PALABRA QUE DA VIDA ¡¡¡NECIOS!!! YA BASTA DE ACUMULAR -Reflexionemos-

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PALABRA QUE DA VIDA
-Reflexionemos-
¡¡¡NECIOS!!! YA BASTA DE ACUMULAR
EL
SER SANTOS… SER FELICES…
COMO SAN MARTÍN DE PORRES
MAYOR BIEN HUMANO ES LA
VIDA EN SÍ MISMA. Y ÉSTA NO SE ALMARTÍN
CANZA ACUMULANDO COSAS, SINO GANANDO ESPACIOS DONDE ELLA
FLOREZCA EN TODO SU ESPLENDOR: UNA SOCIEDAD JUSTA, UN SER HUMANO NUEVO, UNA NATURALEZA RESPETADA Y PROTEGIDA.
VIERNES 17 DE OCTUBRE DE 2014
Del Evangelio según san Lucas 12, 13-21
Dijo uno del público a Jesús: -«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.» Él le contestó: -«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o
árbitro entre ustedes?» Y dijo a la gente: -«Miren: guárdense de toda clase
de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus
bienes.» Y les propuso una parábola: -«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde almacenar la
cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré
otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha.
Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para
muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo:
"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién
será?" Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS:
EFESIOS 2, 1-10 - DIOS NOS HA CREADO EN CRISTO JESÚS,
PARA QUE NOS DEDI-
QUEMOS A LAS BUENAS OBRAS QUE ÉL DETERMINÓ PRACTICÁSEMOS.
SALMO 99 - EL SEÑOR NOS HIZO Y SOMOS SUYOS
CONTEXTO – El tema de fondo en el evangelio de hoy es el dinero, la riqueza. A Jesús le piden que sirva de árbitro frente a una
situación marcada por el acaparamiento, la eficacia económica, la
posición social, los medios para vivir. ¿Será una nueva trampa que
le tienden sus enemigos, que ahora lo llaman juez y le piden que
intervenga aplicando su justicia? Pues sea lo que sea, Jesús va más
allá de una simple conciliación de un pleito de hermanos, y esto
hemos de entenderlo muy bien, porque aquí está la clave de la enseñanza: Jesús no vino a reformar el sistema religioso, ni las costumbres, y tampoco la práctica religiosa del judaísmo. Jesús vino a
inaugurar un tiempo nuevo y decretar la llegada inminente del
Reino de Dios en medio de la humanidad.
PARA REFLEXIONAR
EL DINERO… EL DINERO…
La segunda parte de la instrucción a los discípulos antes de comenzar la enseñanza a las multitudes tiene que ver con un
asunto muy debatido: la plata, el dinero, que tiene en cada uno de nuestros países un nombre popular típico...
El dinero siempre es fuente de conflictos, agresiones y opresión.
Uno quita a otro sus derechos por apoderarse de un capital. Los
empleados públicos se corrompen dando y recibiendo sobornos.
Los candidatos a altos cargos del estado reciben dineros
de dudosa procedencia. Fondos destinados a obras sociales van siendo «serruchados» a su paso por las diversas
dependencias burocráticas de la administración del Estado y
llegan a su destino muy disminuidos, incluso a veces no llegan.
En toda campaña electoral se aparecen dineros que vienen de nadie sabe dónde... Malversación de fondos, tráfico de influencias, especulación financiera, fuga de capitales, quiebras empresariales ficticias...
De este modo la sociedad se convierte en un mercado donde se
negocia con la honestidad, la justicia y el derecho. La ambición,
al acaparamiento y el enriquecimiento se tornan entonces, en la
medida de toda acción interhumana dando al traste con los
grandes valores que deben sostener la sociedad.
En medio de este imperio del dinero, Jesús clama por una
comunidad fraterna donde se respete el derecho y la dignidad de las personas. Para llegar allá, es necesario cambiar
nuestra actitud ante el dinero. Es necesario dejarlo de considerar el bien supremo, el mayor valor. Es necesario no creer que
su poder es omnipotente y superior a la acción de Dios. En pocas palabras, Jesús nos pide que pongamos a Dios y su reinado
como supremo valor de nuestra vida, y que le quitemos ese lugar al dinero. De esto depende la salvación, pues, ¿qué saca el
ser humano con atesorar bienes y capitales si a cambio lo
único que obtiene es explotación, marginación y la destrucción de la naturaleza?
La comparación que Jesús propone para comprender la ficción
que en nuestras mentes crea la riqueza, nos debe ayudar a
comprender que el mayor bien humano es la vida en sí
misma. Y que ésta no se alcanza acumulando cosas, sino ganando espacios donde ella florezca en todo su esplendor: una
sociedad justa, un ser humano nuevo, una naturaleza respetada
y protegida.
PARA ORAR
Dios, Padre bueno y misericordioso:
Buscamos con frecuencia seguridad y garantía
en cosas que anhelamos poseer y acaparar.
No permitas que las cosas nos posean y controlen.
Cuando nuestras riquezas supongan pobreza para otros,
cuando nuestra vida suponga muerte para otros,
enséñanos la alegría del compartir y danos el valor
de buscar primero las riquezas de tu reino
por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
PARA ACTUAR
– Aunque ya estemos bien orientados en
la vida de fe y centrados en los valores de Dios, podemos pre-
guntarnos si de alguna manera no se nos pega también la idolatría del dinero que reina en el mundo, y si no tendríamos que
relativizar algo nuestras preocupaciones materiales.
DIÓGENES Y LAS LENTEJAS
Diógenes "El Cínico" estaba un día cenando lentejas. En cambio,
el filósofo Aristipo vivía con lujo adulando a Alejandro Magno.
"Si fueras sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura
de lentejas” —le dijo Aristipo—.
Diógenes le contestó: "Si aprendieras a comer lentejas, no tendrías que degradarte, adulando al rey; no necesitarías tantas
cosas".
Un consejo. Recorran los escaparates de una ciudad, llenos de
artículos, repitiendo como hacía un antiguo filósofo: ¡Esto me
sobra, esto me sobra, esto me sobra! Interioricen, si pueden, la frase de santa Teresa: "¡Solo Dios basta!".
«Lo que has acumulado, ¿de quién será?»
Nuestro tiempo padece de hambre
de pan y hambre de abrazos.
Eduardo Galeano
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