REUNIÓN DE PADRES NIVEL INICIAL

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REUNIÓN DE PADRES NIVEL INICIAL
SEDE PILAR – MARZO 2006
La importancia del Nivel Inicial en la educación
Antes de ingresar a la universidad, sus hijos están entre 14 y 16 años en la educación
formal. Por eso los invito a tener mucha paciencia.
Históricamente el desprendimiento del niño de la familia se hacía más tarde, yo ingresé a
los seis años en la primaria, hoy se hace a los 2 ó 3 años.
Por eso es muy importante ser muy cuidadosos para que el niño se vincule positivamente
con la escuela y con las maestras.
Una experiencia negativa en este nivel puede impedir un sano desarrollo en la
escolarización primaria. La maestra jardinera es imagen de todas las que vendrán, la
relación familiar con jardín es imagen de todas las relaciones que vendrán.
Por eso es muy importante velar por una buena relación del niño y de ustedes con esta etapa
de la educación inicial.
Nuestro Colegio, conocedor de la importancia del Jardín, presta mucha atención al tipo de
trabajo que realicen los chicos.
Nos hemos negado al mandato actual de la articulación por la articulación misma. Hoy
todo debe estar articulado: temas, grados, ciclos, etc.
Por este motivo, a fin de que los alumnos del secundario articulen con la universidad hemos
previsto parciales en 5º año; a fin de que se articule con 5º año hemos bajado a 4, del
secundario.
A fin de que se acostumbren a usar carpetas su implementación se ha bajado en algunos
casos a los primeros grados, generando en el chico un gasto de “energía” que debería usar
para leer y escribir.
A fin de prepararlos para 1º grado hemos convertido sala de 5 en 1º grado, y para
prepararlos para la sala de 5 hemos bajado a sala de 4, y así, si seguimos articulando vamos
a proponer un MBA a chicos de primaria.
Plutarco decía (pag. 98):
Nos hemos negamos a articular para abajo; nuestro objetivo no es convertir el jardín en una
primaria para chicos de 2 a 5 años, es un absurdo que produce consecuencias negativas.
En nuestro Jardín despertamos el deseo de aprender, trabajamos una pedagogía
preventiva, donde el niño es el centro, en donde es mirado como una persona, escuchado,
donde se respeta su edad y su vínculo con el aprender.
Un jardín con una pedagogía preventiva no quema etapas en sus alumnos.
Procuramos evitar el stress y las presiones desmedidas que tantas consultas generan con los
pediatras.
Ustedes saben que un flagelo del siglo XXI son las adicciones. Por eso el Colegio está
trabajando con Juan Pablo Berra el tema de la prevención de adicciones. Con él en un 90%
del tiempo reflexionamos sobre la comunicación. Esto lo hacemos con padres, docentes y
alumnos.
A un chico nuevo que ingresó en un grado de primaria, le pregunté si sabía qué tenía que
hacer para tener éxito en Los Robles; me dijo: “No hablar”. Imaginen una pedagogía
basada en el silencio del alumno. Recordemos que adicción es “no hablar”, “no decir”.
Nuestra pedagogía es al revés: escuchar al alumno, atenderlo, reconocer su edad, sus
tiempos, sus límites; eso evita frustraciones, etiquetamientos, miedos, inseguridades,
confusión, aspectos todos que vulneran la seguridad en sí mismo, la propia estima, y que
muchas veces lleva al niño a querer escapar de la realidad que le hacen vivir los adultos con
escapismos: tv, pc, alcohol, etc., de grandes.
Para nosotros es muy importante que la educación inicial esté articulada fundamentalmente
con el niño y centrada en él, no en el contenido. He aquí, si se quiere, la mayor diferencia
de nuestro jardín con otros jardines.
Qué esperamos de ustedes como padres: que vuestros hijos sean vuestra principal
empresa: pag. 154. Plutarco.
Modernamente, Juan Pablo II hablaba de hijos huérfanos con padres vivos; huérfanos por
nuestros trabajos, ocupaciones, etc., preguntémonos: con qué frecuencia converso con ellos,
canto, o juego con ellos; los despierto, los acuesto, les leo un cuento o rezo con ellos.
Ustedes pueden pensar: ¿cómo voy a ser un buen padre si nadie me enseñó a serlo? Esto
es una frase hecha, que es una gran mentira. Aprendimos a ser padres siendo hijos. Y
siendo padres procuramos corregir los errores que vivimos como hijos. Pero cuidado: a
veces nos pasamos al otro extremo y logramos el mismo resultado: si sentimos que fuimos
abandonados por nuestros padres, corremos el peligro, como padres, de ser
sobreprotectores, generando igual inseguridad.
Les quisiera hablar ahora de algunas ideas que pueden trabajar en casa para generar
hábitos en la vida familiar, hábitos que necesitarán vuestros hijos cuando ingresen a
nuestra Primaria.
Qué necesitará:
Respeto por el adulto: en el Colegio, son adultos los que dirigirán su trabajo. Ustedes
como padres no deben permitir que sean irrespetuosos con ustedes porque lo serán después
con sus maestras. Exijámosles actitudes amables. No le permitamos actitudes que
entorpecerán su convivencia y aprendizaje en el colegio.
Ganas de aprender: que el chico valore el conocer; y lo valora cuando ve al padre ávido
del conocimiento: lo ve ir al diccionario, lo ve leer, etc.
