La gitanilla

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La gitanilla
por Miguel de Cervantes Saavedra
Valeria Zúñiga
La gitanilla
por Miguel de Cervantes Saavedra
I. Preciosa
Un viernes entró en Madrid un corro de gitanas bailando
seguidillas y cantando romances al son de castañuelas y sonajas.
Una gitana vieja acompañaba a las gitanas para pedir
limosnas mientras bailaban y cantaban las jóvenes.
Entre las
gitanillas había una de quince años de edad – nieta de la gitana
vieja, según ésta decía – y a quien todos llamaban Preciosa.
La danza, la gracia y la belleza de Preciosa llamaron la
corro: grupo
gitanas: (gypsy) que tiene
gracia de ganarse la simpatía
de los demás.
seguidillas: bailes españoles.
romances: (ballads)
canciones o poemas.
son: (accompaniment) ritmo
castañuelas: instrumento
musical de origen español.
sonajas: (timbrels)
instrumento musical de
percusión.
atención de cuantos pasaban por allí. Y cuando ella cantó, todos
limosnas: el dinero que se da
a los pobres.
la alabaron.
nieta: (granddaughter) hija del
hijo o hija de alguna persona.
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II. El paje-poeta
Salió del grupo de mirones, que ahora tenía más de
mirones: personas curiosas
doscientas personas, un paje muy galán que dio a Preciosa un
paje: joven que servía a un
caballero
papel doblado y le dijo:
galán: (gallant) un hombre
muy guapo.
– Toma, Preciosa, este romance que he compuesto para ti.
Aunque estoy vestido de paje, soy poeta también; y si
mis versos te gustan, te daré mis romances más lindos.
– Con mucho gusto cantaré yo sus romances, señor poeta
– contestó la gitanilla, aceptando el papel.
El papel se desdobló y cayó de él una moneda de oro. Preciosa
quiso devolver la moneda al paje-poeta pero éste ya había
desaparecido.
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III. El galán
El viernes siguiente las gitanas volvían a Madrid cuando les
salió al encuentro un galán caballero.
El caballero llevaba espada y daga con las empuñaduras
cubiertas de oro y plata y piedras preciosas.
Su traje era de
terciopelo carmesí con galones de plata, y su sombrero se
empuñaduras: (hilts) mango
o asa ubicado al extremo de
una espada.
terciopelo: (velvet) tela de
pana.
carmesí: de color rojo.
adornaba con rico cintillo de diamantes y plumas de diversos
galones: (braids) trenzas.
cintillo: (ribbon, band) listón.
colores.
El galán se acercó a la gitana vieja y, sombrero en mano, le
dijo con mucha cortesía:
– Señora, yo quisiera hablar aparte con usted y su nieta
Preciosa.
– Diga usted cuánto quiera – contestó la vieja.
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IV. La prueba
La abuela y Preciosa se apartaron de las otras gitanas y el
galán caballero les dijo:
– Vi a Preciosa el viernes pasado en Madrid y me enamoré
de ella.
Soy noble caballero.
Mi nombre es don Juan de
Cárcamo y soy hijo del ilustre Conde de Cárcamo. El título y la
fortuna de mi padre serán un día para mí, y quiero ponerlos con
mi amor a los pies de Preciosa.
Preciosa le respondió:
– Sé que no es lo corriente que un noble señor se case con
corriente: usual, común.
una gitanilla. Y porque así lo sé, tengo que declararle a usted que
no entregaré mi amor sino al que se case conmigo.
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– Ésa es mi intención, Preciosa – dijo el galán. – Si quieres
probar la lealtad de mi amor, ponme una prueba.
– Acepto – dijo la gitanilla. – Pero, primeramente, voy a
enterarme si usted es hijo de conde. Si es verdad, usted tendrá
que dejar el palacio de sus padres para convertirse en gitano por
dos años, con el nombre de Andrés Caballero.
El caballero respondió:
– Dame ocho días para arreglar mis asuntos y despedirme
de mis padres, a quienes diré que marcho a pelear en Flandes, y
volveré aquí dispuesto a no separarme nunca más de tu lado y a
convertirme en el gitano Andrés Caballero.
Entonces don Juan montó a su caballo que estaba cerca y
volvió a Madrid.
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V. El paje otra vez
Cuando las gitanas llegaron a la capital se toparon con
se toparon con: encontraron
por accidente.
aquel paje que había dado a Preciosa el romance y la moneda de
oro. Preciosa aceptó de él otro romance después de devolverle
una moneda de oro escondida en el papel.
