, basado exclusivamente en la
situación de aislamiento y en contacto inicial de los referidos pueblos indígenas, la cual encuentra su
justificación en motivos de índole histórico y volitivos, mas no así en la presunta y negada existencia de algún
tipo de incapacidad. III. ENTIDAD ESTATAL Y/O SISTEMA PARA LA PROTECCIÓN DE LOS PP II EN
AISLAMIENTO O EN CONTACTO INICIAL En materia de la relación institucional entre el Estado y los
Pueblos Indígenas, se puede afirmar que, salvo contadas excepciones, en los últimos cien años de nuestra
historia republicana, la constante ha sido el desarrollo de instituciones de tipo asistencialista - paternalista
dentro del Estado peruano, en las que no se consideró la participación indígena a través de sus propias
organizaciones y menos se tomó en cuenta su voluntad e intereses, lo que en el fondo no fue nada más que
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manifestación de las tesis “integracionistas” que desde el Estado pretendían incorporar al indígena al proceso
de desarrollo occidental. Como expresión de este particular fenómeno se puede mencionar a las siguientes
entidades: la Dirección de Asuntos Indígenas (1937), el Instituto Indigenista Peruano (1946), el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Indígenas (1949), la Unidad de Programas para Poblaciones Indígenas (1997), la Secretaría
Técnica de Asuntos Indígenas (1998) y la Comisión de Asuntos Indígenas (1998) y la Comisión Nacional de
los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (2001). Excepción inusual a nuestra lamentable tradición
en este tema fueron las fugaces entidades establecidas durante el gobierno de transición post fujimorista: la
Comisión Especial Multisectorial para las Comunidades Nativas (2001) y la Mesa de Diálogo Permanente para
la solución de los problemas de las Comunidades Indígenas de la Amazonía Peruana (2001), en los que hubo
una efectiva participación de las organizaciones indígenas, se tomaron en cuenta sus aportes y reivindicaciones
sustanciales, así como se formularon soluciones reales a su compleja problemática, aspectos que se evidencian
meridianamente en el Plan de Acción para los Asuntos Prioritarios de las Comunidades Nativas. De esta
manera, para efectos de determinar la necesidad de proponer la creación de una entidad estatal o el
establecimiento de un sistema destinado a cumplir la especial función de proteger los derechos de los pueblos
indígenas en aislamiento o en contacto inicial, se debe realizar una somera revisión de lo que ha sido nuestra
historia en materia de institucionalidad para los pueblos indígenas. Examinar previamente ello resulta de vital
importancia para vertebrar un régimen especial de protección de los aludidos pueblos indígenas, de modo que
la propuesta resulte viable y permita garantizar la efectividad del mismo. El 11 de junio de 1937 se promulgó
la Ley N° 8547 por la cual se creó la Dirección de Asuntos Indígenas en el Ministerio de Salud Pública,
Trabajo y Previsión Social. En los Considerandos de la ley, se reconoció que “el problema indígena, (era) uno
de los más trascendentales del país”, evidenciando el Propósito del Gobierno de “afrontar su estudio y
solución” , “...procurando, no solo la incorporación definitiva del indígena a la vida nacional, sino también
elevando su nivel cultural”. Por último, y en forma categórica se evidencio la concepción dominante sobre la
significación castrense y económica del indígena: “...los intereses de todo orden de la inmensa población
aborigen factor de inapreciable valor para la defensa armada del país y elemento de indiscutible importancia
para la economía nacional, imponen la necesidad inaplazable de crear dentro del Estado, una entidad que se
encargue exclusivamente de desenvolver a su favor la acción gubernativa, en la forma más eficiente y amplia
posibles...” Con la Ley N° 9679 del 11 de diciembre de 1942 se dispuso que la Dirección de Asuntos
Indígenas del Ministerio de Salud Pública, Trabajo y Previsión Social pasará a formar parte del recién
denominado Ministerio de Justicia y Trabajo. El Gobierno Peruano mediante la Resolución Suprema del 15 de
mayo de 1946, con el objeto de dar cumplimiento a la Convención sobre el Instituto Indigenista
Interamericano, aprobada mediante Resolución Legislativa Nº 9812 del 19 de enero de 1943, resolvió
organizar el Instituto Indigenista Peruano dependiente del Ministerio de Justicia y Trabajo, encargado de
estudiar los problemas relativos a la población indígena en cooperación con el Instituto Indigenista
Interamericano. El Instituto Indigenista Peruano pasó a formar parte de la estructura organizativa del
Ministerio de Trabajo y Promoción Social, en calidad de organismo público descentralizado, según lo
establecido en los Artículos 35º y 39º del Decreto Legislativo Nº 140 de 12 de junio de 1981, Ley de
Organización de los Sectores de Trabajo y Promoción Social. El Instituto Indigenista Peruano fue transferido e
incluido en la estructura orgánica del Ministerio de Agricultura, mediante la Tercera Disposición
Complementaria del Decreto Ley Nº 25927 de 06 de diciembre de 1992 y el Decreto Supremo Nº 029-93-AG
de 07 de agosto de 1993, respectivamente. El Instituto Indigenista Peruano fue transferido (funciones, recursos
presupuestales, acervo documentario, patrimonio mobiliario e inmobiliario y personal) al Ministerio de
Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano (PROMUDEH), a través del Apartado g) de la Primera
Disposición Complementaria del Decreto Legislativo Nº 866 de 29 de octubre de 1996, Ley de Organización y
Funciones del Ministerio de la Mujer y del Desarrollo Humano. Concluido el proceso de transferencia el
Instituto Indigenista Peruano quedó disuelto. Mediante el Decreto Ley N° 11009 del 30 de abril de 1949 se
creó el Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas, desdoblando en dos ramas el anterior Ministerio de Justicia
y Trabajo. El sustento para la creación de este nuevo Ministerio fue el de “...promover el auténtico bienestar
popular restaurando los derechos naturales de la gran masa trabajadora, especialmente del sector campesino,
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que es el más numeroso de la República”, así como el hecho de que “...para la atención de los problemas
anteriormente enunciados, los dispersos organismos encargados de proteger y amparar al trabajador deben ser
reunidos en una repartición que los centralice, dotada de suficientes facultades y recursos, y adecuada para
sostener bajo directivas sustanciales una equilibrada armonía entre los factores de la producción”: La
Dirección General de Asuntos Indígenas pasó a formar parte del nuevo Ministerio de Trabajo y Asuntos
Indígenas a través del Decreto Ley N° 11204 del 26 de octubre de 1949. El PROMUDEH mediante los
Artículos 6º, 20º y 21º del Decreto Supremo Nº 001-97-PROMUDEH de 28 de marzo de 1997, Reglamento de
Organización y Funciones del Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano, estableció la
estructura orgánica y funcional de la Unidad de Programas para Poblaciones Indígenas (UPPI), dentro de la
Oficina de Desarrollo Productivo, dependiente de la Gerencia de Desarrollo Humano. De este modo, la
anterior entidad asumió las funciones del Instituto Indigenista Peruano. A través del artículo del 48º del D.S.
