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MINISTERIO DE SALUD
SUBSECRETARIA DE REDES ASISTENCIALES
SUBSECRETARIA DE SALUD PUBLICA
PLAN DE PROTECCIÓN DE LA SALUD MENTAL EN SITUACIONES DE EMERGENCIAS
Y DESASTRES.
El Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones de Emergencias y Desastres, es un
componente indispensable del Plan General de Atención Sanitaria en Emergencias y
Desastres.
Proporciona la directriz básica en cuanto a los objetivos, procedimientos y recursos
necesarios para anticipar, prevenir y resolver las diversas exigencias que implica reducir el
riesgo psicosocial de la población expuesta a emergencias y desastres.
I. Antecedentes.
El país está sometido a constantes situaciones de emergencias y desastres de origen
sísmico, volcánico, climático y a otros, menos frecuentes, originados por la intervención
humana.
Debido a ello, no sólo se producen pérdidas de vidas o de la integridad de las personas,
daños materiales y de la economía, sino también se generan efectos sobre el equilibrio
psicológico y emocional, la conducta y la salud mental de la población afectada, dado que
estos eventos exceden grandemente la capacidad de manejo de las personas.
Los efectos de los desastres sobre la salud mental, están siendo identificados y abordados
recién en los últimos 30 años. La investigación y los resultados de la experiencia internacional,
ofrecen ya evidencias sobre la naturaleza y origen de tales efectos, su prevención y, en
relación a su manejo, han permitido superar un enfoque centrado en la identificación de los
síntomas, la medicación y la hospitalización, por otro más integral y comunitario 1.
Se estima que, de acuerdo a la magnitud del desastre, entre un 30 y un 50 % de la población
expuesta sufre alguna manifestación psicológica, las que emergen a lo largo de varios
meses post evento. En todo caso, debe destacarse que no todas pueden calificarse de
patológicas. Por otra parte, “se ha demostrado que, después de la emergencia propiamente
dicha, los problemas de salud mental en los sobrevivientes requieren de atención durante un
período prolongado, cuando tienen que enfrentar la tarea de reconstruir sus vidas” 2.
Se requiere entonces, de una atención específica por un período de tiempo prolongado,
para lo cual debe procurarse el fortalecimiento de los sistemas de atención de la salud
mental con base comunitaria y su coordinación estrecha con los servicios de atención
primaria.
1 Organización Panamericana de la Salud. “ Protección de la salud mental en situaciones de emergencias y
desastres”. Serie de Manuales Nº 1, 2004.
2 Organización Panamericana de la Salud. “Guía práctica de salud mental en situaciones de desastres”. 2006.
1
Hay eventos en los que la percepción de inminencia de peligro ( probabilidad de erupción,
enjambre sísmico de intensidades moderadas), genera un grado elevado de alarma en la
población. Ello, de hecho, constituye ya una “ emergencia psicosocial”. Para responder a
ello el sector salud debe ser capaz de asumir esta emergencia social con los dispositivos
disponibles en la red asistencial. Debera reorganizar la red de salud mental local de tal
manera de mejorar la capacidad de respuesta local.
Si bien en los últimos años, en el concierto internacional y de las Américas, ha aumentado el
interés por el impacto de los desastres en la salud mental de las poblaciones afectadas y se
ha hecho evidente la necesidad de un abordaje integral que trascienda la atención de la
enfermedad y la reparación de los daños materiales, la respuesta de las instituciones y de
los programas de salud se mantiene en niveles insuficientes de efectividad y de oportunidad.
El país cuenta con una política nacional, con una institucionalidad ( ONEMI) y un
procedimiento de gestión presupuestaria para atender las necesidades propias de las
situaciones de emergencia. Por su parte, el Ministerio de Salud cuenta con una instancia
equivalente, el Departamento de Emergencias y Desastres y los Servicios de Salud disponen
de planes de emergencias y contingencias y un cierto soporte de personal. Sin embargo, en
relación a la protección de la salud mental, se hace necesario una incorporación más orgánica
de ella, conceptual, normativo y operacional y este Plan es una contribución a ello.
En la larga historia de eventos que ha sufrido el país 3, los Servicios de Salud, han debido
responder a las diversas necesidades de atención, sin contar con un marco o plan
previamente establecido, ni con personal con preparación o experiencia en este tipo de
eventos.
El Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones de Emergencias y Desastres,
permitirá prevenir y resolver los diversos requerimiento s de los niveles locales para dar
respuesta oportuna y concalidad frente a lops eventos de emergencias y desastres.
II. Foco en las necesidades de la gente.
En las situaciones de emergencias y desastres, la población expuesta presenta necesidades
de atención en salud mental, adicionales y distintas de las habituales, a saber :
a) Necesidades de atención clínica. Un determinado número de personas, mayor que
el habitual, experimentará reacciones emocionales agudas que alcanzan a configurar
cuadros clínicos, descompensaciones en personas con enfermedades mentales en
tratamiento, cambios conductuales y molestias que configuran trastornos por estrés entre
los afectados o trastornos depresivos o por estrés post traumático, de manifestación más
tardía.
Para ellas, los servicios de salud y su personal requieren disponer de planes de
contingencia y de preparación previos.
b) Necesidades de apoyo psicológico y psicosocial. Se presentan en un número de
personas elevado, aunque no bien conocido, como parte de o, como agregado a las
