algunos aspectos sobre la apropiacion y renta de la tierra en colombia

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ALGUNOS ASPECTOS SOBRE LA APROPIACION Y RENTA DE LA TIERRA EN
COLOMBIA
Diego Roldán Luna, Académico de número
Aunque este epígrafe me compromete con este selecto auditorio de colegas y amigos
en relación con la extensión y profundidad que un tema de este calibre requeriría, me
es útil, sin embargo, para introducir y compartir con ustedes en una temeraria
síntesis, algunas inquietudes académicas en el marco de la coyuntura actual de la
nación colombiana. En este tema voy a referirme fundamentalmente al espacio rural
apartándome de lo concerniente a la propiedad urbana y todos los temas conexos
Cuando hablamos de la tierra nos estamos refiriendo a un conjunto de recursos
inherentes al suelo y al subsuelo y por lo tanto este concepto trasciende el espacio
destinado a la siembra de cultivos y cría de ganado, e incluye entonces otros recursos
como bosques, yacimientos minerales, fauna y flora, fuentes de agua, entre otros.
El concepto de renta capitalista de la tierra en los clásicos
Aunque para muchos el orden propuesto en este trabajo no sería el más apropiado
históricamente, he querido iniciar esta disertación trayendo algunas precisiones sobre
el concepto de renta capitalista de la tierra, por cuanto, como se verá más adelante en
el texto, es éste un
referente importante
frente a la enorme complejidad que el
fenómeno de la propiedad y de la renta de la tierra en Colombia, presenta a través de
formas y connotaciones sociales y políticas diferentes.
Para el ilustre
pensador inglés
David Ricardo, sagaz corredor de bolsa y
posteriormente próspero terrateniente, la naturaleza de
la renta de la tierra se
explicaba estrictamente a partir de dos elementos constitutivos: la propiedad sobre la
tierra y el o los productos que de su uso o explotación se obtuvieran.
Esta primera afirmación de Ricardo estaba, a mi juicio, relacionada con dos
inquietudes que le surgen en su reflexión, a saber:
1
a) La necesidad de aclarar
si la apropiación de la tierra y la creación consecuente de
la renta ocasionarían alguna variación en el valor relativo de los bienes obtenidos en
ese suelo, independientemente de la cantidad de trabajo necesario para producirlos. Es
decir si esa apropiación y su renta derivada influirían en el precio natural de esos
bienes.
b) La necesidad de distinguir el concepto de renta, por una parte del que surge en el
lenguaje popular que identificaba la renta como cualquier suma anual pagada por el
agricultor a su terrateniente por el uso del suelo y, por otra, de la tradicional
concepción que de renta existía aplicada al interés y la utilidad del capital, lo cual
para él no era, por supuesto, el caso.
“La renta es aquella parte del producto de la tierra que se paga al terrateniente por el
uso de las energías originarias e indestructibles del suelo1 escribía en 1817 el inglés,
como parte de su libro “Sobre los Principios de Economía Política y Tributación”.
Esta concepción de renta constituye para Ricardo el punto de partida para introducir
la diferencia de quantum de rentas debida a distintas condiciones del suelo, lo cual
trae a colación con su conocido
ejemplo de dos haciendas vecinas de la misma
extensión y de la misma fertilidad natural, una de las cuales poseyera todas las
posibilidades ofrecidas por edificios agrícolas y que
además estuviera debidamente
abonada y drenada y ventajosamente distribuida por cercas, vallas o muros, y, la otra
no poseyendo esas mismas ventajas, concluyendo entonces que se pagaría una
remuneración mayor por el uso de la primera que por el de la segunda, pero que en
ambos casos la remuneración en cuestión se denominaría renta.
En otras palabras, Ricardo ilustraba como solo una porción del dinero o equivalente,
pagado como renta por la hacienda mejorada, se daría por las “energías originarias e
indestructibles del suelo” y la otra por la introducción del capital para mejorar la
calidad del suelo y para erigir los edificios necesarios a la obtención y conservación del
producto obtenido.
1
/ Principios de Economia Política y Tributación Cap II pag 51, F.C E 1985
2
Cuarenta años después, dentro de su profundo análisis del Capitalismo, Carlos Marx
elabora y decanta esta reflexión ricardiana, aportando respectivamente los conceptos
de Renta Absoluta y las dos formas de Renta diferencial. 2/ La Renta absoluta la
define como la parte de la plusvalía de que se apropian los terratenientes gracias al
monopolio de la propiedad privada sobre la tierra, independientemente de la fertilidad
del suelo y del lugar de emplazamiento de las haciendas, así como del rendimiento de
las inversiones adicionales de capital en un mismo terreno.
