VOTO PARTICULAR QUE FORMULAN LOS SEÑORES MINISTROS

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VOTO PARTICULAR QUE FORMULAN LOS SEÑORES
MINISTROS MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS Y SERGIO
SALVADOR AGUIRRE ANGUIANO, EN EL AMPARO EN
REVISIÓN 252/2012, PROMOVIDO CONTRA ACTOS DEL JUEZ
TERCERO DE LO PENAL DEL PRIMER DISTRITO JUDICIAL
DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN; FALLADO EN SESIÓN DE
ONCE DE SEPTIEMBRE DE DOS MIL DOCE.
Estamos en contra de la sentencia de la mayoría, porque
consideramos que en este caso concreto la Suprema Corte de
Justicia de la Nación no puede ocuparse del tema de
competencia del juez responsable, pues éste fue resuelto por la
autoridad jurisdiccional, en un conflicto competencial, cuya
sentencia constituye cosa juzgada que, como verdad legal, no
puede tocarse.
Como se recordará, el juicio de amparo en revisión motivo
de la ejecutoria, así como el grupo de asuntos listados para verse
en la misma fecha, plantea la necesidad de precisar qué jueces
son competentes para conocer de los delitos cometidos por los
militares, en las distintas circunstancias de hecho que se
presentan.
La razón por la que el Tribunal Pleno analizó este juicio
obedeció a lo determinado por el propio Pleno, en la resolución
del asunto varios, “caso Radilla”, pues consideró pertinente
asumir su competencia originaria para pronunciarse sobre
algunos temas relacionados con la justicia castrense.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió, por
mayoría de votos, que las sentencias de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, en las cuales el Estado Mexicano fue
parte, son obligatorias. En consecuencia, determinó que es
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vinculante la interpretación del artículo 13 de la Constitución
General de la República, hecha por ese tribunal internacional, en
el tema del fuero militar.
De tal manera que los distintos asuntos relacionados con la
justicia castrense deban verse ─consideró la mayoría─ a la luz de
esas consideraciones, para dilucidar a qué juez corresponde el
conocimiento del asunto.
No compartimos tal postura, desde luego, pues estamos
convencidos de que los criterios interpretativos emitidos por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos pueden resultar
orientadores, mas no obligatorios, para los jueces mexicanos.
Creemos, también, que es indebida la interpretación que dicha
Corte hizo del artículo 13 de nuestra Ley Suprema y que, por
tanto, no puede ser orientadora en nuestro sistema jurídico.
Al margen de estos argumentos que son el sustento de
nuestra postura sobre el tema en general, en el caso concreto
existe una peculiaridad que hace imposible que esta Suprema
Corte retome el análisis de la competencia y se pronuncie, como
lo hizo. Nos referimos a la autoridad de la cosa juzgada.
Para explicar nuestro criterio jurídico, es preciso hacer la
siguiente relatoría de los hechos probados en los autos del juicio
de amparo que nos ocupa:
I. El dieciocho de abril
de dos mil once
un civil
aparentemente fue agredido y perdió la vida en manos de
militares adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública del
Estado de Nuevo León. La escena del crimen fue alterada
por militares, quienes aparentemente colocaron en el interior
del vehículo del civil un arma de fuego y tres casquillos
percutidos.
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II. El diecisiete de mayo siguiente, el juez del fuero común
dictó auto de formal prisión por el delito contra la
administración de justicia, previsto y sancionado por la
fracción XXVII del artículo 224 del Código Penal del Estado,
y remitió los autos a un juez militar para que siga conociendo
del proceso.
III. El juez del fuero militar no aceptó la competencia para
conocer del proceso, por lo que devolvió los autos al juez del
fuero común.
IV. El treinta de junio de dos mil once, un tribunal colegiado
de circuito resolvió el conflicto competencial entre estos
dos jueces y determinó que el competente para conocer del
proceso es un juez del fuero militar.