El paje dio a Preciosa las señas del palacio del Conde de
las señas: la dirección.
Cárcamo y las gitanas fueron allí.
Llegando ante el palacio, Preciosa cantó un romance con su
voz de perlas.
Se asomó al balcón un caballero anciano con la cruz de
se asomó: empezó a
mostrarse.
Calatrava en el pecho, que Preciosa reconoció ser – por las señas
que el paje le había dado – el Conde de Cárcamo.
– ¡Subid, niñas, que aquí os darán limosna! – les gritó el
anciano.
Las gitanas subieron al palacio.
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VI. En casa del galán
Al entrar las gitanillas en el salón del palacio del Conde de
Cárcamo, el Conde decía a su hijo y a varios huéspedes:
– Ésta debe ser la hermosa gitanilla que dicen anda
cantando y bailando por Madrid.
– Ella es – replicó don Juan –, y sin duda es la muchacha
más hermosa que se ha visto en la ciudad.
– Eso dicen algunos – replicó Preciosa, que entraba en
aquel momento –, pero sin duda se engañan.
– Por vida de mi hijo don Juanito – dijo el anciano –, que
aun eres más bella de lo que dicen, linda gitana.
– ¿Y quién es su hijo don Juanito? – preguntó Preciosa.
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– Ese galán que está a tu lado – respondió el anciano
caballero.
– En verdad – dijo Preciosa con mucha gracia – pensé que
usted hablaba de un niño de dos años. Este don Juanito pudiera
estar ya casado y no tardará tres años en estarlo, si no cambia de
gusto, y si no mienten ciertas rayas que le observo en la frente.
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VII. El galán se pone celoso
Las gitanas empezaron a bailar en el salón y Preciosa bailó
con sus pies de hada aquella seguidilla de que ya se hablaba por
con sus pies de hada:
(gracefully) con gracia.
todo Madrid.
Sucedió que, en la ligereza de las vueltas y revueltas, se le
cayó del pecho aquel papel que momentos antes le había dado el
paje enamorado.
Don Juan levantó el papel del suelo y leyó en voz alta los
primeros versos, que eran muy amorosos.
– ¡Por Dios! – dijeron todos –, tiene donaire el poeta que lo
donaire: gracia, talento.
escribió.
Pero don Juan no leyó más. El galán era celosito, y al leer
celocito: (jelous) muy celoso.
tan amorosas palabras, y al pensar que Preciosa pudiera tener
otro amor, perdió el color, y casi se desmayó. No recobró el color
se desmayó: (fainted) perdió
el sentido.
hasta que Preciosa le aseguró en voz baja que ella no tenía otro
amor.
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El anciano Conde regaló mucho dinero a las gitanillas y
éstas se fueron a su campamento.
VIII. Don Juan va al campamento de los gitanos
Ocho días pasaron y en el punto y hora prometidos
reapareció el galán ante Preciosa y su abuela que estaban
esperándole.
Lo condujeron a su campamento, y allí le dieron ropa con
que pudiera vestirse a lo gitano. Después lo llevaron a donde ya
le esperaba toda la gitanería, y lo presentaron, con el nombre de
Andrés Caballero, a los que habían de ser sus compañeros.
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IX. Andrés celoso de nuevo
Los gitanos celebraron la entrada de su nuevo compañero
con una fiesta y las extrañas ceremonias acostumbradas en tal
caso.
Andrés (que así se llamaba desde ahora en adelante),
repartió dinero entre los gitanos. También se repartieron muchas
confituras y golosinas a que los gitanos son muy aficionados.
Entre seguidillas y romances y alabanzas a Preciosa y a Andrés,
duró la fiesta hasta bien entrada la noche.
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Andrés seguía la ley de los gitanos y en todo se acomodaba
a sus costumbres; lo único que de él no podían conseguir era que
fuera con ellos a robar.
Por ciudades y aldeas, por valles y montañas, hoy en
lugares de fiesta, mañana en abruptos parajes, seguía la
caravana de los gitanos, libre de cuidados.
abruptos parajes: (rugged
places) lugares no muy
cómodos o agradables.
Y cada día la gitanilla correspondía con más agrado a las
finezas de Andrés, y éste, cada vez más enamorado de su
finezas: (zeal) bonitos
detalles.
Preciosa, se mostraba más alegre a medida que se alejaban de
Madrid; pues disminuía en él, el temor de que el Conde, su padre,
pudiera descubrir su engaño y su aventura.