En términos muy generales, por supuesto, para el caso de la forma I de
diferencial,
Renta
Marx la define como el excedente de la ganancia obtenida como
consecuencia de la diferente productividad de los capitales invertidos en tierras
desiguales por su fertilidad natural o por su situación respecto al mercado y, para el
caso de la forma II de Renta Diferencial, que tiene su punto de partida en la I,
considera como ese excedente sobre la ganancia obtenido
la
gracias a inversiones
adicionales de capital, relativamente mas productivas. En esta ultima instancia, a
diferencia de lo que ocurre con el caso I, la renta II nace debido a la intensificación de
la agricultura y sería
típica del capitalismo rural que ha alcanzado un nivel mas
elevado de desarrollo.
Por supuesto que un avance de Marx sobre el análisis ricardiano, fue mostrar que la
renta diferencial no necesariamente se obtiene al pasar sucesivamente de cultivar las
tierras mejores a cultivar
las peores, como argumentaba Ricardo, sino que, por el
contrario, se dan también casos inversos, donde tierras de una clase inferior
determinada se trasforman en tierras de otra clase superior, gracias a los progresos de
la técnica agrícola y por lo tanto a una mayor inversión de capital.
Al final de su capítulo sobre la renta, Ricardo presenta una interesante síntesis de su
reflexión, concluyendo que “al hablar de la renta del terrateniente, la hemos
considerado más bien como la proporción del producto obtenido con un cierto capital en
una hacienda determinada, sin referirnos a su valor de cambio. Pero como la dificultad
de producción, eleva el valor de cambio del producto primario y eleva también la
/ Marx, C “EL CAPITAL, Tomo III, Capítulos XXXVIII, XXXIX, XL, XLI, XLII, XLIII, XLIV y XLV, F.de C.
Económica 5ª edición 1968, páginas 596-716
2
3
proporción del producto primario pagado al terrateniente por concepto de renta, es obvio
que el terrateniente se beneficia doblemente con la dificultad de producción: primero
obtiene una mayor parte y, segundo, el bien con que se le paga alcanza un valor más
elevado”3/
A esta altura de su análisis, Ricardo concluye que los precios de los productos tienen
una dinámica diferente a la del quantum de renta del suelo donde se producen, pero
que los primeros y la segunda están efectivamente vinculados. Lo que descubre
Ricardo, entonces, es que el precio de lo bienes depende de la productividad del trabajo
asociada al capital empleado y que la renta no es un elemento de ese precio, sino que
constituye una porción de la ganancia obtenida por dicho capital. En otras palabras,
hace parte del excedente o plusvalía global obtenido por el capital.
La propiedad y renta de la tierra en otros contextos no capitalistas de producción
Hasta aquí una mirada a la renta de la tierra en el marco de la producción agraria
mercantil capitalista, a la
cual, de manera diferenciada y en distintos niveles,
ha
estado vinculada en Colombia buena parte de la producción agrícola, forestal y una
menor porción de la explotación ganadera y minera
especialmente en el discurrir
tecnificadas, todo ello
del siglo XX anterior y el actual de la historia
colombiana.
Sin embargo, en Colombia, distintas formas de propiedad, uso y renta de la tierra han
coexistido y más aún se han reproducido dialécticamente, vinculadas en mayor o
menor grado a relaciones no capitalistas de producción y de propiedad de la tierra, así
éstas sean, en mayor o menor grado,
funcionales
a la economía de mercado
capitalista. Es así como el latifundio o gran propiedad no capitalista territorial,
la
pequeña propiedad campesina, las tierras de comunidades indígenas, negras y otras
minorías étnicas, el colonaje y la aparcería en sus distintas formas y arreglos, han sido
parte de la historia social y política de Colombia y por supuesto sus actores sociales
han sido protagonistas en el conflicto social que hoy, por voluntad política de unos
cuantos, se quiere mágicamente desconocer como existente en este país. Por supuesto
3/
Ibídem Pág. 63.
4
que este conflicto ha tenido, en buena parte,
que ver
precisamente con la
apropiación de tierras y con el desplazamiento forzoso de una considerable parte de
esos actores sociales, y la consiguiente agudización de la concentración de la tierra en
pocas manos.
