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Yvonne do Amaral Pereira
Yvonne do Amaral Pereira nació en la antigua
Villa de Santa Tereza de Valença, hoy Rio das Flores,
sur del estado do Río de Janeiro, el 24-12-1906. El
padre, un pequeño negociante, Manoel José Pereira y
la madre, Elizabeth do Amaral Pereira.
Tuvo 5 hermanos más jóvenes y uno más
grande que ella, hijo del primer casamiento de su
madre.
A los 29 días de nacida, después de un acceso
de tos, le sobrevino una sofocación que la dejó como
muerta (catalepsia o muerte aparente).
El fenómeno fue fruto de los muchos complejos que acarreaba en su
espíritu, ya que en su última existencia terrestre, muriera ahogada por suicidio.
Durante 6 horas permaneció en ese estado.
El médico y el farmacéutico certificaron su muerte por sofocación. El velorio
fue preparado. La supuesta difunta fue vestida con guirnaldas y un vestido blanco
y azul. El ataúd blanco fue encargado.
La madre se retiró a un aposento, donde hizo una sincera y fervorosa
oración a Maria de Nazareth, pidiendo para que la situación se definiese, pues, no
creía que la hija estuviese muerta.
Instantes después, la criatura despertó a los llantos. Todos os preparativos
fueron deshechos. El funeral fue cancelado y la vida siguió su curso normal.
El padre, generoso de corazón, desinteresado de los bienes materiales,
cayó en la quiebra económica por tres veces, pues favorecía a los feligreses en
prejuicio propio.
Más tarde, fue nombrado funcionario público, cargo que ocupó hasta su
desencarnación, en 1935.
El hogar siempre fue pobre y modesto, conoció dificultades inherentes a su
posición social, lo que, según ella, la benefició mucho, pues bien temprano se
alejó de las vanidades mundanas y comprendió las necesidades del prójimo. El
ejemplo de conducta de los padres tuvo influencia capital en el futuro
comportamiento de la médium.
Era común albergar en la casa personas necesitadas y mendigos.
A los 4 años ya se comunicaba audio-visualmente con los espíritus, a los
cuales consideraba personas normales encarnadas. Dos entidades eran
particularmente queridas: el espíritu Charles, a quien consideraba su padre terreno
real, debido a los recuerdos vivos de una encarnación pasada, en que este
espíritu fuera su padre carnal.
Charles, el espíritu elevado, fue su orientador durante toda su vida y
actividad mediúmnica.
El espíritu Roberto de Canalejas, que fue médico español a mediados del
siglo XIX era la otra entidad por la cual sentía un profundo afecto y con la cual
tenía ligaciones espirituales de larga data y deudas a saldar.
Más tarde, en la vida adulta, mantenía contactos mediúmnicos regulares
con otras entidades no menos evolucionadas, como el Dr. Bezerra de Menezes,
Camilo Castelo Branco, Frederic Chopin y otras.
A los 8 años se repitió el fenómeno de catalepsia, asociado a un
desprendimiento parcial. Aconteció en la noche y la visión que tuvo, la marcó por
el resto de su vida. En espíritu, fue a pararse ante una imagen del “Sehor dos
Passos”, en la iglesia que frecuentaba. Pedía socorro, pues sufría mucho. La
imagen, entonces, cobrando vida, le dirigió las siguientes palabras: “Ven conmigo
hija mía, será el único recurso que tendrás para soportar los sufrimientos que te
esperan”, aceptó la mano que le era tendida, subió los peldaños y no recordaba
más nada.
De hecho, Yvonne Pereira fue una criatura infeliz.
Vivía acosada por un inmenso recuerdo del ambiente familiar que tuviera en
su última encarnación en España y que recordaba con extraordinaria claridad.
Consideraba sus familiares, principalmente su padre y hermanos, como
extraños. La casa, la ciudad donde vivía, eran totalmente extrañas. Para ella, el
padre verdadero era el espíritu Charles y la casa, la de España. Esos sentimientos
desencontrados y el afloramiento de las facultades mediúmnicas, hacían que
tuviese un comportamiento considerado anormal por sus familiares.
Por ese motivo, hasta los diez años, pasó la mayor parte del tiempo en la
casa de su abuelo paterna. Su hogar era espírita.
A los 8 años tuvo el primer contacto con un libro espírita. A los 12, el padre
le regaló “El Evangelio según el Espiritismo” y “El Libro de los Espíritus”, que la
acompañarían por el resto de su vida, siendo su lectura repetida, un bálsamo en
las horas difíciles.
A los 13 años comenzó a frecuentar las sesiones prácticas de Espiritismo,
que mucho le encantaban, pues veía a los espíritus comunicantes.
Tuvo como instrucción escolar la escuela primaria. No pudo, por motivos
económicos, hacer otros estudios, lo que representó una gran prueba para ella,
pues amaba el estudio y la lectura.
Desde luego tuvo que trabajar para su propio sustento, y lo logró realizando
costuras, bordados, encajes, flores, etc... La educación patriarcal que recibió, hizo
que viviese apartada del mundo. Esto, por un lado, favoreció el desenvolvimiento y
recogimiento mediúmnico, pero por otro, la tornó excesivamente tímida e triste.