V. El cinco de julio de dos mil once, el juez del fuero militar
dictó un auto que denominó “de reanudación de
procedimiento después de haberse dirimido un conflicto
competencial” determinó continuar el procedimiento penal en
contra del militar quejoso por los delitos cometidos en contra
la administración y procuración de justicia y consideró
válidas todas y cada una de las actuaciones practicadas por
el juez de origen.
VI. En contra de esa determinación, el militar promovió juicio
de amparo indirecto.
Cabe precisar que en sus conceptos de violación no
impugnó la competencia del juez del fuero militar, ni formuló
expresión alguna al respecto.
VII. En sentencia de fecha veintiocho de noviembre de ese
mismo año, el juez de Distrito, al que correspondió conocer
del asunto, negó la protección constitucional solicitada en
contra del auto de formal prisión.
VIII. Inconforme con la decisión, el militar quejoso interpuso
recurso de revisión.
IX. El doce de abril de dos mil doce, el Tribunal Pleno ejerció
facultad de atracción para conocer del asunto.
Como se destaca en el punto IV de la relación de
antecedentes, existe sentencia firme dictada por un tribunal
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federal en la que se determinó la jurisdicción a la que
correspondió el conocimiento del asunto penal.
Dicha resolución es cosa juzgada y jurídicamente no puede
someterse a análisis a través del juicio de amparo que se
promovió en contra del auto de formal prisión.
Al respecto, es ilustrativa, por identidad de razón, la tesis
jurisprudencial siguiente:
“CONFLICTO
COMPETENCIAL
ENTRE
TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO. SI UNO DE ELLOS
DESCONOCE EL PRINCIPIO DE COSA JUZGADA SOBRE LA
CUESTIÓN
COMPETENCIAL
Y
DECLARA
SER
INCOMPETENTE PARA CONOCER DEL ASUNTO RELATIVO,
PROCEDE REVOCAR SU DETERMINACIÓN EN RESPETO A
LA GARANTÍA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. La cosa
juzgada se instituye en el orden jurídico nacional como
resultado de un juicio regular concluido en todas sus
instancias, llegando al punto en que lo decidido ya no es
susceptible de volver a discutirse, en aras de salvaguardar
la garantía de acceso a la justicia prevista en el segundo
párrafo del artículo 17 de la Constitución Política de los
Estados
Unidos
Mexicanos.
Así,
al
existir
un
pronunciamiento definitivo sobre la competencia del órgano
jurisdiccional que debe conocer de determinado asunto,
porque en su contra no procede recurso alguno, dicha
resolución adquiere la calidad de cosa juzgada propia de
toda decisión jurisdiccional y, por tanto, es irrebatible,
indiscutible e inmodificable incluso para la Suprema Corte
de Justicia de la Nación. Bajo este tenor, si un Tribunal
Colegiado de Circuito, al resolver un recurso de revisión
interpuesto en contra de una sentencia dictada en un juicio
de amparo indirecto, decide cuál es el Juzgado de Distrito
investido de facultades para conocer del asunto en primera
instancia, tal resolución constituye cosa juzgada al derivar
de un medio de defensa inimpugnable acorde con el último
párrafo de la fracción VIII del artículo 107 constitucional,
independientemente de lo acertado o no de esa decisión.
Por tanto, un diverso Tribunal Colegiado de Circuito al
conocer en revisión del juicio de amparo indirecto resuelto
ahora por el Juez de Distrito declarado competente,
jurídicamente no puede volver a examinar ese tema
competencial; y, si lo hace declarando ser incompetente
para conocer del asunto por estimar que la revisión
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proviene de un órgano jurisdiccional incompetente, sería
con violación al principio de cosa juzgada, lo que da lugar a
revocar esa determinación atendiendo a los principios
relativos de la garantía de administración de justicia y de
seguridad jurídica, y ordenar que conozca y resuelva de
fondo el asunto puesto a su consideración. Lo anterior, en
virtud de que la cosa juzgada debe acatarse aun cuando se
estime que esa decisión pueda no ser correcta, es decir,
independientemente de la responsabilidad en la que se
pudo haber incurrido.”