Concomitante a
lo anterior, formas no capitalistas de renta se han desarrollado
inherentes a estas distintas formas de propiedad, apropiación y uso de la tierra: la
renta en especie a partir de arreglos diferentes de aparcería, donde el dueño de la
tierra comparte en distintas proporciones el producto obtenido por el aparcero; la renta
en trabajo como forma feudal recreada en algunas zonas del país pero además
presente en distintas modalidades de intercambio de trabajo entre pequeños
productores; y, finalmente, la renta en dinero como parte de la práctica productiva y
de uso y acceso a la tierra en el marco de la pequeña y mediana propiedades a partir
de pequeños arrendatarios.
En este contexto, las formas salariales de remuneración capitalista expresadas
principalmente en el jornaleo, permanecen y se recrean como formas suplementarias o
complementarias de contratación de fuerza de trabajo necesaria para la realización
permanente o estacional de tareas relacionadas con la producción agraria.
Una mirada a las múltiples cifras suficientemente conocidas, sobre la aberrante
concentración de la tierra en Colombia, nos sugiere con mucha elocuencia que las
formas predominantes de tenencia son precisamente aquellas en cuyo marco no se
desarrollan explotaciones agrícolas y ganaderas capitalistas y, que por lo tanto la
fuente de sus rentas correspondientes, provienen mayoritariamente de formas
atrasadas de producción basadas en la propiedad y apropiación coactiva del suelo y la
sobre-explotación de la fuerza de trabajo.
Rentas de Monopolio de la Tierra
Permítanme introducir esta sección, compartiendo con ustedes las siguientes frases
tomadas del texto “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”. Marx nos dice: “Los hombres
hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias
5
elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias existentes con las cuales
ellos se encuentran directamente y que les han sido legadas por el pasado.” Y continua:
“La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de
los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y a
transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria
es precisamente cuando conjuran temerosos en su exilio los espíritus del pasado, toman
prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de
vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia
universal.”4/
Habiendo sido la tierra durante siglos la fuente de la producción, su posesión y
concentración ha significado poder. Los hombres para dominar a otros han utilizado la
fuerza, nos dice Alexis de Tocqueville 5/ y “no se reconoce más origen del poder que la
propiedad territorial”.
No es casual que en su teoría de la renta, David Ricardo utilice complementariamente
los términos
“apropiación y propiedad de la tierra”, mostrando, quizás sin
proponérselo, como el primero de esos términos, apropiación, expresa un proceso y, el
segundo, propiedad, indica una consolidación en Derecho.
De igual manera, Carlos Marx, con lujo de detalles y basado en exhaustiva información
fruto de sus incansables investigaciones, nos ilustra en el capítulo XXIV del primer
tomo del Capital, como la propiedad histórica
de la tierra se ha dado en un contexto
de acumulación originaria, la cual, nos dice el pensador alemán “no es, pues, más que
el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción.” En ese
trabajo y tomando la experiencia de la Inglaterra del siglo XIV como referente, Marx
ilustra como “Los grandes señores feudales, levantándose tenazmente contra la
monarquía y el parlamento, crearon un proletariado incomparablemente mayor, al
arrojar violentamente a los campesinos de las tierras que cultivaban y sobre las que
éstos tenían los mismos títulos jurídicos feudales que ellos, y al usurparles sus bienes
/ Marx, C “El 18 Brumario de Luis Bonaparte” en C. Marx/F. Engels: Obras escogidas en tres tomos,
Editorial Progreso Moscú 1981, Tomo I, página 404.
5 / De Tocqueville, “La Democracia en América”, Alianza Editorial Madrid ,1980, pág. 10
4
6
comunales.” 6/Marx además nos ilustra cómo fue precisamente el
auge
de las
manufacturas laneras de Flandes y la consiguiente alza de los precios de este
producto,
lo que sirvió de estímulo
directo para estos abusos en Inglaterra. Un
producto económicamente avasallante, en este caso, legal, provocó hace casi seis siglos
estos cruentos desplazamientos.
Conocemos muy bien como se dio la apropiación institucional de la tierra en el marco
de la Conquista y principios de la Colonia en América Hispana. Esta estructura
colonial no se modifica con la llamada independencia, pues la tierra siguió siendo un
factor fundamental de contradicción social, con claras
económicas. Los intereses de
comerciantes,
connotaciones políticas y
artesanos y fabricantes de algunas
manufacturas representaban uno de los polos de la contradicción, estando en el otro
extremo los terratenientes y los mineros que defendían su enorme patrimonio. El
latifundio crece aún más después de la independencia.