Hábitos de orden, obediencia y sinceridad: que no coma a cualquier hora; que no juegue
en cualquier lado; le ayudará a integrarse a un colegio que tiene horarios y lugares
pautados. Orden en sus cosas: le ayudará después el orden en la mochila. Un horario para
irse a la cama a la noche, y que duerma siempre en su cama y no en otro lugar de la casa (la
cama de sus padres...): esto ordena al chico, genera paz en la familia y ayuda a los padres a
tener un momento de intimidad. Para que haya obediencia debe haber autoridad; hay chicos
que no obedecen simplemente porque no hay autoridad que les manda. Sinceridad: ayudar
al chico a pasar de la etapa de la fantasía a la realidad.
Capacidad de comunicación: generar un momento de diálogo en familia, que cada uno
exprese lo que quiere, de buena manera, escuchando al otro. Hacer ronda: qué alegría tuve
hoy, qué tristeza tuve hoy, qué me gustó, qué no me gustó.
Capacidad de ser responsable: ¿desde cuándo? desde los dos años podemos formarlos en
la responsabilidad, responsabilidad que lo ayudará a crecer en autonomía. ¿Cómo?: con
deberes o encargos que deberá cumplir más allá de sus gustos: hacerse la cama, ordenar los
juguetes, poner su ropa a lavar, dejar ordenado el baño, levantar su plato, etc.
Todo esto va generando en el chico una capacidad de valerse por sí mismo, una
autonomía: el que se bañe solo, se vista solo, se cambie, se peine, se lave los dientes, que
ordene sus cosas, son pequeñas cosas que van generando la autonomía en el niño, que
desarrolla seguridad, propia estima, etc.
Yo he visto chicos de siete años bañados o vestidos por sus padres o personal doméstico. Y
cuando les pregunto, me responden: es más cómodo, más rápido, más ordenado; ¡pobrecito,
es tan chiquito! Cómo descubrimos estas cosas: porque generalmente son muy inseguros y
dependientes.
Al dejarlo hacer al niño, piensa: “me piden algo porque puedo, porque soy lo
suficientemente capaz de hacerlo”, “si fuera un inútil, no me lo pedirían”.
Al darle pequeñas responsabilidades estamos educando la voluntad (escuela de virtud) y
desarrollando una sana autoestima.
Thomas Edison decía: “El genio es el 1% de inspiración y 99% de transpiración”. Si
quieren genios, no se preocupen porque en el jardín aprendan cosas, sino que procuren
generar hábitos, responsabilidades, y actitudes positivas para que cuando sea más grande
pueda, porque quiere aprender contenidos.
Cómo es su hijo hoy:
El chico enredadera:
Es el chico que no hace nada por si mismo. Que siempre depende de otro: papá,
mamá, un hermano o un amigo.
A ese hijo debemos hacerlo crecer en seguridad en sí mismo, darle autonomía,
espacios propios, aumentando su capacidad de decisión.
El chico estrella:
El chico al que todos aplauden, hasta la bobada más grande.
Sería bueno señalarle también los errores, ver si esa estrella no apaga la actuación
de otros en la casa. Aumentar su modestia y humildad.
El chico tortuga:
El chico escondido en su caparazón, convencido de que no vale, temoroso. Que no
sabemos si está.
Preguntémonos porqué, a qué le tiene miedo, y procuremos los cambios y las
ayudas necesarias. Ayudémoslo a crecer, respetándole los tiempos que seguramente
serán distintos de sus otros hermanos. Démosle su lugar en la familia.
El chico Nerón:
El chico al que todo se le permite. El rey o mejor dicho el déspota de la casa. Todos
bailan a su alrededor. Todos le sirven.
Sacarle el látigo. Preguntarse porqué es así. No será que el ambiente de la casa es
así y entonces solo así se puede sobrevivir. O no será que es el único papel que ha
quedado libre para poder ser alguien. O no será que lo estamos malcriando
demasiado. Ayudarle a crecer en espíritu de servicio, de solidaridad, de
generosidad.
El chico normal:
El chico armonioso, equilibrado, que tiene premios y castigos, cuyos padres buscan
poner en práctica una educación que trabaje las virtudes que desarrollan
adecuadamente su inteligencia, su voluntad y su afectividad.
Señores padres: vuestros hijos son una cosa seria y muy importante para tener en cuenta. El
buen Dios nos dijo que sus ángeles están de continuo en la presencia de Dios Padre (por eso
cuánto vale la oración de un niño), y cuán importantes deben ser si también nos aconsejó
que para entrar en el cielo deberíamos ser como ellos.
El niño es transparente, es bueno, es una arcilla pura para ser moldeada. Nosotros,
participando del poder creador de Dios Padre, le dimos la vida. Dios creó para cada uno de
ellos un alma inmortal. Dicen que esa alma, al ser creada, ve a Dios, y por eso todos
sentimos esa nostalgia de Dios en nuestro interior, y por eso los niños tienen esa bondad,
ese amor, esa alegría, esa capacidad de ver y sentir, en cierto punto divina.
Aprendamos de nuestros hijos muchas cosas: la sencillez, la transparencia, el abandono, y
modelemos sus almas, para sentar en ellas el fundamento de la buena persona, buen
estudiante y buen cristiano que nuestro Colegio quiere para cada uno de sus alumnos.
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