Novena Época Registro: 167288 Instancia: Segunda Sala Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XXIX,
Mayo de 2009, Materia(s): Común Tesis: 2a. LIV/2009 Página: 267
Competencia 44/2009. Suscitada entre el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Cuarto Circuito y el Tercer Tribunal Colegiado en
Materia de Trabajo del mismo circuito. 6 de mayo de 2009. Cinco votos.
Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretario: Óscar Palomo Carrasco.
Si bien, coincidimos
con los Señores Ministros que
afirmaron en sesión que la competencia es un presupuesto
procesal y que como tal puede ser susceptible de ser analizado
en cualquier momento del juicio; sin embargo, estamos
convencida de que cuando éste ya fue motivo de análisis a través
del medio de impugnación jurisdiccional correspondiente y la
resolución recaída a ese medio causó estado,
existe cosa
juzgada, y bajo ningún supuesto se puede soslayar. El tema de
la competencia es susceptible de análisis en cualquier tiempo del
procedimiento
cuando
no
ha
habido
pronunciamiento
específico y firme que lo decida.
No aceptamos la postura relativa a que, en el caso, es
posible analizar la competencia, porque ello implica ignorar la
verdad legal que al respecto existe, significa desconocer la
seguridad jurídica de la cosa juzgada.
En el contexto de los derechos humanos, en que está
inmersa
la
discusión
del
tema
relativo
al
fuero
militar,
consideramos de fundamental importancia el principio de
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seguridad jurídica sobre el que descansan el orden y la paz social
de una comunidad. La firmeza de una determinación judicial que
ha causado ejecutoria, es sin duda, una de las
garantías del
estado de derecho, a través de la cual se respetan otras garantías
y derechos humanos de igual jerarquía.
Por ello, sostenemos con pleno convencimiento, que los
jueces federales no podemos ignorar (aun invocando la
protección de derechos humanos) la autoridad de la cosa
juzgada; porque, además, en la mayoría de los litigios que se
someten a nuestra potestad
intervienen como contrapartes
sujetos titulares de esos derechos humanos, y es nuestro deber
inexcusable mantenerlos en equilibrio, lo que se pone en riesgo
cuando sólo se consideran los derechos humanos de una de las
partes.
Aun más, en el caso, se estaría desconociendo una
resolución dictada por un Tribunal Colegiado de Circuito, al
resolver un conflicto competencial cuyo conocimiento original
corresponde a esta Suprema Corte.
De conformidad con la Ley Orgánica del Poder Judicial
Federal, los Tribunales Colegiados de Circuito no tiene facultades
para dirimir competencias entre fueros distintos. El artículo 37 de
la propia ley, en su fracción VI, faculta a los Tribunales
Colegiados para resolver los conflictos de competencia que se
susciten entre Tribunales Unitarios de Circuito o jueces de Distrito
de su jurisdicción en juicios de amparo; cuando el conflicto de
competencias se suscite entre Tribunales Unitarios de Circuito o
jueces de Distrito de distinta jurisdicción, conocerá el Tribunal
Colegiado que tenga jurisdicción sobre el órgano que previno.
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El artículo 21, por su parte, dispone que: “Corresponde
conocer a las Salas. Fracción VI. De las controversias que por
razón de competencia se susciten entre los tribunales de la
Federación, entre éstos y el de los Estados, entre los Estados y
algún otro, y entre de los Estados del Distrito Federal, y
cualquiera de éstos y los militares.”
La competencia originaria para conocer de estos conflictos
competenciales es de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
que la delegó a los Tribunales Colegiados de Circuito a través del
Acuerdo 5/2001, punto QUINTO, que dispone: “De los asuntos de
la competencia originaria de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, con las salvedades especificadas en los puntos tercero y
cuarto de este Acuerdo: corresponderá resolver a los Tribunales
Colegiados de Circuito: fracción II. Los conflictos de competencia,
con excepción de los que se susciten entre los tribunales
colegiados de circuito”.