El siglo XX, en sus primeras décadas, muestra ya un panorama de tenencia de la
tierra con características de gran concentración. Al mismo tiempo, una sucesión de
muy conocidas leyes agrarias con intencionalidad redistributiva aparecen a partir de
los años 30. Pero como, al respecto, nos recuerda el economista John Galbraith
7
/:
“Desafortunadamente algo de nuestra actual discusión de la reforma agraria
en los países subdesarrollados procede como si ella fuera algo que los
gobiernos proclaman en una bella mañana, de dar tierra a los que la cultivan
de la misma manera como podrían dar pensiones a los antiguos soldados o
como podrían reformar la justicia. De hecho, una reforma agraria es un paso
revolucionario; ella transfiere poder, propiedad y estatus de un grupo de la
comunidad a otro. Si el gobierno de un país es dominado o fuertemente
influenciado por grupos terratenientes - de aquellos que están perdiendo sus
prerrogativas - nadie podría esperar una legislación de tierras como un acto
de gracia “
Datos del 2003 del Instituto Geográfico Agustín Codazzi 8/
indican
cómo solo el
1,15% de los predios rurales inscritos en el IGAC, tenían una superficie
mayor a 200 has,
promedio
representaban un poco más del 65% del área total titulada en
/Marx, C “EL CAPITAL”, Tomo I, Cap XXIV, sección 2, F.de C. Económica 5ª edición 1968, pág 611
Ver Galbraith ( 1951, 695-96) Nota : Traducción nuestra.
8
/Martínez M Jovanny, “ Tenencia de la Tierra en Colombia”, Ponencia Sociedad Geográfica de
Colombia, IGAG, 15/07/ 2003
6
7/
7
Colombia y correspondían al 1,35% del total de propietarios. En cambio, el 94,5 % de
los predios, tenían una superficie promedio menor a 50 Has, representaban un poco
menos del 19% del área total titulada y correspondían al 93,74% del total de
propietarios.
Por otra parte, “los desplazamientos por la violencia son un fenómeno de vieja data en
Colombia” nos recuerda Darío Fajardo
9/.
Entre fines de la década de los años
cuarenta y la mitad de la década de los 60, “una parte importante de las migraciones
campo - ciudad fueron motivadas por la guerra civil desatada entonces; al mismo tiempo,
la acelerada ampliación de la frontera agrícola producida a partir de los años sesenta
fue dinamizada igualmente por la evicción forzada de habitantes de varias regiones del
país.”
10/.
A partir de la década de los 80 y especialmente de los 90, la presencia de la narcoeconomía en Colombia, ha disparado de manera alarmante la expulsión de población
y la apropiación violenta de grandes porciones del territorio nacional, ya sea por
abandono de esa tierra o por su venta, que bajo amenaza, se hace a precios irrisorios.
Todo ello, por su puesto, se da
en el marco del enfrentamiento entre grupos
armados, y con el objetivo prioritario de ampliar y ganar territorios bajo su control,
valorizar esas
tierras y,
fundamentalmente como recurso importante
para la
producción de determinados bienes históricamente estratégicos y por lo tanto
portadores de rentas.
De acuerdo con el Observatorio sobre Desplazamiento Forzado, Conflicto Armado y
Derechos Humanos CODHES, en su reciente
intervención
ante la Corte
Constitucional, por lo menos 4.8 millones de hectáreas de tierra han sido
abandonadas y cambiaron de dueño en el marco del desplazamiento forzado y el
conflicto armado interno en los últimos años.
La producción y comercialización de los cultivos ilícitos como la marihuana, coca y la
amapola, han sido, pues, la piedra angular de este conflicto rural y en general en la
/ Fajardo M Darío, COLOMBIA: REFORMA AGRARIA EN LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS ARMADOS,
Profesor Universidad Nacional de Colombia, Consultor IICA
9
10/
Ibidem
8
sociedad colombiana y, como nos aporta Darío Fajardo, “han afectado las relaciones
políticas a nivel nacional e internacional, la consistencia y eficacia de las instituciones,
en concreto las referidas a la injusticia y a la salvaguardia de la ley, la cohesión social,
las relaciones económicas e, incluso, el patrimonio nacional de recursos naturales. 11
Importante documentación y análisis sobre todos estos temas han sido aportados
también por colegas y otros estudiosos, entre ellos Francisco Thoumi, Absalón
Machado, Alcides Gómez, Mauricio Uribe, Jesús Bejarano, Camilo Domínguez, Héctor
Mondragón, Alfredo Rangel, Sergio Uribe, y otros cuyos nombres se me pueden
escapar en este momento.