Nº 012-98-PROMUDEH del 06 de noviembre de 1998, Reglamento de Organización y Funciones del
Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano, se creó la Secretaría Técnica de Asuntos
Indígenas (SETAI), dependiente del Despacho Viceministerial, como órgano encargado de promover,
coordinar, dirigir, supervisar y evaluar las políticas, planes, programas y proyectos con enfoque de género para
el desarrollo de las comunidades campesinas y nativas, respetando su identidad étnica y cultural y sus formas
de organización. Junto a la SETAI, a través de la Primera Disposición Complementaria del D.S. Nº
012-98-PROMUDEH, se creó la Comisión de Asuntos Indígenas (CAI) del PROMUDEH, en calidad de
órgano multisectorial encargado de promover la mejor articulación entre las demandas de las comunidades
campesinas y nativas y la oferta de servicios por parte del Estado. La CAI contaría con una Secretaría Técnica
que fue ejercida por la Secretaría Técnica de Asuntos Indígenas (SETAI) del Ministerio de Promoción de la
Mujer y del Desarrollo Humano - PROMUDEH. El Reglamento de la indicada Comisión de Asuntos
Indígenas fue aprobado por Resolución Ministerial Nº 104-2001-PROMUDEH del 02 de marzo de 2001. El 14
de febrero de 2001, con el Decreto Supremo Nº 015-2001-PCM se creó la Comisión Especial Multisectorial
para las Comunidades Nativas, encargada de estudiar la situación actual y los problemas de las Comunidades
Nativas de la amazonía, así como de formular, dentro de los 120 días naturales posteriores a su instalación,
propuestas integrales para garantizar la plena vigencia de sus derechos constitucionales y promover su
bienestar y desarrollo económico. Su Secretaría Técnica estaba a cargo del Jefe del Instituto Nacional de
Recursos Naturales - Inrena y del Secretario Técnico de Asuntos Indígenas del Ministerio de Promoción de la
Mujer y del Desarrollo Humano – PROMUDEH. El 23 de junio de 2001, mediante el Decreto Supremo Nº
072-2001-PCM, se constituyó la Mesa de Diálogo Permanente para la solución de los problemas de las
Comunidades Indígenas de la Amazonía Peruana, instancia de carácter multisectorial, en la que se dio
participación a la Defensoría del Pueblo y a representantes de las organizaciones indígenas de la Amazonía
Peruana. La Secretaría Técnica de esta Mesa de Diálogo estuvo a cargo del Jefe del Instituto Nacional de
Recursos Naturales (INRENA) y del Secretario Técnico de Asuntos Indígenas del Ministerio de Promoción de
la Mujer y del Desarrollo Humano. Esta Mesa nunca fue instalada. El 24 de julio de 2001, la Comisión
Especial Multisectorial para las Comunidades Nativas, con el concurso de la Mesa de Diálogo y Cooperación
para las Comunidades Nativas, publicó el Plan de Acción para los Asuntos Prioritarios de las Comunidades
Nativas (en adelante el Plan de Acción), que fue presentado públicamente por los ministros de Agricultura,
Carlos Amat y León, y de la Mujer, Susana Villarán. El 05 de octubre de 2001 se publicó el Decreto Supremo
Nº 111-2001-PCM, mediante el cual se creó la Comisión Nacional de los Pueblos Andinos y Amazónicos, que
posteriormente pasó a denominarse Comisión Nacional de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos
(CONAPA), dependiente de la Presidencia del Consejo de Ministros. La indicada comisión tiene por finalidad
promover, coordinar, dirigir, ejecutar, supervisar y evaluar las políticas, programas y proyectos
correspondientes a las poblaciones comprendidas, dentro del marco de las normas y principios establecidos en
los Tratados Internacionales sobre la materia de los que sea parte el Perú. Para este efecto, la Comisión
realizará toda clase de actos, así como las coordinaciones multisectoriales a que hubiese lugar, a través de la
Presidencia del Consejo de Ministro (Artículo 2°). La Comisión Nacional de los Pueblos Andinos y
Amazónicos dará un tratamiento especial a los pueblos fronterizos (Artículo 5°) y coordinará en forma
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permanente con la Mesa de Diálogo Permanente para la solución de los problemas de las Comunidades
Indígenas de la Amazonía Peruana, creada por Decreto Supremo Nº 072-2001-PCM. (Artículo 6°). La
Secretaría Técnica de Asuntos Indígenas del Ministerio de Promoción de la Mujer y del Desarrollo Humano
actuó inicialmente como Secretaría de la CONAPA (Artículo 4°).
IV. CONSTATACIONES Y
CONCLUSIONES 1. Sobre el régimen jurídico de protección La finalidad de las normas contenidas en el
artículo 10° y en la Disposición Transitoria Segunda del Decreto Ley N° 22175, interpretadas en concordancia
con el numeral 1 del artículo 14 ° del Convenio Nº 169 de la OIT, ha sido y es el de establecer un estatus
transitorio de protección territorial a los indígenas en aislamiento voluntario, con contactos incipientes con el
resto de miembros de la sociedad nacional, expresado en el establecimiento de un área provisional (sea que se
llame reserva territorial o del Estado), en la que necesariamente se mantenga el aprovechamiento tradicional
de los recursos naturales, la cual se mantendrá hasta que los indígenas lleguen –por su propia voluntad- a
sedentarizarse o continúen realizando migraciones tradicionales en superficies determinables. Cuando ello
ocurra los indígenas podrán obtener la demarcación de su territorio bajo el estatus organizativo definitivo
correspondiente a las comunidades nativas. Según nuestro ordenamiento jurídico, el estatus transitorio de
protección territorial para los indígenas en aislamiento se refiere sólo a ese aspecto y no a una presunta
minoría de edad o incapacidad para ejercer por sí mismos sus derechos. Sin embargo, tal como se ha señalado
anteriormente, el Artículo 6° del Decreto Supremo N° 028-2003-AG, tras su aparente vocación garantista de
los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento, asimila a éstos de manera ilegal e inconstitucional a la
condición de menores de edad o de sujetos incapaces de ejercitar sus derechos, en particular para cuidar sus
propias personas, administrar sus bienes, usufructuar sus territorios y recursos naturales. Tanto de la
Constitución como del Convenio, se desprende que el derecho de propiedad y posesión de las tierras
tradicionalmente ocupadas por los indígenas estén organizados en comunidades o no, debe ser especialmente
protegido y garantizado por el Estado, para salvaguardar la peculiar relación cultural, espiritual y colectiva que
tienen con sus tierras. La norma acusada es ilegal e inconstitucional por tratar a los indígenas como incapaces
relativos, tratamiento que deriva, sin duda, de considerar que quienes no son partícipes del mundo de valores
prevaleciente en el país y que pudiera comprenderse bajo el rubro genérico de "cultura occidental" son
personas menguadas urgidas de tutela paternalista. Tal actitud, ciega para la comprensión de otras formas de
vida y otras cosmovisiones, es incompatible con la filosofía pluralista que informa la normatividad básica de la
Constitución de 1993, armónica a la vez con el reconocimiento de la dignidad humana como supuesto
incontrovertible. De otro lado, en función del derecho a la identidad étnica y cultural y el derecho colectivo a
la identidad cultural de las comunidades campesinas y nativas, reconocidos en el artículo 2°, inciso 19, y en el
artículo 89°, respectivamente, de la Constitución de 1993, se exige que sean los mismos pueblos indígenas
–estén o no organizados en comunidades campesinas y nativas- los que definan quiénes son sus integrantes,
quienes los representan y cuáles son sus instituciones propias o sus organismos representativos, aplicando sus
propios criterios y no los que sigue la legislación para el resto de los ciudadanos. Asimismo, el derecho a la
autonomía, se encuentra reconocido en los artículo 5°, 7° y 8° del Convenio N° 169 de la OIT y en el segundo
párrafo del artículo 89° de la Constitución Política. El contenido del derecho a la autonomía ha sido precisado
por el Tribunal Constitucional peruano en reciente sentencia (Expediente N° 012-96-I/TC), al señalar que “La
autonomía es capacidad de autogobierno para desenvolverse con libertad y discrecionalidad, pero sin dejar de
pertenecer a una estructura general de la cual en todo momento se forma parte, y que está representada no sólo
por el Estado sino por el ordenamiento jurídico que rige a éste”. La autonomía que se reconoce a los pueblos