conductas de afrontamiento frente al estrés o “emergencia psicosocial “.
Consisten en sentimientos y reacciones como el miedo y la aflicción, la incertidumbre,
3 Por mencionar sólo los de los últimos años : aluviones en Antofagasta y en Santiago, a
comienzos de los 90’s, terremotos de Ovalle en 1997 e Iquique en el 2005, recurrencia sísmica
prolongada, en la zona del fiordo de Aysén, en el 2007 y sismo de Tocopilla, también en el 2007.
2
la desprotección y frustración, como consecuencia de los daños y pérdidas y por la
expectación de la recurrencia a la situación traumática.
También, conductas no adaptativas, de desconfianza, agresión, indecisión, consumo de
sustancias psicoactivas u otras, vividos individual o colectivamente.
Aunque no constituyen propiamente cuadros clínicos, sí son un factor de riesgo para
llegar a ellos. ( Mayores detalles en Anexo N° 1).
Se encuentran también aquí los comportamientos grupales disfuncionales; las
necesidades y problemas que surgen en los grupos de albergados o de quienes deben
cambiar su lugar de residencia por tiempos largos ( desplazados), etc.
Para estas personas, se requiere proveer apoyo psicosocial, orientación para
mantenerse en actividad con propósito e información oportuna, clara y creíble. Diversos
actores, encuentran aquí un campo de acción relevante al momento de una emergencia.
Las necesidades de apoyo psicosocial en las circunstancias concretas de una
emergencia severa o de un desastre, reciben respuestas de diversas fuentes, tipo y
nivel.
Por cierto, en primer lugar, la propia comunidad, las familias, los vecinos, las
organizaciones sociales, se brindan apoyos mutua y espontáneamente. Estos apoyos
serán muy relevantes a medida que transcurre el tiempo y, si se cuidan y fortalecen,
pueden constituirse en un valioso complemento de las acciones de los equipos de salud.
La Red Asistencial de Salud local recibirá una demanda no habitual. La Atención
Primaria de Salud será la más requerida. También los establecimientos de urgencia, en
los primeros momentos. La preparación previa de su personal le permitirá atender con
efectividad y oportunidad, a las manifestaciones propias de la respuesta a la amenaza,
evitando el sobre diagnóstico de condiciones patológicas, al mismo tiempo que
reconociendo a quienes sí las tienen y proveyendo intervenciones que contribuyan a que
las personas afectadas hagan uso de sus propias fortalezas, comprendan y acepten su
nueva realidad, así como la naturaleza de sus propias reacciones, expresen sus
emociones y elaboren el duelo, favorezcan las prácticas de apoyo mutuo y la solidaridad.
Otras instituciones también se incorporarán o buscarán incorporarse en estas tareas. La
Defensa Civil, Cruz Roja, Iglesias, personal profesional y no profesional de otras
reparticiones públicas y privadas y otras. Su labor, espontánea y voluntaria, será más
efectiva si hay preparación previa, si se procede en forma planeada e informada, se
evitan las improvisaciones y duplicaciones y se procura una nivel de coordinación
básico, todo lo cual, a la postre, amplifica el beneficio para los afectados.
c) Necesidades propias de los equipos de salud.
Adicionalmente, siempre se requiere atender y prevenir la repercusión emocional y
desgaste que se presentan en los propios funcionarios de salud y en quienes cumplen roles
de socorro, de seguridad y en servicios directos, etc. En este campo, la preparación previa y el
tipo de gestión que realizan los directivos y responsables, juega un papel determinante.
3
III. Objetivos generales.
El Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones de Emergencias y Desastres del
Ministerio de Salud tiene por objetivo general que el Sistema de Salud, a nivel nacional y en
cada uno de sus Servicios, se encuentre preparado para que en la eventualidad de una
situación de emergencias o desastre :
a) Se incorpore y participe, rápida y armónicamente, al conjunto de las acciones
intersectoriales, de modo de entregar sus respuestas específicas a las diversas
necesidades de salud mental de la población afectada, en forma complementaria y
sinérgica, y
b)
Disponga de las condiciones suficientes, en cuanto a recursos, organización y
competencias, para proteger la salud mental a la población, misión que incluye,
proveer atención clínica a quienes corresponde, facilitar el apoyo psicocosocial que
todos requieren, en particular, los grupos más vulnerables y prevenir la sobrecarga
emocional en los equipos de salud.
IV. Objetivos específicos.
1. Disminuir la probabilidad de que el estrés propio de una situación de emergencia o
desastre, derive en daños psicosociales en la población expuesta.
2. Proveer atención de salud mental, conducente a la recuperación y rehabilitación de las
personas afectadas con trastornos psíquicos, que se manifiesten como consecuencia del
desastre o emergencia : casos nuevos, descompensaciones en casos anteriores, etc.
3. Contribuir a prevenir y controlar la problemática social que se genera en la población, en
especial en los más afectados, familiares de fallecidos y heridos, albergados y distintos
grupos vulnerables.
V. Estructura, etapas y funciones del Plan.
El Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones de Emergencias y Desastres, de
nivel nacional, es parte del Plan General de Salud y Emergencias y Desastres.
Se estructura, en cada Servicio de Salud, para el territorio respectivo, incluyendo
adecuadamente las redes comunales de salud correspondientes.
Alrededor de un evento crítico, se identifican dos etapas fundamentales y, en la segunda de
éstas, cuatro subetapas. Cada una de ellas incluye tareas diversas y específicas para el Plan
de Protección.
Ellas son:
Etapas:

Preparatoria y de naturaleza permanente, centrada en el planeamiento y en la
gestión anticipatoria.

Afrontamiento de la emergencia o desastre, de carácter episódica, que se inicia ante
la inminencia o ante la ocurrencia del evento y que reconoce cuatro subetapas :
4

crítica

post crítica

reparación

normalización
El Plan contempla objetivos y actividades para cada una de las etapas, que se replican en
cada nivel de gestión ( nivel nacional, regional, Servicio de Salud).
a) Tareas de la etapa preparatoria o de gestión anticipatoria:

Elaboración y divulgación del Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones
de Emergencias y Desastres, en el respectivo nivel, de modo que se constituya en un
instrumento oficial, conocido, asimilado y rápidamente utilizable, a nivel de la
respectiva Autoridad de Salud, en cada territorio, de modo tal que las instituciones,
tanto de Salud como del Intersector y los responsables que participarán en las
labores propias de una emergencia compleja, se encuentren al tanto de los
lineamientos generales del Plan.

Coordinación con el Intersector y las instituciones y organizaciones sociales del
territorio respectivo, a fin de articular una respuesta adecuada y armónica en el
evento de una emergencia.

Elaborar un diagnóstico de las vulnerabilidades y riesgos existentes en el área
territorial respectiva y de los recursos disponibles y utilizables para enfrentar una
emergencia o desastre.

Conformar una red de respuesta integrada para la protección de la salud mental, a
las situaciones de emergencias y desastres.

Capacitar al personal de salud en los conceptos básicos instrumentales y en las
normas, criterios y procedimientos para proteger la salud mental de la población en
situación de emergencias o desastres.

Recopilar información nacional y extranjera, sobre experiencias de eventos críticos y
las formas como fueron abordados, de modo de perfeccionar y asegurar la
efectividad de los distintos procedimientos que el Plan establezca o recomiende.