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Una noche, en los montes de Toledo, se oyeron unos
grandes gritos y un furioso ladrar de los perros que guardaban el
ladrar: (parking)
campamento. Salieron algunos gitanos, Andrés entre ellos, a ver
lo que ocurría, y vieron a la luz de la luna a un hombre mozo, de
mozo: joven.
gentil rostro y talle, vestido todo de blanco como en traza de
traza: apariencia
molinero, y a quien dos perros tenían fuertemente asido a una
molinero: (millar)
asido: (seized)
pierna.
Los gitanos ahuyentaron a los perros y llevaron al mozo al
ahuyentaron: (chased away)
asustaron.
campamento, pues los perros le habían puesto en tal estado que
no podía andar.
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Lo pusieron en la tienda de Andrés, donde las gitanas le
lavaron las heridas y se las vendaron. Y mientras lo curaban, el
mozo no apartaba los ojos de Preciosa, ni Preciosa los suyos de
él, lo que daba al celoso Andrés bastante que pensar.
Al salir de la tienda, la gitanilla dijo a Andrés que el mozo
era el paje que había escrito el romance que se le cayó cuando
ella bailaba en casa del Conde.
– Lo que no comprendo – dijo Preciosa – es la causa de
este traje de molinero y de este encuentro.
– Por tu amor se habrá convertido de paje en molinero,
como yo me convertí de caballero en gitano – replicó Andrés.
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– Ay, celosito, mi amor es para uno solo, a la vez gitano y
caballero – respondió Preciosa. – No nos preocupemos más de
las intenciones del señor paje, poeta y molinero, porque él nos las
dirá algún día sin que se las preguntemos.
Y aquí acabó la plática de los enamorados, pero no los
celos de Andrés.
X. La historia de Clemente
No tardó Clemente – que así se llamaba el paje, nuestro
antiguo conocido – en curarse de todas sus heridas. Pero quedó
tan agradecido de los cuidados de las gitanillas y se hallaba tan a
gusto entre los gitanos, que decidió quedarse algún tiempo con
ellos, haciendo su misma vida y siguiendo su misma ley, aunque –
como Andrés y Preciosa – absteniéndose de robar y demás
fechorías.
absteniéndose: (refraining
from) evitar de hacer algo.
fechorías: malas acciones.
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Los gitanos querían a Clemente porque llevaba bien provista
la bolsa y no cesaba de obsequiar a los gitanos y a las gitanillas, y
era rumboso y galán.
Componía lindos versos que Preciosa
cantaba y Andrés acompañaba cumplidamente con la guitarra.
Andrés, Preciosa y Clemente llegaron a ser muy amigos; tan
amigos, que un día Clemente, por disipar los recelos de Andrés,
disipar: hacer desaparecer.
recelos: sospechas.
decidió contarles su historia. Y dijo así:
– Habéis de saber que lo que os hizo encontrarme de
noche, en este traje, a pie y mordido de perros, no fue amor, sino
desgracia mía.
Habeís de saber: Quiero que
sepáis.
lo que os hizo
encontrarme: (what made
you find me)
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Aquí dio Andrés un suspiro de satisfacción. Y Clemente
continuó:
– Yo servía en Madrid en casa de un noble señor, y era allí
tan querido y favorecido de todos que más parecía hijo que
criado.
El único hijo de este gran señor era en la edad igual a mí y
me trataba con amistad y cariño.
Sucedió que este caballero se enamoró tan perdidamente
de una hermosa doncella que nos pasábamos día y noche
rondando sus ventanas, aunque rara vez lográbamos verla, pues
su padre se oponía a estos amores.
Una noche, pasando los dos por la puerta de la dama, vimos
arrimados a ella dos caballeros embozados en sus capas, que mi
amo intentó reconocer.
arrimados a: cerca de
embozados: cubiertos,
escondidos.
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Los dos desconocidos echaron mano con mucha ligereza a
echaron mano: sacaron
las espadas y se vinieron a nosotros. Al vernos atacados, nos
nos acometimos: atacamos
acometimos con nuestras espadas. Tanto fue nuestro brío para
brío: resolución
defendernos que a los pocos momentos quedaron allí mal heridos
nuestros adversarios.
A la mañana siguiente se supo que los dos desconocidos
eran dos caballeros muy poderosos, protegidos del rey, y como
sus heridas eran graves, la justicia buscó a mi amo y a mí por
toda la ciudad.
Mi amo se ocultó en un monasterio y en hábito de fraile
pasó a Portugal. Yo tomé para escapar el disfraz de molinero. Ya
veis que fue desgracia y no amor lo que aquí me trajo.