indígenas en el Convenio 169 de la OIT implica que ellos mismos controlen sus organismos o instituciones
“propias”, “representativas”, etc., pero en los ámbitos del derecho privado (Arts. 6°, 1, a), 7°, 8° y 12°), y que
el Estado (Arts. 6°, 1, b) y 33°) se preocupe por la existencia de “...instituciones apropiadas para administrar
los programas que afecten a los pueblos interesados...” Los derechos a la participación y consulta reconocidos
en los artículos 2°, 6°, 1, literal b), y 33° del Convenio 169 de la OIT, señalan la obligación estatal de
consultar a los pueblos, mediante procedimientos e instituciones representativas, cada vez que se prevean
medidas administrativas susceptibles de afectarles directamente, con la finalidad de llegar a un acuerdo o
lograr el consentimiento acerca de las medidas propuestas, así como de establecer los medios a través de los
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cuales los pueblos indígenas puedan participar libremente en la adopción de decisiones en instituciones y
organismos administrativos del Estado responsables de políticas y programas que les conciernan. El Estado
deberá someter a consideración de las autoridades de los pueblos indígenas y de las organizaciones que los
representan, entre otros temas, i) el procedimiento y los términos en que se adelantarán las consultas, ii) el
ámbito territorial de las mismas, y iii) la determinación de los medios adecuados, siempre y cuando que uno y
otros garanticen en forma efectiva y eficiente los derechos fundamentales Las autoridades estatales deberán,
en la adopción de las medidas pertinentes, como resultado de las consultas a los pueblos indígenas y tribales
de la amazonía ,considerar y ponderar la efectiva protección de los derechos fundamentales amparados, así
como la garantía de los derechos fundamentales de los miembros de los pueblos indígenas y de los demás
habitantes de los respectivos territorios –tales como el derecho a la vida e integridad personal, al libre
desarrollo de la personalidad, a la seguridad y a la salud-, el interés general de la nación. No hay una sola
disposición en el Convenio N° 169 de la OIT por la cual se permita suplantar la voluntad de los pueblos
indígenas por una entidad estatal que supuestamente los represente. Resulta inconveniente que una entidad
estatal se conciba como representante de los intereses de los particulares, a quienes tiene el deber de asistir
(más no de sustituir), y que, en algunos casos, se presenta como parte contenciosa u opositora (por no cumplir
los deberes que la normativa le impone y con eso afectar directamente a las personas que justamente tiene el
deber de apoyar). En ningún instrumento internacional de derechos humanos se concibe la posibilidad de
determinar a los pueblos indígenas o a los indígenas como tales, como supeditados a estructuras estatales. Por
ello, no es posible justificar jurídicamente que un ente estatal se arrogue la representación de los pueblos
indígenas. Arrogarse la representatividad de los pueblos indígenas, sólo es tarea de dominación y una actitud
paternalista. Lo que interesa al Convenio N° 169 de la OIT es que se reconozca el derecho de los pueblos
indígenas a organizarse de manera autónoma, más no está regulado en este instrumento de derecho
internacional, que deba existir una entidad estatal que cumpla ese rol. Concebir la posibilidad de que las
instancias que están al servicio del Estado puedan ser detentadoras de la representatividad indígena (salvo el
Congreso, en forma restringida), no sólo resulta un contrasentido sino fundamentalmente una evidencia de la
instauración de un mecanismo de “control” hacia los pueblos indígenas, que se contrapone a la filosofía de
autodeterminación y autonomía que expone el Convenio N° 169 de la OIT. Un ente gubernamental –por su
naturaleza jurídica y política- no puede pretender representar a sujetos de derecho privado, como son los
pueblos y comunidades indígenas. Reconocer que ello es posible equivale a cercenar la autonomía propia de
los sujetos e invadir por medio de estructuras de gobierno (supeditadas sólo a políticas de Estado), el ámbito
de la intimidad de los ciudadanos. Según la Constitución y el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, no es posible concebir cómo una entidad gubernamental pueda arrogarse la representación de
sujetos privados (los indígenas) y de colectividades particulares (los pueblos indígenas). Aceptar lo contrario
significa desconocer la naturaleza jurídica disímil de la sociedad civil y el Estado. En tal sentido, no es posible
concebir a la CONAPA como un “tutor provisional” de los indígenas, toda vez que es una entidad cuya
naturaleza jurídica la define como una dependencia estatal, ubicada dentro de un sector que históricamente ha
afectado a los pueblos indígenas a causa de la falta de voluntad del poder político en coadyuvar a la resolución
de los problemas que padecen, en muchos casos como producto de las políticas irrespetuosas del Estado hacia
la vida de estos pueblos. Jamás se concibió en la voluntad normativa del Poder Ejecutivo para crear a la
CONAPA, considerar expresamente a ésta o de manera complementaria como un ente representativo de los
indígenas, sino como una especie de coordinadora gubernamental de corte indigenista, tal como lo indican los
antecedentes históricos y su texto legal de creación. Tampoco podía hacerse lo contrario, por ser incompatible
con el ordenamiento jurídico. En tal sentido, la CONAPA sólo puede ser la institución destinada a administrar
los programas relativos a los pueblos indígenas, en la medida que éstos sean consultados y se garantice la
efectiva participación de sus representantes, tal como lo prescribe el numeral b) del artículo 6° y el artículo 33°
del Convenio N° 169 de la OIT. Resulta contradictoria la concepción por la cual se considere a la CONAPA
como representante o tutor provisional de los indígenas del Perú, por atentar contra la filosofía que inspira el
Convenio N° 169 de la OIT. Concebir a la CONAPA como tutor provisional de los indígenas es sólo una
consecuencia del pensamiento colonialista, integracionista y paternalista que busca profundizar el “control
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social estatal” sobre los pueblos indígenas, manifestándose así una violación más (esta vez en la práctica, no
en la retórica) a los derechos fundamentales de estas comunidades. Finalmente, es necesario señalar que el
contenido del artículo 6° del Decreto Supremo N° 028-2003-AG publicado el 26 de julio de 2003, no se
condice con las reales funciones asignadas a la CONAPA sobre la materia (debido a la transferencia de
competencias que poseía la anterior SETAI), previstas en el Tercer Considerando del Decreto Supremo N°
111-2001-PCM del 05 de octubre de 2001 (Norma de creación de la CONAPA) y en el Decreto Supremo N°
013-2001-PROMUDEH del 03 de julio de 2001, por el cual le corresponde garantizar el respeto y promoción
de los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial, frente a las acciones que
emprendan diversos sectores del Poder Ejecutivo. Para el ejercicio de esta específica función la CONAPA
deberá dar participación directa a los representantes de los pueblos indígenas y establecer los mecanismos de
coordinación con las organizaciones representativas de los pueblos indígenas, con la necesaria intervención del
Programa Especial de Comunidades Nativas de la Defensoría del Pueblo. 2. Sobre la entidad estatal y/o
sistema de protección De un recuento de los diversos organismos en materia de política indígena creados por
el Estado durante el siglo XX y principios del siglo XXI, es posible determinar como puntos coincidentes de
este tipo de organismos gubernamentales, los siguientes aspectos: · Se trataron de entes estatales, incluidos
como parte de la Administración Pública y dependientes proritariamente de las políticas gubernamentales. · No
tuvieron una participación directa de las comunidades indígenas, sino que se integraron con criterios más bien
políticos coyunturales que siempre estuvieron y están supeditados directa y exclusivamente a las del gobierno,
sin tomar en cuenta necesariamente opiniones de entidades indígenas representativas y el marco jurídico
vigente. · No representaron y no representan en ningún caso la voluntad de las comunidades indígenas, sino