Monitorear, si corresponde, los efectos tardíos y las secuelas o brechas de
reparación y normalización que puedan haber dejado anteriores eventos críticos en el
territorio respectivo.
b) Tareas de la etapa de afrontamiento de la emergencia.
Se distinguen, con fines conceptuales y prácticos:
5

un período crítico, referida a las primeras 72 horas luego de sucedido el evento.
También en esta fase debe incluirse el lapso caracterizado por la inminencia de un
evento crítico, en el que la población está expuesta a una sobrecarga o impacto
emocional, variable en tiempo e intensidad, sobre la cual es necesario intervenir
preventivamente y,

un período post crítico, después de las 72 horas y hasta los 30 días del evento 4.
Las tareas, que se replican en cada nivel, son:

Realizar evaluaciones e informar sus resultados.
Primero, una evaluación inmediata, durante las primeras 72 horas de ocurrida la
emergencia psicosocial ( o declarada la inminencia), la que tiene un carácter de
preliminar. Luego otras, de carácter regular (semanal, primer mes) o continuo,
enfocadas en la evolución de las amenazas, de las acciones y los recursos.

Activar los planes de contingencia previamente establecidos.
En la red sectorial, en cada nivel y establecimiento de salud en el territorio respectivo,
donde están contempladas las intervenciones clínicas, psicosociales y otras, que
sean necesarias, en armonía con las acciones que se realizan para la protección de
la salud general.

Proveer a la red asistencial y de ser necesario a la red intersectorial y social,
orientaciones e intervenciones de prevención del daño psicosocial a grupos sociales
en situación de vulnerabilidad colectiva (evacuados, albergados, familias altamente
damnificadas, otros ).

Proveer instancias de protección de la salud mental del personal de salud.
c) Tareas de la etapa de reparación.
Con mucha frecuencia, la reparación de los daños psicosociales se prolonga por varios
meses o incluso años. Por convención, se establece que va desde los 30 días en
adelante.

Reevaluar, en conjunto con el intersector, el estado de situación respecto de:
problemas psicosociales no resueltos en la comunidad, secuelas sociales, secuelas
de salud, persistencia de grupos vulnerables (evacuados, albergados, escolares
inactivos), recursos disponibles, etc.

Planeamiento de nuevas prioridades y acciones, entre otras, dar apoyos a la
reanudación, estabilización o normalización de la actividades habituales (escuelas,
trabajos, establecimientos de salud) y a la reincorporación de la población a ellas;
entrega de información sostenida en pro de fortalecer la auto -responsabilidad y la
organización comunitaria, entre otros, los grupos de apoyo mutuo, etc.
4 OPS. Protección de la salud mental en situaciones de desastres y emergencias, 2004.
6

Velar para que las redes de atención de salud, dispongan de los mecanismos de
alerta y de acceso para proveer atención a los consultantes que presentan cuadros
clínicos emergentes en forma tardía, reagudizaciones o prolongación de los cuadros
ya atendidos en la etapa crítica y su personal disponga de la información y las
competencias necesarias para ello.
d) Tareas propias de la etapa de normalización.