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XI. La venganza de una mujer enamorada
Un día los gitanos partieron con dirección a Murcia,
deteniéndose en una aldea cerca de esta ciudad.
Pensaban
permanecer allí muy poco tiempo y Preciosa, su abuela, otras dos
gitanillas, el gitano jefe, Clemente y Andrés fueron a alojarse en el
alojarse: pasar la noche.
único mesón de la aldea.
Era dueña de este mesón una rica viuda, la cual tenía una
hija de dieciocho años llamada Juana Carducha, medianamente
hermosa,
pero
más
que
medianamente
entremetida
y
entremetida: persona que se
mete donde no le llaman.
desenvuelta.
Sucedió que esta Juana Carducha se enamoró de Andrés y
determinó casarse con él. Así le dijo:
– Andrés, yo soy rica doncella, pues soy hija única; y de mi
doncella: señorita.
madre son este mesón y otras dos casas más y muchas viñas y
olivares, y también muchas joyas y dineros. Pues todo esto será
tuyo si tú quieres tomarme por esposa.
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– Doncellita – replicó Andrés –, yo agradezco que te hayas
fijado en mi humilde persona, pero no puedo aceptar tu amor ni
fijado: escojido.
esa vida de príncipe que me ofreces. Porque has de saber que
los gitanos no nos casamos sino con gitanas, y que yo estoy
prometido a una, la más bella de España y del mundo entero, a la
que no dejaría por todos los tesoros de las Indias.
La Carducha casi cayó muerta al oír la desabrida respuesta
de Andrés. ¿Cómo pudo ella imaginar que así la despreciara un
desabrida: (sharp, dry)
áspera.
despreciara: dedseñara.
gitano miserable? ¡A ella, la más rica doncella de la aldea! Soltó
improperios e insultos, y juró vengarse.
improperios: (reproaches)
reproches, insultos.
A instancias de Andrés los gitanos hicieron preparativos
para salir de la aldea aquella misma noche.
Mas nada podía detener a la Carducha en su proyecto de
venganza. Tomando unos pendientes de corales y un collar, en el
momento de marchar los gitanos, los escondió todo en el fardo de
pendientes: (earrings) aretes.
fardo: (pack, saddlebag)
bolso.
Andrés.
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Entonces se puso en la puerta, gritando que los gitanos le
habían robado sus mejores joyas.
A tales voces se reunió toda la aldea. La justicia llegó y
halló las joyas en el fardo de Andrés.
En esto un bizarro soldado se destacó del grupo de mirones,
insultó a Andrés, y le dio un tremendo bofetón.
Andrés arremetió al soldado, le arrancó su propia espada de
la vaina, y lo mató.
Hubo una confusión horrible.
bizarro: (brave; the word is
used ironically here) atrevido,
valiente.
bofetón: golpe.
arremetió: atacó.
arrancó: sacó.
vaina: (scabbard) funda
donde se guarda la espada.
Preciosa se desmayó.
Clemente ya había salido de la aldea con los bagajes, y la mayor
parte de los gitanos había huido ante la justicia. La justicia sujetó
sujetó: (restrained) detuvo.
fuertemente a Andrés con dos gruesas cadenas y lo condujo a
cadenas: (chains)
Murcia para juzgarlo allí.
juzgarlo: (judge him)
condenarlo.
Con Andrés fueron Preciosa, su abuela y otros gitanos
detenidos para dar fe como testigos.
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XII. En casa del corregidor
Cuando los presos llegaron a Murcia todo el pueblo salió a
verlos, y atrajo la atención de todos la sin par belleza de Preciosa.
La nueva de su belleza y las alabanzas de su persona
llegaron a oídos de la señora corregidora, y no sabemos qué
la nueva: las noticias.
corregidora: la señora del
corregidor (magistrate’s wife.)
súplica le haría esta señora a su marido (que él era quien tenía
que juzgar a los presos), pero lo cierto fue que, mientras los otros
presos: prisioneros.
gitanos fueron conducidos a la cárcel, y Andrés encerrado en un
oscuro calabozo y cargado de grillos y cadenas, Preciosa con su
abuela fue llevada a casa del señor corregidor.
calabozo: cárcel
grillos: (fetters) esposas y
cadenas.
Era esta casa un espléndido palacio y en el más lujoso de
sus salones doña Guiomar de Meneses, la señora corregidora, en
compañía de otras nobles damas, aguardaba la llegada de la linda
gitanilla. En cuanto la vio llegar, dijo a sus amigas:
– ¡Con razón la alaban de hermosa!
alaban: (praise) hablan bien
de una persona.