De ahí que en el caso a estudio el Tribunal Colegiado ejerció
la representación de la Suprema Corte, resolvió en nuestro
nombre y, por lo tanto, opera a plenitud el principio que establece
el artículo 104 de la Constitución, en el sentido de que las
decisiones de los Tribunales Colegiados son definitivas y que en
contra de ellas no procede ningún recurso ni medio de defensa.
En el caso no se ha planteado ningún argumento ni medio
de defensa en contra de la resolución del conflicto competencial,
de oficio, en esta instancia, se desconoce su autoridad, con lo
cual estamos en disenso.
Al respecto son ilustrativas las siguientes tesis:
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“REVISIÓN EN AMPARO INDIRECTO. LA RESOLUCIÓN
DICTADA POR LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE
CIRCUITO EN LA SEGUNDA INSTANCIA, CONFORME AL
ACUERDO PLENARIO 5/2001, CONSTITUYE UNA DECISIÓN
DEFINITIVA. De conformidad con lo dispuesto en los puntos
quinto, décimo, décimo primero y décimo segundo del
Acuerdo General Plenario 5/2001, de 21 de junio de 2001, los
recursos de revisión en amparo indirecto, competencia
originaria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
serán enviados por los Jueces de Distrito y, en su caso, por
los Tribunales Unitarios de Circuito a los Tribunales
Colegiados de Circuito para que verifiquen su procedencia y
resuelvan, en su caso, sobre la caducidad, el desistimiento
o la reposición del procedimiento, así como sobre la
inconstitucionalidad de leyes locales o federales respecto
de las cuales exista jurisprudencia aplicable de este Alto
Tribunal; y que de resultar procedente el juicio, cuando el
asunto no quede comprendido en tales hipótesis de
competencia delegada, dejarán a salvo la jurisdicción
originaria de la Suprema Corte de Justicia y le remitirán los
autos sin analizar los temas de su exclusiva competencia.
En ese sentido, la resolución dictada en segunda instancia
por el Tribunal Colegiado de Circuito constituye una
decisión emitida por un tribunal terminal y, por tanto,
adquiere características de definitividad, de manera que la
Suprema Corte de Justicia de la Nación no está
jurídicamente facultada para modificarla.”
Novena Época Registro: 169798 Instancia: Primera Sala Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XXVII,
Abril de 2008, Materia(s): Común Tesis: 1a./J. 26/2008 Página: 338
Amparo en revisión 712/2003. Beatriz de la Rosa Castro. 25 de febrero de
2004. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: José de Jesús Gudiño Pelayo.
Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Emmanuel Rosales
Guerrero.
Amparo en revisión 1614/2005. César Guerrero Zavala. 30 de noviembre
de 2005. Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Eligio
Nicolás Lerma Moreno.
Amparo en revisión 293/2006. Guillermo Ochoa García. 19 de abril de
2006. Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario. Eligio Nicolás
Lerma Moreno.
Amparo en revisión 1310/2005. Río Bravo Eléctricos, S.A. de C.V. 7 de
junio de 2006. Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Eligio
Nicolás Lerma Moreno.
Amparo en revisión 1663/2006. Juan Carlos Guerrero Valle. 21 de febrero
de 2007. Mayoría de cuatro votos. Disidente: José de Jesús Gudiño
Pelayo. Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretaria: Paola Yaber
Coronado.
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Tesis de jurisprudencia 26/2008. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de veintiséis de marzo de dos mil ocho.
Nota: El Acuerdo General Número 5/2001, del Tribunal Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación citado, aparece publicado en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XIV, julio de 2001, página 1161.
“SUPREMA CORTE, IMPROCEDENCIA DEL AMPARO
CONTRA LOS ACTOS DE LA. La Suprema Corte ha
considerado que, correspondiendo a este Alto Tribunal
decidir sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de
los fallos del Tribunal de Arbitraje, cuando se tratase de
actos en que la Suprema Corte fuese parte, no habría
autoridad que pudiera decidir sobre la constitucionalidad de
los mismos, porque de hacerlo la propia Corte, se
constituiría en Juez y parte, lo que es un absurdo jurídico
pues el juicio de amparo es improcedente contra actos de la
Suprema Corte de Justicia, según la fracción I del artículo
73 de la Ley de Amparo.”