Restablecimiento de los recursos humanos de Salud a sus labores habituales.
Restablecimiento de los canales de decisión y de información propios de los tiempos
normales.
Mantenimiento de un monitoreo de la evolución a distancia de los efectos clínicos y
psicosociales de la emergencia o desastre
Un Cuadro Resumen (Ver Anexo N° 2.) incluye las funciones de los responsables del
Plan, en los niveles nacional, regional y de cada Servicio de Salud y entrega un marco
orientador para la formulación de los indicadores que pueden guiar y evaluar las
respectivas funciones.
VI. Recursos del Plan.
Cada nivel deberá estimar y desarrollar los recursos necesarios para la protección de la
salud mental en una circunstancia de emergencia o desastre, teniendo en cuenta, las
siguientes condiciones:
1. Los recursos humanos del Plan serán, en su mayoría y al menos en una primera etapa,
compartidos con otras funciones y cuando el evento lo haga necesario, serán reasignados
desde otras labores habituales. En tal caso, “activan” sus competencias específicas,
previamente adquiridas, asumen nuevas y distintas funciones, adecuadas a la situación de
emergencia o desastre, configuran equipos, se trasladan a otras áreas geográficas y,
eventualmente, responden a distintas líneas de mando.
Los recursos humanos, definidos de acuerdo a la función que realizan, son:
a) Función de Referente técnico en los niveles nacional (Ministerio de Salud), territorial,
en los Servicios de Salud.
Ellos estarán a cargo del diseño y actualización periódica y difusión de un plan de
protección de la salud mental, de respuesta rápida y continuada, que se activa en una
situación de emergencia o desastre.
Además, coordinará las actividades de capacitación del personal del nivel respectivo.
En la eventualidad de una situación de emergencia o desastre, el Referente Técnico de
Salud Mental, secundará la labor del directivo a cargo del plan general de salud en
emergencias y desastres.
7
La dedicación de tiempo que ello requiera será de resorte de la autoridad respectiva
en cada nivel.
Los Referentes técnicos deberán ser profesionales de salud, con experiencia previa
en tareas de salud mental, que demuestren capacidad de liderazgo y aceptación por
sus pares, que proyecten mantenerse en funciones contractuales por un plazo
suficiente ( sobre 3 años) y participen de las actividades formativas establecidas.
b) Función de profesional de salud ejecutor. Una vez producida una situación de
emergencia o desastre, los Servicios de Salud requerirán reasignar funciones a aquellos
profesionales que habitualmente se desempeñan en actividades de gestión o
asistenciales, y que se encuentran preparados, por la capacitación recibida y habilitados,
por la normativa del Servicio de Salud (y, eventualmente por su base contractual), para
dedicar parte y hasta la totalidad de su jornada, a las funciones que el Referente Técnico
proponga y la autoridad asigne, preestablecidas en el Plan del Servicio de Salud.
Entre otras, se pueden señalar las siguientes funciones que requerirán de dedicación de
tiempo variable: contribuir a la evaluación preliminar, prestar atención a casos en
emergencia, respaldar tareas asistenciales desplazándose a establecimientos y/o zonas
afectadas, coordinación con otras instituciones y organizaciones en áreas territoriales
más circunscritas, etc.).
El número y dedicación de tiempo de este personal es muy variable y su determinación
será de decisión de la autoridad de salud respectiva, a propuesta fundamentada del
Referente Técnico local.
2. Programa de Capacitación.
Otro recurso del Plan es un Programa de Capacitación, de carácter continuado, dirigido
a funcionarios de Salud. Será de responsabilidad del nivel central ( Ministerio de Salud)
su diseño, primeras aplicaciones y su monitoreo y evaluación.
Procurará que en los niveles locales se adquieran competencias para su replicación y
extensión, tanto para funcionarios del sistema como, si ello parece conveniente, para
personal de otras reparticiones públicas o privadas.
En cada territorio, el programa de capacitación se realiza a través de Talleres de
Capacitación en dos niveles, para Referentes técnicos y para Ejecutores.
Ambos comparten una sección de conocimientos y habilidades de dominio general y
diferencian otra, en la que priman los contenidos específicos, principalmente referidos a
las modalidades de atención a los afectados, según la necesidad (clínica, apoyo
psicológico, apoyo a personal y socorristas) y adaptados a cada auditorio, institución y
nivel.
En el Taller de Capacitación para Referentes Técnicos, se busca adquirir dominio sobre
el plan de protección de la salud mental, sus objetivos, principios, procedimientos y
contingencias, de modo que los Referentes de cada nivel ( S. de Salud y, eventualmente,
Corporación o Departamento de Salud Municipal) puedan encargarse de la gestión del
mismo, en sus diversas etapas.
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En el taller de capacitación para Profesionales Ejecutores, se busca que un número
crítico de personal profesional, técnico y administrativo, adquiera conocimientos y
habilidades para la atención clínica, el apoyo psicológico y la prevención del “burn-out”
del personal de salud, según corresponda, de modo de asumir prontamente un rol
ejecutor en la etapa de afrontamiento de la emergencia.
El rol del Ministerio será la de proporcionar el programa eje del Taller.
En cada Región, se intentará identificar o fortalecer competencias formativas, en centros
o núcleos formadores locales.