Y acercándosele a ella, la abrazó tiernamente, y no se
cansaba de mirarla.
Preguntó a su abuela qué edad tendría
aquella niña.
– Quince años, señora – respondió la gitana –, dos meses
más o menos.
– ¡Ay, amigas! ¡Qué vivamente me recuerda mi desventura
la vista de esta niña! Que esa edad tendría ahora mi adorada
Constanza, la hija que me robaron en Madrid hace años – dijo
doña Guiomar, suspirando.
Preciosa, que sólo podía pensar en la gran desventura de
Andrés, y derramando abundantes lágrimas, suplicó a la
derramando: dejando caer.
corregidora:
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– ¡Por Dios, señora, diga usted al señor corregidor que el
gitano que está preso no tiene culpa, porque fue provocado; que
lo llamaron ladrón y le dieron un bofetón, siendo él inocente!
¡Diga al señor corregidor que no lo castigue, sino que haga
castigue: (punish)
justicia!
En esto entró en el salón el corregidor y Preciosa se echó a
los pies del caballero y siguió implorando.
En tanto la vieja gitana abuela de Preciosa dijo:
En tanto: Mientras tanto.
– Señores, espérenme y verán cómo, aunque me cueste la
vida, todos esos llantos van a convertirse pronto en risas.
La vieja salió del salón y volvió pronto, llevando un cofrecillo
cofrecillo: (small chest) cofre
pequeño.
antiguo, y pidió a los corregidores que pasaran con ella a otra
habitación, pues deseaba hablarles en secreto.
Allí la gitana sacó del cofrecillo un collarcito y unos
pendientes de menudas perlas, y los puso en manos del
corregidor.
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XIII. La verdad se descubre
La vieja gitana también dio al corregidor un papel doblado
en el cual el caballero leyó lo que sigue:
«Estas joyas que en este cofrecito están guardadas, traíalas
puestas cuando yo la robé a la niña Constanza de Acevedo y
Meneses, hija de doña Guiomar de Meneses y de don Fernando
de Acevedo, caballero del hábito de Calatrava.
Hícela
desaparecer de su casa de Madrid a las ocho de la mañana del
día de la Ascensión del Señor, en el año mil quinientos noventa y
cinco.»
La corregidora casi se volvió loca. Corrió hacia Preciosa y
halló en su cuello un lunarcito que de nacimiento tenía su hija
lunarcito: (small mole) marca
de nacimiento.
Constanza. Pues buscó y halló en el pie derecho un poquito de
carne con que se unían los dos últimos dedos.
Estas señales unidas al testimonio de la vieja y las joyas
confirmaron a los corregidores de un modo indudable que la
gitanilla Preciosa era su hija Constanza.
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En el regocijo general Preciosa dijo a sus padres el nombre
regocijo: alegría.
verdadero de Andrés y les contó la historia que nosotros ya
sabemos. Resultó que el padre de don Juan y el corregidor eran
muy amigos.
El corregidor perdonó a la vieja gitana y consintió que su hija
se casase con don Juan.
Pero antes del casamiento quiso
asustar a don Juan en castigo al engaño usado con sus padres.
Así, entró en el calabozo del caballero y le dijo:
– Esta noche te sacarán de aquí y te llevarán a mi casa,
donde te casarán con tu Preciosa.
Y mañana, a mediodía,
estarás en la horca.
A las diez de la noche, con una gran cadena que le ceñía
horca: (gallows) lugar para
ahorcar, matar a una persona.
ceñía: (encircled) pegado,
atado al cuerpo.
todo el cuerpo, lo condujeron a casa del corregidor. Después de
poco le quitaron la cadena a don Juan, y le dijeron quién era
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Preciosa y que podía casarse con ella cuando los Condes de
Cárcamo – ya avisados – llegasen a Murcia.
La Carducha fue encarcelada hasta que confesó su mentira,
encarcelada: puesto en la
cárcel.
y después perdonada por la generosidad de los dos enamorados.
La única tristeza vino cuando supieron que su amigo Clemente
supieron: averiguaron, se
dieron cuenta.
había embarcado para Italia.
Los padres de don Juan no tardaron en llegar a Murcia. Las
bodas fueron como correspondían a personas de tanta calidad, y
las fiestas duraron más de veinte días. Las celebraron los más
altos poetas, y aunque nuestros dos enamorados, rodeados de
dichas y riquezas, alcanzaron una larga vida y murieron ya hace
muchos años, la fama de su amor y de la belleza y gracias de
Preciosa la gitanilla durará mientras los siglos duren.
26
Roma
High School
Spanish Dept.
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