más bien se erigieron como una figura “superior”, que como tal promovieron actividades de corte paternalista
e integracionista. · No ejercieron presión política contra los incumplimientos estatales, sino que por las
coincidencias de sus autoridades con las estructuras gubernamentales, generalmente se plegaron a las
justificaciones que el Estado hacía de sus negligencias. La práctica estatal incentivó la actitud
asistencial-paternalista como la única vía de cómo se relacionaba el Estado con la mayoría de los pueblos
indígenas, caracterizada por la imposición de las prioridades de estas comunidades según los criterios de un
“modelo nacional de desarrollo” que no se les consultaba a los pobladores indígenas (dirigista); así como por
un patrón educativo “unicultural” que negaba las tradiciones de estas comunidades (etnocentrista); y por una
absoluta impunidad contra los intereses económicos no indígenas que se apoderaban de las tierras que
mantenían estas comunidades en muchos casos desde tiempos inmemoriales (falta de voluntad política para
aplicar la ley). Desde el año 1943, cuando el Congreso Peruano aprobó la Convención sobre el Instituto
Indigenista Interamericano (Tratado de Pátzcuaro de 1940) mediante Resolución Legislativa Nº 9812 del 19 de
enero de 1943, el Estado peruano adquirió el compromiso internacional vinculante de crear una entidad
pública encargada de atender la problemática de los pueblos indígenas mayoritarios del país. Dicha obligación
fue reafirmada sucesivamente por nuestro Estado al ratificar el Convenio N° 107 de la OIT, que fue aprobado
por el Congreso peruano a través de la Resolución Legislativa N° 13467 del 18 de noviembre de 1960, y el
Convenio Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, mediante Resolución
Legislativa Nº 26253 del 26 de diciembre de 1993, en vigor para nuestro derecho interno a partir del 02 de
febrero de 1995. En el artículo 33° de este último instrumento jurídico se estableció la necesidad de constituir
un organismo estatal responsable de administrar los programas de desarrollo y la adopción de medidas de
política para los indígenas, debiendo contar para ello con la participación, cooperación y consulta de éstos,
inclusive en su planificación, coordinación, ejecución, evaluación y control de su aplicación, así como en la
proposición de medidas legislativas y de otra índole por parte de las autoridades competentes. Además, el
Estado, mediante la autoridad gubernamental responsable, se comprometió a adoptar medidas especiales para
garantizar a los indígenas el goce efectivo de los derechos humanos y libertades fundamentales, sin
restricciones, así como realizar esfuerzos para mejorar las condiciones de vida, participación y desarrollo en el
marco del respeto de sus valores culturales y religiosos. Lo anterior supone varios corolarios o consecuencias:
a) Si el Estado decide crear una entidad que se encargue de cumplir las responsabilidades que señala el artículo
33° del Convenio N° 169 de la OIT, esta nunca podrá sustituir o decirse representante de las voluntades
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privadas de los pueblos indígenas; b) Si el Estado promueve la idea de conformar una entidad pública dónde
estén representados los indígenas, y de que ésta se convierta en un centro de coordinación de políticas
indígenas, aún así no podría concebirse como representante de los pueblos indígenas y sus comunidades, por
tratarse de una estructura gubernamental que, como tal, es incompatible con el carácter “no estatal” de los
pueblos indígenas; y c) Incluir a las representaciones indígenas dentro de estructuras gubernamentales
(alegando con esto que se trata de “entes representativos indígenas” ) es un buen pretexto para esconder las
responsabilidades y los incumplimientos del Estado frente a estos pueblos. Es una interpretación errónea de la
letra y espíritu del Convenio 169 de la OIT sostener o suponer que es una responsabilidad del Estado
promover la consolidación de un ente indígena, con el cual la Autoridad pueda relacionarse para discutir o
decidir sobre el destino de estos pueblos. Lo que interesa al Convenio 169 de la OIT es que se reconozca el
derecho de los pueblos indígenas a organizarse de manera autónoma, más no está regulado en este instrumento
de derecho internacional, que deba existir una entidad estatal que cumpla ese rol. De dicho instrumento
jurídico se desprende el principio de que el Estado debe organizarse para relacionarse con los indígenas y no
que estos pueblos se tengan que organizar por iniciativas estatales, para dirigirse o interrelacionarse con el
Poder Público. Sin embargo, desde 1995 hasta la fecha, los gobiernos que rigieron el Estado peruano no
ajustaron la concreción de su voluntad política para establecer diversos órganos estatales de política indígena a
los parámetros mínimos contenidos en la obligación internacional asumida en esta materia con la ratificación y
vigencia del Convenio 169 de la OIT (Artículos 6° y 33°), que forma parte de nuestro derecho interno con
rango constitucional por ser un tratado de derechos humanos. Excepción hecha de las experiencias
institucionales, exitosas pero truncadas, producidas durante el gobierno de transición, como fueron la
Comisión Especial Multisectorial para las Comunidades Nativas (2001) y la Mesa de Diálogo Permanente para
la solución de los problemas de las Comunidades Indígenas de la Amazonía Peruana (2001), en las que
participaron activamente las organizaciones indígenas. La CONAPA es un mecanismo sobreviniente a la
aprobación del Convenio 169 de la OIT. En tal sentido, debe ajustar su estructura, conformación y funciones a
lo establecido en el indicado instrumento internacional de derechos humanos de los pueblos indígenas, en los
términos indicados anteriormente. De esta manera, el Convenio 169 de la OIT aboga porque el Estado busque
la forma de relacionarse con los pueblos indígenas y no que el poder público deba de organizarlos, para que
puedan relacionarse consigo: La forma como los pueblos indígenas deciden vincularse con el gobierno, es un
asunto solo de ellos. Finalmente, tal como se ha sostenido en diversos foros con participación de las
organizaciones representativas de los pueblos indígenas, un modelo institucional que propenda al
reconocimiento y respeto de los intereses y derechos de los individuos y grupos indígenas deberá comprender,
sea como entidad o sistema, los aspectos resumidos a continuación. El Estado peruano, en cumplimiento de
sus obligaciones internacionales contenidas en el Artículo X del Tratado de Pátzcuaro de 1940 (Convención
sobre el Instituto Indigenista Interamericano)[23], en el Artículo 33° del Convenio Nº 169 de la OIT sobre
Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes (1989)[24], deberá desarrollar y fortalecer un sistema
institucional apropiado para la atención y promoción del desarrollo de los Pueblos Indígenas y sus
comunidades, para contribuir a superar las condiciones de exclusión estructural, abandono y marginación
secular en la que se hallan y que las hace especialmente vulnerables. Para tal efecto, se debe crear una
institución u órgano estatal de política en materia indígena y étnica, con rango ministerial, descentralizada,
multisectorial, con participación indígena, con personería jurídica, suficiente autonomía técnica,
administrativa, económica y financiera, que aglutine las atribuciones, programas y proyectos de los diversos
sectores públicos, y cuente con competencia para normar, dirigir y ejecutar políticas, planes y programas de
desarrollo en favor de los Pueblos Indígenas y sus comunidades, así como para promover y defender sus
derechos. Junto al órgano anterior se debe establecer una instancia de concertación entre los pueblos
indígenas y sus comunidades con el Estado, encargado de diseñar, definir y articular las mencionadas políticas,
planes y programas centrales en materia indígena y étnica. Este espacio de diálogo y negociación debe
caracterizarse por la participación paritaria del Estado y las organizaciones representativas de dichos pueblos,
la representación legítima de los indígenas, la presencia multisectiorial del Estado, el consenso en sus
decisiones, la negociación abierta y transparente, el carácter vinculante de sus acuerdos, la capacidad
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descentralista, técnica y logística. Asimismo, debe existir un espacio económico-financiero de gestión
