Nota del Dr. Raúl Grigera, en su carácter de Jefe del Departamento

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Departamento de Ciencias Biológicas – Facultad de Ciencias Exactas (UNLP)
Sr. Decano de la Facultad de Ciencias Exactas
Prof. Dr. A. Bibiloni
S/D
Señor Decano:
Me dirijo a Ud., por decisión unánime del Consejo Departamental del Departamento de
Ciencias Biológicas, a efectos de solicitar la designación del Dr. Gabriel Favelukes como
Profesor Extraordinario de esta Facultad.
El Dr. Favelukes ha solicitado acogerse a los beneficios de la jubilación, asimismo ha
manifestado estar dispuesto a continuar colaborando con la Facultad. Es entonces
cuando debemos considerar el mecanismo apropiado que garantice la continuidad de
las tareas del Dr. Favelukes, mecanismo que el Estatuto de la Universidad prevee.
La jubilación del Dr. Favelukes era un acontecimiento previsible y en razón de ello, he
recibido diversas notas en las que se me solicita se tramite la designación del Dr.
Favelukes como Profesor Emérito. Dichas notas, que acompaño a la presente,
provienen de ex discípulos, discípulos que continúan bajo su dirección y Profesores de la
Facultad quienes, pese a no haber tenido ninguna de las relaciones antedichas, conocen
la trayectoria del Dr. Favelukes y su labor en pro de la Química Biológica, la Facultad y
la Universidad, a las que ha dedicado la mayor parte de su vida.
A riesgo de reiterar conceptos vertidos en las cartas que he recibido quiero puntualizar
algunos aspectos por los que considero que la designación del Dr. Favelukes como
Profesor Emérito de nuestra Facultad sería un acto de verdadera justicia, beneficio para
la Facultad y gratitud para con uno de sus Profesores.
Tanto por experiencia personal como por referencias, es bien conocida la situación de la
Química Biológica, en nuestra Facultad antes de la llegada del Dr. Favelukes. Para ser
breve, todos sabemos que la situación era deplorable; carente de actualización,
contenido científico y dedicación. La llegada del Dr. Favelukes, entonces un jóven
investigador, produjo un punto de inflexión en el proceso y al cabo de un tiempo,
nuestra Facultad se ha convertido en un sinónimo de excelencia y calidad científica en
el campo en cuestión. Puede argüirse que la transformación no fue obra exclusiva de
una sola persona, pero también debemos admitir que gran parte de las personas que
colaboraron en el proceso fueron discípulos del Dr. Favelukes. Ahora sus discípulos y
discípulos de sus discípulos colaboran no solamente en la Facultad sino que realizan
actividades de excelente nivel académico en diversos ámbitos.
Me cabe el honor de haber sido uno de sus discípulos, tal vez el más atípico por la
orientación de mi actividad y la característica de haber tenido simultaneamente más de
un Maestro – porque de éso estoy hablando. Esta característica quizás sea la que me
brinda una visión más acabada de lo que significó y significa para cualquier Universidad
el poseer un Profesor del la calidad científica y humana del Dr. Favelukes. Su completa
falta de especulación e intereses personales, su dedicación, su esfuerzo por garantizar
las condiciones de trabajo para sus discípulos – más de una vez en desmedro de sus
propias necesidades – su poder de percepción sobre los problemas científicos, para citar
solo alguna de sus cualidades, hacen del Dr. Favelukes una persona invalorable. En mi
paso por su laboratorio he podido discutir problemas de Química Biológica, energética,
plegamiento de proteínas, mecánica estadística y muchos otros, que quizás el propio
Favelukes no recuerda ni valora, a un nivel y con una visión que excede el valor medio.
Algunos de esos conceptos son aún hoy fuente de inspiración para mi actividad
científica. En esos momentos recuerdo también al Dr. Favelukes con su guardapolvo
gris en el suelo reparando la única centrífuga preparativa del laboratorio, cuya
complejidad mecánica y electrónica excedía la habilidad de los técnicos circundantes.
No quiero que esta nota refleje la impresión de que estoy hablando de una persona
perfecta. Desacuerdos, opiniones y acciones a las que podemos juzgar como errores,
ciertamente han existido. Los posibles desacuerdos, generalmente en el rango de
conceptos opinables no pueden empañar en absoluto la trayectoria del Dr. Favelukes.
Creo que la designación del Dr. Favelukes como Profesor Emérito sería un acto de
justicia, ya que sería un reconocimiento de la tarea que ha realizado a lo largo de
muchos años a favor de la Facultad y un beneficio ya que aún puede brindar a nuestra
Casa muchos años más de fecunda labor. En cuanto a la gratitud; el Dante reserva el
último de los infiernos, por debajo de los asesinos y depravados, a los traidores y los
ingratos. Los que hemos recibido, no favores personales pero sí el beneficio de su labor,
no queremos caer en la ingratitud.
Sin otro particular, saludo a Ud. con la más distinguida consideración.
Prof. Dr. J. Raúl Grigera
Jefe del Departamento de Ciencias Biológicas
22 de diciembre de 1993
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