Legalización más no legitimación de la apropiación de tierras en Colombia.
Esta mirada retrospectiva de la formación de la nación colombiana nos muestra, pues,
que el discurrir de la propiedad de la tierra en Colombia, ha sido una elocuente
historia de repetidos despojos y de pocas restauraciones, que tienen su génesis en la
conquista y la colonia y que se va consolidando a partir de las guerras de
independencia y a través de los distinto episodios republicanos hasta nuestros días.
De hecho la historia regional de la acumulación de tierras está preñada de episodios
donde al amparo del conflicto las cercas se corren y no pocos “pescan en río revuelto”.
En este proceso, la apropiación de la tierra se va legalizando como propiedad a través
de
una especie de sucesión no necesariamente regular de
ascendentes y sus picos máximos
estarían
asociados a
ciclos, cuyas fases
distintos grados de
virulencia de los conflictos sociales (dentro de los cuales el despojo de la tierra puede
ser causa y efecto al mismo tiempo del conflicto), pero en cuyas fases descendentes y
en sus cortos o prolongados valles,
se va consolidando la tradición de la titulación
acreditada institucionalmente, en el marco de la llamada “democracia”.
Decimos legalización más no legitimación, dado que éstos, claramente, son conceptos
que muchas veces pueden ser socialmente opuestos y/o responder a procesos sociales
11)
Fajardo D, Ibidem
9
de apropiación de la tierra, con génesis diferente. Como bien lo expresa Thoumi
12/
“la
legitimidad de cualquier actividad social se basa en la existencia de un amplio consenso
social respecto a que ésta se puede llevar a cabo de la forma en que se realiza…..es
decir, la legitimidad como el poder, radica en el pueblo, y es la sociedad misma, y no la
ley, la que decide si una acción económica es legítima” El profesor Ciro Roldán reafirma
la diferencia de los dos conceptos cuando afirma que “ La legitimidad pertenece a la
constitución misma del consentimiento para delegar el poder en un soberano, mientras
que la legalidad es la forma positiva que adquiere el poder cuando tiene que traducir sus
ordenamientos a leyes civiles……La legalidad independiente de la legitimidad quiere
aprovechar para asuntos particulares las ventajas del Estado.”13/
De hecho, ya estamos observando como se insinúa la aparición de una buena tanda de
legalizaciones de tierras apropiadas, que podríamos denominar “versión Santafé de
Ralito”, a través de las cuales
buena parte de esas tierras de despojo van a ir
conformando nuevas agro-empresas. “Qué mejor alternativa a la restauración y
devolución de tierras
que la creación de empleo y de progreso, entre otras cosas,
para los desplazados mismos”, podrían argüir algunos de los líderes desmovilizados.
El periódico El Tiempo, en su edición del pasado Domingo 3 de Julio (2005), ofrece
datos ilustrativos, que son indicativos
de esta dinámica de legalización de tierras
expropiadas violentamente. Algunos de esos informes, según el Tiempo, se basan en
investigaciones mismas de los organismos de seguridad. Se menciona entre otros:
a. Movimientos de los paramilitares para ocultar y legalizar tierras a través de una
enorme cadena de testaferrato.
b. Lavado de capitales a través de negocios que “hace rato trascendieron las
inversiones en tierras y ganado.
c. Compras de tierras en el eje cafetero adquiridas a bajos precios por narcos y
jefes paras, aprovechando la crisis de ese sector.
/Thoumi, F “ Legitimidad, lavado de activos y divisas, drogas ilegales y corrupción en Colombia”,
Ponencia de ingreso como miembro correspondiente a la Academia Colombiana de Ciencias Económicas,
publicado en “ Ensayos sobre Teoría Económica, Economía Urbana y Regional, Desarrollo Energético”,
Raúl Alameda prologuista y compilador , A.C de C. Económicas, Colección Aportes, Bogotá, 1999, página
295
13/ Roldán C, “Los Dilemas de Legitimidad y Seguridad de la Soberanía Estatal” artículo en el libro
“Pensar la Crisis, (actualmente en prensa), sobre el coloquio internacional de Filosofía y Crisis.