compartida entre el Estado y los pueblos indígenas, en los que éstos estén debidamente representados, que
capte recursos públicos, privados, de cooperación internacional. Este espacio debiera ser un Fondo Nacional
de Desarrollo Integral para los Pueblos Indígenas y su Comunidades, orientado prioritariamente a financiar,
apoyar y promover el planeamiento y ejecución de las indicadas políticas, planes, programas, proyectos y las
iniciativas locales, regionales y nacionales para el desarrollo integral y sostenible de dichos pueblos y sus
comunidades. Este espacio deberá tener claros y transparentes mecanismos de gestión administrativa y
financiera, basados en la total apertura a la supervisión y vigilancia participativa. 3. Comunes a ambos
aspectos Es posible afirmar de manera categórica que un Régimen jurídico especial de protección a los
pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial (en adelante, REJEPIACI), deberá ser delineado en base
a ciertas premisas que encuentran sustento en nuestra historia, en la realidad particular de los pueblos
indígenas en tal condición, en el desarrollo normativo nacional sobre este tema y en el marco jurídico vigente
en nuestro país. Teniendo en cuenta tales elementos, más adelante se formula una propuesta normativa con
rango de ley y presentada en forma de proyecto, la cual deberá ser enriquecida con aspectos sustanciales de la
importante propuesta elaborada por la institución Shinai Serjali[25], dejando alguna de sus formulaciones
normativas más específicas para un futuro Reglamento de la ley. Así: · El REJEPIACI deberá contener una
definición sobre la naturaleza, características y vínculos con un particular modelo institucional estatal en
materia de pueblos indígenas, que garantice la vigencia y exigibilidad de los derechos de los pueblos indígenas
en aislamiento y en contacto inicial. · El REJEPIACI deberá apartarse del modelo actualmente vigente de la
tutela provisional para los pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial a cargo de la CONAPA,
conforme a lo dispone el Decreto Supremo N° 028-2003-PCM, principalmente por contener dicha propuesta
graves elementos de ilegalidad e inconstitucionalidad. · Sin perjuicio de las legítimas aspiraciones
maximalistas de instituir un sui generis y autónomo REJEPIACI, éste no podría ser diseñado o configurado en
la perspectiva de crearlo y/o mantenerlo desvinculado de una única estructura, sistema o institución u órgano
estatal de política indígena, con las características anotadas y previstas en los tres últimos párrafos del numeral
VI.2 del presente trabajo, al cual se deben incorporar mutatis mutandi los acciones específicas (Acciones G 1.1
a G 1.6) propuestas sobre el particular en el “Plan de Acción para los Asuntos Prioritarios” del 24 de julio de
2001 (Ver páginas 11 y 12 del presente trabajo). · El REJEPIACI para ser viable y sostenible en el tiempo
deberá comprender dos elementos centrales: 1) El reconocimiento de un plexo o conjunto de derechos
especialísimos para los pueblos indígenas en aislamiento o en contacto inicial; y 2) Una estructura o sistema
de protección que garantice la exigibilidad de los derechos reconocidos anteriormente, conformado a su vez
por un órgano estatal de política indígena, una instancia de concertación multisectorial y fondo económico.
III. PROPUESTA NORMATIVA PROYECTO DE LEY LEY QUE ESTABLECE EL REGIMEN JURIDICO
ESPECIAL DE PROTECCIÓN PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN AISLAMIENTO VOLUNTARIO
Y EN CONTACTO INICIAL El Congresista de la República que suscribe, XXXXXXXX XXXXXXXX
XXXXXXX, integrante del Grupo Parlamentario Xxxxxx Xxxxxxxx, ejerciendo el derecho a iniciativa
legislativa que le confiere el artículo 107º de la Constitución Política del Perú, presenta al Congreso de la
República el siguiente Proyecto de Ley: CONSIDERANDO Que, la Constitución Política del Perú señala en
su artículo 1° que la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la
sociedad y el Estado; Que, la Constitución Política del Perú establece en su artículo 2°, incisos 1), 2) y 22),
que toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física, a su libre
desarrollo y bienestar; a la igualdad ante la ley, a no ser discriminado; a sí como a gozar de un ambiente
equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida; Que, la Constitución Política del Perú dispone en su artículo
2°, inciso 19), que toda persona tiene derecho a su identidad étnica y cultural por lo que el Estado reconoce y
protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación; Que, asimismo, la Constitución Política del Perú reafirma
en su artículo 89°, que el Estado respeta la identidad cultural de las comunidades campesinas y nativas,
reconociendo que éstas tienen existencia legal y son personas jurídicas, autonomía en su organización, en el
trabajo comunal y en el uso y la libre disposición de sus tierras, así como en lo económico y administrativo,
dentro del marco que la ley establece; Que, el Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo Alipso.com - http://www.alipso.com
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OIT sobre “Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes”, ratificado por el Estado Peruano mediante
Resolución Legislativa Nº 26253 del 26 de diciembre de 1993, en su artículo 14°, inciso 1), precisa que deberá
reconocerse a los pueblos indígenas los derechos de propiedad y posesión sobre las tierras que
tradicionalmente ocupan; y, además, en los casos apropiados, deberán tomarse medidas para salvaguardar el
derecho de los pueblos interesados a utilizar tierras que no estén exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las
que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia; a este respecto,
deberá prestarse particular atención a la situación de los pueblos nómadas y de los agricultores itinerantes, vale
decir, al caso de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y en contacto inicial; Que, asimismo, el
Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo – OIT, establece en su artículo 14°, incisos 2) y
3), que los gobiernos deberán tomar las medidas que sean necesarias para determinar las tierras que los
pueblos interesados ocupan tradicionalmente y garantizar la protección efectiva de sus derechos de propiedad
y posesión; y que los gobiernos deberán instituir procedimientos adecuados en el marco del sistema jurídico
nacional para solucionar las reivindicaciones de tierras formuladas por los pueblos interesados; Que, la Ley de
Comunidades Nativas y de Desarrollo Agrario de la Selva y Ceja de Selva, dada por el Decreto Ley N° 22175
del 10 de mayo de 1978, en su segunda disposición transitoria dispone que para la demarcación del territorio
de las Comunidades Nativas cuando se encuentren en situación de contacto inicial y esporádico con los demás
integrantes de la comunidad nacional, se determinará un área territorial provisional de acuerdo a sus modos
tradicionales de aprovechamiento de los recursos naturales, hasta que se defina una de las situaciones a que se
refieren los incisos a) y b) del artículo 10° del citado Decreto Ley, vale decir, hasta que adquieran carácter
sedentario o semi-sedentario (cuando realicen migraciones estacionales) o cuando posean tierras en cantidad
insuficiente; Que, las normas relativas al derecho de propiedad comunal, autonomía comunal y
aprovechamiento de recursos naturales que la Constitución Política del Perú reconoce deben ser interpretados
de conformidad con el Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo – OIT, tal como lo
manda la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución Política del Perú; en consecuencia, las
normas específicas del Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo – OIT deben servir para
dotar de contenido y encontrar el sentido de la normatividad particular de la Constitución Política del Perú y, a
su vez, tal resultado interpretativo debe prevalecer para aplicar toda otra norma legal; Que, de esta manera,
tanto de la Constitución Política del Perú como del Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del
Trabajo – OIT, se desprende que el derecho de propiedad y posesión sobre las tierras tradicionalmente
ocupadas por los pueblos indígenas, estén organizados en comunidades nativas o no, debe ser especialmente