Les recursos para la operación del Plan serán provistos por los respectivos niveles de
responsabilidad (Seremi, Servicio de Salud, Corporación o Departamento de Salud
Municipal).
VI. Conclusiones y aspectos finales.
Un buen Plan depende de las condiciones previas existentes en la zona en cuanto a
atención de salud mental en general, la existencia de un plan conocido y manejado por
un grupo relevante de responsables, la preparación específica de directivos y personal
para enfrentar emergencias psicosociales, una buena coordinación entre los Sectores y
la sociedad civil, de modo que los liderazgos y el manejo de la información en los
momentos críticos sea confiable y rápidamente aceptada.
APG / GPA
Stgo. , Mayo 12, 2008.
ANEXO N ° 1.
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Reacciones no patológicas ante eventos traumáticos en personas adultas ( )
Ante una situación anormal - como los desastres - ciertos sentimientos y reacciones son
frecuentes. Puede ser que algunas de esas emociones no se hayan experimentado
anteriormente, cada persona es diferente y puede responder de distinta manera en ciertos
momentos.
También es claro que la exposición a eventos traumáticos debe producir un mayor nivel de
tensión y angustia en las personas, así como que el recuerdo de lo sucedido será parte de la
vida de las víctimas y no se borrará de su memoria. Pero se ha demostrado que sólo algunos
sujetos experimentarán problemas más serios o duraderos que podrán calificarse como
psicopatología. La gran mayoría no sufre en ese momento de ninguna enfermedad mental,
sólo están experimentando reacciones esperadas ante un suceso vital significativo.
Sin embargo, las respuestas institucionales más frecuentes están basadas en la atención
psiquiátrica individual y sirven sólo a un número muy reducido de las personas afectadas. Se
ha demostrado que si existe una rápida y adecuada intervención psicosocial estas reacciones
pueden disminuir y los sujetos volver al funcionamiento normal.
A continuación un listado de algunas de las manifestaciones que pueden observarse en
personas adultas :
Nerviosismo o ansiedad.
Inseguridad.
Tristeza y/o llanto.
Necesidad de estar solo.
Culpabilidad por haber sobrevivido.
Crisis de miedo o pánico.
Ideas de suicidio.
Disminución en la resistencia física.
Fatiga.
Dificultades para retornar al nivel
normal
de actividad.
Problemas para dormir o descansar.
Confusión para
concentración.
pensar
y/o
problemas
deSentirse frío emocionalmente.
Problemas de memoria.
Sentirse abrumado.
Disminución de la higiene personal.
Intensa preocupación por otros.
Cambio en los hábitos alimenticios.
Náuseas.
Pérdida de confianza en uno mismo.
Dolores de pecho o cabeza.
Recuerdos muy vivos del evento.
Temblores musculares.
Culpar a los demás.
Dificultad para respirar.
Frustración.
Palpitaciones o taquicardia.
Desorientación en tiempo o lugar.
Aumento de la presión sanguínea.
Sentimiento de impotencia.
Uso excesivo de alcohol y/o drogas.
Problemas en el trabajo y/o familia.
Enojo y/o irritabilidad.
Algunas recomendaciones útiles para los afectados, sus familiares y amigos
 Extraído de OPS. Protección de la salud mental en situaciones de desastres y
emergencias. 2004
10
Para los afectados:
• Buscar compañía y hablar. Compartir sentimientos y pensamientos con otros.
• Escuchar y ayudar a sus compañeros.
• Permitirse sentirse mal, deprimido o indiferente.
• Realizar ejercicios físicos suaves, alternados con relajación.
• Estructurar el tiempo y mantenerse ocupado.
• No evadir el dolor o sufrimiento con el uso de drogas o alcohol.
• Tratar de mantener un itinerario de vida lo más normal posible.
• Hacer cosas que lo hagan sentir bien, útil y solidario.
• Tomar pequeñas decisiones cotidianas.
• Descansar lo suficiente.
• Intentar, dentro de lo posible, comer bien y regularmente.
• Saber que los sueños y pensamientos recurrentes acerca del evento traumático son
normales y deben ser compartidos
Para los familiares y amigos de los afectados:
• Escucharlos detenidamente y acompañarlos.
• Promover ayuda y solidaridad, así como fortalecer vínculos entre familiares y amigos.
• Proveer información suficiente.
• Estimularlos a participar en las tareas de la vida cotidiana.
• Comprender y aceptar el enojo y otros sentimientos de los afectados.
• No decirles que tienen "suerte de que no les fue peor". Las personas traumatizadas
no encuentran consuelo en esas frases. En cambio, se puede expresar que lamenta
lo sucedido y que lo entiende.
11
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