Compilador: Rubén Sierra, Universidad Nacional de Colombia (Bogotá), 2005
12
10
d. Cuestionamiento por parte de la Defensoría del Pueblo de la adquisición de
cerca de 21.000 hectáreas de los territorios colectivos de comunidades negras
en el Chocó y que hoy aparecen a nombre de empresas productoras de palma de
aceite. El INCODER mismo avala las denuncias de que este proceso fue
consecuencia directa de la violencia paramilitar contra los verdaderos dueños de
los territorios ancestrales.
e. En relación con lo anterior, una resolución de la defensoría emplazó a siete
empresas de palma africana de Urabá y tres ganaderas para que suspendan de
manera inmediata el avance de los cultivos en territorios colectivos de
Jiguamiandó y Curvaradó en el Chocó.14
f. Denuncia en los corregimientos de Pueblo Bello sobre la toma de arriendo de
400 hectáreas con opción de compra que no se pagaron ni se devolvieron las
tierras, y en los corregimientos de El Dos y El Tres, donde los paramilitares
habrían pagado la irrisoria suma de ocho millones de pesos por mil hectáreas de
tierra.
Condiciones para la concepción de tierras con nuevas características de renta
diferencial
Para terminar esta apretada reflexión, quiero presentar a ustedes algunas inquietudes
y preguntas que nos surgen, acerca de si estamos o no asistiendo históricamente al
surgimiento dialéctico
de otras
nuevas condiciones y calificaciones de
Renta
Diferencial, que le asignan ventajas a ciertas tierras, en términos de la percepción que
éstas logran de ese tipo de renta.
Precisemos algunos elementos, presentándolos en términos de oposición:
1. Tierras con ventajas locativas, en razón de su cercanía a mercados y a buena
infraestructura vial que facilitan la salida de productos agropecuarios
de la
zona, versus tierras aisladas y controladas por grupos armados, con poca o
nula presencia del Estado y con condiciones óptimas para mimetizar el cultivo
de psicotrópicos y la infraestructura para su procesamiento.
2. Tierras con ventajas locativas con respecto a zonas portuarias necesarias para
la exportación de productos agropecuarios y agroindustriales, versus tierras
/ a. Personalmente consultamos la página WEB de la Defensoría y encontramos efectivamente la
Resolución Defensorial número 39 de Junio 2 del 2005, donde se da el nombre de las empresas y en uno
de cuyos artículos “se exhorta a los Ministerios del Interior y de Justicia y al Ministerio de Agricultura y de
Desarrollo Rural, a adelantar todas las actuaciones tendientes a la restitución material de los territorios
colectivos y resguardos indígenas afectados por la siembra de palma aceitera, así como los destinados a la
ganadería y a la explotación maderera”.
14
11
aisladas, pero que se constituyen o engloban
corredores de salida de la droga
hacia el exterior, y que están controladas por grupos armados, a lo cual
coadyuva la intervención de miembros corruptos de las fuerzas armadas que
permiten libertad de movimiento de la droga.
3. Tierras con condiciones de fertilidad óptima para ciertos cultivos y dotadas de
infraestructura a partir de inversiones modernas de capital, versus tierras con
vocación forestal o de biodiversidad, poseedoras de climas y hasta cierto punto
de condiciones de algún
tipo de protección alelopática,
que permiten el
desarrollo relativamente seguro de cultivos ilícitos, y con relativo bajo
requerimiento de inversiones notables de capital.
4. Tierras aptas con cultivos legales cuya producción empresarial está sujeta a la
intervención del Estado en términos de gravámenes impositivos, por ejemplo,
versus tierras no controladas por el fisco y que además disfrutan, muchas veces
con complicidad política, de la imposibilidad de ser gravadas racionalmente y
por lo tanto con mayor acumulación de excedentes rentables.
Sabemos que el único origen de la renta del suelo es la apropiación territorial y el
trabajo excedente resultante de cualquier tipo de intervención productiva, en este caso
ilícita,
la cual se mantiene a pesar de las fumigaciones y otras medidas de fuerza
tomadas por el Gobierno contra los cultivadores, comerciantes y narcotraficantes.
Por ello, en todos estos casos, el plus de renta para los grupos que se han apropiado o
tienen posesión de la tierra a través de su control armado,
se consolida por los
impuestos o gramajes que ellos reciben por parte de los narcotraficantes productores
que operan con esquema de fuerza de trabajo local altamente explotada. Renta, por
supuesto, en dinero o en especie, esta última sujeta a comercialización o a intercambio
por armas y equipo estratégico de comunicación.
Estas
inquietudes
planteadas, podrían, creemos,
ser objeto
de
ejercicios
investigativos y de reflexión, en el mediano plazo.
12
Muchas gracias.
Academia Colombiana de Ciencias Económicas, Bogotá, siete de Julio, 2005
13
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