protegido y garantizado por el Estado, para salvaguardar la peculiar relación cultural, espiritual y colectiva que
tienen con sus tierras. Que, por tal razón, claramente se desprende que la finalidad de las normas contenidas
en el artículo 10° y en la segunda disposición transitoria del Decreto Ley N° 22175, interpretadas en
concordancia con el artículo 14 ° del Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo – OIT, ha
sido y es el de establecer un estatus transitorio de protección territorial en favor de los pueblos indígenas en
aislamiento voluntario o con contactos incipientes con el resto de miembros de la sociedad nacional, expresado
en el establecimiento de un área provisional (sea que se llame reserva territorial o del Estado), en la que se
garantice la protección efectiva de sus derechos de propiedad y posesión y se salvaguarde el derecho de
aprovechamiento tradicional de los recursos naturales, el cual perdurará hasta que los referidos pueblos
indígenas lleguen –por su propia voluntad- a sedentarizarse o continúen realizando migraciones tradicionales
en superficies determinables o cuando posean tierras en cantidad insuficiente; y cuando tales situaciones
ocurran los mencionados pueblos indígenas podrán solicitar libremente y obtener la demarcación definitiva de
su territorio bajo el estatus organizativo correspondiente a las comunidades nativas; Que, en nuestro país
existen diversos pueblos indígenas y grupos étnicos que se encuentra en situación de aislamiento voluntario y
en contacto inicial, algunos de los cuales han merecido protección del Estado, a través del establecimiento de
reservas territoriales, declarando su intangibilidad en tanto se den las condiciones para configurar las
situaciones a que se refieren los incisos a) ó b) del Art. 10º del Decreto Ley N° 22175; entre las cuales se
puede mencionar a la Reserva del Estado en favor de los grupos étnicos Kugapakori y Nahua, de las familias
lingüísticas Arawak y Pano, establecida por Resolución Ministerial N° 00046-90-AG/DGRAAR del 14 de
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febrero de 1990, y posteriormente denominada “Reserva Territorial del Estado a favor de los grupos étnicos en
aislamiento voluntario y contacto inicial Kugapakori, Nahua, Nanti y otros”, en virtud del Decreto Supremo
N° 028-2003-AG de fecha 26 de julio de 2003; la reserva territorial para el grupo étnico Murunahua ,
establecida por Resolución Directoral Regional N° 000189-CTARU/DRA del 01 de abril de 1997; la reserva
territorial para el grupo étnico Mashco-Piro, aprobada por Resolución Directoral Regional N°
000190-CTARU/DRA del 01 de abril de 1997; la reserva territorial para el grupo étnico Ishconahua,
establecida por Resolución Directoral Regional N° 00201-CTARU/DRA del 11 de junio de 1998; y la reserva
territorial para los pueblos indígenas en aislamiento voluntario del Manu-Madre de Dios, creada por
Resolución Ministerial N° 0427-2002-AG del 25 de abril de 2002. Que, a través del Decreto Supremo Nº
015-2001-PCM del 14 de febrero del 2001, se constituyó la Comisión Especial Multisectorial para las
Comunidades Nativas, con las funciones de estudiar la situación y los problemas de las comunidades nativas
de la amazonía, así como de formular propuestas integrales para garantizar la plena vigencia de sus derechos
constitucionales y promover su bienestar y desarrollo económico; siendo uno de los asuntos prioritarios
encomendados a dicha Comisión la presentación de una propuesta para “el establecimiento de mecanismos de
protección a los grupos nativos no contactados” (Artículo Tercero, numeral 8); Que, para lograr su cometido
la Comisión contó con la participación de las Comunidades Nativas, mediante sus organizaciones
representativas constituidas en una Mesa de Diálogo y Cooperación para las Comunidades Nativas, la cual
posteriormente fue institucionalizada a través de la Mesa de Diálogo Permanente para la solución de los
problemas de las Comunidades Indígenas de la Amazonía Peruana, creada por Decreto Supremo N°
072-2001-PCM del 23 de junio de 2001, que se dedicaría a formular el Plan Integral para el Desarrollo de las
Comunidades Nativas a ser adoptado por el gobierno;
Que, por Resolución Ministerial N°
104-2001-PROMUDEH del 02 de marzo de 2001, se aprobó el Reglamento de la Comisión de Asuntos
Indígenas (CAI), el mismo que incluyó dentro de la definición de pueblos indígenas a “...los pueblos que se
encuentran en situación de contacto inicial o aún no contactados...”; Que, mediante Decreto Supremo N°
013-2001-PROMUDEH del 03 de julio de 2001, se encargó a la Secretaría Técnica de Asuntos Indígenas SETAI del Ministerio de Promoción del Desarrollo y la Mujer - PROMUDEH garantizar el respeto y
promoción de los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial, frente a las
acciones que emprendan diversos sectores del Poder Ejecutivo; para el cumplimiento de sus respectivas
funciones se establecerían los mecanismos de coordinación con las organizaciones representativas de los
pueblos indígenas, pudiendo solicitar la intervención del Programa Especial de Comunidades Nativas de la
Defensoría del Pueblo; Que, el Plan de Acción para los Asuntos Prioritarios publicado el 24 de julio de 2001,
elaborado por la Comisión Especial Multisectorial para las Comunidades Nativas y la Mesa de Diálogo y
Cooperación para las Comunidades Nativas, consideró como una área prioritaria especial la de “proteger a los
pueblos indígenas en aislamiento voluntario”, señalando que tal protección debe tener como objetivos: 1)
Establecer el Régimen Jurídico Especial de los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario; 2) Garantizar la
conectividad del territorio de los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario conformando un corredor
ecológico cultural; y 3) Proteger a los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario de cualquier intrusión no
autorizada en sus territorios de personas ajenas a ellos; y Que, de conformidad con lo normado por la segunda
disposición transitoria de la Ley de Comunidades Nativas y de Desarrollo Agrario de la Selva y de Ceja de
Selva, dada por Decreto Ley N° 22175, y en atención al principio de desarrollo progresivo de los derechos
humanos y de la obligación estatal contenida en diversos tratados sobre la materia para establecer
disposiciones de derecho interno para garantizar la vigencia de los mismo, resulta necesario dotar de un nivel
adicional de reconocimiento y protección de derechos para los miembros y grupos que conforman los pueblos
indígenas en aislamiento y en contacto inicial con la sociedad dominante, que por su particular situación se
encuentran en un estado de mayor vulnerabilidad jurídica y real que el resto de de pueblos indígenas y grupos
étnicos de nuestro país. Presenta el siguiente Proyecto de Ley: El Congreso de la República del Perú; Ha
dado la ley siguiente: LEY QUE ESTABLECE EL REGIMEN JURIDICO ESPECIAL DE PROTECCIÓN
PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN AISLAMIENTO VOLUNTARIO Y EN CONTACTO INICIAL
Artículo 1°.- Declárase la intangibilidad de las siguientes reservas territoriales del Estado, creadas en favor de
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los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y en contacto inicial, conforme a sus respectiva normas: ·
Kugapakori, Nahua, Nanti y otros, creada por Resolución Ministerial N° 00046-90-AG/DGRAAR del 14 de
febrero de 1990 y ampliada por Decreto Supremo N° 028-2003-AG de fecha 26 de julio de 2003; ·
Murunahua, creada por Resolución Directoral Regional N° 000189-CTARU/DRA del 01 de abril de 1997; ·
Mashco-Piro, creada por Resolución Directoral Regional N° 000190-CTARU/DRA del 01 de abril de 1997; ·
Ishconahua, creada por Resolución Directoral Regional N° 00201-CTARU/DRA del 11 de junio de 1998; y ·
Manu-Madre de Dios, creada por Resolución Ministerial N° 0427-2002-AG del 25 de abril de 2002. Artículo
2°.- La intangibilidad de las Reservas Territoriales del Estado para los pueblos indígenas en aislamiento y en
contacto inicial declaradas en el artículo anterior, así como las que se creen en el futuro, subsistirá hasta que se
defina una de las situaciones a que refieren los incisos a) y b) del artículo 10º del Decreto Ley N° 22175, y