Quinta Época Registro: 367589 Instancia: Cuarta Sala Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo: CXIX, Materia(s):
Laboral Tesis: Página: 1067
Amparo directo en materia de trabajo 8926/48. Balsí Gómez Moisés. 15 de
febrero de 1954. Unanimidad de cinco votos. Relator: Gilberto Valenzuela.
“SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. SUS
FALLOS SON INATACABLES. Conforme al sistema
constitucional mexicano, la Suprema Corte de Justicia de la
Nación es el más Alto Tribunal del país, en virtud de que sus
resoluciones son inatacables, pues el orden jurídico vigente
no contempla medio alguno de defensa o mecanismo para
que aquéllas puedan ser revisadas, es decir, no existe otra
instancia jurisdiccional superior a ella. La veracidad del
enunciado anterior queda de manifiesto nítidamente en los
siguientes ejemplos: el juicio de amparo es improcedente
contra sus actos, según lo dispone expresamente el artículo
73, fracción I, de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y
107 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; en materia laboral, los conflictos que se
susciten entre ese órgano supremo y sus empleados, serán
resueltos por él mismo, tal como lo establece el artículo 123,
apartado B, fracción XII, párrafo segundo, de la Constitución
Federal; tratándose de las sanciones previstas en la
fracción XVI del artículo 107 de la Ley Fundamental, una vez
que el Máximo Tribunal de la República determina su
aplicación a las autoridades responsables, debe
consignarlas directamente ante el Juez de Distrito, es decir,
que no condiciona su proceder a la consideración del
Ministerio Público. En el caso en que la Suprema Corte de
Justicia de la Nación establece que una sentencia de
amparo ya se encuentra cumplida, resulta evidente que
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dicha determinación es irrecurrible y, por ende, ya no puede
ser materia de análisis a través de medio alguno de
impugnación o mecanismo de defensa.”
Novena Época Registro: 185303 Instancia: Segunda Sala Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: XVI,
Diciembre de 2002, Materia(s): Común Tesis: 2a. CLXXIV/2002 Página:
291
Reclamación 212/2002-PL. Ángel García Lara y otro. 18 de octubre de
2002. Cinco votos. Ponente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretario:
Alberto Díaz Díaz.
“COSA JUZGADA INDIRECTA O REFLEJA. SU EFICACIA
DENTRO DEL JUICIO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. La
institución de la cosa juzgada debe entenderse como la
inmutabilidad de lo resuelto en sentencias firmes, sin que
pueda admitirse su modificación por circunstancias
posteriores, pues en ella descansan los principios
constitucionales de certeza y seguridad jurídica; sin
embargo, existen circunstancias particulares en las cuales
la eficacia de dicha institución no tiene un efecto directo
respecto a un juicio posterior, al no actualizarse la identidad
tripartita (partes, objeto y causa), sino una eficacia indirecta
o refleja y, por tanto, el órgano jurisdiccional debe asumir
los razonamientos medulares de la sentencia firme -cosa
juzgada- por ser indispensables para apoyar el nuevo fallo
en el fondo, sobre el o los elementos que estén
estrechamente interrelacionados con lo sentenciado con
anterioridad y evitar la emisión de sentencias
contradictorias en perjuicio del gobernado. Ahora bien, si
en términos del artículo 40, párrafo tercero, de la Ley
Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo,
alguna de las partes hace valer como prueba superveniente
dentro de un juicio contencioso administrativo instado
contra actos tendentes a la ejecución de un diverso acto
administrativo, la resolución firme recaída al proceso donde
se impugnó este último y se declaró nulo, procede que el
Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa aplique
lo resuelto en el fondo de dicha ejecutoria, haga suyas las
consideraciones que sustentan el fallo y declare la nulidad
de los actos impugnados, a fin de eliminar la presunción de
eficacia y validez que, en términos de la Ley Federal de
Procedimiento Contencioso Administrativo y del Código
Fiscal de la Federación posee todo acto administrativo
desde que nace a la vida jurídica, evitando así la emisión de
sentencias contradictorias.”