Como ya vimos, la mediumnidad se presentó en los primeros días de vida
terrena, a través del fenómeno de catalepsia, llegando a ser éste, un fenómeno
común en su vida a partir de los 16 años.
La mayor parte de las informaciones de más allá del túmulo, de los
romances, de las crónicas y cuentos relatados por Yvonne Pereira, fueron
recolectados del mundo espiritual a través de este proceso, y en la hora del sueño
reparador.
Su mediumnidad, sin embargo, fue muy diversa. Fue médium psicógrafo y
recetista (hacía recetas Homeopáticas) asistida por entidades de gran elevación,
como Bezerra de Menezes, Charles, Roberto de Canalejas, Bittencourt Sampaio.
Practicó la mediumnidad de incorporación y pasista. Poseía mediumnidad
de efectos físicos, llegando a realizar algunas sesiones de materialización, mas
nunca sintió atracción por esta modalidad mediúmnica.
Los trabajos, en el campo de la mediumnidad, que más le gustaba hacer
eran los de desdoblamiento, incorporación y recetar.
Como fue dicho, a través del desdoblamiento nocturno era que Yvonne
Pereira navegaba por el mundo espiritual, amparada por sus orientadores,
colectando las crónicas, cuentos y romances con los cuales hoy nos deleitamos.
Como médium psicofónica, podía entrar en contacto con obsesores,
obsesados, y suicidas, a los cuales, les tenía un cariño especial, siendo que
muchos de ellos se tornaron en espíritus amigos.
Con las recetas homeopáticas trabajó en diversos centros espíritas de
varias ciudades en las que vivió durante sus 54 años de actividad.
Fue una médium independiente, que no se sometía a los obstáculos
burocráticos que algunos centros ejercen sobre sus trabajadores, seguía siempre
a la “Iglesia de lo Alto” y el ejercicio de la caridad a cualquier hora y cualquier día
en que fuese requerida por los sufrientes.
Fue una esperantista convencida y trabajó arduamente en su propaganda y
difusión, a través de la correspondencia que mantenía con otros esperantistas,
tanto en el Brasil, como en el exterior.
Desde muy pequeña cultivó el estudio y a la buena lectura.
A los 16 años ya había leído obras de los grandes autores como Goethe,
Bernardo Guimarães, José de Alencar, Alexandre Herculano, Arthur Conan Doyle
entre otros.
Escribió muchos artículos publicados en diarios populares. Los cuales todos
se han perdidos.
La obra mediúmnica de Yvonne Pereira consta de 20 libros, entre los que
se destacan: “Memorias de un Suicida” y “Recuerdos de la Mediumnidad” .
Yvonne do Amaral Pereira desencarnó en Río de Janeiro el 19-03-1984.
Fuente: Jornal Macaé Espírita - Nº 289/290 – Enero y Febrero del 2000; Biografía compilada
por Rocky Antonio Valencia Oyola, y traducido al español por la Dra. Claudia Marta MaglioEsteban.
Una hermosa anécdota:
Era la mañana del 18 de julio de 1998, en la ciudad Valenca de Río de
Janeiro y comenzaban las actividades en la “Librería Espírita Yvonne Pereira”.
Augusto Marque de Freitas, observó un señor de mediana edad que acompañado
por su hija de 20 años se habían parado frente a la puerta del local. Ambos
vestían ropas muy sencillas y aparentaban venir de un barrio pobre de la ciudad.
De pronto la joven gritando emocionada le indicó a su padre, el libro “Enjugando
Lágrimas” de F. C. Xavier y E. Barbosa-Diversos Espíritus.
Entraron ambos a la librería, y el padre emocionado le explicó a Freitas que
habían venido de muy lejos a solucionar un problema que los tenía muy
preocupado. Hacía pocos días había soñado con una “señora” que le indicaba con
insistencia que leyera ese libro, pues mucho le iba a favorecer el entendimiento de
ciertas cosas que estaba pensando hacer, incluso atentar contra su vida…
Freitas intentó averiguar quién era la “señora” del sueño, pero ni tiempo tuvo para
eso, pues de pronto, el hombre declaró:
-“Mira, ella está allí, hija mía!”- señalando una fotografía de Yvonne Pereira
expuesta en una pared dela librería. Y prosiguió eufórico:
-“Fue esa señora la que se me apareció en el sueño, diciéndome que debía
leer este libro!. Voy a llevarlo!”
En ese momento Freitas tuvo la certeza de que el espíritu Yvonne Pereira,
una vez más, había auxiliado a una persona con la mente confundida y
preocupada con la problemática que atravesaba en la vida, la condujo hasta la
librería.
Éste era ya el cuarto caso semejante, donde varias personas con cierto
desequilibrio emocional, y tendencias a la obsesión, mostrando actitudes
peligrosas, conforme declararon, fueron hasta la librería a la cual Yvonne Pereira
prestó el nombre, para recibir orientación y palabras de aliento.
(Extractado del “Anuario Espírita” 2004 (Lo posible acontece)
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