comprende los siguientes derechos y garantías: a) La preservación de los derechos de los pueblos indígenas
sobre las tierras que ocupan de modo tradicional, así como su derecho al aprovechamiento con fines de
subsistencia de los recursos naturales existentes en dicha área; b) La totalidad de los pueblos indígenas
ubicados en el interior de cada Reserva concurrirán como beneficiarios mancomunados de la misma; c) La
integridad territorial, ecológica y económica de las tierras comprendidas al interior de cada Reserva; d) La
prohibición del establecimiento de asentamientos humanos diferentes a los de los pueblos indígenas que
habitan al interior de cada Reserva, así como el desarrollo de actividades económicas; e) La prohibición del
otorgamiento de derechos que impliquen el aprovechamiento de recursos naturales existentes al interior de
cada Reserva; f) Los derechos de aprovechamiento de recursos naturales actualmente existentes deberán
ejercerse sin afectar los derechos de los pueblos indígenas que habitan al interior de cada Reserva; y g) El total
del área establecida a favor de cada Reserva oportunamente será destinada a favor de los pueblos indígenas
ubicados en su interior, realizándose la titulación correspondiente, así como al establecimiento de una o varias
reservas comunales, de ser el caso, sobre la totalidad de la superficie no titulada a las comunidades. Artículo
3°.- El órgano estatal de política indígena será competente, en consulta previa con las organizaciones
indígenas representativas de la zona en que se ubique cada Reserva, para: a) Coordinar y ejecutar las acciones
y políticas de protección, promoción y respeto irrestricto de los derechos de los pueblos indígenas en
aislamiento voluntario; b) Diseñar una política de intervención especial a efectos de garantizar sus derechos; c)
Elaborar los lineamientos y proponer las normas de protección que deberán seguir obligatoriamente las
personas naturales y jurídicas, públicas y privadas, que desarrollen actividades hidrocarburíferas, forestales,
mineras, turísticas o de cualquier otra índole en los lugares donde se desplacen los pueblos indígenas en
aislamiento voluntario y en contacto inicial; d) Desarrollar planes de contingencia para los casos de contacto
entre pueblos indígenas aislados y personas ajenas a ellos; e) Definir criterios conjuntos entre políticas de
conservación de la diversidad biológica y políticas de protección de los pueblos indígenas en aislamiento
voluntario; f) Elaborar mecanismos legales y de protección especial para los pueblos indígenas en aislamiento
voluntario; g) Desarrollar estudios específicos sobre las causas y factores externos que constituyen amenazas
para los pueblos indígenas en aislamiento, que permitan formular medidas legales y administrativas de
protección, prevención e interdicción; h) Diseñar un mecanismo legal especial para garantizar el respeto a
territorios interconectados como corredores ecológicos culturales para la protección de los pueblos indígenas
en aislamiento voluntario; i) Desarrollar procedimientos expeditivos de control e identificación de los agentes
o factores atentatorios contra la seguridad y la vida de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario; j)
Definir responsabilidades institucionales, mecanismos y procedimientos para brindar, en lo posible, solución
inmediata y atención oportuna frente a emergencias que pongan en peligro la seguridad y la vida de los
pueblos indígenas en aislamiento voluntario; k) Definir mecanismos y procedimientos resolutivos inmediatos
para la aplicación de sanciones contra quienes resulten responsables de atentar contra la seguridad y la vida de
los pueblos indígenas en aislamiento voluntario; l) Velar y garantizar el respeto y promoción de los derechos
de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial en todas las acciones que emprendan los
sectores público y privado; m) Autorizar el ingreso de terceros a la Reserva sean aquellos públicos o privados,
con fines asistenciales, de salud, investigación y otros; n) Establecer mecanismos de control a fin de cautelar
la integridad territorial de la reserva territorial; o) Formular planes de contingencia y emergencia en caso de
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contacto de personas ajenas con los pueblos indígenas en aislamiento voluntario o contacto inicial, debido a su
situación de vulnerabilidad; p) Realizar el control de las rutas de ingreso a la Reserva; q) Conducir, coordinar
y/o autorizar las actividades científicas o humanitarias que requieran desarrollarse al interior de la reserva
territorial; y r) Establecer los mecanismos necesarios para asegurar la participación de los pueblos indígenas
en los beneficios que reporten las actividades de aprovechamiento de recursos naturales existentes al interior
de la Reserva, los cuales deberán recibir además una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan
sufrir como resultado de las actividades mencionadas anteriormente. Artículo 4°.- El órgano estatal de política
indígena y la Defensoría del Pueblo establecerán los mecanismos de participación y coordinación con las
organizaciones representativas de los pueblos indígenas para el cumplimiento de lo dispuesto en los artículos
anteriores. DISPOSICION TRANSITORIA Unica.- Encárguese transitoriamente a la CONAPA y hasta que se
cree el nuevo órgano estatal de política indígena, las competencias establecidas en los Artículos 3° y 4° de la
presente Ley, así como la responsabilidad para adoptar de acciones y medidas orientadas a garantizar la
intangibilidad de las Reservas a que se refieren los Artículos 1° y 2° de la presente Ley. DISPOSICIONES
FINALES Primera.- El reglamento de la presente Ley deberá ser elaborado y aprobado por Decreto Supremo
suscrito por el Presidente de la Republica y refrendado por el Presidente del Consejo de Ministerio. en el plazo
de 60 días, contados a partir de su publicación en el Diario Oficial “El Peruano”. Para su elaboración deberá
contarse con el concurso y participación de las organizaciones representativas indígenas de ámbito nacional y
de las zonas del país en que se ubiquen las Reservas a que se refiere el Artículo 1° de la presente Ley, así
como con el aporte que pueda brindar la Defensoría del Pueblo. Segunda.- Deróguense el artículo 6° del
Decreto Supremo N° 028-2003–AG; la Resolución Ministerial N° 0249/2000, que designa como áreas de
explotación maderera e industrial zonas habitadas por los pueblos indígenas en aislamiento voluntario, como
los Nahua-Kugapakori (Nantis) y otros, y déjese sin efecto cualquier otra disposición legal que se oponga a la
presente Ley. Comuníquese al Presidente de la República para su promulgación. Casa del Congreso, en Lima,
XX de xxxxxxxx de 200X. XXXXXXXXXXX XXXXXX XXXXXXXX Congresista de la República *****
I. EXPOSICIÓN DE MOTIVOS (El texto desarrollado anteriormente y que aparece a lo largo del presente
trabajo) II. ANÁLISIS COSTO-BENEFICIO La presente proposición de ley no ocasiona desembolso o gasto
alguno adicional para el Estado, por cuanto las competencias y funciones atribuidas a las respectivas entidades
aludidas en la norma propuesta, así como los derechos que forman parte del régimen jurídico especial
reconocido a los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial, se realizarán en el marco legal
anteriormente previstos como visión y misión de las organismos públicos involucrados, y se reconocen como
desarrollo progresivo de los preexistentes derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas,
respectivamente. Asimismo, con la norma propuesta se precisa y complementa atribuciones específicas ya
existentes de diversas entidades estatales, lo cual evidentemente no implicara la irrogación de gasto adicional,
sino una eficiente asignación de los recursos ordinarios ya presupuestados. Adicionalmente, debe destacarse
como beneficios esenciales del proyecto que al aprobarlo se estará dando cumplimiento a los acuerdos y
compromisos asumidos por el Estado peruano en los artículos IV, numeral 3, y X del Tratado de Pátzcuaro de
1940 y en el artículo 33° del Convenio Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países
Independientes; así como ejecutando su deber de proteger el carácter pluricultural, multiétnico y plurilingüe de
la Nación peruana, previsto en los artículos 2°, inciso 19, y 89°, in fine, de la Constitución Política del Perú.