Novena Época Registro: 163187 Instancia: Segunda Sala Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: XXXIII,
Enero de 2011, Materia(s): Administrativa Tesis: 2a./J. 198/2010 Página:
661
Contradicción de tesis 332/2010. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Tercero en Materia Administrativa del Tercer Circuito y Décimo
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Tercero en la misma materia del Primer Circuito. 17 de noviembre de 2010.
Unanimidad de cuatro votos. Voto concurrente de Sergio A. Valls
Hernández. Ausente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Ponente: José
Fernando Franco González Salas. Secretario: Jonathan Bass Herrera.
Tesis de jurisprudencia 198/2010. Aprobada por la Segunda Sala de este
Alto Tribunal, en sesión privada del veinticuatro de noviembre de dos mil
diez.
“COSA JUZGADA. ADQUIEREN ESA CATEGORÍA LAS
DETERMINACIONES
SOBRE
CUESTIONES
COMPETENCIALES QUE HAYAN SIDO IMPUGNADAS Y
REVISADAS
EN
LAS
INSTANCIAS
CORRESPONDIENTES.
Cuando
existe
un
pronunciamiento definitivo sobre la competencia del
juzgador, ya sea porque en su contra no procede
recurso alguno, o bien, porque tal determinación se
dictó al resolver un medio de defensa inimpugnable,
dicha resolución adquiere la categoría de cosa juzgada,
propia de toda decisión jurisdiccional que es irrebatible,
indiscutible e inmodificable. Por ello, es indudable que
en el recurso de apelación interpuesto contra la
sentencia de primera instancia, el tribunal de alzada no
puede analizar las facultades del juzgador para conocer
del asunto.”
Contradicción de tesis 121/2005-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados
Primero y Tercero, ambos del Décimo Segundo Circuito. 16 de noviembre de 2005. Cinco
votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Pedro Arroyo Soto.
Novena Época. Registro: 176341. Instancia: Primera Sala. Jurisprudencia. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo: XXIII, Enero de 2006. Materia(s):
Común. Tesis: 1a./J. 175/2005. Página 247.
“COSA JUZGADA. Es la verdad legal, y contra ello no se
admite recurso ni prueba de ninguna clase; este
principio ha sido universalmente reconocido por todas
las legislaciones, y su violación constituiría un
verdadero atentado al orden social.”
Quinta Época Registro: 285651. Instancia: Pleno. Tesis Aislada. Fuente: Semanario
Judicial de la Federación. Tomo: XIII. Materia(s): Común. Tesis: Página: 647.
Desde otro aspecto, en el expediente varios, caso “Radilla”,
se sostuvo que los criterios interpretativos del fuero militar se
generarían hacia el futuro y este asunto, en el tema de la
competencia, fue resuelto por el Tribunal Colegiado antes de que
la Suprema Corte de Justicia conociera del caso “Radilla”, por lo
que no puede encuadrar en los supuestos a que nos referimos en
aquella ocasión.
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Conclusión final
Existe, en el caso, una resolución de órgano superior que
determinó la competencia del fuero militar en los términos del
conflicto competencial correspondiente, esta decisión ejecutoria,
que constituye la verdad legal
no deriva de manera directa o
indirecta del auto de formal prisión, es una resolución jurídica que
reviste autonomía, y respecto de la cual, estamos impedidos para
hacer pronunciamiento alguno que la derribe.
Por ello, los suscritos ministros nos manifestamos en contra
de la decisión alcanzada.
_________________________________________
MINISTRA MARGARITA BEATRIZ LUNA RAMOS
____________________________________________
MINISTRO SERGIO SALVADOR AGUIRRE ANGUIANO
Guadalupe M. Ortiz.
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