III. EFECTO DE LA VIGENCIA DE LA NORMA PROPUESTA SOBRE LA LEGISLACIÓN NACIONAL
El proyecto presentado tiene por efecto establecer un régimen jurídico especial de protección para los pueblos
indígenas aislados y en contacto inicial, en el entendido que la protección especial de los pueblos indígenas en
aislamiento voluntario requiere una serie de medidas especiales orientadas a garantizar su protección, velar por
el respeto de sus derechos humanos, garantizar la seguridad jurídica de sus territorios, y promover acciones
adecuadas cuando ellos decidan iniciar un proceso de interacción con la sociedad nacional. En virtud del
principio de desarrollo progresivo de los derechos humanos y de la obligación estatal contenida en diversos
tratados sobre la materia para establecer disposiciones de derecho interno para garantizar la vigencia de los
mismo, la norma propuesta persigue estatuir un nivel adicional de reconocimiento y protección de derechos
para los miembros y grupos que conforman los pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial con la
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Propuesta sobre el regimen j
sociedad dominante, que por su particular situación se encuentran en un estado de mayor vulnerabilidad
jurídica y real que el resto de de pueblos indígenas y grupos étnicos de nuestro país, a los que también se les
reconoce los mismos derechos que al común de personas y grupos que forman parte de nuestro país, así como
especiales derechos individuales y colectivos en cuanto tales. De esta manera, no afectará de manera directa
los derechos reconocidos y garantizados por otras normas a las personas que se identifiquen como indígenas o
no. Justificándose la necesidad de un régimen jurídico especial en función de la naturaleza de las cosas que
implica la actual situación de vulnerabilidad de los pueblos indígenas en aislamiento y en contacto inicial, mas
no por la negada diferencia que pueda existir entre las personas, lo cual indudablemente no afecta el principio
de igualdad ante el ordenamiento jurídico a que tiene derecho toda persona, conforme al principio
constitucional en tal sentido. J. Fernando Bazán Cerdán [email protected] Lima, noviembre del 2003 Perú
[1] Mapa Etnolingüístico Oficial del Perú. Ministerio de Agricultura. Instituto Indigenista Peruano-1994. [2]
Etnia es todo grupo humano con cultura y lengua propia. Grupo humano que posee una estructura familiar,
económica y social homogénea, y cuya unidad se basa en una comunidad de lengua y cultura. [3] Familia
lingüística es el conjunto de lenguas emparentadas entre sí que tienen un origen común, las cuales son
habladas por los pueblos o etnias. [4] Directorio de Comunidades Campesinas del Perú. PETT. Ministerio de
Agricultura (Información a octubre de 2001). [5] Las poblaciones indígenas amazónicas no sólo se agrupan
bajo la forma legal de comunidades nativas, sino que teniendo en cuenta su organización territorial y socio
cultural frente a la sociedad nacional, minoritariamente también pueden ser reconocidas y analizadas con la
tipología siguiente: pueblos indígenas aislados; poblaciones indígenas remotas y dispersas; poblaciones
indígenas rurales dislocadas y fragmentadas; poblaciones ribereñas; e indígenas urbanos /OIT: Moore). [6]
Directorio de Comunidades Nativas del Perú. PETT. Ministerio de Agricultura (Información a diciembre de
1999). [7] La autodenominación “Nanti” ha pasado a reemplazar a la denominación “Kugapakori”, por el
carácter peyorativo e impuesto de éste último que es traducido como “asesino” y por esa razón, rechazado por
el pueblo al que hace alusión: los Nanti. [8] Los Matsigenka son conocidos comúnmente como
“Machiguengas”.
[9] El “Convenio Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países
Independientes” (1989) fue ratificado por el Perú mediante Resolución Legislativa Nº 26253 del 26 de
diciembre de 1993. Este instrumento jurídico entró en vigor –para nuestro derecho interno- a los 12 meses del
depósito del registro ante la OIT, vale decir, a partir del 02 de febrero de 1995. [10] Ver: Artículos 26° y 27°
de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (Adoptada el 23 de mayo de 1969 y en vigor
desde el 27 de enero de 1980). [11] Ver: Artículos 55°, 56°, inciso 1, y 57° de la Constitución Política del
Perú de 1993. [12] César Landa Arroyo, “Los tratados internacionales en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional”. Lima, 15 de enero de 2001. [13] Para lograr su cometido la Comisión contó con la
participación de las Comunidades Nativas, mediante sus organizaciones representativas constituidas en una
Mesa de Diálogo y Cooperación para las Comunidades Nativas, la cual posteriormente fue institucionalizada a
través de la Mesa de Diálogo Permanente para la solución de los problemas de las Comunidades Indígenas de
la Amazonía Peruana, creada por Decreto Supremo N° 072-2001-PCM del 23 de junio de 2001, que se
dedicaría a formular el Plan Integral para el Desarrollo de las Comunidades Nativas a ser adoptado por el
gobierno. [14] Es pertinente destacar que las funciones de la SETAI –que a su vez fue tributaria de las
funciones y competencias del desparecido Instituto Indigenista Peruano (IIP)- fueron posteriormente asumidas
por la CONAPA. [15] “Por la patria potestad los padres tienen el deber y el derecho de cuidar de la persona y
bienes de sus hijos menores” (Art. 418° del Código Civil). [16] Artículo 503° del Código Civil. [17] Artículo
506° del Código Civil. [18] Artículo 508° del Código Civil. [19] Artículo 510° del Código Civil. [20]
Artículo 563° del Código Civil. [21] Expósitos: Niños recién nacidos abandonados en un paraje público. [22]
La regulación de la institución de la Tutela tiene expresa reserva de ley, en sentido formal. [23] Aprobado
mediante Resolución Legislativa Nº 9812 del 19 de enero de 1943. [24] Ratificado por el Perú mediante
Resolución Legislativa Nº 26253 del 26 de diciembre de 1993. [25] “Propuesta de Régimen Especial de
Protección de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario” (Fórmula Legal). Elaborada por
Vladimir Pinto de “Shinai Serjali”. Julio 2004.
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Propuesta sobre el regimen j
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